«Ciento o sesenta o treinta por uno»
- 24 Julio 2015
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Papa Francisco pone el helipuerto vaticano a disposición de niños enfermos
Los helicópteros podrán aterrizar y despegar allí día y noche desde o hacia el hospital Niño Jesús en los casos de graves urgencias y emergencias pediátricas, o para trasplantes de órganos
AICA
Weston Renoud-Christian Payne-Doc. Di0-CC
Los helicópteros que transporten niños en condiciones graves de salud al hospital Niño Jesús de Roma podrán aterrizar a partir de ahora en el helipuerto vaticano para acelerar el ingreso de los pequeños pacientes. Esta innovación, aprobada por el Papa Francisco, será de gran ayuda para los niños enfermos o heridos, y puede permitir salvar muchas vidas.
El helipuerto vaticano fue construido en 1976 por deseo del beato papa Pablo VI. Se utiliza para viajes breves del Papa y en ocasión de visitas de jefes de Estado al Pontífice. El Papa no posee un helicóptero, sino que es la Aeronáutica Militar italiana la que pone uno a disposición del Santo Padre cuando es necesario.
El helipuerto papal, situado en los jardines vaticanos, está muy cerca del hospital Niño Jesús, que pertenece a la Santa Sede y es uno de los mejores de Italia. A partir de ahora, los helicópteros podrán aterrizar y despegar allí día y noche desde o hacia el hospital en los casos de graves urgencias y emergencias pediátricas, o para trasplantes de órganos.
Más adelante, el helipuerto vaticano será integrado en la red para la gestión de emergencias de la región del Lacio, cuya capital es Roma.
La presidenta del hospital, Mariella Enoc, declaró: “Estamos agradecidos por esta disposición, sobre todo por los numerosos pequeños pacientes procedentes de toda Italia que, lamentablemente, necesitan en forma urgente llegar a nuestro hospital".
"Es un gesto importante de caridad que responde a una necesidad de salud fundamental -añadió-: la cercanía física entre el Estado de la Ciudad del Vaticano y nuestro hospital permitirá acortar de manera significativa el tiempo de transporte, contribuyendo en muchos casos a salvar la vida de los niños”.
Evangelio según San Mateo 13,18-23.
Escuchen, entonces, lo que significa la parábola del sembrador.
Cuando alguien oye la Palabra del Reino y no la comprende, viene el Maligno y arrebata lo que había sido sembrado en su corazón: este es el que recibió la semilla al borde del camino.
El que la recibe en terreno pedregoso es el hombre que, al escuchar la Palabra, la acepta en seguida con alegría, pero no la deja echar raíces, porque es inconstante: en cuanto sobreviene una tribulación o una persecución a causa de la Palabra, inmediatamente sucumbe.
El que recibe la semilla entre espinas es el hombre que escucha la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas la ahogan, y no puede dar fruto.
Y el que la recibe en tierra fértil es el hombre que escucha la Palabra y la comprende. Este produce fruto, ya sea cien, ya sesenta, ya treinta por uno".
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón 101; PL 38, 605
«Ciento o sesenta o treinta por uno»
La siembra ha sido echada por los apóstoles y profetas, pero es el Señor, él mismo, el que siembra. Es el Señor, él mismo, quien está presente en ellos desde el momento en que es el mismo Señor quien siega. Porque sin él ellos no son nada, mientras que él, sin ellos, sigue siendo perfecto. En efecto, él les dice: «Sin mí nada podéis hacer» (Jn 15,5). Sembrando, pues, en las naciones, ¿qué es lo que dice Cristo? «Salió el sembrador a sembrar.» (Mt 13,3). En otro texto son los segadores los que son enviados a segar; el sembrador quien sale a sembrar, y no se queja de su trabajo. En efecto ¿qué importa que el grano caiga en el camino, o sobre piedras o entre zarzas? ¡Si dejara entrar en él el desánimo por la ingrato de estos lugares no llegaría hasta la buena tierra!...
