Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro

Evangelio según San Lucas 13,1-9. 


En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios. El les respondió: "¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera". Les dijo también esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: 'Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?'. Pero él respondió: 'Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás'".

San Antonio María Claret

San Antonio María Claret, obispo y fundador

San Antonio María Claret, obispo, que, ordenado presbítero, durante varios años se dedicó a predicar al pueblo por las comarcas de Cataluña, en España. Fundó la Congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María y, ordenado obispo de Santiago de Cuba, trabajó de modo admirable por el bien de las almas. Habiendo regresado a España, tuvo que soportar muchas pruebas por causa de la Iglesia, y murió desterrado en el monasterio de monjes cistercienses de Fontfroide, cerca de Narbona, en el mediodía de Francia.

A pesar de su nombre rimbombante, Antonio María Claret y Clara fue un arzobispo de origen relativamente humilde. Nació en 1807, en Sallent, España. En su juventud trabajó con su padre como tejedor y, en sus ratos libres, aprendía el latín y el oficio de impresor. A los veintidós años ingresó en el seminario de Vich, donde se ordenó sacerdote en 1835. Algunos años más tarde pensó en hacerse cartujo, pero, como no tenía salud suficiente para resistir la dura vida de los monjes, se trasladó a Roma y entró en el noviciado de la Compañía de Jesús, con el propósito de-partir a las misiones extranjeras. Su mala salud no resistió el noviciado y el padre general de la Compañía le aconsejó que volviese a España a trabajar en la evangelización de sus compatriotas. Así lo hizo el P. Antonio y durante diez años predicó misiones y retiros en toda Cataluña. Por entonces ayudó a santa Joaquina de Mas a fundar la congregación de las Carmelitas de la Caridad. El celo del santo movió a otros sacerdotes a seguir su ejemplo.

En 1849, gracias al P. Claret principalmente, se fundó la congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María. Actualmente los «claretianos», como suele llamárselos, se hallan extendidos no sólo en España, sino también en América y otras partes. Poco después de la fundación de esa gran obra, el P. Claret fue elegido obispo de Santiago de Cuba. La tarea era excepcionalmente difícil, ya que una organización de fanáticos y turbulentos anticristianos combatieron sistemáticamente todas las reformas emprendidas por el santo. Como si ello no fuese suficiente, atentaron varias veces contra su vida. En cierta ocasión, un hombre, furioso de que el santo hubiese convertido a su amante, le hirió gravemente. El propio san Antonio intercedió por el agresor y logró que se le conmutase la pena de muerte.

En 1857 volvió San Antonio a España como confesor de la reina Isabel II, después de renunciar al gobierno de su diócesis. En la corte sólo residía el tiempo estrictamente necesario para el cumplimiento de sus funciones, el resto lo consagraba a predicar misiones y a difundir los buenos libros, especialmente en catalán. A él debe España la fundación de la Librería Religiosa de Barcelona, que ha ejercido una influencia enorme en el renacimiento religioso del país. Se dice que san Antonio predicó durante su vida 10.000 sermones y escribió cerca de 200 libros y folletos para instrucción y edificación del clero y el pueblo. Como rector del Escorial, estableció un laboratorio científico, un museo de historia natural, una escuela de música, otra de lenguas, etc. El santo vivía en perpetua unión con Dios; entre las gracias sobrenaturales más notables que el Señor le concedió, se contaban, además de los éxtasis, los dones de profecía y de curación.

Las condiciones políticas de España y la actitud de la reina para con la Santa Sede hicieron muy difícil la posición de san Antonio. Durante la revolución de 1868, fue desterrado junto con la reina. Entonces pasó a Roma, donde empleó su influencia en promover la definición de la infalibilidad pontificia. Sus amigos de España quisieron hacerle volver a su patria, pero el intento fracasó. San Antonio cayó gravemente enfermo en Francia y murió en el monasterio cisterciense de Fontfroide, cerca de Narbona, el 24 de octubre de 1870. Es beatificado por Pío XI el 25 de febrero de 1934, y Pío XII lo canoniza el 7 de mayo de 1950.


Véase J. Echevarría, Recuerdos de Antonio Claret (1938), y D. Sargent, The Assignments of Antonio Claret (1950). En español y en catalán existen numerosas biografías: las de L. Clotet (1882) y J. Blanch (1924) han sido traducidas al francés. En Acta Apostolicae Sedis, vol. XCIV (1952), pp. 345-358, puede verse el decreto de canonización y un resumen biográfico.

