Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas

Evangelio según San Juan 10,1-10. 


Jesús dijo a los fariseos: "Les aseguro que el que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, sino por otro lado, es un ladrón y un asaltante. El que entra por la puerta es el pastor de las ovejas. El guardián le abre y las ovejas escuchan su voz. El llama a cada una por su nombre y las hace salir. Cuando las ha sacado a todas, va delante de ellas y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz. Nunca seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen su voz". Jesús les hizo esta comparación, pero ellos no comprendieron lo que les quería decir. Entonces Jesús prosiguió: "Les aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos aquellos que han venido antes de mí son ladrones y asaltantes, pero las ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia."

San Clemente de Alejandría (150-c. 215), teólogo El Pedagogo, 9,83s

“He venido para que los hombres tengan vida, y la tengan en abundancia”

Enfermos, tenemos necesidad de un Salvador; extraviados, de aquél que nos conducirá; sedientos, de la fuente de agua viva; muertos, tenemos necesidad da vida; ovejas, de pastor; niños, de educador: y toda la humanidad tiene necesidad de Jesús… 

    Si queréis, podemos comprender la suprema sabiduría del santísimo pastor y educador, que es el Todopoderoso y el Verbo del Padre, cuando se sirve de una alegoría y se llama a sí mismo el pastor de las ovejas; pero él es también el educador de los más pequeños. Por eso, por medio de Ezequiel, se dirige largamente a los ancianos y les da ejemplo de su solicitud: “Buscaré las ovejas perdidas, haré volver a las descarriadas, vendaré a las heridas, curaré a las enfermas; a las gordas y fuertes las guardaré, y las apacentaré debidamente en mi monte santo” (Ez 34,16). Sí, maestro, condúcenos a los grandes pastos de tu justicia. Sí, tú, nuestro educador, sé nuestro pastor que nos lleva a tu montaña santa, hasta la Iglesia que se eleva por encima de las nubes, que toca los cielos. “Yo mismo apacentaré a mis ovejas, dice, y yo mismo las haré sestear” (Ez 34,14). Quiere salvar mi carne revistiéndola de la túnica de incorruptibilidad… “Me llamarán, dice, y yo diré: Aquí estoy” (Is 58,9)… 

    Así es nuestro educador; es bueno con justicia. “No he venido para ser servido, dice, sino para servir” (Mt 20,28). Por eso en el Evangelio lo vemos cansado (Jn 4,5), él, que se cansa por nosotros y promete “dar su vida en rescate por todos” (Mt 20,28). Afirma que sólo el buen pastor actúa así. ¡Qué donador tan magnífico, que da por nosotros lo más grande que tiene: su vida! ¡Qué bienhechor, amigo de los hombres, que ha preferido ser su hermano primero que su Señor! Ha puesto en juego toda su bondad, hasta morir por nosotros.

San Perfecto de Córdoba

Presbítero y Mártir, 18 de abril


Martirologio Romano: En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, san Perfecto, presbítero y mártir, que fue encarcelado y después degollado por los sarracenos, por haber combatido la doctrina de Mahoma y confesado con firmeza su fe en Cristo. († 850)

Fue el primero de los mártires cristianos que ocasionó la persecución de Abd al-Rahman II, el emir de al-Andalus, hijo y sucesor de Al-Hakam I, en el año 850. San Eulogio, contemporáneo suyo, comienza con el relato de su martirio el Memorial de los mártires.
Hijo de padres cristianos y nacido en Córdoba, conocedor del idioma árabe, aparece vinculado a la Iglesia de san Acisclo donde se formó y se ordenó de sacerdote, cuando es pleno el dominio musulmán.
En el año 850 se abre una etapa de mayor rigor e intransigencia musulmana que rompe la convivencia hasta el momento equilibrada entre las poblaciones monoteístas de la ciudad. El presbítero Perfecto encabeza la lista de los mártires cordobeses del siglo IX.
En los comienzos del 850 le rodea un malintencionado grupo de musulmanes; le preguntan su parecer acerca de Cristo y de Mahoma. Perfecto expresó con claridad su fe en Jesucristo: Jesucristo es el Señor, sus seguidores están en la verdad, y llegarán a la salvación; la Ley de Cristo es del Cielo y dada por el mismo Dios. "En cuanto a lo que los católicos piensan de vuestro profeta, no me atrevo a exponerlo, ya que no dudo que con ello os molestaréis y descargaréis sobre mí vuestro furor". Pero, ante su insistencia y con la promesa de impunidad, con la misma claridad expone lo que pensaba sobre quien ellos tenían como profeta: Mahoma es el hombre del demonio, hechicero, adúltero, engañador, maldito de Dios, instrumento de Satanás, venido del infierno para ruina y condenación de las gentes.

