Tú me llamas a soltar mis seguridades

Marcelo I, Santo

XXX Papa, 16 de enero

Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Priscila, en la vía Salaria Nueva, sepultura de san Marcelo I, papa, que, como recuerda el papa san Dámaso, fue un verdadero pastor, por lo que sufrió mucho, siendo expulsado de su patria y muriendo en el destierro por haber sido denunciado falsamente ante el tirano por algunos que despreciaban la penitencia que les había impuesto (309).

Etimología: Marcelo = relativo al dios Marte, es de origen latino.

Breve Biografía

El papa san Marcelo I (308-309), fue elegido después de cuatro años de la muerte del papa san Marcelino debido a la persecución del emperador Diocleciano (303 al 305).

Le tocó hacerle frente a la crisis dejada entre los cristianos por dicha persecución y que por miedo al martirio habían apostatado de su fe o simplemente abandonado las prácticas religiosas, pero ahora querían regresar a la Iglesia. Decretó que aquellos que deseaban volver a la Iglesia tenían que hacer penitencia por haber renegado de la fe durante la persecución.

Los que estaban en contra de esta decisión consiguieron que el emperador Majencio lo desterrara.

Según el "Libro Pontifical", el Papa Marcelo se hospedó en la casa de una laica muy piadosa de nombre Marcela, y desde ahí, siguió dirigiendo a los cristianos. Al enterarse el Emperador, obligó al Pontífice a relalizar trabajos forzosos en las caballerías y pesebres imperiales que fueron trasladados a esa zona.

Murió en el exilio el 16 de enero de 309. Su cuerpo fue devuelto a Roma y sepultado en el cementerio de Priscila.

Durante su pontificado se dedicó a volver a edificar los templos destruidos en la persecución. Dividió Roma en veinticinco sectores con un presbítero o párroco al frente de cada uno de ellos. Su carácter enérgico, aunque moderado, llevo a que ordenase que ningún concilio se pudiese celebrar sin su autorización explícita.

Mateo es un hombre como yo

Santo Evangelio según san Marcos 2, 13-17. Sábado I del Tiempo Ordinario
 
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, te doy gracias de todo corazón por lo que me regalas. Creo en ti, Señor, pero dame Tú la fe que me falta. Espero en ti, pero ayúdame a realmente abandonar mi vida entera en tus manos amorosas. Te amo, Jesús, ayúdame a experimentar el infinito amor que me tienes. Quiero consolar tu corazón y adorarte con mi vida. Gracias, Jesús, por ser quien eres. Por favor, ven a reinar en mi vida y en la de mis hermanos. Cristo Rey Nuestro, ¡venga tu Reino!

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 2, 13-17

En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a caminar por la orilla del lago; toda la muchedumbre lo seguía y él les hablaba. Al pasar, vio a Leví (Mateo), el hijo de Alfeo, sentado en el banco de los impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él se levantó y lo siguió.

Mientras Jesús estaba a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaron a la mesa junto con Jesús y sus discípulos, porque eran muchos los que lo seguían. Entonces unos escribas de la secta de los fariseos, viéndolo comer con los pecadores y publicanos, preguntaron a sus discípulos: “¿Por qué su maestro come y bebe en compañía de publicanos y pecadores?”.

Habiendo oído esto, Jesús les dijo: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido para llamar a los justos, sino a los pecadores”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Jesús, ¿cómo habrás visto a Mateo?, ¿cómo habrá sido tu voz que con una sola palabra hiciste que un hombre lo dejara todo?

Mateo era un hombre. Un hombre y nada más. No un gran místico, no un fariseo devoto, no un rey poderoso. No, sólo un hombre… ¡Y qué hombre! Un pecador público, un avaro, ladrón y traidor de su patria… sólo un hombre como tantos hombres, un hombre entre tantos hombres…

Quizá ninguno de los que te seguían se hubiera sorprendido de que hubieras llamado a alguien bueno como al joven rico, a Nicodemo o a tu amigo Lázaro… pero ¿a Mateo?, ¿a ese pecador? Sí, Tú lo llamas a él… Como igual me llamas a mí… ¡A MÍ! que tantas veces me creo indigno de tu llamada a la vida, al amor, a la santidad… en particular, Jesús, me llamas a esta última que tantas veces me parece casi inalcanzable…

Sin embargo Tú me llamas a soltar mis seguridades, a dejar mi banco de impuestos, ese pecado que me encadena a las cosas de este mundo, que me hace encerrarme en mí mismo, en mi sacristía, en vez de seguirte con sinceridad y alegría.

San Mateo, intercede por mí para que, al igual que tú, sepa dejar todo lo que me impida seguir al Maestro en una vida cristiana coherente. Que me dé cuenta que Cristo me llama, no por mis méritos, sino porque lo necesito. Pídele a Cristo que me dé la fuerza para responder siempre afirmativamente y con presteza a su llamado a ser un verdadero apóstol de su Reino.

«Todos somos pecadores, todos hemos pecado. Llamando a Mateo, Jesús muestra a los pecadores que no mira su pasado, la condición social, las convenciones exteriores, sino que más bien les abre un futuro nuevo. Una vez escuché un dicho bonito: «No hay santo sin pasado y no hay pecador sin futuro». Esto es lo que hace Jesús. No hay santo sin pasado, ni pecador sin futuro. Basta responder a la invitación con el corazón humilde y sincero. La Iglesia no es una comunidad de perfectos, sino de discípulos en camino, que siguen al Señor porque se reconocen pecadores y necesitados de su perdón. La vida cristiana, entonces, es escuela de humildad que nos abre a la gracia». (Homilía de S.S. Francisco, 13 de abril de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy voy a hacer un pequeño sacrificio para seguir a Cristo más de cerca.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Mateo, de publicano a santo

El cobrador de impuestos, no calcula las consecuencias, no regatea. Deja absolutamente todo y comienza una nueva vida al lado de Cristo.
 
Mateo, el publicano, tuvo la gran suerte de encontrarse con Cristo y así su vida experimentó un gran cambio hasta convertirse en el gran apóstol y evangelista que conocemos. Experimentó sin duda la angustia y la tristeza del pecado desde su condición de publicano, pero después fue valiente y decidido a la hora de abandonar aquella vida para ponerse de rodillas ante la verdad de Dios que quería su corazón plenamente. Así se operó la conversión: de publicano a santo.

