Nadie puede servir a dos amos
- 19 Junio 2021
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¿Sabes cuándo enfurece el demonio?
La oración, las obras de Misericordia, la verdad, el amor, la confesión, la humildad,... conoce cómo mantener lejos al Maligno
“Sométanse, pues, a Dios; resistan al diablo y huirá de ustedes”
Santiago 4, 7
Las vidas de los santos te sorprenden, al leerlas, por su heroicidad y persistencia en la fe, su gran humildad, su amor por Jesús Sacramentado y nuestra Madre del cielo, la siempre Virgen María.
Me encanta leer sus vidas porque aprendo muchísimo.
Ellos transitaron el camino de este mundo y pueden mostrarte cómo llegar a Dios.
Muchos tuvieron verdaderos encuentros y batallas campales contra el demonio, que los asediaba por las noches y les hacía la vida imposible.
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Santos que alejan al demonio
¿Por qué se empeñaba tanto el demonio contra ellos? La clave está en unas palabras que escribió en una ocasión el Padre Pío:
“No tengo un minuto libre; todo mi tiempo los uso en arrebatar a mis hermanos de las garras de Satanás”.
Le arrebataba almas al demonio, con sus oraciones, sacrificios y peticiones a Dios.
Y nada molesta más al demonio que perder un alma que casi estaba en sus garras.
La protección de la Virgen María
Le enfurece cuando un pecador acude a la Virgen María en busca de protección y amparo. La Virgen como buena Madre, jamás abandona a sus hijos y los lleva a Jesús.
La confesión
No soporta cuando te arrepientes de tus ofensas a Dios y acudes al sacramento de la reconciliación.
No te suelta hasta que te hayas confesado. Y lo puedes comprobar. ¿Has notado cuando te vas a confesar que hay ciertos pecados que te dan vergüenza y te ves tentado a no confesarlos? Termina confesándolos después de una batalla espiritual.
San Josemaría Escrivá aconsejaba:
“Si dentro de ti, hijo mío, hay un «sapo», ¡suéltalo! Di primero, como te aconsejo siempre, lo que no querrías que se supiera. Una vez que se ha soltado el «sapo» en la Confesión, ¡qué bien se está!”.
Forja, 193
El demonio existe, conoce cómo alejarlo
La oración le ofende grandemente, sobre todo aquella sincera que brota del alma. Igual las obras de Misericordia, la verdad, el amor.
Le molesta todo lo que sea contrario a su naturaleza. Desprecia sobre todo al humilde porque la humildad siempre lo vence.
Debes conocer su existencia, saber que no es un relato urbano. Es, existe y quiere hacerte daño.
“Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que, llegado el momento, él los levante. Depositen en él todas sus preocupaciones, pues él cuida de ustedes. Sean sobrios y estén vigilantes, porque su enemigo, el diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar”.
1 Pedro 5
Por lo pronto, vive con naturalidad tu fe, ten vida sacramental, ama, haz el bien, ora con fervor, sé humilde y conserva siempre, en todo momento, la dulce presencia de Dios en tu vida.
¡Dios te bendiga!
Sobre todo buscad el Reino de Dios y su justicia
Santo Evangelio según san Mateo 6, 24-34. Sábado XI del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Ayúdame, Jesús, a buscar encargarme de tus asuntos, sabiendo que Tú te encargarás de los míos.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 6, 24-34
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y amará al otro, o bien obedecerá al primero y no le hará caso al segundo. En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero.
Por eso les digo que no se preocupen por su vida, pensando qué comerán o con qué se vestirán. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Miren las aves del cielo, que ni siembran, ni cosechan, ni guardan en graneros y, sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿Acaso no valen ustedes más que ellas? ¿Quién de ustedes, a fuerza de preocuparse, puede prolongar su vida siquiera un momento?
¿Y por qué se preocupan del vestido? Miren cómo crecen los lirios del campo, que no trabajan ni hilan. Pues bien, yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vestía como uno de ellos. Y si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy florece y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por ustedes, hombres de poca fe?
No se inquieten, pues, pensando: ¿Qué comeremos o qué beberemos o con qué nos vestiremos? Los que no conocen a Dios se desviven por todas estas cosas; pero el Padre celestial ya sabe que ustedes tienen necesidad de ellas. Por consiguiente, busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se les darán por añadidura. No se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones. A cada día le bastan sus propios problemas”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Madre Teresa de Calcuta ha sido una de las santas más emblemáticas de su tiempo. Su fe era tan real y convincente que fue reconocida mundialmente a través del premio Nobel de la paz. Su abandono en Dios era tan radical que a sus religiosas les propuso la regla de no conservar ni almacenar alimentos en el centro donde habitaban, pues les repetía constantemente que debían estar sometidas, afectiva y efectivamente a la Divina Providencia.
