"...desde antes que naciera Abraham, Yo Soy"

El Papa: ‘Dios ama con un amor sin límites’

Evangelio según San Juan 8,51-59. 


Jesús dijo a los judíos: "Les aseguro que el que es fiel a mi palabra, no morirá jamás". Los judíos le dijeron: "Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y tú dices: 'El que es fiel a mi palabra, no morirá jamás'. ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?". Jesús respondió: "Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman 'nuestro Dios', y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: 'No lo conozco', sería, como ustedes, un mentiroso. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. 
Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría". Los judíos le dijeron: "Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?". Jesús respondió: "Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy". Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del Templo.


San Ambrosio (c. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia Sobre Abrahán, I 67-78

“Abrahán ha visto mi día...” (Jn 8,56)

“Dios dice a Abrahán: Toma tu hijo, el que amas, Isaac. Vete a la montaña y sacrifícamelo ahí en holocausto.” (Gn 22,2) Isaac es figura de Cristo que sufrirá; llega sobre un pollino...y cuando el Señor ha venido a padecer la pasión por nosotros, desató el pollino y se sentó encima... Abrahán dice a sus criados: -Volveremos con vosotros-, sin saber él que esto era una profecía... Isaac se cargó la leña, Cristo llevó la cruz. Abrahán acompañaba a su hijo; el Padre acompañaba a Cristo. Dice en efecto: “Me dejaréis solo, pero yo no estoy nunca solo, porque el Padre está siempre conmigo.” (Jn 16,32) Isaac dice a su padre: -Aquí está la leña, pero, el cordero ¿dónde está?- Son palabras proféticas, pero él no lo sabe. El Señor preparó un Cordero para el sacrificio. Abrahán también profetizó cuando dijo: -Dios proveerá para el cordero del holocausto.-... 
 -El ángel dice: Abrahán, Abrahán!...No pongas la mano sobre el muchacho; sé que temes a Dios, tú que no has rehusado ofrecerme a tu hijo amado.” (Rm 8,32)... Abrahán levanta los ojos y mira: he aquí que ve entre las zarzas un carnero. ¿Porqué un carnero? Es el que tiene más valor en el rebaño. Porque enredado entre las zarzas? Para dar a entender que no era una víctima de la tierra.. Nuestro cuerno, nuestra fuerza, es Cristo. (Lc 1,69) que es superior a todo hombre, como lo leemos: -Eres el más bello de los hijos de los hombres...” (Sal 44) El sólo fue levantado de la tierra y exaltado como nos lo enseña por estas palabras: “No soy de este mundo; yo soy de arriba.” (Jn 8,23) Abrahán vio mi día y se alegró. Se apareció a Abrahán, revelándole que en su cuerpo sufriría la pasión para rescatar al mundo entero. Indica el género de la pasión mostrándole al carnero colgado entre las zarzas. Este arbusto es el árbol de la cruz. Y levantado en el árbol el guía incomparable del rebaño atrae todo hacia si, para revelarse a todos.

San Patricio Bretaña

Obispo (c. 385-461)  "Yo era como una piedra en una profunda mina; y aquel que es poderoso vino, y en su misericordia, me levantó y me puso sobre una pared."

Nacido en Bretaña hacia el año 385, fue llevado cautivo muy joven a Irlanda, y obligado a desempeñar el oficio de pastor de ovejas. 

Conseguida la libertad fue sacerdote y obispo de su nueva patria a la que dedicó el resto de su vida mostrando unas dotes extraordinarias como evangelizador y ocupándose de la organización eclesiástica de Irlanda de la que es patrono.  Murió en el año 461.

Oremos 

Dios todopoderoso, que para dar a conocer tu nombre a los pueblos de Irlanda escogiste al obispo San Patricio, haz que, por su intercesión y sus méritos, los cristianos descubran el sentido misional de la fe y anuncien a los hombres las maravillas de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Calendario de  Fiestas MarianasNuestra Señora de Irlanda (1697). El Oficio de  Nuestra Señora es instituído por el Papa Urbano II (1905)

Es mi Padre quien me glorifica


Juan 8, 51-59. Cuaresma. Buscar la paz y el arrepentimiento cerca de Cristo. 



Oración introductoria


Señor, quiero ser fiel a tu Palabra y tener un momento de intimidad contigo en la oración. Creo, espero y te amo. Dame tu luz para que sepa guardar el silencio necesario para escuchar lo que hoy me quieres decir.


