"Él que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo”
- 08 Agosto 2014
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Francisco irá a Corea
Agencias
Pyong Yang no permite a sus ciudadanos acudir a los actos de Francisco en Seúl
El Papa pedirá la paz y la reconciliación entre las dos Coreas
Francisco hablará en inglés con las autoridades y en italiano con los obispos
Redacción, 07 de agosto de 2014 a las 17:48
Es una historia de martirio impresionante porque durante un siglo los católicos son martirizados por considerarse que estaban en oposición con el sistema social y cultural de la época
El Papa Francisco viajará la próxima semana a Corea del Sur donde se encontrará con la juventud coreana, se reunirá con familiares de las 304 víctimas del naufragio de abril, beatificará a 124 mártires coreanos y pedirá la paz entre las dos Coreas. Los ciudadanos de Corea del Norte no podrán asistir ni a este ni a ningún otro acto por mandato del Gobierno de Kim Jong-un.
El jefe de la Oficina de prensa del Vaticano, el padre Federico Lombardi, ha explicado en rueda de prensa con motivo del viaje que realizará del 13 al 18 de agosto, que el Papa Francisco viaja a Corea del Sur principalmente por los jóvenes, por los mártires laicos y para rezar por la paz y la reconciliación con Corea del Norte.
En este sentido, Lombardi ha precisado que Corea del Norte envió un mensaje oficial al Vaticano explicando que no permitirán a sus ciudadanos participar en ningún evento previsto en esta visita.
Entre los actos, destaca la participación del Pontífice en la Jornada Asiática de la Juventud, que concluye esos días y a la que se espera que asistan unos 2.000 jóvenes, la reunión con representantes de la Iglesia de Corea y la beatificación de 124 mártires coreanos. El Papa también rezará por las víctimas del aborto en un jardín en Seúl dedicado a los niños no nacidos.
El portavoz oficial del Vaticano ha definido la Iglesia en Corea como "minoría consistente y dinámica" y ha destacado que tiene dos rasgos principales porque "la empezaron los laicos buscando" y después hubo "un tiempo de martirio terrible".
Además, ha precisado que la historia de la Iglesia en Corea es muy "particular" porque no nace de los "misioneros que vienen de otros países" sino de "laicos que escuchan hablar del cristianismo y se interesan por la búsqueda de la verdad".
"Es una historia de martirio impresionante porque durante un siglo los católicos son martirizados por considerarse que estaban en oposición con el sistema social y cultural de la época", ha añadido.
En este marco, Francisco beatificará a 124 mártires coreanos de la primera generación católica "cuyas causas han sido estudiadas recientemente".
Por otro lado, Lombardi ha destacado que la Iglesia en Corea estudia enviar misioneros al extranjero, incluyendo Mongolia.
Lombardi ha adelantado que el Papa hablará en inglés con líderes políticos de Corea del Sur y en italiano con los obispos. El pasado martes el Papa usó por primera el alemán durante un encuentro con 50.000 jóvenes monaguillos reunidos en la Plaza de San Pedro.
Con motivo del viaje del Papa a Corea del Sur, será inaugurada en Seúl la exposición 'La belleza del Cristianismo' que reúne hasta 50 obras pertenecientes a la Catedral de Florencia y a los Museos Vaticanos, entre otros, que ilustran la estructura de la fe cristiana a través de esculturas, dibujos y objetos litúrgicos. La muestra ha sido organizada por el National Palace Museum of Korea y la Opera de la Catedral de Florencia.
Evangelio según San Mateo 16,24-28.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras. Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino".
Imitación de Cristo, tratado espiritual del siglo XV
Libro II, cap. 11
"Él que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo”
Jesucristo tiene ahora muchos amadores de su reino celestial, mas muy pocos que lleven su cruz. Tiene muchos que desean la consolación, y muy pocos que quieran la tribulación. Encuentra muchos compañeros para la mesa, y pocos para la abstinencia. Todos quieren gozar con El, mas pocos quieren sufrir algo por El. Muchos siguen a Jesús hasta el partir del pan (Lc 24,35), más pocos hasta beber el cáliz de la pasión (Mt 20,22). Muchos honran sus milagros, mas pocos siguen el vituperio de la cruz. Muchos aman a Jesús, cuando no hay adversidades. Muchos le alaban y bendicen cuando reciben de El algunas consolaciones: mas si Jesús se escondiese y los dejase un poco, caerían en una profunda desesperación.
