“Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos..., proclamando la Buena Noticia del Reino”

Mea culpa de Francisco a las víctimas de abusos

Se reúne con las víctimas y les agradece "la valentía al exponer la verdad"
Francisco pide perdón por "los crímenes de abusos sexuales" y "la complicidad" de la Iglesia
"No hay lugar en el ministerio de la Iglesia para aquellos que cometen estos abusos"

Desde hace tiempo un "profundo dolor, sufrimiento" y ha denunciado que haya estado "tanto tiempo oculto, tanto tiempo disimulado con una complicidad" que a su juicio, "no tiene explicación"

Francisco ha expresado su "dolor" por los "crímenes graves de abusos sexuales cometidos por el clero" y ha pedido perdón por ellos así como por el "pecado de omisión" cometido por algunos líderes de la Iglesia.

"Expreso mi dolor por los pecados y crímenes graves de abusos sexuales cometidos por el clero contra ustedes y humildemente pido perdón", ha apuntado durante la homilía de este lunes en la Casa Santa Marta donde ha celebrado una Misa con seis víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes, tres hombres y tres mujeres de Reino Unido, Alemania e Irlanda.

También les ha pedido perdón "por los pecados de omisión por parte de líderes de la Iglesia que no han respondido adecuadamente a las denuncias de abuso presentadas por familiares y por aquellos que fueron víctimas del abuso".

Esta actitud, según ha comentado, lleva a un "sufrimiento adicional" para quienes habían sido abusados y "puso en peligro a otros menores que estaban en situación de riesgo".

En este sentido, ha calificado de "culto sacrílego" estos abusos. "Es algo más que actos reprobables. Es como un culto sacrílego porque esos chicos y esas chicas le fueron confiados al carisma sacerdotal para llevarlos a Dios, y ellos los sacrificaron al ídolo de su concupiscencia. Profanan la imagen misma de Dios", ha remarcado.

Concretamente, ha indicado que siente desde hace tiempo un "profundo dolor, sufrimiento" y ha denunciado que haya estado "tanto tiempo oculto, tanto tiempo disimulado con una complicidad" que a su juicio, "no tiene explicación". Esto ocurrió, según ha matizado, "hasta que alguien sintió que Jesús miraba, y otro lo mismo y otro lo mismo y se animaron a sostener esa mirada" y contagiaron la conciencia de "este crimen y grave pecado".

El Papa se ha mostrado implacable y ha dicho con fuerza que "no hay lugar en el ministerio de la Iglesia para aquellos que cometen estos abusos" y se ha comprometido "a no tolerar el daño infligido a un menor por parte de nadie, independientemente de su estado clerical".

Además ha precisado que "todos los obispos deben ejercer sus oficios de pastores con sumo cuidado para salvaguardar la protección de menores y rendirán cuentas de esta responsabilidad", al tiempo que ha recalcado que seguirán "vigilantes en la preparación para el sacerdocio".

También ha denunciado que esas heridas "son fuente de profunda y a menudo implacable angustia emocional y espiritual e incluso de desesperación". Así, ha explicado que muchos de los que han sufrido esta experiencia "han buscado paliativos por el camino de la adicción", otros "han experimentado trastornos en las relaciones con padres, cónyuges e hijos" e incluso "han sufrido la terrible tragedia del suicido de un ser querido". Las muertes de estas personas, según ha indicado, "pesan en el corazón y en la conciencia de toda la Iglesia".

El Papa ha reconocido que los pecados de abuso sexual contra menores por parte del clero "tienen un efecto virulento en la fe y en la esperanza en Dios" aunque ha señalado que la presencia de las víctimas en Santa Marta "habla del milagro de la esperanza que prevalece contra la más profunda oscuridad".

Por otro lado, ha puesto de relieve "la valentía" de las víctimas "al exponer la verdad"porque, según ha dicho, "fue un servicio de amor" que "ha traído luz sobre una terrible oscuridad en la vida de la Iglesia".

