¿Qué tal esta mi vida cristiana?
- 03 Junio 2021
- 03 Junio 2021
- 03 Junio 2021
Carlos Lwanga y 12 compañeros, Santos
Memoria Litúrgica, 3 de junio
Mártires en Uganda
Martirologio Romano: Memoria de los santos Carlos Lwanga y doce compañeros, todos ellos de edades comprendidas entre los catorce y los treinta años, que perteneciendo a la corte de jóvenes nobles o al cuerpo de guardia del rey Mwanga, de Uganda, y siendo neófitos o seguidores de la fe católica, por no ceder a los deseos impuros del monarca murieron en la colina Namugongo, degollados o quemados vivos († 1886).
Fecha de canonización::8 de octubre de 1864, junto a otros 9 mártires de Uganda (un total de 22 mártires), por el S.S. Pablo VI
Breves Biografìas
Los Padres Blancos habían llegado a Uganda hacia 1880, y desde un principio sus misiones tuvieron un gran éxito, porque no aceptaban el comercio de esclavos que se practicaba en el país, por esta razón fueron expulsados del territorio (1882), dejando a una comunidad nativa totalmente solos. Dos años más tarde regresaron llamados por el mismo rey Mwanga, que luego se convirtió en su más feroz perseguidor.
El rey Mwanga, tenía un primer ministro que aborrecía a los cristianos porque éste había atentado contra el monarca y había sido descubierto por la fidelidad de los neófitos, siempre leales al rey. La cosa se agravó cuando el mismo rey intento abusar carnalmente de sus pajes, además se añadía que los cristianos se oponían a su pingüe beneficio de la venta de esclavos. Hizo matar primero a un cierto número de sus súbditos, junto con el obispo anglicano Hannington, acusado de espionaje; luego hizo decapitar y quemar al jefe de la servidumbre, José Mukasa, junto con otros pajes, acusados de ser aquellos que "rezaban" (es decir, leían las oraciones de un libro). Fueron martirizados entre el 1885 y el 1887. José Mukasa, Mayordomo del rey Mwanga de Uganda que ordenó su muerte y ajusticiado en Kampala. Fue la primera víctima de la persecución. -Dionisio Ssebuggwawo. Siervo del rey Mwanga de Uganda; el rey lo traspasó con una lanza porque le encontró enseñando el catecismo a su propio hijo y heredero. Fue la segunda víctima de la persecución ugandesa.
Carlos Lwanga (1861 - 1886). Nació en Buddu, Uganda. Pertenecía al clan del Antílope y había entrado en la corte del rey Mwanga, cuando tenía 20 años. Por su inteligencia, porte atlético, fue el jefe de los pajes en la corte real, había sido bautizado en 1884 por san José Mukasa. Desde entonces, consciente de la lujuria del rey, buscaba el modo de que estuviesen lejos del monarca todos los pajes.
El rey le tomo ojeriza por ello, pero la buena conducta de Carlos le impidió destituirlo; cuando fueron detenidos preparó a sus doce más fieles al martirio. Como eran catecúmenos decidió bautizarlos, así bautizó a Kizito, Gyavira, Mugagga, Mbaya Tuzinde.
Mbaya Tuzinde (1869 - 1886). Era natural de Busiro, pertenecía al clan Ngege y tenia 17 años. Mukajianga, el jefe de los verdugos, lo quería y trataba como a un hijo, por un pacto de sangre entre el abuelo de Mbaga y él. Era paje del rey Mwanga. Atraído a la fe y catecúmeno, fue bautizado por Carlos Lwanga en la choza el día ante del arresto.
Su padre quiso que apostatase o al menos que huyera. El joven se negó a ambas cosas. En el lugar del martirio pudo resistir a las suplicas de su familia hasta el mismo momento de su ejecución, su negativa a la apostasía fue heroica. Fue quemado vivo en Namungogo, aunque su padre dio la orden de que lo desnucasen antes de que lo quemasen vivo.
Bruno Sserunkuma (1856 - 1886). Era natural de Buddu y pertenecía al clan del Carnero; era hijo del guerrero Namunjulirwa. Cuando era niño comenzó a servir en el palacio del rey Suna y siguió haciéndolo con sus sucesores, llegando a guardián del palacio real. Soldado del rey Mwanga de Uganda. Tuvo un carácter hosco hasta que se bautizó y refrenó la aspereza de su natural. Fue bautizado en 1884. Estaba encargado de los esclavos y a raíz de su bautismo les dio un trato apacible.
