El que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre
- 26 Enero 2021
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Memoria Litúrgica, 26 de enero
Obispos y Discípulos de San Pablo
Martirologio Romano: Memoria de los santos Timoteo y Tito, obispos y discípulos del apóstol san Pablo, que le ayudaron en su ministerio y presidieron las Iglesias de Éfeso y de Creta, respectivamente. Les fueron dirigidas cartas por su maestro que contienen sabias advertencias para los pastores, en vista de la formación de los fieles (s. I).
Etimología: Timoteo = Aquel que siente amor o adoración a Dios, es de origen griego.
Etimología: Tito = Aquel que es protegido y honrado, es de origen latino.
Breve Biografía
San Pablo nombró obispos a Timoteo y Tito, sus discípulos y colaboradores.
Los Santos Timoteo y Tito vivieron en la órbita del grande apóstol de las Gentes, y el nuevo calendario los coloca después de la fiesta de la “conversión” de San Pablo.
Timoteo es la imagen del discípulo ejemplar: obediente, discreto, eficaz, valiente. Por estas cualidades Pablo quiso que fuera su compañero de apostolado, en vez de Juan Marcos, durante el segundo viaje misionero en el año 50.
Había nacido en Listra, en donde Pablo lo encontró durante el primer viaje, y fue de los primeros convertidos al Evangelio; había sido educado en la religión hebrea por la abuela Loida y por la madre Eunice. Desde su encuentro con Pablo, siguió su itinerario apostólico; lo acompaña a Filipos y a Tesalónica.
Después los encontramos juntos en Atenas, en Corinto, en Éfeso y finalmente en Roma durante el primer cautiverio de Pablo. Fue un infatigable “viajero enviado” por el apóstol de las Gentes, y mantuvo los contactos entre Pablo y las jóvenes comunidades cristianas fundadas por él.
A menudo le llevaba las cartas y le daba noticias respecto de las mismas comunidades. Entre el 63 y el 66, cuando recibió la primera carta que le envió Pablo, Timoteo era el jefe de la Iglesia de Éfeso. Desde Roma Pablo le escribió una segunda carta, invitándolo a visitarlo antes del invierno. Es conmovedora la petición del anciano apóstol al “hijo” Timoteo, para que le llevara el abrigo que había dejado en Tróade, pues le servía para el frío en la cárcel de Roma. Timoteo estuvo presente en el martirio de Pablo; después regresó definitivamente a la sede de Éfeso, en donde, según una antigua tradición, murió mártir en el año 97.
El segundo fiel colaborador de Pablo fue San Tito, de origen pagano. Convertido y bautizado por el mismo apóstol, que lo llama “hijo mío”, se encuentra en compañía de Pablo en Jerusalén, en el año 49. Hizo con él el tercer viaje misionero y fue Tito quien llevó la “carta de las lágrimas” de Pablo a los fieles de Corinto, entre los cuales restableció la armonía y organizó la colecta para los pobres de Jerusalén.
Después del cautiverio de Roma, Pablo, de paso por Creta, dejó ahí a Tito con la misión de organizar la primera comunidad cristiana. Aquí recibió la carta de Pablo. Es un documento muy importante, porque nos informa sobre la vida interna de la Iglesia apostólica. Después Tito fue a Roma donde su Maestro, que lo mandó probablemente a evangelizar a Dalmacia, en donde todavía hoy está muy difundido su culto. Una antigua tradición, históricamente no confirmada, dice que Tito murió en Creta, de edad muy avanzada.
[X]
El ideal que nos hace hermanos
Santo Evangelio según san Marcos 3, 31-35. Martes del III del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
María, Madre mía, me pongo a pensar en que me miras todo el tiempo para protegerme con tu abrazo maternal; dejo a esta experiencia conmover mi corazón y me viene un destello de gratitud. ¡Qué bueno es Dios con nosotros, que nos regaló una Madre así! Si temo, aunque tema lo que tema, te tengo a ti. Gracias, Dios mío. Gracias, Madre.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 3, 31-35
En aquel tiempo, llegaron a donde estaba Jesús, su madre y sus parientes; se quedaron fuera y lo mandaron llamar. En torno a él estaba sentada una multitud, cuando le dijeron: “Ahí fuera están tu madre y tus hermanos, que te buscan”.
Él les respondió: “¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?” Luego, mirando a los que estaban sentados a su alrededor, dijo: “Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Hace un mes exactamente estábamos por celebrar la Navidad. Ahora parece que Jesús ha «madurado» demasiado rápido: tan metido en su «misión» que vive lejos de su familia. Ni siquiera María, su mamá, puede pasar un rato a solas con Él…
Cristo, en realidad, ha crecido en el amor a sus parientes. Más aún, está reconociendo la verdadera grandeza de María, aquello que une con más fuerza a los dos: el «Hágase en mí según tu palabra». ¿Cómo fue posible el nacimiento de Jesús? ¿Acaso no fue por la apertura de María a la voluntad de Dios? Por eso Cristo hoy quiere enseñar este doble nivel: existe un parentesco del cuerpo y de la sangre, pero hay algo más, una relación aún más profunda, que une los corazones. Esta conexión de espíritu sólo se da cuando dos almas tienen el mismo ideal: cumplir la voluntad de Dios.
Podemos pensar que cuando cumplimos la voluntad de Dios nos apartamos de los seres queridos. Por ejemplo, cuando un hijo o una hija se van de casa para adoptar la vida consagrada o sacerdotal. O bien, cuando hay compromisos de oración, de misa dominical, y debemos ausentarnos de actividades con los amigos. No hay nada más equivocado. Seguir la propia vocación, vivir compromisos de piedad nos fortalece como hijos de Dios, y sólo un hijo puede ser auténtico hermano.
Hay, además, una última lección en este Evangelio, la más importante de todas. Si buscamos realizar lo que Dios nos pide, estamos viviendo realmente como hermanos de Cristo que somos por el bautismo. El mundo dirá al vernos: «ése es hermano de Cristo, ¡se parece tanto a Él!». O, mejor todavía, ¡cuánta alegría le daremos a nuestra madre, María! ¡Ver que todos sus hijos nos parecemos a ella, al Hijo Mayor! Vivamos cada día con esta ilusión y este propósito: ser mejores hermanos de Cristo.
«María nos acompaña en este camino, indicando al Hijo que irradia la misericordia misma del Padre. Ella es en verdad la Odigitria, la Madre que muestra el camino que estamos llamados a recorrer para ser verdaderos discípulos de Jesús. En cada misterio del Rosario la sentimos cercana a nosotros y la contemplamos como la primera discípula de su Hijo, la que cumple la voluntad del Padre. La oración del Rosario no nos aleja de las preocupaciones de la vida; por el contrario, nos pide encarnarnos en la historia de todos los días para saber reconocer en medio de nosotros los signos de la presencia de Cristo. Cada vez que contemplamos un momento, un misterio de la vida de Cristo, estamos invitados a comprender de qué modo Dios entra en nuestra vida, para luego acogerlo y seguirlo. Descubrimos así el camino que nos lleva a seguir a Cristo en el servicio a los hermanos». (Homilía de S.S. Francisco, 8 de octubre de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Rezaré, al menos, un misterio del rosario en algún momento del día, pidiendo que se cumpla la voluntad de Dios en mí y en cada uno de mis familiares.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¿Quiénes eran los llamados hermanos de Jesús?
Hay pasajes difíciles de entender, y el tema aquí tratado es, sin lugar a dudas, uno de ellos.