"Hemos de hacer todo lo que sea posible para asegurar que tales pecados no vuelvan a ocurrir en la Iglesia", ha insistido, para destacar que en esta tarea cuenta "con los miembros de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores" para custodiar a "todos los menores, sean de la religión que sean" porque "son retoños que Dios mira con amor".

En esta línea ha dicho que la Comisión que preside el cardenal Sean O'Malley le ayuda "a asegurar que disponen "de las mejores políticas y procedimientos en la Iglesia Universal para la protección de menores y para la capacitación de personal de la Iglesia en la implementación de dichas políticas y procedimientos".

Hoy, según ha precisado Francisco, el corazón de la Iglesia mira los ojos de Jesús en esos niños y niñas "y quiere llorar". Por ello, ha pedido la "gracia de llorar ante los execrables actos de abuso perpetrados contra menores" y ha dicho que son actos que "han dejado cicatrices para toda la vida".

Esta fue la homilía del Papa en Santa Marta:

''La imagen de Pedro viendo salir a Jesús de esa sesión de terrible interrogatorio, de Pedro que se cruza la mirada con Jesús y llora. Me viene hoy al corazón en la mirada de ustedes, de tantos hombres y mujeres, niños y niñas, siento la mirada de Jesús y pido la gracia de su orar. La gracia de que la Iglesia llore y repare por sus hijos e hijas que han traicionado su misión, que han abusado de personas inocentes. Y hoy estoy agradecido a ustedes por haber venido hasta aquí.

Desde hace tiempo siento en el corazón el profundo dolor, sufrimiento, tanto tiempo oculto, tanto tiempo disimulado con una complicidad que no, no tiene explicación, hasta que alguien sintió que Jesús miraba, y otro lo mismo y otro lo mismo? y se animaron a sostener esa mirada.

Y esos pocos que comenzaron a llorar nos contagiaron la consciencia de este crimen y grave pecado. Esta es mi angustia y el dolor por el hecho de que algunos sacerdotes y obispos hayan violado la inocencia de menores y su propia vocación sacerdotal al abusar sexualmente de ellos. Es algo más que actos reprobables. Es como un culto sacrílego porque esos chicos y esas chicas le fueron confiados al carisma sacerdotal para llevarlos a Dios, y ellos los sacrificaron al ídolo de su concupiscencia. Profanan la imagen misma de Dios a cuya imagen hemos sido creados. La infancia, sabemos todos es un tesoro. El corazón joven, tan abierto de esperanza contempla los misterios del amor de Dios y se muestra dispuesto de una forma única a ser alimentado en la fe. Hoy el corazón de la Iglesia mira los ojos de Jesús en esos niños y niñas y quiere llorar. Pide la gracia de llorar ante los execrables actos de abuso perpetrados contra menores. Actos que han dejado cicatrices para toda la vida.

Sé que esas heridas son fuente de profunda y a menudo implacable angustia emocional y espiritual. Incluso de desesperación. Muchos de los que han sufrido esta experiencia han buscado paliativos por el camino de la adicción. Otros han experimentado trastornos en las relaciones con padres, cónyuges e hijos. El sufrimiento de las familias ha sido especialmente grave ya que el daño provocado por el abuso, afecta a estas relaciones vitales de la familia.

Algunos han sufrido incluso la terrible tragedia del suicido de un ser querido. Las muertes de estos hijos tan amados de Dios pesan en el corazón y en la conciencia mía y de toda la Iglesia. Para estas familias ofrezco mis sentimientos de amor y de dolor. Jesús torturado e interrogado con la pasión del odio es llevado a otro lugar, y mira. Mira a uno de los suyos, el que lo negó, y lo hace llorar. Pedimos esa gracia junto a la de la reparación.

Los pecados de abuso sexual contra menores por parte del clero tienen un efecto virulento en la fe y en la esperanza en Dios. Algunos se han aferrado a la fe mientras que en otros la traición y el abandono han erosionado su fe en Dios.

La presencia de ustedes, aquí, habla del milagro de la esperanza que prevalece contra la más profunda oscuridad. Sin duda es un signo de la misericordia de Dios el que hoy tengamos esta oportunidad de encontrarnos, adorar a Dios, mirarnos a los ojos y buscar la gracia de la reconciliación.