¿De dónde venía dicha fortaleza? ¿De dónde brotaba dicha confianza? De Dios. De las dos horas diarias que pasaba en oración antes de salir a dar aquello que había en su corazón, Dios y solo Dios.
Ayúdame, Jesús, a no olvidar que primero hay que buscarte a ti, y todo lo demás, que también es importante, se dará por añadidura.
«En medio de tantas actividades, permanece la pregunta: ¿En dónde se fija mi corazón? Viene a mi memoria esa oración tan bonita de la liturgia: “Ubi vera sunt gaudia…”. ¿A dónde apunta, cuál es el tesoro que busca? Porque —dice Jesús— “donde estará tu tesoro, allí está tu corazón”. Tenemos debilidades todos nosotros, también pecados. Pero vayamos a lo profundo, a la raíz: ¿Dónde está la raíz de nuestras debilidades, de nuestros pecados? Es decir: ¿Dónde está el “tesoro” que nos aleja del Señor? Los tesoros irremplazables del Corazón de Jesús son dos: el Padre y nosotros. Él pasaba sus jornadas entre la oración al Padre y el encuentro con la gente. No la distancia, sino el encuentro». (Homilía de S.S. Francisco, 3 de junio de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré un autoexamen sobre lo que me impide poner a Dios como el centro de mi vida para luego proponerme uno o dos medios para revertir la situación.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Saber orar con mis preocupaciones
Si nuestro corazón está lleno de inquietudes por preocupaciones,¡qué mejor que platicarlo con Dios!
La oración no es el efecto de una actitud exterior, sino que procede del corazón. No se reduce a unas horas o momentos determinados, sino que está en continua actividad, lo mismo de día que de noche. No hay que contentarse con orientar a Dios el pensamiento cuando se dedica exclusivamente a la oración; sino que, aun cuando se encuentre absorbida por otras preocupaciones (...) hay que sembrarlas de deseo y el recuerdo de Dios. San Juan Crisóstomo, Homilía 6 sobre la oración.
El corazón es, tal vez, la parte del cuerpo a la que más hacemos referencia. Frases como «sigue los impulsos de tu corazón» o «me has roto el corazón» se han convertido ya en clichés para describir ciertos aspectos de nuestra existencia. Y no importa qué diga la razón: si "el corazón está sano", creemos que todo va viento en popa en nuestra vida. Incluso llegamos a dar valor moral a acciones que "sentimos" que están bien, sin importarnos lo objetivamente mal que esté.
Tal vez esta es la razón por la cual muchos, al leer el texto de San Juan Crisóstomo de arriba, sienten algo de desánimo. En su tristeza, esas personas pueden argumentar algo así: ¿Cómo puedo orar bien si la verdadera oración es la que procede del corazón? El mío está lleno de preocupaciones, debilidades; incluso de pecado. ¡Nunca podré orar bien!.
Permítanme dar un paso atrás y hacer un pequeño experimento. Supongamos que te llaman de la policía citándote en la comisaría, dado que alguien te ha denunciado por ciertas acciones penales. ¡Vas a ir a juicio! Más aún: ¡¡puedes ir a la cárcel!! ¿Cuál es tu primera reacción? O mejor: ¿a quién llamas para contárselo? Tu esposo o esposa, alguno de tus padres, hermanos. Tal vez un amigo… Siempre hay alguien ahí en quien confías plenamente y con el que vas para desahogarte.
Pues bien, la oración puede y debe ser justamente esto. Si nuestro corazón está lleno de inquietudes por diversas preocupaciones de nuestra vida, ¡qué mejor que platicarlo con Dios! ¿O es que Dios sólo escucha padresnuestros y avesmarías? ¿Ésa es la única oración que me sé?
Volvamos al ejemplo. Imagínense que llamas a tu amigo de toda la vida para platicar. Todos tus pensamientos están cargados de la preocupación del posible juicio. Llegas a la cafetería en donde te están ya esperando… y en vez de confiarle todo esto, empiezas a hablar del último coche que ha sacado la Ferrari. ¿No es algo ridículo?