Al pasar vio a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: "Sígueme" (Mt 9, 9). La misión de Cristo fue siempre la de salvar al hombre de la esclavitud del mal. Parece que siempre está comprometido en esta lucha.

Cristo siempre pasa, y siempre se encuentra con alguien: con Zaqueo, con la Samaritana, con la pecadora pública. Al pasar se encuentra con Mateo, un publicano, un ser señalado por los judíos que se creían buenos, un hombre de mala reputación, un pecador. Cristo se dirige a él y le ofrece otro camino: cambiar la mesa de los impuestos por una vida de entrega generosa y desinteresada a los demás, cambiar la vida de pecado por una vida de amistad con Dios, cambiar en definitiva el corazón. Una auténtica conversión. Él acepta esta invitación, porque la mirada de aquel hombre le había hecho comprender su pobreza interior, la pobreza que siempre conlleva el pecado.

"Él se levantó y le siguió" (Mt 9,9). Admira la prontitud con que Mateo abandona su vida de pecado para abrazar el amor de Dios. No hace consideraciones, no calcula las consecuencias, no regatea a Cristo. Deja absolutamente todo y comienza una nueva vida al lado de Cristo. Realiza dos gestos, sintetizados en dos palabras: "Se levantó", como si se dijera que abandona aquella mesa, símbolo de su vida pasada y de su pecado; y es que para salir del pecado siempre hay que abandonar algo propio, personal. Y "le siguió", es decir, abrazó una nueva vida, una vida junto a Dios, una vida centrada en otros valores, una vida nueva en Cristo. No fue sin duda fácil para Mateo esta decisión, pero bien valía la pena probar otro camino distinto de aquel que se había convertido para él en tantos momentos de dolor, de angustia y de remordimiento.

"No he venido a llamar a justos sino a pecadores" (Mt 9,13). Jesús aceptó la invitación de Mateo a comer en su casa, casa que se llenó enseguida de publicanos y pecadores. Los fariseos preguntaron a los discípulos por qué comía su Maestro con publicanos y pecadores. Pero fue Jesús el que les respondió: "No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender lo que significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio" (Mt 9, 10-13).

Es maravilloso el comprender cómo el Corazón de Dios busca la oveja perdida y cómo se llena de alegría verdadera y profunda cuando la encuentra. Por eso se enfrenta con estas palabras tan consoladoras a aquellos fariseos que se extrañaban de que el Maestro se sentara a la mesa con los pecadores. No sabían aquellos hombres que Cristo había venido a salvar precisamente a aquellos que ellos despreciaban y, más aún, ignoraban los fariseos que tal vez era más fácil sacar del abismo del mal a personas que se aceptaban pecadoras que a ellos mismos que se consideraban justos.

Benedicto XVI, la pandemia y la primera Navidad sin su hermano

El obispo Georg Gänswein cuenta cómo el Papa emérito está viviendo este difícil momento.

La de Benedicto XVI fue la primera Navidad vivida sin su hermano Georg, aunque su presencia se sintió de alguna manera. Así lo h declarado para Vatican News el Obispo Georg Gänswein, Prefecto de la Casa Papal y secretario particular del Papa emérito, el día en que Joseph Ratzinger fue vacunado en el monasterio Mater Ecclesiae del Vaticano.

"El hermano de Benedicto XVI, durante estas fiestas navideñas - las primeras después de su muerte - se hizo sentir de alguna manera: de hecho escuchamos varias veces los CD, no sólo el Oratorio de Navidad de Bach, sino también los de los conciertos con villancicos interpretados por el Regensburger Domspatzen, el coro que dirigió Georg Ratzinger". El secretario del Papa emérito añade: "Esta ausencia para Benedicto es una herida, que ha causado dolor durante estas fiestas, pero también me dijo que sintió el consuelo del Señor, en la certeza de que su hermano vive ahora en su abrazo".

Monseñor Gänswein también cuenta cómo se vive esta época de pandemia en el monasterio Mater Ecclesiae. "La organización diaria no ha cambiado mucho, el ritmo de los días se ha mantenido igual, aunque las visitas se han reducido mucho. Benedicto XVI sigue las noticias que nos llegan a través de la televisión y comparte nuestra preocupación por la pandemia, por lo que está sucediendo en el mundo, por las muchas personas que están perdiendo sus vidas a causa del virus. Ha habido personas conocidas por él que han muerto a causa del Covid-19".

Por último, el secretario de Benedicto XVI, tras la publicación de las imágenes relativas a su encuentro con el Papa Francisco y los nuevos cardenales el pasado noviembre, confirma que Ratzinger es físicamente frágil pero lúcido. "Desde el punto de vista físico, es muy frágil y sólo puede caminar un poco con un andador. Su voz también es débil. Los tiempos dedicados al descanso han aumentado, pero seguimos saliendo todas las tardes, a pesar del frío, a los jardines del Vaticano. Todos los días celebro la misa y él concelebra sentado. Para la oración diaria le hemos preparado textos ampliados para que pueda seguir mejor la Liturgia de las Horas, y seguimos comiendo todos juntos como siempre lo hemos hecho".

En medio de la tormenta, la sensatez

¿Cómo salir a flote en medio de esta tormenta que nos aflige?,
 
Cómo no recordar las palabras tan sabias de Santa Teresa:

Nada te turbe, nada te espante; todo se pasa, Dios no se muda; la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene nada le falta.

Aunque no alcanzamos a comprender todas las cosas, y nuestro corazón se llena de dolor, dejamos que su infinita Providencia y Misericordia nos guíen.

Es sensato agradecer el bien de las personas que nos han acompañado en la vida y que nos han llevado a Dios. San Pablo, en un momento de inspiración, aconsejó a los Corintios:

Y si no, hermanos, tengan en cuenta quienes han sido llamados, pues no hay entre ustedes muchos sabios según los criterios del mundo, ni muchos poderosos, ni muchos nobles. Al contrario, Dios ha elegido lo que el mundo considera necio para confundir a los sabios; ha elegido lo que el mundo considera débil para confundir a los fuertes; ha elegido lo vil, lo despreciable, lo que no es nada a los ojos del mundo para aniquilar a quienes creen que son algo. De este modo, nadie puede presumir ante Dios... (1 Cor 1,26-ss).