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

Pocas vidas sacerdotales han sido tan probadas como la de San Antonio María Claret. Nació en Sallent en 1807 y trabajó en un principio como tejedor, entrando más tarde en el seminario. Ordenado de sacerdote en 1835, no tardó en hallar su camino como predicador popular (1843).   Recorrería Cataluña durante cinco años, pasando más tarde a Canarias a causa de los odios suscitados contra él por su palabra sin contemplaciones. En 1849, reunió en torno a sí a algunos sacerdotes, fundando el Instituto misionero de los Hijos del Corazón Inmaculado de María. En 1850, el P. Claret era nombrado arzobispo de Santiago de Cuba. Había de consagrar seis años, al apostolado de la gran isla, que recorrió sin descanso, predicando, confirmando y fustigando los vicios y abusos económicos.   Nuevamente los odios, en especial por parte de los propietarios de esclavos, le asaltaron. Por quince veces se atentó contra su vida. En 1857, le correspondió una tarea inesperada: era elegido como confesor por la reina de España Isabel II, mujer de costumbres relajadas. Tomó él con toda seriedad su función de consejero espiritual de la corona, cosa que le valió nuevamente las peores calumnias.   Diez años más tarde la revolución expulsaba a los Borbones y Antonio Claret debió partir al destierro (1868). Pasó a residir en Francia, al principio en Pau, después en París y finalmente en la abadía de Fuentefría (Ande), donde murió en 1870 sin que el odio de sus enemigos dejara de acosarle.   Es el último confesor de reyes que hay en el santoral, el último confesor regio en una época en la que parece que no hay ya monarcas santos; y confesor además de una reina, la española Isabel II, que no se distinguió por su ejemplaridad. Toda una hazaña la de este catalán de aspecto campesino y aIgo tosco en cuya vida se ha cebado la calumnia.   Lo cual era inevitable. En pleno siglo XIX y en la turbulenta España isabelina, vivir en el centro de la corte aun sin querer hacer política era influir en la política nacional, al Padre Claret no se lo perdonaron, y la historia y la literatura siguen repletas de ataques de una tremenda malignidad, suponiéndole una especie de eminencia gris de la voluble y desbrujulada Isabel.   Su vida es mucho más rica que el período madrileño; empieza siendo un joven entregado al trabajo con un ardor singular, luego hay como una conversión, con dos intentos de entrar en órdenes tan dispares - cartujos y jesuitas que ya bastan para indicar que andaba lejos de su camino, hasta quedarse en cura de pueblo, que es donde da toda su medida de apóstol.   El arzobispado de Cuba es una ampliación gigantesca de su actividad en Viladrau, y por fin Madrid, la etapa que termina con el destierro y con su intervención, ya al borde de la muerte, en el concilio Vaticano I. Infatigable de actividad pastoral, fundador, catequista de la pluma, asiduo al confesionario, taumaturgo, vidente, es un impresionante santo muy próximo a nosotros en el tiempo.

Oremos

Dios nuestro, que infundiste en San Antonio María Claret una gran fortaleza y una admirable caridad para llevar à cabo la evangelización de los pueblos, concédenos, por su intercesión, que busquemos siempre tu reino en todo lo que hagamos y que nos dediquemos, con empeño, à ganar à nuestros hermanos para Cristo. Que vive y reina contigo.

Guillermo de San Teodorico (c. 1085-1148), monje benedictino y después cisterciense 
Oraciones meditativas, nº 5


«Si no os convertís, todos pereceréis»

Pobre de mí, mi conciencia me acusa sin cesar y la verdad no me puede excusar diciendo: no sabía lo que se hacía. Perdona, pues, Señor, al precio de tu preciosa sangre, todos los pecados en los que he caído, conscientemente o inconscientemente... Sí, Señor, verdaderamente he pecado, y voluntariamente, y mucho. Después de haber recibido el conocimiento de tu verdad, he ofendido al Espíritu de gracia; y sin embargo, cuando recibí el bautismo, me concedió gratuitamente la remisión de los pecados. Pero yo, después de haber recibido el conocimiento de tu verdad, he vuelto a caer en ellos «como el perro vuelve a su vómito» (2P 2, 22; Pr 26,11).

    Oh Hijo de Dios, ¿te he pisoteado renegando de ti? Sin embargo no puedo decir que Pedro cuando te negó, te pisoteara, él que te amaba tan ardorosamente, incluso si te negó una primera, una segunda y una tercera vez... También a mí, Satán ha reclamado a veces mi fe para cribarla como el trigo; pero tu oración bajó hasta mí de manera que mi fe jamás ha decaído (Lc 22,31-32), no te ha abandonado... Tú sabes bien cómo he querido siempre adherirme a ti; así pues, tú, guárdame en esta voluntad hasta el final.

     Siempre he creído en ti... siempre te he amado, incluso cuando he pecado contra ti. Me arrepiento de mis pecados hasta morir. Pero no me arrepiento de ninguna manera de mi amor, sino de no haberte amado tanto como debía.


