Lo primero que debemos hacer es reconocernos hijos amados del Padre

BENEFICIOS DEL DIOXIDO DE CLORO CDS

La reciente pandemia del Covid-19 conmocionó al mundo y ha cobrado miles de vidas, y como una de las consecuencias igualmente complicadas, la economía mundial se vio comprometida. Sin duda, este es un problema que requiere una solución urgente y el compromiso de todos, especialmente del personal de salud para la búsqueda de su pronta solución.

Con el objetivo de identificar una solución para este problema y además basándose en las evidencias científicas ya publicadas y experiencias clínicas de utilización del dióxido de cloro (ClO2) por Médicos e Investigadores, hicimos una evaluación de las principales informaciones para apoyar nuestra propuesta de uso de la solución de dióxido de cloro (CDS), siguiendo el protocolo estandarizado por Andreas Ludwig Kalcker como una alternativa segura y eficaz para combatir la infección por SARS-COV2 (Kalcker 2017-2020; Kalcker & Valladares 2020).

Por lo tanto, para ayudar a aclarar los conceptos, invitamos a todos los organismos oficiales a conocer el trabajo y las patentes del Científico Andreas Ludwig Kalcker con la solución acuosa de dióxido de cloro (CDS). Ciertamente, después de tener este conocimiento, creemos que estos organismos, que aprecian la salud, comprenderán naturalmente el potencial de esta solución para el uso humano, y a partir de entonces podrán revisar sus documentos que pueden estar en desacuerdo con la realidad científica publicada y las experiencias médicas actuales y quizás puedan ofrecer esta información de una manera más clara y asertiva en sus artículos publicados en los sitios oficiales o incluso en sus documentos.

Es muy preocupante ser testigo de las consecuencias y el impacto de la información publicada en disonancia con la realidad en un momento de emergencia de salud pública mundial, cuando la vida de muchas personas está en peligro. Por lo anterior, es urgente que todas las instituciones están alerta a través de la calificación previa de la información que se publica para que no haya fallas en la traducción del conocimiento científico, generando así espacio para dudas y malas interpretaciones a través de los medios de comunicación, con serias consecuencias e influyendo negativamente en la toma de decisiones de los gestores.

Los avances y descubrimientos científicos son constantes, y en el ámbito de la salud, el pronto acceso a los mismos por el personal sanitario y los pacientes se vuelve primordial y apremiante, siendo lógico y obligado, por puro sentido humanitario y conforme al rigor científico, probar con sustancias como el Dióxido de Cloro (ClO2) del que hay evidencia demostrada de su eficacia y utilidad. En la historia de la medicina ha sido constante la supremacía del criterio del “recurso compasivo” frente al criterio del “recurso perfectamente contrastado”.

El art.º 32 y 37 de la Declaración de Helsinki de 1964 así lo permiten en el caso de «Intervención No Comprobada» (INC), «Cuando en la atención de un paciente las intervenciones probadas no existen u otras intervenciones conocidas han resultado ineficaces, el médico, después de pedir consejo de experto, con el consentimiento informado del paciente o de un representante legal autorizado, puede permitirse usar intervenciones no comprobadas, si, a su juicio, ello da alguna esperanza de salvar la vida, restituir la salud o aliviar el sufrimiento«.

Los médicos, conforme a la declaración de Ginebra de 1948, ante pacientes cuya salud y vida están en peligro , tienen la obligación de usar todos los medios y productos de que dispongan, que ofrezcan indicios de efectividad y en mayor medida ante una emergencia médica, ya que conforme al deber de fraternidad y ayuda humanitaria no puede limitarse ni negarse el uso del Dióxido de Cloro (ClO2), cuya no toxicidad ha sido documentada y cuya eficacia y seguridad ha sido demostrada en los estudios y prácticas llevadas a cabo en diferentes países. En la misma medida los Estados, Instituciones y Organizaciones no pueden restringir ni impedir su uso ante las evidencias clínicas existentes, pues de lo contrario incumplirían las obligaciones asumidas en los textos internacionales y nacionales, incurriendo en la vulneración de derechos fundamentales como el derecho a la vida y a la salud, así como del derecho de autodeterminación del paciente y autonomía profesional e independencia clínica. «1. El médico tiene el deber de intentar la curación o la mejoría del paciente, siempre que sea posible. Cuando ya no lo es, permanece la obligación de aplicar las medidas adecuadas para conseguir su bienestar, aun cuando de ello pueda derivarse un acortamiento de la vida. El paciente tiene derecho a la autodeterminación y a tomar decisiones libremente con relación a su persona. El médico informará al paciente las consecuencias de su decisión. El paciente adulto mentalmente competente tiene derecho a dar o negar su consentimiento para cualquier examen, diagnóstico o terapia. El paciente tiene derecho a la información necesaria para tomar sus decisiones. El paciente debe entender claramente cuál es el propósito de todo examen o tratamiento y cuáles son las consecuencias de no dar su consentimiento.

Los principios universales que impregnan toda normativa deben cumplir con el respeto de las leyes humanitarias innatas en el inconsciente colectivo, como queda recogido en la máxima del juramento hipocrático «MANTENER el mayor respeto por la vida humana desde sus comienzos, aun bajo amenazas, y no utilizar los conocimientos médicos en contra de las leyes de la humanidad.» Los valores éticos tienen primacía sobre las disposiciones legales limitantes como bien reconoce la Declaración de la AMM sobre la relación entre el derecho y la ética de 2003, la cual dispone «Cuando la legislación y la ética médica se encuentran en conflicto, los médicos deben tratar de hacer cambiar la legislación. Si se produce este conflicto, las responsabilidades éticas prevalecen sobre las obligaciones legales.»

Cuando un paciente ante una enfermedad busque alivio o salvar su vida y solicita probar una opción terapéutica de la cual hay indicios de utilidad, como ocurre con el Dióxido de Cloro (ClO2), es deber del médico apoyar al paciente, adquirir conocimiento, hacer estudios, y divulgarlo de acuerdo con el art.º 27 de la Declaración Universal de Derechos humanos de 1948, para que todos se beneficien del progreso científico debe compartirse libremente la información para que se difundan en todos los países sin restricciones, «Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.»

Francisco Javier, Santo

Memoria Litúrgica, 3 de diciembre
 
Sacerdote misionero Jesuita

Martirologio Romano: Memoria de san Francisco Javier, presbítero de la Compañía de Jesús, evangelizador de la India, el cual, nacido en Navarra, fue uno de los primeros compañeros de san Ignacio que, movido por el ardor de dilatar el Evangelio, anunció diligentemente a Cristo a innumerables pueblos en la India, en las Molucas y otras islas, y después en el Japón, convirtiendo a muchos a la fe. Murió en la isla de San Xon, en China, consumido por la enfermedad y los trabajos (1552).

Etimologícamente: Francisco = "el abanderado", es de origen germano.

Etimologícamente: Javier = "aquel que vive en casa nueva", es de origen eusquera (lengua autóctona hablada en el País Vasco).

Fecha de beatificación: 25 de octubre de 1619 por S.S. Paulo V

Fecha de canonización: 12 de marzo de 1622 por S.S. Gregorio XV

Breve Biografía

Francisco de Jasu y Xavier (nacido en el castillo de Xavier, en España, en 1506), correspondiendo a las esperanzas de sus padres, se graduó en la famosa universidad de París. En estos años tuvo la fortuna de vivir codo a codo, compartiendo inclusive la habitación de la pensión, con Pedro Fabro, que será como él jesuita y luego beato, y con un extraño estudiante, ya bastante entrado en años para sentarse en los bancos de escuela, llamado Ignacio de Loyola.

Ignacio comprendió muy bien esa alma: “Un corazón tan grande y un alma tan noble” -le dijo- “no pueden contentarse con los efímeros honores terrenos. Tu ambición debe ser la gloria que brilla eternamente”. El día de la Asunción de 1534, en la cripta de la iglesia de Montmartre, Francisco Javier, Ignacio de Loyola y otros cinco compañeros se consagraron a Dios haciendo voto de absoluta pobreza, y resolvieron ir a Tierra Santa para comenzar desde allí su obra misionera, poniéndose a la total dependencia del Papa.

Ordenados sacerdotes en Venecia y abandonada la perspectiva de la Tierra Santa, emprendieron camino hacia Roma, en donde Francisco colaboró con Ignacio en la redacción de las Constituciones de la Compañía de Jesús. Sin embargo, fue a los 35 años de edad cuando comenzó su gran aventura misionera. Por invitación del rey de Portugal, fue escogido como misionero y delegado pontificio para las colonias portuguesas en las Indias Orientales. Goa fue el centro de su intensísima actividad misionera, que se irradió por un área tan vasta que hoy sería excepcional aun con los actuales medios de comunicación social: en diez años recorrió India, Malasia, las Molucas y las islas en estado todavía salvaje. “Si no encuentro una barca, iré nadando” decía Francisco, y luego comentaba: “Si en esas islas hubiera minas de oro, los cristianos se precipitarían allá. Pero no hay sino almas para salvar”.