¿Cómo salir a flote en medio de esta tormenta que nos aflige?, ¿cómo librarnos del remolino que nos quiere engullir, en sus falaces críticas, cavilaciones,conjeturas a medias? Todos opinan, todos dicen, todos ahora se convierten en expertos moralistas y jueces implacables. Es la hora de la sensatez, decir poco y hacer mucho por el bien de la humanidad y que cada uno nos preocupemos en ser coherentes con lo que somos y profesamos ser, maravillosa lección para aprender, no sea que el día de mañana, cuando nos toque a nosotros presentarnos frente el Sumo Juez, no quedemos bien parados. Hoy les invito a todos mis lectores a elevar a Dios nuestra oración pidiendo la sensatez. Creo que traerá paz y sosiego a nuestra alma:

SEÑOR, Ayúdame a decir la verdad, delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
Si me das fortuna, no me quites la felicidad;
Si me das fuerza, no me quites la razón;
Si me das éxito, no me quites la humildad;
Si me das humildad, no me quites la dignidad.
Ayúdame siempre a ver el otro lado de la medalla.
No me dejes inculpar de traición a los demás, por no pensar como yo.
Enséñame a querer a la gente como a mí mismo, y a juzgarme como a los demás.
No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso.
Más bien, recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo.
Enséñame a seguir amando a pesar del sufrimiento.
Enséñame a confiar a pesar de las decepciones.
Enséñame que perdonar es lo más importante del fuerte, y que la venganza es la señal primitiva del débil.
Si me quitas la fortuna, déjame la esperanza.
Si me quitas el éxito, déjame la fuerza para triunfar del fracaso.
Si yo faltara a la gente, dame valor para disculparme.
Si la gente faltara conmigo, dame valor para perdonar.
Señor, si yo me olvido de Ti, Tú no te olvides de mí. Amén.

El Evangelio en el Nuevo Testamento

La visión de San Pablo, el papel de los Evangelios en la formación del Nuevo Testamento y el contexto en que fue escrito el santo Evangelio.
 
La palabra "evangelio” viene del griego euangelion (de la palabra euangelos = mensajero). De esta misma procede el verbo euangelizesthai = anunciar la buena noticia.

En la biblia hebrea se utiliza esta palabra como buena noticia y/o portador de buenas noticias (2 Sam. 4; 18, 19-20). La buena nueva consiste en que el reino de este Dios restaurará la paz y la prosperidad para su pueblo exiliado, para los pobres y los afligidos.

El judaísmo palestino supo prolongar estos hermosos textos de Isaías. Las figuras de “portador de buenas noticias”, de ungido o Siervo de Yahvé proporcionará a los primeros cristianos un vocabulario para presentar a Cristo anunciando la Buena Nueva.

Los setenta traducen generalmente el verbo hebreo basser por euangelizesthai, sin embargo Friedrich, dice que el texto de los Setenta relaciona este verbo con la palabra salvación.

San Pablo utiliza la palabra Evangelio

¿Qué es el evangelio para Pablo? Es algo esencial relacionado con su vocación pues Cristo lo ha enviado a "anunciar el evangelio” y que incluso habla de "mi evangelio” (Rom. 2, 16).

La primera carta a los tesalonicenses

Pablo la escribió hacia el año 50, cuando residía en Corinto. La primera mención de la palabra “evangelio” aparece en la acción de gracias que sigue al saludo. Para los Tesalonicenses, la eficacia del Evangelio se inscribe esencialmente en la forma en que Pablo se ha comportado con ellos al servicio del evangelio, de la palabra del Señor. La acogida del Evangelio se describe como un volverse a Dios y alejarse de los ídolos.

La primera carta a los Corintios

Pablo la evangelizó la ciudad de Corinto durante una estancia hacia los años 49-51. La comunidad es todavía joven y frágil cuando le envía su primera carta, hacia el 53. Sigue una segunda carta, perdida hoy, y luego otra hacia el 55, la que llamamos Segunda carta a los Corintios.

Cuando les escribe san Pablo los Corintios están divididos. Procedentes en su mayoría, de ambiente pagano, reproducen las normas éticas de ese ambiente y desconocen qué comportamientos son conformes o no con el Evangelio. Dudan de la resurrección de los muertos; debido al pensamiento griego que tienen muy arraigado les es muy difícil entender que el alma sea naturalmente inmortal, ante esto Pablo debe aclarar su Evangelio.

Pablo manifestó que el creer o no que Cristo resucitó tiene consecuencias reales para la vida del hombre: “Si Cristo no ha resucitado vuestra fe es vana, estáis aún en vuestros pecados”.

La Segunda Carta a los Corintios

Pablo tiene una personalidad fuerte, ese celo que lo caracterizo antes de su conversión lo sigue caracterizando. Tanto que reclama que él fue el primero en llegar a Corinto con el Evangelio de Cristo. Pone su orgullo en su propio trabajo, realizado con la gracia de Dios. Tan es así actitud de luchador, que comienza a tener conflictos con las personas que influyen en la comunidad y promueven otros tipos de comportamiento distintos de los de Pablo, que lo cuestionan al decirle por que el no siguió a Jesús durante su vida como los Apóstoles y que lo llevan a insistir en la idea de que solo hay un Evangelio y no dos.

Estos adversarios parece ser ávidos de experiencia espiritual y de verdadero conocimiento. Tal es que promueven un conocimiento superior y distinto al de Pablo. Pues honran a un Cristo espiritual, olvidando al Cristo crucificado. Es imposible disociar el Espíritu del Señor Jesucristo, como están tentados de hacer los corintios (1 Cor. 12, 1-3).

La Carta a los Filipenses

Es una carta dirigida a la 1ra. Comunidad fundada por Pablo en Europa, durante su segundo viaje misionero. A lo largo de la carta insiste en la comunión fraterna, que es en realidad entre ellos desde que les llegó el Evangelio. La comunidad tiene problemas con relación a una mayor comunión, aun mayor entendimiento fraterno en la práctica.

La Carta a los Gálatas

Esta carta que se dirige a la Iglesias de Galacia son comunidades que Pablo fundó, durante su segundo y tercer viaje.

Los gálatas son paganos de origen, no judíos a los que Pablo les anuncia el Evangelio sin obligarlos a circunsidarse y a practicar al Ley de Moisés (Pues Pablo les ha presentado un Evangelio incompleto –según ellos- la fe sin la ley). La fe en Jesucristo basta –dice Pablo-, es conciliar la fe en Jesús con la práctica de la ley de Moisés. En esta carta la noción de Evangelio se trata de una confrontación entres dos buenas noticias: la que promueven los judaizantes y la que promueve Pablo. Para él, los gálatas se han pasado a otro “Evangelio”, que es decir, a nada pues sólo hay un Evangelio, el de Cristo.

