Jesús enseña la verdad detrás de la historia: su amor por nosotros

Ascensión del Señor

Solemnidad, 21 de mayo de 2020
 
Solemnidad Litúrgica

Martirologio Romano: Solemnidad de la Ascensión de nuestro Señor Jesucristo, el cual, cuarenta días después de la Resurrección, fue elevado al Cielo delante de sus discípulos, para sentarse a la derecha del Padre, hasta que venga en su gloria para juzgar a vivos y muertos.

En las Sagradas Escrituras

Hch 1,1-11:

"En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios. Una vez que comían juntos, les recomendó:

- 'No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.'

Ellos lo rodearon preguntándole:

- 'Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?' Jesús contestó:

- 'No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.'

Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:

- 'Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.'"

Ef 1,17-23:

"Hermanos: Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos".

Lc 24,46-53:

"En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

- 'Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén.

Y vosotros sois testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido; vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza de lo alto.'

Después los sacó hacia Betania, y levantando las manos, los bendijo.

Y mientras los bendecía, se separó de ellos (subiendo hacia el cielo).

Ellos se volvieron a Jerusalén con gran alegría y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios".

De la Cruz a la Resurrección...

Santo Evangelio según san Juan 16, 16-20. Nuestra Señora de Fátima

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Santa María, ruega por nosotros. Tú eres la Madre de Dios, la mediadora de todas las gracias. Intercede por mí, y pide al Señor aquello que tú, como buena madre, sabes que necesito.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 16, 16-20

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Dentro de poco tiempo ya no me verán; y dentro de otro poco me volverán a ver”. Algunos de sus discípulos se preguntaban unos a otros: “¿Qué querrá decir con eso de que: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán, y dentro de otro poco me volverán a ver’, y con eso de que: ‘Me voy al Padre’?” Y se decían: “¿Qué significa ese ‘un poco’? No entendemos lo que quiere decir”.

Jesús comprendió que querían preguntarle algo y les dijo: “Están confundidos porque les he dicho: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán y dentro de otro poco me volverán a ver’. Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

La pasión, muerte y resurrección de Jesús están en el centro de nuestra fe. Es como el punto exacto donde fue sembrada la semilla del Evangelio. De ahí brotan las raíces más profundas de la Iglesia. Este acontecimiento se llama Misterio Pascual, precisamente porque mirando a Cristo, nuestra Pascua, se abre el horizonte a una realidad mucho más grande de lo que podemos imaginar.

La vida está entretejida de momentos tristes y alegres. Vamos subiendo y bajando, al parecer sin dirección concreta, sólo empujados por estados de ánimo o circunstancias externas. Cristo viene con un nuevo mensaje. Él da una meta, que es la vida eterna. Nos muestra el camino, tomar nuestra cruz y seguirle. Nos enseña la verdad detrás de la historia: su amor por cada uno de nosotros.

Entonces, ya no se trata de un sube y baja sin sentido, pues la tristeza nos une a la cruz y la alegría es signo de su resurrección.

Tal vez nos encontramos o hemos pasado por momentos de tristeza profunda. En ellos compartimos el Misterio Pascual: Cristo está también ahí, sufriendo con nosotros, llevando su cruz junto a la nuestra. Y con esta mirada de fe, entonces el corazón se abre a la esperanza. Sabemos que después de la cruz y la sepultura viene la resurrección. Sólo hay que esperar un poco, y la tristeza se transformará en alegría.

«“Pero volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y vuestra alegría nadie os la podrá quitar”. Son palabras que se deben poner de relieve. La alegría humana puede ser borrada por cualquier cosa, por cualquier dificultad. Pero esta alegría que el Señor nos da, que nos hace exultar, nos hace gozar en la esperanza de encontrarlo, esta alegría nadie la puede quitar, es duradera. Incluso en los momentos más oscuros. Que el Señor nos dé la gracia de una alegría grande que sea expresión de la esperanza; y una esperanza fuerte que se convierta en alegría en nuestra vida». (Homilía de S.S. Francisco, 6 de mayo de 2016, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy rezaré ante un crucifijo al final del día para ofrecerle a Cristo mis tristezas y alegrías y mañana buscaré consolar a quien esté pasando por una dificultad.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
 
¿Cómo sanar la tristeza?. Cinco recetas para superar la tristeza

Es claro que la tristeza nos atañe a todos. Hombres y mujeres, pobres y ricos, viejos y niños. ¡Todos, alguna vez, nos podemos ver inundados por este sentimiento!
 