Más los que aman a Jesús, por el mismo Jesús, y no por alguna propia consolación suya, lo bendicen en toda tribulación y angustia del corazón, tanto como en tiempo de consolación. Y aunque nunca más les quisiese dar consolación, siempre le alabarían, y le querrían dar gracias. ¡Oh! ¡Cuánto puede el amor puro de Jesús sin mezcla del propio provecho o interés!
Santo Domingo de Guzmán
El fundador de los Padres Dominicos, que son ahora 6,800 en 680 casas en el mundo, nació en Caleruega, España, en 1171. Su madre, Juana de Aza, era una mujer admirable en virtudes y ha sido declarada Beata. Lo educó en la más estricta formación religiosa. A los 14 años se fue a vivir con un tío sacerdote en Palencia en cuya casa trabajaba y estudiaba. La gente decía que en edad era un jovencito pero que en seriedad parecía un anciano. Su goce especial era leer libros religiosos, y hacer caridad a los pobres. En un viaje que hizo, acompañando a su obispo por el sur de Francia, se dio cuenta de que los herejes habían invadido regiones enteras y estaban haciendo un gran mal a las almas. Y el método que los misioneros católicos estaban empleando era totalmente inadecuado. Los predicadores llegaban en carruajes elegantes, con ayudantes y secretarios, y se hospedaban en los mejores hoteles, y su vida no era ciertamente un modelo de la mejor santidad.
Y así de esa manera las conversiones de herejes que conseguían, eran mínimas. Domingo se propuso un modo de misionar totalmente diferente. Vio que a las gentes les impresionaba que el misionero fuera pobre como el pueblo. Que viviera una vida de verdadero buen ejemplo en todo. Y que se dedicara con todas sus energías a enseñarles la verdadera religión. Se consiguió un grupo de compañeros y con una vida de total pobreza, y con una santidad de conducta impresionante, empezaron a evangelizar con grandes éxitos apostólicos. Sus armas para convertir eran la oración, la paciencia, la penitencia, y muchas horas dedicadas a instruir a los ignorantes en religión. Cuando algunos católicos trataron de acabar con los herejes por medio de las armas, o de atemorizarlos para que se convirtieran, les dijo: «Es inútil tratar de convertir a la gente con la violencia. La oración hace más efecto que todas las armas guerreras. No crean que los oyentes se van a conmover y a volver mejores por que nos ven muy elegantemente vestidos. En cambio con la humildad sí se ganan los corazones».
En agosto de 1216 fundó Santo Domingo su Comunidad de predicadores, con 16 compañeros que lo querían y le obedecían como al mejor de los padres. Ocho eran franceses, siete españoles y uno inglés. Los preparó de la mejor manera que le fue posible y los envió a predicar, y la nueva comunidad tuvo una bendición de Dios tan grande que a los pocos años ya los conventos de los dominicos eran más de setenta, y se hicieron famosos en las grandes universidades, especialmente en la de París y en la de Bolonia. El gran fundador le dieron a sus religiosos unas normas que les han hecho un bien inmenso por muchos siglos.
Por ejemplo estas: Primero contemplar, y después enseñar: dedicar tiempo y muchos esfuerzos a estudiar y meditar las enseñanzas de Jesucristo y de su Iglesia; después sí predicar con todo el entusiasmo posible.- Predicar siempre y en todas partes. Santo Domingo quiere que el oficio principalísimo de sus religiosos sea predicar, catequizar, propagar las enseñanzas católicas por todos los medios posibles. Y él mismo daba el ejemplo: donde quiera que llegaba empleaba la mayor parte de su tiempo en predicar y enseñar catecismo.