Toda esta carta es un intento de reconducirlos al único Evangelio que existe.

La Carta a los Romanos

Esta es escrita en Corintio poco tiempos después de la carta a los Gálatas. Pablo, dirige su carta a cristianos de origen pagano en la que reflexiona los diferentes modelos de comunidades y de fe. En la que se planteara que se debe hacer con los creyentes que habían venido del judaísmo y del paganismo, la relación de ellos, etc.

Él les insiste que así como él a sido llamado también ellos son llamados y forman parte de los "santos por vocación de Dios”. Y esta Buena Noticia es anunciada tanto al judío como al pagano y los invita a la fe. Manifestando que el hombre sólo alcanzará la salvación por la fe y no por el cumplimiento de la ley.

La Carta a los Colosenses y a los Efesios

Existe un problema en Colosas pues tienden a diluir la realidad de Cristo en ciertas “filosofías o estériles especulaciones fundadas en tradiciones humanas o en ponencias cósmicas, pero no en Cristo”. Además de que restablecen prácticas judaizantes.

Este anuncio a esta comunidad está ligado a la gracia de Dios y a la enseñanza transmitida por Epafras –quien evangelizó Colosas-. Quien entre otras cosas insiste en la eliminación de las diferencias entre los paganos y judíos por la reconciliación de todos en Cristo.

La carta a los Efesios desarrolla más ampliamente el tema. Mostrando así a los paganos sin Mesías, privados del derecho de la ciudadanía de Israel. Esta reconciliación se realiza por la cruz, que mata al odio.

Las Cartas Pastorales

En estas cartas no aparece el verbo evangelizar y el sustantivo se utiliza poco. Pablo hace mención a la Ley que fue hecha para los malvados y rebeldes, impíos, pecadores, sacrílegos y profanadores, etc. Mostrando también en una segunda parte el tema del sufrimiento y que esta ligado a la salvación por la gracia.

Las Cartas a los Hebreos y la Primera de Pedro

La carta a los Hebreos utiliza dos veces el verbo “ser evangelizado” = recibir una buena noticia. Y la 1ra. Carta de Pedro manifiesta que el mensaje transmitido a sido enviado desde el cielo y comunicado por el Espíritu Santo.

Utilización de la palabra "evangelio" en las Cartas de San Pablo

La palabra “evangelio” es muy utilizado por san Pablo. Y curiosamente aparece más en los escritos de Pablo que en los evangelios.

Pablo escribe cartas en primera persona y los evangelios son escritos en tercera persona. En los evangelios siempre aparece la persona de Jesús que dice o hace algo. Sin embargo podemos leer algunos capítulos de Pablo sin oír el nombre de Jesús. Existe un problema en donde algunos opinan que Pablo solo parte del Jesús celestial y no del Jesús de la historia. Se puede decir, que la diferencia radica que al promover el amor los evangelios utilizan una trama narrativa y que tienen a Jesús por héroe distinto de Pablo que utiliza el género epistolar y se apoya en la tradición que viene de Jesús.

Con géneros literarios diferentes, ni los evangelios ni Pablo desligan la celebración del Señor glorioso del recuerdo de la cruz. Esto produce la teología de la cruz en Pablo.

El Evangelio en los Evangelios

Seguramente Jesús al conocer los textos de Isaías, sabía la existencia de la palabra “evangelio”.

Marcos

Uno de los objetivos del evangelio de Marcos es la comprensión de Jesús como Cristo, Hijo de Dios. Por lo que todo el relato de Marcos la palabra Evangelio designará el mensaje anunciado por Jesús y acogido por los cristianos.

Podemos encontrar que Evangelio y Reino están juntos y notamos que la palabra Reino es muy frecuente en los Sinópticos que la palabra Evangelio. Lo que nos lleva a pensar que a Jesús le gustaba la palabra Reino pues manifestaba su cercanía y su llegada al predicar, al hacer milagros, etc.

Mateo y Lucas

Mateo utiliza cuatro veces la palabra Evangelio. Tres veces una expresión que les es propia: el “Evangelio del Reino” y que permite vislumbrar una continuidad entre Jesús y su predicación y la de los apóstoles.

Lucas utiliza la palabra “evangelio” sólo en Hechos (15,7), pero en cambio le gusta el verbo “evangelizar”, que aparece diez veces en su evangelio y quince en los Hechos.


DEL EVANGELIO ORAL A LOS EVANGELIOS ESCRITOS

Así como en los muros de algunos edificios se encuentra una piedra esculpida o inscrita que pertenece a una construcción más antigua en los evangelios encontramos algo similar y que son materiales antiguos tomados de las primeras proclamaciones cristianas y que están centradas en la muerte y resurrección de Cristo, el perdón de los pecados y el don del Espíritu.

Al anunciar el Kerygma que debía de instruir y llevarlos a la conversión, no sólo se hablaba de la muerte y resurrección, sino también de las palabras del Señor Jesús, sus milagros, lo que había vivido, dicho, y así se formaron tradiciones en torno a él. Estos a su vez fueron orales hasta llevarlos hacer una especie de colección necesaria para la vida de las iglesias. Que a su vez fueron las que le dieron forma a nuestros evangelios.

Las Necesidades de las Comunidades

Podemos encontrar cuatro necesidades

1.- La catequesis. Que pretende transformar al recién convertido en creyente adulto y lo va a lograr mediante la comprensión de la fe como por la forma de vivir del cristiano. El relato de los discípulos de Emaús es un ejemplo de catequesis en donde manifiesta cuales son los medios de reconocer a Jesús y que es mediante las Escrituras y la Fracción del Pan.

2.- La organización de las comunidades. Las jóvenes comunidades necesitaban una organización, por lo que tanto Pablo como los evangelistas escriben para las comunidades exhortándolas a tener cuidado de su manera de vivir y de actuar.

3.- Liturgia. Esta ocupaba un puesto escogido en la vida interna de las comunidades. Por tal motivo Pablo y los Evangelistas informaron de la Cena del Señor, que constituía la fuente de su propia práctica eucarística.