Se trata de nosotros: ¿seremos el camino, o las piedras, o las zarzas? ¿Queremos ser la tierra buena? Dispongamos nuestro corazón para que dé treinta, sesenta, cien, mil veces más. Treinta veces, mil veces, es siempre trigo y nada más que trigo. No seamos este camino en el que la simiente es pisoteada por los viandantes y nuestro enemigo se apodera de ella como si fuera un pájaro. Tampoco seamos estas piedras en las que una tierra poco profunda hace crecer demasiado rápidamente un grano que después no puede soportar el calor del sol. Nunca jamás estas zarzas, las codicias de este mundo, este empeño en hacer el mal. En efecto ¿hay algo peor que hacer todos esto esfuerzos para una vida que nos aparta de llegar a la verdadera vida? ¿Hay alguien más desdichado que cuidar tanto la vida para llegar a perderla? ¿Hay algo más triste que temer la muerte para caer en poder de la muerte? Arranquemos las espinas, preparemos el terreno, recibamos la simiente, perseveremos hasta la siega, aspiremos a ser recibidos en los graneros.
Del santo Evangelio según Mateo 13, 18-23
Oración preparatoria
Señor, la semilla de tu Palabra siempre produce buenos frutos. No permitas que las distracciones me arrebaten lo que en esta oración quieres revelarme. ¡Ven, Espíritu Santo!
Petición
Señor, dame tu gracia para tu semilla de amor se multiplique en mi vida.
Meditación del Papa FranciscoEl Evangelio nos presenta a Jesús predicando a orillas del lago de Galilea, y dado que lo rodeaba una gran multitud, subió a una barca, se alejó un poco de la orilla y predicaba desde allí. Cuando habla al pueblo, Jesús usa muchas parábolas: un lenguaje comprensible a todos, con imágenes tomadas de la naturaleza y de las situaciones de la vida cotidiana.
La primera que relata es una introducción a todas las parábolas: es la parábola del sembrador, que sin guardarse nada arroja su semilla en todo tipo de terreno. Y la verdadera protagonista de esta parábola es precisamente la semilla, que produce mayor o menor fruto según el terreno donde cae. Los primeros tres terrenos son improductivos: a lo largo del camino los pájaros se comen la semilla; en el terreno pedregoso los brotes se secan rápidamente porque no tienen raíz; en medio de las zarzas las espinas ahogan la semilla. El cuarto terreno es el terreno bueno, y sólo allí la semilla prende y da fruto. (Homilía de S.S. Francisco, 13 de julio de 2014).
Reflexión
Lo verdaderamente asombroso es que la inmensa mayoría de las personas no luchan por «ser» alguien, sino por «tener» algo; no se apasionan por llenar sus almas, sino por ocupar un sillón; no se preguntan qué tienen por dentro, sino qué van a ponerse por fuera. Tal vez sea ésta la razón por la que en el mundo hay tantos tantas marionetas y tan pocas, tan poquitas personas. Sí, hay que amar la lucha. Creer en algo muy serio. Luchar por ello. Seguir luchando cuando nos cansemos. Seguir adelante cuando nos cansemos de caminar.
Jesús nos explica en el pasaje evangélico de hoy que la vida del cristiano y la de todo hombre es lucha. Hay que vencer el viento, la dureza de las piedras, las espinas...
Quien ha tenido la fortuna de trabajar en el campo, comprende perfectamente la parábola del sembrador.
Y es que no basta con tirar la semilla para cosechar frutos abundantes. Hay que elegir el terreno. Hay que preparar la tierra. Hay que cuidar la semilla y tirarla a tiempo. Hay que regar, quitar las malas hierbas y, sobre todo, hay que segar en el momento oportuno. Implica lucha. Trabajo. Esfuerzo. Se dice que: «De los esforzados es el Reino de los Cielos». Es ley de vida. A veces cuesta. Lo importante, no es tanto lo que hacemos, sino el amor con el que obramos. Cuando hay amor, Dios bendice y nos premia, aun si en muchas ocasiones no lo parece a primera vista. Para lograr estar siempre en la «lucha» contamos con un medio excelente: la oración. Jesús la usó y siempre le funcionó.
Ojalá que sepamos valernos de la oración para permanecer en la «lucha» venciendo esos «problemas» cotidianos por amor a Dios y a nuestros hermanos.