Sínodo de la familia

El Sínodo destaca la "ternura" que la Iglesia aplica a todas las personas
El Sínodo de la Familia podría decepcionar a progresistas y conservadores
"La Iglesia tiene la capacidad de ofrecer a las familias algo maravilloso"
Redacción, 23 de octubre de 2015 a las 19:26
El borrador final será votado este sábado y después entregado al pontífice

"Ambos extremos van a quedar muy decepcionados", sostiene Romilda Ferrauto, una de las portavoces del sínodo, la víspera de la clausura el sábado en el Vaticano de la asamblea de obispos de todo el mundo.

Durante tres semanas, unos 400 obispos y cardenales se reunieron ante la presencia delpapa Francisco a puerta cerrada en el Vaticano para debatir sobre los retos de la familia moderna.

"No vamos a cambiar la doctrina de la Iglesia", adelantaron en varias ocasiones los prelados que asisten a la reunión.

Interrogados al margen de las labores, la mayoría de ellos coincide en decir que no hay que esperarse un "resultado sensacional" de la reunión.

Divididos sobre temas candentes que afectan a la familia moderna, como la homosexualidad y el divorcio, los llamados "padres sinodales" entregarán al papa un informe final con las conclusiones, el cual deberá ser votado el sábado.

Según uno de los portavoces del sínodo, es probable que el informe sea aprobado por la mayoría de la asamblea, pero no se sabe si el papa lo hará público como ocurrió hace un año.

Al abrir las labores, Francisco instó a los 270 obispos de todo el mundo presentes a oponerse a la "mentalidad de la conspiración" al referirse indirectamente a la divulgación de una carta firmada por 13 cardenales conservadores que lo criticaban por sus posiciones a favor de las reformas.

El clima de conspiración se agudizó este mes con la falsa noticia divulgada el miércoles por la prensa italiana en la que se aseguraba que el papa tenía un tumor benigno en el cerebro, una manera de desprestigiar sus palabras y sus gestos, ya que tendría algo anómalo en la cabeza.

"El momento elegido revela la intención manipuladora de la polvareda que se levantó", comentó irritado el diario del Vaticano, l'Osservatore Romano.

Divididos por grupos lingüísticos, los obispos han abordado algunos de los temas espinosos según su propia visión.

Más de dos tercios de los Padres Sinodales, se opone a la idea de otorgar la comunión a divorciados que se vuelven a casar, según fuentes internas.

El grupo alemán que asiste al sínodo, motor de la reunión por sus posiciones progresistas, propuso una serie de criterios para lo que llaman el "discernimiento", es decir la evaluación de cada caso según la propia conciencia, de manera de permitir a algunos divorciados acceder a la comunión.

Una comisión especial se encargará de seguir trabajando sobre el tema.

Este viernes el papa volvió a abordar el tema de las reformas durante la misa que ofició en la capilla de la Casa Santa Marta al animar a la Iglesia a "evaluar los tiempos y cambiar con ellos, permaneciendo firmes en el Evangelio".

Un llamado a "no ser conformistas" y a evitar "permanecer inmóviles" por comodidad, dijo.

Pese al escándalo este mes por la 'salida del armario' más clamorosa de la historia del Vaticano por parte de un prelado y alto funcionario de la curia, el tema de la homosexualidad no fue abordado.

Los obispos africanos se niegan en bloque a abordar el asunto, ya que lo consideran un fenómeno de las sociedades occidentales.

Buena parte de los prelados crecieron y se formaron bajo la influencia del papa Juan Pablo II (1978-2005) y consideran clave el documento "Familiaris consortio" de 1981, muy firme con la doctrina.

"La ley de hierro de la Familiaris consortio pesó", lamentó a la AFP un obispo progresista.

"El sínodo no puede concluirse teniendo como referencia un texto de hace 34 años como si el mundo no hubiera cambiado", comentaron algunos obispos, según informó Ferrauto.

El texto final insta a los católicos a vivir el matrimonio como algo positivo y optimista e invita a acompañar a las familias "heridas", las parejas separadas, las madres solteras, etc.

Los obispos aprobaron también la decisión de Francisco de simplificar los trámites para obtener la nulidad del matrimonio. que algunos conservadores tildaron en su momento de divorcio católico contrario al dogma.

Por otro lado El cardenal canadiense Gerald Cyprien Lacroix ha destacado la "ternura" que la Iglesia aplica en casi toda situación y respecto a todas las personas y ha expresado que se va del Sínodo de Obispos de la Familia que concluye este domingo "con mucha más esperanza" que cuando llegó.

"La Iglesia tiene la capacidad de ofrecer a las familias algo maravilloso", ha aseverado durante el tradicional briefing informativo en el Vaticano sobre los avances de la asamblea sinodal.

Lacroix ha detallado que su grupo lingüístico uno de los 13 círculos menores en los que se subdividía a los participantes del Sínodo ha pedido "que la preparación al matrimonio no sea cerca de la fecha del matrimonio, sino una preparación catecumenal".