4.- La apologética. Las jóvenes comunidades cristianas fueron consideradas como grupos conflictivos por los judíos –fariseos y saduceos-. Estas tensiones fueron a veces violentas (Esteban Hch. 7). Unos negaban la mesianidad de Jesús y los otros la reconocían. Por lo que los relatos evangélicos nacieron para responder a las necesidades de las comunidades.

Los Géneros Literarios que componen los Evangelios

El estudio de los géneros que componen los evangelios esta ligado a la escuela llamada Historia de las Formas, que nació al final de la Primera Guerra Mundial. Ella intentó determinar los géneros en que se podía organizar el material evangélico y se proponen algunos géneros literarios esenciales:

1.- Los relatos de los milagros: Exposición, situación del enfermo, curación y admiración de testigos
2.- Las parábolas: Se puede estudiar el género comparándolo con el ambiente o la relación entre la parábola y la explicación dada por Jesús.
3.- Los logia (palabras) frases: Son palabras de Jesús y pueden ser de carácter profético, apocalíptico, jurídico, parabólico o sapiencial.
4.- Las sentencias encuadradas: Relatos que ponen de relieve una frase de Jesús.
5.- Los relatos de controversia: Vs. Saduceos.
6.- Las invectivas: Vs. Fariseos.
7.- Los sumarios y transiciones
8.- Los relatos de Jesús: Los individualizados.
9.- Las anunciaciones: Las vemos en los evangelios de la infancia.
10.- Los relatos de las apariciones: Del Resucitado.
11.- Los relatos edificantes: E/p. Infancia en Mateo.

En marcha hacia el relato

¿Cómo llegaron a integrarse en un conjunto narrativo y que va desde el nacimiento o el bautismo hasta su muerte y resurrección?

Encontramos en los evangelios bloques o colecciones, por ejemplo: Mt. 8,1-9,8 reúne casi exclusivamente una serie de diez milagros, Mc. 9,33-50 colecciones de palabras, Mt. 13 parábolas. Y que supone que éstas unidades independientes fueron agrupadas para formar bloques más amplios. Más adelante fueron integrados en un conjunto narrativo organizado, a grandes rasgos, como una biografía de Jesús, que iba desde su bautismo hasta su muerte y resurrección.

El hecho sinóptico y su interpretación

El ir haciendo la reconstrucción de la génesis literaria de los evangelios nos lleva a entrar en el mundo de las hipótesis y de los modelos de interpretación de los hechos. La ciencia tiende a interpretar los datos mediante la construcción de modelos que expliquen el mayor número posible de hechos. ¿Qué hechos hay que tener en cuenta?:

1.- Jesús y sus apóstoles hablaban arameo, pero los evangelios están escritos en griego. Supone que al pasar la fe cristiana de ambientes de lengua semítica a ambientes de lengua griega, fueron necesarias las traducciones.

2.- Tres evangelios se parecen, aunque son diferentes.

3.- En los textos se advierten nuevos comienzos o empalmes, que hacen pensar en varias redacciones sucesivas

En lo que se refiere a los tres primeros evangelios resaltamos:

a) Perícopas comunes en los tres: triple tradición.

b) Perícopas comunes en Mt. Y Lc.: doble tradición

c) Perícopas propias de un solo testigo: Mt. Mc. o Lc.

d) Dobletes o materiales presentes dos veces en un mismo evangelio.

Para la elaboración de los modelos sinópticos opinan algunos que se obtuvieron mediante la tradición oral. Hoy sabemos que esta tradición oral tuvo un papel muy importante, pero no podemos descartar otras vías. Como por ejemplo la hipótesis del modelo “dos fuentes” que postula que Mateo y Lucas dependen de Marcos y de otra fuente, o “logia”, llamada Q (Quelle –alemán- =Fuente).

La Autoridad de los Evangelios

Algunos investigadores como Gerhardsson han insistido en que Jesús y sus discípulos estaba inmersos en una cultura de tipo rabínico, en la que la transmisión oral de la Ley y de las tradiciones era muy fiable, gracias a las repeticiones continuas y los medios mnemotécnicos. Y aunque la enseñanza de Jesús está cerca de veces del pensamiento fariseo, no pertenece a la corriente farisea (Jn 7,15).

Esto manifiesta que si Jesús decidió agrupar en torno a él a unos discípulos para instruirlos, formarlos y enviarlos a predicar, lo hizo porque pretendía transmitir la predicación del Reino. Por ello su enseñanza fue de un tono particular, ritmico, que favoreciese la memorización.

De ahí que una serie de dichos sobre el Reino era el centro de predicación de los primeros discípulos enviados. Por ejemplo: Las tres bienaventuranzas de Lucas Lc. 6, 20-21, o las parábolas del Reino. Y así encontramos otra serie de temas como la penitencia, la conversión urgente; reglas comunitarias, etc.

Criterios para ir de los Evangelios a Jesús

Debemos tener claro dos cosas: Los evangelizo contienen materiales historicos sobre Jesús y que esos materiales han sido elaborados para proclamar el Evangelio y alimentar la fe de los primeros cristianos. Los exagetas han encontrado criterios que nos permiten localizar lo que, dentro de los evangelios, nos permiten remontarnos hasta el Jesús pre-pascual.

1.-El criterio de atestación múltiple. El hecho está mejor atestiguado cuando lo es por diferentes fuentes distintas unas de otras.

2.- El criterio de discontinuidad. Son palabras o actitudes de Jesús que se oponen a las concepciones del judaísmo o a la iglesia primitiva.

3.- El criterio de explicación necesaria. Ante un conjunto de hechos o datos, exige una explicación coherente o suficiente, se ofrece una explicación que ilumina y armoniza estos elementos, concluimos que estamos en presencia de un dato autentico.

Una Tradición viva

Los evangelios reflejan la forma en que los creyentes de las comunidades la asimilaron. La tradición esta animada por un doble dinamismo: dinamismo de conservación y de preservación, ligado a una actitud de fidelidad y a la trasmisión del hecho; y un dinamismo de actualización y de profundización, es decir, lo que es “antiguo” y lo que es más reciente, o “redaccional”.

La Buena Nueva no admite diferencias entre una palabra que la ciencia exegetica reconoce como pronunciada por Jesús tal cual, y otra que ha experimentado cambios al ser usarla por las iglesias. Las dos tienen exactamente el mismo valor de Evangelio.

LOS CUATRO EVANGELIOS

Los cristianos siempre poseyeron escritos sagrados como todos lo judíos, la Ley, los profetas y otros escritos que lejos de abandonarlos, los utilizaron estos escritos revelados para comprender mejor el misterio del maestro. Puesto que él se convirtió en la clave que daba sentido a todas las escrituras.