Después de cuatro años de actividad misionera en estas islas, separado del mundo civilizado, se embarcó en una rústica barca hacia el Japón, en donde, entre dificultades inmensas, formó el primer centro de cristianos. Su celo no conocía descansos: desde Japón ya miraba hacia China. Se embarcó nuevamente, llegó a Singapur y estuvo a 150 kilómetros de Cantón, el gran puerto chino. En la isla de Shangchuan, en espera de una embarcación que lo llevara a China, cayó gravemente enfermo. Murió a orillas del mar el 3 de diciembre de 1552, a los 46 años de edad.

Fue canonizado el 12 de marzo de 1622 junto con Ignacio de Loyola, Felipe Neri,Teresa de Jesús y el santo de Madrid, Isidro. ¡Buen grupo formado por cuarteto español y solista italiano!

Es patrono de las misiones en Oriente y comparte el patronato universal de las misiones católicas con Teresa de Lisieux.

Ayúdame a ser un verdadero hijo y discípulo

Santo Evangelio según san Mateo 7, 21. 24-27. Jueves I de Adviento
 
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor Jesús, en este momento te pido que por favor me ayudes a ponerme en tu presencia. Dame por favor la gracia de conocerte más para amarte más, de amarte más para seguirte con decisión haciendo día a día tu voluntad. Que tu seas mi ejemplo a seguir, pues tu eres la perfecta imagen de aquel que sigue la voluntad del Padre.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 7, 21. 24-27

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "No todo el que me diga: '¡Señor, Señor!', entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que está en los cielos. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parece a un hombre prudente, que edificó su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cayó, porque estaba construida sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parece a un hombre imprudente, que edificó su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, y dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente".

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Cristo nos está diciendo que no es suficiente decir “¡Señor, Señor!” para entrar en el Reino de los cielos, sino que es necesario hacer la voluntad del Padre celestial. ¿Qué significa esto? ¿Cómo podemos hacer la voluntad del Padre? Lo primero que debemos hacer es reconocernos hijos amados del Padre. Este es un aspecto fundamental de nuestra identidad, ¡somos hijos de Dios! Cristo, que es nuestro ejemplo a seguir, tenía muy clara su identidad. Él sabía muy bien que él era el Hijo de Dios y que como Hijo tenía una misión que su mismo Padre le había encomendado. Su misión se encontraba en su identidad, pues un hijo ve y aprende lo que hace su padre, lo tiene como ejemplo y luego actúa según lo que ha aprendido de él. Jesús dice “os he enseñado lo que he aprendido de mi Padre” (Jn 8, 21-30).

Como Cristo, nosotros también encontramos nuestra misión en nuestra identidad. Muchas veces nos olvidamos de esta relación filial que tenemos desde el bautismo. Somos hijos de Dios y su voluntad, la voluntad de aquel Padre que nos ama es que seamos sus hijos, que aprendamos de él. Nuestro Padre quiere que escuchemos su palabra y que la pongamos en práctica, porque sólo así es como vamos a poder ser hijos felices que construyen su casa sobre roca firme, y aunque pasen mil calamidades la casa se mantendrá firme. Pidámosle al mismo Cristo, a Jesús, que nos ayude y digámosle en primera persona: Señor, te pido que me ayudes a conocer quién soy. Dame por favor la gracia de darme cuenta que soy un hijo amado del Padre y que su voluntad es hacerme feliz. Dame también la gracia de poder conocerte más y de abrirte mi corazón de par en par para escuchar tu palabra y ponerla en práctica. Así sea.

«El decir es un modo de creer, pero muy superficial, a mitad de camino: yo digo que soy cristiano pero no hago las cosas del cristiano. Es un poco – por decirlo sencillamente – como caracterizarse como cristiano: decir sólo es un truco, decir sin hacer. La propuesta de Jesús es lo concreto, siempre concreto. Cuando alguien se acercaba y pedía un consejo, siempre cosas concretas. Las obras de misericordia son concretas. Es Él, la fuerza. Pero tantas veces, quien confía en el Señor no sobresale, no tiene éxito, está escondido… pero firme. No tiene puesta su esperanza en el decir, en la vanidad, en el orgullo, en los poderes efímeros de la vida… El Señor, es la roca. Lo concreto de la vida cristiana nos hace ir adelante y construir sobre esa roca que es Dios, que es Jesús; sobre lo sólido de la divinidad. No sobre las apariencias y sobre la vanidad, el orgullo, las recomendaciones… No. La verdad». (Homilía de S.S. Francisco, 6 de diciembre de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

¿La salvación está asegurada tan sólo por "aceptar a Cristo"?

Cristo dijo: “no todo el que me diga señor, señor, entrará en el reino de los cielos”
 
Sobre la base de Romanos 10,9 que dice:

“Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo”.

Muchos cristianos no católicos, creen que su salvación ya está asegurada, con el solo hecho de creer en Cristo, no hace falta nada más porque ya Él pagó por tus pecados en la cruz.

Pero esta enseñanza no es más que doctrina de hombres. No basta leer un solo texto de la Biblia y pretender que se ha llegado a la verdad, hay que ver qué dice toda la Escritura sobre ese tema.

En primer lugar Romanos 10,9 nunca dice “ya eres salvo” o “ya estás salvado”, sino que está en futuro (serás salvo), y si creer en Cristo es suficiente para salvarse, entonces Satanás y sus demonios están salvados, según la falsa doctrina “cristiana evangélica” pues el Apóstol Santiago dice:

“¿Tú crees que hay un solo Dios? Haces bien. También los demonios lo creen y tiemblan”. Santiago 2, 19.

Tiemblan de miedo porque saben que no serán salvados aunque creen en Dios, pues lo conocen PERO NO LE OBEDECEN.

Todo Católico que celebra la Sagrada Eucaristía los domingos, al realizar su profesión de fe o credo, proclama a Jesucristo como su Señor y Salvador:

“Creo en un solo Señor Jesucristo...que por nuestra Salvación se hizo hombre…”

Así que también los Católicos según la doctrina “evangélica” somos salvos. Fácil puede verse la mentira de que aceptar a Cristo como tu Señor y Salvador te hará salvo en ese instante y para siempre.

La salvación es un proceso de toda la vida:

“Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará”. Mateo 10,22.

No importan tu fe ni tus obras, si no nos mantenemos fieles hasta el fin no nos salvaremos.

“Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os prediqué, que habéis recibido y en el cual permanecéis firmes, por el cual también sois salvados, si lo guardáis tal como os lo prediqué... Si no, ¡habríais creído en vano!”. 1 de Corintios 15,1-2.

El Apóstol San Pablo exhortaba a su discípulo Timoteo a luchar por su salvación. ¿Por qué si Timoteo ya había “aceptado a Cristo” muchos años atrás?

“Vela por ti mismo y por la enseñanza; persevera en estas disposiciones, pues obrando así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen”. 1 de Timoteo 40,16.

No basta con creer, para salvarse se requiere:

AMOR - Mateo 25,1-46; 1 de Corintios 13,2.
SER JUSTOS - Mateo 5,20.
REALIZAR OBRAS - Mateo 16,27; Santiago 2,17.26; Apocalipsis 22,12.
LOS SACRAMENTOS - Juan 3,3-5; 6,53-55.
OBEDIENCIA - Mateo 28, 19-20; Juan 14,15.

No basta con aceptar a Cristo como Señor y creer en Él o realizar supuestos milagros en su Nombre, pues Él mismo nos dice:

“¿Por qué me llamáis: "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo?” Lucas 6,46.

“«No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!". Mateo 7, 21-23.

Orar puede cambiar la realidad y los corazones

Video del Papa para el mes de diciembre 2020

El video del Papa para este mes de diciembre, el último del 2020, acaba de salir a la luz con la intención de oración que Francisco confía a toda la Iglesia Católica a través de la Red Mundial de Oración del Papa (que incluye el Movimiento Eucarístico Juvenil - MEJ). En un año marcado por la pandemia mundial del COVID-19, el Santo Padre nos comparte el secreto de la vida de Jesús, “la llave para que podamos entrar en un diálogo personal con el Padre”: la oración.

A través de una vida de oración es posible vivir una relación personal y profunda con Jesucristo y cambiar nuestros corazones. La oración, escuchando a Jesús, contemplando a Jesús, hablando con él como a un amigo, transforma nuestras vidas. Es el camino para acercarnos al Padre.

La oración del Papa durante la pandemia

El mismo Santo Padre es un hombre de oración, y El Video del Papa da testimonio de ello con imágenes tomadas de los momentos más conmovedores del 2020: la oración por la pandemia en una plaza San Pedro vacía; su peregrinación al crucifijo de San Marcelo en la Vía del Corso, en el centro de Roma; los momentos de recogimiento ante el icono bizantino de la Salus Populi Romani en la Basílica romana de Santa María la Mayor.

Jesucristo: una vida marcada por la oración

Para el Papa Francisco, la oración no se reduce únicamente a un espacio o momento de contemplación interior. “Orando cambiamos la realidad. Y cambiamos nuestros corazones”, dice en El Video del Papa.