Además, ha precisado que "el trabajo sinodal no emana un texto legislativo" sino que pretende" presentar al Papa una reflexión" para que el pontífice ayude a seguir adelante.

Por otro lado, ha afirmado que el deber del Sínodo es caminar juntos, escuchar y sobre todo "experimentar la catolicidad de la Iglesia". Así, ha destacado que el deber pastoral de la Iglesia "es caminar con las familias y abrirse al plan que Dios presenta".

"Hemos podido desarrollar nuestra labor, gracias a la escucha mutua de los testimonios y de la sabiduría de las familias", ha recalcado en este sentido.

Por su parte, el cardenal Peter Turkson, actual presidente del Pontificio Consejo para la Justicia y la Paz, ha detallado que han escuchado el primer borrador de la Relatio Finalis y que "es un intento de recoger los diferentes puntos de vista de los Padres".

En este sentido, ha afirmado "que faltan pocos detalles que modificar en el borrador porquela mayor parte del trabajo está hecha". El borrador final será votado este sábado y después entregado al pontífice.

Trukson ha incidido en que el Sínodo "se ha centrado en una institución muy humana: matrimonio y familia y cómo nos sostienen hoy para sobrevivir como sociedad".

Por otro lado, ha defendido que no puede pensar en el Sínodo "como un éxito en el contraste entre dos bloques" ya que "ha sido una sesión de educación". "Hemos sido educados a partir de la experiencia de la Iglesia en otros países", ha recalcado.

Por su parte, el obispo de Gand, Lucas Van Looy ha reiterado que el Sínodo "busca métodos de catecumenado para dirigirse hacia el matrimonio y seguir también después a los jóvenes esposos". Por ello ha destacado que "las familias tienen el deber de evangelizar junto a los obispos y pastores en la Iglesia".

Además, ha constatado que "aunque hay diferencias en la votación e ideas diversas" eso "no es un problema" porque "las diferencias son una gran riqueza".

Finalmente, ha concluido que "el borrador de la Relatio Finalis trata de dar atención a lassituaciones diversas de países y diversas culturas". (RD/Agencias)

El buen pastor da la vida por sus ovejas


Juan 10, 11-16.

Fiesta San Rafael Guízar: un ejemplo de cómo afrontar la prueba con mucha confianza en Dios.


Oración introductoria

Señor, mi buen Pastor, te amo sobre todas las cosas. Gracias por darme el don de la fe, por estar conmigo en todo momento, por cuidarme y protegerme de todo mal. Por intercesión de san Rafael Guízar, enciende en mí el deseo de llevar a los demás la buena nueva de que eres nuestro buen pastor y, por ello, nada nos faltará.

Meditación del Papa Francisco

El ícono bíblico del Buen Pastor resume la misión que Jesús ha recibido del Padre: la de dar la vida por las ovejas. Tal actitud es un modelo también para la Iglesia, que acoge a sus hijos como una madre que dona su vida por ellos. “La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. Ninguna puerta cerrada. Todos pueden participar de alguna manera en la vida eclesial, todos pueden formar parte de la comunidad. La Iglesia es la casa paterna donde hay sitio para cada uno con su vida a cuestas” (Evangelii gaudium, n. 47).

Del mismo modo, todos los cristianos están llamados a imitar al Buen Pastor. Sobre todo las familias cristianas pueden colaborar con Él cuidando de las familias heridas, acompañándolas en la vida de fe de la comunidad. Cada uno haga su parte asumiendo la actitud del Buen Pastor, que conoce cada una de sus ovejas ¡y no excluye a ninguna de su infinito amor! (Catequesis de S.S. Francisco, 5 de agosto de 2015).

Reflexión

Hoy reflexionaremos sobre San Rafael Guizar, que celebramos su fiesta el día de hoy.

El P. Rafael Guízar, en sus primeros años de sacerdote, había fundado una congregación misionera y algunos colegios para la educación de la mujer. Desarrollaba, al mismo tiempo, una intensa actividad misionera en distintos lugares de la diócesis de Zamora. Ayudaba como profesor y director espiritual del seminario, además de otros trabajos pastorales de diverso tipo.


En la vida de los santos, sin embargo, llegan momentos de prueba. Al P. Rafael Guízar le llegó uno de esos momentos en diciembre de 1907.


El primer viernes de ese mes, por la tarde, la catedral de Zamora estaba abarrotada de católicos que esperaban el momento de la bendición eucarística. Debía darla el P. Guízar... pero nunca la dio.


Cuando el P. Guízar fue un momento a su casa a recoger el bendicional con las oraciones para volver en seguida al templo, encontró a su hermana Natividad que le esperaba con un mensaje urgente del señor obispo. Había que leerlo allí mismo, inmediatamente. El P. Guízar abrió el sobre, lo leyó, y pidió una silla en la que cayó casi desmayado. Susurró a su hermana que llamase a otro sacerdote para dar la bendición eucarística a la gente que esperaba en la catedral.