El error de nuestros hermanos separados sobre este tema, parte de su desconocimiento del significado del término HERMANO, como se usa en la Biblia (Sobre el significado de este término, trataremos más adelante). Si leemos con cuidado, veremos que hasta los doce años en que Jesús fue hallado en el Templo de Jerusalén, no se menciona en ninguna parte de la Biblia que Jesús haya tenido más hermanos (en el sentido que nosotros entendemos, es decir, hijos del padre y/o la madre).
Si analizamos detenidamente, llegamos a la conclusión de que resultaría ilógico – si es que María hubiese tenido más hijos – que, durante doce años, ella y José no tuvieron ningún hijo además de Jesús, y sin embargo, en 18 años (hasta que Jesús cumplió treinta años e inició su vida pública), procrearon un mínimo de 7 hijos, pues si así consideramos a los mencionados en Mateo y Marcos, diríamos, equivocadamente, que así fue:
Mt 13.55-56 ‘¡Sus hermanos son Santiago, José, Simón y Judas! Sus hermanas también están todas entre nosotros’ (Mc 6.3).
Si asumimos, según dicen los protestantes, que aquí se refiere a hermanos de padre y/o madre, es lícito preguntarse, entonces: ¿es razonable pensar que María y José, tuvieron 7 hijos en 18 años, mientras que en los 12 años previos, no?. Por supuesto que suena irracional. Y aún más, vemos que cuando se hace referencia a los “hermanos de Jesús” se les llama con nombre propio, es decir se les trata como personas conocidas, personas ADULTAS. Conviene recordar que los judíos consideran la mayoría de edad a los 12-13 años. Pues bien, si aquí se les llama por su nombre propio, deberíamos asumir que estos “hermanos” eran ya adultos, por lo cual debían de tener un mínimo de 12 años. Entonces: Si Jesús ya tenía 30 años y sus “hermanos” un mínimo de 12 años, debemos restar estos 12 años de la edad de Jesús, con lo cual nos queda 18, pero como ya vimos anteriormente, de esos 18 años, durante sus 12 primeros años no se habla de ningún “hermano”, que era la edad que Jesús tenía cuando fue encontrado en el Templo. Por lo mismo debemos restar otros 12 años de los 18, con lo cual nos quedan 6 años. Por último, llegaríamos a una conclusión, lógicamente errada, porque es imposible:
Si José y María, no tuvieron otros hijos aparte de Jesús, durante sus primeros 12 años de vida, y tampoco los tuvieron en los 12 años previos a los 30 años de Jesús (por lo explicado anteriormente, sobre la condición necesaria de que estos supuestos “hermanos” debían de ser adultos), entonces; si tuvieron un mínimo de 7 hijos más, los debieron tener en únicamente 6 años, es decir a un ritmo de un parto cada aproximadamente 10 meses. ¿Es esto aceptable? Pues sinceramente no creo que alguien en su sano juicio podría aceptar semejante barbaridad. Todo por una sencilla razón: María y José no tuvieron más hijos que Jesús.
Lc 2.48 ‘Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo hemos estado muy angustiados’.
Pero veamos otro punto: cuando María responde al ángel, tras el anuncio de éste de que iba a ser madre del Salvador: “¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?”, notamos claramente que no puede haber más que una sola explicación y que es la siguiente: María pensaba permanecer virgen perpetuamente, es decir, ser célibe. Si no fuera así, no hubiera hecho la pregunta mencionada, puesto que si hubiera pensado tener relaciones con José, como cualquier otra mujer casada, al anuncio del ángel de que iba a ser madre, no habría reaccionado con esa sorpresa, ya que habría asumido que el ángel se refería a un hijo que tendría con José, su esposo. Pero, como María pensaba conservar la virginidad, tuvo que sorprenderse y preguntar de esa forma al ángel, pues no estaba en sus planes el tener relaciones carnales con José.
Lc 1.34 María entonces dijo al ángel: ‘¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?’.
Además, Jesús, antes de morir, entregó a su madre al apóstol más amado, puesto que sabía que si no lo hacía, ella quedaría sola, ya que era viuda y no contaba con otros hijos, más que el mismo Jesús, lo cual demuestra una vez más que El fue su único hijo. Si María hubiese tenido otros hijos no habría sido necesario que Jesús la encomendase con su apóstol Juan.
Jn 19.27 Dijo al discípulo: ‘Ahí tienes a tu madre’. Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.
Por otro lado, para aclarar mejor el tema, veamos quiénes eran realmente estos hermanos de Jesús, utilizando lo que la misma Palabra de Dios nos dice al respecto, y veremos que todos ellos, no eran más que familiares o parientes, y no hermanos de padre y/o de madre, como equivocadamente piensan algunos que están fuera de nuestra Iglesia:
Santiago y Judas, son parientes o “hermanos” como los llama la Escritura; incluso de Judas se dice en el libro de los Hechos que era hijo de Santiago, pero, en el sentido bíblico, sigue siendo su “hermano”. Ninguno de los dos, al comenzar sus Cartas se llama a sí mismo: hermano de Jesús, sino mas bien, servidores de Cristo Jesús, además, Judas mismo se reconoce como “hermano” de Santiago al iniciar su Carta. Ninguno de los dos refiere ser hermano de Jesús, en el sentido de ser hijos del mismo padre y/o madre, por una sencilla razón: Jesús fue hijo único de María. No debemos confundir a este Santiago, hijo de Alfeo, con Santiago, hermano de Juan, hijo de Zebedeo. Por otro lado, este Judas (o Tadeo) es diferente al Iscariote, que traicionó a Jesús.
Lc 6.15-16 Santiago, hijo de Alfeo, … Judas, hermano de Santiago.
Hch 1.13 Santiago, hijo de Alfeo, … y Judas, hijo de Santiago.
Stgo 1.1 Santiago, servidor de Dios y de Cristo Jesús el Señor.
Jd 1 Judas, servidor de Jesucristo y hermano de Santiago.
Tanto Santiago y Judas, “hermanos de Jesús”, son del grupo de los doce apóstoles. Alguno podrá objetar que no existe prueba de que así sea, pero si revisamos lo que dice Pablo en una de sus cartas, concluiremos que efectivamente fueron del grupo de los doce, al menos Santiago:
Gal 1.19 Pero no vi a ningún otro apóstol fuera de Santiago, hermano del Señor.
Por último, vemos que tanto Santiago como José (otro “hermano” del Señor), son hijos de la misma madre María. Aquí se le llama Santiago el Menor, para diferenciarlo del otro Santiago, el Mayor, hermano de Juan.
Mc 15.40; Mt 27.56 María, madre de Santiago el Menor y de José.
Y para terminar, alguno que no se quiere convencer podría insistir que la María mencionada, es María, madre de Jesús; pero, como vemos en la siguiente cita, Juan el evangelista, la distingue de la Madre de Jesús, mencionándola a continuación y haciendo referencia que era pariente suya, debido probablemente a lo cual sus hijos eran parientes o “hermanos” de Jesús.
Jn 19.25 Cerca de la cruz de Jesús estaba su madre, con María, la hermana de su madre, esposa de Cleofás.
El significado del término “hermano” en la biblia.
Para completar el sentido del tema anterior sobre María, veamos que la Biblia utiliza la palabra “hermano” no solamente para referirse a los hijos de uno o ambos progenitores, sino también a los parientes, a los miembros de una misma tribu, a los integrantes de un mismo clan, una misma raza, de la misma religión, a las personas que tienen un mismo oficio, a pueblos vecinos; entre otros sentidos. Por lo tanto, no se puede argumentar que como en la Biblia se habla de hermanos de Jesús se refiere a que El tuvo más hermanos de padre y/o madre, sino mas bien se hace referencia a sus parientes.