Pues nuestra oración a veces se vuelve así de ridícula: teniendo mil preocupaciones, forzamos nuestro interior meditando tal vez pasajes del Evangelio bellísimos… pero que ¡nada tienen que ver por lo que mi alma está pasando en ese momento! Y así sí que estaría de acuerdo con la objeción: ¡nunca se podrá orar!
«La oración no es el efecto de una actitud exterior, sino que procede del corazón», dice San Juan Crisóstomo. Y por eso, las preocupaciones que lo llenan pueden ser una excelente oportunidad para crecer en mi oración. Después de todo, ¡quién mejor que Dios para confiarle nuestras inquietudes, nuestros propósitos! ¿Voy a hacer un examen en la Universidad? Se lo confió a Dios. ¿Empiezo a salir con una chica muy guapa y que no sé si puede ser mi futura esposa? Se lo platico a Dios para que nos ilumine a los dos. ¿Mi hijo está teniendo problemas en la escuela y no sé qué hacer? Le pido luz a Dios. ¿Voy a ver un partido de fútbol? Invito a Dios a que venga a disfrutarlo conmigo...
Todo puede ser oración si a cada etapa de mi vida sé sembrarla, con sencillez y cariño, de ese «deseo y recuerdo de Dios» de los que habla San Juan Crisóstomo. Es lograr, a fin de cuentas, que Él sea un Amigo íntimo: Alguien en quien siempre puedo confiar, con quien siempre puedo platicar de lo bueno y lo malo. En resumen, el centro de mi corazón… ¡y perdón por el cliché!
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"La tecnología no sustituya el contacto humano"
El predicador de la Casa Pontificia vuelve como cardenal a la universidad donde fue alumno.
El padre Raniero Cantalamessa regresa como cardenal a la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Roma, donde, en los años 60 y 70, fue primero estudiante y luego profesor en la Facultad de Letras y Filosofía y en la dirección del Departamento de Ciencias Religiosas. El predicador de la Casa Pontificia -creado cardenal por el Papa Francisco en el Consistorio de noviembre de 2020- celebró ayer una misa por el centenario de la Universidad en el Policlínico Gemelli. Y tuvo palabras de aliento para todos los estudiantes, futuros médicos, a los que recomendó "cultivar junto a la mente, también el corazón", para poner "las ideas y la ciencia al servicio de las personas" y "nunca al contrario".
Médicos: "Detrás de las historias clínicas, hay personas"
"Nunca olviden que detrás de un historial médico y de los resultados de las pruebas, hay una persona humana y que a menudo una caricia vuestra, una sonrisa y una palabra de esperanza puede hacer más bien que cualquier medicina. No permitamos que la tecnología y la instrumentación sustituyan el contacto humano", dijo el cardenal durante la misa, concelebrada con monseñor Claudio Giuliodori, asistente eclesiástico de la Universidad Católica.
De la cátedra al púlpito
Y a propósito de la vocación, en la misma homilía, el religioso capuchino recordó su llamada a la predicación, que floreció precisamente en las aulas de la Universidad romana. "En 1979... sentí la llamada a dejar el escritorio por el púlpito, es decir, a dedicar mi vida por completo a la proclamación del Reino de Dios".
Al principio no sabía a dónde ir, luego llegó la llamada de Juan Pablo II, que le nombró predicador de la Casa Pontificia: "¡Fue en el Vaticano donde tuve que empezar a predicar el Reino de Dios!", recuerda el padre Cantalamessa, que, sin embargo, aconseja a los jóvenes y a los seminaristas que no sigan su ejemplo: "No dejéis los estudios si no estáis seguros de haber recibido una llamada diferente. Aprovechen al máximo las posibilidades que os ofrecen los estudios universitarios". Son "un privilegio del que se es responsable ante uno mismo y ante la sociedad".
La humildad de tres Papas
Durante 41 años, el capuchino fue -como se le conoce- "un testigo de la increíble humildad de los tres últimos Papas" que cada viernes, en Adviento y Cuaresma, dejaban todo de lado "para ir a escuchar el sermón de un simple sacerdote de la Iglesia católica". Al menos hasta el año pasado, cuando el Papa Francisco lo quiso entre los miembros mayores de 80 años del Colegio Cardenalicio.
El conocimiento no da la felicidad
En el transcurso de su reflexión, Cantalamessa se detuvo en el significado del "Sagrado Corazón" que da nombre a la Universidad, elegido entonces "por el papel que desempeñó el culto al Sagrado Corazón en el momento de su fundación". Un culto que no recuerda "un acontecimiento pasado", sino "una realidad actual", que es "el corazón vivo y palpitante del Resucitado". Es de este corazón que "nuestra civilización, dominada por la tecnología necesita, si queremos evitar que, mientras se recalienta físicamente, nuestro planeta retroceda, espiritualmente, a una edad de hielo", dijo el cardenal.