Su hermana salió corriendo, consiguió otro sacerdote y volvió para estar con su hermano. Estaba en la cama, con 40 grados de fiebre. Y en la cama seguiría casi 40 días.


¿Qué había pasado? La carta que acababa de leer era un texto de condena. El obispo de Zamora, monseñor José María Cázares Martínez, había condenado al P. Rafael Guízar con la pena de suspensión “a divinis”. Es decir, le prohibía celebrar o administrar cualquier sacramento u oración pública como sacerdote. ¿Por qué? El obispo no daba explicación alguna: su condena era una decisión tomada sin juicio ni defensa del acusado, y sólo podía ser apelada en un tribunal superior.


Con el tiempo se supo el motivo de esta decisión tan drástica: alguien había preparado un escrito anónimo con infamias contra el obispo y lo había puesto en el cajón que el P. Guízar tenía en la sacristía de la Catedral. Un sacristán encontró el escrito, lo llevó al obispo, y el obispo determinó dar una sentencia ejemplar al sacerdote supuestamente “culpable” del escrito.


Sólo varios años después se supo que ese escrito lleno de calumnias había sido preparado por un ex-seminarista, Vicente Sámano, para destruir ante el obispo al P. Guízar. El mismo Vicente Sámano declararía su delito a la víctima, que no supo guardar por ello ningún rencor.


En medio de la tormenta, y pasados los primeros 40 días en la cama, el P. Rafael Guízar puede ya levantarse. No explica a sus familiares y amigos la condena, ni busca defenderse, ni ataca al obispo de Zamora. Todos los días, por la mañana, se pone su sotana, y con el roquete va a la catedral a rezar y a participar en la misa.


La gente de Zamora empieza a murmurar. “¿Qué habrá pasado? El P. Guízar, ¿condenado por el obispo? ¿Por qué? ¿Qué habrá hecho?” Los rumores inventan motivos por aquí y por allá. Algunos familiares y amigos recurren a monseñor Cázares para pedirle explicaciones. Pero el obispo, que padecía diversos achaques y momentos de tensión psíquica, no quiere modificar en nada su condena.


Con el pasar de los meses, la prueba se hizo más dura. La congregación fundada por el P. Guízar no podía mantenerse por sí misma: acabará por ser disuelta en 1910. Algunos colegios fundados por él se cerraron. Gracias a Dios, no faltaron amigos que suavizaron las heridas y dieron esperanza en esos momentos difíciles.


Algunos obispos que conocían el caso sugirieron al P. Guízar que dejase la diócesis de Zamora y que pidiese ser admitido en otra diócesis. Incluso el Delegado Apostólico le dio a entender que la suya era una condena injusta y que podía celebrar la misa en privado. Pero el P. Guízar no quiso dejar su lugar de prueba ni desobedecer en lo más mínimo. “En esta diócesis me ha puesto Dios, en ésta me he de quedar”. La prueba llegará a su fin después de más de dos años. El 31 de marzo de 1909 muere el obispo Cázares. A petición del Delegado Apostólico, en la diócesis de Zamora se constituye una comisión de tres sacerdotes para estudiar “el caso Guízar”. A finales de abril el P. Rafael Guízar queda absuelto: sus manos y su corazón quedan libres, nuevamente, para seguir su ministerio como sacerdote de Jesucristo. Será un sacerdocio muy fecundo. Gran predicador, gran misionero, gran obispo, gran corazón. Por eso ya en vida muchos lo llamaban “el obispo santo” de Veracruz.

Ahora es la misma Iglesia quien lo reconoce. Declarado beato por Juan Pablo II el 29 de enero de 1995, es canonizado por Benedicto XVI el 15 de octubre de 2006. La semilla cayó en tierra, sufrió bajo la dureza del arado, dejó que el agua rompiese la corteza y abriese heridas. Desde el surco, surgió la espiga: un sacerdote y un obispo santo. Dios bendice a sus hijos más queridos, incluso a través de pruebas que parecen incomprensibles. Pero el amor mira mucho más lejos, y la vida de los santos testifica la verdad del Evangelio. San Rafael Guízar, obispo santo de México, ruega por nosotros.

San Rafael Guízar, obispo santo de México, ruega por nosotros.

Papa Francisco

Bergoglio, como siempre, sale reforzado
Fuego amigo contra el Papa
Francisco está bendecido y ni siquiera las "asechanzas del Maligno" parecen poder con él
José Manuel Vidal, 24 de octubre de 2015 a las 08:17
Pero la barca va. Y el Papa rema. Y la inmensa mayoría de la Iglesia (y del mundo) con él

(José M. Vidal).- "Es evidente que a algunos no les gusta este Papa". Lo reconoce abiertamente Walter Kasper, uno de los cardenales más prestigiosos del colegio cardenalicio. Ex prefecto vaticano, teólogo acreditado y amigo del Papa, al purpurado alemán lo puso de ejemplo Francisco por hacer "teología de rodillas". Un quehacer teológico que conecta perfectamente con la dinámica de la misericordia a todo trance, en la que Bergoglio quiere introducir a la Iglesia.