Comencemos por mostrar algunas citas bíblicas, que utilizan el término “hermano” para referirse a parientes y no a hijos del mismo padre y/o madre, con sus respectivos textos explicativos:
Gn 13.8 Abram le dijo a Lot: ‘Mira, es mejor que no haya peleas entre nosotros, ni entre mis pastores y los tuyos, ya que somos hermanos’.
Gn 14.14 En cuanto oyó Abram que los cuatro jefes habían llevado prisionero a su hermano Lot, escogió trescientos dieciocho de sus hombres.
Gn 11.27-28 Terá fue padre de Abram, de Najor y de Harán. Harán fue padre de Lot.
Gn 11.31 Terá tomó consigo a su hijo Abram, a su nieto Lot, hijo de Harán, y a su nueva Saray, esposa de Abram.
Gn 12.5 Abram tomó a su esposa Saray y a Lot, hijo de su hermano, con toda la fortuna que había acumulado.
Gn 14.12 Se llevaron también con ellos a Lot, hijo del Hermano de Abram.
Gn 29.15 Labán le dijo (a Jacob): ‘¿Acaso porque eres hermano mío vas a trabajar para mí de balde?’
Gn 29.10 Apenas Jacob vio a Raquel, hija de Labán, hermano de su madre.
Gn 29.13 Apenas supo Labán que Jacob era el hijo de su hermana, corrió a su encuentro.
2 Sm 13.1 Absalón, hijo de David, tenía una hermana muy bella llamada Tamar.
2 Sm 14.27 (Absalón) tuvo tres hijos y una hija que se llamaba Tamar y era muy bella.
Para reforzar lo dicho anteriormente, veamos otros textos bíblicos que muestran los diversos sentidos de la palabra “hermano” en la Biblia:
Gn 24.60 Y bendijeron a Rebeca, diciendo: ‘Hermana nuestra, ojalá des vida a multitudes’.
Gn 25.18 sus descendientes permanecieron en la región que se extiende desde Hevilá hasta Sur… Se mantienen a distancia de todos sus hermanos.
Gn 27.37 Respondió Isaac: ‘Lo he hecho tu señor y señor de todos tus hermanos’.
Gn 29.4 Jacob dijo a los pastores: ‘Hermanos, ¿de dónde son ustedes?’.
Gn 31.54 Jacob ofreció un sacrificio en el monte y convidó a comer a todos sus hermanos.
Ex 2.11 Siendo Moisés ya mayor, se preocupó por sus hermanos …Le tocó ver cómo un egipcio golpeaba a un hebreo, a uno de sus hermanos.
Lv 25.35 Si tu hermano pasa necesidad y ves que no puede salir del apuro, ayúdalo aunque sea forastero o huésped, para que pueda vivir junto a ti.
Lv 25.36 Teme a tu Dios y haz que tu hermano pueda vivir junto a ti.
Lv 25.46 Pero tratándose de tus hermanos israelitas, no actuarás en forma tiránica, sino que los tratarás como a tus hermanos.
Lv 25.47 Si el extranjero o el forastero que vive contigo adquiere bienes, y en cambio tu hermano se empobrece al lado de él…
Lev 25.48-49 Después de haberse vendido le quedará el derecho de rescate; uno de sus hermanos podrá rescatarlo. Lo rescatará su tío paterno, o el hijo de su tío, o algún otro pariente cercano suyo dentro de su familia.
Nm 8.26 En adelante podrán ayudar a sus hermanos en la Tienda de las Citas, pero ya no tendrán funciones. Así harás con los levitas.
Nm 20.14 Desde Cadés, Moisés mandó a decirle al rey de Edom: ‘Así habla tu hermano Israel’.
Dt 15.7 Si se encuentra algún pobre entre tus hermanos, que viven en tus ciudades, …, no endurezcas el corazón ni le cierres tu mano.
Dt 15.11 Nunca faltarán pobres en este país, …te doy yo este mandato: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es indigente y pobre.
Dt 15.12 Si tu hermano, hebreo, varón o mujer, se vende a ti, te servirá durante seis años y al séptimo lo dejarás libre.
Dt 17.15 Pondrás a tu cabeza un rey elegido por Yavé de entre tus hermanos. No pondrás a tu cabeza un rey extranjero que no sea hermano tuyo.
Dt 18.15 Yavé hará que se levante para ti, de en medio de tus hermanos, un profeta como yo.
Dt 18.18 ‘Yo haré que se levante de en medio de sus hermanos un profeta, lo mismo que hice contigo’.
Dt 19.4 Mira en qué caso el que dio muerte a un hombre podrá refugiarse allí para salvarse: si hirió involuntariamente a su hermano al que no tenía odio.
Dt 19.19 Le impondrán a él la pena que pretendía imponer a su hermano.
Dt 20.8 ‘¿Hay aquí algún hombre que tenga miedo …? Regrese inmediatamente a su casa para que no contagie con su miedo a sus hermanos’.
Jos 17.3-4 Selofjad, …., no tenía hijos, sino solamente hijas… Ellas se presentaron … diciendo: ‘Yavé ordenó por medio de Moisés que se nos diese posesión en medio de nuestros hermanos’. Se les dio entonces una herencia en medio de los hermanos de su padre.
Jue 21.6 Los hijos de Israel se compadecieron de su hermano Benjamín.
2 Sm 1.26 Por ti estoy apenado, Jonatán, hermano mío … Tu amistad era par mí más maravillosa que el amor de las mujeres.
1 Cr 5.13 Sus hermanos, por casas paternas, fueron: Miguel, Mesulam, Seba, Yoraim, Yacán, Zía y Héber.
1 Cr 7.5 Sus hermanos, de todas las familias de Isacar, eran ochenta y siete mil esforzados guerreros.
1 Cr 9.6 De los hijos de Zéraj: Seuel y sus hermanos: seiscientos noventa.
1 Cr 9.9 Y sus hermanos, según sus genealogías: novecientos cincuenta y seis.
Todos estos eran jefes de familias.
1 Cr 9.13 Y sus hermanos, jefes de sus casa paternas: mil setecientos sesenta hombres aptos para los ejercicios del culto.
1 Cr 23.22 Hijos de Majlí: Eleazar y Quis. Eleazar murió sin tener hijos; sólo tuvo hijas, a las que los hijos de Quis, sus hermanos, tomaron por esposas.
Esd 7.12,18 Artajerjes, rey de reyes, a Esdras: …‘Con el resto de la plata y el oro, harás lo que mejor te parezca ti y a tus hermanos’.
Esd 8.24 Escogí a doce de los jefes de los sacerdotes y, además, a Serebías y a Jasabías, y con ellos a diez de sus hermanos.
Neh 3.1 El sacerdote principal Eliasib y sus hermanos, los sacerdotes, se encargaron de construir la Puerta de las Ovejas.
Neh 3.17,18 A continuación trabajaron los levitas … ; después sus hermanos: Binuy, hijo de Jenadad, jefe de la mitad del distrito de Queilá.
Neh 5.5 Sin embargo, somos de la misma raza que nuestros hermanos.
Neh 5.7 Llamé la atención a los notables y a los consejeros, diciéndoles: ‘¿Por qué ustedes no tienen lástima de sus hermanos?’.
Neh 5.8 Y les dije: ‘Nosotros hemos rescatado en la medida de nuestras fuerzas a nuestros hermanos judíos que eran esclavos’.
Neh 12.7 Salu, Amoq, Jilquías, Jedaías. Estos tenían el mando entre los sacerdotes, sus hermanos, en tiempos de Josué.
