Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura
- 15 Mayo 2021
- 16 Mayo 2021
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Laico, 15 de mayo
Martirologio Romano: En Madrid, capital de España, labrador, que juntamente con su mujer, santa María de la Cabeza o Toribia, llevó una dura vida de trabajo, recogiendo con más paciencia los frutos del cielo que los de la tierra, y de este modo se convirtió en un verdadero modelo del honrado y piadoso agricultor cristiano. († 1130)
Fecha de canonización: 12 de marzo de 1622 por el Papa Gregorio XV.
Breve Biografía
Cuarenta años antes de que ocurriera, había escrito Cicerón: “De una tienda o de un taller nada noble puede salir”. Unos años después, en el año primero de la era cristiana, salió de un taller de carpintero el Hijo de Dios. Las mismas manos que crearon el sol y las estrellas y dibujaron las montañas y los mares bravíos, manejaban la sierra, el formón, la garlopa, el martillo y los clavos y trabajaban la madera. Desde entonces, ni la azada ni el arado ni la faena de regar y de escardar tendrían que avergonzarse ante la pluma ni ante el manejo de los medios modernos de comunicación, ni ante las coronas de los reyes. El patrón de aquella villa recién conquistada a los musulmanes, Madrid, hoy capital de España, no es un rey, ni un cardenal, ni un rey poderoso, ni un poeta ni un sabio, ni un jurista, ni un político famoso. El patrón es un obrero humilde, vestido de paño burdo, con gregüescos sucios de barro, con capa parda de capilla, con abarcas y escarpines y con callos en las manos. Es un labrador, San Isidro. Como el Padre de Jesús, cuyas palabras nos transmite San Juan en el evangelio 15,1: “Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador”.
SE POSTRARON LOS REYES
Ante su se-pulcro se postraron los reyes, los arquitectos le construyeron templos y los poetas le dedicaron sus versos. Lope de Vega, Calderón de la Barca, Burguillos, Espinel, Guillén de Castro, honraron a este trabajador madrileño. El historiador Gregorio de Argaiz le dedicó un gran libro: "La soledad y el campo, laureados por San Isidro". Fue su misión, laurear el campo, frío, duro, ingrato, calcinado por los soles del verano y estremecido por los hielos de los inviernos. El campo quedó iluminado y fecundado por su paciencia, su inocencia y su trabajo. No hizo nada extraordinario, pero fue un héroe.
Fue un héroe que cumplió el “Ora et labora” benedictino. La oración era el descanso de las rudas faenas; y las faenas eran una oración. Labrando la tierra sudaba y su alma se iluminaba; los golpes de la azada, el chirriar de la carreta y la lluvia del trigo en la era, iban acompañados por el murmullo de la plegaria de alabanza y gratitud mientras rumiaba las palabras escuchadas en la iglesia. Acariciando la cruz, aprendió a empuñar la mancera. He ahí el misterio de su vida sencilla y alegre, como el canto de la alondra, revolando sobre los mansos bueyes y el vuelo de los mirlos audaces.
TAN POBRE
Alegre y, sin embargo, tan pobre. Isidro no cultivaba su prado, ni su viña; cultivaba el campo de Juan de Vargas, ante quien cada noche se descubría para preguntarle: "Señor amo, ¿adónde hay que ir mañana?" Juan de Vargas le señalaba el plan de cada jornada: sembrar, barbechar, podar las vides, limpiar los sembrados, vendimiar, recoger la cosecha. Y al día siguiente, al alba, Isidro uncía los bueyes y marchaba hacia las colinas onduladas de Carabanchel, hacia las llanuras de Getafe, por las orillas del Manzanares o las umbrías del Jarama. Cuando pasaba cerca de la Almudena o frente a la ermita de Atocha, el corazón le latía con fuerza, su rostro se iluminaba y musitaba palabras de amor. Y las horas del tajo, sin impaciencias ni agobios, pero sin debilidades, esperando el fruto de la cosecha “Tened paciencia, hermanos, como el labrador que aguanta paciente el fruto valioso de la tierra, mientras recibe la lluvia temprana y tardía” Santiago 5, 7. Así, todo el trabajo duro y constante, ennoblecido con las claridades de la fe, con la frente bañada por el oro del cielo, con el alma envuelta en las caricias de la madre tierra.
NO SABÍA LEER
El Cielo y la tierra eran los libros de aquel trabajador animoso que no sabía leer. La tierra, con sus brisas puras, el murmullo de sus aguas claras, el gorjeo de los pájaros, el ventalle de sus alamedas y el arrullo de sus fuentes; la tierra, fertilizada por el sudor del labrador, y bendecida por Dios, se renueva año tras año en las hojas verdes de sus árboles, en la belleza silvestre de sus flores, en los estallidos de sus primaveras, en los crepúsculos de sus tardes otoñales, con el aroma de los prados recién segados. Isidro se quedaba quieto, silencioso, extático, con los ojos llenos de lágrimas, porque en aquellas bellezas divisaba el rostro Amado. Seguro que no sabia expresar lo que sentía, pero su llanto era la exclamación del contemplativo en la acción, con la jaculatoria del poeta místico Ramón Llull: "¡Oh bondad! ¡Oh amable y adorable y munificentísima bondad!". O del mínimo y dulce Francisco de Asís, el Poverello: “Dios mío y mi todo”. “Loado seas mi Señor por todas las criaturas, por el sol, la luna y la tierra y el agua, que es casta, humilde y pura”. O también con el sublime poeta castellano como él: “¡Oh montes y espesuras - plantados por las manos del Amado - oh prado de verduras, de flores esmaltado - decid si por vosotros ha pasado!!!. “El que permanece en mí y yo en él ese da fruto abundante” Juan 15,5. Así, el día se le hacía corto y el trabajo ligero. Bajaban las sombras de las colinas. Colgaba el arado en el ubio, se envolvía en su capote y entraba en la villa, siguiendo la marcha cachazuda de la pareja de bueyes.
UNA SANTA
Empezaba la vida de familia. A la puerta le esperaba su mujer con su sonrisa y su amor y su paz. María Toribia era también una santa, Santa María de la Cabeza. Un niño salía a ayudar a su padre a desuncir y conducir los bueyes al abrevadero. Era su hijo, que lo era doblemente, porque después de nacer, Isidro le libró de la muerte con la oración. Luego arregla los trastos, cuelga la aguijada, ata los animales, los llama por su nombre, los acaricia y les echa el pienso en el pesebre, pues, según la copla castellana: “Como amigo y jornalero, - pace el animal el yero, - primero que su señor; - que en casa del labrador, - quien sirve, come primero”.