Apresado con los demás servidores del rey y llevado hacia Namungongo para el suplicio pasó por casa de su hermano Bosa que, para calmarle la sed, le ofreció un vaso de cerveza, pero recordó que Jesús había rehusado beber estando en la cruz y no quiso beberla.
Jaime Buzaalilyawo (1851 - 1886). Natural de Nawokota, pertenecía al clan Ngeye, y tenía 35 años. Era hijo del encargado del aparato hidráulico y la maquinaria del palacio real, de las fuentes de agua de la corte y su hermana era una de las esposas del rey, era soldado del rey Muanga de Uganda y era asistente del jefe de la banda real, san Andrés Kaggwa; fue bautizado en el 1885, y había intentado convertir al rey cuando éste era príncipe. Fue arrestado y confesó su condición de cristiano y le dijo al rey que iba al paraíso a rogar por él.
Kizito (1872 - 1886). Nació en Bulemezi, en la tribu Baganda y pertenecía al clan Bulemezi. Fue regalado por su padre a Nyika, el jefe de tribu, el cual lo llevó a la corte y logró que el rey Mutesa lo aceptara como paje. Paje de 13 años, era el más joven. Había sido atraído por la fe por san Andrés Kaggwa. El rey lo miraba con ojos lascivos y Carlos Lwanga lo protegía. Fue bautizado en la cabaña por la noche antes de su arresto, sin que se sepa el nombre cristiano que se le dio.
Ambrosio Kibuka (1868 - 1886). Natural de Ssingo, Uganda, pertenecía al clan Scaly. Joven, robusto y apuesto fue paje del rey Mwanga de Uganda, desde niño. Era una persona que veneraba los fetiches, amuletos e ídolos propios de la religión tradicional de su país hasta que conoció el cristianismo. Fue bautizado en 1885, y quemó todos sus amuletos que antes había adorado. Realizó un activo apostolado, hasta que fue detenido con los demás pajes y llevado a Namugongo.
Mugagga (1869 - 1886). Era natural de Mawokota, perteneciente al clan Ngo. Fue educado por el real fabricante de vestidos de Uganda. Era paje real, encargado de hacer los recados al rey. Convertido por Carlos Lwanga ingresó en el catecumenado.
El rey lo odiaba porque le había negado sus solicitudes sexuales. Bautizado por san Carlos Lwanga la noche anterior al arresto, no se sabe su nombre cristiano.
Gyavira (1869 - 1886). Era natural de Segguku, miembro del clan Mamba. Hijo de una familia acomodada, era hijo del guardián del templo del dios Mayanja, desde pequeñó fue paje de la corte y mensajero de la corte. Atraído por el cristianismo se inscribió en el catecumenado. Fue bautizado por Carlos Lwanga en la choza la noche antes de la detención. Se le conoce como "el buen mensajero".
Había tenido una riña con el paje Mukasa Kiriwawanvu, también catecúmeno, había sido encarcelado. Cuando caminaba hacia Namugongo, Mukasa fue llevado para unirlo al grupo de cristianos, y al verlo llegar Gyavira se destacó del grupo, le saludó cordialmente y le dijo que se alegraba de verlo, y así ambos se reconciliaron, partiendo juntos para el martirio.
Aquiles Kiwanuka (1869 - 1886). Era natural de Ssingo, Uganda y pertenecía al clan Scaly y era primo de san Ambrosio Kibuka. Desde niño entró como paje en la corte del rey Mutesa de Uganda y siguió en la del rey Mwanga. Convertido al cristianismo, fue bautizado en 1885. Quemó a su padre todos sus ídolos y amuletos enfriándose por ello su relación con él; fue monaguillo. Apresado con los otros pajes, fue quemado vivo a fuego lento envuelto en una estera en Namugongo.
Adolfo Mukasa Ludigo (1861 - 1886). Nació en la tribu de los mutoros y pertenecía al clan Balaya en Uganda. Tenía 25 años, fue entregado como rehén de pequeño y llegó a ser paje de la corte. Conoció el cristianismo y se bautizó en 1885, y fue un joven devoto y ejemplar dedicado a preparar la comida de los catecúmenos. Tras confesar su fe fue enviado a Namugongo.