Ante Dios y su pueblo expreso mi dolor por los pecados y crímenes graves de abusos sexuales cometidos por el clero contra ustedes y humildemente pido perdón.

También les pido perdón por los pecados de omisión por partes de lideres de la Iglesia que no han respondido adecuadamente a las denuncias de abuso presentadas por familiares y por aquellos que fueron víctimas del abuso, esto lleva todavía a un sufrimiento adicional a quienes habían sido abusados y puso en peligro a otros menores que estaban en situación de riesgo.

Por otro lado la valentía que ustedes y otros han mostrado al exponer la verdad fue un servicio de amor al habernos traído luz sobre una terrible oscuridad en la vida de la Iglesia. No hay lugar en el ministerio de la Iglesia para aquellos que cometen estos abusos, y me comprometo a no tolerar el daño infligido a un menor por parte de nadie, independientemente de su estado clerical. Todos los obispos deben ejercer sus oficios de pastores con sumo cuidado para salvaguardar la protección de menores y rendirán cuentas de esta responsabilidad.

Para todos nosotros tiene vigencia el consejo que Jesús da a los que dan escándalos: la piedra de molino y el mar (cf. Mat 18,6).

Por otra parte vamos a seguir vigilantes en la preparación para el sacerdocio. Cuento con los miembros de la Pontificia Comisión para la

Protección de Menores, todos los menores, sean de la religión que sean, son retoños que Dios mira con amor.

Pido esta ayuda para que me ayuden a asegurar de que disponemos de las mejores políticas y procedimientos en la Iglesia Universal para la protección de menores y para la capacitación de personal de la Iglesia en la implementación de dichas políticas y procedimientos. Hemos de hacer todo lo que sea posible para asegurar que tales pecados no vuelva a ocurrir en la Iglesia.

Hermanos y hermanas, siendo todos miembros de la Familia de Dios, estamos llamados a entrar en la dinámica de la misericordia. El Señor Jesús nuestro salvador es el ejemplo supremo el inocente que tomó nuestros pecados en la Cruz, reconciliarnos es la esencia misma de nuestra identidad común como seguidores de Jesucristo. Volviéndonos a El, acompañados de nuestra Madre Santísima a los Pies de la Cruz buscamos la gracia de la reconciliación con todo el Pueblo de Dios. La suave intercesión de nuestra Señora de la Tierna Misericordia es una fuente inagotable de ayuda en nuestro viaje de sanación.

Ustedes y todos aquellos que sufrieron abusos por parte del clero son amados por Dios. Rezo para que los restos de la oscuridad que les tocó sean sanados por el abrazo del Niño Jesús, y que al daño hecho a ustedes le suceda una fe y alegría restaurada.

Agradezco este encuentro. Y por favor, recen por mi para que los ojos de mi corazón siempre vean claramente el camino del amor misericordioso, y que Dios me conceda la valentía de seguir ese camino por el bien de los menores. Jesús sale de un juicio injusto, de un interrogatorio cruel y mira a los ojos de Pedro, y Pedro llora. Nosotros pedimos que nos mire, que nos dejemos mirar, que lloremos, y que nos dé la gracia de la vergüenza para que como Pedro, cuarenta días después podamos responderle: ¿Vos sabéis que te amamos? y escuchar su voz. ¿Volver por tu camino y apacienta a mis ovejas? y añado ¿y no permitas que ningún lobo se meta en el rebaño?.'


El Papa, en el punto de mira de la mafia

200 presos se niegan a ir a misa y la "Ndrangheta" lleva una procesión a la casa de un padrino
La mafia desafía al Papa
"Un verdadero desafó a las palabras de excomunión de Francisco", dicen desde antimafia

El arzobispo de Reggio Calabria, monseñor Giuseppe Fiorini Morosini, propuso declarar una moratoria de diez años al uso de los padrinos en bautismos y confirmaciones, con el fin de evitar las infiltraciones criminales


El ataque del Papa Francisco contra la mafia no ha caído en saco roto. El ministro de Interior Angelino Alfano denunció este domingo el homenaje en Oppido Mamertina, en la región de Calabria, a un miembro de la "Ndrangheta". Al tiempo, 200 presos se negaron a ir a misa en protesta por la excomunión a estos criminales.