Hasta que llega María restregándose las manos con el delantal: "Pero ¿qué haces, Isidro, no tienes hambre? -le dice cariñosamente-. Ya en la mesa, la olla de verdura con tropiezos de vaca. Pobre cena pero sabrosa, condimentada con la conformidad y animada con la alegría, la paz y el amor. Y eso todos los días; dias incoloros pero ricos a los ojos de Dios. Sin saber cómo, Isidro se ha ido convirtiendo en santo. “Será como un árbol plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin” Salmo 1,1. “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante” Juan 15,6
Ya su aguijada tiene la virtud de abrir manantiales en la roca, porque: “Mucho puede hacer la oración intensa del justo...Elías volvió a orar, y el cielo derramó lluvia y la tierra produjo sus frutos” Santiago 5, 17. “Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis y se realizará” Juan 15, 7. Ya puede Isidro rezar con tranquilidad entre los árboles aunque le observe su amo, porque los ángeles empuñan el arado. ¡Oh arado, oh esteva, oh aguijada de San Isidro, sois inmortales como la tizona del Cid, el báculo pastoral de San Isidoro y la corona del rey San Fernando!, exclama el poeta. Con la pluma de Santa Teresa habéis subido a los altares. Así es como la villa y corte, centro de España, tiene por patrón a un labrador inculto, sin discursos, ni escritos, ni hechos memorables, sólo con una vida escondida y vulgar de un aldeano, hombre de aquella pequeña villa que se llamaba Madrid, recién reconconquistada al Islam. En 1083 Alfonso VI había entrado por la cuesta de la Vega. El contraste es instructivo y proclama el estilo de Dios cuando nos regala sus santos. “Escondiste estos secretos a los sabios, y los revelaste a las gentes sencillas”. San Isidro labrador era un simple; reconocerlo es admirar los planes de Dios.
EL DIÁCONO DE SAN ANDRÉS
Lo que sabemos de su vida se debe al diácono de San Andrés, que conoció a su paisano y sólo ocupa media docena de páginas. ¿Quién es capaz de extender más la descripción de un labriego sencillísimo que cruza por esta vida sin ninguna aventura externa y sin más complicación que la personalísima de ser santo a los ojos de Dios? Fue un hombre sencillo, su villa era pequeña. Madrid era rica en aguas y en bosques, con su docena de pequeñas parroquias, sus estrechas calles y en cuesta, su alcázar junto al río, su morería y sus murallas. Un puñado de familias cristianas, entre ellas, la de los Vargas, que era la más rica, alrededor de la parroquia de San Andrés, a cuyo servicio estaba Isidro. San Isidro nos ofrece todo un programa de vida sencilla, de honrada laboriosidad, de piedad infantil aunque madura, de caridad fraterna, ejemplo para esta sociedad compleja, y llena de mundo, de vida callejera, de codicia y de egoísmo, que lamenta hoy el zarpazo del terrorismo atroz y espera el nacimiento del nuevo Infante heredero. Ambos acontecimientos, tan dispares, laten en el corazón celeste de San Isidro, en su calidad de Patrón de Madrid que lo es, en cierto modo, de España.
El Evangelio se debe escribir con la propia vida
Santo Evangelio según san Marcos 16,15-20. Sábado VI de Pascua
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Permíteme encontrarte, Señor Jesús. Tú, que me has dado una misión en la Iglesia y en la sociedad, dame tu luz para saber qué debo hacer. Concédeme también tu gracia y apoyo para realizar tu voluntad. Gracias, Señor, por haberme llamado a ser tu testigo y confiar en mí. Así sea.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 16,15-20
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: «Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Estos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrogarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos».
El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían. Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
La oración es un encuentro personal con Cristo. Y hoy le debemos este encuentro a san Marcos. Él pudo acompañar a Pedro y Pablo en sus viajes apostólicos. Escuchó atentamente su anuncio de la Buena Nueva y puso todo en un libro, el Evangelio. San Marcos nos ha dejado un maravilloso testimonio de Jesús. Y dos mil años después seguimos nutriéndonos con lo que escribió.
A nosotros nos toca escribir también un Evangelio para transmitir a las generaciones que vienen; pero no en papel, ni en formato electrónico, sino con la propia vida. Así fue el Evangelio que predicó san Pedro y el resto de los Apóstoles: dejaron su casa en Galilea para estar con el Señor. Tres años después, son testigos de su pasión, muerte y resurrección. Se encontraron así con aquél que es el Camino, la Verdad y la Vida. Y no podían callar este encuentro; a los cincuenta días de la Pascua salieron a las plazas y las calles de Jerusalén para anunciar la salvación que nos trajo Cristo.
Como su maestro, curaron paralíticos, expulsaron demonios, resucitaron muertos. Pero, sobre todo, fundaron la Iglesia, un signo ante el mundo de “un solo corazón y una sola alma” (He 4, 32). Años más tarde, incluso en Roma se hablaba de los cristianos: “Mirad cómo se aman”. Como dice el Papa Francisco: «Todos estamos llamados a ser escritores vivos del Evangelio, portadores de la Buena Noticia a todo hombre y mujer de hoy» (Homilía, 3 de abril 2016).
Es tarea personal, sí, pero ¿depende todo de nuestras fuerzas? Ciertamente que no, y por eso le pedimos todos los días, «¡Venga tu Reino!» Nos dice el Evangelio de hoy: «El Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban». Y siempre lo hace, si somos dóciles a su acción.
«Todos estamos llamados a ser escritores vivos del Evangelio, portadores de la Buena Noticia a todo hombre y mujer de hoy. Lo podemos hacer realizando las obras de misericordia corporales y espirituales, que son el estilo de vida del cristiano. Por medio de estos gestos sencillos y fuertes, a veces hasta invisibles, podemos visitar a los necesitados, llevándoles la ternura y el consuelo de Dios. Se sigue así aquello que cumplió Jesús en el día de Pascua, cuando derramó en los corazones de los discípulos temerosos la misericordia del Padre, exhaló sobre ellos el Espíritu Santo que perdona los pecados y da la alegría». (S.S. Francisco, 3 de abril del 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy daré una limosna para ayudar a los pobres.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
La oración en la vida Cristiana
La oración consiste en elevar el corazón a Dios. Cuando una persona ora, entra en una relación personal con Dios, en una relación de amistad con Dios.
1. ¿Qué es la oración?
La oración consiste en elevar el corazón a Dios. Cuando una persona ora, entra en una relación personal con Dios, en una relación de amistad con Dios.
La oración es la elevación del alma a Dios o la petición al Señor de bienes conformes a su voluntad. La oración es siempre un don de Dios que sale al encuentro del hombre. La oración cristiana es relación personal y viva de los hijos de Dios con su Padre infinitamente bueno, con su Hijo Jesucristo y con el Espíritu Santo, que habita en sus corazones. (CIC-C #534)
El esfuerzo de orar diariamente es parte muy importante de la vida cristiana.
2. ¿Por qué vamos a hablar de oración en un curso de Teología, basado en el Catecismo de la Iglesia Católica?
Porque el Catecismo de la Iglesia Católica dedica una quinta parte (20%) de sus páginas al tema de la oración, en forma muy extensa y explícita.
Son tan detallados los capítulos que el Catecismo dedica a la oración, que hasta trae consejos prácticos para orar y también habla de los errores en que pueden caer los orantes.
Trata todas las formas de oración, inclusive la de la contemplación, que erróneamente se ha creído que está reservada para vocaciones especiales.
Así que, el tratamiento que da el Catecismo de la Iglesia Católica a la oración denota la importancia que le asigna el Magisterio de la Iglesia a este tema.
3. ¿Cómo se aprende a orar?
Como orar es parte sumamente importancia de la vida cristiana, es lógico preguntarse ¿cómo orar?