La oración siempre produce un cambio. “Podemos hacer muchas cosas, pero sin oración no funciona”,añade el Pontífice. En la audiencia general del 4 de noviembre, el Santo Padre aprovechó además para explicar la vida de oración que siempre tuvo Jesús: “Durante su vida pública, Jesús recurre constantemente a la fuerza de la oración. Los Evangelios nos muestran esto cuando se retira a lugares apartados para orar. Son observaciones sobrias y discretas, que solo nos permiten imaginar esos diálogos orantes. Sin embargo, testifican claramente que, incluso en los momentos de mayor dedicación a los pobres y enfermos, Jesús nunca descuidó su diálogo íntimo con el Padre”.

La oración como el corazón de la misión de la Iglesia

Hoy en día, la Red Mundial de Oración del Papa conecta a millones de católicos de todo el mundo, de diversos países, culturas, contextos sociales y eclesiales, a través de la oración: no sólo a través de El video del Papa, sino también a través de la plataforma de oración Click To Pray y el Camino del Corazón, un camino de oración para la misión. El Video del Papa de este mes concluye con la invitación de Francisco a la oración, guardando silencio por unos momentos, durante la Audiencia con la Red Mundial de Oración del Papa en su 175º aniversario.

En este sentido, el padre Frédéric Fornos, sacerdote jesuita y Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, recordó la ocasión: «Fue uno de los momentos más intensos de la celebración. El Santo Padre acompañó un largo tiempo de oración, en el Aula Pablo VI, en un imponente clima de silencio y recogimiento con más de 5.000 personas. Y allí dejó bien claro que la oración y la misión de la Iglesia están indisolublemente unidas. La misión de la Iglesia está al servicio de los desafíos del mundo, y esta no es posible sin la oración. Francisco lo resumió muy sencillamente: "El corazón de la misión de la Iglesia es la oración". Para muchos la oración se resume a un tiempo tranquilo o de reflexión, pero para quien descubre su profundidad es la respiración del corazón. La oración nos abre al Amor, el cual tiene un rostro, Jesucristo, y nos conduce al Padre. A menudo no se ven inmediatamente sus frutos, su fecundidad. Como la semilla en la tierra, necesita tiempo… pero su fecundidad es inmensa, como dice el Evangelio: produce treinta, sesenta y hasta ciento por uno (Mc 4,20). La oración es esencial para la misión de la Iglesia. Recemos para que nuestra relación personal con Jesús se alimente siempre de la Palabra de Dios y de una vida de oración».

Feliz día del Médico

Un médico es la caricia amorosa de Dios

El médico católico

Al médico católico, su profesión le exige ser custodio y servidor de la vida humana. Debe hacerlo mediante una presencia vigilante y solícita al lado de los enfermos. La actividad médico-sanitaria se funda sobre una relación interpersonal, es un encuentro entre una confianza y una conciencia. La confianza de un hombre marcado por el sufrimiento y la enfermedad que se confía a otro hombre que puede hacerse cargo de su necesidad y que lo va a encontrar para asistirlo, cuidarlo y sanarlo.

El paciente no es sólo un caso clínico sino un hombre enfermo hacia el cual el médico deberá adoptar una actitud de sincera simpatía, padeciendo junto con él, mediante una participación personal en las situaciones concretas del paciente individual. Enfermedad y sufrimiento son fenómenos que tocados a fondo van más allá de la medicina y tocan la esencia de la condición humana en este mundo.

El médico que se ocupa de ellos deberá se consciente de que allí esta implicada toda la humanidad y le es requerida una entrega total. Esta es la misión que lo constituye, y es el fruto de una llamada o vocación que el médico escucha, personificada en el rostro sufriente e invocante del paciente confiado a sus cuidados. Aquí se enlaza la misión del médico de dar la vida, con la del mismo Cristo que vino a dar la vida y darla en abundancia (Jn 10,10). Esta vida trasciende la vida física hasta llegar a la altura de la Santísima Trinidad, es la vida nueva y eterna que consiste en la comunión con el Padre a la que todo hom-bre está llamado gratuitamente en el Hijo, por obra del Espíritu Santo.

El médico es como el buen samaritano que se detiene al lado del enfermo haciéndose su próximo (prójimo) por su comprensión y simpatía, en una palabra, por su caridad. Así el médico participa del amor de Dios como su instrumento difusivo y a la vez se contagia del amor de Dios hacia el hombre.

Esta es la caridad terapéutica de Cristo que pasó haciendo el bien y sanando a todos (Hch 10,38). Y al mismo tiempo, la caridad hacia Cristo representado en cada paciente. El es el que es curado en cada hombre o mujer, "cuando estaba enfermo, me fuiste a ver", como dirá el Señor en el Juicio final (Mt 25,31-40).

De aquí resulta que la identidad del médico es la identidad recibida por su ministerio terapéutico, su ministerio de la vida. Es un colaborador de Dios en la recuperación de la salud en el cuerpo del enfermo. La Iglesia asume el trabajo del médico como un momento de su ministerio, pues considera el servicio a los enfermos, parte integrante de su misión; sabe bien que el mal físico aprisiona al espíritu, así como el mal del espíritu somete al cuerpo. De esta manera, el médico con su ministerio terapéutico participa de la acción pastoral y evangelizadora de la Iglesia. Los caminos por los que debe caminar son los marcados por la dignidad de la persona humana y por tanto de la ley Moral. En especial cuando trata de ejercer su actividad en el campo de la Biogenética y la Biotecnología. La Bioética le dará sus cauces delineándole sus principios de acción .

La identidad del médico

En esta posición del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud se encuentra una síntesis apretada de la identidad cristiana del médico; como lo había ya mencionado, me esforzaré por reflexionar sobre dicha identidad fijándome en especial en que se trata de una identidad recibida por una vocación y una misión que funda un ministerio del to-do especial, el ministerio terapéutico, el ministerio de la vida, el minis-terio de la salud.

La Vocación y la Iglesia

Empezamos refiriéndonos a la significación de la vocación en la Iglesia. Muchas veces las etimologías ayudan a remontarnos al sentido original de palabras que usamos con frecuencia y que parecen desgastadas por el uso. Una de ellas es la palabra Iglesia. Nos situamos en dos etimologías, la griega y la latina. Su etimología griega nos lleva al verbo ´EKKALEIN, llamar. La Iglesia, "EKKLESIA", sería el participio plural del verbo ´ekkalein, y significaría los llamados.

Ahora, situándonos en la perspectiva etimológica latina, La Iglesia es el efecto de la "Vocación"; La "Vocación", etimológicamente hablando, es la acepción latina sustantivada del verbo latino VOCARE, llamar, (lo mismo que "ekkalein") significaría así la misma llamada que congrega a los llamados, esto es, que congrega a la Iglesia. La vocación pues hace la Iglesia.

La única "Vocación" o llamada fundamental es la que hace Dios con la Palabra con la que llama a la existencia a todo lo que existe, y esta llamada, esta "vocación" primigenia, es Cristo; que es la Palabra de Dios por la que todo lo que existe y cada uno de nosotros, se llama a la existencia (Cf Ef 1,3-10; Col 1,15-20). Es en particular interesante constatar que la forma máxima de llamar hoy de parte de Dios a todo lo que existe, la máxima presencia de Cristo en el mundo, tenga su realización en la Eucaristía, pues es el memorial, la presencialización de Cristo en el hoy de la historia (Cf Lc 22,19).

En esta llamada de Dios, descubrimos tres momentos esenciales de la misma que la constituyen y que podemos sintetizar con tres palabras: "SER", "CON", "PARA". Esto es, somos llamados para ser (existir), con Dios, para los demás.

Así por ejemplo lo podemos comprobar en la llamada que Cristo hace a sus apóstoles (Mc 3,14-15), y muy en especial en la llamada que hace a la Virgen María para que sea la Madre de Dios, el Mesías (Lc 1,26-38). Pero se trata de un paradigma que se extiende por toda la historia de la Salvación.

Estas tres palabras de la Vocación nos van a servir como pauta para reflexionar sobre la doctrina pontificia acerca de la identidad del médico católico que expusimos en la Carta del Pontificio Consejo.

1. "SER"

Cuando hablamos del "Ser" en la vocación, hablamos de la existencia total. Dios habla y todo empieza a existir. Dice el Génesis: "Entonces dijo Dios: que haya luz. Y hubo luz...(1,3). Cuando Dios pronuncia su Palabra, ésta es práctica: hace lo que dice, y todo tiene en ella su consistencia, su inicio y su fin, su totalidad.

Cuando hablamos del auténtico médico católico, éste es tal por una verdadera vocación recibida de Dios mismo del cual recibe toda su existencia, por supuesto que sin excluir la colaboración al llamado de parte del mismo médico. ¿Cómo y en qué consiste la vocación médi-ca, a qué llama Dios al médico?: diseñamos a continuación algunos rasgos del "ser" de esta llamada.