El pasado dos de julio una procesión con la virgen se desvió de su camino hacia la Iglesia para detenerse frente al domicilio de un viejo capo condenado a cadena perpetua por extorsión y asesinato. Los carabinieri presentes no pudieron hacer nada.

Es la respuesta de la organización criminal a las palabras del pontífice, que la excomulgó el pasado mes de junio tras el asesinato de un niño asegurando que "la ‘Ndrangheta es la adoración del mal, el desprecio del bien común".

Cerca de 200 mafiosos de una cárcel de alta seguridad protestaron el domingo por la postura del papa Francisco rechazando acudir a la misa.

El homenaje de la Virgen a un capo de la Ndrangheta ocurrió el 2 del actual en Oppido Mamertina, pequeño pueblo de la provincia de Reggio Calabria, famoso por ser escenario de una sangrienta guerra de clanes.

Según reveló el diario Quotidiano della Calabria, la imagen de la Madonna delle Grazie, que los fieles llevaban en andas, se detuvo durante 30 segundos y, para peor, se inclinó (hizo un "inchino") frente a la casa del padrino Giuseppe Mazzagatti, de 82 años y bajo arresto domiciliario por motivos de salud, pero condenado a cadena perpetua por diversos homicidios y asociación mafiosa. Allí los carabineros que escoltaban la procesión decidieron retirarse en señal de protesta.

Al conocerse la noticia, que generó una tormenta en Italia, el ministro del Interior, Angelino Alfano, definió el episodio como un "deplorable ritual" y felicitó a los carabineros que se distanciaron del hecho y que, luego, lo denunciaron.

Mientras que el obispo local, monseñor Francesco Milito, anunció "medidas enérgicas", el secretario de la Conferencia Episcopal Italiana y obispo de Cassano allo Jonio, monseñor Nunzio Galantino, precisó que no fue la Virgen quien se inclinó ante el padrino, "sino aquellos que llevaban la estatua".

El alcalde de Oppido Mamertina, Domenico Gainnetta, si bien tomó distancia del episodio, dijo: "Parece que se repitió una gestualidad que se da desde hace 30 años". Y el fiscal adjunto de la dirección antimafia de Reggio Calabria, Nicola Gratteri, consideró que el gesto significaba "un verdadero desafío a las palabras de excomunión del papa Francisco". No es la primera vez que suceden cosas de este tipo y que la criminalidad organizada se ve involucrada en ritos religiosos.Tanto es así que la semana pasada el arzobispo de Reggio Calabria, monseñor Giuseppe Fiorini Morosini, propuso declarar una moratoria de diez años al uso de los padrinos en bautismos y confirmaciones, con el fin de evitar las infiltraciones criminales y el uso instrumental de los sacramentos de parte de los clanes de la Ndrangheta.

En medio del revuelo, también trascendió que varios reclusos condenados por asociación mafiosa de la sección de alta seguridad de la cárcel de Larino, en la región del Molise, decidieron hacer huelga y no participar más de la misa dominical después de la excomunión del Papa. Lo reveló ayer a Radio Vatiana el arzobispo de Campobasso, Giancarlo Bregantini.

"Es algo sorprendente, que confirma que lo que dice el Papa marca las conciencias, porque la sección de alta seguridad de la cárcel de Larino, casi 200 personas, se rebeló ante esa frase" de excomunión, indicó. "Si estamos excomulgados, ¿para qué ir a misa?", habrían dicho los mafiosos.

Evangelio según San Mateo 9,32-38. 

En cuanto se fueron los ciegos, le presentaron a un mudo que estaba endemoniado. 

El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar. La multitud, admirada, comentaba: "Jamás se vio nada igual en Israel". Pero los fariseos decían: "El expulsa a los demonios por obra del Príncipe de los demonios". Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha." 