Era el hombre de la alegría, y del buen humor. La gente lo veía siempre con rostro alegre, gozoso y amable. Sus compañeros decían: «De día nadie más comunicativo y alegre. De noche, nadie más dedicado a la oración y a la meditación». Pasaba noches enteras en oración. Era de pocas palabras cuando se hablaba de temas mundanos, pero cuando había que hablar de Nuestro Señor y de temas religiosos entonces sí que charlaba con verdadero entusiasmo. Sus libros favoritos eran el Evangelio de San Mateo y las Cartas de San Pablo. Siempre los llevaba consigo para leerlos día por día y prácticamente se los sabía de memoria. A sus discípulos les recomendaba que no pasaran ningún día sin leer alguna página del Nuevo Testamento o del Antiguo. Totalmente desgastado de tanto trabajar y sacrificarse por el Reino de Dios a principios de agosto del año 1221 se sintió falto de fuerzas, estando en Bolonia, la ciudad donde había vivido sus últimos años. Tuvieron que prestarle un colchón porque no tenía. Y el 6 de agosto de 1221, mientras le rezaban las oraciones por los agonizantes cuando le decían: «Que todos los ángeles y santos salgan a recibirte», dijo: «¡Qué hermoso, qué hermoso!» y expiró. A los 13 años de haber muerto, el Sumo Pontífice lo declaró santo y exclamó al proclamar el decreto de su canonización: «De la santidad de este hombre estoy tan seguro, como de la santidad de San Pedro y San Pablo».
Oremos: Que tu Iglesia, Señor encuentre siempre luz en las enseñanzas de Santo Domingo y protección en sus méritos: que él, que durante su vida fue predicador insigne de la verdad, sea ahora para nosotros un eficaz intercesor ante ti. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo
Las Bienaventuranzas son el retrato de Jesús, su modo de vida
Catequesis del Santo Padre acerca de la novedad de Cristo en el Evangelio. 6 agosto 2014
Queridos hermanos y hermanas,
En las catequesis precedentes hemos visto cómo la Iglesia constituye un pueblo, un pueblo preparado con paciencia y amor por Dios, y al cual todos estamos llamados a pertenecer. Hoy quisiera destacar la novedad que caracteriza a este pueblo, hay una novedad que la caracteriza: se trata realmente de un pueblo nuevo, que se funda en la nueva alianza establecida por el Señor Jesús con el don de su vida. Esta novedad no niega el camino anterior ni se contrapone a él, sino lo lleva hacia adelante, lo lleva a cumplimiento.
1. Hay una figura muy significativa, que hace de bisagra entre el Antiguo y el Nuevo Testamento: la de Juan el Bautista.
Para los Evangelios Sinópticos es el “precursor”, el que prepara la venida del Señor, predisponiendo al pueblo a la conversión del corazón y a la acogida de la consolación de Dios, ya cercano. Para el Evangelio de Juan es el “testigo”, ya que nos permite reconocer en Jesús Aquel que viene de lo alto, para perdonar nuestros pecados, y para hacer de su pueblo su esposa, primicia de la nueva humanidad. Como “precursor” y “testigo”, Juan el Bautista juega un papel central al interno de toda la Escritura, en cuanto hace de puente entre la promesa del Antiguo Testamento y su cumplimiento, entre las profecías, y su realización en Jesucristo . Con su testimonio Juan nos indica a Jesús, nos invita a seguirlo, y nos dice en términos inequívocos que esto requiere humildad, arrepentimiento y conversión. Es una invitación que hace ¿no? A la humildad, al arrepentimiento y a la conversión.
2. Jesús entrega una nueva enseñanza que comienza con las Bienaventuranzas
Como Moisés había pactado la alianza con Dios, en virtud de la ley que recibió en el Sinaí, así Jesús, desde una colina junto al lago de Galilea, entrega a sus discípulos y a la multitud una nueva enseñanza que comienza con las Bienaventuranzas. Moisés da la ley en el Sinaí, y Jesús, el “nuevo Moisés” da la ley en aquel monte, a orillas del lago de Galilea. Las Bienaventuranzas son el camino que Dios indica como respuesta al deseo de felicidad inherente al hombre, y perfeccionan los mandamientos de la Antigua Alianza. Estamos acostumbrados a aprender los Diez Mandamientos - seguramente todos ustedes los saben, en catequesis los hemos aprendido. Pero no estamos acostumbrados a repetir las bienaventuranzas. Probemos ahora a recordarlas y grabarlas en nuestros corazones. Hagamos una cosa: yo diré una después de la otra. Yo digo una y ustedes harán la repetición, ¿de acuerdo?
Primera:
Bienaventurados los pobres de espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.
(R: Bienaventurados los pobres de espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos).
Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.
(R: Bienaventurados...)
Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.
(R: Bienaventurados...)
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos serán saciados.
(R: Bienaventurados...)
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
(R: Bienaventurados...)
Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
(R: Bienaventurados...)
Bienaventurados los pacificadores,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
(R: Bienaventurados...)
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.
(R: Bienaventurados...)
Bienaventurados ustedes cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Los ayudo: Bienaventurados ustedes cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.