1.1. La profesión

En primer lugar diremos que Dios llama al médico para una profesión, que no es lo mismo que para un oficio. Profesiones propiamente se reconocen en la historia tres, la del sacerdote, la del médico y la del gobernante o del juez. Hay que notar que como decíamos anteriormente la profesión es algo ligado con la profesión de la fe, es algo re-igioso. La profesión no es algo propiamente jurídico, pues lo jurídico en sentido positivo puede llevarse a cabo o no, o cambiarse según la voluntad de los que contraen una obligación, en cambio, la profesión es una obligación y una responsabilidad que se contrae con Dios mismo. Es una responsabilidad, y una responsabilidad significa origi-nariamente la capacidad de responder, responder viene del griego "Spenden" que originariamente significa ofrecer un sacrificio de liba-ción a Dios. La responsabilidad profesional médica significa un com-promiso (Compromiso es syngrafein en griego, significa escribir jun-tos) que se escribe a partida doble entre el hombre y Dios.

De esta sacralidad de la profesión médica se origina el juramento de Hipócrates, es el juramento de no hacer el mal al paciente, hacerle siempre el bien y estar totalmente por la vida en todas sus etapas, juramento que no es una promesa que se hace al paciente, sino que se hace directamente a Dios. La vocación del médico en este contexto es una vocación que nace del amor de Dios, es a Dios a quien el médico sigue en esta profesión, como el Bien sumamente amable .

1.2. El amor de Dios en el médico

Sin embargo, a pesar de lo sublime de esta posición hipocrática, ésta es limitada y defectuosa. Hablábamos del amor de Dios, pero este amor, de acuerdo con la mentalidad griega clásica, la mentalidad de Sócrates y Platón, de la cual participaba Hipócrates, es algo defectuoso pues presupone necesidad y nunca es plenitud. De hecho, para la Filosofía clásica griega, Dios no ama. Es sumamente amable, pero no ama, pues amar significaría carencia y Dios no puede carecer de nada. El amor es propio sólo del hombre necesitado e interesado en sa-ciarse, no de Dios el Omniperfecto. En la Mitología griega, el amor na-ce de Poros y Penia en las bodas de Afrodita. Poros representa el expediente, la necesidad, y Penia, la pobreza; juntando necesidad con pobreza, nace el amor como deseo interesado.

Esta mentalidad es totalmente corregida por la Revelación divina: Dios mismo es Amor. Es esta la definición más profunda de Dios. Su amor no consiste en que carezca de algo, sino en la máxima difusión de su propia bondad, que en tal forma se presenta que Dios Padre llega a amar tanto al mundo al que ha creado por amor difusivo de sí, que le entrega hasta la muerte a su Hijo Unigénito (Jn 3,16).

Por eso la profesión cristiana médica se centra en el amor, pero no en el amor interesado y pobre, hipocrático, sino que imita al amor perfecto de Dios y tiene su paradigma en el Buen Samaritano que en tal manera padece juntamente con el enfermo, en tal forma lo compadece, que provee a todo lo que éste necesita para su curación. En esta forma el Buen samaritano viene a ser el ejemplo a imitar por el médi-co cristiano. El Buen samaritano es la figura de Cristo que se ha com-padecido de toda la humanidad enferma y caída, y la ha levantado hasta su deificación; es el amor infinito y está tanto en el que ama como en el que es amado, está en ambos como plenitud. Y así el Buen Samaritano es la figura que identifica al médico que se compa-dece en hasta tal punto del paciente que hace todo lo que está de su parte para devolverle la salud, por amor de plenitud .

Hablando del amor que el médico debe tener a Dios y así a sus pacientes, el Papa Pío XII nos habla de los mandamientos de la ley de Dios en el ámbito de la medicina. Nos habla del primer mandamiento que es amar a Dios sobre todas las cosas y del segundo que es amar al prójimo como a uno mismo y en este amor hace consistir la identidad del médico cuando sus relaciones con el paciente están rodeadas de humanidad y comprensión, de delicadeza y solicitud.

El mismo Papa Pío XII complementa los rasgos del ser del médico aludiendo a otros dos mandamientos en especial, al quinto, "no matarás" y al octavo, "no mentirás" .

1.3. Respeto y Defensa de la Vida

En cuanto al quinto mandamiento nos recuerda cómo la identidad del médico cristiano consiste en que por el amor que está obligado a tener a Dios y a su paciente, está totalmente obligado a defender la vida en cualquier etapa en la que ésta se encuentre, pero en especial en las etapas en las que más débil se sienta, como son las iniciales y terminales. Su personalidad se diseña desde un claro y absoluto no al aborto y no a la eutanasia. En el quinto mandamiento se comprende toda la significación de la vida humana, como un don dado por Dios en mera administración al hombre y a la mujer, y que sólo deberá tener su origen dentro del matrimonio.

1.4. La formación médica

En el octavo mandamiento, "no mentirás", nos habla del compromiso claro del médico hacia la verdad, tanto a la verdad de la enfermedad y de la salud, como a la verdad de la ciencia médica .

La identidad del médico viene desde la formación que recibe, ahora bien, si atendemos a la que viene dándose en muchas Facultades de medicina podemos constatar que ésta tiene muchas deficiencias, en efecto, el curriculum escolástico de la carrera médica tiene dos partes esenciales, la primera es de los conocimientos básicos y la segunda de los conocimientos que se obtienen por las ciencias clínicas dividi-das por disciplinas o bien por su consideración de los diversos órga-nos del cuerpo humano. Es obvio que estas asignaturas deban impar-tirse, pero lo que a la vez se constata es que hay un reduccionismo bio-técnico; en la exposición de las materias se ha perdido su valor antropocéntrico y los valores éticos, afectivos y existenciales. El médico se entiende desde los requerimientos del paciente y las exigencias de un sistema economicista sanitario con plena indiferencia por las violaciones de los derechos del hombre, en especial de la vida humana.

Muchas veces encontramos como paradigma de las aplicaciones clínicas actuales una fragmentación y reducción del paciente a órganos y funciones biológicas o tecnológicas y a medicamentos; se pretende llegar a un dominio de conocimientos especializados fragmentados sin la perspectiva de totalidad mediante conocimientos y competencias relacionales con otros campos humanos fuera de la medicina; la idea de salud se propone como adaptación pasiva a estímulos patógenos y de naturaleza biofísica; la adaptación de la clínica se hace con referencia tantas veces exclusiva a los requerimientos, incluso económicos, del sistema sanitario nacional; se constata la pérdida de los valo-res éticos en la medicina y el anonimato de los pacientes; incluso se ve que se da poco valor a los aspectos existenciales de la profesión médica, a la persona del paciente, del médico y de la enfermera.

Frente a esta problemática del "ser" médico desde sus inicios en la formación que se recibe, se han formulado una serie de métodos que han sido concebidos para hacer activa la enseñanza, especialmente desde el llamado PBL (Problem Based Learning) y el método de enseñanza orientado hacia la comunidad que entiende al médico como una persona necesariamente competente a nivel relacional y científico, inserto en una realidad comunitaria, capaz de colaborar con otras figuras sanitarias y administrar los recursos a disposición en un continuo aprendizaje, como abogado siempre de la salud del paciente, capaz de conjuntar los conocimientos con la práctica médica, y por ello, en formación continua.

Esta clase de formación médica daría una nueva comprensión de la salud y de la enfermedad, atendería a la prevención y manejo de la enfermedad en el contexto de la individualidad del paciente que se complementa por su propia familia y la sociedad entera; desarrollaría así un aprendizaje basado más en la curiosidad e investigación continua que en adquisiciones pasivas; reduciría la carga de la información; propiciaría el contacto directo con los pacientes mediante el análisis personalizado de sus problemas y de todo su curriculum.

Se debería pues elaborar un programa que se basara en los siguientes principios:

1. Existencia de un significado comprensivo y último del saber médico.
2. Definición de su orientación epistemológica.
3. Definición de los valores, de las motivaciones, de la madurez psicológica, de la calidad de los conocimientos objetivos y de las capacidades metodológicas, relacionales, técnicas, aplicadas al ejercicio de la profesión.
4. Definición de los valores, de las motivaciones y de las capacidades y de la calidad de la formación de los docentes.
5. Definición de los objetivos generales y parciales de la formación.
6. Definición de los métodos didácticos. Estos principios acogen los conocimientos epistemológicos de la medicina actual que consideran la salud como una construcción psico-biológica determinada por la posibilidad y la calidad de los recursos de la persona y finalizada en dar una respuesta unitaria a las preguntas fundamentales de la existencia humana .

1.5. La formación permanente

La identidad del médico no se forja una vez por todas en su formación inicial, sino que debe prolongarse en su formación permanente. Exige la preparación muy cuidadosa de los estudiantes de medicina, pero a la vez requiere la preparación continua y progresiva de los profesores que imparten cualquier asignatura médica, preparación que nunca de-be de faltar. Los profesores en especial tienen la responsabilidad de la promoción de los nuevos médicos, la que nunca facilitarán si no les consta en conciencia de la capacidad de cada alumno para llevar a cabo tan delicada misión.

En virtud del mismo octavo mandamiento les obliga a todos los médicos el secreto profesional, y como lo hemos ya repetido, poseer una sólida cultura médica que debe constantemente perfeccionarse mediante la formación permanente.

