Proclamen que el Reino de los Cielos está cerca

DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO (A)  6 de julio de 2014. Mt 11, 25-30.

Tengo la impresión de que actualmente hay muchas personas que se encuentran inmersas en un remolino que los sacude y los lleva a la exclusión o los empuja a un callejón sin salida.

Desestructuraciones familiares, fracasos laborales, trabajos precarios con horarios imposibles, (y todo en nombre de la mejora económica global!); incomunicación y ruptura de la relación en muchas parejas, corruptelas de todo tipo, vacío y pérdida de sentido de la vida, problemas psicológicos profundos y duraderos; toda una serie de situaciones que empujan a vivir desesperanzadamente y con un sentimiento de soledad. Quizás debemos decir: ¡ya basta! Gracias a Dios, no todos lo viven de esta manera y también son muchos los que trabajan para aliviar y curar estas heridas. Luchan por la propia dignidad y la de los demás. Sin embargo, y seguramente con razón, tal vez están cansados​​.

¿Qué hemos oído en el Evangelio? «... Yo os haré descansar ... encontrará el reposo que tanto deseabais, ... mi yugo es suave y mi carga ligera »; actitudes y sentimientos que ahora deseamos sentir y vivir; así nos quiere Jesús como discípulos.

Cuando Jesús dice estas palabras, debemos tener presente que es un resumen de la actitud espiritual que intentaba transmitir a sus discípulos y que contrastaba con las propuestas que los escribas enseñaban al pueblo.

Cuando dice: "Venid a mí todos los que fatigados y agobiados »no nos está hablando de un cansancio físico, sino de un cansancio moral ante el agobio que significaba seguir la maestría de los escribas en el que todo estaba previsto, todo estaba minuciosamente establecido, hasta el punto de que la vida interior quedaba tan trabada, con una rigidez tal que se hacía muy difícil de soportar. Era el miedo de transgredir lo que estaba mandado, y era el miedo que Dios te castigara por tu falta. También hoy podemos encontrarnos, en todo tipo de ámbitos, la rigidez mental, que provoca a menudo desestructuraciones, fracasos, precariedad, ruptura de relaciones. En las grandes decisiones que afectan a toda la sociedad, como la economía, hay unas leyes rígidas e implacables y que nos quieren hacer creer que llevan el vestido de la flexibilidad, pero la verdad es que sólo velan por los intereses de unos pocos. No acogen, excluyen. Decisiones tomadas por sabios y entendidos. En cambio, las palabras de Jesús que nos dice que es «manso y humilde de corazón», tienen esa calidez que ensancha el corazón de quien las acoge. Es el camino de la liberación interior.

Para vivir este camino que abre el corazón, hay una actitud de vida que Él mismo nos indica: hacerse discípulo (es decir, la capacidad de vivir en comunión con Él); aceptar un yugo suave (este yugo es la ley del amor) y una carga ligera (el compromiso de amar y servir a los hermanos). 

Para avanzar en el camino de la liberación interior es importante que nos demos cuenta de que estas actitudes que Jesús pidió a los discípulos y que nos pide, ahora en nosotros, él mismo las puso en práctica. Efectivamente, toda su vida ha sido una vida para los demás, una vida para nosotros. Su deseo es el de vivir en comunión con sus discípulos hasta compartir la oración, la relación íntima con el Padre. Nos damos cuenta cuando hemos escuchado: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado a la gente sencilla, que has escondido a los sabios y entendidos. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. El Padre lo ha puesto todo en mis manos ». Y termina la oración: "nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiere revelar ». Así pues, la comunicación en el amor se convierte en el criterio de la relación Dios, con los demás y con la ley y las costumbres. Con él, aprendemos que servir es, sobre todo, hacer las cosas para el bien del otro, para su crecimiento, con paciencia, sin que nos domine la necesidad y la urgencia de que el servicio nos sea debidamente reconocido. En definitiva, cuando Jesús nos invita a vivir como él lo hizo nos está diciendo: yo me fío de ti.

Nuestro liberación interior comienza cuando decimos, con plena convicción: yo me fío de tí, Señor! Y esta confianza, que surge de la entraña del hombre, es la que hará que la carga de ser discípulo sea ligera. Porque la liberación interior vaya transformando el corazón hay un segundo aspecto que va íntimamente unido al primero y es cuando decimos al prójimo: yo me fío de ti. Te transmito esa confianza que me tienen a mí; la que yo vivo interiormente. Hay que añadir, en este camino de la liberación interior, la actitud que Jesús nos ha manifestado cuando nos decía: «soy manso y humilde de corazón».