Propósito
Poner un medio concreto para crecer en la virtud que me lleve a dominar mi defecto dominante.
Diálogo con Cristo
Señor Jesús, aunque creo que Tú eres lo más importante de toda mi vida, tristemente tengo que reconocer que fácilmente dejo que otras cosas ocupen el lugar que sólo a Ti te corresponde. Dejo que tu semilla se ahogue entre las espinas de mi debilidad al permitir que mis sentimientos gobiernen mis acciones, en vez de mi fe y convicciones. Ayuda mi voluntad para que mi vida sea esa tierra buena donde la semilla de tu amor crezca y dé frutos abundantes.
Cristina, Santa
Mártir, 24 de julio
Fuente: Archidiócesis de Madrid
Martirologio Romano: En Bolsena, ciudad de la Toscana, santa Cristina, virgen y mártir (s. inc.)
Etimológicamente: Cristina = Aquella que sigue a Cristo, es de origen latino.
Breve Biografía
Nació en Toscana, en la margen derecha del lago Bolsena, en un villorrio frecuentemente sacudido por elementos naturales y al mismo tiempo transformado por diversas culturas en el transcurso del tiempo.
Cristina es la hija de Urbano, gobernador pagano de la región y presentado por los libros antiguos como enemigo acérrimo de los cristianos. La niña se ha aficionado desde pequeña a aquello que cuentan de ese Cristo tan perseguido y maltratado; la curiosidad primera se cambia en pensamiento cuando descubre que son muchos los cristianos juzgados por su padre y condenados porque son fieles dispuestos a dar la vida por su ideal. Crece más y más la simpatía y a escondidas busca datos de unas señoras cristianas; la instruyen y la forman; se bautiza en secreto y toma el nombre de Cristiana.
Entre juego y travesura formal ha hecho algo que saca de quicio a su padre y será el motivo que la lleve al martirio; no se le ha ocurrido otra cosa que apañar las estatuillas de ídolos que su padre siempre ha conservado con esmero, casi como un patrimonio familiar, las ha tomado por suyas, las ha destrozado y ha dado el rico material de que estaban hechas a los pobres para remedio de su necesidad.
El padre ha descubierto su condición y lleno de ira, al notar la rebeldía de la niña, la trata con peores modos que a los demás cristianos. "No se ha de decir en el mundo que una niña me dio la ley, ni que estos hechiceros de cristianos triunfan de nuestros dioses en medio de mi propia familia. Yo veré si sus hechizos pueden más que mis tormentos y si la paciencia de una hija ha de hacer burla de la cólera de un padre". El gobernador manda usar con ella azotes y garfios admirándose de que Cristina persista en su actitud. Manda el desnaturalizado padre preparar un brasero ardiente para quemarla poco a poco; mas el brasero se hizo una hoguera que abrasó a los verdugos y a los curiosos cercanos. Puesta en la cárcel para que cambie por la lobreguez de la mazmorra, la oscuridad y el hambre; pero allí es consolada con luminosas apariciones de ángeles que le curan sus heridas y le prometen protección. El padre, a los pocos días, manda atarle al cuello una pesada piedra y arrojarla al lago; sin embargo un ángel la transporta a la orilla. Esa noche muere de un sofoco Urbano en su cama.
Mandan las autoridades un nuevo gobernador que se siente estimulado a proseguir el asunto Cristina presumiendo que su padre, por padre, no supo solventarlo. Se llama Dion y ya piensa en nuevas crueldades: estanque de aceite hirviendo mezclado con pez del que la niña Cristina es liberada. Luego la manda llevar al templo de Apolo para obligarle a ofrecer sacrificio, pero, ante el asombro de todos, el ídolo se derrumba y se hace polvo ante el mismísimo gobernador que muere en el acto ¡claro que los verdugos y miles de testigos presenciales proclaman espantados proclaman a gritos que es el de Cristina el único Dios!