Kasper, jefe de filas del sector moderado del Sínodo, no pone nombre (por prudencia y por no entrar en el cuerpo a cuerpo directo) a los'enemigos' papales. Pero, en los ambientes eclesiásticos, todo el mundo sabe que se refiere al sector más conservador del Sínodo y a sus terminales mediáticas.

Ese mismo sector que filtró una carta de 13 cardenales (reducidos después a 6), que so capa de cuestionar la metodología del Sínodo, lo que planteaba en el fondo era una auténtico golpe de Estado contra el Papa. Entre los firmantes que dieron la cara: Caffarra, Collins, Dolan, Eijk, Sarah o Urosa Savino.

Tanto los que permanecieron firmes como los que se dieron de baja (Müller, Piacenza, Erdo, Scola, Pell o Napier) pretendían que el Sínodo no tocase para nada lo que llaman"principios doctrinales innegociables". La tesis que expuso el cardenal húngaro, relator del Sínodo, con total claridad.

A la galaxia rigorista de dentro y de fuera del Vaticano le parece que la dinámica del Sínodo es, en sí misma, perversa, por el sólo hecho de plantear y discutir temas sedimentados y fijados para siempre en el 'museo' de la doctrina.

Al no conseguir parar la maquinaria sinodal desde dentro, intentaron hacerlo desde fuera. Con una maniobra más que sibilina. Algunos obispos la calificaron de demoníaca y otros, de apocalíptica. Y es que la galaxia fundamentalista se inventó y publicó, a través de sus terminales mediáticas, una enfermedad papal. Un tumor cerebral, pero benigno.

Un montaje que se demostró falso desde el principio al final (hasta con fotos retocadas), pero que estaba destinado a inocular una idea perversa: El Papa está enfermo de la cabeza, está 'tocado'. Y, por lo tanto, las aperturas que pueda hacer no tienen valor ni se le pueden tener en cuenta, porque proceden de un 'loco'. Una jugada perfectamente calibrada y escenificada, para desactivar el Sínodo y dejar herido de muerte al Papa que no les gusta.

Pero Francisco está bendecido y ni siquiera las "asechanzas del Maligno" parecen poder con él. Porque, una vez descubierta, la maniobra se está volviendo, como un boomerang, contra los rigoristas de dentro y de fuera. Algunos, de hecho, ya comienzan a recoger velas. Como el prefecto de Doctrina de la Fe que ya comienza a admitir que puede haber excepciones en lo referente a los divorciados vueltos a casar.

Y el Papa, como siempre, sale reforzado. La inmensa mayoría de los sidonales está haciendo piña con él. Y el Sínodo será, como quiere Francisco, el golpe de timón definitivo que conduzca a la nave de Pedro hacia las aguas evangélicas de la misericordia. Poco a poco, sin grandes decisiones que puedan provocar rupturas, pero empistando la nave. Porque, casi siempre, lo mejor es enemigo de lo posible.

Pero la barca va. Y el Papa rema. Y la inmensa mayoría de la Iglesia (y del mundo) con él. Mientras, los rigoristas inteligentes se le envainan. Y los más ideologizados amenazan con tirarse al monte y enarbolan el espantajo del cisma. ¿Un cisma en contra del Evangelio? Sería el primero de la historia de estas características.

María es inmensamente feliz en el cielo


Meditaciones del Rosario. Cuarto Misterio Glorioso. La Asunción de la Virgen María. María es la mujer triunfadora por excelencia. 