Petición


Señor, ayúdame a incrementar mi vida de gracia y a vivir siempre de acuerdo a ella.



Meditación del Papa Francisco


La Trinidad, como mencionaba, es también el fin último hacia el cual está orientada nuestra peregrinación terrenal. El camino de la vida cristiana es, en efecto, un camino esencialmente 'trinitario': el Espíritu Santo nos guía al conocimiento pleno de las enseñanzas de Cristo. Y también nos recuerda lo que Jesús nos ha enseñado. Y Jesús, a su vez, ha venido al mundo para hacernos conocer al Padre, para guiarnos hacia Él, para reconciliarnos con Él. Todo, en la vida cristiana, gira alrededor del misterio trinitario y se cumple en orden a este misterio infinito. Intentemos, por tanto, mantener siempre elevado el 'tono' de nuestra vida, recordándonos para qué fin, para cuál gloria existimos, trabajamos, luchamos, sufrimos. Y a cuál inmenso premio estamos llamados.

Este misterio abraza toda nuestra vida y todo nuestro ser cristiano. Lo recordamos, por ejemplo, cada vez que hacemos la señal de la cruz: en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Y ahora los invito a hacer todos juntos, y en voz alta, esta señal de la cruz ¡todos juntos! "En nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo". (Homilía de S.S. Francisco, 31 de mayo de 2015, en Santa Marta).

Reflexión


Claro que nos escandalizamos de Jesús muchas veces, y es, sobre todo, porque él es más generoso que nosotros. Él está por delante de nosotros para enseñarnos el camino y a nosotros nos pasa algo muy curioso. Decimos que Jesús es Dios y que por eso no podemos hacer lo que Él hizo. Pero en el fondo es porque somos unos cobardes, que no nos atrevemos a dar el sentido que Cristo le dio a sus actos. Nosotros no podremos caminar sobre las aguas ni multiplicar panes. Pero lo que debemos aprender de Cristo no es tanto lo que hizo sino cómo lo hizo.
Y es que detrás de nuestra actitud de temor existen estos sofismas. "Todos los demás lo dicen, la televisión lo ha dicho, se lo he escuchado a mis amigos, así lo hace todo el mundo, si no lo hago así se ve raro".. Y mientras tanto, cojo una piedra del suelo y se la lanzo a Jesús, pues prefiero darle una pedrada a Jesús que quedar mal delante de los hombres.
Sin embargo, Jesús prefirió quedar mal delante de los demás por salvar la vida de una persona. Tomó el riesgo de ser apedreado por salvar a una pecadora. Aquí está la actitud que podemos aprender de Cristo. Exponer nuestra misma vida con tal de traer la paz a una persona, aunque creamos que es un pecador. Esto significa solapar los errores del otro, sino perdonarlo, a pesar de que muchos lo condenen, nosotros preferir, como Cristo, buscar su salvación. Buscar traerle la paz y el arrepentimiento por sus pecados para que en adelante no peque más.
Propósito
Revisar mis actividades para saber qué lugar ocupa Dios en mi vida.


Diálogo con Cristo


Señor Jesús, qué fácilmente puedo negarte el lugar que te corresponde en mi vida. No quiero dejarme envolver por lo transitorio y fugaz para saber dedicar el mayor y el mejor tiempo de mi vida al servicio de los demás, por amor a Ti. Por eso te doy gracias por este momento de oración que me hace reconocer, agradecer y evaluar el uso que estoy dando a todos los talentos con los que has enriquecido mi vida, especialmente el uso de mi tiempo.



La Eucaristía, Sacrificio de Cristo en la Cruz


La eucaristía es banquete: ¡Vengan y coman! Es Pan que baja del cielo y da vida al mundo. 


Respondióles Jesús: "Soy Yo el pan de vida; quien viene a Mí, no tendrá más hambre, y quien cree en Mí, nunca más tendrá sed. Pero, os lo he dicho: a pesar de que me habéis visto, no creéis. Todo lo que me da el Padre vendrá a Mí, y al que venga a Mí, no lo echaré fuera, ciertamente, porque bajé del cielo para hacer no mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Ahora bien, la voluntad del que me envió, es que no pierda Yo nada de cuanto El me ha dado, sino que lo resucite en el último día. Porque ésta es la voluntad del Padre: que todo aquel que contemple al Hijo y crea en Él, tenga vida eterna; y Yo lo resucitaré en el último día". Jn 6, 35-40



¡Quitémonos las sandalias porque el lugar que pisamos es lugar santo!