Mukasa Kiriwawanvu (1861 - 1886). Era natural de Kyaggwe, miembro del clan de Ndiga y tenía 25 años. Servía la mesa del rey Mwanga de Uganda, como paje. Era catecúmeno gracias a Carlos Lwanga, estaba detenido por un altercado habido con el paje Gyavira.
Se recordó que era cristiano y se le propuso la apostasía. Como se negó, fue enviado con el grupo de los que iban a Namugongo. San Gyavira, se destacó del grupo y se reconcilió con él. Se cree que la noche previa al martirio fue bautizado con sus compañeros en Kampala.
Anatolio Kiriggwajjo (1866 - 1886). Venía de una tribu de pastores, los bunyoros; pertenecía al clan Basita. Fue esclavo del rey Mutesa y era uno de los jóvenes pajes del rey Mwanga de Uganda. Fue convertido al cristianismo por san Carlos Lwanga y bautizado en 1885. No ascendió en la corte porque se negó a secundar los deseos impuros del rey, y por ello fue señalado para el arresto y la condena a muerte.
Lucas Banabakintu (1851 - 1886). Era natural de Gomba y pertenecía al clan de Siluro y tenía 35 años. Su condición era la de esclavo de Mukwenda, pero ejercía como jefe del poblado y hombre de confianza, además de encargado de las embarcaciones reales. Llegó al cristianismo por la influencia de san Matías Kalemba. Fue bautizado en el 1882. Fue conocido en los ambientes cristianos y paganos por su bondad y por su integridad. Era catequista en la zona de Mityana.
Fue arrestado junto a Matía Kalemba en 1886, pasando toda la noche atado de tal modo que no se podía mover. Al día siguiente lo llevaron ante el juez de Mengo, ante el cual confesó su fe. Se despidió de Matías y fue conducido a Namugongo, con los otros cristianos, a los que informó de la muerte de Matías y su esperanza de morir con ellos.
Es el mayor don de nuestra vida
Santo Evangelio según san Marcos 14, 12-16. 22-26. El Cuerpo y la Sangre de Cristo
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor Jesús, ayúdame a comprender la grandeza de tu amor, al entregarte a nosotros en el Santo Sacramento de la Eucaristía.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 14, 12-16. 22-26
El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le preguntaron a Jesús sus discípulos: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?» Él les dijo a dos de ellos: «Vayan a la ciudad, encontrarán a un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo y díganle al dueño de la casa en donde entre: «El Maestro manda preguntar: ¿Dónde está la habitación en que voy a comer la Pascua con mis discípulos?”. Él les enseñará una sala en el piso de arriba, arreglada con divanes. Prepárennos allí la cena». Los discípulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que Jesús les había dicho y prepararon la cena de Pascua.
Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, a sus discípulos diciendo: «Toman: esto es mi cuerpo». Y tomando en sus manos una copa, de vino, pronunció la acción de gracias, se la dio, todos bebieron y les dijo: «Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derramará por todos. Yo les aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el reino de Dios».
Después de cantar el salmo, salieron hacia el monte de los Olivos.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
¿Qué tanto valoramos los dones que se nos han dado? Sí, los dones, esos regalos que se nos han dado sin tener mérito alguno, o necesidad de merecerlos y que son parte importante en nuestras vidas. Si hacemos una pausa y contemplamos nuestra vida, podemos darnos cuenta que poseemos grandes dones, empezando por el don de la vida; si miramos a fondo podemos encontrar quizás, el don de la amistad, o en este caso, si observamos con la mirada sobrenatural del amor y de la fe, seremos conscientes del don más que grande que hemos recibido, es decir, el don de la Sagrada Eucaristía, fuente y culmen de la vida de todo cristiano.
Antes de ver este gran don, debemos preguntarnos, ¿qué tal esta mi vida cristiana? Pues de la respuesta que demos así será el valor y el impacto que tenga la Sagrada Eucaristía en nuestra vida. ¿Es acaso una vida práctica, de sentimientos, apagada o al contrario es alegre, tiene sentido, da plenitud lo cual es bueno tener en cuenta? Porque si tenemos esa visión correcta, podemos ver la Santa Eucaristía como una gran fuente de la cual proviene gran parte de la gracia de Dios, ésa que nos abre al amor, que nos da plenitud, que llena nuestro corazón, pues al recibirla, recibimos al mismo Jesucristo, quien la instauró y quiso entregarse a nosotros «Tomad, esto es mi cuerpo» «Ésta es mi sangre».