2. "CON"

Decíamos que el segundo rasgo de la vocación cristiana se expresa por la preposición "con", con Dios. Esto es, toda vocación es para estar con Dios nuestro Señor, que es Quien capacita al hombre para llevar a cabo una misión que sin su fuerza sería inútil emprenderla. Leemos en el libro del Exodo que dice Moisés a Dios en el monte Horeb: "Y quien soy yo para presentarme ante el Faraón y sacar de Egipto a los israelitas, y Dios le contestó: Yo estaré contigo..." (Ex 3,12).

2.1. Transparencia de Cristo médico

En este apartado esbozamos los más profundos valores que deben configurar la identidad del médico católico. La personalidad del médico cristiano se identifica así como transparencia de Cristo médico. Cristo envió a sus apóstoles a curar toda dolencia y enfermedad y les dijo, Yo estaré con Ustedes hasta que se acabe el mundo (Mc 16,17; Mt 28,20), el ministerio terapéutico lo ejerce así el médico, al lado de los apóstoles, como una continuación de la misión de Cristo y como su propia transparencia.

Hay que entender esta transparencia en toda su amplitud, el médico debe transparentar toda la vida de Cristo, ésta es la presencia de Cristo en el médico. Pues Cristo cura toda dolencia y enfermedad con toda su actuación tomada integralmente. Los milagros de curaciones que efectuó, incluso la resurrección de los muertos, no eran algo definitivo en su lucha contra el mal que existe en la humanidad, contra su dolencia y muerte, sino sólo un signo de la realidad profunda que entraña su propia muerte y resurrección.

2.2. El Dolor

El tomó todos los sufrimientos, todas las dolencias, todas las enfermedades, sin excepción y las resumió en su propia muerte como la muerte del Dios hecho hombre, de manera que nada de dolor quedase fuera; y desde su muerte hizo explotar a la misma muerte, la venció en la plenitud de su resurrección. Uno de los grandes interrogativos del médico es siempre el problema del dolor, esta interrogación tiene sólo aquí su respuesta, cuando el dolor no aparece como algo negativo, sino como una positividad que culmina es verdad en la muerte, pero en una muerte fecunda de resurrección.

Así el médico debe de curar, transparentando la muerte y la resurrección de Cristo. Para esta transparencia es necesaria una identificación del médico como tal, como sanador, con Cristo sanante. Esta identificación hoy se lleva a cabo en especial en la Eucaristía y en los demás sacramentos. Los sacramentos son la presencia histórica de Cristo en el hoy, en el momento concreto que atravesamos en la vida.

2.3. La Salud

Consecuentemente el médico deberá darse cuenta que la salud es complexiva y no se debe hablar de la salud corporal como algo radicalmente distinto de la salud completa que llamamos salud eterna o bien salvación. Por eso el ministerio del médico es un ministerio ecle-sial que se dirige a la salvación misma del hombre desde su cuerpo, pero que entraña sus demás aspectos.

Así describimos la salud como una tensión dinámica hacia la armonía física, psíquica, social y espiritual y no sólo la ausencia de enfermedad, que capacita al hombre para llevar a cabo la misión que Dios le ha encomendado, según la etapa de la vida en la que se encuentre.

La misión del médico es por tanto ocuparse de que se tenga esta tensión dinámica hacia la armonía integral, tal como se requiere en cada etapa de la vida de este hombre concreto que es su paciente, de ma-nera que pueda llevar a cabo la misión que Dios le ha encomendado. De aquí la incongruencia de reducir la función médica al sólo aspecto físico-químico de la enfermedad, su función es integral y además no puede ser estática, sino que debe de insertarse dentro del dinamismo del paciente que tiende hacia su propia armonía.

En este contexto, la muerte no aparece como la frustración del médico, sino como su triunfo, ya que ha acompañado a su paciente de manera que éste haya podido hacer rendir sus talentos al máximo en cada etapa de la vida y cuando ésta llega a su final, cesa la función médica, no en un grito de impotencia, sino en la satisfacción de la mi-sión cumplida, tanto de parte del paciente, como de parte del mismo médico.

Así el médico verdaderamente está con Cristo y se identifica su profesión en esta comunión con Cristo mismo y entonces el médico se une con nuestro Padre Dios como un hijo con su Padre, y su amor profesional se vuelve la acción del Amor de Dios en sí mismo, que es el Espíritu Santo. Por eso el médico cristiano es aquel que es guiado siempre por el Espíritu Santo. Desde el Espíritu Santo y con el Espíritu Santo se entiende toda la simpatía que deba existir entre el médico y el paciente, toda la debida humanización de la medicina y toda la exi-gencia hacia la actualización y formación permanente, pues el Amor del Espíritu Santo hace al médico una persona esencialmente abierta para los demás, es a lo que se ha obligado ante Dios por su profesión de Fe que significa su profesión médica. Así llegamos a delinear ahora el tercer rasgo de la identidad médica, ser para los demás, es el "PARA" de su vocación y de su identidad profesional.

3. "PARA"

Cuando Dios ha elegido a Moisés, es muy claro que lo ha hecho para que saque a su pueblo del poder de los egipcios, dice Dios, "He bajado para salvarlos del poder de los egipcios" ( Ex 3,8).

El médico no puede encerrarse en sí mismo. No puede simplemente pensar que ya tiene suficiente dinero, que ya no necesita trabajar, y que por tanto ahora se retira de su profesión, un verdadero médico es médico para toda la vida, si verdaderamente ha recibido esta vocación, la tendrá para siempre y la deberá ejercer para la humanidad como una misión precisamente recibida para bien de todos, y de la cual deberá dar cuenta a Dios cuando El le diga "estuve enfermo y me fuiste a ver" (Mt 25, 36.43).

3.1. Apertura al paciente

Decíamos que el amor de la profesión médica se calca en el amor de Dios que es difusivo de sí. No puede encerrar su conocimientos en puras teorías y laboratorios, sino que debe de expanderlos en favor de la comunidad. Ha recibido el don de vigilar y hacer crecer la vida. Su vocación es para la vida, nunca para la muerte, sería cegar la misión que Dios le ha encomendado a cada persona humana. Al ministerio religioso se acopla hoy, dice el Papa Juan Pablo II, el ministerio tera-péutico de los médicos en la afirmación de la vida humana y de todas aquellas singulares contingencias en las cuales la misma vida puede estar comprometida por un propósito de la voluntad humana. En su más profunda identidad llevan consigo el ser ministros de la vida y nunca instrumentos de muerte. Esta es la naturaleza más íntima de su noble profesión. Están llamados a humanizar la medicina y los lugares en los que se ejerce, y a hacer que las tecnologías más avanzadas se usen para la vida y no para la muerte; teniendo siempre como supre-mo modelo a Cristo, médico de los cuerpos y de las almas .

El médico católico, dice el Papa Pío XII, debe poner a disposición de los enfermos su saber, sus fuerzas, su corazón y su devoción. Debe comprender que él y sus pacientes se encuentran sujetos a la voluntad de Dios. La medicina es un reflejo de la bondad de Dios. Debe ayudar a que el enfermo acepte su enfermedad, y él mismo debe cuidarse del encandilamiento de la técnica y hacer fructificar los dones que Dios le ha dado y no ceder a las presiones para realizar atentados contra la vida. Debe permanecer fuerte frente a las tentaciones del materialismo .

El buen médico debe tener así las virtudes dianoéticas y las políticas y hacer de ellas una virtuosidad, esto es, un hábito, de manera que tanto las virtudes que ven a las ciencias teóricas como aquellas que ven a las prácticas, se encuentren en él como si fueran su segunda naturaleza .

3.2. Cualidades fundamentales del médico

Así se han llegado a tipificar las cualidades fundamentales del médico en 5 renglones: Conciencia de responsabilidad, humildad, respeto, amor y veracidad. La conciencia de responsabilidad lo lleva a trabajar con el enfermo y ser consciente de que el médico es el que da la dirección; la humildad le dice que el médico vale por sus enfermos y no al revés, la humildad lo hace reconocerse como deudor del enfermo; el médico no puede hablar de "sus" pacientes, sino más bien los enfermos hablarán de "su" médico. El médico debe recibir a sus enfermos como está escrito en el dintel de un viejo hospital alemán: "recipere quasi Christum", debe recibir a sus enfermos como si fueran el mismo Cristo. El respeto y el amor al enfermo, del que hemos ya hablado, fundamentan su humildad, se sabe depositario de una misión para la cual no tiene las fuerzas necesarias, sino que las recibe de quien lo envía para la misma. La veracidad entraña ser consciente de la gran confianza que le tiene el enfermo al revelarle sus intimidades; se exige veracidad en el diagnóstico y en la terapia, no sólo en el plano corporal sino integral, mental, social, psíquico, espiritual; nunca debe de experimentar en el enfermo si en ello se encuentra un peligro desproporcionado al bien que se pretende alcanzar, que esto sea ab-solutamente necesario y que el enfermo esté de acuerdo; debe comu-nicar al enfermo el desarrollo de su enfermedad, decirle la verdad de su estado cuándo y cómo sea más oportuno. Debe complementar su acción con la acción del sacerdote pues ambas misiones, la del sacerdote y la del médico, se encuentran estrechamente enlazadas .