La eucaristía es lo más santo que tenemos en el cristianismo.


Vimos que la eucaristía es banquete: ¡Vengan y coman! Es Pan que baja del cielo y da vida al mundo. ¡Vengan y coman!


¿Cómo es posible que haya cristianos que no se acerquen a la santa misa que es banquete celestial, donde Dios nos alimenta con su Palabra y con el Cuerpo Sacratísimo de su Hijo, para darnos la vida divina, fortalecernos en el camino de la vida?

Prefieren ir por el camino de la vida débiles, famélicos, deprimidos, cansinos, desilusionados.


¿Cómo es posible que haya cristianos que, pudiendo comulgar, no se acercan a este banquete que sacia?... Precisamente porque tal vez no quieren confesarse. Prefieren vivir y ser sólo espectadores en el banquete celestial. Eso sí: es un banquete y hay que venir con el traje de gala de la gracia y amistad de Dios en nuestra alma. ¡Vengan y coman! ¡El que coma de este pan no tendrá más hambre de las cosas del mundo! La Iglesia está para eso: para darnos el doble pan: el de la Palabra y el de la eucaristía.


Ahora veremos el segundo aspecto de la eucaristía y de la santa misa: la eucaristía es el sacrificio de Cristo en la Cruz que se actualiza y se hace presente sacramentalmente, sobre el altar.


¿Qué significa que la Misa es sacrificio?


El sacrificio que hizo Jesús en la Cruz, el Viernes Santo, muriendo por nosotros para darnos la vida eterna, abrirnos el cielo, liberarnos del pecado... se vuelve a renovar en cada misa, se vuelve a conmemorar y a revivir desde la fe. Cada misa es Viernes Santo. Es el mismo sacrificio e inmolación, pero de modo incruento, sin sangre. El mismo sacrificio y con los mismos efectos salvíficos.


En cada misa asistimos espiritualmente al Calvario, al Gólgota... y en cada misa con la fe podemos recordar, por una parte, los insultos, blasfemias que le lanzaron a Jesús en la Cruz... y por otra parte, las palabras de perdón de Cristo a los hombres y de ofrecimiento voluntario y amoroso a su Padre celestial: “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen...Todo está cumplido”.


Con los ojos de la fe, en cada misa veremos a Cristo retorcerse por todos los martillazos y golpes que le propinaron y le propinamos con nuestros pecados. ¡Esto es sacrificio! En cada misa Cristo muere lenta y cruelmente por nosotros.


Con los ojos de la fe, en cada misa veremos ese rostro de Cristo sangrante, humillado, escarnecido, golpeado... y esa espalda magullada, destrozada por los azotes que los pecados de los hombres le han infligido, le hemos infligido.


Si tuviéramos más fe, en cada misa deberíamos experimentar, junto con Jesús, esa agonía, tristeza, tedio que Él experimentó al no sentir la presencia sensible de su Padre... y deberíamos acercarnos a Él y consolarle en su dolor y en su sacrificio, compartiendo así con Él su Pasión.


Que la misa es sacrificio significa que aquí y ahora, Cristo es vapuleado, maltratado, golpeado, vendido, traicionado, burlado, negado por todos los pecados del mundo... y Él se entrega libremente, amorosamente, conscientemente, porque con su muerte nos da vida.


En cada misa, ese Cordero divino se entrega con amor para, con su Carne y Sangre, dar vida a este mundo y a cada hombre.


Si tuviéramos fe, nos dejaríamos empapar de esa sangre que cae de su costado abierto... y esa sangre nos purificaría, nos lavaría, nos santificaría.


Si tuviéramos fe recogeríamos también su testamento, su herencia, su Sangre, cada gota de su Sangre, sus palabras, sus gestos de dolor.


La santa misa es sacrificio también en cada uno de nosotros, que formamos el Cuerpo Místico de Cristo. Venimos a la misa para sufrir espiritualmente junto con Cristo, a morir junto a Cristo para salvar a la humanidad y reconciliarla con el Padre celestial. En cada misa deberíamos poner nuestra cabeza para ser coronada de espinas y así morir a nuestros malos pensamientos.

En cada misa deberíamos ofrecer nuestras manos para ser clavadas a la Cruz de Cristo y así reparar nuestros pecados cometidos con esas manos.