Han quedado sus interlocutores atónitos, perplejos y enfurecidos. ¿Cómo podrán soportar que se llame al profeta Mahoma mentiroso y a su doctrina abominación? ¿Aceptarán oír que quienes le siguen van a la perdición, tienen ciego el entendimiento y su modo de vivir es una vergüenza?


Le llaman traidor, le llevan al cadí y entra en la cárcel.


Allá, junto al Gaudalquivir, el 18 de abril del 850, en el sitio que se llamó "Campo de la Verdad" por los muchos mártires que se coronaron, fue degollado por odio a la fe que profesaba,.


Luego se enterró su cadáver en la iglesia de san Acisclo y sus restos se trasladaron más tarde -en el 1124- a la iglesia de san Pedro.
Su muerte ejemplar alentó a los acorralados y miedosos cristianos. Desde este martirio, habrá quienes se acerquen voluntariamente a los jueces.


Además de claridad en los conceptos, hay exactitud en las palabras y lo que es más importante coherencia en las obras. Quizá los "hábiles dialogantes" de hoy tildaríamos a Perfecto de "imprudente" por nuestra extraña cobardía que pega al suelo; pero, si la prudencia es virtud que acerca al cielo, Perfecto fue un hombre prudente. La verdad tiene un camino y, cuando Perfecto abría la boca, en su simpleza, sólo sabía decir la verdad. No es bueno confundir la tolerancia con la indiferencia.
 
Yo soy la puerta de las ovejas


Juan 10, 1-10. Pascua. Entrar por la puerta de Cristo es encontrar la paz, la alegría, la serenidad, el gozo. 


Oración preparatoria


Dios mío, ayúdame a escucharte en este rato de oración, porque Tú me das vida, y en abundancia. Concédeme amarte más a Ti que a mí mismo, dame la gracia de saber entrar por la puerta que me señalas y que en definitiva seas Tú realmente el Señor de mi vida entera.


Petición


Jesús, que sepa reconocer tu voz. Y reconocerte en mis hermanos.


Meditación del Papa Francisco

Quisiera decir una última cosa, una última cosa. Aquí hay muchos jóvenes. Jóvenes, queridos jóvenes, ustedes tienen una especial sensibilidad ante la injusticia, pero a menudo se sienten defraudados por los casos de corrupción, por las personas que, en lugar de buscar el bien común, persiguen su propio interés. A ustedes y a todos les repito: nunca se desanimen, no pierdan la confianza, no dejen que la esperanza se apague. La realidad puede cambiar, el hombre puede cambiar. Sean los primeros en tratar de hacer el bien, de no habituarse al mal, sino a vencerlo con el bien. La Iglesia los acompaña ofreciéndoles el don precioso de la fe, de Jesucristo, que ha «venido para que tengan vida y la tengan abundante».

Hoy digo a todos ustedes: No están solos, la Iglesia está con ustedes, el Papa está con ustedes. Llevo a cada uno de ustedes en mi corazón y hago mías las intenciones que albergan en lo más íntimo: la gratitud por las alegrías, las peticiones de ayuda en las dificultades, el deseo de consuelo en los momentos de dolor y sufrimiento. Todo lo encomiendo a la intercesión de Nuestra Señora de Aparecida, la Madre de todos los pobres del Brasil, y con gran afecto les imparto mi Bendición. Gracias. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 25 de julio de 2013).