Concilio Vaticano II. Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia “Ad Gentes”, § 12 (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana)

 “Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos..., proclamando la Buena Noticia del Reino”

La presencia de los fieles cristianos en los grupos humanos ha de estar animada por la caridad con que Dios nos amó, que quiere que también nosotros nos amemos unos a otros (Jn 4,11). En efecto, la caridad cristiana se extiende a todos sin distinción de raza, condición social o religión; no espera lucro o agradecimiento alguno; pues como Dios nos amó con amor gratuito, así los fieles han de vivir preocupados por el hombre mismo, amándolo con el mismo sentimiento con que Dios lo buscó. Pues como Cristo recorría las ciudades y las aldeas curando todos los males y enfermedades, en prueba de la llegada del Reino de Dios, así la Iglesia se une, por medio de sus hijos, a los hombres de cualquier condición, pero especialmente con los pobres y los afligidos… Participa en sus gozos y en sus dolores, conoce los anhelos y los enigmas de la vida, y sufre con ellos en las angustias de la muerte. A los que buscan la paz desea responderles en diálogo fraterno ofreciéndoles la paz y la luz que brotan del Evangelio.

Trabajen los cristianos y colaboren con los demás hombres en la recta ordenación de los asuntos económicos y sociales. Entréguense con especial cuidado a la educación de los niños y de los adolescentes… Tomen parte, además, los fieles cristianos en los esfuerzos de aquellos pueblos que, luchando con el hambre, la ignorancia y las enfermedades, se esfuerzan en conseguir mejores condiciones de vida y en afirmar la paz en el mundo…

La Iglesia, con todo, no pretende mezclarse de ninguna forma en el régimen de la comunidad terrena. No reivindica para sí otra autoridad que la de servir, con el favor de Dios, a los hombres con amor y fidelidad.

La ciudad de Taiyuan, en la provincia de Shanxi, también en China, pasión de los santos mártires Gregorio Grassi y Francisco Fogolla, obispos de la Orden de los Hermanos Menores, y de otros veinticuatro compañeros, todos ellos asesinados por odio al cristianismo, durante la persecución llevada a cabo por los secuaces del movimiento de los Yihetuan. Sus nombres son: santos Elías Facchini, Teodorico Balat, presbíteros, y Andrés Bauer, religioso, de la Orden de Hermanos Menores; María Ermellina de Jesús (Irma) Grivot, María Paz (María Ana) Giuliani, María Clara (Clelia) Nanetti, María de Santa Natalia (Juana María) Kerguin, María de San Justo (Ana Francisca) Moreau, María Adolfina (Ana Catalina) Dierk, María Amandina (Paulina) Jeuris, Religiosas del Instituto de Franciscanas Misioneras de María; y también Juan Zhang Huan, Patricio Dong Bodi, Felipe Zhang Zhihe, Juan Zhang Jingguang, Juan Wang Rui, Tomás Shen Jihe, Simón Chen Ximan, Pedro Wu Anpeng, Francisco Zhang Rong, Matías Feng De, Santiago Yan Guodong, Pedro Zhang Banniu, Santiago Zhao Quanxin y Pedro Wang Erman.

San Gregorio Grassi

El obispo Gregorio Grassi (1833‑1900) es el jefe del grupo de los 28 mártires de la fe caídos bajo la espada de los boxers el 9 de julio de 1900 en Ta‑yuen‑fu. Noble figura de religioso, misionero y obispo. Nació en Castellazzo Bormida, (Alessandria), el 13 de diciembre de 1833, hijo de Juan Bautista y Paola Francisca Mocagetta.

Consagrado a la Virgen por su madre para que lo protegiera toda su vida.

El 2 de noviembre de 1848 ingresó al noviciado en Montiano (Forlì). El 17 de agosto de 1855, terminados los estudios, fue ordenado sacerdote. Pidió ser enviado a las misiones. Dos años después estaba en el colegio misionero de San Bartolomé all’Isola en Roma, preparándose para las misiones de China, hacia donde partió hacia fines de 1860. Visitó devotamente la Tierra Santa y llegó a Schang‑tong. Durante 40 años ejerció su dinámico apostolado, primero como misionero, luego, en 1876, como Obispo coadjutor con derecho a sucesión, y en 1891 como Vicario Apostólico del Shansi septentrional, donde dio notable desarrollo a la conquista misionera.