Neh 13.13 Los nombré a ellos porque eran considerados personas responsables. Su trabajo consistía en distribuir los alimentos a sus hermanos.
1 Mac 2.40 Se dijeron: ‘No podemos hacer como nuestros hermanos, sino que debemos luchar contra los paganos para defender nuestra vida’.
1 Mac 5.25 Allí encontraron a los nabateos, que los recibieron … y los pusieron al tanto de lo que ocurría a sus hermanos de la región de Galaad.
1 Mac 5.32 (Judas) dijo a los de su ejército: ‘Luchemos hoy por nuestros hermanos’.
1 Mac 9.10 Judas les contestó: ‘Líbreme Dios de huir ante ellos. Si ha llegado nuestra hora, moriremos como valientes por nuestros hermanos’.
1 Mac 10.18 ‘El rey Alejandro, a nuestro hermano Jonatán, paz’.
1 Mac 12.6 ‘Jonatán, sumo sacerdote, el senado de la nación, los sacerdotes y todo el pueblo de los judíos, a los ciudadanos de Esparta, sus hermanos: paz’.
1 Mac 14.20 ‘Los jefes y el pueblo de Esparta, a Simón, Sumo Sacerdote, a los ancianos, a los sacerdotes y a todo el pueblo de los judíos, sus hermanos’.
1 Mac 14.40 Pues sabía que los romanos consideraban a los judíos amigos, aliados y hermanos, y habían recibido con honores a los mensajeros de Simón.
2 Mac 1.1 ‘A los hermanos judíos que viven en Egipto, los saludan sus hermanos judíos que están en Jerusalén y en la región de Judea’.
2 Mac 5.23 Sí, este hombre tenía odio enorme a sus hermanos judíos.
2 Mac 15.14 Había dicho a Judas: ‘Este es el que ama a sus hermanos, el que ruega sin cesar por el pueblo judío’.
Is 9.18 Nadie se compadece de su hermano, cada uno se come la carne de su vecino.
Jer 34.9 Cada uno debía dejar libres a sus esclavos de raza hebrea, hombres o mujeres. Nadie debía mantener en esclavitud a uno de sus hermanos judíos.
Zac 7.9 ‘Tomen decisiones justas, actúen con sinceridad, sean compasivos con sus hermanos’.
Am 1.11 ‘Mi sentencia en contra de Edom por sus muchos crímenes será sin apelación. Porque ha perseguido con espada a su hermano Israel’.
Abd 10 A causa de tu violencia contra tu hermano Jacob quedarás cubierto de vergüenza y desaparecerás para siempre.
Jb 17.14 Al sepulcro le dije: ‘Tú eres mi padre’, y a los gusanos: ‘Mi madre y mis hermanos’.
Jb 30.29 Me he hecho hermano de chacales, compañero de avestruces.
Tob 5.14 Tobit exclamó: ‘Que te conserves sano y salvo hermano. Eres de nuestra parentela, de clase buena y honrada’.
Tob 6.10,13 Rafael dijo al joven: ‘Hermano Tobías… Tú tienes derecho de obtenerla; así que escúchame hermano’.
Tob 6.14,15 ‘Hermano Azarías, he oído decir que esta joven ya ha sido dada a siete maridos …’ … Respondió el ángel: ‘Hermano, no te preocupes …’
Tob 7.1 Tobías dijo: ‘Hermano Azarías, vamos … a casa de nuestro hermano Ragüel’… Lo saludaron y él respondió: ‘Bienvenidos sean, hermanos’.
Tob 7.3 Edna les respondió: ‘Hermanos, ¿de dónde son?’.
Tob 8.4 Tobías se levantó de la cama y dijo a Sara: ‘Levántate, hermana, y pidamos a nuestro Señor que tenga misericordia’.
Tob 8.7 ‘Ahora, Señor, tomo a mi hermana con recta intención y no buscando el placer’.
Cant 4.9 Me robaste el corazón, hermana mía, novia mía, me robaste el corazón con una sola mirada tuya.
Cant 4.10,12 ¡Qué amorosas son tus caricias, hermana mía, novia mía!. Un jardín cercado es mi hermana, mi novia, huerto cerrado.
Cant 5.1 He entrado en mi huerto, hermana mía, novia mía.
Cant 5.2 Oí la voz de mi amado que me llamaba: ‘Ábreme, hermana mía, compañera mía, paloma mía, preciosa mía’.
Prv 18.9 El que flojea en su trabajo es hermano del que demuele.
Sal 15.3 El que no daña a su hermano ni al prójimo molesta con agravios.
Sal 133.1 ¡Qué bueno y qué tierno es ver a esos hermanos vivir juntos!
Mt 5.22 Pero yo les digo: Si uno se enoja con su hermano, es cosa que merece juicio. El que ha insultado a su hermano, merece ser llevado …
Mt 5.23 Por eso, si tú estás para presentar tu ofrenda ante el altar, y te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí mismo tu ofrenda ante el altar y vete antes a hacer las paces con tu hermano.
Mt 7.3 ¿Qué pasa? Ves la pelusa en el ojo de tu hermano, … ¿Y dices a tu hermano: Déjame sacarte esa pelusa. Hipócrita, saca primero el tronco que tienes en tu ojo y así veras mejor para sacar la pelusa del ojo de tu hermano.
Lc 17.3 Si tu hermano te ofende, repréndelo; y si se arrepiente perdónalo.
Jn 20.17 Jesús le dijo: ‘Suéltame, pues aún no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre, que es Padre de ustedes’.
Hch 9.17 Salió Ananías, entró en la casa y le impuso las manos diciendo: ‘Hermano Saulo, el Señor Jesús, el que se te apareció …’
Hch 21.20 Dieron gloria a Dios por lo que escuchaban, pero luego le dijeron: ‘Bien sabes, hermano, cuántas decenas de millares de judíos …’
Rom 14.21 Mejor es abstenerse de carne, vino o de cualquier otra cosa, si eso puede ser causa de tropiezo para tu hermano.
Rom 16.14 Saluden a Asíncrito, a Flegón, a Hermes, a Patrobas, a Hermas y a los hermanos que están con ellos.
1 Cor 7.12 ‘Si algún hermano tiene una esposa que no es creyente, pero acepta vivir con él, que no la despida’.
2 Cor 1.1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y el hermano Timoteo saludan a la Iglesia de Dios.
Ef 6.21 Si quieren noticias de mí y de lo que hago, se las dará Tíquico, nuestro hermano querido y ministro fiel en el Señor.
Fil 2.25 Me pareció necesario devolverles a nuestro hermano Epafrodito, que trabajó y luchó a mi lado, y al que ustedes enviaron.
1 Tes 4.6 Que nadie ofenda a su hermano o hermana en esta materia o se aproveche de él.
Flm 1-2 Carta de Pablo, preso de Cristo Jesús, y Timoteo nuestro hermano, a Filemón nuestro querido compañero de trabajo, a nuestra hermana Apia.
Heb 8.11 Nadie tendrá ya que enseñar a su compatriota o a su hermano diciéndole: ‘Conoce al Señor’.
Stgo 1.9 El hermano de condición humilde debe alegrarse cuando su situación mejora.
1 P 5.12 He recurrido a Silvano, nuestro hermano, para escribirles estas breves líneas.
1 Jn 2.9 Si alguien piensa que está en la luz mientras odia a su hermano, está aún en las tinieblas.
3 Jn 3 Grande ha sido mi alegría al oír alabar tu verdad a los hermanos que llegaron, puesto que vives en la verdad
Yo creo, Señor; en Ti
que eres la Verdad Suprema.