Es claro que la tristeza nos atañe a todos. Hombres y mujeres, pobres y ricos, viejos y niños. ¡Todos, alguna vez, nos podemos ver inundados por este sentimiento!

La tristeza es un dolor interno causado por la ausencia de un bien. Cuando, por ejemplo, a un niño se le cae la paleta, enseguida llora, porque ha perdido este bien. O si el novio termina a la novia, ésta se sume en la tristeza por haber perdido esta relación que consideraba un bien. Y lo mismo ante una enfermedad, el viaje de un ser querido o, más grave aún, la muerte.

Antes de continuar quiero dejar clara una cosa: estar triste no es sinónimo de estar deprimido. La depresión conlleva tristeza, pero no sólo eso. En la depresión la autoestima de la persona está por los suelos, no siente ilusión por nada, ni por el mismo hecho de superar esta tristeza, y, además, es incapaz de tomar decisiones por sí misma de una manera constante.

Volviendo al tema, lo primero que hay que hacer frente a la tristeza es asumirla.

A veces creemos que no nos merecemos estar tristes. Vemos todo lo que tenemos, lo que somos… y pensamos que no tenemos derecho a entristecernos.

Pero los sentimientos las más de las veces no los escogemos, simplemente se nos vienen. Y si son negativos, el primer paso para superarlos es aceptar que los tengo.  

Lo segundo es aprender a conocernos.

Es muy importante ser capaces de descubrir y de describir lo que sentimos. Si ante la pregunta «¿Cómo estás?», no sabes explicarte, necesitas trabajar en tu introspección.

Y ahora sí, estamos preparados para expresar la tristeza. No temas hacerlo. Callar una emoción no la hará necesariamente desaparecer.

No compartir tu tristeza, es como dejar dentro de tu alma un veneno que poco a poco la va a carcomer hasta llegar a destruirla del todo. Según Santo Tomás de Aquino, hay cinco recetas para superar la tristeza:

1. Haz algo bueno y que te guste: cuando estés triste, no dejes de consentirte. Toma un chocolate, ve una película, haz ejercicio, sal a una fiesta, escribe tus recuerdos positivos, etc.

2. El llanto: el mismo San Agustín cuenta que cuando se dolía de la muerte de su amigo, sólo en los gemidos y en las lágrimas hallaba algún descanso. Llorar no es malo si la causa que lo suscita es grave. No se trata de un llanto descontrolado, sino proporcional a la causa de la tristeza. No es lo mismo llorar porque perdí un partido, que porque ha muerto un familiar.

3. La compasión: comparte con tus amigos la tristeza. Ella es como un peso que nos abruma y, por eso, cuando sentimos que hay otros brazos cargándola, su peso se aligera. Además, cuando alguien me muestra compasión, es porque me ama, y esto hace que la tristeza sea más llevadera.

4. El sueño y el agua: ¡Vaya que es cierto! Cuando estamos tristes, una buena ducha nos reanima. Nos ayuda a retomar energías. A tener más clara la mente para tomar decisiones. Y el sueño, ¡ni se diga! Como dice San Ambrosio: «el sueño restablece los miembros debilitados para el trabajo, alivia las mentes fatigadas y libera a los angustiados de su pena». Así que un poco de agua y unas buenas horas para descansar, pueden ser también un remedio que ayude a mitigar la tristeza.

5. El encuentro con Dios en la oración: no hay nadie que nos entienda mejor que Dios. Y por eso el mejor remedio siempre será el encuentro con Él. Acude al Sagrario, pídele explicaciones –¡sí se vale hacerlo–, no como alguien que exige, sino como un hijo que no entiende. Cuéntale tus penas, y abre los oídos de tu corazón para escuchar lo que Él te quiera decir.

"Rezar no es fácil; es un combate alegre y fatigoso"

Catequesis del Papa Francisco, 12 de mayo de 2021

Hoy el Papa Francisco ha continuado su ciclo de Catequesis sobre la oración cristiana, y ha asegurado que “rezar no es algo fácil” y que ninguno de los grandes oradores que encontramos en la Biblia y en la historia de la Iglesia “ha tenido una oración cómoda”, de hecho, ha dicho: “se puede rezar como los loros - bla, bla, bla - pero eso no es rezar”.