"Hace tiempo que se trabaja en un tipo de ordenador que 'piensa'... pero nadie ha previsto hasta ahora la posibilidad de un ordenador que 'ame', que se conmueva, que salga al encuentro del hombre a nivel afectivo, facilitando el amor, como facilita el cálculo de las distancias entre los astros, el movimiento de los átomos y el almacenamiento de datos", añadió.
"El fortalecimiento de la inteligencia y las posibilidades cognitivas del hombre no va, por desgracia, de la mano del fortalecimiento de su capacidad de amar", observó Cantalamessa. Por el contrario, parece que esto último no cuenta para nada, "mientras que sabemos que la felicidad o la infelicidad no dependen tanto de saber o no saber, como de amar o no amar, de ser amado o no serlo".
Ansioso por amar
La recomendación del Cardenal a los estudiantes de la Universidad Católica es, por tanto, no estar "ansiosos" por aumentar el conocimiento, sino la capacidad de amar, porque "el conocimiento se traduce automáticamente en poder, el amor en cambio en servicio".
"Sólo el amor redime y salva, mientras que la ciencia y la sed de conocimiento sólo pueden llevar a la condenación", señaló el purpurado, recordando, como ejemplo, la escena de la famosa película de Ermanno Olmi "Cien clavos", en la que el protagonista tiene clavados en el suelo los preciosos volúmenes de una biblioteca, gritando: "¡Todos los libros del mundo no valen una caricia!". Al final de la celebración, el rector Franco Anelli, en nombre de la comunidad universitaria, entregó algunos regalos al cardenal y a la directora de los Museos Vaticanos, Barbara Jatta.
Nardo del 19 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, Corazón Misericordioso!
Meditación: El viento arrecia, parece que la tierra se pone desierta, todo se oscurece...se va la Luz del mundo, y te escucho decir: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen..." y de repente se oye un grito desgarrador: "Padre, en Tus Manos encomiendo Mi Espíritu". Mi Dulce Jesús ha muerto, mi Dios ha muerto...lo hemos matado. De nuestro corazón aún hoy lo arrancamos, la tierra tiembla...por eso nuevamente están aquí las tinieblas. Tu Cuerpo Santo cuelga inerte, pero a pesar del temor, un soldado con la lanza abre Tu Costado, y brotan de Él Tu última gota de Sangre, y Agua. La Sangre de la Redención, el Agua del Perdón. Así la Luz de Tu Misericordia nos baña en los sublimes Sacramentos que dejaste en Tu Iglesia Santa. Señor, mi Jesús amado, mi Redentor, me atrevo a pedirte a Vos que me liberes hoy y me enseñes a pedir perdón, para mi sanación, bañándome con los Rayos de Tu Misericordioso Corazón. Que goce así de la Nueva Jerusalén que algún día veré.
Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.
Florecilla: Recemos la coronilla a La Divina Misericordia dada por el mismo Jesús a Sor Faustina Kowalska.
Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.
La verdadera causa de la violencia
La verdadera raíz de muchas violencias está en la perversión de quienes desean vengarse a costa de dañar a inocentes.
Tras la muerte de una persona concreta (un estudiante, un obrero, un político) se desata en ocasiones una furibunda violencia callejera.
Algunos piensan que la causa de tal violencia es precisamente esa muerte: ha habido una injusticia, y grupos de personas responden con violencia ante la muerte de alguien a quien consideran “suyo”.
En realidad, la verdadera causa de esa violencia no ha sido la muerte de una persona. Esa muerte fue simplemente la ocasión, el motivo, la excusa, la chispa aprovechada para quemar coches, asaltar tiendas, destruir cristales, atacar a la policía. Pero la verdadera causa de todas esas violencias está en los corazones, en las mentes, en los proyectos de los hombres.
Al mismo tiempo, en otras situaciones miles de inocentes no responden a la violencia con la violencia. Porque son ciudadanos honestos que no se toman la justicia por su mano. Porque saben que una víctima no resucita a base de incendiar bidones de basura, de romper escaparates, de atacar edificios públicos.
La verdadera raíz de muchas violencias callejeras está, por lo tanto, en la perversión de quienes desean vengarse a costa de dañar a inocentes. De quienes buscan aprovechar una ocasión para promover proyectos violentos, antidemocráticos, como hicieron los nazis, los comunistas, los anarquistas, o tantos grupos subversivos del pasado y del presente.