Creo en todo lo que me has revelado.
Creo en todas las verdades
que cree y espera mi Santa Madre
la Iglesia Católica y Apostólica.
Fe en la que nací por tu gracia,
fe en la que quiero vivir y luchar
fe en la que quiero morir.
Por un Iglesia Pueblo de Dios que camina unida en América Latina
El Papa Francisco envío un mensaje al Consejo Episcopal Latinoamericano, Celam.
El Papa Francisco envío un mensaje al Consejo Episcopal Latinoamericano, Celam, en ocasión de la presentación de la primera Asamblea Eclesial de América Latina y El Caribe, que se está realizando desde la Basílica de Guadalupe, en el marco del Domingo de la Palabra y de la 55ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. El Papa les pidió que esta Asamblea no sea una "elite separada del santo pueblo fiel de Dios".
En su video mensaje, que fue publicado en el canal de Youtube del Celam, el Santo Padre les dijo que desea "acompañar al Pueblo de Dios, todo este tiempo", hasta el momento que se realizará la Asamblea Eclesial, del 21 al 28 de noviembre.
Esta Asamblea será, dijo el Papa una reunión del Pueblo de Dios, "laicas, laicos, consagradas, consagrados, sacerdotes, obispos, y todos juntos, todo el pueblo de Dios, les dijo el Papa irá caminando". Será un momento de escucha, diálogo y encuentro buscando “la voluntad de Dios”, señaló el Pontífice. Además afirmó que aún falta mucho por aprender desde V Conferencia general de Aparecida:
"La Asamblea Eclesial es la primera vez que se hace, no es una conferencia del Episcopado Latinoamericano cómo se hacía en las anteriores - la última en Aparecida – de la qual todavía tenemos que aprender mucho. No. Es otra cosa, es una reunión del pueblo de Dios laicas, laicos, consagradas, consagrados sacerdotes, obispos, todo el pueblo de Dios que va caminando. Se reza, se habla, se piensa, se discute, se busca la voluntad de Dios".
Consejos del Santo Padre
Francisco dijo que es importante lleva adelante este tiempo con dos criterios. "El primero ir junto al pueblo de Dios, al que todos somos parte. Una Asamblea unida al pueblo de Dios", sin dar paso a la elite, porque la Iglesia, dijo, "se da con todos, sin exclusión. El segundo criterio es la oración". El Papa afirmó que en medio del pueblo de Dios está el Señor.
Objetivos de la Asamblea Eclesial
Según el Celam, los objetivos son: contemplar la realidad de nuestros pueblos, profundizar en los desafíos del continente, reavivar el compromiso pastoral y buscar nuevos caminos en clave sinodal.
A 14 años de la V Conferencia General del Episcopado en Aparecida-Brasil; el evento servirá para reflexionar sobre sus frutos y retos, conmemorando el aniversario de un acontecimiento que marcó la historia de la Iglesia en América Latina y el Caribe.
Todos discípulos misioneros en salida
“Todos somos discípulos misioneros en salida” es el lema que los convoca, en comunión con el Papa Francisco, a emprender un itinerario participativo para discernir los nuevos caminos que el pueblo de Dios debe transitar para responder a los desafíos pastorales de la Iglesia en América Latina y el Caribe, en el contexto actual, al tiempo que se recordará la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano celebrada en Aparecida (Brasil), en 2007”.
La agenda
En el acto de presentación de la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe se desarrollarán los siguientes momentos:
– Presentación de instituciones de la Iglesia en América Latina y el Caribe.
La Biblia , su división, sus libros, lenguas
Para conocer las Sagradas Escrituras
¿Todo lo escrito acerca de Dios, ha sido escrito por Dios?
Existen miles de libros que los hombres han escrito acerca de Dios a lo largo de la historia. De éstos, algunos son famosos como el Popol-Vuh de los mayas o el Ramayana y el Mahabaratha de los brahamanes. Cuando murió Jesucristo, sus seguidores escribieron cientos de libros acerca de su vida. Algunos eran fidedignos y otros inventaban cosas sólo para ganar adeptos. Estos últimos le atribuían a Jesús niño actos extraordinarios como dar vida a sus juguetes de madera, hablar con los animales y otro hechos similares. Estos libros los conocemos como los evangelios apócrifos.
La Iglesia, con el poder que ha recibido por la Tradición apostólica, recopiló todos estos libros, los analizó y, con la luz del Espíritu Santo, seleccionó y aprobó solamente 73 de ellos como la misma Palabra de Dios. Estos 73 libros se reunieron posteriormente en uno solo, llamado Biblia o Canon de las Escrituras.
La Biblia es la Palabra de Dios, escrita por el mismo Dios a través de la pluma de los hagiógrafos.
Por ser el Espíritu Santo el que iluminó a la Iglesia al hacer la selección, podemos estar seguros de que en este conjunto de libros está escrita la Verdad de manera fiel y sin error.
1. Hay muchas Biblias distintas. ¿Cuál es la buena?
Encontramos en las librerías decenas de títulos distintos: La Biblia de los mormones, La Biblia del pueblo, La Biblia de los gedeones, La Biblia latinoamericana, La Biblia de los Testigos de Jehová, La Biblia de Jerusalén y muchas más.
Esto se debe a dos motivos:
• Personas de buena voluntad, que acordes con lo dictado por la Iglesia, han hecho traducciones y adaptaciones a los diferentes lenguajes, para hacer más accesible la Palabra de Dios a todos los hombres.
• Sectas y religiones que han suprimido o retocado lo que no les gustaba, o que han adulterado el mensaje de Dios, al modificar las palabras originalmente escritas por los hagiógrafos.
Para saber si una Biblia es la original
Por todo lo anterior, al comprar una Biblia, es importante revisar que sea la original. ¿Cómo?
1. Verificando quen incluya los 73 libros que aparecen en la siguiente tabla: 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento.
2. Verificando en la contraportada que la Biblia esté aprobada por alguna autoridad de la Iglesia Católica. Esta aprobación aparece con las palabras en latín ‘imprimatur” y “nihil obstat”, que significan: “se puede imprimir” y “nada obstaculiza su impresión”.
3. Asesorándote con algún sacerdote de confianza.
2. División general
La Biblia se divide, ante todo, en dos grandes partes:
• Antiguo Testamento
• Nuevo Testamento, ambos relacionados entre sí.
La palabra latina testamentum -de donde viene la palabra española testamento- fue empleada al principio de la era cristiana, para traducir la voz griega: diatheké, que literalmente significaba disposición, contrato.
A su vez, los traductores griegos, llamados los Setenta, la usaron para traducir la expresión hebrea berit = pacto de soberanía, por medio de la cual designaban los hebreos la Alianza del Sinaí. Lo importante es que el término Testamento ha quedado para designar, hasta nuestros días, la división de las Escrituras.
3. División numérica de la Biblia
Dos grandes religiones se rigen por las enseñanzas de la Biblia: la judía y la cristiana, la cual está integrada por católicos, ortodoxos y diferentes denominaciones.
Los judíos sólo aceptan, como es claro, lo que nosotros llamamos Antiguo Testamento y lo dividen en tres grandes partes: "La Ley, los Profetas y otros escritos sagrados". Está compuesta por 39 libros.
Para los católicos, la Biblia –Antiguo y Nuevo Testamento– está formada por 73 libros: 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo Testamento. Los protestantes de las principales denominaciones, sólo aceptan una lista bíblica de 66 libros: 39 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo.
Como se ve, la diferencia entre católicos y protestantes se encuentra, no en el canon o lista de los libros del Nuevo Testamento, sino del Antiguo.