Durante la Audiencia General de este miércoles 12 de mayo, el Pontífice ha querido mostrar el otro lado de la oración, ese del que no se suele hablar, y que es ese “combate interior, a veces duro – dice el Papa – que puede acompañar también periodos largos de la vida”. “Rezar no es fácil, ha dicho Francisco, y por eso escapamos de la oración”.  También ha explicado que todos los hombres y las mujeres de Dios mencionan no solamente la alegría de la oración, sino también la molestia y la fatiga que puede causar. “Algún santo la ha llevado adelante durante años sin sentir ningún gusto, sin percibir la utilidad” ha expresado el Papa, explicando que el silencio, la oración y la concentración “son ejercicios difíciles, y alguna vez la naturaleza humana se rebela”. “Preferiríamos estar en cualquier otra parte del mundo, pero no ahí, en ese banco de la iglesia rezando” continúa el Santo Padre, y recuerda que quien quiere rezar “debe recordar que la fe no es fácil, y alguna vez procede en una oscuridad casi total, sin puntos de referencia”.

El Catecismo enumera una larga serie de enemigos de la oración
 
Después, se ha centrado en “los enemigos de la oración” que cita el Catecismo, aquellos que hacen que sea difícil rezar y que nos ponen en dificultad, como por ejemplo “que algunos dudan de que esta pueda alcanzar verdaderamente al Omnipotente”; otros, en cambio – dice el Papa – “sospechan que la oración sea una mera operación psicológica; algo que quizá es útil, pero no verdadera ni necesaria: se podría incluso ser practicantes sin ser creyentes”. El Papa asegura que los peores enemigos de la oración “están dentro de nosotros” y el Catecismo los llama así: “desaliento ante la sequedad, tristeza de no entregarnos totalmente al Señor, porque tenemos “muchos bienes”, decepción por no ser escuchados según nuestra propia voluntad; herida de nuestro orgullo que se endurece en nuestra indignidad de pecadores, difícil aceptación de la gratuidad de la oración, etc.”.

En la historia de la espiritualidad encontramos ejemplos útiles para hoy

Ante esta situación en la que la oración no es siempre de “color rosa”, el Papa invita a explorar la historia de la espiritualidad, en la que notamos enseguida cómo los maestros del alma tenían bien clara la situación que hemos descrito y para superarla, cada uno de ellos ofreció alguna contribución que mostraba la importancia de resistir y de perseverar en la oración. “Sería interesante repasar al menos algunos de estos consejos – dice – por ejemplo, los Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola que enseñan a poner en orden la propia vida. Hace entender que la vocación cristiana es militancia, es decisión de estar bajo la bandera de Jesucristo y no bajo la del diablo, tratando de hacer el bien también cuando se vuelve difícil”.

Francisco también pone de ejemplo a San Antonio abad, el fundador del monacato cristiano, en Egipto, quien “afrontó momentos terribles en los que la oración se transformaba en dura lucha” dice el Papa. “Su biógrafo San Atanasio, obispo de Alejandría, narra que uno de los peores episodios le sucedió al Santo ermitaño en torno a los treinta y cinco años, mediana edad que para muchos conlleva una crisis. Antonio fue turbado por esa prueba, pero resistió. Cuando finalmente volvió a la serenidad, se dirigió a su Señor con un tono casi de reproche: «¿Dónde estabas? ¿Por qué no viniste enseguida a poner fin a mis sufrimientos?». Y Jesús respondió: «Antonio, yo estaba allí. Pero esperaba verte combatir»”.

Esto son solo ejemplos con los que el Pontífice ha querido transmitir ánimos, pero lo mas importante es recordar que Jesús siempre está con nosotros: “si en un momento de ceguera no logramos ver su presencia, lo lograremos en un futuro”.