Los evangelistas emplearon los mismos métodos que los judíos en su tiempo. Y que los podemos resumir con la palabra Misdrash (hebrea) = Buscar. Era necesario una precisa lectura-investigación, y a ella se consagraban los escribas y los doctores de la Ley. Los apóstoles y los evangelistas recogieron este método. La diferencia consistió en: la tradición judía farisea, los rabinos proponía una lectura-investigación de los textos de la Ley y los Profetas, en la que las interpretaciones de los diversos rabinos nunca era definitiva. Con los primeros cristianos el misdrash orientó al texto hacia Jesús como el único que abría las Escrituras y les confería un sentido decisivo.

Podemos encontrar la presencia de las Escrituras en los Evangelios en las siguientes formas:

1.- Las citas de cumplimiento. Se trata de textos de la Escritura introducidos con una mención explícita como: “Para que se cumpliese lo dicho por el profeta...”
2.- Citas introducidas de manera vaga. “Sus discípulos recordaron las palabras de la Escritura...” Jn. 2, 17.
3.- Citas no introducidas. Agrupa diverso textos junto a frases que se refieren a ningún texto concreto.
4.- En toda a la Escritura, incluso cuando no es citada, constituye una especie de relación entre un sub-texto –las escrituras- y un nuevo texto, los evangelios, por ejemplo: Lc. 7, 15 = 1 Re. 17, 23.

La tradición del Señor se organiza a raíz de sus dichos, acciones, su pasión, muerte y resurrección lo que garantiza así, una presencia viva de la figura de Cristo salvador. De tal manera que los evangelios conceden un puesto muy importante a la pasión y muerte de Salvador.

Los evangelistas, cuando reflexionan en el misterio de la muerte del Mesías, viven en comunidades de fieles que celebran al Señor resucitado, viven de su presencia en medio de ellos. Hablan de la vida y muerte de una que está vivo, en el momento en que escriben, por lo que cada evangelista encuentra la forma de expresar que este Jesús, es el Señor.

El Evangelio de Marcos

Marcos organiza su evangelio siguiendo un esquema geográfico muy sencillo y que tiene una dimensión religiosa: Comienza con el bautismo en el Jordán, predica en Galilea (región pagana), sube a Jerusalén (ciudad cerrada y hostil), ahí predica, actúa y muere.

En el primer versículo de su relato, Marcos dice todo a su lector: Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, pero necesitará 16 capítulos para decirlo, desarrollando una estrategia narrativa llamada del “secreto mesiánico”. Es decir: quien sepa que Jesús es el Mesías que se callen(1, 34; 8, 29), para que quienes no lo saben aprendan a hablar.

Si Marcos experimenta la necesidad de traducir ciertas palabras arameas (7,27), o de explicar las costumbres judías (7, 3-4), es porque se dirige a paganos. Se admite generalmente que Marcos siguió a Pedro a Roma y que allí redactó su evangelio, poco antes del 70, basándose en las enseñanzas del Apóstol. En el sentido que le da Papías de “interprete”. A Marcos se le identifica con Juan Marcos, originario de Jerusalén (Hch. 12,12) y habría sido compañero de Pablo (Hch. 12,25) y luego de Pedro (1 Pe. 5,13) en Roma.

El Evangelio de Mateo

Mateo comienza su relato con un evangelio de la infancia, centrando este momento en José. Así Mateo hace progresar su relato hacia la idea de que Jesús es el verdadero Mesías de los judíos, rechazado por algunos de ellos. Para Mateo, Jesús es el Maestro y Señor por excelencia, por tal motivo lo encontraremos enseñando en la montaña (Cap. 5).

Mateo se dirige a una comunidad de judeo-cristianos que se ha distanciado del ambiente judío. Lo vemos claro en el cap. 23 y nos da entender que es un momento fuerte de separación entre los judíos fieles de las sinagogas y los judíos convertidos a Jesús. Los años 85-90 corresponden bastante bien a este estado de cosas. Esta comunidad a la que se dirige Mateo podríamos situarla en una región como Siria, quizá en Antioquía.

La tradición identificó al autor con el apóstol Mateo-Leví, el publicano recaudador de impuestos (Mt. 9,9). Papías declara sobre él: “Mateo ordenó la sentencia (del Señor) en lengua hebrea; pero cada uno las traducía como mejor podía” (Eusebio, Historia Eclesiástica III. 39, 16). Ya que el evangelio de Mateo nos ha llegado en griego podríamos decir que ese documento del que nos habla Papías fue traducido y reelaborado por autores desconocidos, con destino a cristianos de lengua griega. Y de ello de habla de la “Escuela de Mateo”.

Lucas escribió una obra en dos volúmenes: el evangelio (centrado en Jesús) y los Hechos de los Apóstoles (comienzos de la Iglesia). Lucas escribe como un historiador creyente. Lucas como Mateo, tiene un relato de la infancia, centrando el papel de María, la madre de Jesús.

La organización del tiempo y de los lugares juega un papel importante. El tiempo se distribuye en tres períodos: tiempo de la promesa, de Jesús y de la Iglesia. La geografía tiene un peso teológico. El evangelio comienza y termina en Jerusalén; y los Hechos comienzan en Jerusalén y termina en Roma. Para Lucas, Jerusalén ya no es el centro religioso de los que creen en Cristo. Por eso, la salvación se dirige a los paganos, cuyo símbolo es Roma (Hch. 28,28).

Las tres secciones del evangelio son:

1.- El ministerio en Galilea( 4,14-9, 50). Jesús enseña con autoridad.
2.- De Galilea a Jerusalén (9,51-19,28). Deja descubrir lo que es ser discípulo y sigue el camino de los profetas que lo precedieron, que lleva a morir en Jerusalén.
3.- En Jerusalén(19,29-24,53) La parte final cuenta la muerte y la resurrección de Jesús.

Los destinatarios de Lucas son paganos de cultura griega a los que va familiarizando con la cultura judía. Lucas es un creyente venido del paganismo, posiblemente de Siria o de Filipos. La tradición antigua lo señala como compañero de Pablo.