Antes se manejaba la hipótesis de que en el judaísmo había dos cánones, el largo (o alejandrino) y el corto (o palestinense). De acuerdo a esto, la Iglesia había seguido el canon largo o alejandrino, mientras que los judíos a partir del siglo I ó II después de Cristo, se habrían quedado con el canon corto o palestinense.
Hoy en día esta hipótesis es rechazada por las siguientes razones:
a) Por un lado, la traducción de la Biblia hebrea al griego no fue una obra unitaria en su finalidad o proyecto, ni fue traducida simultáneamente.
b) Por otro lado, conocemos la mayor parte de la Biblia de los Setenta a través de códices cristianos del siglo IV y V después de Cristo. Por lo tanto, ellos reflejarían, en todo caso, el uso cristiano de este tiempo. Y aún allí mismo, podemos comprobar la variabilidad que existía en algunos puntos.
c)Además, entre los judíos de Palestina no había una uniformidad en lo que respecta al canon; por esto, tampoco podremos hablar de un canon palestinense.
Por todos estos motivos, no podemos conocer las fronteras exactas de los libros reconocidos por los judíos de Alejandría.
Seguramente, además de los libros que habían surgido en Palestina, tenían libros propios compuestos en Alejandría, en lengua griega, como por ejemplo el de la Sabiduría.
La Iglesia católica, lo mismo que la ortodoxa, a partir del Concilio de Hipona en el año 383 después de Cristo, admitió como inspirados no sólo los protocanónicos (o aceptados primero, por eso se llaman de la primera ley) sino los deuterocanónicos (o de la segunda ley), lista que fue confirmada solemnemente por el Concilio de Trento, en 1546.
Hemos de mencionar, como argumento irrefutable para afirmar que la Biblia consta de 73 libros y no de 66, lo siguiente:
• La primera comunidad cristiana (Comunidad de los Apóstoles y discípulos del Señor) usó esta traducción de la Biblia griega de los Setenta, es decir el Antiguo Testamento con 46 libros.
• Jesucristo, al señalarle a san Pedro: "Te daré las llaves del Reino de Dios; así, lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo" (Mt 16, 19), nos obliga a hacer y a aceptar lo que los primeros cristianos creían, hacían o usaban (sea de palabra o de viva voz).
• Los argumentos que los judíos usaron para no aceptar los libros deuterocanónicos como parte del canon del Antiguo Testamento aceptado por ellos, no gozan de la autoridad divina, en virtud, de que en ese momento (año 100 después de Cristo), la Comunidad cristiana ya existía y gozaba de plena autoridad en la materia.
Como vemos, la Iglesia tiene la razón al afirmar que la Biblia consta de 73 libros y no de 66 como dicen las sectas.
No hay que olvidar que la Biblia es la Palabra de Dios puesta por escrito en un momento privilegiado de la Tradición, por lo tanto nada puede añadirse, ni nada puede quitarse "La economía cristiana, por ser la alianza nueva y definitiva, nunca pasará; ni hay que esperar otra revelación pública antes de la gloriosa manifestación de Jesucristo nuestro Señor" (La Divina Revelación, # 4).
Por otro lado, siendo sinceros y honestos descubriremos que: la única institución, la única Iglesia que transmitió por más de 1500 años la Palabra de Dios al mundo entero, es la Iglesia Católica: en sus monasterios, los monjes copiaban fielmente a mano el texto sagrado, la Iglesia en su Liturgia, en sus celebraciones la veneraba de manera especialísima, la vida de la Iglesia gira en torno a Cristo y éste contenido en la Biblia.
¿Cómo aceptar la Biblia y no aceptar a la Iglesia que ha sido fiel custodio y madre para que nada de lo que hay en ella se pierda?
¿Con qué autoridad puede alguien quitar o añadir algo a la Palabra de Dios, si la Iglesia Católica fundada por Jesucristo, haciendo uso de su autoridad divina ha declarado que nada puede añadirse ni nada puede quitarse:
"Ante todo, tened presente que ninguna predicción de la Escritura está a merced de interpretaciones personales; Porque ninguna predicción antigua aconteció por designio humano; hombres como eran, hablaron de parte de Dios movidos por el Espíritu Santo" (2 P 1, 20-21)?.
Los libros que no aceptan las sectas y los Nuevos Movimientos pseudo-religiosos son los siguientes: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc y 1 – 2 de Macabeos.
Usando una fórmula fácil de aprender, podemos citar estos libros de la siguiente manera: "ToJuSaEBa Mabis".
4. División temática
Teniendo en cuenta los distintos temas que nos ofrece la Biblia, podemos dividirlos en varios grupos:
Antiguo Testamento
En tiempo de Cristo –y aún ahora-, los judíos clasificaban las Escrituras en tres partes:
• la Ley,
• los Profetas
• otros Escritos.
La Ley y los Profetas eran los más importantes. El mismo Cristo los cita, por ejemplo, en Mt 7, 12. Los escritos se empleaban en las asambleas. El Eclesiástico los cita en el prefacio de su libro.
Hoy dividimos las Escrituras, así:
Los libros que componen la Biblia
Antiguo Testamento
El Antiguo Testamento comienza con un conjunto de cinco libros, a los cuales los traductores griegos dieron el nombre de Pentateuco (penta = cinco; teuco = instrumentos, de donde provino luego la expresión "estuches" para los rollos de papiro y finalmente "libros"). Los judíos llaman a estos cinco libros la Torah o la Ley y los cinco libros eran cada uno un "quinto" de la Ley.
Estos cinco libros son :
Pentateuco
• Éxodo
• Génesis
• Levítico
• Números
• Deuteronomio
Libros sapienciales
• Salmos
• Job
• Proverbios
• Eclesiastés
• Cantar de los Cantares
• Sabiduría
• Sirácide (Eclesiástico)
Libros históricos
• Josué
• Rut
• I Samuel
• II Samuel
• I Reyes
• II Reyes
• I Crónicas
• II Crónicas
• Esdras
• Nehemías
• Tobías
• Judit
• Ester
• Jueces
• I Macabeos
• II Macabeos
Los judíos llaman "profetas anteriores" a Josué, Jueces, Samuel y Reyes ya que en ellos se encuentra la historia de los grandes profetas: Elías, Eliseo y aún Samuel.
A los que nosotros llamamos profetas, los judíos los llaman profetas posteriores.
Digamos también que para la Biblia griega, los libros de Samuel y Reyes formaban una sola unidad y los llamaban libros de los Reyes. Del mismo modo, los libros I y II de Crónicas, formaban uno solo con Esdras y Nehemías, por considerarse como obra del mismo autor.
La Biblia griega y la Vulgata de san Jerónimo llaman a Crónicas con el nombre de Paralipómenos.
Libros proféticos
• Isaías
• Jeremías*
• Lamentaciones
• Baruc
• Ezequiel
• Daniel
• Oseas
• Joel
• Amós
• Abdías
• Jonás
• Miqueas
• Nahum
• Habacuc
• Sofonías
• Ageo
• Sofonías
• Zacarías
• Malaquías
En algunas ediciones de la Biblia, los libros de Jeremías y Lamentaciones vienen unidos como un solo libro.
Nuevo Testamento
Evangelios
• Mateo
• Marcos
• Lucas
• Juan
Hechos de los apóstoles
Pertenecen a este grupo 21 Epístolas o Cartas:
Cartas del Nuevo Testamento
• Romanos
• I Corintios
• II Corintios
• Gálatas
• Efesios
• Filipenses
• Colosenses
• I Tesalonicenses
• II Tesalonicenses
• I Timoteo
• II Timoteo
• Tito
• Filemón
• Hebreos
Cartas Católicas
• Santiago
• I Pedro
• II Pedro
• I Juan
• II Juan
• III Juan
• Judas
• Apocalipsis
5. Unidad de ambos Testamentos
El Antiguo y Nuevo Testamento se complementan mutuamente. Su interrelación es tan completa, que el primero explica el segundo y viceversa.