Efectivamente, hay que asumir como propias estas actitudes que se deberían encontrar en corazón del creyente. Ver lo bueno que hay en el otro y en las cosas, y lo bueno que hay en ti mismo. Y reconocer que la bondad en la mirada es un don que hemos recibido y que debemos acoger con agradecimiento, porque el humilde de corazón ve la vida como un tesoro que le ha dado y está profundamente contento cuando tiene el placer de compartirlo.

Entonces descubrimos que nosotros no somos los protagonistas, y diremos con el salmista: «Todas las obras del Señor son fieles, sus obras son obras de amor. el Señor sostiene a los que están a punto de caer, los que han tropezado, él endereza ».

LA INTERCESION

En la Comunidad de Jesús hay un grupo de enintercesores a la que se suman quienes desean pedir para que muchos conozcan el amor de Dios y vivan la experiencia de Su Misericordia.

Mientras celebramos los talleres de oración, un grupo de personas pide al Señor por los participantes, para que Dios les conceda la gracia de vivir la experiencia de Su amor. Constato una y otra vez el poder de la oración de intercesión: la gracia de Dios actúa y lo hace a fondo.

 

"Interceder, pedir en favor de otro, es, desde Abraham, lo propio de un corazón conforme a la misericordia de Dios. En el tiempo de la Iglesia, la intercesión cristiana participa de la de Cristo: es la expresión de la comunión de los santos. En la intercesión, el que ora busca “no su propio interés sino [...] el de los demás” (Flp 2, 4), hasta rogar por los que le hacen mal (cf. San Esteban rogando por sus verdugos, como Jesús: cf Hch 7, 60; Lc 23, 28. 34)." Catecismo 2635. Te invito a sumarte a esta comunidad de intercesores de los talleres de oración, retiros y ejercicios espirituales. ¿Qué tienes que hacer? Interceder ante Dios por todos los participantes, especialmente por los más alejados y necesitados. 

Le propongo rezar con fervor esta oración ante Cristo Eucaristía o ante Cristo Crucificado.

 

Señor, Vengo ante ti como el menor de tus hijos, atraído por la bondad de tu Corazón y por el ejemplo de tu Madre en las bodas de Caná. Cuando María acudió a ti a pedir por aquellos esposos en apuros, tú la escuchaste: les concediste el mejor vino. Por medio de María te presento hoy mis plegarias por cuantos se encuentran participando en…… LA EUCARISTÍA, ORACION, JORNADAS, ACTIVIDADES… Como el buen ladrón, me atrevo a implorar tu misericordia para mis hermanos. Estoy seguro de que me escucharás, como atendiste las súplicas del centurión y de la cananea. (Guarde un minuto de silencio, en actitud humilde, contemplando como un mendigo la herida fecunda del costado traspasado de Jesús; muéstrale al Señor un corazón lleno de fe, de confianza y amor). A los sedientos que te buscan: que te hallen, Señor. A quienes llaman a tu puerta: ábreles, Señor. A quienes se encuentran abatidos: restáuralos, Señor. A quienes están heridos: sánalos, Señor. A quienes necesitan paz: dales tu Espíritu. A quienes se sienten solos: recuérdales que allí tienen a María, su Madre. A quienes tienen miedo o un corazón endurecido: cautívalos con tu mirada.

A quienes quieren mejorar su comunicación contigo: muéstrales la belleza de tu rostro. A quienes anhelan una mayor intimidad contigo: abrázalos con el fuego de tu amor. A quienes han descubierto el tesoro de tu Eucaristía: que perseveren a tu lado hasta el final. A todos, concédeles que por obra del Espíritu Santo reciban la gracia de encontrase contigo, vivir la experiencia de tu misericordia y ser testigos de lo que han visto y oído en la oración.Señor: Que hoy prueben y quieran más. Amén

Evangelio según San Mateo 10,1-7. 

Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia. Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó. 

A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: "No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos. Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. 