3.3. Retrato del Médico

No deja de tener actualidad el "Retrato del perfecto médico" que en la España del siglo XVI, con el lenguaje florido de aquella época describió Enrique Jorge Enriquez y que dice así: "El médico ha de ser temiente del Señor y muy humilde, y no soberbio y vanaglorioso, y que sea caritativo con los pobres, manso, benigno, afable y no vengativo. Que guarde el secreto, que no sea lenguaraz ni murmurador, ni lisonjero ni envidioso. Que sea prudente, templado, que no sea demasiado osado..., que sea continente y dado a la honestidad y recogido; que trabaje en su arte y que huya de la ociosidad. Que sea el médico muy leído y que sepa dar razón de todo" .

En la actualidad hablaríamos de la excelencia médica, sería lo que Aristóteles llamaba el "Teleios iatrós" (perfecto médico), o Galeno, "Aristós iatrós" (Médico mejor).

3.4. Moral y Derecho

Habíamos dicho en un principio que la profesión médica es algo que excede al Derecho y se sitúa dentro de los marcos de la Moral, y es cierto, pero no por eso puede prescindir del Derecho médico. Un Derecho médico sin una Moral adecuada, sería una arbitrariedad fundada en intereses inconfesables; una Moral sin un Derecho médico quedaría en principios generales sin aplicación directa. Las normas del Derecho médico deben ser suficientemente claras y breves para facilitar la acción del médico. El principio conductor siempre es el mismo: la finalidad del médico es socorrer y sanar, no hacer el mal ni matar.

Mención especial merece pues el campo de la Etica, el campo de la Moral, en el que el médico debe ser competente, pero en el que tantas veces no es un especialista; por eso se exigen los comités de Bioética en cada centro de salud, y también su erección en los centros docentes, en franco diálogo con los especialistas en las diversas materias implicadas.

De esta manera el médico se capacita para dar testimonio de Dios en todos los ambientes médicos, sindicales, políticos, etc., incluso, pueden ser válidos portadores del diálogo ecuménico y con otras religiones, ya que la enfermedad no conoce las barreras religiosas. Así el médico activamente pertenecerá a la Iglesia como persona individual y como grupo .

3.5. Trabajo en equipo

Para llevar a cabo esta misión tan exigente, el médico no puede quedarse encerrado en su propia individualidad, debe abrirse en primer lugar a otros médicos y tener la humildad suficiente para trabajar en colaboración y en equipo; tanto en cuestiones estrictamente fisiológicas, como en especial en aquellas relacionales que tienen que ver con campos que no necesariamente domina y que en cierto modo caen fuera de su competencia, vgr., aspectos sociológicos, antropológicos, políticos, de campos técnicos más allá de su profesión, vgr., todo lo referido al campo estricto de la informática.

En cierta forma, dentro de esta apertura, en el campo español de la medicina se diseña lo que dos autores llaman el decálogo del nuevo médico y lo expresan así:

1. Trabajo en equipo multidisciplinar y con un responsable final único.
2. Cuanto más científico sea el profesional, mejor.
3. Se reforzarán los aspectos humanos en el ejercicio profesional.
4. Se ajustará la actuación a protocolos diagnósticos y terapéuticos científicos consensuados.
5.Tendrán conciencia del gasto. Utilizará además de los protocolos, guías de buena práctica.
6. Facilitará la convivencia y la solidaridad con los compañeros de trabajo y con los enfermos.
7. Pensará que todo acto asistencial puede comportar una actuación preventiva, e incluso, de promoción de la salud.
8. Tendrá presente en todo momento la necesidad de cuidar de la satisfacción del usuario del servicio.
9. Se reforzarán las Unidades de Atención al paciente, difundiendo las quejas y sugerencias que se produzcan entre las personas a quienes afecte. Se realizarán frecuentes encuestas de opinión.
10. Será fundamental aplicar los principios éticos a las ac-tividades profesionales.

Conclusión

Ser médico católico es un ministerio que surge de una vocación en la Iglesia. Es el ministerio terapéutico. Está ligado fuertemente a Dios nuestro Padre, transparentando a Cristo médico, lleno del Amor que es el Espíritu Santo. Ser médico es un camino para llegar a la plenitud del ser humano; incoar ya la resurrección. Comporta una proximidad e intimidad especial con Dios, a la vez que significa una apertura y una donación total a los demás. Esta es la identidad católica del médico, ser la transparencia de Cristo que sana.

Ser profesor católico de medicina es tener la profundidad de mirada para poder ver en la misma muerte la resurrección. Pero no sólo, es la capacidad de intuir en la salud una tensión armónica que camina hacia la plenitud, de acuerdo a las diversas etapas de la vida de las personas; y es palpar en las ciencias, técnicas y artes médicos la fuerza omnipotente de Dios que resucita a su Hijo Jesucristo y que nos da ya un pregustar de la resurrección en los adelantos médicos. Ser profesor católico de medicina es enseñar al Amor con el que el Espíritu Santo entrega al Padre a Jesucristo en la cruz, y con su fuerza amorosa lo resucita. Ser profesor católico de medicina es enseñar al médico a ser la caricia amorosa de Dios que cuida de sus hijos en la enfermedad y en la muerte, haciéndoles más llevadera su condición y abriéndolos a una esperanza total de una salud que no será ya tensión hacia la armonía, sino la armonía total del amor. Ser profesor católico de medicina es enseñar al médico a ser la transparencia de Cristo que sana,

CD. del Vaticano, abril 15 de 2007.
+ Javier Card. Lozano Barragán.
Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud.
 
El aborto y las patologías que ponen en riesgo de muerte a la madre

Se analizan las patologías de las que más frecuentemente se hace uso para justificar la interrupción del embarazo

En Cuba el aborto es legal desde 1936; en el Código de Defensa Civil de ese año se aprobaba el aborto en caso de violación, incesto, peligro de la vida de la madre y, a pesar de que no existían medios de diagnóstico prenatal como los actuales, si la pareja tenía la posibilidad de tener un hijo malformado también podía solicitar legalmente un aborto; esta legalización dio lugar a que en nuestra población se difundiera una mentalidad abortista ya que muchos creen que todo lo legal es bueno.

Ya en la década de los cuarenta se practicaba el aborto a petición y aunque no estaba legalizado no era perseguido; todos sabían donde ejercían los aborteros y que por un precio bajo practicaban un aborto en cualquier momento del embarazo.

En los años cincuenta las norteamericanas viajaban a Cuba con ese fin ya que en los Estados Unidos el aborto no se legalizó hasta la década de los setenta.

Las enfermedades y la familia que ponen en peligro la vida de la embarazada: un pretexto contra la vida

En 1959 comienza el actual gobierno que en sus inicios hace cumplir las leyes entonces vigentes al pié de la letra, comienza a perseguirse a los aborteros y, por estas y otras causas, estos médicos emigran; el aborto comienza entonces a realizarse por personas no hábiles y la Tasa de Mortalidad Materna a causa del aborto aumenta tremendamente; entonces el Ministerio de Salud Pública optó por institucionalizar el aborto.

Actualmente el aborto a petición es legal en Cuba hasta las 12 semanas; hasta las 6 semanas se hace por la técnica de aspiración con equipos eléctricos y se le da el nombre de “Regulación Menstrual” y hasta las 12 semanas por la técnica de “Aspiración Manual Endo-Uterina”, conocida por “AMEU” y por la técnica de dilatación y curetaje (legrado). A partir de las 13 semanas hasta las 26 es legal por razones sociales, eco-nómicas, psicológicas y por malformaciones, y se hace por la técnica de Rivanol; y no hay límite de tiem-po, o sea hasta el tercer trimestre, por violación y por enfermedad materna, pudiéndose utilizar la técnica de Rivanol o la llamada microcesárea.

Existe un programa nacional de detección de malformaciones congénitas con dosificación de alfafetopro-teínas, ecografía y amniocentésis, al que todas las mujeres se someten voluntariamente.

Las leyes cubanas sólo condenan un aborto si es hecho por alguien que no sea médico, si es hecho fuera de una institución de la salud cubana o si no es hecho gratuitamente.

La primera pregunta que le hace un médico a una mujer, en Cuba, cuando le diagnostica un embarazo es ¿te lo vas a dejar?, y si esta mujer tiene ya uno o dos hijos del mismo esposo el médico insiste en que aborte, pero si esta mujer padece cualquier enfermedad, aunque realmente el embarazo no ponga en peligro su vida, el médico tratará por todos los medios posibles de que la mujer aborte; además del médico van a insistir los familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo y todos los que se relacionen con ella, dada la mentalidad abortista del cubano.

Aunque mi país fue el primero en América en aprobar el aborto en determinados casos esto no es un hecho aislado. A través de los años es común esta táctica de quienes están a favor del aborto para luego extender su práctica indiscriminadamente y por cualquier causa o sin ella. Ejemplos sobran y cito solo tres muy recientes:

COLOMBIA: en el mes de mayo del presente año 2006, la Corte Constitucional despenalizó el aborto en casos de malformación del feto, riesgo de muerte de la madre, o cuando el embarazo es producto de una violación y además, anunció que no sólo analizarán las demandas que piden despenalizar el aborto en casos especiales, sino que ampliarán su campo de estudio también a aquellas que piden su total despenalización (ACI, 10 May. 06).