De la Eucaristía brota la paz, la unidad y la caridad y, por ende, es ella donde culmina nuestra vida como cristianos; a través de su gracia, nuestra vida alcanza el punto más alto. Podemos preguntarnos con cuánto fervor la recibimos.
Hagamos la experiencia de experimentar los frutos de este inmenso don, dejémonos amar y amemos hasta el punto de dar nuestra vida por los otros, a ejemplo de Jesucristo.
«La Iglesia vive del Cristo eucarístico, de Él se alimenta y por Él es iluminada». (Juan Pablo II, Ecclesia de Eucaristía.)
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Participaré activamente en la celebración de la Santa Eucaristía y le recibiré con fervor y amor.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Amar a Dios sobre todas las cosas
Este amor tiene perfecta vigencia en nuestros días.
Aquel joven le preguntó a Jesús: ¿Maestro que he de hacer yo para conseguir la vida eterna? y El le contestó: “Si quieres entrar en la vida eterna, cumple los Mandamientos” (Mt.19,16.19). Pero el joven insistió. ¿Cuál es el Mandamiento más importante de la Ley?. Jesús le respondió: “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el primero y más importante. Pero hay otro semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Toda la Ley se fundamenta en estos dos Mandamientos” (Mt.22,36.38).
Y esto, me recuerda mi noble y sincera pregunta, a aquel hombre de Dios, en una sesión de catequesis para adultos. ¿Cómo es posible amar a Dios, al que no vemos, si nos resulta tan difícil, amar a los que viven a nuestro alrededor?. La respuesta fue tan contundente y definitiva, que me hizo reflexionar.
Si no amas a Dios, porque no lo ves, es que tu amor a El es frágil. Porque amarle, es seguirle y reconocerlo como creador y salvador. Como dueño y señor de todo lo que existe. Como destino de nuestro espíritu, para agradecerle, todo lo que ha hecho y hace día a día por nosotros.
Es, profesarle libremente nuestro amor en público y en privado. Es, pedirle ser el último en todo, y aceptar ser el primero en amarle sin peso ni medida.
Amar a Dios, es verlo y sentirlo, no allá lejos, donde brillan las estrellas, si no a nuestro lado, caminando por nuestras mismas calles.
Amarle, es contemplar todos los tesoros de bondad y ternura, que nos ha dejado, y cumplir su nuevo Mandamiento: “Que os améis los unos a los otros como yo os he amado” (Jn.15,12).
No sé, pero me parece a mí, después de escuchar al catequista, que el amor a Dios, se refleja en esa lección de pequeños detalles que la vida diaria nos enseña.
Y es amar a Dios, cumpliendo con el primer Mandamiento, amando a los inmigrantes, que desesperados por diversas causas, abandonan sus pueblos y no encuentran acomodo entre nosotros. Y comprendiendo a los que sufren pérdida de libertad, siendo inocentes o presuntos culpables. Amando y respetando a los desvalidos o indigentes; a los que nos importunan en el tráfico diario, y a los que nos superan en el mundo laboral.
Y es amar a Dios, amando, a los que nos atienden en los hospitales, a veces, salvando nuestras propias vidas. Y visitando a nuestros mayores, que en residencias o en sus propios hogares, se encuentran abandonados, consumiendo sus últimos días en esta vida. Y consolando a los que sufren el azote de la enfermedad incurable y esperan en la soledad de cualquier centro sanitario.
También se ama a Dios, no volviendo la cara hacia esos africanos –en su mayoría jóvenes- que viven en la frontera entre Uganda y Kenia, sufriendo una gran epidemia de sida y tuberculosis y que nos gritan sin esperanza, que quieren vivir, pero no tienen comida para alimentarse ni medicamentos que les evite ese holocausto.