Papa Francisco 
Audiencia general del 10/04/2013 (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana)

“Proclamen que el Reino de los Cielos está cerca”

Debemos tener la valentía de la fe y no dejarnos guiar por la mentalidad que nos dice: «Dios no sirve, no es importante para ti», y así sucesivamente. Es precisamente lo contrario… ¡Dios es nuestra fuerza! ¡Dios es nuestra esperanza! Queridos hermanos y hermanas, debemos tener nosotros, en primer lugar, bien firme esta esperanza y debemos ser de ella un signo visible, claro, luminoso para todos…

Nuestra esperanza de cristianos es fuerte, segura, sólida en esta tierra, donde Dios nos ha llamado a caminar, y está abierta a la eternidad, porque está fundada en Dios, que es siempre fiel… Que haber resucitado con Cristo mediante el Bautismo, con el don de la fe, “para una herencia que no se corrompe” (Rm 6,4), nos lleve a buscar mayormente las cosas de Dios… Ser cristianos no se reduce a seguir los mandamientos, sino que quiere decir ser en Cristo, pensar como Él, actuar como Él, amar como Él; es dejar que Él tome posesión de nuestra vida y la cambie, la transforme, la libere de las tinieblas del mal y del pecado.

Queridos hermanos y hermanas, a quien nos pida razón de la esperanza que está en nosotros (cf. 1 P 3,15), indiquemos al Cristo resucitado. Indiquémoslo con el anuncio de la Palabra, pero sobre todo con nuestra vida de resucitados. Mostremos la alegría de ser hijos de Dios, la libertad que nos da el vivir en Cristo, que es la verdadera libertad (Rm 8,21), la que nos salva de la esclavitud del mal, del pecado, de la muerte. Miremos a la Patria celestial: tendremos una nueva luz también en nuestro compromiso y en nuestras fatigas cotidianas. Es un valioso servicio que debemos dar a este mundo nuestro, que a menudo no logra ya elevar la mirada hacia lo alto, no logra ya elevar la mirada hacia Dios.

San Nicolas Pieck

San Nicolas Pieck y Compañeros, Mártires. En 1572 los calvinistas ahorcaron en Gorkum , Suiza, a 19 sacerdotes y religiosos a causa de su fe católica.    Once mártires eran frailes menores de la Observancia, entre ellos se contaban San Nicolás Pieck, guardián del convento de Gorkum y San Jerónimo Weerden, su vicario.   Junto con ellos fueron ejecutados Juan Van Oosterwyk, canónigo regular de San Agustín, los sacerdotes diocesanos Leonardo Vechel, Nicolás Janssen y Godofredo Van Fuynen.

Luego que el destacamento calvinista conocido con el nombre de la "armada de los piratas" se apoderara de la ciudad de Gorkum, el grupo estuvo a merced de los soldados y sometidos a sus crueles tratos como consecuencia del odio a la de los calvinistas y a la negativa del grupo de revelar dónde habían ocultado sus implementos eucarísticos.

Pese a que les ofrecieron la libertad a cambio de que abjuraran de la Eucaristía y rechazaran la supremacía pontificia, los mártires no cedieron y fueron ejecutados en un granero aledaño a Gorkum. Fueron canonizados en 1867.

Oremos

Señor y Dios nuestro, que nos das constancia en la fe y fortaleza en la debilidad, concédenos por el ejemplo y los méritos de San Nicolás Pieck y  compañeros participar en la muerte y resurrección de tu Hijo para que también gocemos contigo, en compañía de tus mártires, de la plena alegría de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.

ES TIEMPO DE CONSULTAR AL SEÑOR

Oseas 10, 1-3. 7-8. 12; Sal 104, 2-3. 4-5. 6-7; Mateo 10, 1-7

Dicen que la corrupción de lo mejor es lo peor. La tecnología es algo estupendo, ha conseguido que no me sepa ningún número de teléfono de memoria, cuando antes sabías fácilmente medio centenar. Pero queriendo arreglar un fallo del móvil he borrado todos los contactos y, lo que es peor, luego los he borrado de la copia de seguridad del ordenador… A veces cuando creemos que dominamos la tecnología es la tecnología la que nos domina. A veces cuando nos creemos más autosuficientes se va la luz y no sabemos qué hacer en toda la tarde.