Luchar en la oración para pedir la gracia

Al final de la Audiencia General, el Santo Padre ha puesto un ejemplo más, esta vez, basado en una experiencia que vivió bien de cerca cuando estaba en una diócesis la Argentina. Se trata de la historia de un matrimonio que tenía una hija de nueve años con una enfermedad que los médicos no sabían qué era y que diagnosticaron como incurable. Los médicos dijeron a los padres que a la pequeña le quedaban horas de vida. “Puede que el hombre no fuera a misa todos los domingos – ha dicho el Papa – pero tenía una gran fe”. Francisco continúa narrando que el padre de la niña, tras la noticia, tomó un tren e hizo un viaje de setenta kilómetros hasta la Basílica de Nuestra Señora de Luján, la Patrona de Argentina. Cuando llegó, la Basílica ya estaba cerrada, eran casi las diez de la noche, pero el hombre se aferró a las rejas de la Basílica y durante toda la noche rezó a la Virgen, luchando por la salud de su hija. “Esto no es una fantasía; ¡lo he visto! Lo he vivido” dice Francisco. Finalmente, a las seis de la mañana, se abrió la iglesia y entró a saludar a la Virgen y se fue a casa. “Estuvo toda la noche luchando”. Cuando llegó, vio a su mujer sonriendo y diciendo: "No sé qué ha pasado, los médicos dicen que ha cambiado así y que ya está curada". “Aquel hombre que luchaba con la oración tenía la gracia de la Virgen, la Virgen le escuchó. Y lo he visto: la oración hace milagros” ha puntualizado el Papa, recordando con este ejemplo la importancia de la lucha en la oración para pedir la gracia.

Memoria Litúrgica de la Santísima Virgen María de Fátima

Tras la catequesis, el Papa Francisco saludó cordialmente a los polacos, recordando que mañana se celebra la memoria litúrgica de la Santísima Virgen María de Fátima. "Pongámonos con confianza -dijo Francisco- bajo su maternal protección, especialmente cuando encontremos dificultades en nuestra vida de oración".

Aniversario del atentado a San Juan Pablo II

Al saludar a los polacos, el Papa recordó que también mañana se cumple "el 40º aniversario del atentado a San Juan Pablo II". "Él mismo -dijo el Pontífice- subrayó con convicción que debía su vida a la Señora de Fátima. "Este acontecimiento nos hace conscientes de que nuestras vidas y la historia del mundo están en manos de Dios. Al Corazón Inmaculado de María confiamos la Iglesia, a nosotros mismos y al mundo entero. Pedimos en la oración por la paz, el fin de la pandemia, un espíritu de penitencia y nuestra conversión"

¿Qué diferencia hay entre un sacerdote diocesano y un religioso?

Son un modo de vivir diverso del único sacerdocio confiado por el Señor Jesús a su Iglesia

En la última cena (Mt 26; Mc 14; Lc 22), el Señor Jesús instituyó el Sacramento de la Eucaristía y el Sacramento del Orden, este último con el objetivo de seguir celebrando el primero y así, perpetuar la presencia del mismo Señor en las especies eucarísticas. Sin embargo, hay sacerdotes “diocesanos” y sacerdotes “religiosos”. ¿Cuál es la diferencia?

El ministerio sacerdotal confiado a los apóstoles fue, posteriormente, comunicado por ellos a otros que los sucederían en la misión, a los cuales llamaron Epíscopos (obispos) (1 Tim 3,1ss; 2 Tim 1,6). Este ministerio, además de la potestad de celebrar los sacramentos, conlleva el oficio pastoral. Con el tiempo, los mismos apóstoles van asociando a su ministerio a otros a los que llaman presbíteros (Hch 14,23), sin olvidar la presencia casi inmediata de los diáconos (Hch 6,1-7). Así, cada comunidad cristiana, situada en un territorio determinado, estaba pastoreada por un obispo con un grupo de presbíteros y diáconos, situación que continúa hasta hoy. El oficio del presbítero (sacerdote) ha sido siempre el de colaborar con su obispo en el ministerio pastoral de la Iglesia.

Por otra parte, desde los primeros siglos de la Iglesia, se empezó a gestar un movimiento de personas que de manera individual se alejaban de la vida común para dedicarse únicamente al Señor, especialmente yéndose al desierto, conocidos como eremitas y anacoretas. Con el tiempo, se empiezan a reunir en grupos para compartir este estilo de vida. Esto es el germen de los que más a delante se llamará vida religiosa. Esta consiste en vivir la consagración al Señor, como sacerdote o como hermano, en una comunidad con un carisma específico, esto es, la intención con la cual fue fundada: atender a los jóvenes, a los niños sin hogar, a las prostitutas, a los enfermos, a los privados de libertad, a los inmigrantes, entre otros.