Y se puede amar a Dios, convenciendo a los que piensan equivocadamente que por envejecer dejan de amar, sin saber que, por dejar de amar, empiezan a envejecer y hablando con aquellos que amamos y sin embargo no nos atrevemos a decírselo. Y, ayudando a los niños explotados, marginados, incipientes delincuentes que buscan en los basureros, la comida que nosotros desechamos.
Amar a Dios es amando al Padre Vicente Ferrer, misionero, que lo abandonó todo por amor a los que sufren en la India, donde desarrolla una labor inmensa. O, reflejándonos en el espejo de Monseñor Romero, que en pleno siglo XX, dio su vida por amor a Dios y a los hombres.
Y entendiendo a los misioneros, que dejando sus países, familias y comodidades, se marcharon lejos por amor a los que los necesitan, regalándoles hasta su propia vida.
Igualmente, se ama a Dios, amando y perdonando a los incrédulos y no creyentes, porque tal vez, por nuestros raquíticos ejemplos en la vida espiritual, moral y social, hayamos sido culpables de su falta de amor y conocimiento de Dios.
Por todo ello y mucho más, estoy plenamente convencido, que efectivamente “algo escrito hace más de dos mil años”, tiene perfecta vigencia en nuestros días.
Meditaciones del 1 al 5 de junio del Sagrado Corazón de Jesús con audio
Meditación y oración para cada día del mes de Junio, dedicado a Sagrado Corazón
Junio ha sido proclamado como el mes dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, para que oremos por El con fervor y entrega.
Les presentamos una meditación para orar cada día, inspirada en los nardos, esa flor que tanto agrada al Señor.
Oremos para que el Sagrado Corazón de Jesús aumente nuestra fe.
Recordemos que es el primer viernes el que se dedica a la celebración del Sagrado corazón y el primer sábado de mes el cual es consagrado a nuestra Madre la Virgen Maria.
Nardo del 1ro de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, Luz en este mundo de oscuridad!
Meditación: Corazón Sagrado, enllagado y martirizado por nuestros pecados, sé nuestra Luz para vivir sólo en Ti, y así poder seguir nuestro camino para llegar un día a habitar junto al Padre Celestial
Jaculatoria:¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús! ¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Que sepamos plasmar en nuestro pobre corazón, lo que nos enseñó el Hijo de Dios. Meditemos cuán poco sabemos de El.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
Nardo del 2 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, Llama ardiente!
Meditación: El Corazón de mi Jesús tanto amó, que en llama de fuego se presentó para purificar, para salvar, para amar…¡Pero quién lo ha de mirar!. Si muchos lo llegamos hasta a despreciar, a no buscar, a ignorar, pues no queremos que nos venga a señalar las miserias y tibiezas que nuestro pobre corazón encierra. Seamos ardientes amantes de Cristo, consumidos por el Fuego de Su Amor, para poder así limpiar nuestro corazón y llegar a servir a nuestro Dulce Señor.
Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Hagamos una buena confesión, ofreciéndosela al Sagrado Corazón de Jesús.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
Nardo del 3 de Junio:
¡Oh Sagrado Corazón, refugio del Niño Dios!
Meditación: En una Doncella latía un Pequeño que renovaría la tierra vacía, ya que en ella sembraría semillas para llenarla de Vida. Aquel pequeño Corazón era el Sol que con Su calor nos enseñaría lo que es el Amor, con Su Luz a no perdernos en la oscuridad, con Su Omnipotencia a aumentar nuestra Fe, con Su silencio el valor de hacernos pequeños y con Su Presencia la Única Senda, pues El es el Rey.
Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla:Comulguemos pidiéndole al Señor tener un corazón pequeño, y que sea El nuestro único sustento.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
10 cosas que todo cristiano debe saber del Corpus Christi
A lo largo de los siglos la Iglesia y los santos han animado a los fieles a amar la Eucaristía, e incluso hay quienes han dado su vida por protegerla
Por: n/a | Fuente: ACI Prensa
A lo largo de los siglos la Iglesia y los santos han animado a los fieles a amar la Eucaristía, e incluso hay quienes han dado su vida por protegerla. Hoy en la Solemnidad del “Corpus Christi” te presentamos 10 cosas que todo cristiano de saber en torno a este gran milagro:
1. Jesús instituyó la Eucaristía
Jesús reunido con sus apóstoles en la última cena instituyó el sacramento de la Eucaristía: “Tomen y coman; esto es mi cuerpo…” (Mt, 26, 26-28). De esta manera hizo partícipes de su sacerdocio a los apóstoles y les mandó que hicieran lo mismo en memoria suya.