Frente a esa perversión profunda, frente a la violencia de grupos prepotentes y amantes de las agresiones arbitrarias sobre inocentes, las autoridades públicas, la prensa, la cultura, y esa inmensa masa silenciosa que forman los millones de seres humanos honestos y auténticamente democráticos sabrá responder con una actitud firme y decidida.
Nunca la muerte de una persona, aunque sea por culpa de algún policía, justifica la violencia gratuita sobre ciudadanos que nada tienen que ver con lo ocurrido. Nunca un estado de derecho puede claudicar, si de verdad sabe lo que significa la responsabilidad política, ante violencias que tienen mucho de barbarie, de injusticia y de prepotencia totalitaria.
Existe otro modo de responder a una muerte de un amigo que tenga como causa un acto delictivo, un abuso de poder, sea quien sea el culpable (un policía o un manifestante, un político o un simple ciudadano): aplicar medidas inmediatas para que el infractor no pueda dañar a otras personas, y para que sea juzgado en tribunales donde no prevalezcan las emociones, sino un auténtico y profundo sentido de la justicia.
La violencia ha de ser castigada venga de donde venga, sea cometida por alguien vestido de uniforme o por manifestantes dominados por odios irracionales o por actos vandálicos muchas veces muy bien planificados. Cualquier persona que dañe la vida o los bienes de otros seres humanos merece ser castigada. Sólo así podremos vencer la injusticia con la justicia, y promover sociedades donde no se imponga el más violento, sino el más honesto.
El sagrado Corazón de Jesús
La Confianza es algo muy grande y necesaria para vivir. ¡ Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío!.
La devoción al SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, que siendo Dios se hizo hombre y como hombre tuvo un corazón humano que supo de alegrías y dolores pero siempre sin dejar su divinidad, tiene para la Iglesia católica un significado muy importante y por ello para todos sus fieles. Su amor en entrega total por toda la humanidad nos lo narra su apóstol Juan: “
Ántes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” Juan13,1. Pablo también nos dice :- “ Un número importante de congregaciones y de familias espirituales se conformaron en torno a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús” ( Epístola a los filipenses 2,5).
A la vez que esta devoción se extendía por España fue en el Continente Americano la República del Ecuador el primer país que oficialmente se consagró al Sagrado Corazón de Jesús, año 1873. En 1878 en Perú, Colombia 1902, y El es el Patrón de la Armada de Chile siendo larga y extensa esta devoción en países de Europa donde siempre encontraremos Capillas e Iglesias donde se venera esta imagen y hay grande devoción por ella.
En México tenemos el Templo Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús en León, Guanajuato, la Catedral de Ciudad Victoria en Tamaulipas tiene al Sagrado Corazón de Jesús como Patrono y en casi todos los Templos del país podemos encontrar una Capilla dedicada al Sagrado Corazón de Jesús.
Santa MARGARITA María de Alacoque fue una monja francesa de la Orden de la Visita de Santa María, quién recibió las famosas apariciones del Sagrado Corazón de Jesús que ocurrieron donde hoy está la Basílica del Sagrado Corazón.( Francia. Poray-le-Maruel ). En su vida nos encontramos con las Promesas del Corazón de Jesús para quién le ame con gran devoción.
También Nuestro Señor se apareció a Faustina Kowwaiska, religiosa de las Hermanas de la Virgen de la Misericordia en Polonia, en cuya tumba pasaba horas enteras el Santo Papa Juan Pablo II rezando y decía : - “ Daos prisa : proclamadlo antes de que se mueran los testigos “ sobre estas apariciones de Jesús y su Sagrado Corazón. El dato de que Dios es esencialmente Misericordioso es fundamental en la Revelación y esta religiosa fue beatificada el 18 de abril 1993. A ella se le debe el Rosario de la MISERICORDIA todos los días a las tres de la tarde. Hora en que Cristo murió para redimirnos y darnos vida eterna.
“ Debemos amar al Santo de los Santos, para hacernos santos, quién nos puede impedir esto, si tenemos un corazón para amar y sufrir” Santa Margarita de Alacoque 1647-1690.
“ A la tarde te examinarán en el amor, aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición” San Juan de la Cruz.
“ Ama y dilo con tu vida” San Agustín.