Su vida consistió en amar. La mujer que podemos definir como Amor vivió en este mundo sólo amando: amando a Dios, a su Hijo Jesús desde que lo llevaba en su seno hasta que lo tuvo en brazos desclavado de la cruz. Amó a su querido esposo san José, y amó a todos y cada uno de sus hijos desde que Jesús la proclamó madre de todos ellos.
María fue una mujer inmensamente feliz...Su presupuesto era de dos reales. No tenía dinero, coche, lavadora, televisor ni computadora, ni títulos académicos. No era Directora del jardín de niños de Nazareth, tampoco presumía de nombramientos, como Miss. Nazareth. María a secas. No salió en la televisión ni en los periódicos. Pero poseía una sólida base de fe, esperanza, amor y de todas las virtudes. Tenía a Dios, y, a quien tiene a Dios, nada le falta. La Virgen no se quejaba: de ir a Egipto, de que Dios le pidiera tanto. La sonrisa de la Virgen era lo mejor de su rostro. ¿Cómo reaccionaría ante las adversidades, dificultades, cólera de sus vecinos? María veía la providencia en todo: en los lirios del campo, en los amaneceres...en la tormenta. Cuando no había dinero. Cuando tenía que ausentarse. Cuando alguna vecina se ponía necia y molestaba. Lo más admirable de María era el amor. Lo más grande de la mujer debe ser el amor. El amor es un talismán que transforma todo en maravilla. Dios te ha dado este don en abundancia. Si lo emplearas bien, haría de ti una gran mujer, una ferviente cristiana, una esposa y madre admirable. Pero, si dejas que el amor se corrompa en ti, ¡pobre mujer! María Magdalena tenía una gran capacidad de amar. La empleó mal, y se convirtió en una mujer de mala vida. Pero, después de encontrarse con Jesucristo, utilizó aquella capacidad para amar apasionadamente a Dios y a los demás, y hoy es una gran santa y una gran mujer. Desde su asunción a los cielos ha seguido amando durante dos mil años a Dios y a los hombres: Es un amor muy largo y profundo. Y apenas ha comenzado la eternidad de su amor.
Dentro de ese océano de ternura que es el Corazón de María estamos tú y yo para alegrarnos infinitamente. Desde el cielo una Madre nos ama con singular predilección. La fe en este amor debe llenar nuestra vida de alegría, de paz y de esperanza.


Subió al cielo en cuerpo y alma


Dios adelantó el reloj de la eternidad para que María pudiese inaugurar con su hijo nuestra eternidad. Mientras nosotros esperamos, Ella goza de Dios con su cuerpo inmaculado, el que fue cuna de Jesús durante nueve meses.
María, nuestra Madre, es inmensamente feliz en el cielo. Nosotros, sus hijos, nos congratulamos infinitamente por su felicidad. Ella, como buena madre, no quiere gozar sola; nos quiere ver a nosotros felices con Ella, eternamente gozosos con Ella y con Jesús en el cielo. El único anhelo todavía no cumplido de María es lograr nuestra felicidad eterna. Su oración para lograrla es diaria, muy intensa, hasta conseguirlo.
El cuerpo en el que Dios habitó es digno de todo respeto. Está eternizado en el cielo, incorrupto, feliz como estará un día el nuestro. El cuerpo que vivirá eternamente en el cielo es digno de todo respeto. No se debe degradar lo que será tan dignamente tratado. Pasará por la corrupción, pero sólo para resucitar en nueva espiga y nuevo cuerpo inmortal, incorrupto, puro y santo.
Es una motivación muy seria ésta. Nuestro cuerpo, que fue templo de Dios en la tierra y eternamente gozará de Dios en el cielo, es digno de que sea respetado, purificado.


Voy a prepararos un lugar:


Así hablaba Jesús a los apóstoles con emoción contenida. Personalmente se encargaría de tener listo ese lugar. Pero sabemos quién le ayudaría cariñosamente a preparar dicho lugar: María Santísima. Ella le ayudó -y de qué manera tan eficaz- en sus primeros pasos a la Iglesia militante. Ella sigue ayudando con su amorosa intercesión a la Iglesia purgante y, de manera muy particular, a preparar la definitiva estancia a la Iglesia triunfante.
Podremos estar seguros de ver un ramo de flores con una tarjeta y nuestro nombre: Hijo, hija, cuánto me costaste. Pero ya estás aquí. También habrá un crucifijo con esta leyenda: “Te amé y me entregué a la muerte por ti”. Jesús. Habrá un ramo de almendro florido colocado por Jesús de parte de María. Voy a prepararos un lugar. También María nos dice que ha ido a prepararnos un lugar. La mejor Madre con todo el cariño preparando un sitio para toda la eternidad a sus hijos. ¡Gracias, Madre, por el interés y el amor demostrado! ¿Cómo pagarte? Imposible. En deuda estaremos eternamente contigo.


El premio de los justos es el cielo, la felicidad eterna.