2. Eucaristía significa "Acción de gracias"
La palabra Eucaristía, derivada del griego ε?χαριστ?α (eucharistía), significa "Acción de gracias" y se aplica a este sacramento porque nuestro Señor dio gracias a su Padre cuando la instituyó. Además, porque el Santo Sacrificio de la Misa es el mejor medio de dar gracias a Dios por sus beneficios.
3. Cristo se encuentra de forma íntegra en el Sacramento del Altar
El Concilio de Trento (siglo XVI) define claramente: "En el Santísimo Sacramento de la Eucaristía se contiene verdadera, real y sustancialmente el Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo, juntamente con su Alma y Divinidad. En realidad Cristo íntegramente". Asimismo, en el Derecho Canónico de la Iglesia ninguna otra festividad recibe tanta atención como la Solemnidad del Corpus Christi.
4. Los sucesores de los apóstoles convierten el pan y el vino en Cuerpo y Sangre de Cristo
En la Santa Misa, los obispos y sacerdotes convierten realmente el pan y el vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo durante la consagración; el proceso es llamado Transubstanciación. La Solemnidad del Corpus Christi es una de las cinco ocasiones en el año en que un Obispo no puede estar fuera de su diócesis, salvo por una urgente y grave razón.
5. Se debe recibir la Eucaristía al menos una vez al año
La Comunión es recibir a Jesucristo sacramentado en la Eucaristía. La Iglesia manda comulgar al menos una vez al año, en estado de gracia, y recomienda la comunión frecuente. Es muy importante recibir la Primera Comunión cuando se llega al uso de razón, con la debida preparación.
6. Para comulgar se necesita del ayuno eucarístico y confesarse
El ayuno eucarístico consiste en abstenerse de tomar cualquier alimento o bebida, al menos desde una hora antes de la Sagrada Comunión, a excepción del agua y las medicinas. Los enfermos y sus asistentes pueden comulgar aunque hayan tomado algo en la hora inmediatamente anterior. El que comulga en pecado mortal comete un grave pecado llamado sacrilegio. El que desea comulgar y está en pecado mortal no puede recibir la Comunión sin haber acudido antes al sacramento de la Penitencia, pues no basta el acto de contrición.
7. Es Mandamiento de la Iglesia asistir a Misa domingos y días de precepto
Frecuentar la Santa Misa es un acto de amor a Dios que debe brotar naturalmente de cada cristiano. Es también obligatorio asistir los domingos y feriados religiosos de precepto, a menos que se esté impedido por una causa grave.
8. La Eucaristía es alimento espiritual para enfermos y agonizantes
La Eucaristía en el Sagrario es un signo por el cual Nuestro Señor está constantemente presente en medio de su pueblo y es alimento espiritual para enfermos y moribundos. Se le debe agradecimiento, adoración y devoción a la real presencia de Cristo reservado en el Santísimo Sacramento.
9. La fiesta del Corpus Christi se celebra el jueves posterior al domingo de la Santísima Trinidad
La Solemnidad del Corpus Christi fue establecida en 1246 por el Obispo Roberto de Thorete y a sugerencia de Santa Juliana de Mont Cornillon. Después del milagro eucarístico de Bolsena, a mediados del Siglo XIII, el Papa Urbano IV expandió esta celebración a toda la Iglesia Universal en 1264 con la bula “Transiturus”, fijándola para el jueves posterior al domingo de la Santísima Trinidad. El Pontífice encomendó a Santo Tomás de Aquino que compusiera un oficio litúrgico propio e himnos que se entonan hasta nuestros días.
10. También es posible celebrarla el domingo posterior a la Santísima Trinidad
En el Vaticano, el Corpus Christi se celebra el jueves después de la Solemnidad de la Santísima Trinidad. Mientras que en varias diócesis se traslada al domingo posterior a la Santísima Trinidad por una cuestión pastoral. El Papa San Juan Pablo II fue quien llevó la procesión anual del Corpus Christi de la Plaza de San Pedro a las calles de Roma.