Hablaba perfectamente el chino. Fue rector del seminario indígena. Las visitas pastorales a las numerosas pequeñas comunidades cristianas distantes a veces hasta 450 kilómetros, hechas con diligencia, por caminos en extremo difíciles. En 1878 una terrible carestía, seguida de graves epidemias, con siete millones de víctimas, entre ellos 4.000 cristianos. También él sufrió el mal, infectado en la asistencia a los enfermos, pero se curó milagrosamente, y reinició sus recorridos apostólicos consolando, alentando, ayudando generosamente. En 40 años de misión, construyó 60 iglesias, entre ellas el santuario de Santa María de los Angeles, a 2.000 metros de altura. Asiduo en el confesionario y en la catequesis de niños y adultos, en la asistencia a los pobres y necesitados y en la defensa y apoyo a los misioneros. Dedicaba largas horas a la oración y meditación. Pensaba volver a Italia para recobrar las energías, pero otro viaje lo esperaba: el martirio. Tenía 67 años.

Espacio libre para Él

Hay gente que cuando se pone a hablar no deja espacio para los demás. Habla y habla sin parar. Ni que sea muy interesante llega un momento en que los interlocutores ya no aguantan, desconectan y esperan que termine de una vez.

¿No nos pasa también con la oración? Centrados en nuestros problemas, en nuestras luchas y misiones, dejamos espacio para Él?

Quizás si nos quisiera comunicar algo no podría. Para explicarlo de forma casera: Dios se diría a sí mismo: ese hijo o esa hija no paran de hablar. A ver si se callan un poco y les puedo comunicar lo que me gustaría decirle.          

El Señor habla fundamentalmente en la Palabra. Y también siempre que quiere y empleando todo tipo de medios. Habla por la naturaleza, por las incidencias de la vida, en el dolor y en el gozo, por la presencia de la gente, en el clamor frente a la injusticia, en la calle y en el santuario, de madrugada o a altas horas de la noche ...  Muchas veces, sin embargo, o no estamos atentos, o estamos demasiado distraídos, o estamos empeñados en nosotros mismos, o estamos hablando y charlando interiormente o exterior, sin dejar que sus palabras en lleguen. Su sintonía no entra en nuestro receptor porque está demasiado saturado.  

Una de las ventajas que tiene comenzar la oración en un rato de silencio o en la respiración consciente y bien acompasada se dejó cancha donde pueda brotar desde dentro de nosotros una moción interna, actual o pasada, que envuelve la palabra de Él. También es un buen consejo cuando meditamos el dejar espacios de silencio o de recogimiento afectivo por si Él quisiera inspirarnos. No podemos aplicar el ritmo que normalmente llevamos en el día intenso, al rato de oración.
No vale "ir al grano". No sólo a la oración, sino también a toda relación importante, familiar, de amistad, de pareja, de esos momentos especiales en los que nos hemos encontrado con una persona y por lo que sea ha creado un espacio de sintonía. Hay silencios que dicen más que muchas palabras. Sobran discursos cuando las miradas se encuentran.

Por favor, pues, tengamos un buen criterio para nuestra relación con Él; silencio, paz, espera, palabras pronunciadas sin prisa y corazón abierto para que pueda entrar y dar su opinión. Nos hace mucha falta.

DISCUSIONES

Oseas 8, 4-7. 11. 13; Sal 113B, 3-4. 5-6. 7ab-8. 9-10; Mateo 9, 32-38

“En aquel tiempo, presentaron a Jesús un endemoniado mudo. Echó al demonio, y el mudo habló. La gente decía admirada: -«Nunca se ha visto en Israel cosa igual.» En cambio, los fariseos decían: -«Éste echa los demonios con el poder del jefe de los demonios. »”Jesús no se suele detener demasiado, a veces nada, a discutir sobre su persona. Sigue yendo a pueblos y aldeas pues la gente estaba extenuada y abandonada como ovejas sin pastor. No creo que estén ahora los tiempos para dedicarnos a perder el tiempo en vanas discusiones intraeclesiales mientras tanta gente se aleja de Dios pues no llega a conocerlo. Pero a mucha gente le gusta seguir en discusiones vanas y vacías. Incluso desde fuera de la Iglesia se alienta a que los cristianos discutamos entre nosotros, y así no anunciemos el Evangelio. Están felices de tanto clericalismo.