Esto nos lleva, entonces, a hablar del modo de vivir diverso del único sacerdocio confiado por el Señor Jesús a su Iglesia, esto es, sacerdote diocesano y sacerdote religioso. Es el mismo sacerdocio vivido de modo diverso, en cuanto a su comunidad específica.

El sacerdote diocesano tiene un modo de vida que brota de lo que los apóstoles fundaron en las primeras comunidades: un obispo y un grupo de sacerdotes con él pastoreando un territorio determinado llamado Diócesis (de ahí su nombre, diocesanos). El carisma particular está inspirado en Cristo Buen Pastor, que da la vida por sus ovejas (Jn 10). Propiamente, atienden las parroquias y otras dependencias de la diócesis. Están bajo la autoridad exclusiva de su obispo, por medio de las promesas hechas el día de su ordenación: castidad, pobreza y obediencia.

El sacerdote religioso tiene las mismas facultades de un sacerdote diocesano, es decir, la capacidad de celebrar los sacramentos, pero lo que lo distingue es su modo de vivir. Ya no es entorno a un obispo en una diócesis determinada, sino en una comunidad especifica de religiosos, con un carisma propio, inspirado por el fundador de tal comunidad, bajo la autoridad de un hermano superior de la misma comunidad. Toda la comunidad bajo la autoridad y cuidado del obispo de la diócesis en la que reside. Cada uno profesa, antes de su ordenación sacerdotal, los votos de pobreza, castidad y obediencia. Así tenemos a los Redentoristas, Vicentinos, Carmelitas, Siervos de Jesús, Salesianos, Somascos, Jesuitas y muchos más.

En síntesis, es el mismo sacerdocio, sólo que el diocesano lo ejerce bajo la autoridad de un Obispo en un territorio específico llamado Diócesis, mientras que el religioso lo ejercer bajo la autoridad de un Superior, siguiendo el carisma de su fundador y viviendo en una comunidad.

Treinta días de oración a la Reina del Cielo. Flores del 11 al 15 mayo

Devoción a la Virgen con audio

Flor del 11 de mayo: Virgen clemente

Meditación: María camino a Belén…fatigada y esperanzada, pues llevaba en sus entrañas al Dios que amaba; María en Belén…frío y pobreza para cobijar al Rey, pero Ella era Palacio de Pureza y Cristal para que se pudiera acurrucar. María junto a la Cruz…, “estaba junto a la Cruz de Jesús Su Madre” (Juan 19,25). ¡Cuanta soledad y miseria!. Si, la miseria de todos los hombres de todos los siglos. Mis miserias también…

María es Madre de pobreza y sacrificio, debemos imitarla si queremos ser sus verdaderos hijos.

Oración: ¡Oh Virgen clemente, oh Madre de misericordia!. Llévanos a la santidad por el camino de la Verdad, y no toleres nuestros pecados, sino que enséñanos a ser santos. Que sepamos ver lo que no hacemos bien, teniendo la clemencia del Corazón de Tu Hijo para con nuestros hermanos, porque así como perdonamos seremos perdonados. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Meditar sobre las propias miserias, para no volver a juzgar las miserias de los demás.

Flor del 12 de mayo: Madre del buen ejemplo

Meditación: “Sigue fiel hasta la muerte, y te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2,10). María la más fiel… “hágase en mí según Tu Palabra”. Grande fue la fe de María, quien cumplió a la perfección la Santa Voluntad de Dios, ya que a El todo entregó. En el Calvario a su Hijo dio y confiada con llagas en su Corazón esperó la Resurrección. ¿Somos realmente “fieles” a Dios y a Su Iglesia, cuando no cumplimos nuestro deber, cuando no nos comprometemos con el Señor y tenemos un tibio corazón lleno de vanidad y sin amor?. ¿Somos ejemplo como María, o somos un alma sin vida que no cumple con lo que Dios dicta?. Pregúntate en éste día: ¿he favorecido con mis obras y palabras al Señor, o al maligno?. Sigamos a María con un corazón pequeño y recto.