(R: Alégrense y regocíjense…)
¡Muy bien! Pero hagamos una cosa, les doy una tarea, una tarea para hacer en casa: tomen el Evangelio, el que llevan con ustedes – recuerden que deben llevar siempre un pequeño Evangelio con ustedes, en el bolsillo, en la bolsa, ¡siempre! –o aquél que tienen en casa. Llevar el Evangelio y en los primeros capítulos de Mateo, en el cinco, están las Bienaventuranzas. Y hoy, mañana, en casa, léanlas, ¿eh? ¿Lo harán? (responden sí) ¡Para no olvidarlas porque son la ley que nos da Jesús! ¿Lo harán? (responden sí) ¡Gracias!
En estas palabras está toda la novedad traída por Cristo: toda la novedad de Cristo está en estas palabras. En efecto, las Bienaventuranzas son el retrato de Jesús, su modo de vida; y son el camino hacia la verdadera felicidad, que también nosotros podemos recorrer con la gracia que Jesús nos dona.
3. Además de la nueva ley, Jesús nos entrega también el “protocolo” con el que seremos juzgados – porque en el fin del mundo seremos juzgados
Y, ¿cuáles serán las preguntas que nos harán allá? ¿cuáles serán éstas preguntas? ¿cuál es el protocolo con el cual el Juez, nos juzgará? Es aquel que encontramos en el vigésimo quinto capítulo del Evangelio de Mateo. Veinticinco. Hoy, la tarea es leer el quinto capítulo del Evangelio de Mateo en donde están las Bienaventuranzas y también leer el vigésimo quinto, en donde está el protocolo, las preguntas que nos harán el día del juicio.
No tendremos títulos, créditos o privilegios que excusar. El Señor nos reconocerá si a nuestra vez nosotros lo habremos reconocido en el pobre, en el hambriento, en los indigentes y marginados, en quien sufre y está solo... Este es uno de los criterios fundamentales para la verificación de nuestra vida cristiana, con el que Jesús nos invita a medirnos cada día.
Yo leo las Bienaventuranzas, pienso cómo debe ser mi vida cristiana…y luego hago el examen de consciencia con este capítulo veinticinco de Mateo. Cada día: hice esto, hice esto, hice aquello. Nos hará bien ¿eh? Son cosas simples, ¡pero concretas!
Queridos amigos, la nueva alianza consiste precisamente en esto: en el reconocerse, en Cristo, envueltos por la misericordia y la compasión de Dios. Esto es lo que llena nuestro corazón de alegría, y esto es lo que hace de nuestra vida un testimonio bello y creíble del amor de Dios por todos los hermanos que encontramos cada día. Recuérdense las tareas, ¿eh? Capítulo quinto de Mateo, y capítulo veinticinco, de Mateo. ¡Gracias!
Seguir a Cristo
Mateo 16, 24-28. Tiempo Ordinario. Cargar la cruz que tenemos con alegría, Cristo va por delante.
Oración introductoria
Padre santo, ayúdame a buscar lo que me haga crecer en el amor, para darte gloria y servir mejor a los demás: bienes que duren y valgan para la eternidad. Y, aunque no me guste ni me atreva a buscarla, que sepa renunciar a mí mismo para tomar mi cruz y seguirte.
Petición
Señor, dame la fortaleza para tomar mi cruz y seguir los pasos de tu Hijo.
Meditación del Papa Francisco
En español existe una palabra que es muy gráfica, que lo explica bien: Él nos "primerea". Es el primero siempre. Cuando nosotros llegamos, Él ha llegado y nos espera. Cristo nuestro Señor, Rey eterno, llama a cada uno de nosotros diciéndonos: "quien quiera venir conmigo, ha de trabajar conmigo, porque siguiéndome en la pena, también me sigue en la gloria". Ser conquistado por Cristo para ofrecer a este Rey toda nuestra persona y toda nuestra fatiga; decir al Señor querer hacer todo para su mayor servicio y alabanza, imitarle en soportar también injurias, desprecio, pobreza. Dejarse conquistar por Cristo significa tender siempre hacia aquello que tenemos de frente, hacia la meta de Cristo y preguntarse con verdad y sinceridad: ¿Qué he hecho por Cristo? ¿Qué hago por Cristo? ¿Qué debo hacer por Cristo? (Cf. S.S. Francisco, 31 de julio de 2013, homilía en la capilla de Santa Marta).