“Israel era una viña frondosa, y daba fruto: cuanto más eran sus frutos, más aumentó sus altares; cuanto mejor era la tierra, mejores monumentos erigía. Tiene el corazón dividido, ahora lo expiará: él mismo destruirá sus altares, abatirá sus estelas. Ahora dicen: «No tenemos rey, no respetamos al Señor, ¿qué podrá hacernos el rey?»” A veces comparo nuestra sociedad con la que nos describe el Antiguo Testamento. Cuanto más frondosa era la viña, más se rebela contra el Señor. España, y tantas otras naciones, que han sido la gloria del cristianismo, que ha dado vocaciones sacerdotales, de misioneros, Pléyades de santos, innumerables monumentos literarios, artísticos y arquitectónicos…, ha perdido la memoria. Ha hecho un “Hard Reset” y se ha quedado en blanco. No ha perdido 600 teléfonos, ha perdido 20 siglos de historia, que es mucho peor. ¿Qué se puede hacer cuando una sociedad olvida su pasado y pone en peligro su futuro?

“Sembrad justicia y cosecharéis misericordia. Roturad un campo, que es tiempo de consultar al Señor, hasta que venga y llueva sobre vosotros la justicia.” Es tiempo de consultar al Señor. Él sabe muy bien manejarse en estas circunstancias, nunca le hacemos demasiado caso. ¿Cómo actúa Dios? “ Llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro…” También hoy el Señor llama a unos pocos, y los llama por su nombre. Y no los manda a batallar o a pegarse de tortas. Los manda a todos aquellos que están “enfermos” los que han perdido la fe, viven sin esperanza, han abandonado la caridad, se sienten desorientados, como nos manda también hoy. No nos envía a convertir a los que no quieren convertirse, ni a pelearnos con aquellos que quieren hacer daño a la Iglesia. Esos, igual que la atacan, la conocen, que tomen el camino de vuelta. Podremos rezar por ellos, pero poco más se dejarán hacer. Pero hay tantos que necesitan de una sonrisa, una palabra de fe, un testimonio verdaderamente de cristianos, que no nos sobrará el tiempo. Si somos fieles en lo poco, en lo que nos pide el Señor cada día, nos dará mucho más de lo que esperamos y, otra vez, mucha gente volverá a la alegría de la fe. La Virgen respondió generosamente a esa llamada, hagamos como ella diciendo que sí en todo a los impulsos del Espíritu Santo.

La flauta mágica

Papageno y Tamino con la flauta mágica

La primera dama
Oh, príncipe, Acéptame este presente
que te envía nuestra reina.
La flauta mágica te protegerá
y te socorrerá en los grandes infortunios.

Las tres damas
Con ella puedes devenir todopoderoso
para transformar las pasiones humanas.
El triste estará contento,
y el endurecido enamorará.

Las tres damas, Tamino, Papageno
Oh, una flauta como ésta
vale más que el oro y las coronas
porque por medio de ella
crecen la felicidad y la alegría de la humanidad.

W. A. Mozart La flauta mágica Escena octava.

¿Quién no querría tener una flauta mágica como la que ofrecen las tres damas al príncipe Tamino? Una flauta que nos proteja de los infortunios, que nos haga todopoderosos para transformar las pasiones humanas: que devuelva la alegría a los tristes, que ablande los corazones endurecidos, que haga crecer la felicidad y la alegría de la humanidad.

Una flauta como ésta ahorraría a padres y maestros dolores de cabeza a la hora de tratar con los niños, al estilo de otra famosa flauta de cuento: la de Hamelin. Una flauta como esta ayudaría a los dirigentes de organizaciones y de países a construir equipos humanos cohesionados en turno de objetivos vinculados con el bienestar colectivo: para hacer crecer "la felicidad y la alegría de la humanidad". Es muy normal ir por el mundo buscando flautas mágicas que transformen los sentimientos de las personas me la dirección de nuestros proyectos, que nos ahorren tiempo y dolores de cabeza, que nos acerquen más rápidamente a nuestros objetivos.

Temo, sin embargo, que esta flauta mágica no existe en la realidad. Que ningún objeto mágico no puede conceder estos poderes ... por mucho que haya sido cortado de noble madera en una noche de rayos y truenos por el padre de la bella Pamina (la enamorada de Tamino).

Quizá mejor así. Porque en lugar de preferir a oro y coronas-como sugieren los cinco personajes de la ópera-alguien podría ponerla al servicio del oro y las coronas: al servicio de las ambiciones personales. Por muy buenas personas que seamos, una flauta como ésta es un instrumento demasiado peligroso para estar a la disposición de los hombres ...