Orar no se aprende de la misma manera de materias que estudiamos, o técnicas que podamos aprender.
A pesar de que parezca extraño, orar se aprende orando. La oración es un don de Dios, pero extrañamente se obtiene orando.
En la forma de aprender la oración, ésta se parece más bien a la natación o a conducir un carro: hay que nadar para aprender a nadar, y para aprender a manejar un vehículo hay que manejarlo.
4. ¿Qué impulsa a las personas a orar?
Lo que de veras impulsa a las personas a orar es el deseo de Dios. Dios nos ha creado para El. Dios ha impreso en nosotros la necesidad de comunicarnos con El. Eso es la oración.
Aquéllos que no les gusta mucho la espiritualidad o el contacto con Dios, si les llega un momento de impotencia o angustia o soledad, es en esa situación cuando de manera casi natural y sin pensarlo mucho, claman a Dios.
No hay más que oír los testimonios de personas secuestradas, enfermos terminales, presos de manera injusta, etc. para darnos cuenta de cómo instintivamente buscaron a Dios.
Pero no hay que esperar estar en situaciones extremas para comunicarnos con Dios, porque Dios siempre está allí para quien quiera comunicarse con El.
A veces nos olvidamos de Dios. Vivimos como si Dios no existiera o no estuviera siempre con nosotros. Recordemos lo que aprendimos en la Primera Comunión: Dios está en todas partes. Y en todas partes significa también al lado nuestro.
Aunque neguemos a Dios o tratemos de evadirlo, El siempre está allí para nosotros. El nos busca antes de nosotros buscarlo a El. En eso consiste el don de la oración, en que Dios está siempre buscándonos.
Te sientes solo, no tienes con quien hablar. Y allí está Dios. El siempre está. El no se muda.
Estás en peligro y surge esa exclamación de impotencia, de ayuda. Y Dios está allí.
La oración es algo tan humano y tan necesario como comer, como respirar, como amar.
Todas las religiones y, de modo particular, toda la historia de la salvación, dan testimonio de este deseo de Dios por parte del hombre; pero es Dios quien primero e incesantemente atrae a todos al encuentro misterioso de la oración. (CIC-C #535)
5. ¿Por qué podemos decir que la oración es un privilegio?
Orar es un privilegio. La oración es un privilegio. Orar es hablar con Dios: decirle y escucharle. ¿Nos damos cuenta, entonces, el privilegio que significa que nosotros -simples creaturas- podamos dirigirnos a nuestro Creador para pedirle, para rogarle, para decirle cosas … y que El nos escuche?
La oración es uno de esos regalos inmensos y utilísimos que Dios nos ha dado y que no terminamos de apreciar ni de aprovechar suficientemente.
Consideremos algo: ¿Podemos hablar con el Papa? ¿Puede alguien lograr hablar con cualquier persona que se le ocurra, y de manera instantánea? ¡Y nosotros podemos dirigirnos a Dios cada vez que queramos y de manera instantánea! Ese privilegio lo tenemos los seres humanos con Dios.
La oración es un privilegio.
6. ¿Para qué sirve la oración?
La oración purifica. La oración nos ayuda a resistir las tentaciones. La oración nos da fortaleza en nuestras debilidades. La oración remueve el temor, aumenta nuestra fuerza, nos capacita para aguantar. La oración nos hace felices.
“El hombre no puede vivir sin orar, lo mismo que no puede vivir sin respirar” (Juan Pablo II).
"Si los pulmones de la oración y de la Palabra de Dios no alimentan la respiración de nuestra vida espiritual, nos arriesgamos a ahogarnos en medio de las mil cosas de todos los días. La oración es la respiración del alma y de la vida". (Benedicto XVI, 25-4-2012)
El Papa Benedicto XVI hablaba de "la prioridad que debemos dar a Dios, a la relación con Él en la oración, tanto personal como comunitaria. Sin la capacidad de pararnos a escuchar al Señor, a dialogar con Él, se corre el riesgo de agitarse y preocuparse inútilmente por los problemas y las dificultades, incluidas las eclesiales y pastorales". (Benedicto XVI, 25-4-2012)
Benedicto XVI recordaba que los santos "han experimentado una profunda unidad de vida entre oración y acción, entre amor total a Dios y amor a los hermanos". (Benedicto XVI, 25-4-2012)
Por esta misma razón la Madre Teresa de Calcuta nos dice: “es necesario que encontremos el tiempo de permanecer en silencio y de contemplar, sobre todo si vivimos en la ciudad donde todo se mueve velozmente. Es en el silencio del corazón donde Dios habla” (Beata Teresa de Calcuta).
“La oración es la fundamentación de la vida espiritual” (Cardenal Nguyen Van Thuan).
“Muchas vocaciones están en crisis, no se realizarán. Muchas familias sufren dificultades, se separarán y se pelearán. Mucha gente pierde el gusto por la vida y el trabajo, están descontentos y vacíos. Y todo esto porque se ha abandonado la oración” (Beata Teresa de Calcuta).
La oración es la llave que abre nuestro corazón y nuestra alma al Espíritu Santo; es decir, a su acción de transformación en nosotros. Al orar, permitimos a Dios actuar en nuestra alma -en nuestro entendimiento y nuestra voluntad- para ir adaptando nuestro ser a su Voluntad. (cfr. Catecismo de la iglesia católica #2825-1827)
¿Cómo conocer y seguir la Voluntad de Dios? Orando de manera regular y frecuente. Así estamos en sintonía con Dios y conoceremos sus deseos.
7. ¿Por qué a veces se habla del camino de la oración?
La oración es un camino, un camino de relación personal con Dios. Santa Teresa de Jesús hablaba de un “camino de amistad con Aquél que sabemos nos ama”.
Y es un camino, porque esa relación con ese Amigo que sabemos nos ama nos llevará a una amistad muy íntima con El aquí en la tierra, la cual continuará para toda la eternidad
8. ¿Por qué podemos decir que orar es una aventura?
Porque siendo la oración un camino, puede tener sus tropiezos, va a tener momentos de emociones, tendrá sus altibajos. Y tiene una meta, que es la unión con Dios.
El camino de la oración es toda una aventura: no conocemos todo lo que nos espera. Podemos atisbar algunas cosas, pero también habrá sorpresas.
Por eso la oración requiere un verdadero deseo de estar con el Amigo. Y ese deseo no basta que sea un deseo fugaz, sino una verdadera decisión, clara y firme, de relacionarse con el Amigo.
Y pueda que ese camino se dificulte a veces, pueden haber obstáculos y como es un camino hacia arriba, se hará estrecho y empinado.
Será una verdadera aventura hasta llegar a la meta de vivir con Dios y en Dios.
9. ¿Cuáles son las formas esenciales de oración cristiana? (CIC-C #550)
Las formas esenciales de oración cristiana son la bendición y la adoración, la oración de petición y de intercesión, la acción de gracias y la alabanza.
10. ¿Qué es la oración de bendición?
Una oración de bendición es aquélla que pide a Dios su bendición sobre nosotros. La forma más breve de esta oración es “Dios te bendiga”.
Sin embargo, las bendiciones de Dios están continuamente fluyendo hacia nosotros sus creaturas: su Misericordia, su Bondad, su cercanía, su atención… todo esto son bendiciones.