Reflexión


Pronunciar el nombre de Cristo, escucharle y reconocerle en nuestro interior, sólo nace de las almas que verdaderamente han hecho esa experiencia amorosa con Él. Una experiencia que no se reduce a un simple recitar de oraciones, o a un compromiso obligatorio dominical, sino que más bien se eleva a un contacto frecuente e íntimo con el Señor en la oración de todos los días, en el trabajo cotidiano, e incluso, en los sufrimientos que podamos padecer y ofrecer por amor a Él.
Las almas que buscan la verdadera fuente de la felicidad en Cristo, saben que solamente en su interior, donde Dios se hace paz, alegría, serenidad, gozo, se encuentra la verdadera e íntima amistad con Él. Son esas ovejas que entran por la puerta de la renuncia y del sacrificio, que escuchan el llamado personal del Buen Pastor, y que le siguen por los caminos por donde Él las lleva, siempre con la única finalidad y deseo de estar con Él delectándose con su dulce compañía.


Propósito.

Renovar mi compromiso de meditar diariamente, para vivir de acuerdo a la Palabra de Dios.


Diálogo con Cristo


La parábola del Buen Pastor me permite recordar que Tú eres quien debe guiar mi vida. Buscas mi bien y por eso me invitas a entrar por la puerta de la fe, para que pueda realmente tener un encuentro personal contigo en la oración y mi vida sacramental. Ayúdame a nunca temer, que me atreva a abrir, entrar y recorrer el camino que me señalas, porque es el camino a la felicidad.


Una presencia transformante

María es modelo de todas las virtudes. En su vida hay una admirable plenitud de fuerza vital, vigor y delicadeza; es noble, valiente y humilde hasta el fondo. 



Su madre murió cuando él tenía ocho años. Sin embargo, Lolek no quedó huérfano. La madre que yacía en la tumba dejaba la tierra, pero Otra le bajaba del cielo para acompañar sus pasos y brindarle cariño en la gélida Wadowice.

Cuando entró al seminario se dejó conquistar por la Mujer Perfecta y su sacerdocio no fue otra cosa que una tierna relación con Ella. La Providencia le colocó como obispo y después como cardenal. Finalmente, cuando Karol Wojtyla salió al balcón del mundo, anunció en su lema papal lo que era el gran secreto de su vida “Totus tuus ego sum María”, “Soy todo tuyo, María”.


En la vida de Juan Pablo II la presencia de la Virgen fue verdaderamente transformante. Karol contempló a María, la amó y después la imitó. Su relación con Ella no era un pietismo fácil o una simple devoción de rezos y plegarias superficiales. María para él fue Madre, Compañera, y también Maestra de virtudes.


De ella aprendió la total entrega a la misión, la atrevida y radical apuesta por la fe, la caridad ardiente por los hombres y la sencillez de saberse Siervo del Señor.



Su regla de correspondencia en el amor siempre fue ésta: “Se logra corresponder al amor, cuando la persona amada logra transformarnos y nos impulsa a dar lo mejor de nosotros mismos”. “El mejor amor exige la mejor respuesta”. La presencia maternal, femenina y corredentora de la Virgen le inspiró al Papa una de las aventuras más intrépidas en la historia del cristianismo. En su pontificado el Evangelio recorrió cientos de naciones, millones reencontraron la fe, la Iglesia fortaleció su mensaje y Cristo fue más conocido gracias a los pies del peregrino de la esperanza.


Pero ¿qué veía en María Juan Pablo II? ¿Por qué es tan transformante la presencia de la Virgen?
El Papa veía en Ella la “Puerta del Cielo”. El sí de la Virgen a la encarnación fue la llave para que el Salvador entrara al mundo transformándolo en Reino de amor.


La historia se repite hoy: cada vez que un hombre invita a María a su vida Ella se encarga de entrar a aquel corazón portando a Cristo en su vientre. En resumen, Ella no nos muestra un camino: Ella nos trae a quien es El Camino, La Verdad y La Vida. María nos hace dar lo mejor porque nos trae al Mejor: a Cristo.


El secreto de María es que todo en su vida nos habla de Dios. Su historia es la hazaña de una fe sin cortapisas, es esa su gran virtud. La fe de María fue la apuesta arriesgada y valiente a la palabra de un ángel. Dios le dio el don y también el regalo de mantenerlo. Gabriel sólo se le apareció una vez y después la dejó para que organizara su existencia a partir de ese salvífico anuncio que no entendía del todo.