Sólo a la luz del Antiguo Testamento se alcanza a comprender el primero; y sólo a la luz del Nuevo Testamento, nos damos cuenta de lo que el Antiguo quiso decir.
Con razón, Cristo les decía a sus oyentes: "Investigad las Escrituras y así comprobarán que Moisés habla de mí" (Jn 5, 39-45). Y san Lucas, relatando el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús, dice que Jesús "empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó todo lo que había sobre Él en las Escrituras" (Lc 24, 25-27). De igual manera, san Mateo en sus tres primeros capítulos.
El Antiguo Testamento… ¿pasado de moda?
No necesariamente lo viejo se convierte en inservible. Hay cosas como las monedas, los muebles finos o los sellos de correo, que aumentan de valor conforme pasa el tiempo.
El Antiguo Testamento tuvo como fin preparar la venida de Cristo, pero no pasó de moda con su llegada. Jesús no vino a abolir lo que estaba escrito, sino a perfeccionarlo.
Por tanto, no podemos prescindir de los libros del Antiguo Testamento. Todos son libros revelados por Dios y en ellos, aunque contienen elementos imperfectos y pasajeros, encontramos el testimonio de la pedagogía divina, enseñanzas maravillosas acerca de Dios, sabiduría acerca del hombre, tesoros de oración. En ellos está escondido el misterio de nuestra salvación.
En el Nuevo Testamento está plasmada la verdad definitiva de la Revelación divina. Su objeto central es Jesucristo, sus obras, sus enseñanzas, su pasión y su resurrección.
También nos narra los comienzos de la Iglesia bajo la acción del Espíritu Santo.
Para entender plenamente el mensaje que Dios nos da en el Nuevo Testamento, es indispensable leerlo en relación con el Antiguo.
Toda la Sagrada Escritura es una sola Revelación, un solo mensaje divino que Dios quiere comunicar al hombre, y no la podremos entender si la escuchamos en forma fragmentada.
Podríamos comparar la Biblia con una cinta magnetofónica grabada en estéreo: Para escucharla, usaremos un aparato con dos bocinas: una es el Antiguo Testamento y la otra es el Nuevo Testamento. Puedes escuchar la cinta con una sola bocina, pero no oirás la música completa, sino sólo los sonidos graves o sólo los agudos; sólo los instrumentos o sólo las voces. Para escuchar la música tal como la compuso el autor, deberás conectar las dos bocinas y entonces disfrutarás del sonido integral de la composición.
Para entender en toda su integridad el mensaje de Dios en las Sagradas Escrituras, es necesario leer el Antiguo Testamento a la luz del Nuevo y leer el Nuevo Testamento a la luz del Antiguo.
La Iglesia ha descubierto una tipología que reconoce en las obras de Dios en la Antigua Alianza, prefiguraciones de lo que haría Cristo en la Nueva.
En el Antiguo Testamento está escondido el Nuevo Testamento y el Antiguo Testamento se hace manifiesto en el Nuevo. Ambos se esclarecen mutuamente y, por tanto, son inseparables.
6. Textos originales y copias
No existen los textos bíblicos autógrafos, escritos por la propia mano del autor del libro de los Jueces, o de la Sabiduría, o de Marcos, o de Filemón, etc. Esto no debe asustarnos, ya que tampoco se conservan los originales de las grandes obras literarias y filosóficas de la antigüedad (éstas últimas obras tienen pocos testimonios textuales, y a veces con diferencias de unos diez siglos o más entre el original y las primeras copias).
Cuando en ocasiones se habla de "originales", se refiere a las lenguas en que originalmente fueron escritos. Por ejemplo, se dice: la traducción de esta Biblia se hizo de los originales, es decir, de las lenguas originales, hebreo, arameo y griego, según el caso.
7. Copias manuscritas
Material
En la antigüedad, para escribir algunas cosas se usaban las tablillas de arcilla, las ostraka o pedazos de cerámica rota, las piedras, los cilindros y las estelas.
Para copiar un libro de la Biblia o toda ella, este material no se utilizaba, pues sólo podía aprovecharse para textos breves. El material empleado para la copia de la Biblia fue de dos tipos: el papiro y el pergamino.
El papiro (usado en Egipto desde el año 3,000 antes de Cristo). Es una planta acuática –caña o junco- que se da sobre todo en el Delta del Nilo. Se abría primero el tallo de la planta y luego se prensaba; las láminas así obtenidas se entrecruzaban, se aplastaban y se secaban. Era el material más común, pero a la vez el más frágil. Por lo regular se escribía sólo por la parte interior. Se han conservado muchos papiros de Egipto gracias a su clima seco.
Constituyen el testimonio más antiguo en el ámbito de manuscritos bíblicos. El pergamino se forma con la piel de ciertos animales (ovejas, corderos), preparada con una técnica especial perfeccionada en Pérgamo, al norte de Éfeso, hacia el año 100 después de Cristo. Parece que fue muy difundido por los persas.
En el Nuevo Testamento tenemos un testimonio de su uso en 2 Tim 4, 13: "Cuando vengas, tráeme el abrigo que dejé en Tróada, en casa de Carpo, y los libros, en especial, los pergaminos".
Del siglo IV después de Cristo en adelante fue muy común. Es un material mucho más resistente, pero, a la vez, más caro. Por eso, algunos manuscritos en pergamino fueron raspados por completo para que pudieran ser utilizados de nuevo.
Formato
El rollo es una larga tira de papiro o piel, reforzada en las extremidades con dos varas que servían para enrollarla (Cfr. Lc 4, 16-20; Jr 36). Aún en nuestros tiempos, los judíos utilizan los rollos. El códice o libro ordinario (más común en pergaminos) fue empleado por los cristianos desde el siglo II; pero por los judíos, más tarde, parece que a partir del siglo VII. Los códices griegos se distinguen en unciales o mayúsculos y minúsculos.
Los primeros son de letras mayúsculas continuas, más difíciles de leer por no haber separación entre las palabras; estuvieron en boga hasta el siglo X u XI; hay un poco más de 250 de ellos. Los segundos son de letras minúsculas, más fáciles de leer porque se da la separación entre las palabras. Empiezan a utilizarse a partir del siglo IX después de Cristo y se multiplican desde el siglo XI; son alrededor de 2 mil 600.
8. Lenguas en que se escribió la Biblia
Para la composición de la Biblia se emplearon tres lenguas: la hebrea, la aramea y la griega.
• En hebreo se escribió casi todo el Antiguo Testamento. Era la lengua propia del Pueblo de Israel. Su origen es bastante oscuro. Parece que comenzaron a hablarla los cananeos y después la adoptaron los israelitas a partir de su estancia en Canaán.
• En Arameo, lengua más antigua que el hebreo, se escribieron pocas cosas. Se pueden citar algunos capítulos de Esdras, Jeremías, Daniel y Mateo. El arameo comenzó a introducirse en Israel hacia los siglos IV y III antes de Cristo y tomó tanto fuerza, que llegó a suplantar a la lengua hebrea. Incluso Jesús hablaba con el pueblo en uno de los dialectos arameos.