11 ¿Por qué debemos adorar a Dios?
Adoración es lo que hace la persona cuando se reconoce creatura de Dios y dependiente de El, su Creador.
Toda persona que comprenda esto y lo recuerde, está adorando a Dios.
Por eso quien adora a Dios se pone de rodillas ante El y hasta se postra en el suelo.
Esta actitud interior (en el corazón y en la mente) y exterior (con la postura) muestra la verdad de la relación entre Dios y el hombre: Dios es grande y nosotros somos pequeños.
Sin embargo, nunca es el hombre mayor que cuando se arrodilla o se postra ante Dios libremente.
Oración de Adoración
¿Qué es adorar a Dios?
Es reconocerlo como nuestro Creador y nuestro Dueño
Es reconocerme en verdad lo que soy:
hechura de Dios, posesión de Dios.
Dios es mi Dueño. Yo le pertenezco.
Adorar a Dios, entonces, es tomar conciencia
de nuestra dependencia de El
y de la consecuencia lógica de esa dependencia:
entregarnos a El y a su Voluntad.
= = = = = = = = = = = = = = = =
Tú eres mi Creador, yo tu creatura,
Tú mi Hacedor, yo tu hechura,
Tú mi Dueño, yo tu propiedad.
Aquí estoy para hacer tu Voluntad.
12. ¿En qué consiste la oración de petición?
La oración de petición tiene dos partes:
1º) la seguridad de que mi oración es escuchada por Dios y
2º) la total renuncia de una respuesta de Dios de acuerdo a mi plan.
Por eso se habla de la oración de entrega: me someto de antemano al plan de Dios para mí. No busco mi voluntad sino la Voluntad de Dios.
Y la respuesta de Dios puede ser: Sí, No o aún No.
13. ¿Quiénes –especialmente- nos enseñan a orar así?
Jesús y la Virgen.
Cuando Jesús estaba a punto de morir, experimentó a los niveles más profundos el temor humano. Sin embargo oró así: «Abbá, o sea, Padre, si para Ti todo es posible, aparta de Mí esta copa. Pero no se haga lo que Yo quiero, sino lo que quieres Tú.» (Mc 14, 36). Nuestra oración debe ser así siempre, aun en los momentos de tribulación.
La respuesta de la Santísima Virgen María a Dios a través del Arcángel San Gabriel fue esta: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho.» (Lc 1, 38)
14. ¿Cuáles son las diversas formas de la oración de petición? (CIC-C #553)
La oración de petición puede adoptar diversas formas: petición de perdón o también súplica humilde y confiada por todas nuestras necesidades espirituales y materiales.
15. ¿En qué consiste la intercesión? (CIC #554)
La intercesión consiste en pedir en favor de otro.
La intercesión debe extenderse también a los enemigos. “Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores, para que así sean hijos de su Padre que está en los Cielos.” (Mt 5, 44-45)
El cristiano, entonces, debe orar por todos, por los que ama y son cercanos, por los que no son tan cercanos y aún por los enemigos
16. ¿Por qué debemos dar gracias a Dios?
Todo lo que somos y tenemos nos viene de Dios. Pensemos bien: ¿qué tenemos que no nos viene de Dios?
La Iglesia da gracias especialmente en la Eucaristía, que significa acción de gracias.
17. ¿Qué significa alabar a Dios?
Dios no necesita nuestros aplausos. Pero nosotros sí necesitamos expresar espontáneamente nuestro gozo genuino por todo lo que Dios es y nos da.
Alabar a Dios es como piropear a Dios. El existe y es Bueno con nosotros. Y sus cualidades son maravillosas!
Y al alabar a Dios nos unimos a la alabanza eterna que sucede en el Cielo y que cantan los Ángeles y los Santos.
Esto es lo que hacemos en la Misa cuando rezamos o cantamos “Santo, Santo, Santo”, porque antes ha dicho el Sacerdote: “unidos a los Ángeles y Santos del Cielo, cantamos sin cesar el himno de tu gloria”.
18. En resumen: ¿cuáles son las diversas formas de oración?
8. Adoración
7. Alabanza
6. Entrega
5. Agradecimiento
4. Reparación
3. Arrepentimiento
2. Intercesión
1. Petición
19. ¿Por qué los cristianos adoptamos diferentes posturas al orar?
Los cristianos, especialmente los católicos, tenemos un lenguaje corporal en la oración, sobre todo esto se nota en las celebraciones litúrgicas: nos arrodillamos, juntamos las manos, hacemos genuflexiones, a veces estamos de pie.
Postura de pie ante Dios expresa reverencia (uno se pone de pie cuando entra alguien de más autoridad a un sitio ¿no?). También indica atención y disponibilidad. Por eso nos ponemos de pie para escuchar el Evangelio.
Manos extendidas: posición orante que indica alabanza.
Postura sentada ante la presencia de Dios indica que el cristiano escucha en su interior. Medita la Palabra de Dios en su corazón.
Postura de rodillas indica que la persona se hace pequeña ante la presencia de Dios infinito. Reconoce su total dependencia de Dios.
Postración: la persona adora a Dios.
Manos juntas: la persona se recoge dentro de sí y se une a Dios, evitando las distracciones exteriores. También indica el gesto inicial de petición.
Modos de orar de Santo Domingo
20. ¿Basta orar sólo cuando se tiene ganas de hacerlo?
No basta. Quien ora sólo cuando tiene ganas pareciera que no toma a Dios en serio. La oración requiere perseverancia y fidelidad, como cualquier relación de amor y amistad.
21. ¿Cómo se puede orar con la Biblia?
La Biblia es como un manantial de oración. Orar con la Palabra de Dios significa usar las palabras y los eventos de la Biblia para orar.
Con los Salmos oramos con las palabras de Espíritu Santo, pues los Salmos son inspirados por el Espíritu Santo.
Con diferentes pasajes de la Biblia podemos orar también. Se lee un pasaje o se toma un pasaje que hayamos oído en la Misa. Luego se medita sobre esto, es decir, se reflexiona sobre lo que Dios quiere decirnos con ese evento de la Sagrada Escritura.
22. ¿Cómo puede convertirse en oración mi itinerario del día?
Todo lo que sucede, cualquier encuentro que se dé, puede ser una ocasión de oración. Y, mientras más profundamente vivimos en atención a Dios y en su presencia, mejor podemos entender el mundo que nos rodea.
El que está unido a Dios desde las primeras horas de la mañana es capaz de bendecir a todas las personas, inclusive a sus enemigos.
A lo largo del día vas poniendo todos tus problemas en manos de Dios. Así tienes más paz en tu corazón e irradias esa paz. Tienes la paz del Cielo y la trasmites a los demás.
Cuando hay que tomar una decisión, te preguntas qué haría Jesús en tal situación.
Todo miedo cede con la presencia de Dios. Si estás cerca de Dios, estás fuerte en los momentos difíciles.
Das gracias y te alegras de todo lo bueno. Pero también soporta las dificultades con que tropiezas.
La idea es vivir en atención a Dios, dándote cuenta de que Dios está allí a tu lado. En eso consiste vivir en la presencia de Dios.
23. ¿Por qué necesitamos al Espíritu Santo cuando oramos?