“Con su plata y su oro se hicieron ídolos para su perdición. Hiede tu novillo, Samaria, ardo de ira contra él. ¿Cuándo lograréis la inocencia?” Ojalá volviésemos a la inocencia. ¡Cuántas almas sencillas han acercado tantas almas a Dios!. Personas anónimas en sus familias, religiosas en el silencio de su convento, sacerdotes en parroquias perdidas. Pero ahora, el ídolo de la opinión pública, hace que en seguida nos pidan la opinión, seamos populares y, se nos olvide trabajar por el Evangelio. Los que tienen que dar su opinión sobre todo “siembran viento y cosechan tempestades,” nada y vacío para que avance el Reino de Dios. Vamos a dejarnos de discusiones y vamos a volver a salir a la calle, a hacer entrar a Dios en nuestras familias, entre nuestros amigos, en nuestras parroquias. El mundo necesita a Jesucristo y los dones del Espíritu Santo; no podemos negárselo.
 La Virgen no discute: se fija en las necesidades de sus hijos y nos dice: “Haced lo que Él os diga,” sin meterse en mas charcos.

Curación de un mudo

Mateo 9, 32-38. Tiempo Ordinario. Cristo no se olvida de nosotros, Él desea seguir curando enfermos pero "le faltan" pies y manos.

Oración introductoria 

Jesús, me postro ante tu presencia con la seguridad de tu amor. Tu gracia puede moldear mi corazón, curarlo de esas debilidades que me alejan de tu amor. Compadécete de mí, soy tu oveja descarriada que te busca en esta oración. 

Petición 

Señor, sé que la mies es mucha y los trabajadores pocos. ¡Hazme un obrero de tu mies! 

Meditación del Papa Francisco 

Estas palabras nos sorprenden, porque todos sabemos que primero es necesario arar, sembrar y cultivar para poder luego, a su debido tiempo, cosechar una mies abundante. Jesús, en cambio, afirma que "la mies es abundante". ¿Pero quién ha trabajado para que el resultado fuese así? La respuesta es una sola: Dios. Evidentemente el campo del cual habla Jesús es la humanidad, somos nosotros. Y la acción eficaz que es causa del "mucho fruto" es la gracia de Dios, la comunión con él. Por tanto, la oración que Jesús pide a la Iglesia se refiere a la petición de incrementar el número de quienes están al servicio de su Reino.[...] 

Así, primero nace dentro de nuestro corazón el asombro por una mies abundante que sólo Dios puede dar; luego, la gratitud por un amor que siempre nos precede; por último, la adoración por la obra que él ha hecho y que requiere nuestro libre compromiso de actuar con él y por él» (S.S. Francisco, 16 de enero de 2014, Mensaje del Santo Padre para la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones)

Reflexión 

Después de que expulsó al demonio, comenzó a hablar el mudo. Así sucede con nuestra alma: aspira dones espirituales muy elevados y nosotros la tenemos callada con un demonio que le impide hablar todas las cosas buenas de Dios. Este demonio seguramente es nuestro orgullo y soberbia que nos mantiene tan irreconciliables con Dios como lo pudiesen estar la noche y el día al mismo tiempo. Sin embargo, para superar estos obstáculos que nos impiden ser santos sólo nos queda la esperanza de ser curados por Cristo. Sólo con su presencia permitiremos dejar hablar a nuestra alma todas esas palabras bellas que quiere transmitir de Dios, del perdón, del consuelo, del amor, de la paz. 