El Papa: Todos tenemos ídolos escondidos que nos impiden amar a Dios
En la homilía de Francisco en la Domus Santa Marta, una invitación a descubrir la mundanidad que nos resta fidelidad a Dios
Cada uno de nosotros vive de pequeñas y grandes idolatrías, pero el camino que lleva a Dios pasa por un amor exclusivo a Él, como nos enseñó Jesús. Esto dijo el papa Francisco en la Misa del 6 de junio de 2013 en la Casa Santa Marta.
Cuando el escriba se acerca a Jesús, para preguntarle cuál era, según Él, “el primero de todos los mandamientos”, es probable que su intención no fuese tan inocente.
El Papa Francisco comienza la homilía valorando el comportamiento del hombre que en el relato evangélico de la liturgia de hoy, se dirige a Cristo dando la impresión de “ponerlo a prueba”, o “de intentar hacerle caer en la trampa”.
Y cuando –tras la cita bíblica de Jesús: ‘”Escucha Israel. El Señor es nuestro Dios, es el único Señor”- el escriba replica aprobando, el
Papa llama la atención sobre el comentario de Cristo: “No estás lejos”.
Transformar la ley en realidad
Jesús le quiso decir al escriba: “Tú sabes bien la teoría”, pero “todavía te falta una distancia hasta el Reino de Dios”, es decir debes caminar para transformar “en realidad este mandamiento”, ya que “la confesión de Dios” se hace “en el camino de la vida”.
“No basta decir: ‘Creo en Dios, Dios es el único Señor’. Va todo bien, pero ¿cómo vives esto en el camino de la vida?
Porque nosotros podemos decir: ‘El Señor es el único Dios, solo, no hay otro’ pero vivir como si Él no fuese el único Dios y tener a nuestra disposición a otros dioses…
Este es el peligro de la idolatría: la idolatría que nos trae el espíritu del mundo. Y Jesús, en esto era muy claro: el espíritu del mundo no.
Y pide al Padre que nos defienda del espíritu del mundo, Jesús en la Última Cena, porque el espíritu del mundo nos lleva a la idolatría”.
Descubre tus ídolos y destrúyelos
“La idolatría –prosigue el papa Francisco- es sutil”, todos “nosotros tenemos nuestros ídolos escondidos” y “el camino de la vida para llegar, para no estar lejos del Reino de Dios, comporta “descubrir los ídolos escondidos”.
Un comportamiento que se puede encontrar ya en la Biblia –recuerda el Papa- en el episodio en el que Raquel, mujer de Jacob, finge no tener consigo los ídolos que se había traído de la casa de su padre, escondidos en su montura.
También nosotros, afirma el Papa Francisco, “los hemos escondido en nuestra montura… pero debemos buscarlos y destruirlos”.
Fidelidad
Porque para seguir a Dios, el único camino es el del amor fundado en la “fidelidad”.
“Y la fidelidad nos pide expulsar a los ídolos, descubrirlos: están escondidos en nuestra personalidad, en nuestro modo de vivir.
Pero estos ídolos escondidos hacen que nosotros no seamos fieles en el amor. El apóstol Santiago, cuando dice ‘Quien es amigo del mundo, es enemigo de Dios’, comienza diciendo: ‘¡Adúlteros!’ nos reprende con este adjetivo: adúlteros. ¿Por qué? Porque quien es ‘amigo’ del mundo es una idolatría, no es ¡fiel al amor de Dios! El camino para no estar lejos, para avanzar, para avanzar hacia el Reino de Dios, es un camino de fidelidad que se parece a la del amor nupcial”. Incluso “con las pequeñas y no tan pequeñas idolatrías que tenemos”, ¿cómo –se pregunta concluyendo el papa Francisco- no ser fieles “a un amor tan grande?” Para hacerlo es necesario confiar en Cristo, que es “fidelidad plena” y que “nos ama tanto”:
“Podemos pedirle hoy a Jesús: ‘Señor, tú que eres tan bueno, enséñame este camino para estar, cada día, más cerca del Reino de Dios, este camino para despojarnos de los ídolos”. Es difícil pero debemos comenzar… los ídolos escondidos en tantas monturas, que nosotros tenemos en nuestra personalidad, en el modo de vivir: expulsar de nosotros el ídolo de la mundanidad que nos lleva a convertirnos en enemigos de Dios. Pidamos a Jesús esta gracia, hoy”.