Somos débiles pero el Espíritu viene en nuestra ayuda. No sabemos cómo pedir ni qué pedir, pero el Espíritu lo pide por nosotros, sin palabras, como con gemidos. (Rom 8, 26)
El Espíritu Santo es nuestro maestro de oración. El Espíritu Santo vive en nosotros y con nosotros, y habla dentro de nosotros cuando oramos de veras. El Espíritu Santo ora en nosotros, realmente. Por eso debemos repetir mucho: Ven Espíritu Santo. Enséñame a orar. Ayúdame a orar.
24. ¿Dónde se puede rezar?
Se puede rezar en cualquier lugar. Sin embargo, un católico siempre buscará los sitios donde Dios “habita” de manera especial. Estos son sobre todo las Iglesias católicas, donde nuestro Señor está presente vivo, con todo su ser de Hombre y todo su ser de Dios.
Es importante, entonces, ir a estos lugares sagrados, donde Dios nos espera con su presencia viva.
Pero además es importante orar en cualquier parte: en el colegio, en la casa, en la oficina, en el metro, aún en una fiesta o en medio de amigos, bendiciéndolos a todos con nuestra oración.
25. ¿Cuándo se debe rezar?
Desde los primeros tiempos los cristianos oran al menos por la mañana y por la tarde. También en las comidas.
Quien no reza con regularidad seguro que no orará nunca.
Quien ama a una persona y ni siquiera toma contacto con esa persona durante el día, pronto dejará de amarla o no la ama de veras. Si la ama, constantemente le estará enviando mensajes y llamadas de atención y cercanía.
Así con Dios. En la mañana es necesario dedicar el día a Dios, ofrecerle las acciones y oraciones de ese día, pedir su bendición y su compañía durante el día.
Al final del día, pensar en qué cosas he hecho que no hubiera hecho Jesús y pedirle perdón por haberlo ofendido con esas acciones. Ponerse en sus manos y pedir su bendición nuevamente para la noche.
26. ¿Por qué decimos siempre en las oraciones litúrgicas “por Cristo nuestro Señor”?
Porque nuestra oración se dirige a nuestro Padre, a Papá Dios, pero llega a Él sólo si, al menos implícitamente, oramos en nombre de Jesús.
Todo lo que pidan en mi Nombre lo haré, de manera que el Padre sea glorificado en su Hijo. Y también haré lo que me pidan invocando mi Nombre. (Jn 14, 13-14)
ORACION
Gracias, Señor, porque podemos comunicarnos contigo
a través de la oración.
Gracias porque en cualquier momento y en cualquier sitio
podemos hablarte y Tú nos escuchas.
Gracias por el privilegio
que es la oración.
Gracias, Espíritu Santo, porque eres nuestro Maestro de Oración.
Gracias porque cuando
no sabemos cómo orar,
Tú nos indicas y nos guías.
Queremos imitarte, Jesús,
en tu oración de entrega a
la Voluntad del Padre.
"Sin natalidad no hay futuro. Mujeres no escondan su vientre"
El Pontífice inaugura los Estados Generales de la Natalidad promovidos por el Foro de Asociaciones Familiares.
Por un lado, el "desconcierto por la incertidumbre laboral", por otro, los "temores dados por los costes cada vez menos sostenibles de la crianza de los hijos" y la "tristeza" por las mujeres "que en el trabajo se ven desanimadas a tener hijos o tienen que esconder la barriga". Todas ellas son "arenas movedizas que pueden hundir a una sociedad" y contribuyen a hacer aún más "frío y oscuro" ese invierno demográfico que ya es constante en Italia. El Papa Francisco inauguró los trabajos de los Stados Generales de la Natalidad, el encuentro promovido por el Foro de Asociaciones Familiares en el Auditorium de la via de la Conciliazione en Roma y dedicado al destino demográfico de Italia y del mundo.
Asistencia del Primer Ministro italiano Mario Draghi
El Pontífice llegó hacia las 9:00 horas al vestíbulo de la gran estructura situada a pocos pasos de la Plaza de San Pedro. El Primer Ministro, Mario Draghi, también está presente, y a su discurso le seguirá el de otros invitados en tres mesas temáticas: representantes de bancos, empresas, compañías de seguros, medios de comunicación, deportes, todos reunidos para debatir y contar de forma coral el tema de la natalidad en un país que ha visto reducirse los nacimientos en un 30% de aquí a 2020.
La mitad de los jóvenes piensa tener más de dos hijos
Esta es precisamente la tendencia que hay que "invertir" para "volver a poner a Italia en movimiento, a partir de la vida, a partir del ser humano", dice Francisco al comienzo de su discurso, en el que dirige su pensamiento sobre todo a los jóvenes cuyos sueños se han roto en el hielo de este duro invierno, desanimados hasta el punto de que "sólo la mitad cree que podrá tener dos hijos en su vida".
"Italia se encuentra así desde hace años con el menor número de nacimientos de Europa", señala el Pontífice, "en lo que se está convirtiendo en el viejo continente no ya por su gloriosa historia, sino por su avanzada edad."
Padres desgarrados entre el hogar y el trabajo, los abuelos botes salvavidas
El Papa cita al Presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, cuando reiteró que "las familias no son el tejido conectivo de Italia, las familias son Italia". A continuación, dirige su mirada a la realidad de las muchas familias que en estos meses de pandemia "han tenido que hacer horas extras, dividiendo sus hogares entre el trabajo y la escuela, con sus padres actuando como profesores, técnicos informáticos, obreros, psicólogos". Sin olvidar los "sacrificios" que se exigen a los abuelos, "verdaderos botes salvavidas para las familias", así como "la memoria que nos abre al futuro".
"Para que el futuro sea bueno, es necesario, por tanto, atender a las familias, especialmente a las jóvenes, asaltadas por preocupaciones que corren el riesgo de paralizar sus proyectos de vida".
Es triste ver cómo las mujeres se ven obligadas a ocultar su barriga en el trabajo
A propósito de parálisis, el Papa critica la situación en la que se encuentran tantas mujeres en el trabajo, temerosas de que un embarazo pueda suponer un despido, hasta el punto de llegar a ocultar su barriga.
"¿Cómo es posible que una mujer sienta vergüenza por el regalo más hermoso que la vida puede ofrecer? No la mujer, sino la sociedad debería avergonzarse, porque una sociedad que no acoge la vida deja de vivir. Los niños son la esperanza que hace nacer a un pueblo".
Un aplauso al cheque único
Por parte del Obispo de Roma, también se elogia la aprobación de la asignación única para cada niño. Se espera que "este subsidio responda a las necesidades concretas de las familias, que han hecho y hacen tantos sacrificios, y marque el inicio de reformas sociales que pongan a los niños y a las familias en el centro". Si las familias no están en el centro del presente, no habrá futuro; pero si las familias vuelven a empezar, todo volverá a empezar.
La primacía del don
El escenario es difícil y el futuro incierto, pero el Papa Francisco ya ve una "primavera" en el horizonte. Para llegar a ella ofrece tres "pensamientos". En primer lugar, el "don":
"Todo don se recibe, y la vida es el primer regalo que cada persona ha recibido... Estamos llamados a transmitirlo. Y un niño es el mayor regalo para todos y es lo primero".