Hoy día Cristo no se olvida de nosotros. Él desea seguir curando enfermos y expulsando demonios, pero "le faltan" pies y manos, "le faltan" corazones y bocas, "le falta" la fuerza corporal de la juventud para que todos queden sanos. Podría permitir que el mundo se convirtiese en un instante pero no lo hace por respeto a nuestra libertad, el don más grande después de nuestra fe. 

Qué hermosa lección sacaríamos de este evangelio si nos diésemos cuenta de esta compasión que siente Jesucristo por nosotros.

Compasión de ver a tantas ovejas sin pastor y que sienten la necesidad de recibir la salud pero que no pueden por falta de esos pastores entregados y generosos.

Pidamos a Cristo que nos envíe hombres y mujeres que no teman dar su vida para seguir a Cristo incondicionalmente. 

Propósito 

Organizar mi tiempo para participar, en una Hora Eucarística por las vocaciones. 

Diálogo con Cristo 

Acéptame, Jesús, como uno de los tuyos, como un fiel seguidor dispuesto a todo por tu Reino. 

Autor: P Mariano de Blas | Fuente: Catholic.net

”Venid, benditos de mi Padre”

La palabra más bella que pueda Dios decirte es: "Venid" La invitación personal a acercarnos sin temor a Él.

Venid, benditos de mí Padre, a tomar posesión del Reino de los Cielos

Las palabras más bellas que pueda Dios decir a una criatura son ésas: ‘Venid’: la invitación personal a acercarnos sin temor; venid a mi mesa, venid a mi huerto, entrad en mi amistad. 

Benditos de mí Padre: Tener la bendición de Dios en la vida es la máxima seguridad, porque esa bendición transforma tu vida entera en una amorosa felicidad. 

A tomar posesión del Reino de los Cielos: Te daré la mitad de mi Reino, te doy mi Reino, se nos dice aquí; el Reino de Dios, ¡qué grande es, qué hermoso es, qué tuyo es! Aquí tienes la llave, pequeño príncipe del gran Reino. Te sonaba muy exigente el precio, porque te hablaban de cruz y renuncia, y ahora que eres dueño del castillo, ¿qué opinas? ¿Barato, muy caro, inefable? "Juego de niños", dijo uno del precio, cuando se lo mostraron, aunque lo maltrataron como a un mártir, y apostó por ese Reino; nadie se lo pudo arrebatar. 

¿Por qué luchas en la vida? ¿Por qué te matas y trabajas y oras? ¡Qué rico eres y qué rico vas a ser, cuando te entreguen las llaves de un Reino eterno! Tienes que saber esperar y luchar y morir por ese Reino. 

Tienes que estar en pie de lucha, debes funcionar con metas, estar hecho de urdimbre de guerrero. 

Disfruta de la lucha también en las artes de la paz, y pelea por la santidad lo mismo que por ganar almas para Dios. 

La vida bien entendida es lucha, aventura apasionante, en la que se debe escalar la alta cima con lo mejor del propio esfuerzo, con todo lo que dé el alma y las uñas y el corazón. 

En marcha pues, luchador; ármate de valor y fuego, de hambre de Dios y de cumbres: las cumbres te esperan. 

Dios te dice desde arriba: Te espero, te he esperado muchos siglos; aquí te quiero ver, herido, rasguñado, enflaquecido por el esfuerzo, pero entero el corazón, para darte el eterno abrazo de la victoria. En marcha, luchador, te esperan las cumbres. 

Has caído en mil batallas y ésa es la brecha abierta en tus murallas, pero hoy es tu fe más grande que todas las derrotas sufridas, y debes surgir de tus cenizas como el Ave Fénix. 

¿Puedes? Si crees, puedes, apoyado en el Dios de los ejércitos. 

Está visto que para llegar a santo tienes que pelear mil batallas pequeñas y grandes, y admitir en el presupuesto también polvo y derrotas; no será fácil, nunca lo ha sido; por eso solo unos pocos se arriesgan. ¿Quieres ser de esos pocos?, ¿quieres pagar el precio y correr la aventura de Dios, la sagrada aventura de los grandes hombres? Te animan otros que tan pobres como tú, tan miserables como tú, tan nada como tú, supieron llegar. Tú llegarás como ellos. 

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