El Evangelio de Juan

Juan tiende a limitarse a un pequeño número de acontecimientos y a subrayar su significado con ayuda de discursos y debates. Divide su evangelio en dos partes: la primera habla de una Palabra preexistente, que es luz y vida, que se hace carne. Las palabras clave de este prólogo son: vida, luz, gloria, Hijo y Revelación. La segunda parte está ocupada por la gran obra de Jesús, su muerte gloriosa en la cruz.

A pesar de algunas dudas, se puede decir que Juan, uno de los doce apóstoles de Jesús está a la base oral y escrita que produjo el cuarto Evangelio. Los destinatarios son fácilmente identificados por sus centros de interés. Este evangelio fue dirigido a las personas, en quienes Juan se interesa más que los otros evangelistas. Dirigido a creyentes que han fusionado la Tradición de Pedro y la del discípulo amado. La forma actual oscila entre los años 90 y 95.

LOS EVANGELIOS Y LA FORMACION DEL NUEVO TESTAMENTO

El hecho de que las iglesias jóvenes se hayan ido extendiendo por el Imperio y que están compuestas de judeo-cristianos, pagano-cristianos o sean mixtas; que son pocos los testigos oculares que sobreviven, repercute en la necesidad de conservar, por escrito, los hechos y dichos de Jesús.

Los Evangelios ansiosos de unidad

Visto lo anterior, nos lleva a pensar que los evangelios fueron redactados definitivamente en la segunda mitad del siglo I. Cada uno de los escritores sintetiza sus pensamientos y sus teologías. Mateo parece reunir una teología centrada en Israel y otra más universal. Lucas concilia el uso de dos figuras, Elías y Juan el bautista. Marcos habla de la necesidad de convertirse ante la inminente llagada del Reino.

Unidad y desviaciones

La unidad es la clave para las comunidades del final del siglo I puesto que surgen conflictos derivados de la diversidad. La respuesta se fue dando a la par con la búsqueda de la verdadera tradición y las verdaderas escrituras.

Las principales desviaciones cristianas

Podemos encontrar corrientes como los judeo-cristianos que intentaban conciliar las prácticas de la Ley de Moisés con la fe en Jesucristo, de las cuales surgieron sectas como el docetismo, adopcionismo y la gnosis. Otra corriente que tiene tendencias de tipo gnóstico y se caracteriza por una valoración del verdadero conocimiento que salva y resta valor a la materia y a la historia.

Encontramos también el marcionismo que eliminaba al dios de los judíos, al que considera un dios creador de un mundo malo, que no tiene nada que ver con el Dios de Jesús, que es amor y padre. El montanismo que anunciaba la próxima vuelta de Cristo. Montano se dice representante del espíritu Santo, y dice que transmite por él más de lo revelado por Cristo en los evangelios.

La Regla de la Verdad

Todas las iglesias cristianas tenían sus escrituras que leían en función del Señor Jesús, aunque no todas estaban de acuerdo, lo que provocó un debate sobre la verdad de los libros reconocidos como fundadores, sobre la verdad de las tradiciones y la doctrina que se podía sacar de ellos para la fe y la vida de las iglesias. Surge entonces la necesidad de determinar los libros considerados como inspirados. Ireneo hace un primer intento al desarrollar una formulación flexible de los puntos esenciales de la fe: un solo y mismo Dios, creador del mundo, Padre de Cristo Jesús; un solo y mismo Jesucristo, Hijo de Dios y del hombre.

El titulo “Evangelio” dado a los cuatro libritos

Al principio, según parece, ninguno de los evangelios tenía título. Los primeros Padres usaban diversos términos como: “Cosas dichas y hechas por el Señor”, “palabras del Señor”, “recuerdo de los apóstoles”. Y será hacia el año 150 cuando Justino llame evangelios a los “recuerdos de los apóstoles”. Así la palabra fue utilizada para designar los relatos y acontecimientos de la vida de Jesús.

EL EVANGELIO ALCANZA DIMENSION MUNDIAL

Integrados los evangelios, las cartas de Pablo y otros escritos, forman el nuevo Testamento para completar, con las Escrituras judías, la Biblia Cristiana. Entonces surge la idea de una Iglesia guardiana de la Tradición y las escrituras, que se extiende hoy por los cuatro puntos cardinales.

¿Por qué es tan difícil perdonar?

Para perdonar tenemos que elevar nuestra memoria a un nivel superior, reemplazando el recuerdo doloroso por las palabras de Jesús

Una de las pruebas más difíciles que se enfrentan en la vida es la constatación de que se es incapaz de perdonar a alguien que nos lastimó. Jesús nos dio un ejemplo de esa actitud cuando relató la parábola del hijo pródigo que malgastó su herencia.

Cuando a este jóven se le acabó todo el dinero y empezó a pasar necesidad en una tierra donde había sobrevenido un hambre extrema, decidió volver a su padre, pedir perdón y solicitar ser tratado como a uno de sus jornaleros. El padre misericordioso, que nunca dejó de amar a su hijo, lo perdonó en el acto y le devolvió su lugar en la casa, como su hijo.

Pero el hermano mayor, que había permanecido fiel a su padre, se quejó. Estaba celoso de la fiesta que se había organizado en honor de su hermano pródigo.

Al hermano mayor le pareció completamente injusto que su padre honrara a ese hermano descarriado, mientras que a él nunca lo había recompensado por su lealtad y su trabajo. En lugar de alegrarse por la conversión y el regreso de su hermano, el mayor se irritó y se entristeció, y se negó a entrar en el banquete.

El padre le explicó por qué debía alegrarse: porque el hijo que estaba perdido había vuelto. En ese momento, el hermano mayor tuvo que elegir. ¿Haría caso a la súplica de su padre y se uniría a su alegría, o se encerraría en sí mismo y en su tristeza autocompasiva? ¿Iba a aceptar reconciliarse con su hermano, aunque no fuera más que por amor a su padre, o se retiraría amargado y con el corazón endurecido?

Jesús no nos contó cuál fue la reacción del hermano mayor. Tal vez quería que reflexionáramos sobre cuál sería nuestra reacción, ya que es una opción que todos, tarde o temprano, vamos a tener que hacer.

Sea porque tenemos a un alcohólico en la familia, o un ser querido se hace adicto a las drogas, o un cónyuge nos es infiel o un amigo nos traiciona, todos, en algún momento, nos enfrentaremos con la opción de perdonar a quien nos hirió, incluso si esa persona no nos pide perdón.

El único remedio veraz para curar ese tipo de sufrimiento es perdonar a quien nos hirió. Por eso es que Jesús nos regaló el “Padrenuestro”.