En cada misa deberíamos ofrecer nuestro costado para ser traspasado, y así reparar nuestros pecados de odios, rencores, malos deseos. En cada misa deberíamos poner nuestras rodillas para ser taladradas, para reparar los pecados que cometimos adorando los becerros de oro.
En cada misa deberíamos ofrecer nuestros pies para que fueran clavados en la Cruz de Cristo y así reparar los pecados que cometimos yendo a lugares peligrosos.


Esto es vivir la eucaristía en su dimensión de sacrificio. ¡Morir a nosotros mismos!; para que, con nuestra muerte al pecado, demos vida al mundo, a nuestros hermanos.


¿Verdad que es terriblemente comprometedora la santa misa? ¿A quien le gusta cargar con la Cruz de Cristo en su vida, y caminar con ella a cuestas, sacrificándose y crucificándose día a día en ella? En cada misa deberíamos experimentar en el alma la crucifixión de Cristo y su muerte, y también su resurrección a una vida nueva y santa.


Sí, la eucaristía es Banquete. ¡Comamos de él! Sí, la eucaristía es Sacrificio. ¡Ofrezcámonos en él al Padre por Cristo para la salvación del mundo! Bebamos su sangre derramada, que nos limpia.


Quedémonos de pie, como María, en silencio, junto al Calvario, y ofrezcamos este sacrificio de Cristo y nuestro, muriendo a nosotros mismos. Amén.


Seis preguntas clave para entender la Semana Santa

No todos conocen cada detalle sobre este tiempo, como por qué se celebra o de qué se compone exactamente


La Semana Santa es uno de los momentos más importantes para los católicos. Sin embargo, no todos conocen cada detalle sobre este tiempo, como por qué se celebra o de qué se compone exactamente. Recogemos las 6 preguntas básicas para entender la Semana Santa.

¿Qué es la Semana Santa?.

La Semana Santa es el periodo en el que se prepara y conmemora la Pasión y Muerte de Jesucristo. Comienza con su entrada en Jerusalén y termina con su crucifixión.

¿Cómo celebran los católicos la Semana Santa?

Hay cuatro ceremonias importantes durante la Semana Santa.

El domingo de Ramos recuerda la llegada de Jesús a Jerusalén. Los católicos ese día organizan procesiones con ramas de olivo y palmas bendecidas.

El Jueves Santo se conmemora la traición de Judas y la Última Cena, donde Jesús instituyó la Eucaristía. Por la mañana, los obispos se reúnen con los sacerdotes de sus diócesis y bendicen los santos óleos. El lavatorio de los pies tiene lugar más tarde ese día durante la Misa de la Última Cena.

El Viernes Santo es el día más triste del año para los católicos. Rememora la agonía y el sufrimiento del prendimiento, el juicio y la muerte de Jesús. Ese día no hay Misa. Jesús ha muerto.

Al anochecer del sábado Santo tiene lugar la principal celebración cristiana del año: la Vigilia Pascual. Se conmemora la Resurrección de Jesús.

¿Por qué adornan las iglesias de esa manera?

Durante el Viernes y el Sábado Santo, las iglesias están adornadas de manera distinta que el resto del año. Muchas de ellas, utilizan el negro o el morado para la decoración. En Italia, cubren los crucifijos una semana antes de que comience la Semana Santa y durante el Viernes y el Sábado Santo, no hay Eucaristía ni Agua bendita.

¿Desde cuándo celebran los católicos la Semana Santa?

La Semana Santa se celebra desde los comienzos de la Iglesia. Hay documentos que datan que ya en el siglo IV, cristianos en Egipto, Palestina, y la actual Turquía y Armenia, conmemoraban la Pasión de Cristo. Es probable que estas celebraciones se llevaran a cabo durante algunos años antes.  A Europa esta costumbre llegó en el siglo V.

¿Cuándo se celebra la Semana Santa?

La Semana Santa es la última semana de Cuaresma. Comienza con el Domingo de Ramos y termina el Sábado Santo. Este año 2016, la Semana Santa dura desde el 20 de marzo hasta el 26 de marzo. Cada año se celebra en una fecha distinta, se fija el domingo siguiente de la primera luna llena de la primavera.

¿Cuándo ocurrió verdaderamente la Semana Santa?

Se calcula que la Resurrección de Jesús se produjo el Domingo 9 de abril. De manera que el Jueves Santo tuvo lugar el 6 de abril.

 

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