Y sin embargo, con ocasión de esta flauta, Mozart nos invita a ponderar lo que es importante en esta vida: no tanto el dinero o el poder, como la capacidad para transformar los sentimientos de la gente de manera que la humanidad sea más feliz. Para conseguir estos nobles objetivos necesitamos más que un objeto, por muy mágico que sea. Necesitamos más que palabras, por muy sagradas que sean. El primer paso es vivir según los valores que queremos cambiar en los otros: ser más conscientes de los propios sentimientos y ponerlos al servicio de la causa que estamos promoviendo. Esto conlleva sacrificar oro y coronas, convivir con el infortunio. Quiere decir caminar pacientemente por el camino de la transformación posible de las propias pasiones y de las pasiones de los otros en el horizonte de un proyecto de humanización.

Y es quizás aquí que la música, los instrumentos o "la Flauta Mágica" de Mozart son bienvenidas como bálsamo y consuelo en el camino.

· ¿Qué flautas mágicas sueño para "solucionar de una vez" problemas que hay que seguir en el día a día?
· ¿Qué conductas propias refuerzan o debilitan la credibilidad de los proyectos que estoy promoviendo?
· ¿A qué "oros y coronas" he renunciado o debo renunciar?
· ¿Qué músicas, qué instrumentos, qué actividades son bálsamo y consuelo para mi camino?

VA LA INVITACION DE AYUDAR A TRANSFORMAR TANTOS CORAZONES POR EL MILAGRO DE LA IMAGEN Y SONIDO  Y LOGRAR PAX HD EN SERVICIO DE COMUNION Y DE AMOR Y DE PAZ.

Misión y poderes a los doce apóstoles

Mateo 10, 1-7. Tiempo Ordinario. Un sacerdote es elegido por Dios y nos trae el mensaje de salvación, paz y gozo a nuestras vidas.

Oración introductoria 

Señor, tu busco en esta oración sabiendo que el celo por las almas te consume. Confío que así como enviaste a tus doce apóstoles a buscar a las ovejas perdidas, hoy me ilumines para conocer y cumplir mi misión. 

Petición 

Jesús, quiero colaborar contigo en la obra de la salvación. Hazme ver en dónde y cómo puedo hacerlo. 

Meditación del Papa Francisco 

La Iglesia es apostólica porque es enviada a llevar el Evangelio a todo el mundo. Continúa en el camino de la historia la misma misión que Jesús confió a los apóstoles: "Vayan, pues, y hagan discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo cuanto les he mandado. Y he aquí que yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo". ¡Esto es lo que Jesús nos dijo que hiciéramos! Insisto en este aspecto de la actividad misionera, porque Cristo invita a todos a "ir" al encuentro de los demás, nos envía, nos pide movernos para llevar la alegría del Evangelio! 

Una vez más debemos preguntarnos: ¿somos misioneros con nuestras palabras, pero sobre todo con nuestra vida cristiana, a través de nuestro testimonio? ¿O somos cristianos encerrados en nuestro corazón y en nuestras iglesias, cristianos de sacristía? ¿Cristianos solo de palabras, pero que viven como paganos? Debemos hacernos estas preguntas, que no son un reproche. Yo también, me lo digo a mí mismo: ¿cómo soy cristiano, realmente con el testimonio?» (S.S.

Francisco, 16 de octubre de 2013)

Reflexión 

Como en el cuento de Namaan, cfr. 2 reyes 5, el leproso, despreciado por el modo en que el profeta Eliseo le propuso cumplir el milagro de su curación, así, el Dios omnipotente sigue prefiriendo lo que es simple y humilde a los ojos de los hombres, para realizar las grandes obras de su misericordia. La lista de los apóstoles nos da una posterior comprobación. Se trata de hombres de humilde condición social, incultos, a veces pecadores proclamados a los ojos del pueblo. Mateo, en su mismo evangelio, no omite de identificarse como publicano. Parece casi como si quiera decirle al lector: "No, no has escuchado mal, son estos los hombres que elige el Señor". 

A menudo, en la vida cristiana, necesitamos recordar esta lección de Dios. Los hombres que Dios elige no son elegidos porque son más perfectos que otros, sino porque fueron predilectos del amor y de la misericordia de Jesús, según el plan misterioso de Dios. Los poderes extraordinarios de que son dotados sus ministros no son fruto de su mérito personal sino por generosa concesión de Dios que, para llevar el regalo de su misericordia infinita a nosotros pobres pecadores, ha elegido hombres incluso pecadores. 