• En griego fueron escritos algunos libros del Antiguo Testamento, como el de la Sabiduría, 2 Macabeos y todos los del Nuevo Testamento menos el Evangelio de san Mateo. Este griego no era un griego clásico, como era por ejemplo el de Demóstenes, sino un griego popular, vulgar y corriente, llamado Koiné = común, que usaba el hombre de la calle. Se generalizó después de la conquista en Grecia por Alejandro Magno.
Antiguo Testamento
• Daniel: hebreo, con fragmentos arameos y griegos
• Esdras: hebreo, con inserción de algunos documentos en arameo
• Ester: hebreo, con fragmentos griegos
• 1 Macabeos: hebreo. 2 Macabeos: griego
• Tobías y Judit: hebreo o arameo
• Sabiduría: griego
• Todos los demás libros: hebreo
Nuevo Testamento
• San Mateo: arameo
Todos los demás libros: griego
9.Versiones de la Biblia
Hay que decir que, con el correr de los tiempos, se han hecho innumerables versiones de la Biblia. Entre las más antiguas –que son las que interesan más- hay dos muy importantes: la de los "Setenta" y la Vulgata.
La versión de los Setenta. Según una tradición, fue realizada por 70 sabios de Israel. Su elaboración, entre los siglos III y I antes de nuestra era, estuvo destinada a los judíos de la Diáspora o de la dispersión, es decir, para el culto de las comunidades judías que vivían en el mundo grecorromano, especialmente de Alejandría y que ya habían olvidado la lengua hebrea, o quizá mejor, con el fin de que pudieran propagarla en la griega. En cualquier caso, esta traducción fue importante para los judíos que hablaban el griego y que más tarde se extendió por los países mediterráneos, preparando así el ambiente para el Evangelio.
La versión de la Vulgata. Esta versión fue hecha en latín por san Jerónimo en el siglo IV en Belén. Partió de una necesidad, como la de los Setenta. Durante los dos primeros siglos se utilizaba en la Iglesia el griego popular, que era el que se hablaba en el imperio romano. Pero en el siglo III, se fue imponiendo el latín en Occidente. Por esa razón la tradujo san Jerónimo al latín. De ella se han sacado muchas ediciones hasta nuestros días, desde que el Concilio de Trento la reconoció solemnemente como la versión oficial latina sin negar por eso, el valor de otras versiones.
La Sagrada Escritura es muy valiosa para la vida de la Iglesia
Como la Sagrada Escritura es la Palabra de Dios viva, sabemos que su poder y su fuerza para los cristianos es enorme. La Sagrada Escritura, junto con la Eucaristía, es la que da sustento y vigor a la vida de la Iglesia, asegura la firmeza de la fe, es alimento del alma y fuente de vida espiritual
La Sagrada Escritura debe ser el alma de la teología, de la predicación pastoral, de la catequesis, de la instrucción cristiana. Sólo así aseguraremos en estas actividades, la presencia de Jesucristo, la Palabra, y por tanto, los frutos de santidad de las mismas. Invitando a Cristo a que nos acompañe en estas acciones, no nos quedaremos en lo humano. Él mismo se encargará de santificar cada palabra que digamos para darse a conocer a todos los hombres.
La Iglesia recomienda la lectura frecuente de la Sagrada Escritura, ya que desconocerla es desconocer a Cristo.
Nuestra generación y el medio ambiente
Se necesita una ecología humana, el respeto de la dignidad, como prerequisito para atender la crisis ambiental
Paulatinamente y desde hace poco más de 50 años los movimientos sociales en pro del medio ambiente han crecido y han logrado la creación de instituciones y leyes que previenen la contaminación del aire, del agua y del suelo; la investigación científica ha acompañado esos procesos señalando los problemas causados por la depredación de los ecosistemas, las sustancias químicas perniciosas, los riesgos de la energía nuclear o de los gases de efecto invernadero.
La Iglesia también se ha manifestado sobre la cuestión ambiental con un énfasis en la vinculación de la contaminación con la explotación salvaje de los recursos y sus efectos devastadores para la naturaleza y los seres humanos, particularmente los más pobres. También los escritos han madurado y responden cada vez de manera más clara a los distintos retos planteados por la cuestión ambiental, pasando por el documento de la reunión en Aparecida, Brasil -que por cierto esta semana cumplió 10 años de su conclusión-, y que bosqueja gran parte del pensamiento del Papa argentino, hasta llegar a la publicación de Laudato Si, la encíclica sobre el tema.
Como muchos de los temas de esta época, el medio ambiente no deja de ser controversial. Esta semana el grupo de los países más industrializados, el G-7, discutió los acuerdos de Paris para combatir el calentamiento global sin el acuerdo del presidente de Estados Unidos, quien mantiene una postura política a favor de una explotación de los recursos naturales que favorezca el modelo capitalista actual, sin responsabilidad con la sociedad y el medio ambiente.
En varias encuestas, los jóvenes que muestran un desencanto por la política, se muestran proclives a apoyar causa en beneficio de los animales o la naturaleza, lo que ha favorecido el crecimiento de organismos no gubernamentales y partidos políticos que atienden estos temas, a pesar de que algunas de las políticas que éstos promueven, afectan más que beneficiar al medio ambiente.
Dentro de la gran gama de movimientos ambientalistas existen diversas posturas y raíces de pensamiento que muchas veces terminan siendo contradictorias, por ejemplo, la protección de animales o plantas que logra protección legal, mientas que los bebés no son protegidos por la ley. Lo mismo pasa con campañas que pretenden cuidar la naturaleza a partir de campañas de reducción de la natalidad dirigidas particularmente contra los más pobres, cuando la manipulación de poblaciones se ha demostrado en muchos casos contraproducente, no sólo entre animales y plantas, sino también entre grupos humanos, provocando en ocasiones efectos más perniciosos que los que se buscaba evitar.
A manera de ejemplo se puede ver el video de la reintroducción de lobos al Parque Nacional de Yellowstone y sus beneficios en el mejoramiento de todo el ecosistema; o cómo los problemas demográficos de países industrializados en Europa que sufren problemas sociales y económicos derivados de su baja fertilidad y la migración de personas de zonas devastadas por sobre explotación o conflictos generados por el paradigma tecno-capitalista actual.
Otra contradicción de la época es el respeto por “lo natural”, y al mismo tiempo el rechazo al “orden natural”. La apología de la “naturaleza” y al mismo tiempo la “desnaturalización” de los conceptos, o el rechazo a las cosas más “naturales”, como la diferencia de sexos. “La valoración del propio cuerpo en su femineidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente”.
Uno de los principales argumentos en Laudato Si es la necesidad de una ecología humana, que implica respetar la dignidad del ser humano y el respeto a toda la creación como un prerrequisito para atender la crisis ambiental que se origina en una crisis antropológica. Construir un ambiente de respeto entre las personas, y para con la naturaleza es una oportunidad para encauzar la sensibilidad ambiental de la época hacia actitudes constructivas de respeto, paz y solidaridad.
PRECES
A Dios, Creador y Padre nuestro, alabémosle diciendo:
R/MBendito seas, Padre, que, con el Hijo y el Espíritu Santo, habitas en nosotros.
Tú guiaste a Timoteo y a Tito por caminos de santidad. Pro¬tege a nuestros obispos.MR/
Tú, Dios trino y uno, habitas en nuestros corazones. Te damos gracias y te alabamos.MR/
Intenciones libres
Padre nuestro…
ORACIÓN
Oh, Dios, que hiciste brillar con virtudes apostólicas a los santos Timoteo y Tito, concédenos, por su intercesión, que, viviendo en este mundo con piedad y justicia, merezcamos llegar a la patria celestial. Por nuestro Señor Jesucristo.