Oración de sanación y liberación en el matrimonio
Debe rezarse en un ambiente que sea propicio y preferentemente sin interrupciones
“Si alguien no tiene cuidado de los suyos, principalmente de sus familiares, ha renegado de la fe y es peor que un infiel” (1Timoteo 5,8)
Orando por la sanación y liberación de nuestro matrimonio…
Esta oración debe hacerse en un ambiente que sea propicio y preferentemente sin interrupciones.
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo,
Amén.
Señor Jesús, en este momento quiero ponerme delante de tu presencia, y pedirte que envíes a tus ángeles para que estén conmigo y se unan a mi oración en favor de mi familia.
Hemos pasado por momentos difíciles, momentos dolorosos, situaciones que le han quitado la paz y la tranquilidad a toda nuestra familia. Situaciones que han generado angustia en nosotros, miedos, incertidumbres, desconfianzas; y, por ende, desunión.
Ya no sabemos a quién recurrir, no sabemos ya a quién pedir ayuda, pero somos conscientes de que necesitamos tu intervención…
Por eso, por el poder de tu nombre,
pido para que se rompa cualquier situación de interferencia de los patrones negativos de matrimonios y relaciones que mis antepasados tuvieron, hasta nuestros días. Patrones de infelicidad en la vida matrimonial, patrones de desconfianza entre los cónyuges, hábitos compulsivos de pecados que se han ido arrastrando de generación en generación; entre todas las familias, como una maldición. Que se rompan ahora por el poder del nombre y la sangre de nuestro Señor Jesucristo.
No importa, Jesús, dónde comenzó todo, cuáles fueron las causas; quiero, por la autoridad de tu nombre, clamar que tu sangre sea derramada sobre todas las generaciones pasadas, para que toda la sanación y liberación que es necesaria, los alcance a todos ahora, por el poder de tu sangre redentora.
Rompe, Señor Jesús, cualquier expresión de desamor que se pueda estar viviendo en mi familia, situaciones de odio, rencor, envidia, rabia, deseos de venganza, deseos de terminar la relación; de seguir solo en mi vida; que todo eso se derrumbe Jesús, y que gane tu presencia en medio de nosotros.
En el poder de tu sangre,
Jesús, pongo fin a todo el comportamiento de indiferencia dentro de mi casa, pues ha matado nuestro amor. Renuncio al orgullo de pedir perdón, orgullo de reconocer mis errores; renuncio a las palabras malditas que le dije a mi cónyuge, palabras de maldición, palabras de humillación, palabras que lo hieren, lastiman y dejan marcas negativas en su corazón.
Palabras malditas que lo disminuyen, verdaderas maldiciones proclamadas en mi casa; clamo y ruego a tu sangre redentora sobre todo eso, Jesús. Cúranos y libéranos de las consecuencias que hoy se reflejan en nuestras vidas debido a esas realidades.
Renuncio a las palabras malditas que proferí sobre la casa donde vivo, por la insatisfacción de vivir en esta casa, de no sentirme feliz en esta casa, renuncio a todo lo que yo pueda haber dicho negativamente dentro de mi casa.
Renuncio a las palabras de insatisfacción que dije sobre nuestra realidad económica, pues a pesar de que recibimos poco, a pesar de que el salario mensual es muy justito, nada nos ha faltado, Jesús…
Por eso también te pido perdón.
Perdón por la ingratitud, por no lograr ver en mi familia a la familia adecuada para mí…
Perdón Jesús, porque sé que he actuado equivocadamente muchas veces, y quiero a partir de hoy recomenzar.
Jesús, perdona también a mis familiares por todas las veces que alguno de ellos deshonraron el sacramento del matrimonio, míralos con misericordia, y restablece la paz en sus corazones…
Quiero pedirte, Señor, que derrames el Espíritu Santo sobre nosotros, sobre cada miembro de mi familia… Que el Espíritu Santo pueda con tu fuerza y tu luz, bendecir a todas mis generaciones pasadas, presentes y futuras.
Que a partir de hoy pueda surgir en mi matrimonio y en el matrimonio de mis familiares, un linaje de familias comprometidas contigo y con tu Evangelio, que surja un linaje de matrimonios profundamente comprometidos con la sacralidad del matrimonio, llenos de amor, fidelidad, paciencia, bondad y respeto.
Gracias, Jesús,
porque oyes mi oración, y te inclinas para oír mi clamor, muchas gracias.
Me consagro y consagro a toda mi familia al corazón Inmaculado de la Virgen María, para que ella nos bendiga y nos libre de cualquier ataque del Enemigo.
Amén.