Ella comprendió que su vocación no era la de entenderlo todo perfectamente, sino la de amar incondicionalmente ese plan lleno de paradojas. Su Hijo era Rey de las naciones pero la Providencia le designaba el nacer en un pesebre. Era el Hijo de Dios pero viviría en la pobre Nazaret. A pesar de que era el Mesías esperado permanecía trabajando en la humilde carpintería. Sin fe, ¿cómo no dudar de aquel misterioso mensaje?


Su respuesta al don de la fe fue más grande. Derrotó toda duda, siempre con la gracia de Dios, y terminó pronunciando: “Mi alma Glorifica al Señor mi Dios, mi espíritu se llena de gozo, al contemplar la bondad de Dios mi Salvador”.


En la Virgen también destaca su sencillez. Jamás hubo soberbia o presunción por el hecho de ser la doncella elegida, la mujer preservada del pecado original o la Reina de los apóstoles. Los dones recibidos fueron para Ella motivos para alabar a Dios. Nunca en sus ojos existió un espació para ver su grandeza, ni en su corazón hubo un rincón para la arrogancia. ¡Todo fue un darse en María!


No se puede dejar de mencionar la caridad de María. Jean Galot decía que cuando el niño Jesús contempló los ojos de María había en ellos un resplandor que había visto antes en su Padre Eterno; los ojos de su Madre transmitían una ternura y un amor tal que no podían ser otra cosa que el corazón de Dios hecho Mamá.


Pero la caridad de María no se redujo a un cariño simplón; su amor fue puesto a prueba en la huida a Egipto, en la partida de Cristo a la misión, en las persecuciones que Él y, por consiguiente, Ella sufrían. Por último perseveró en el amor ante la gran prueba de la cruz.


Se podrían seguir enumerando las grandezas de la Virgen, porque sin duda es María Modelo de todas las virtudes. Su vida es una armónica sinfonía de simplicidad y grandeza. Lo apuntó muy bien Romano Guardini: “en María hay una admirable plenitud de vida, rica de fuerza vital, vigorosa y delicada; noble, valiente y humilde hasta el fondo”.


Es indudable que cuando Ella toma posesión de un grupo o de una iniciativa su presencia llena aquel entorno de ternura, de esperanza y de fe. Pero, sobre todo, cuando María se hace cargo de la vida de un cristiano su presencia es transformante, porque Ella lo dirige hacía lo mejor… Hacia El Mejor.




Algunas de las protagonistas de "Quiero ser monja"

Entre la cursilería y la profundidad
Quiero ser monja: la ambigüedad de los medios
"El guion resulta respetuoso con la vida religiosa en un sentido general"
Redacción, 18 de abril de 2016 a las 13:21
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No representa bien a la vida religiosa femenina actual y tampoco acierta a presentar la motivación y el camino de discernimiento que realiza una persona que se acerca a una comunidad

(Peio Sánchez).- El docureality de Mediaset/Cuatro sobre la llamada a la vida religiosa femenina se mueve entre la ficción y la objetividad, la cursilería y la profundidad, la exhibición y la autenticidad, el espectáculo y la difícil intimidad ante una cámara.

Entre los méritos del programa está lacontención del guión que garantiza que las comunidades y religiosas se presten a la participación, así como colocar la vida religiosa en el paisaje de la vida normal venciendo estereotipos al uso. Entre los numerosos límites la presentación de la experiencia de Dios entre simplificaciones infantiloides, el desdibujamiento de Jesucristo como inspiración, una imagen de la mujer, y por tanto de la religiosa, sesgada hacia lo emotivo, aspecto que también afecta a lo comunitario, así como una banalización del compromiso de servicio hacia los otros.