Poco lo pensamos. Mucho lo ponemos en peligro. “Alegraos más bien de que vuestros nombres estén escritos en el cielo”. Sabremos entonces por qué decía Jesús estas solemnes palabras, cuando veamos con los ojos extasiados lo que ha preparado Dios a sus hijos. Si les dio su sangre y su vida, ¿no les iba a dar el cielo?
Pero aquí andamos distraídos, perdidos, olvidados, comiendo los frutos agraces del pecado que pudre la sangre y envenena el alma. Cuantas veces emprendimos el camino del infierno, tantas otras una mano cariñosa y firme nos hizo volver al camino del cielo. Pensamos en todo menos en lo mejor y lo más hermoso. ¡Pobres ignorantes, ingratos, desconsiderados!
Dios premia dando el cielo. Se lo ha dado a María, a los santos. Lo ofreció al joven rico, y lo rehusó. Lo ganó pagando el precio de la cruz y de la vida. El cielo es nuestro; nos lo han regalado. Pero, a la fuerza nadie entrará allí. Es necesario pedirlo, merecerlo de alguna manera. El mismo Jesús proclamaba: “El Reino de los cielos se gana luchando, y sólo los que luchan lo arrebatan.”
Si ganar el cielo es lo más grande que podamos lograr, perderlo es lo más triste y trágico que nos pueda suceder. Ambas cosas están sucediendo de continuo: los que están ganando la gloria y los que están ganando la perdición. Y tú, ¿qué estás ganando? ¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma? Jesús sabe lo que dice. ¡Cuantas veces empleamos los mejores años, las mejores energías, en conseguir lo pasajero, hipotecando lo eterno! Así, nos convertimos en los peores perdedores, porque perdemos lo único necesario.



El cielo es cielo por Dios y María

Al fin nos encontraremos cara a cara con los dos más grandes amores de nuestra vida. Entonces sabremos lo que es estar locamente enamorados y para siempre de las personas más dignas de ser amadas. Enamorados de Dios, en un éxtasis eterno de amor: amados por el Amor Infinito, la Bondad Infinita. Ahí comprenderemos los misterios del amor aquí muy poco comprendidos. Volveremos a Belén a amar infinitamente, eternamente a aquel Dios hecho niño por nosotros. Volveremos a la fuente de Nazareth donde Jesús llenó el cántaro de María tantas veces.
Volveremos al Cenáculo a quedar de rodillas y extasiados ante la institución de la Eucaristía, y comprenderemos las palabras del evangelista Juan: “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo”. Volveremos al Calvario y querremos quedarnos allí mucho, mucho tiempo, siglos, para contemplar con el corazón en llamas el amor más grande, la ternura más delicada, y comprenderemos cada uno lo que Pablo gritaba: “Líbreme Dios de gloriarme en nada si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo”. Pediremos permiso de bajar a la tierra para visitar los Santos lugares no como turistas sino como locamente enamorados. Volveremos a leer el Evangelio con el corazón en éxtasis de amor. Todo esto por mí, por amor a mí. Agradeceremos a María su “fiat”, su “hágase en mí según tu palabra”, y le diremos con amoroso acento: “Gracias, Madre, por haber dicho que sí.” Releeremos una y otra vez aquella escena del Calvario, cuando Jesús moría: “Ahí tienes a tu Madre”. Ahí la tengo, junto a mí, en el cielo, para siempre...
¡Gracias, Jesús, por haberme dado tu Rosa, tu joya más preciosa. ¡Gracias, por haberme dado a tu Madre como madre mía! Te quiero mucho, te quiero tanto por María... Volveremos a Belén, a aquella cueva bendita donde nació el Amor hecho niño por mí. Besaremos el pesebre, las pajas. Y nos quedaremos allí durante muchas horas, y con ganas de volver mil veces. Volveremos a Nazareth, a la humilde casita de la dulce María. Tú nos enseñarás cada rincón de la casa. “Aquí estuvo el arcángel, y le respondí que sí. Aquí estaba el taller de José, mi queridísimo José. Aquí la cocina en la que pasé tantas horas entre los pucheros. Aquí el huerto, en el que me extasiaba con las flores”. Y querremos quedarnos en esa casita años y años, en aquel rincón del cielo...


Al cielo subió la Puerta del cielo


Sueño en ese momento en que tocaré a la puerta. Y saldrá a abrirme con los brazos abiertos y una sonrisa celestial María Santísima. Tendré que sostenerme para no morir otra vez, pero de puro gozo al ver sus ojos de cielo, su rostro bellísimo, su amor increíble pero real.
Tenía tantos deseos de verte, OH Madre mía; tantas veces te recé la Salve y recé el rosario –aunque a veces distraído. En el cielo recitaré de nuevo todos los rosarios mal rezados, como un serafín. ¡Qué pena que en la tierra te conocí tan poco y tan poco te amé! En el cielo te amaré por lo que no te amé en la tierra.
María es la mujer triunfadora por excelencia. La humilde esclava del Señor ha logrado lo que ninguna mujer famosa ha conseguido. Eligió como meta cumplir la voluntad de Dios; como motivación el amor. El Premio: La Asunción los cielos en cuerpo y alma. Así nos enseña de forma contundente la mejor forma de vivir.

Oración:

Oh María, Puerta del cielo, no permitas que tu hijo pródigo prefiera comer las bellotas y apacentar los puercos cuando ha sido llamado al amor eterno y a la felicidad suprema en el cielo junto con Dios y junto a Ti. Haz lo que sea, no importa qué cosa, para obtener ese cielo que tiene una morada para mí, preparada con tanto cariño por Jesús y por ti, Madre.


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