"La falta de hijos, que provoca el envejecimiento de la población, afirma implícitamente que todo acaba en nosotros, que sólo cuentan nuestros intereses individuales". La "primacía del don" se ha olvidado, sobre todo en las sociedades más acomodadas y consumistas. "De hecho, vemos que donde hay más cosas, suele haber más indiferencia y menos solidaridad, más cerrazón y menos generosidad".
Sostenibilidad generacional
El segundo pensamiento es la sostenibilidad. Sostenibilidad económica, tecnológica y medioambiental, por supuesto, pero también "sostenibilidad generacional". "No podremos alimentar la producción y proteger el medio ambiente si no estamos atentos a las familias y los niños. El crecimiento sostenible viene de aquí": esto es lo que dice el Papa Francisco, pero es ante todo la historia la que nos lo enseña con la reconstrucción de la posguerra. "No hubo reinicio sin una explosión de nacimientos". E incluso hoy, en la "situación de reinicio" en la que nos encontramos a causa de la pandemia, "no podemos seguir modelos de crecimiento miopes, como si para prepararnos para el mañana sólo hicieran falta algunos ajustes apresurados. No, la dramática tasa de natalidad y las aterradoras cifras de la pandemia exigen un cambio y responsabilidad".
Mantenerse joven no es hacerse selfies y retocarse, sino poder reflejarse un día en los ojos de sus hijos
El Papa cuestionó entonces la escuela, que "no puede ser una fábrica de nociones que se vierten sobre los individuos", sino "un tiempo privilegiado de encuentro y crecimiento humano". En la escuela, en definitiva, no sólo "notas" sino "rostros" para madurar, porque "para los jóvenes es fundamental entrar en contacto con modelos elevados, que formen el corazón además de la mente".
"Es triste ver a modelos que sólo se preocupan por aparentar, siempre guapas, jóvenes y en forma. Los jóvenes no crecen gracias a los fuegos artificiales de la apariencia, maduran si se sienten atraídos por quienes tienen el valor de perseguir grandes sueños, de sacrificarse por los demás, de hacer el bien al mundo en que vivimos. Y mantenerse joven no pasa por hacerse selfies y retocarse, sino por poder reflejarse un día en los ojos de sus hijos".
A veces, de hecho, "se transmite el mensaje de que realizarse significa ganar dinero y tener éxito, mientras que los hijos parecen casi una diversión, que no debe obstaculizar las aspiraciones personales". Esta mentalidad es, según Francisco, "una gangrena para la sociedad y hace insostenible el futuro".
Solidaridad estructural
La tercera palabra es, finalmente, "solidaridad". Una solidaridad "estructural", es decir, no ligada a la emergencia sino estable para las estructuras de apoyo a las familias y de ayuda a los nacimientos.
"En primer lugar, se necesitan políticas familiares amplias y con visión de futuro: no basadas en la búsqueda de un consenso inmediato, sino en el crecimiento del bien común a largo plazo. Aquí radica la diferencia entre gestionar los asuntos públicos y ser buenos políticos. Es urgente ofrecer a los jóvenes garantías de un empleo suficientemente estable, seguridad para sus hogares, incentivos para no abandonar el país".
Economía, empresas que promueven vidas y no sólo beneficios
Esta tarea concierne también de cerca a la economía: "¡Qué maravilloso sería ver aumentar el número de empresarios y empresas que, además de producir beneficios, promueven la vida, que estén atentos a no explotar nunca a las personas con condiciones y horarios de trabajo insostenibles, que llegen a distribuir parte de las ganancias a los trabajadores, con el fin de contribuir a un desarrollo inestimable, el de las familias!", exclamó el Papa. "Es un reto no sólo para Italia, sino para muchos países, a menudo ricos en recursos, pero pobres en esperanza".
Formar informando: una información "tamaño familiar"
La solidaridad también debe declinarse en el ámbito de la información, sobre todo hoy que "están de moda los giros y las palabras fuertes". Por otra parte, "el criterio para formar informando no es la audiencia, ni la polémica, sino el crecimiento humano". En otras palabras, lo que se necesita es una "información de tamaño familiar", en la que se hable de los demás "con respeto y delicadeza, como si fueran sus propios parientes" pero que, al mismo tiempo, "saque a la luz los intereses y las tramas que perjudican el bien común, las maniobras que giran en torno al dinero, sacrificando a las familias y a las personas".
"Sin natalidad no hay futuro"
Para terminar, una palabra sencilla y sincera: "Gracias". "Gracias a cada uno de ustedes y a todos los que creen en la vida humana y en el futuro. A veces te sentirás como si estuvieras clamando en el desierto, luchando contra molinos de viento. Pero adelante, no te rindas, porque es hermoso soñar lo bueno y construir el futuro. Y sin natalidad no hay futuro".
Hoy por el mundo se ha desparramado un pequeño ejército de hombres que llevan impreso en el corazón y en el alma, sin quizá ellos saberlo, el amor y cariño de Miss Lolita. Porque el profesor tiene en su palabra el secreto de la vida.{
Hace muchos años, siendo aún muchacho, acudí al sepelio de Miss Lolita, maestra, profesora y casi madre de más de veinte generaciones en la escuela que me vio crecer. Apenas si conocía a Mis Lolita, pero mi madre me envió al cementerio agregando esta recomendación: "Ella fue la maestra de tus hermanos. Ellos tienen una deuda con ella que no pueden ahora cumplir. Ve tú en su lugar". El entierro fue sencillo y solitario. Una veintena de personas entre todos acompañaban el ataúd a su descanso. (Cuantos alumnos por sus aulas, cuán sola hoy estaba! (Cuánto dio y cuan poco recibió! (Cosas de la vida y, a veces, cosas de los hombres! Ella fue una de esas mujeres que sin formar su propio hogar, fue cariñosa compañía y guía paciente de muchos niños y jóvenes necesitados de ayuda y dirección.
Hoy por el mundo se ha desparramado un pequeño ejército de hombres que llevan impreso en el corazón y en el alma, sin quizá ellos saberlo, el amor y cariño de Miss Lolita. Porque el profesor tiene en su palabra el secreto de la vida: haciendo nacer la verdad en el pecho del alumno, ha encendido un fuego que incendia el mundo. El profesor tiene la llave de la existencia, pero él mismo se queda en la penumbra. Es como esas lámparas de los escenarios que permaneciendo ellas mismas escondidas, derraman su luz dando a los personajes forma y color.
El ser profesor es mucho más que una tarea u oficio. Es la vocación que modela la fisonomía humana y espiritual de los educandos. Un profesor es un guía de alta montaña: indica, acompasa el paso, orienta la mirada, despierta la iniciativa, encauza la pasión. No se equivocaba Ward cuando afirmó:
El profesor mediocre, dice.
El buen profesor, explica.
El profesor superior, demuestra.
El gran profesor, inspira.