Siguiendo la estela de "The Sisterhood: Becoming Nuns", una serie de seis episodios realizada para la televisión de EEUU, la propuesta de Cuatro en prime time ha llegado a 1 390 000 espectadores (7,1%) en la primera entrega titulada "La llamada" y a 1 154 000 (6,2%) en la segunda parte bajo el título "El camino", marcando una cierta tendencia a la baja. En el caso español las congregaciones que han participado son las hermanas del Santísimo Sacramento, de Santa María de Leuca y las Justinianas. Los productores han señalado que más que realizar un programa religioso han tratado de mostrar un mundo desconocido ante el público.

Desde el punto de vista de la vida religiosa femenina y, ante el drástico descenso de vocaciones, el programa pretende ofrecer esta forma de vida de manera atractiva y perfectamente normal. En este sentido late una intención vocacional en las protagonistas que se han prestado a dar razón de su vida.

El formato de docureality es un híbrido. Por una parte se presenta como un reality show que trata de hacer un espectáculo de la realidad reuniendo persona reales (no de ficción) en un mismo espacio físico para que interactuando atraigan a la audiencia (Gran Hermano, Supervivientes,...). Pero en realidad es un documental ficcionado que realiza un casting de tipologías en las candidatas a ser religiosas, que despliega un itinerario temático en los contenidos y experiencias de discernimiento en su viaje por tres comunidades distintas en Madrid, Alicante y Granada al mismo tiempo que ofrece testimonios reales de religiosas y del proceso de descubrimiento de los cinco jóvenes participantes.

El guion resulta respetuoso con la vida religiosa en un sentido general. El grupo de jóvenes buscadoras es significativo de una cierta tipología, aunque algunas de ellas quedan poco definidas como personajes, lo que dificultará el enganche de la audiencia a pesar del marketing que rodea la serie.

La dificultad principal de esta serie estriba en testimoniar la experiencia de Dios, como motivación central, a un público abierto que la desconoce. En primer lugar, la experiencia de discernimiento vocacional se despliega en un tiempo largo que en el formato de serie televisiva exige concentración. El lenguaje que se elabora resulta poco comunicativo ya que las fórmulas tipo "Jesús te llama" llegan a resultar ridículas si no alcanzan a describir la experiencia que está detrás. Además la oración resulta de lo menos televisivo ya que pretende hacer visible algo que acontece esencialmente de forma invisible.

Películas-documental como "El gran silencio" (2004) de Philip Gröning lo lograron, pero esto exigió del espectador y del narrador un auténtico ejercicio de contemplación. Algo que la inmediatez del medio televisivo no puede soportar.

Por otra parte, los testimonios, en breves cortes, de las religiosas tienen dificultad para trasparentar las verdaderas motivaciones. Los lenguajes adquiridos resultan un arcano que no funciona comunicativamente. El tránsito entre lo auténtico y lo risible es demasiado corto para acertar en el tono, la palabra o la mirada. Las buenas intenciones y la genuinidad de la experiencia de base no garantizan la verdadera comunicación. Por otra parte, las comunidades que forman parte de la serie difícilmente expresan el tono general de la vida religiosa femenina actual.

En este sentido la vida religiosa como disponibilidad a los otros y servicio a los más débiles queda francamente malparada. El documental posterior a la primera entrega resultó mucho más interesante y real que la ficción de la serie. La opción del Evangelio por los pobres como compromiso hacia las personas no se expresa significativamente repartiendo bocadillos. Y este punto crucial queda ciertamente desdibujada esta dimensión prioritaria.

A pesar de todo, en la serie late un cierto tono de normalidad. Las jóvenes protagonistas llegan a resultar creíbles. La música de fondo sintoniza bien con un público general. Sin embargo, el contexto de secularización de nuestra sociedad es bien diferente que el original de la serie en USA y en este sentido la traducción del guion-base ha sido más mimética que una verdadera adaptación al cambio de contexto.

La docureality "Quiero ser monja" no representa bien a la vida religiosa femenina actual y tampoco acierta a presentar la motivación y el camino de discernimiento que realiza una persona que se acerca a una comunidad. Pero coloca en el mapa al mundo religioso-cristiano para un público general. Al más afín le resultará entre interesante y controvertido, y el que se siente alejado de estos "mundos" poco aguantará ante la pantalla. En este momento de ocultamiento y falta de visibilidad bastará con que de qué hablar para recordarnos que cabalgamos.


 

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