Oración: ¡Oh Madre que nos guiaste, que todo entregaste!. Dígnate Madre a enseñarnos y a llevarnos siempre de tu mano, para que seamos realmente cristianos, perteneciendo a Cristo, tu Hijo Amado. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Ser un Jesús y una María para los que nos rodean, como testimonio de cristiandad.

Flor del 13 de mayo: El Inmaculado Corazón de María
Primera aparición de Nuestra Señora de Fátima

Meditación: “El Poderoso ha hecho en mi grandes cosas” (Lucas 1,49). Nos anonadamos frente a la excelsa Madre de Dios, habiéndola recibido para nosotros del mismo Señor. Ella se sigue presentando como Madre amorosa, buscando a sus hijos perdidos, alejados, confundidos, para bañarlos en el río de la santidad, a la que Dios nos llevará si la seguimos. Cambiemos así nuestro pobre corazón por el Inmaculado Corazón de María para ser a su semejanza.

Oración: ¡Oh María que nos regalaste en Cova de Iría tu Corazón Inmaculado!. Enséñanos los secretos que El esconde, para que conociéndolos podamos imitarlo, y cabizbajos pidamos perdón por lo poco que nos parecemos a Vos. Haznos pequeños para que veamos el Cielo. Amén.

Oración de los pastorcitos: (entregada por el Arcángel San Miguel a los tres niños en Fátima)

Oh Dios mío, yo creo, espero, adoro y os amo. Y os pido perdón por todos los que no creen, no esperan, no adoran y no os aman (se reza tres veces).

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Alma, Sangre y Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Tabernáculos de la tierra, en expiación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con las que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y por la intercesión del Inmaculado Corazón de María, te pido por la conversión de todos los pecadores. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Renovemos nuestra consagración al Inmaculado Corazón de María.

Flor del 14 de mayo: Trono de Sabiduría

Meditación: “Quien me obedece no quedará avergonzado” (Eclesiástico 24,22). María llevó nueve meses en su Seno a La Sabiduría misma. De allí que sea Su Trono, siempre La sirvió y obedeció Sus designios. Por eso Ella es nuestra mejor consejera, oigamos y obedezcamos todo lo que nos ha mostrado y enseñado.

Oración: ¡Oh Madre de Dios, oh Madre del Salvador, oh Madre de la Sabiduría!. Haz que siempre obedezcamos la Voz de Dios, haciendo Su Santa Voluntad hoy. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Hagamos silencio interior y meditemos para discernir lo que realmente nos pide el Señor.

Flor del 15 de mayo: Causa de nuestra alegría

Meditación: “Los justos se alegran, se regocijan y saltan de júbilo pensando en la Providencia y Bondad de Dios” (Salmos 32,33). Cómo no estar felices si agradamos al Señor cumpliendo Su Voluntad y viendo todo lo que El nos da. Seamos hijos dignos pues el Señor es nuestro amigo. Todo nos da, y si caminamos junto a El, todo compartiremos: Su Amor, Su Dolor y Su Crucifixión, pero felices sabiéndonos herederos del Reino de Dios.

Virgen de Fátima: «Una Señora más brillante que el sol»

Aquella brillante Señora dijo a los niños que era necesario rezar mucho

«En Fátima ocurrió una intervención divina a través del rostro materno de María que dio un mensaje de parte de Dios para la humanidad del siglo XX, un mensaje que es una palabra profética en sí mismo». Era el 13 de mayo de 1917.

Los protagonistas son tres niños. Lucía de Jesús, más tarde religiosa del Carmelo de Santa Teresa en Coimbra, Francisco y Jacinta Marto, tres pequeños pastores que cuidaban un rebaño en Cova da Iría, hoy Diócesis de Leiría-Fátima.

Alrededor del mediodía, vieron una luz brillante; pensando que era un relámpago y decidieron marcharse, pero más abajo otro relámpago iluminó el espacio y vieron encima de una pequeña encina, donde se encuentra ahora la Capilla de las Apariciones, una «Señora más brillante que el sol»; que de sus manos pendía un rosario blanco.

Aquella brillante Señora dijo a los niños que era necesario rezar mucho y los invitó a volver a Cova da Iría durante otros cinco meses consecutivos, en los días 13 a la misma hora.