Inspirar es hacer nacer en el pecho del alumno un ideal, es poner en marcha su voluntad sin avasallar su libertad, es despertar en él la fuerza de la pasión bajo el dictado de la razón. Recuerdo el caso de la expedición chilena que conquistó el Everest en 1992. En ella iba un hombre, guía alpinista de varias generaciones, había intentado en distintas ocasiones la ascensión de la gran montaña, pero sin éxito, contaba ya cerca de los 60 años. En la expedición iba también su alumno más aventajado quien era, además, el jefe del grupo. Las cosas de la vida determinaron que el maestro se quedara en el campamento base como apoyo, mientras el alumno conquistaba la cumbre. Desde abajo, por medio de la radio, con la voz entrecortada por la emoción, el maestro alentaba, aconsejaba, daba fuerza... inspiraba. Él, maestro de alpinismo, después de una vida de ascensiones permanecía en el campamen¬to base; su alumno, heredero de mil lecciones, se encaramaba en el techo del mundo.
Ser profesor es, pues, mucho más que enseñar, es despertar el alma, es ser cooperador de la verdad, es hacer que el otro sea plenamente aquello que Dios ha querido de él, es darle los medios para que camine por los vericuetos de la vida. Es necesario que en nuestro México, en el que gracias a Dios hay miles de grandes profesores, se valore más y mejor esta profesión. El futuro de la sociedad y de la familia se gesta en las aulas escolares.
Pero no es fácil ser profesor. Supone dar tanta luz que se pierde el contorno de la propia estrella. El buen profesor nutre sus lecciones con el sacrificio personal, con largas horas pasadas en el rincón del hogar preparando clases, corrigiendo apuntes, actualizando estudios. Son muchas las satisfacciones naturales que se niega a sí mismo en el cumplimiento de su tarea, pero precisamente esto lo hace más fuerte y desintere¬sado en su capacidad de acogida de sus alumnos. Él no sabe llamar la atención sin antes despertar en su propio corazón un gran respeto y aprecio por el formando, "porque sólo el que ama tiene derecho a corregir". Sabe ser fuerte en el fondo de su exigencia, pero suave y amable en la forma. El verdadero profesor, artista del alma, es un personaje extraordinario de nuestra sociedad. Mucho se le debe y mucho debería él mismo valorar su propia tarea educadora.
No es poco el dominio y la infinita paciencia que se requiere de él. Un grande poeta, León Felipe, lo expresó de forma muy bella:
"Voy con las riendas tensas
y refrenando el vuelo.
Porque no es lo que importa
llegar solo, ni pronto,
sino con todos y a tiempo."
El aula de clase es un gimnasio de caridad y de entrega personal, como bien lo demostró Cantinflas en aquella obra genial del "Profe". Hay que saber callar, tragar muchas cosas, ahogar una palabra indiscreta y, sobre todo, saber esperar el momento oportuno para mover el alma hacia lo mejor. En cierto modo, hacerla resucitar. El profesor aprende de sus alumnos cuando los trata como personas y quiere encender en ellos la iniciativa personal. Se maravilla de sus logros, los aprecia, los ama y se entusiasma con sus triunfos. Los triunfos del educando son la corona del educador. Y su mayor ilusión ver que ellos caminan por la recta senda, y que incluso superan al maestro.
Un gran profesor y literato mexicano, Octavio Paz. Hombre inquieto y pensador insigne. Escritor, editor, amigo, fundador de instituciones y revistas, guía intelectual compuso un verso en el lejano 1974:
"Soy un hombre de breve duración,
y es inmensa la noche.
Pero miro hacia lo alto:
las estrellas escriben.
Sin entender, comprendo:
soy también escritura
y en este mismo instante
alguien me deletrea".
Sí, el profesor y maestro "entiende y comprende", él también es escritura de Alguien que le deletrea.
Los 7 dolores de la Virgen en la pandemia de COVID-19
Relacionemos los dolores de María, con lo que está padeciendo la humanidad.
El 15 de septiembre la Iglesia venera a María en su advocación de Nuestra Señora de los Dolores, conocida también como Virgen Dolorosa o Madre Dolorosa, y recuerda en especial siete de los dolores que Ella sufrió durante Su vida.
María pidió rezar diariamente siete Ave Marías mientras se medita en sus dolores. A santa Brígida le dijo, en una revelación privada, que concedería por ello muchas gracias.
Acojamos esta bella devoción. Y en este tiempo de pandemia, relacionemos los dolores de la Virgen María, con lo que está padeciendo la humanidad y encomendémoslo a su compasiva intercesión maternal.
1. La profecía de Simeón (ver Lc 2, 22-35)
María, Madre Dolorosa: A Ti que, llevando en brazos al Niño Jesús, te anunció Simeón que una espada te atravesaría el alma, y supiste asumirlo con serenidad y absoluta confianza en el Señor, ruega por quienes en esta pandemia han recibido algún anuncio devastador: sobre su salud o la de sus seres queridos, la pérdida de ingresos, el fin de sus planes y proyectos. Que no desesperen, que pongan su seguridad en Dios y sepan que todo lo permite por algo y les ayudará a superarlo. (Ave María).
2. La huida a Egipto (ver Mt 2, 13-15)
María, Madre Dolorosa: Tú, que sabes lo que es quedar repentinamente separado de los seres queridos, no saber cuándo podrá volver a verlos, y estar rodeado de extraños, ruega por quienes están aislados: en los hospitales, en los asilos, en sus hogares, sin ver a sus seres queridos. Pide especialmente por los ancianitos, que no han visto desde hace meses a sus hijos y nietos. Que no se sientan solos, que perciban que junto a ellos están siempre Jesús y Tú, y se sientan acompañados y confortados. (Ave María).
3. El Niño perdido y hallado en el Templo (ver Lc 2, 41-50)
María, Madre Dolorosa: A Ti, que te angustiaste cuando pensaste haber perdido a tu Hijo, hasta que lo hallaste en el Templo, ruega por nosotros, tus otros hijos, para que no nos perdamos. En especial ruega por los que desde hace meses no han podido asistir a Misa, ni confesarse, ni comulgar. Que no se acostumbren, que no se vuelvan fríos o indiferentes; que no olviden de que el Señor los espera con los brazos abiertos, y que nunca será igual verlo en pantalla que tener con Él un encuentro personal. (Ave María).
4. Jesús camino al Calvario (ver Jn 19, 16-17)
María, Madre Dolorosa: Tú que con amor y fortaleza acompañaste a Jesús, que flagelado, coronado de espinas, escupido y golpeado cargaba con Su cruz, ruega por quienes acompañan y atienden a los enfermos en esta pandemia. En especial pide por el personal de salud y los miembros de la Iglesia que superando el temor y el riego de contagio, han hecho esfuerzos heroicos para ayudarlos. (Ave María).
5. María al pie de la cruz de Jesús (ver Jn 19, 25-30)
María, Madre Dolorosa: Tú que presenciaste la agonía y muerte de Tu Hijo, ruega por quienes han fallecido y por quienes van a fallecer; en especial por quienes no tuvieron oportunidad de recibir auxilio espiritual. Encomiéndalos a la misericordia del Señor, pídele que de sus almas tenga piedad. (Ave María).
6. El cuerpo sin vida de Jesús, es bajado de la cruz (ver Jn 19, 38)
María, Madre Dolorosa: Tú que sufriste el dolor de ver morir a tu Hijo y recibir Su cuerpo inerte en tu regazo, ruega por todos los que están en duelo, en especial por quienes han perdido seres queridos. Sostenlos en su dolor y alienta su esperanza de poder reencontrarlos en el Cielo. (Ave María).