El tercero de los gobernadores poderosos se llama Juliano quien, preocupado por el caso pendiente, lo ha estudiado con detenimiento llegando a la conclusión de que se trata de artificios, encantamientos y magia que todos los cristianos profesan. Por ello maquina nuevos procedimientos para hacer desistir a la niña Cristina de sus pertinaces rebeldías y conseguir que el poder romano y los dioses propicios terminen con la situación que ha puesto al borde del caos a la región. Mandó preparar un horno encendido donde mete a la niña para que el fuego la consuma; siete días la tiene allí sin conseguir que le suceda daño alguno. Luego será una habitación oscura plagada de serpientes, víboras y escorpiones venenosos de la que sale indemne y sin ningún picotazo, cantando alabanzas a Dios; la desesperación del mandatario llegó entonces al extremo de decretar cortarle la lengua, pero ¡oh prodigio! ahora canta más fuerte y mejor.
Y acude, arremolinándose, toda la comarca ante la contemplación evidente del triunfo que se comenta por todas partes de la debilidad cristiana ante la fortaleza y brutalidad romana. Basta un tronco caído en donde atan a la delicada niña para que las saetas atraviesen su cuerpo y ella decida, suplicándole al buen Dios, rendirle su espíritu con el martirio.
Dicen que sus restos se trasladaron de Toscana a Palermo de Sicilia donde es reverenciada.
¿Verosímil? Parece más bien como si la vida y la muerte martirial de Cristina hubiera servido de modelo para expresar la confrontación entre el bien y el mal, o lo que es lo mismo, entre fe cristiana y paganismo, entre la frágil niña Cristina y la personalidad experimentada y abrumadora de tres hombres de gobierno sucesivos -el primero su propio padre- con el mismo común empeño de demostrar que ellos pueden más. Parece como si se tratara de exaltar en Cristina aquello que debe ser real en todo cristiano -la fe en su Cristo y la confianza sin límite en su ayuda constante-, mientras que los gobernadores representan la obstinación ciega que rechaza el poder cada vez más evidente, como in crescendo, de Dios. Los verdugos y el pueblo serían los testigos que en la narración van a testificar con sus reacciones -esas que se intuyen llenas de emoción compasiva- dónde está la verdad y lo grande que es el poder de Dios. Da la sensación de que la Passio que narra la muerte de Cristina intenta también cargar motivos veterotestamentarios en donde parecen inspirarse algunos hechos que se narran. El hecho histórico del martirio sería la ocasión que motiva la amplia catequesis. De todos modos, estas consideraciones más parecen próximas a la labor pasada de los bolandistas; pero, en el caso de que hubieran sido los hechos tal como expresa la Passio, nos quedaría el regusto de disfrutar el aroma extraño que desprende la fidelidad del débil a las exigencias amorosas divinas que no entienden de edades y que perduran más allá de la muerte.
¡Felicidades a las Cristinas/os!
¿Los minions vienen de los nazis?
Una reflexión en torno a las publicaciones virales
Pocos días después de que apareciera en las salas de cines la película Minions comenzó a circular en las redes sociales un rumor acerca de un supuesto origen nazista de los peculiares muñecos amarillos.
Se decía que la palabra minion es de origen alemán, que significaba esbirro, y que se trataba de experimentos que científicos nazis hacían con niños judíos durante el periodo del holocausto. Para reforzar la idea se usaba como una fotografía referencial que daba la impresión de verdad.
En realidad la fotografía correspondía a buzos británicos de la Marina Real. Más allá de este hecho y el alcance literalmente mundial que logró el rumor, resulta interesante una reflexión en torno a la credibilidad que muchos dan a publicaciones que aparecen en las redes sociales.
La impresión es que las cosas publicadas ahí se dan por ciertas sólo porque resultan creíbles y verosímiles. Mientras que en otros ámbitos de la realidad humana (piénsese por ejemplo en la religión), se da una actitud de confrontación las más de las veces crítica, no parece que las personas se coloquen con la misma actitud respecto a otras realidades humanas y se caiga así en la credulidad más insana. Digo insana porque se termina por dar por cierto cosas que exigirían al menos un poco de investigación.
No está de más recordar que las redes sociales han facilitado la difusión del saber pero, en no pocos casos, también el de perder una cierta capacidad crítica que no da inmediatamente por ciertas las cosas sólo por el hecho de que aparecen en algo no siempre fiable como un perfil de Facebook.
Artículo publicado originalmente en el blog Actualidad y Análisis