«Estas apariciones fueron preparadas por las apariciones de Anjo da Paz, como decía la hermana Lucía, preparó a los niños a entrar en el misterio de Dios y después comprenderían que de parte de Dios venía un mensaje encomendado a ellos».

En la última aparición del 13 de octubre, estando presentes cerca de 70.000 personas, la Virgen les dijo que era la «Señora del Rosario» y que hicieran allí una Capilla en su honor.

El Milagro del Sol

En seguida, un fenómeno en el cielo convenció a los presentes del milagro prometido pues el sol, pareciéndose a un «disco» de plata, se le podía mirar sin dificultad alguna y giraba sobre sí mismo como si fuese una rueda de fuego que fuera a precipitarse sobre la tierra.

«El mensaje tiene muchos aspectos, pero ella sintetizó aquello que comúnmente es conocido como el secreto de Fátima».

Según explica monseñor Marto el mensaje de Fátima tiene tres aspectos: la visión del infierno como advertencia a la humanidad de sacudir las consciencias, la devoción al inmaculado corazón de María, y la presencia de sufrimientos, persecuciones y martirios en la Iglesia.

Es un mensaje de esperanza y perseverancia en medio de las dificultades en el mundo. De acuerdo al Documento oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Sor Lúcia tenía claro que «el objetivo de todas las apariciones era el de hacer crecer siempre más en la fe, en la esperanza y en la caridad. Todo el resto era sólo para conducir a esto». (Comentario teológico al tercer «secreto» de Fátima)

El 13 de octubre de 1930 el Obispo de Leiría declaró dignas de fe las apariciones y autorizó el culto de Nuestra Señora de Fátima.

Esperanza también para los musulmanes

El 28 de abril de 1919 se inició la Construcción de la Capilla de las Apariciones. Este santuario también atrae a personas de otros credos. En el mundo islámico, por ejemplo,  Fátima es la hija de Mahoma, de la cual el profeta escribe: «Tú serás la mas bendita entre todas las mujeres del paraíso, después de María».

Algunas interpretaciones aseguran que María escogió ser conocida como Nuestra Señora de Fátima para dar esperanza al pueblo musulmán, que ocupó los territorios de Portugal durante siglos.

Fue también un 13 de mayo de 1981 cuando Mehmet Ali Ağca atentó contra Juan Pablo II en Roma. El Papa ofreció la bala que le traspasó el cuerpo en señal de agradecimiento a la Virgen por salvarle la vida. La beatificación de dos videntes de Fátima, Francisco y Jacinta Marto tuvo lugar el 13 de mayo de 2000 en Fátima.

El Papa Benedicto XVI autorizó abreviar el plazo canónico para el inicio de las diligencias para la apertura del proceso de beatificación de Lucía de Jesús, que tomó el nombre hermana Maria Lucia del Corazón Inmaculado.

Oración

«Oh, Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, Reina del Rosario, dulce Virgen de Fátimame consagro a tu Inmaculado Corazón para estar plenamente disponible y consagrado al Señor.Acepta por favor, tenerme bajo tu protección maternal, defenderme contra los peligros, ayudarme a vencer las tentaciones, a huir de los pecados, y te suplico que veles de la pureza de mi cuerpo y de mi alma. Que tu Inmaculado Corazón sea mi refugio y el camino que conduce a Dios.Dame la gracia de rezar y sacrificarme por el amor de Jesús, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados cometidos en contra de tu Inmaculado Corazón.Confiando en tí y en unión con el Corazón de tu Divino Hijo, quiero vivir para la Santísima Trinidad en quien creo, adoro, espero y amo. Que así sea».

PRECES

Recordando a la Virgen María, que se apareció a los pastorcitos en Fátima, elevamos nuestra oración a Dios pidiendo:
R/MSeñor, ten misericordia de nosotros.
Para que todos los países conozcan la paz y desaparezcan los regímenes totalitarios que atentan contra la libertad de las personas.MR/
Por todos nosotros, para que refugiados en el Corazón Inmaculado de María, contribuyamos con nuestra renuncia y sacrificio a la venida de tu reino.MR/
Intenciones libres
Padre nuestro…

ORACIÓN

Oh, Dios, que das parte a tu pueblo en tu obra redentora, concédenos vivir siempre la alegría de la resurrección del Señor. Él, que vive y reina contigo.

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