El hecho importante no es que un sacerdote sea simpático o antipático, sino que por ser enviado y elegido por Dios nos trae el mensaje de salvación, de paz y de gozo a nuestras vidas. Por ello cuando nos cueste reconocer a Dios en sus representantes, en la misa, en la confesión o en las expresiones de autoridad moral, pidamos luz a Dios. Él siempre está ahí, incluso ahí donde al principio no lo vemos, donde hay mediocridad, poquedad y debilidad. 

Propósito 

Examinar mi responsabilidad como discípulo y misionero de Cristo y rezar hoy por un sacerdote en particular. 

Diálogo con Cristo 

Señor, me has elegido a pesar de mi debilidad. Quiero corresponder a tanto amor, imitar tu entrega a la misión. Te ofrezco mi trabajo de este día como respuesta a tu llamado a ser tu discípulo y misionero, sabiendo que el modo más eficaz de comunicarte se logra por la autenticidad de mi testimonio que, con tu gracia, puede iluminar la vida de los demás. 

¿Pero Dios realmente nos escucha?

Lo que pasa es que con frecuencia no creemos del todo a las palabras de Jesús. Pensamos que Él se ha olvidado de nosotros.

No pocas personas cuando comienzan a orar o perseveran en un camino de oración se ponen la pregunta si realmente Dios les escucha o más bien toda la vida de oración es un producto de su mente, de su fantasía desorbitada, de su afán de que Dios realmente exista y nos oiga para poder ser consolados y así eludir el drama de la vida en su dureza y realismo. La oración no sería otra cosa que una pía consolación para nuestra existencia, muchas veces tan llena de dolores, sufrimientos, golpes, contratiempos, reveses. 

Otros sí creen que Dios existe pero que Él está demasiado "ocupado" para poner atención a nuestras pequeñas cosas, que tienes Él otras muchas más importantes que las nuestras y que nuestras peticiones, a veces ridículas, no le interesan para nada. 

La pregunta puede estar ahí en nuestro corazón como algo que lo corroe y le quita fuerzas. La duda puede surgir. Pero hay que responder con fuerza de modo afirmativo: ¡Sí, Dios sí nos escucha! Y el único modo que tenemos de saberlo es por la fe, a no ser que Dios quiera darnos algún signo especial en algún caso extraordinario. 

Jesús lo ha dicho claramente en el Evangelio: "Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá, porque el que pide, recibe, el que busca encuentra y al que llama se le abrirá" (Mt 7, 7-8). Él no dijo: "pedid y a lo mejor se os dará, buscad y es posible que encontraréis, llamad y quizás se os abrirá". No dijo claramente que la petición será oída y tenida en cuenta. Claro todo lo que se pida como favor o gracia concreta que supera las formas ordinarias de acción divina y que son un milagro hay que hacerlo añadiendo: "si es ésta tu voluntad". 

Lo que pasa es que con frecuencia no creemos del todo a las palabras de Jesús. Pensamos que Él se ha olvidado de nosotros, que no le interesamos, que en el fondo que no nos ama. Eso es. Dudamos de su amor. Y no nos sentimos amados por Él. Y esto le duele mucho a Él, porque Él nos ama de un amor infinito. Él ha sido paciente con nosotros, ha sido amable, ha dado su vida por nosotros, nos ha dicho de mil modos que nos ama. Y luego nosotros dudamos de su amor. No le creemos. No lo aceptamos. Sin duda ninguna debe ser ésta una gran herida abierta en su Corazón. 

Pero sí, Dios nos escucha. Escucha nuestras palabras, pero sobre todo escucha nuestro corazón, los quejidos de nuestro corazón, los gritos inenarrables de nuestro corazón. ¿Cómo no nos va a escuchar Él que vive en nosotros por la gracia? ¿Cómo no nos va escuchar quien ha querido dar su vida por nosotros? ¿Cómo no nos va a escuchar el que no espera más que un gesto nuestro para hacerse presente en nuestra vida?¡La fe es tan sencilla! Dios en realidad, ¡pide tan poco! No seamos incrédulos sino creyentes. Sintamos el gozo de sentirnos amados por Él, de sentirnos escuchados, de sentirnos sus hijos. 

 

 

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