7. Jesús es dejado en el sepulcro (ver Jn 19, 40-42)
María, Madre Dolorosa: Tú Hijo penetró hasta lo más hondo de las realidades más oscuras del ser humano, para redimirlas, para rescatarnos de ellas. Padeció y murió para librarnos del pecado y de la muerte, pero no se quedó muerto. Resucitó. Y nos invita a pasar la eternidad con Él. Ruega por nosotros, para que comprendamos que lo que estamos viviendo, sea feliz o doloroso, es temporal, que somos peregrinos; que vamos de camino a la patria celestial. (Ave María).
Treinta días de oración a la Reina del Cielo. Flores del 11 al 15 mayo
Devoción a la Virgen con audio
Por: Oscar Schmidt | Fuente: Catholic.net
Flor del 11 de mayo: Virgen clemente
Meditación: María camino a Belén…fatigada y esperanzada, pues llevaba en sus entrañas al Dios que amaba; María en Belén…frío y pobreza para cobijar al Rey, pero Ella era Palacio de Pureza y Cristal para que se pudiera acurrucar. María junto a la Cruz…, “estaba junto a la Cruz de Jesús Su Madre” (Juan 19,25). ¡Cuanta soledad y miseria!. Si, la miseria de todos los hombres de todos los siglos. Mis miserias también…
María es Madre de pobreza y sacrificio, debemos imitarla si queremos ser sus verdaderos hijos.
Oración: ¡Oh Virgen clemente, oh Madre de misericordia!. Llévanos a la santidad por el camino de la Verdad, y no toleres nuestros pecados, sino que enséñanos a ser santos. Que sepamos ver lo que no hacemos bien, teniendo la clemencia del Corazón de Tu Hijo para con nuestros hermanos, porque así como perdonamos seremos perdonados. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Meditar sobre las propias miserias, para no volver a juzgar las miserias de los demás.
Flor del 12 de mayo: Madre del buen ejemplo
Meditación: “Sigue fiel hasta la muerte, y te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2,10). María la más fiel… “hágase en mí según Tu Palabra”. Grande fue la fe de María, quien cumplió a la perfección la Santa Voluntad de Dios, ya que a El todo entregó. En el Calvario a su Hijo dio y confiada con llagas en su Corazón esperó la Resurrección. ¿Somos realmente “fieles” a Dios y a Su Iglesia, cuando no cumplimos nuestro deber, cuando no nos comprometemos con el Señor y tenemos un tibio corazón lleno de vanidad y sin amor?. ¿Somos ejemplo como María, o somos un alma sin vida que no cumple con lo que Dios dicta?. Pregúntate en éste día: ¿he favorecido con mis obras y palabras al Señor, o al maligno?. Sigamos a María con un corazón pequeño y recto.
Oración: ¡Oh Madre que nos guiaste, que todo entregaste!. Dígnate Madre a enseñarnos y a llevarnos siempre de tu mano, para que seamos realmente cristianos, perteneciendo a Cristo, tu Hijo Amado. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Ser un Jesús y una María para los que nos rodean, como testimonio de cristiandad.
Flor del 13 de mayo: El Inmaculado Corazón de María
Primera aparición de Nuestra Señora de Fátima
Meditación: “El Poderoso ha hecho en mi grandes cosas” (Lucas 1,49). Nos anonadamos frente a la excelsa Madre de Dios, habiéndola recibido para nosotros del mismo Señor. Ella se sigue presentando como Madre amorosa, buscando a sus hijos perdidos, alejados, confundidos, para bañarlos en el río de la santidad, a la que Dios nos llevará si la seguimos. Cambiemos así nuestro pobre corazón por el Inmaculado Corazón de María para ser a su semejanza.
Oración: ¡Oh María que nos regalaste en Cova de Iría tu Corazón Inmaculado!. Enséñanos los secretos que El esconde, para que conociéndolos podamos imitarlo, y cabizbajos pidamos perdón por lo poco que nos parecemos a Vos. Haznos pequeños para que veamos el Cielo. Amén.
Oración de los pastorcitos: (entregada por el Arcángel San Miguel a los tres niños en Fátima)
Oh Dios mío, yo creo, espero, adoro y os amo. Y os pido perdón por todos los que no creen, no esperan, no adoran y no os aman (se reza tres veces).
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Alma, Sangre y Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Tabernáculos de la tierra, en expiación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con las que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y por la intercesión del Inmaculado Corazón de María, te pido por la conversión de todos los pecadores. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Renovemos nuestra consagración al Inmaculado Corazón de María.
Flor del 14 de mayo: Trono de Sabiduría
Meditación: “Quien me obedece no quedará avergonzado” (Eclesiástico 24,22). María llevó nueve meses en su Seno a La Sabiduría misma. De allí que sea Su Trono, siempre La sirvió y obedeció Sus designios. Por eso Ella es nuestra mejor consejera, oigamos y obedezcamos todo lo que nos ha mostrado y enseñado.
Oración: ¡Oh Madre de Dios, oh Madre del Salvador, oh Madre de la Sabiduría!. Haz que siempre obedezcamos la Voz de Dios, haciendo Su Santa Voluntad hoy. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Hagamos silencio interior y meditemos para discernir lo que realmente nos pide el Señor.
Flor del 15 de mayo: Causa de nuestra alegría
Meditación: “Los justos se alegran, se regocijan y saltan de júbilo pensando en la Providencia y Bondad de Dios” (Salmos 32,33). Cómo no estar felices si agradamos al Señor cumpliendo Su Voluntad y viendo todo lo que El nos da. Seamos hijos dignos pues el Señor es nuestro amigo. Todo nos da, y si caminamos junto a El, todo compartiremos: Su Amor, Su Dolor y Su Crucifixión, pero felices sabiéndonos herederos del Reino de Dios.480p
Oración: Madre de la alegría, sé nuestra guía y haznos llevar una vida realmente digna. Haz que ésta vasija rebose de amor, fe y esperanza, pues el Señor nos acompaña. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).
Florecilla para este día: Valorar todo lo que Dios nos da, porque nada es mérito nuestro, todo lo bueno viene del Señor.
PRECES
A Dios, que también se nos da a conocer a través de las maravillas del universo, le decimos:
R/MSeñor, acoge la petición de tus hijos.
El cielo proclama tu gloria,
– que el conocimiento cada vez más profundo de las leyes de la naturaleza redunde en bien de todos los hombres.MR/
Nos has creado a tu imagen y semejanza,
– que sepamos tratar con respeto a los demás.MR/
Que a nuestros campos no les falte el agua necesaria,
– y los agricultores vean reconocido su esfuerzo.MR/
Enséñanos a encontrarte en las actividades que realizamos,
– para que, como san Isidro labrador, las ocupaciones de cada día nos acerquen más a ti.MR/
Intenciones libres
Padre nuestro…
ORACIÓN
Señor, Dios nuestro, que en la humildad y sencillez de san Isidro, labrador, nos dejaste un ejemplo de vida escondida en ti, con Cristo, concédenos que el trabajo de cada día humanice nuestro mundo y sea al mismo tiempo plegaria de alabanza a tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo.