"Si muere da mucho fruto..."
- 22 Marzo 2015
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El Papa, ante la Virgen en Nápoles
"Queridos napolitanos, no os dejéis robar la esperanza"
El Papa en Nápoles: "A los criminales y a sus cómplices, como hermano, les repito: convertíos al amor y a la justicia"
"Las lágrimas de María y de tantas madres de napolitanas reconduzcan a todos a la vía del bien"
José Manuel Vidal, 21 de marzo de 2015 a las 10:49
Dios vive en Nápoles, que su bendición sostenga vuestro camino en la fe, en la caridad y en la esperanza
(José M. Vidal).- Misa solemne del Papa Francisco en el corazón de Nápoles, en la Plaza del Plebiscito. Con sol radiante, en un estrado sobrio y elegante, rodeado de grandes fotos de los santos napolitanos y una bella estatua de la Virgen con el niño. En ese bello marco, el Papa clama a los mafiosos: "Convertíos al amor y a la justicia". Y les pide que vuelvan al camino del bien, movidos por las lágrimas de María "y de tantas madres napolitanas". Espectacular el coro de más de 300 voces y metales. Por detrás de él, una enorme pancarta: "Largo alla speranza".
Algunas frases de la homilía del Papa
"La gente se pone a discutir sobre Jesús. Incluso hoy la gente discute sobre Él"
"La voz de la verdad resuena en aquellos hombres sencillos"
"La Palabra de Dios divide siempre: entre quien la acoge y quien la rechaza"
"La Palabra de Dios nos cuesta demasiado observarla"
"Vine a Nápoles para proclamar, con vosotros, Jesús es el Señor"
"Todos juntos: Jesús es el Señor. Otra vez: Jesús es el Señor"
"Sólo él tiene palabras de misericordia, que pueden sanar las heridas de nuestro corazón"
"Dios es fuerte en la humildad y en la debilidad"
"Su potencia es la del amor, que no conoce confines, que nos hace amar a los demás antes que a nosotros mismos"
"Ésta es la fuerza que cambia el mundo"
"La Palabra quiere llegar a todos, especialmente a los que viven en las periferias de la existencia, para que enucentren en él la fuente de la esperanza"
"Es una gracia recibir la palabra de Dios"
"Llamados a salir de nuestros recintos y llevar a todos la misericordia y la ternura de Dios"
"LLevad a todos la misericordia, la ternura y la amistad de Cristo"
"Especialmente los sacerdotes: llevar perdón, misericordia, paz, alegría..."
"Que el pueblo de Dios pueda encontrar en vosotros hombres misericordiosos como Jesús"
"Que cada parroquia se convierta en santuario y en casa acogedora para pobres y ancianos"
"Ve, acoge, busca y lleva amor, misericordia y ternura"
"Cuando el corazón se abre al Evangelio, el mundo comienza a cambiar"
"Que Nápoles sea plena de la esperanza de Cristo Señor"
"Abriros a la potencia de Jesús Resucitado"
"Frutos de reconciliación, de perdón"
"Queridos napolitanos, no os dejéis robar la esperanza"
"No cedáis a las lisonjas de fáciles ganancias o de réditos deshonestos"
"Esto es pan para hoy y hambre para mañana"
"Reaccionad con firmeza a las organizaciones que explotan y corrompen a los jóvenes, a los pobres y a los débiles, con el cínico comercio de la droga y de otros crímenes"
"No dejéis que vuestra juventud sea explotada por esta gente"
"Que la corrupción no figure en el rostro de esta bella ciudad"
"A los criminales y a sus cómplices, hoy, yo, humildemente, como hermano, les repito: convertíos al amor y a la justicia, dejaros encontrar por la misericordia de Dios, sed conscientes de que Jesús os está buscando, para besaros y amaros más"
"Dios perdona todo y perdona siempre". "Es posible volver a una vida honesta"
"Las lágrimas de María y de tantas madres de Nápoles reconduzcan a todos a la vía del bien"
"Hoy comienza la primavera, tiempo de esperanza. Hoy, es tiempo de rescate para Nápoles"
"Nápoles tiene mucha capacidad de amar"
"Juntos pueden construir un futuro mejor. El futuro de Nápoles no es replegarse, sino abrirse con confianza al mundo"
"Fuerza para seguir adelante con esperanza"
"Esperar es ya resistir al mal y mirar al mundo con la mirada de Dios y apostar por la misericordia de Dios"
"Dios vive en Nápoles, que su bendición sostenga vuestro camino en la fe, en la caridad y en la esperanza"
""Digamos de nuevo tres veces: Jesús es el Señor, Jesús es el Señor, Jesús es el Señor"
"Que la Virgen os acompañe"
El Papa besa la reliquia de la sangre de San Genaro
"El santo nos quiere a la mitad: ¡Tenemos que convertirnos del todo!"
La sangre de San Jenaro se licúa ante el Papa por primera vez desde 1848
No había sucedido en las visitas a Nápoles de Juan Pablo II en 1979 ni Benedicto XVI en 2007
Redacción, 21 de marzo de 2015 a las 19:20
La sangre solidificada en la ampolla (balsamera) del siglo IV se hizo líquida en presencia de Pío XI en 1848
La sangre de san Genaro, el milagro que anualmente se repite en la fiesta del santo patrón de la ciudad de Nápoles, volvió a repetirse hoy ante la visita del Papa Francisco. Se trata de un milagro que no ocurría ante un Papa desde 1848, cuando la sangre solidificada en la ampolla (balsamera) del siglo IV se hizo líquida en presencia de Pío XI. Tampoco sucedió en las visitas apostólicas a Nápoles de Juan Pablo II ni de Benedicto XVI.
"La sangre se ha licuado a medias", ha anunciado el cardenal Crescenzio Sepe, al concluir el discurso del Papa a los sacerdotes y religiosos diocesanos. "El santo nos quiere a la mitad: ¡Tenemos que convertirnos del todo!", ha bromeado el Papa al respecto.
El papa Francisco se sorprendió hoy al enterarse de que supuestamente la sangre de San Genaro, patrón de Nápoles, se licuó parcialmente mientras estaba venerando sus reliquias, un hecho sobre el que bromeó y dijo que significa que el pueblo de Nápoles debe convertirse del todo.
Se trató de un extraordinario "milagro", tal y como anunció el cardenal napolitano Crescenzio Sepe, pues la sangre del santo no se licuó en las visitas a la ciudad del santo Juan Pablo II ni del papa emérito Benedicto XVI.
El pontífice argentino realizó estas declaraciones después de ofrecer un discurso al clero, a los religiosos y a los diáconos permanentes de la ciudad.
Fue un encuentro en el que el papa Francisco habló improvisando unas palabras y apartando los papeles con el discurso que tenía preparado: "Estoy aburrido de los discursos", dijo.
Durante su alocución, pidió a los religiosos que se pregunten si ponen a Jesús en el centro de su vida o si, por el contrario, se guían por el poder del dinero.
También defendió la importancia del espíritu de pobreza y recomendó a los que acudieron a la catedral de Nápoles a escucharle que pongan en práctica las "Obras de Misericordia".
Al acto también asistió un grupo monjas de clausura que pidieron un permiso especial para salir de su convento en esta ocasión. Estas monjas arrancaron una sonrisa a Bergoglio cuando se acercaron para entregarle unos presentes, en una acción que no estaba programada y que les valió la riña simpática del cardenal Sepe. Antes, el papa había comido con los presos de la cárcel de "Giuseppe Salvia" de Poggioreale, entre los que había transexuales y enfermos de SIDA. Durante su almuerzo, según informó la Santa Sede, el papa Francisco dirigió a los presentes un mensaje de esperanza para recordarles que no deben sentirse solos, porque "Dios nunca los abandona", y les animó a arrepentirse con sinceridad de sus pecados para iniciar un camino con el que lograr la reinserción en sociedad.
En esta línea, insistió en la necesidad de que los gobiernos y las instituciones conciban las cárceles no como "un lugar de marginación", sino como un espacio "de inclusión y de estímulo para toda la sociedad, para que esta sea más justa y más atenta a las personas". (RD/Agencias)
V DOMINGO DE CUARESMA (Jr 31, 31-34; Sal 50; Hbr 5, 7-9; Jn 12, 20-33)
DOMINGO DE PASIÓN. NOVEDAD DE VIDA. No hay tiempo que perder, los acontecimientos se precipitan. La Palabra del Señor nos dice cómo convertir la muerte en vida, los llantos en cantares, la tristeza en gozo. Es la paradoja del Evangelio: “Os aseguro, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna” (Jn 12,24-25). A esta semana se la llama “de Pasión” por la proximidad de la Semana Santa. Debemos disponernos a celebrar la Pascua, fiesta del nuevo nacimiento, de novedad de vida, de reiniciar con gozo el seguimiento de Cristo, quien nos presenta el paradigma cristiano: “Cristo, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna” (Hbr 7, 9). Dispongámonos a renovar el pacto sagrado, el de nuestro bautismo, porque “mirad que llegan días -oráculo del Señor- en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva (Jr 31, 31). La forma que todos tenemos a nuestro alcance es la reconciliación, la súplica del perdón. Si por lo que sea no hemos caminado por senda llana en los días cuaresmales, siempre se nos ofrece la misericordia, y es posible celebrarla, si la pedimos con humildad: “Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme” (Sal 50).
SANTA TERESA DE JESÚS.
Tenemos la llamada a la renovación de las promesas bautismales, aunque con dolor debamos reconocer, como hace Santa Teresa, nuestras incoherencias. “¿Qué remedio, Señor, para poder después vivir, que no sea muriendo con la memoria de haber perdido tanto bien como tuviera estando en la inocencia que quedó del bautismo?” (Las Exclamaciones del Amor de Dios 3, 2). Son días de concentrar la mirada en Cristo. Antiguamente, durante esta semana permanecían cubiertas todas las imágenes, y sólo se mostraba a Cristo Crucificado en la celebración del “Miserere”, canto del salmo 50. Aunque actualmente, en general, no se cubren los altares, sin embargo tenemos la recomendación de centrar nuestros ojos en el Señor, según nos enseña la maestra espiritual. “Miradle cargado con la cruz, que aun no le dejaban hartar de huelgo. Miraros ha El con unos ojos tan hermosos y piadosos, llenos de lágrimas, y olvidará sus dolores por consolar los vuestros, sólo porque os vayáis vos con El a consolar y volváis la cabeza a mirarle” (Camino de Perfección 25, 5). Considero yo muchas veces, Cristo mío, cuán sabrosos y cuán deleitosos se muestran vuestros ojos a quien os ama y Vos, bien mío, queréis mirar con amor. Paréceme que sola una vez de este mirar tan suave a las almas que tenéis por vuestras, basta por premio de muchos años de servicio (Las Exclamaciones del Amor de Dios 14, 1).
Atraídos por el Crucificado
Un grupo de «griegos», probablemente paganos, se acercan a los discípulos con una petición admirable:«Queremos ver a Jesús». Cuando se lo comunican, Jesús responde con un discurso vibrante en el que resume el sentido profundo de su vida. Ha llegado la hora. Todos, judíos y griegos, podrán captar muy pronto el misterio que se encierra en su vida y en su muerte: «Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí».
Cuando Jesús sea alzado a una cruz y aparezca crucificado sobre el Gólgota, todos podrán conocer el amor insondable de Dios, se darán cuenta de que Dios es amor y solo amor para todo ser humano. Se sentirán atraídos por el Crucificado. En él descubrirán la manifestación suprema del Misterio de Dios.
Para ello se necesita, desde luego, algo más que haber oído hablar de la doctrina de la redención. Algo más que asistir a algún acto religioso de la Semana Santa. Hemos de centrar nuestra mirada interior en Jesús y dejarnos conmover, al descubrir en esa crucifixión el gesto final de una vida entregada día a día por un mundo más humano para todos. Un mundo que encuentre su salvación en Dios.
Pero, probablemente a Jesús empezamos a conocerlo de verdad cuando, atraídos por su entrega total al Padre y su pasión por una vida más feliz para todos sus hijos, escuchamos aunque sea débilmente su llamada: «El que quiera servirme que me siga, y donde esté yo, allí estará también mi servidor».
Todo arranca de un deseo de «servir» a Jesús, de colaborar en su tarea, de vivir solo para su proyecto, de seguir sus pasos para manifestar, de múltiples maneras y con gestos casi siempre pobres, cómo nos ama Dios a todos. Entonces empezamos a convertirnos en sus seguidores.
Esto significa compartir su vida y su destino: «donde esté yo, allí estará mi servidor». Esto es ser cristiano: estar donde estaba Jesús, ocuparnos de lo que se ocupaba él, tener las metas que él tenía, estar en la cruz como estuvo él, estar un día a la derecha del Padre donde está él.
¿Cómo sería una Iglesia «atraída» por el Crucificado, impulsada por el deseo de «servirle» solo a él y ocupada en las cosas en que se ocupaba él?
¿Cómo sería una Iglesia que atrajera a la gente hacia Jesús?
José Antonio Pagola. 5 Cuaresma – B (Juan 3,14-21) 22 de marzo 2015
Quinto - Cuaresma Jr 31,31-34; He 5,7-9; Jn 12,20-33
Queremos ver a Jesús
1) Me he puesto ante los textos y, ante todo: Señor (a Felipe) quisiéramos VER JESUS (creyentes de habla griega en la Diáspora). Esto nos interesa mucho: VER Jesús - quiero verlo, yo también!
No puedo menos de recordar lo que tanto sorprendió a nuestro San Ignacio, en Manresa -como él mismo hace mención al autobiografía-, cuando la persona más espiritual que él conoció en Cataluña -una mujer de Manresa le sorprendió: Oh , quisiera mi Señor JC, que SE OS QUIERA APARECER UN DÍA! Él se detiene, al oírlo, tomándoselo a la letra Jesús escucha la petición de los griegos (y la de Ignacio), y los invita a verlo. Es necesario que, antes, sintonicen con su onda: Ha llegado la hora (cuando Caná, aunque no era llegada), en la que el Hijo del hombre sea glorificado .. ¿Qué significa glorificar? Es decir, Jesús nos lleva a su terreno, y hace de buen topógrafo y guía = VER qué Jesucristo ?: Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto = auténtico anuncio de la Pasión, que sentiremos el próximo domingo de Ramos en versión de Marcos. Con emoción profundiza el pasaje de Hebreos. Los que me quieran VER -yo tengo otra estética- SI AMAN LA VIDA, LA PIERDEN (en este mundo): hay SALIR DE UN MISMO, los mundos pequeños cerrados .. y peregrinar a mi. Muchos -diría Paz, refiriéndose al definitivo encuentro y visión que tiene lugar en la muerte- querrían ser revestidos de la inmortalidad sin, antes, fueron despojados de la 1ª ropa. Esto nos pasa a menudo a nosotros: VER JESÚS, pero sin cursillo de capacitación -la comparación es inexactíssima, ya que se trata de un regalo, pero ya se entiende que hablo de una disponibilidad que no consista sólo en palabras:
-amar a su Padre (en cuanto hombre, que él lo era también)
-ser totalmente vulnerable respecto a los hermanos -en nombre de los que respondía
Esto CONLLEVA UN CAMINO DURO DE ASIMILACIÓN, que él aprendió (como hombre) con lágrimas (Carta Hebreos = obedecer, amar del todo .. y NO SE LA ACABA DE CREER nuestra psicología, el instinto ...) No deja de ser interesante la reacción del hombre-Cristo, que remarca el texto evang .: En este momento ME SIENTO turba. ¿Qué debo decir? ¿Padre, sálvame DE ESTA HORA ?. ¿No, es para llegar a esta hora que yo he venido ?. PADRE, glorifica tu NOMBRE ... Versión juánica de Getsemaní y del Padrenuestro . Y EL PADRE se la escucha, POR SU SUMISIÓN (He). Yo lo he glorificado, PERO glorificarlo!
De este modo, SE HA CONVERTIDO EN FUENTE DE SALVACIÓN para todos los que le obedecen.
Y yo, cuando sea levantado (Cruz y Resurrección vez) atrae todo hacia MÍ.
Algunos, Señor -no hay por ello convertirse en santo canonizado- desde su pequeñez TE HAN CREÍDO y SE HAN refino, y ayudándose de la oración y de tu modelo de entrega, HAN SALIDO DE ELLOS MISMOS y han tenido -hasta en esta etapa de la vida- chispas de VISIÓN y de transfiguración. Haz, Señor, que lo entienda eso yo también para que AHORA, TE PUEDA VER un poco, como PREPARACIÓN Y pregustación lo que vendrá después !: que el interés que ponga ahora, se convierta en un test de mi sinceridad ...! Y, volviendo a nuestro S. Ignacio, dice él -previo un proceso de purificación y fidelidad-que vio JC en Manresa, muchas veces: si dijera 20 o 40 no osaría considerarlo mentira. Y, después, una vez en Jerusalén y otra vez caminando cerca de Padua ..2) Para llegar a este CAMBIO, me doy cuenta que necesito toda una TRANSFORMACIÓN DEL CORAZÓN = este cambio no puede ser sólo opus meum; es necesario que se convierta opus Dei.
Jeremías nos ha prometido, por el futuro, este CAMBIO DEL CORAZÓN que Dios mismo propiciará y que pide el Salmo = la SIMPLIFICACIÓN DE LA VIDA MORAL:
-QUE, De la ley del no hagas aquello, o haz otro,
-o que de mis adulterios con las criaturas,
-y de mis idolatrías con falsas divinidades,
PASE a la atención amorosa a un TU DIVINO, que quiero y que me hace presente;
-que me interese, por encima de todo, de SER CONTIGO
-que tenga bien claro que la religiosidad
-cuando ya no es diálogo personal de un YO-abierto a un TU-dado, o
-cuando se desconecta de lo que nos dice tu Palabra, y
-de la confesión -siempre renovada- de qué te necesitamos para lograr esta ascensión que me supera ..; EN OTRO CASO, nuestro cristianismo -digo- convierte entonces PURA RELIGIOSIDAD NATURAL, legalismo, judaización rabínica y vaciamiento de sentido. Si hiciéramos un balance de estos 5 domingos de Cuaresma del ciclo B y de su pórtico de Miércoles de Ceniza, nos daríamos cuenta de cómo ha querido abrir nuevas perspectivas y reestructurar nuestra trayectoria de cristianos. Me atrevo a decir que hoy, en una especie de inclusión, apoyamos tanto el mensaje del 1er domingo de las tentaciones en el desierto y como el del 2º, de testigo del Padre, semejante al de la Transfiguración en perspectiva, sin embargo, del 4º Evangelio -ya no de Marcos-. Domingo de Ramos y la Vigilia Pascual nos sitúan ya en el núcleo de los acontecimientos en clave de Pasión, con las lecturas de la Pasión de San Marcos y del Siervo de YHWH y del triunfo Pascual. Tratamos de coronar bien lo que estos días hemos vivido y por lo que nos hemos preparado como revisión de nuestro estilo de vida y de la RENOVACIÓN DEL COMPROMISO bautismos.
Evangelio según San Juan 12,20-33.
Entre los que habían subido para adorar durante la fiesta, había unos griegos que se acercaron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le dijeron: "Señor, queremos ver a Jesús". Felipe fue a decírselo a Andrés, y ambos se lo dijeron a Jesús.
El les respondió: "Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado.
Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna. El que quiera servirme que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre. Mi alma ahora está turbada, ¿Y qué diré: 'Padre, líbrame de esta hora'? ¡Si para eso he llegado a esta hora! ¡Padre, glorifica tu Nombre!". Entonces se oyó una voz del cielo: "Ya lo he glorificado y lo volveré a glorificar". La multitud que estaba presente y oyó estas palabras, pensaba que era un trueno. Otros decían: "Le ha hablado un ángel".
Jesús respondió: "Esta voz no se oyó por mí, sino por ustedes.
Ahora ha llegado el juicio de este mundo, ahora el Príncipe de este mundo será arrojado afuera; y cuando yo sea levantado en alto sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí".
Jesús decía esto para indicar cómo iba a morir.
Cardenal José Ratzinger [Benedicto XVI, papa de 2005 a 2013]
Vom Sinn des Christseins 1965
"Si muere da mucho fruto..."
Ser cristiano significa, en primer lugar, separarse del egoísmo que no vive más que para sí mismo, para entrar en una orientación profunda de la vida hacia los demás. En el fondo, todas las grandes imágenes de la Escritura traducen esta realidad. La imagen de Pascua (...), la imagen del Éxodo (....), que empieza con Abrahán y que permanece como ley fundamental a lo largo de la historia sagrada. Todo ello es expresión de este mismo movimiento fundamental que consiste en desprenderse de una existencia replegada sobre sí misma.
El Señor Jesús anunció esta realidad de la manera más profunda en la ley del grano de trigo que manifiesta, al mismo tiempo, que esta ley esencial no sólo domina toda la historia sino que marca, desde el principio, la creación entera con el sello de Dios: “En verdad os digo, si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo y no da fruto; pero si muere dará mucho fruto.”
En su muerte y resurrección, Cristo cumplió la ley del grano de trigo. En la eucaristía, en el pan de trigo, se hizo verdaderamente el fruto centuplicado (Mt 13,8) del que vivimos todavía y siempre. Pero en el misterio de la santa eucaristía donde permanece para siempre “aquel que es para nosotros”, nos invita a entrar, día tras día, en esta ley que no es más que la expresión de la esencia del amor auténtico (...): salir de si mismo para servir al otro. El movimiento fundamental del cristianismo no es, en último análisis, otra cosa que el simple movimiento del amor por el que participamos en el amor creador de Dios mismo.
Catalina nació en Génova en la primavera de 1447, de la noble familia Fieschi.
Muy joven fue desposada con julio Adorno (13-1-1463); matrimonio no por amor, sino provocado por el oportunismo político al que fue sometida. Los primeros años fueron tristes y desolados, por el carácter difícil del esposo. Catalina logró superar la crisis, después de la visión de Cristo derramando sangre (22-3-1473). Desde entonces se dedicó mas aun al ejercicio de la caridad.
Las oraciones, los sacrificios y el ejemplo de Santa Catalina dieron provocaron la conversión de su esposo. A los treinta años (1478) se retiró con el marido a vivir en el hospital civil de Parnmatone poniéndose a tiempo completo al servicio de los enfermos de los cuales vino a ser una humilde enfermera y sucesivamente, administradora y rectora (1489).
Fue dotada por Dios de excepcionales gracias y es contada entre las mas grandes místicas.
De su experiencia personal de purificación nació su brillante "Tratado del Purgatorio". Determinante fue su influjo en la vida eclesial de su tiempo, con el Movimiento del Divino Amor - por ella inspirado, sobre la espiritualidad moderna a través de la Escuela Francesa de los siglos XVI - XVII que sintió mucha admiración por ella. Murió consumida por el fuego devorante del amor al alba del 15 de Septiembre de 1510.
Fue canonizada en 1737 por el Papa Clemente XII. Pío XII, en 1943, la proclamó "Patrona de los Hospitales Italianos".
Oremos
Oh gloriosa Santa Catalina, digna hija del pobrecillo de Asís, que te emulaste en la piedad por la Pasión de Jesús y en el ardor de la caridad, tanto que llegaste a hacer de tu vida un continuo acto de amor por Dios y por el prójimo, vuelve a nosotros tu mirada.
Haz que en nuestros corazones se encienda por lo menos una chispa de tu ardiente amor, que arrancándonos de los lazos del pecado, nos una siempre más al Señor.
Sé todavía hoy la suave consoladora de los enfermos, obteniéndoles con la salud del cuerpo, la paz y la alegría del alma.
Extiende también tu oración sobre las almas del Purgatorio, a fin de que, cuanto antes puedan gozar la plena posesión de Dios.
Libéranos de las desgracias, aleja de nosotros todo peligro y obténnos la gracia de merecer, practicando la virtud, la gloria del Paraíso. Amen.
El balcón del Ángelus
"La hora de la Cruz, la más oscura de la historia, es la fuente de salvación"
El Papa pide a la comunidad internacional que proteja el agua y garantice su acceso
"Les regalo un Evangelio de bolsillo, llévenlo con ustedes, para leerlo frecuentemente"
RV, 22 de marzo de 2015 a las 12:19
Nuestro testimonio de fe, pobre pero sincera, el mejor ejemplo para los que aún no han conocido a Jesús
(RV).- Después de la breve e intensa visita apostólica de ayer a Nápoles y a Pompeya, este domingo el Santo Padre se asomó a la ventana del Palacio Apostólico Pontificio para rezar junto a los miles de fieles y peregrinos llegados de diversas parte del mundo, la oración mariana del Ángelus dominical, en el V domingo de Cuaresma.
En la alocución que precede al rezo a la Madre Dios, el Papa Francisco ha estado reflexionando sobre el Evangelio del día centrando nuestra atención en un particular: el evangelista Juan narra que algunos griegos, judíos, se dirigen al apóstol Felipe pidiéndole ver a Jesús (Jn 12:21).
Así pues, explica que estas palabras van más allá de un determinado episodio, porque expresan algo universal: se revela un deseo que atraviesa todas las épocas y las culturas, un deseo presente en los corazones de muchas personas que han oído hablar de Jesucristo pero que no lo han encontrado aún.
"Jesús - dijo el Papa - respondiendo al pedido de poderlo ver, pronuncia una profecía que devela su identidad e indica el camino para conocerlo verdaderamente: «Ha llegado la hora que el hijo del hombre sea glorificado» (Jn 12,23)".
"La hora de la Cruz, la más oscura de la historia es también la fuente de salvación para cuantos creen en Él", nos dice Francisco, porque es "una fuente inagotable de vida nueva que lleva en sí misma la fuerza regeneradora del amor de Dios".
De ahí que el romano Pontífice, Padre y Pastor de la Iglesia Universal, haya exhortado a todos los cristianos a ofrecer a las personas que quieren conocer a Jesús tres cosas: el Evangelio, en donde podemos encontrar a Jesús, escucharlo y conocerlo; el crucifijo,signo del amor de Jesús que se ha entregado por nosotros, y nuestro testimonio de fe, pobre pero sincera, que se traduce en simples gestos de caridad fraterna.
Texto completo de las palabras del Papa antes de rezar el Ángelus
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En este Quinto domingo de Cuaresma, el evangelista Juan nos llama la atención con un particular curioso: algunos "griegos", judíos, llegados a Jerusalén para la fiesta de la Pascua, se dirigen al apóstol Felipe, y le dicen: "Queremos ver a Jesús" (Jn 12:21). En la ciudad santa, donde Jesús fue por última vez, hay mucha gente. Están los pequeños y los sencillos, que han acogido festivamente al profeta de Nazaret reconociendo en Él al Enviado del Señor. Están los sumos sacerdotes y los líderes del pueblo, que lo quieren eliminar porque lo consideran herético y peligroso. También hay personas, como esos "griegos", que están curiosos de verlo y de saber más acerca de su persona y de las obras que Él ha realizado, la última de las cuales - la resurrección de Lázaro - ha causado mucha sensación.
"Queremos ver a Jesús": estas palabras, al igual que muchas otras en los Evangelios, vanmás allá del episodio particular y expresan algo universal; revelan un deseo que atraviesa épocas y culturas, un deseo presente en los corazones de muchas personas que han oído hablar de Cristo, pero no lo han encontrado aún. "Yo deseo ver a Jesús", así siente el corazón de esta gente.
Respondiendo indirectamente, en modo profético, a aquel pedido de poderlo ver, Jesús pronuncia una profecía que revela su identidad e indica el camino para conocerlo verdaderamente: "Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado". (Jn 12,23). ¡Es la hora de la Cruz! Es la hora de la derrota de Satanás, príncipe del mal, y del triunfo definitivo del amor misericordioso de Dios. Cristo declara que será "levantado en alto sobre la tierra" (v. 32), una expresión con doble significado: "levantado" porque crucificado, y "levantado" porque exaltado por el Padre en la Resurrección, para atraer a todos a sí mismo y reconciliar a los hombres con Dios y entre sí. La hora de la Cruz, la más oscura de la historia, es también la fuente de salvación para todos los que creen en Él.
Continuando en la profecía sobre su Pascua ya inminente, Jesús usa una imagen sencilla y sugestiva, aquella del "grano de trigo" que caído en la tierra, muere para dar fruto (cfr. v. 24). En esta imagen encontramos otro aspecto de la Cruz de Cristo: el de la fecundidad. La cruz de Cristo es fecunda. La muerte de Jesús, de hecho, es una fuente inagotable de vida nueva, porque lleva en sí la fuerza regeneradora del amor de Dios. Inmersos en este amor por el Bautismo, los cristianos pueden convertirse en "granos de trigo" y dar mucho fruto, si al igual que Jesús, "pierden propia la vida" por amor a Dios y a los hermanos (cfr. v. 25).
Por esta razón, a aquellos que aún hoy "quieren ver a Jesús", a los que están en la búsqueda del rostro de Dios; a quien ha recibido una catequesis cuando era pequeño y luego no la ha profundizado más y quizás ha perdido la fe; a tantos que aún no han encontrado a Jesús personalmente... a todas estas personas podemos ofrecerles tres cosas: el Evangelio; el Crucifijo y el testimonio de nuestra fe, pobre pero sincera. El Evangelio: ahí podemos encontrar a Jesús, escucharlo, conocerlo. El Crucifijo: signo del amor de Jesús que se entregó por nosotros. Y luego, una fe que se traduce en gestos simples de caridad fraterna. Pero principalmente en la coherencia de vida: entre lo que decimos y lo que vivimos, coherencia entre nuestra fe y nuestra vida, entre nuestras palabras y nuestras acciones. Evangelio, Crucifijo y testimonio. Que la Virgen nos ayude a dar estas tres cosas.
Saludos del Papa después de la oración del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas,
No obstante el tiempo feo, han venido tantos ¡felicitaciones! Han sido muy valientes, también los maratonistas son valientes, los saludo con afecto.
Ayer estuve en Nápoles en visita pastoral. Quiero agradecer por la cálida acogida a los napolitanos, tan buenos. ¡Mil gracias!
Hoy celebramos la Jornada Mundial del Agua, promovida por las Naciones Unidas. El agua es el elemento más esencial para la vida, y de nuestra capacidad de custodiarlo y de compartirlo depende el futuro de la humanidad. Aliento, por lo tanto, a la Comunidad internacional a vigilar para que las aguas del planeta sean adecuadamente protegidas y nadie esté excluido o discriminado en el uso de este bien, que es un bien común por excelencia. Con San Francisco de Asís digamos: "Loado seas, mi Señor, por la hermana Agua, la cual es muy útil y humilde y preciosa y casta" (Cántico del Hermano Sol).
Saludo a todos los peregrinos presentes, en particular al Coro del "Conservatorio Profesional de Música" de Orihuela (España), los jóvenes del Collège Saint-Jean de Passy de París, los fieles de Hungría, y los grupos musicales del Cantón Ticino (Suiza). Saludo al Orden Franciscano Secular de Cremona, a la UNITALSI de Lombardía, el grupo dedicado al Obispo mártir Oscar Romero, que pronto será proclamado Beato; como así también a los fieles de Fiumicino, lo niños de la Primera Comunión de Sanbuceto, los chicos de Ravenna, de Milán y de Florencia, que han recibido desde hace poco la Confirmación o están por recibirla.
Y ahora, repetiremos un gesto ya realizado el año pasado: según la antigua tradición de la Iglesia, durante la Cuaresma se entrega el Evangelio a quienes se preparan para el Bautismo; así yo hoy les ofrezco a ustedes que están en la Plaza un regalo, un Evangelio de bolsillo. Les será distribuido gratuitamente por algunas personas sin techo, que viven en Roma. También en esto vemos un gesto muy bello, que le gusta a Jesús: los más necesitados son los que nos regalan la Palabra de Dios. ¡Tómenlo y llévenlo con ustedes, para leerlo frecuentemente! Cada día llevarlo en la cartera, en el bolsillo y leer a menudo un pasaje, cada día. ¡La Palabra de Dios es luz para nuestro camino! ¡Les hará bien, háganlo!
Les deseo a todos un feliz domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!