Reflexión
Un sacerdote tuvo que realizar un viaje a Estados Unidos y en el avión coincidió con un empresario muy importante. Después de un rato de diálogo, el millonario le contó esta confidencia: Daría con gusto gran parte de mi dinero con tal de volver a tener la experiencia de Dios que viví hace muchos años.
La amistad con Cristo no se paga con dinero, es gratis. Por eso es tan difícil lograrla, porque no se vende en ningún establecimiento. No es una mercancía, pero es el bien más cotizado del mundo. Y por desgracia, también el más desconocido.
¿Cómo se logra esa amistad? En primer lugar, haciéndose como Cristo. Para eso hay que empezar a conocerlo; leer el Evangelio, acudir a los sacramentos, dedicar momentos diarios a la oración, etc. Es necesario "empaparse" de sus enseñanzas, que son divinas. Es entonces cuando damos un fundamento sólido a nuestra vida cristiana.
Jesús nos avisa que esa transformación en Él es costosa, como cargar con una cruz sobre los hombros. No hay que engañarse. Pero también es la manera más plena de vivir, despreocupándose de los propios intereses y tratando a los demás como Cristo lo haría. Es así como podremos experimentar su amistad y cercanía. Así "recobramos" nuestra alma para el Señor y ayudamos, con nuestro testimonio, a los otros.
Diálogo con Cristo
Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a Corazón
Señor, no es fácil ser tu amigo en la cruz. La tentación a escapar o renegar de la realidad, cuando se presentan los problemas, fácilmente me domina. Gracias por esta meditación que me confirma que puedo confiar en que, con tu gracia, puedo perseverar hasta el final. No puedo esperar gozar de una eternidad gloriosa, llena de fiesta y de alegría, si no derramo, por amor a Ti y a mis hermanos, un poco de sangre, sudor y lágrimas en la tierra.
Propósito
Adoptar una actitud positiva, y no quejarme, ante las dificultades de este día para seguir a Cristo en el camino de la cruz.
Perder para ganar
Cuando tengan dudas, cuando la vida les duela, cuando estén cansados de la lucha, entonces miren a Cristo crucificado.
Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo...
Jn 12, 20-33
Por medio de la cruz nos vencemos a nosotros mismos y ganamos el cielo.
Servir a Cristo es seguirlo por el camino de la cruz. Esta afirmación sería suficiente para desanimar a cualquier persona, si no fuese por el hecho de que cosechamos fruto del árbol de la cruz. El fruto que produce es la vida sobrenatural. Cristo nos lo explica con la imagen del grano de trigo que muere en la tierra pero produce fruto en abundancia.
Este es el misterio de la vida cristiana, como dice Cristo: El que ama su vida (quiere decir que no desea sacrificarse), la pierde (quiere decir que no gana la vida eterna o el Cielo), y el que odia su vida en este mundo (aquel que se abniega), la guardará para una vida eterna (ganará el cielo). Hay que morir para vivir.
En Jesucristo crucificado encuentra el cristiano un compendio viviente y orgánico de todas las virtudes que debe practicar.
Delante del espectro de la muerte Cristo se asustó. Era normal, pues Él era un hombre con el instinto de auto-conservación. Sin embargo, aceptó la muerte más dolorosa. ¿Cómo se explica esto?
Cristo vivió su vida, por así decirlo, con una brújula en la mano. Siempre sabía en qué dirección ir. Nunca vemos en Cristo titubeos. Siempre caminó en la dirección de la voluntad de su Padre: "¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto...!
Cristo concibe su vida como una lucha contra el Príncipe de las tinieblas. Él quería arrebatar de las garras de Satanás a las almas. Sumó todo, era muy sencillo pero muy costoso: atraer a los hombres hacia Él al contemplarlo clavado en la cruz por amor a ellos. Cristo trata de conquistar a los hombres con el amor, en tanto que el demonio usa la mentira y el odio.
Cuando tengan dudas, cuando la vida les duela, cuando estén cansados de la lucha, entonces miren a Cristo crucificado, y estén seguros de que su amor es suficiente para levantarles". "La cruz es también el misterio de nuestra confianza y de nuestra grandeza, porque Cristo ha querido acercar a ella nuestra pequeñez, nuestra debilidad, nuestra pobreza, nuestro dolor y nuestras lágrimas.
Propósito
Ver la cruz como la manera de ganar el cielo.