ARGENTINA: también el pasado mes de mayo, el gobierno ha propuesto una “Reforma del Código Penal” para despenalizar el aborto de manera que este no sería punible dentro de los tres meses de gestación y en cualquier momento del embarazo si corre riesgo la salud psíquica o social de la madre (Notivida, Año VI, nº 353, 19 de mayo de 2006)

URUGUAY: donde la legislación vigente admite el aborto en casos de violación o riesgo de muerte de la madre, dos senadoras anunciaron que a fines de mayo presentarían un nuevo proyecto de ley que busca despenalizar el aborto por cualquier motivo hasta la 12da. semana de gestación (ACI, MONTEVIDEO, 29 May. 06).

Mucho se ha escrito en torno al embarazo que pone en peligro la vida de la madre; unos dicen que hay que salvar a toda costa a la mujer aunque sea necesario recurrir al aborto y hasta llegan a decir que hay que salvar a “la fábrica” antes que al producto, convirtiendo al ser humano en objeto; otros dicen que hay que salvar la nueva vida aunque sea necesario provocar la muerte de la madre.

Considero que los médicos deben hacer todo lo posible por salvar a ambas personas, la madre y el niño, y dado los actuales adelantos de la Perinatología esto es perfectamente posible en casi el 100% de los casos.

Se ha dramatizado mucho, se han escrito novelas como El Cardenal, en que por una aparente desproporción céfalo-pélvica se salva al niño y la madre muere. Hoy la madre de esta novela hubiera tenido el diagnóstico con tiempo y se hubiera operado; lo mismo sucede en la novela Raiza con el caso de una placenta previa, actualmente se hubiera tenido el diagnóstico de inserción baja placentaria por ecografía y la mu-chacha no se hubiera alejado de un medio quirúrgico.

Los que pretenden que existan leyes permisivas para el aborto exageran en torno al peligro de la vida de la madre y llegan incluso a plantear el término “aborto terapéutico”, cuando terapéutico es lo que cura y el aborto nunca cura, siempre mata al no nacido y en ocasiones también a la madre.

Dada la importancia de esas “enfermedades” que se dice que ponen en peligro la vida de la embarazada para ser usadas como pretexto contra la vida y la familia es necesario conocerlas muy bien, especialmente los médicos, para poder rebatir tales argumentos, de ahí la siguiente revisión de las patologías que más frecuentemente complican la gestación.

1- HIPERTENSIÓN ARTERIAL: La enfermedad que más frecuentemente complica el embarazo en Cuba es la hipertensión arterial que puede ocurrir que la mujer la tuviera antes del embarazo y este la agrave, o que sólo sea dependiente del embarazo y se le llama toxemia, pre-eclampsia y puede llegar a la eclampsia que son convulsiones en el embarazo y si no se tratan adecuadamente pueden llevar a la muerte a la madre y al niño.

Con dieta y tratamiento médico adecuado se puede llevar cada caso hasta que el niño esté lo suficientemente apto para vivir fuera del claustro materno, que en algunos casos puede ser hasta los 9 meses de gestación, pero en los casos en que la hipertensión se haga intratable y corra peligro la vida de la madre, y también la del niño viviendo dentro de ella, lo adecuado es producir el parto de un prematuro y entregárselo al neonatólogo para que lo atienda adecuadamente, nunca producir “una interrupción tardía de la gestación por causa de salud materna” produciéndole la muerte al niño, con el fin de que salgan las estadísticas como aborto provocado, para que, en el caso de que el niño muera porque en neonatología no fuera factible salvarle la vida, no salieran las estadísticas como mortalidad infantil que es uno de los parámetros más importantes para medir el desarrollo de salud de un país.

Esta patología regularmente se agrava después de las 24 semanas de embarazo y lo niños de las hipertensas tienen la característica de que sus pulmones maduran antes, por lo que pueden vivir muchas veces sin necesidad de incubadora fuera del claustro materno aunque sean muy pequeños. En todo caso lo más importante es SALVAR LA VIDA DE LOS DOS, o tener esta intención y actuar en concordancia.

2- DIABETES: Hasta hace pocos años, cuando en una embarazada había una complicación de los vasos sanguíneos, especialmente de los ojos, se aconsejaba el aborto para evitar las cegueras y las amputa-ciones, ya que el embarazo complicaba seriamente la enfermedad. Con las actuales terapéuticas estas complicaciones no existen, por lo que no hay justificación para recurrir al aborto. Lo que sí es real es que se le debe aconsejar a las diabéticas graves que usen métodos naturales adecuadamente para que no tengan más de tres hijos
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3- CARDIOPATÍAS Cuando una mujer hace una miocardiopatía del embarazo se le debe aconsejar que no salga otra vez embarazada. Muchas veces, a pesar hasta de los trasplantes cardíacos, estas mujeres mueren antes de los dos años del primer parto y otro embarazo le precipitaría la muerte, pero el aborto no evita la muerte y las manifestaciones de la enfermedad comienzan en el primer embarazo de la mujer, después de las 32 semanas, o sea, cuando el niño puede vivir fuera del claustro materno, así que no es pretexto para aborto.

Todas las cardiopatías cianóticas, o sea en las que la mujer está morada, especialmente en las uñas y alrededor de la boca, complican gravemente el embarazo, pero a estas mujeres, en el caso de que su cardiopatía sea operable, se les puede operar el corazón respetando el embarazo y cuando llegue el niño a poder vivir fuera del claustro materno, que a veces alcanza los 9 meses, se produce el nacimiento. Estos casos, si no se operan o se tratan adecuadamente, generalmente abortan espontáneamente, no hay que provocarlo, porque si la mujer tiene tanta falta de oxígeno que llega a ponerse morada, tampoco tiene suficiente oxígeno para el feto y este muere espontáneamente, así que no es causa de provocar un aborto, además, en las maniobras de provocar un aborto las complicaciones maternas son mucho más graves que cuando este ocurre espontáneamente.

Las cardiopatías valvulares no cianóticas, en el caso de que estas sean más graves, la mujer puede operarse estando embarazada y continuar el embarazo hasta el momento adecuado.

Las cardiopatías isquémicas no se ven regularmente en las mujeres fértiles ya que los estrógenos las protegen de la isquemia, pero en el caso de que la tuvieran, se puede permitir el embarazo, lo que se desaconseja es el esfuerzo del parto, por lo que se aconseja una cesárea o una instrumentación (forcéps o espátula).

4- PATOLOGÍAS PULMONARES: Sólo en las que existe hipoventilación severa o sea las cianóticas, com-plican el embarazo, son patologías infrecuentes y al igual que en el caso de las cardiopatías cianóticas el aborto se produce espontáneamente, las maniobras abortivas las complican severamente y puede intentarse llevar a felíz término el embarazo mediante las modernas técnicas de ventilación artificial.

Las tuberculosas pueden continuar sus embarazos, pero hay que adecuar la medicación para no dar medicamentos que le produzcan toxicidad al niño.

5- HEPÁTICAS Y RENALES: Las enfermedades hepáticas severas como la cirrosis no permiten que la mujer se embarace porque las hormonas no se metabolizan adecuadamente, pero en el caso de que una mujer con hepatopatía quede embarazada es señal de que su hígado no está tan dañado y si requieren tratamientos especiales, pero pueden continuar su embarazo con las precauciones debidas.

La hepatitis viral no da malformaciones y se tolera perfectamente en el embarazo, lo que hay es que tipificarla para la adecuada inmunización del niño al nacer.

La hepatopatía fulminante del embarazo o enfermedad de Sheehan se produce al final del embarazo y con el aborto no se evita la muerte de la mujer.

Las insuficiencias renales severas complican el embarazo pero con las actuales terapéuticas hasta las trasplantadas pueden tener hijos.

6- NEUROLÓGICAS Las hemorragias cerebrales no se resuelven ni mejoran con el aborto, sino que se agravan, En este caso lo adecuado es continuar el embarazo, tratar su hemorragia cerebral y, cuando llegue el momento del nacimiento no permitir el esfuerzo del parto porque puede resangrar, sino hacer cesárea.

Igual sucede con las trombosis y embolias cerebrales. Los tumores cerebrales se pueden operar es-tando la mujer embarazada y esperar el final del mismo para practicar una cesárea. Igual conducta se toma con los abscesos cerebrales.

7- NEOPLASIAS: En el caso de cáncer en cualquier lugar del organismo la mayor dificultad es que la medicación es muy dañina para el niño no nacido, de aquí los casos de las mujeres en proceso de beatificación que han preferido respetar la vida de su hijo y no tratarse.

Algunos cánceres también se aceleran con el embarazo pero las cancerosas en período de remisión puede permitírseles el embarazo, esta es una patología muy amplia y de ver cada caso.

8- ENFERMEDADES DEL COLÁGENO El lupus eritematoso sistémico es la única enfermedad del colágeno que realmente se complica con el embarazo, mejoran durante la gestación pero se agravan después del nacimiento y del aborto, sea natural o provocado. Esta enfermedad cuando hace más de un año que no tiene crisis, cuando requiere cantidades pequeñas de medicamentes para combatirla, toleran bien el embarazo y no hacen complicaciones después del nacimiento.