Si nosotros no perdonamos a los demás, cada vez que rezamos el Padrenuestro, ¡estamos pidiendo a Dios que no nos perdone las ofensas que hacemos contra Él! Jesús también nos dio Su propio ejemplo en la Cruz cuando dijo: “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen”.

¿Por qué es tan difícil perdonar y olvidar?

Yo lo llamo “vivir en el recuerdo”. Cuando nuestra Fe y nuestra Esperanza son débiles, podemos vivir inmersos en un recuerdo triste.
Durante años revivimos y reavivamos ese momento de dolor y enojo, hasta que se nos deforma el alma y se nos endurece el corazón.
En ese estado, empezamos a justificar todas nuestras debilidades por esa experiencia dolorosa que recordamos una y otra vez.

A esa altura, es imposible ver las propias faltas con humildad y tratar de cambiar nuestra conducta indeseable para bien. Al final, un día nos percatamos de que estamos atrapados en un ciclo sin fin de frustración, enojo y tristeza.

Esa es una situación peligrosa ya que, a menos que rompamos ese patrón, todo lo que nos suceda cada día será un recuerdo de ese incidente que nos lastimó tanto.

La tensión va a ir en aumento hasta que la vida entera se va a ver destruida por frustraciones que no existen. Es fácil imaginarse al hermano mayor cargado de amargura contra su hermano descarriado durante mucho tiempo.

Si eligiera rechazar la alegría de la reconciliación y el sacrificio, cosecharía solamente tristeza y tormentos. Se estaría cargando sobre las espaldas ese rencor cada vez que viera a su hermano. Pero sería la opción que él mismo escogió la que le causaría tristeza.

¿Cuál es la solución? ¿Cómo logro perdonar?

Sin duda, perdonar no es hacer de cuenta que no tenemos problemas ni sentimientos, ni que nunca hubo ofensa. No se pueden enterrar los sentimientos ni los recuerdos a costa de una gran fuerza de voluntad. Eso no sirve.

No, la respuesta requiere de un enfoque completamente distinto. Debemos usar esos sentimientos que nos provocan dolor como una oportunidad para imitar al Padre, nuestro Dios Compasivo, Misericordioso y Amante, que hace salir el sol sobre justos e injustos.

Tenemos que empezar a ver lo sucedido como algo que Él permitió que pasara para nuestra santificación, para hacernos santos según nuestra reacción ante ese acontecimiento doloroso.

En lugar de tratar de hacer de cuenta que no nos sentimos heridos, tenemos que elevar nuestra memoria a un nivel superior, reemplazando el recuerdo doloroso por las palabras de Jesús o por algún incidente de Su vida.

La memoria, una de nuestras facultades mentales, es un regalo precioso que nos dio Dios. Pero debe ser usada correctamente. La memoria debe considerarse un depósito tremendo donde podemos guardar todo lo que nos relatan los Evangelios acerca de Jesús y Su vida, llenando el lugar con Oración, Escrituras y los Sacramentos.

Cada vez que recordamos una ofensa pasada, debemos reemplazar el recuerdo con palabras de Jesús, trayendo a la memoria los episodios en que Él perdonó, y cómo utilizó cada oportunidad para dar Honor y Gloria a Su Padre.

Entonces, cuando aparezca un recuerdo inquietante, podemos “cambiar de carril” hacia un pensamiento diferente: uno centrado en Jesús. Esto va a lograr que nuestra memoria se eleve por sobre las cosas de este mundo, y empiece a vivir en la Palabra de Dios.

Sin embargo, este proceso de sustituir un mal recuerdo por buenos pensamientos puede utilizarse incorrectamente. Si se realiza en una esfera completamente natural, puede ayudar a cambiar el pensamiento, pero nunca nos va a provocar un cambio de vida que nos acerque a la unión con Dios.

Por ejemplo: un colega nos ofende con un comentario antipático. Uno permanece callado, pero las palabras que dijo nos queman por dentro como el fuego. Hay quienes nos aconsejarán salvar esta situación a través del “pensamiento positivo”, o mediante alguna técnica como la formación de una imagen mental de una flor que flota en un lago espejado.

Esto puede cambiar el patrón de pensamiento y calmar los ánimos, pero no nos va a hacer semejantes a Jesús. No, no es esa la manera de proceder.

Jesús es el centro del perdón

Es Jesús quien debe ocupar el centro de nuestras facultades mentales. Jesús es el Camino a seguir para controlar nuestra memoria y nuestra imaginación. Es Jesús la Verdad que nos ayuda a elevar nuestro entendimiento por encima de nuestra limitada capacidad para ver los Misterios de Dios. Y Jesús es la Vida a través de la cual se fortalece nuestra voluntad para superar los más grandes obstáculos.

Como cristianos, debemos luchar por vivir una vida santa, la vida de un hijo de Dios –no simplemente una “buena” vida como meras criaturas de Dios-.

Es solamente a través de Jesús que podemos elevarnos de una vida de imperfección o tristeza o amargura a una vida de santidad y esperanza y alegría.

Dios siempre saca cosas buenas de toda situación para quienes lo aman, si no en esta vida, en la otra.

Cuando ponemos nuestra confianza en nuestro Dios Amor, todas nuestras penurias pueden convertirse en escalones que nos lleven al Cielo.

PRECES

Jesús nos enseña: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores». Con confianza, nos dirigimos a él:
R/MSeñor, por tu misericordia, escúchanos.
Te pedimos por la Iglesia,
– haz que los hombres de nuestro tiempo puedan reconocer en ella la salvación que les ofreces.MR/
Para que no juzguemos a los demás,
– y sabiéndonos perdonados por ti, aprendamos a perdonar.MR/
Acércate a los matrimonios que pasan dificultades,
– que con tu ayuda puedan vencerlas y se acreciente su amor.MR/
Que quienes se sienten solos y marginados puedan saber que tú los amas,
– y esto los llene de alegría y dé sentido a sus vidas.MR/
Fortalece a los cristianos que sufren persecución,
– e ilumina las mentes de quienes los maltratan.MR/
Intenciones libres
Padre nuestro…

ORACIÓN

Te pedimos, Señor, que la claridad de la resurrección de tu Hijo ilumine las dificultades de nuestra vida; que no temamos ante la oscuridad de la muerte y podamos llegar un día a la luz que no tiene fin. Por nuestro Señor Jesucristo.

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