La enfermedad de Marfan es una enfermedad infrecuente que afecta el corazón y los grandes vasos así como otros órganos pero puede intentarse tratar a la mujer durante el embarazo con betabloqueadores y hay varios casos reportados en la literatura médica que han llegado sus embarazos a felíz término, especialmente cuando la mujer es joven.

9- ANEMIAS: Las anemias son perfectamente tratables; las únicas que se complican son las hemolíticas por hemoglobinuriopatías, que son hereditarias como la Siklemia y la Talasemia, pero son perfectamente tratables.

10- PSIQUIÁTRICAS: Las enfermedades psiquiátricas no ponen en peligro la vida de la mujer, algunos psicofármacos producen malformaciones, pero las enfermedades psiquiátricas son la gran mentira que argumentan los abortistas. Ni siquiera la psicosis puerperal es razón para producir abortos ya que sean naturales o espontáneos, el curso de la enfermedad es mucho más grave que en el caso del parto.

11- EMBARAZO ECTÓPICO: En caso de embarazo ectópico, si es abdominal debe mantenerse a la mu-jer bajo una estricta vigilancia y esperar el momento adecuado para, por una laparotomía, extraer al niño. Estos embarazos son sumamente infrecuentes, no así el embarazo ectópico tubárico que ofrece un gran dilema porque la evolución más frecuente es la rotura de la trompa con la consecuente muerte del niño y la hemorragia interna gravísima de la madre que si no se opera a tiempo también muere; cuando ya se ha producido la rotura de la trompa no hay dilema porque generalmente ya también ha muerto el niño y sencillamente se procede a operar a la señora, pero en caso de que el diagnostico se haga con la trompa sana y el niño vivo sí existe un gran dilema. Aunque en los últimos años se ha reportado la alternativa de convertir el embarazo ectópico en uterino mediante la transferencia del embrión al útero, Esto ya se reportó con éxito en 1971 y nació un niño sano y también en 1990, en un embarazo de 40 días. Más recientemente se realizó la transferencia de un embrión de 5 semanas a la ampolla tubárica y luego al útero, naciendo el niño a las 38 semanas en buen estado.

Si estas técnicas quirúrgicas no se manejan entonces, recurriendo algunos al principio de doble efecto y más recientemente al principio de totalidad, aceptan extraer la trompa enferma, que al romperse puede llevar a la madre a la muerte; lo que no es aceptable bajo ningún concepto porque entonces la intención es matar al feto directamente es usar productos como el Metrotexate.

12- EMBARAZO MOLAR: En estos casos se produce una anulación de la carga genética femenina lo que lleva a un crecimiento anómalo del trofoblasto por lo cual no hay embrión, lo cual puede malignizarse y terminar con la vida de la madre.

 

Conclusiones Existen muy pocas patologías que realmente ponen en peligro la vida de la madre pero hay que tener en cuenta que si una mujer y su hijo, por ejemplo de cinco años, sufren la misma enfermedad mortal y sólo hay medicamentos para tratar a uno de ellos la mujer siempre va a optar por la vida de su hijo, pero se ha tratado de inducir a que las mujeres vean en el niño no nacido solo un acúmulo de células y no a su propio hijo y algunos han tratado que las mujeres vean a ese hijo como un agresor y aquí es donde está la gran tarea de los movimientos provida, en educar a la población en que el niño desde el instante de la concepción merece y necesita el mismo cariño que el niño ya nacido.

El gigante de las misiones

Hoy la Iglesia celebra a San Francisco Javier

Hoy 3 de diciembre la Iglesia celebra a San Francisco Javier, sacerdote jesuita considerado patrono de todos los misioneros y llamado “gigante de la historia de las misiones”, por las muchas conversiones que logró en el lejano oriente en tiempos muy difíciles.

San Francisco Javier nació en 1506, en el castillo de Javier de Navarra, cerca de Pamplona (España). A los 18 años fue a estudiar a la Universidad de París (Francia) y obtuvo el grado de licenciado. Tuvo como compañero de pensión al Beato jesuita Pedro Favre y conoció al entonces estudiante San Ignacio de Loyola, quien le solía repetir la frase de Cristo: “¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si se pierde a sí mismo?”

Poco a poco estas palabras fueron calando en su corazón. Gracias a los ejercicios espirituales de San Ignacio pudo comprender lo que su amigo le decía: "Un corazón tan grande y un alma tan noble no pueden contentarse con los efímeros honores terrenos. Tu ambición debe ser la gloria que dura eternamente".

Se consagró al servicio de Dios con los jesuitas en 1534.  Años después fue ordenado sacerdote en Venecia. Más adelante, estando en Roma, San Francisco Javier ayudó a San Ignacio con la redacción de las Constituciones de la Compañía de Jesús.

En la primera expedición misionera de la Compañía, parte el santo rumbo a la India. Hizo escala en Lisboa (Portugal), para encontrarse con el P. Rodríguez, quien también tenía la misión de acompañarlo. Pero el rey Juan III les tomó mucha estima por las obras caritativas que hacían y el P. Rodríguez tuvo que quedarse.

Antes de continuar su viaje a la India, el rey entrega al santo un “breve” de parte del Papa que lo nombraba Nuncio Apostólico en el oriente. Posteriormente, luego de una larga travesía, San Francisco Javier y otros dos compañeros llegan a Goa, colonia portuguesa.
Lamentablemente los desórdenes morales de los cristianos portugueses habían hecho que muchos se alejaran de la Fe. Una de estas contradicciones era que se usaba el Rosario para contar el número de azotes a los esclavos.

Entonces el santo emprendió una ardua tarea de catequesis. Atendía a los enfermos, celebraba la Misa con los leprosos, enseñaba a los esclavos y hasta adaptaba las verdades del cristianismo a la música popular. Poco después sus canciones se cantaban en las calles, casas, campos y talleres.

Comenzaron a darse tantas conversiones en la tribu de los paravas, que el santo escribió a sus hermanos en Europa que algunas veces con las justa podía mover los brazos, por lo fatigados que estaban al administrar un gran número de bautizos.

Sin embargo también fue testigo de los abusos que los portugueses y paganos cometían contra los nativos, algo que describió como “una espina que llevo constantemente en el corazón”. Posteriormente San Francisco Javier escribiría al rey de Portugal para denunciar el estado de la misión.

Luego continuó con su misión evangelizadora por diferentes ciudades, pueblos e islas. En 1549 partió de la India al Japón con la ayuda de dos hermanos de la Orden y dos japoneses que se habían convertido.  Al cabo de un año logró unas cien conversiones y las autoridades japonesas le prohibieron que continuara con su labor pastoral.

Se trasladó a otros pueblos, convirtiendo a muchos, y hasta pudo conseguir prestado un antiguo templo budista donde bautizó a un gran número de personas. Retornó a visitar a la comunidades de la India y luego se trasladó a Malaca, donde emprendería el viaje a la China, territorio inaccesible para los extranjeros.

Parte con una expedición y llega a la isla desierta de Sancián (Shang-Chawan), cerca a la costa y a cien kilómetros al sur de Hong Kong.  Sin embargo, San Francisco Javier cae enfermo y una fuerte fiebre lo va consumiendo. El 3 de diciembre de 1552 partió a la Casa del Padre pronunciando el nombre de Jesús.

Su féretro fue llenado de barro para que posteriormente pudiera ser trasladado. Después de diez semanas quitaron el barro y vieron que su cuerpo estaba incorrupto y que no había perdido el color.

El cuerpo del santo fue llevado a Malaca, donde todos salieron a recibirlo con alegría y finalmente fue trasladado a Goa, donde los médicos comprobaron su estado incorrupto. Ahí, en la Iglesia del Buen Jesús, reposan sus restos hasta hoy.

San Francisco Javier fue canonizado en 1622 junto a otro grandes santos como San Ignacio de Loyola, Santa Teresa de Ávila, San Felipe Neri y San Isidro Labrador.

PRECES

Recordando a san Francisco Javier, que desgastó su vida para anunciar el evangelio, dirijámonos a Dios diciendo:
R/MSeñor, que todos los pueblos te alaben.
Haz que los cristianos sintamos el deseo de que el evangelio sea anunciado a todos los hombres,
– y sintamos la alegría de saber que son muchos los que lo aceptan.MR/
Sigue suscitando vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada,
– y haz que se reavive el entusiasmo de quienes dejaron su familia y su patria para anunciar tu amor en otros lugares.MR/
Que los hogares cristianos sean escuela de oración para todos sus miembros,
– y los hijos aprendan de los padres el amor a Dios y a la Iglesia.MR/
Bendice a los que se dedican a la educación de los niños y de los jóvenes,
– que les enseñen la verdadera libertad que Jesucristo nos da.MR/
Intenciones libres
Padre nuestro…

ORACIÓN

Oh, Dios, adquiriste para ti pueblos numerosos por la predicación de san Francisco Javier, haz que los fieles se apasionen con su mismo celo por la fe, y que la santa Iglesia se alegre de ver crecer en todas partes el número de sus hijos. Por nuestro Señor Jesucristo.

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