Creo Señor, pero ayúdame a tener más fe

El Papa Francisco

El Papa concede su primera entrevista radiofónica a una emisora argetina

"La Iglesia que no camina es la primera que se corrompe"

Francisco pide a los fieles "tener el coraje de no dejarse robar la esperanza"

El Papa Francisco saluda a Radio María

Jesús es muy bueno, nos quiere, y Dios nos ama, nos espera siempre y no se cansa de perdonarnos. Solamente quiere que seamos humildes y que pidamos perdón

El Papa

El Papa Francisco ha hecho un llamamiento para que la Iglesia "camine" porque cuando se "estanca", puede "corromperse". Así lo ha indicado en declaraciones a la radio argentina Virgen del Carmen, ubicada en Campo Gallo, Santiago del Estero, en la que ha sido su primera entrevista radiofónica como Papa.

"Cuando la Iglesia está quieta, deja de ser Iglesia y es una asociación civil. A la Iglesia que no camina le pasa como al agua estancada, que es la primera que se corrompe", ha remarcado.

Por otro lado, ha asegurado que "una de las cosas que hacen más daño a la Iglesia y la nación es la crítica destructiva", a lo que el Pontífice se ha referido como "andar sacándose el cuero".

En la primera entrevista que concedía por teléfono a una radio argentina y en conversación con dos sacerdotes, Francisco ha apelado a la unidad en la Iglesia católica y aunque ha precisado que siempre va a haber peleas y divisiones, ha dicho que "el asunto es no dejarlas crecer".

El Pontífice ha hecho menciones a Argentina y ha utilizado expresiones argentinas. "Nosotros no somos guachos, tenemos mamá, la Virgen, que el pueblo no la adora, sino que la quiere y la honra", ha señalado. Al final de la entrevista, que ha sido retransmitida en directo a través de Internet y ha durado unos veinte minutos, el Papa ha exhortado a los fieles a "tener el coraje de no dejarse robar la esperanza".

"Jesús es muy bueno, nos quiere, y Dios nos ama, nos espera siempre y no se cansa de perdonarnos. Solamente quiere que seamos humildes y que pidamos perdón. Él nos hizo para que fuéramos felices y nos acompaña en todo", ha afirmado. El Papa ha dado su bendición y ha pedido que Dios "brinde a todos una caricia que les haga sonreír".

El crucifijo misionero

Normalmente, cuando te nombran párroco, te dan un papel que se lee en público el día de tu "toma de posesión". Desde ese momento eres el pastor, el maestro y el coordinador de una comunidad cristiana. En cambio, cuando te nombran misionero, te imponen un crucifijo. A mí me lo dieron hace algunos días, y cada vez que lo miro aquí sobre la mesa, se me abre la sonrisa y trago saliva a la vez.

El obispo, al sacar la cruz de la caja para bendecirla y entregármela, dijo con el micro cerrado: "Es el pectoral del Papa". "Me lo trajo Paco Sayago de Roma" - le dije yo. Es muy hermosa: tiene grabada la imagen del Buen Pastor, con la oveja herida y extraviada sobre los hombros, y rodeado de su rebaño. Un símbolo que intento que nutra mi ser cura desde el día de la ordenación, el domingo del Buen Pastor del año 2000.

Pero es una belleza que pesa. Lo nota uno enseguida: nada más acabar la celebración, personas desconocidas se acercaron a saludarme, me regalaron una estampa, querían hacerse fotos conmigo... Ser misionero es algo precioso, y al mismo tiempo una responsabilidad que se te clava. Habitualmente los misioneros están mitificados, la gente te tiene por un héroe, te dan dinero porque confían en ti más que en las ONGs, te admiran y en el pueblo dicen:"hay que ver dónde se va a ir usté". Se te supone la santidad como el valor al soldado. Y qué va.

Misionero es un nombre que siempre viene grande. No es que me lo figure, es que ya lo he comprobado en mi propia vida, porque conozco de qué pasta estoy hecho. Es un tesoro que"llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros" (2 Cor 4, 7), tal y como se escuchó en la segunda lectura. Como me lo tome muy en serio y me crea "algo" por llevar el crucifijo, batacazo seguro. Menos mal que me parece que estoy vacunado contra protagonismos y aspiraciones románticas a salvar el mundo.

Más bien "prepárate para resistir lo que te espera", como me dijo mi compañero Antonio Sáenz desde Cajamarca el otro día. Te duele la espalda de la carga ya desde antes de marcharte porque ser misionero no es un honor, es una cruz. Por eso en la catedral me acompañan las personas que más quiero y estamos emocionados, y sonreímos, pero también hay lágrimas. Porque no cabe duda de que nuestra vida va a cambiar, y la mía radicalmente. La invitación del Señor implica dejar atrás mi mundo, mi seguridad, y abruma. "¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?" (Mt 20, 22)- le pregunta Jesús en el evangelio a los Zebedeos.

Lo intentaré. Menos mal que en la cruz, en vez del INRI, está el Espíritu iluminando al pastor. Haremos lo que podamos. Trataré de "ser otro", deponiendo mi programación extremeña, y cargando el programa "peruano", como hacen en Matrix para aprender artes marciales (jeje, si fuera tan fácil). Cuando leas esto, recuerda pedirle al Señor que me de fortaleza, discernimiento y libertad para ser pastor humilde; servidor del pueblo que tome posesión de mí, con todas mis limitaciones, mi pecado y mi historia, pero instrumento válido. Que me ayude Él a ser yo mismo... allá. Esta oración te inspirará:

Toma, Señor, mis panes y mis peces en mi vasija, de barro pero vasija. Son todo lo que tengo y lo que soy. Tú me los diste y a ti te los entrego con confianza. Dispón de mí como tú quieras; que se haga tu voluntad, y no la mía. Dame tu amor y tu gracia, que eso me basta.

Evangelio según San Mateo 17,14-20. 


Cuando se reunieron con la multitud, se le acercó un hombre y, cayendo de rodillas, 
le dijo: "Señor, ten piedad de mi hijo, que es epiléptico y está muy mal: frecuentemente cae en el fuego y también en el agua. Yo lo llevé a tus discípulos, pero no lo pudieron curar". 
Jesús respondió: "¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo aquí". Jesús increpó al demonio, y este salió del niño, que desde aquel momento quedó curado. Los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en privado: "¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?". 
"Porque ustedes tienen poca fe, les dijo. Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, dirían a esta montaña: 'Trasládate de aquí a allá', y la montaña se trasladaría; y nada sería imposible para ustedes".

Santo Tomás Moro (1478-1535, teólogo, político, humanista, mártir 
Diálogo sobre el consuelo en las tribulaciones

“Creo, Señor, pero ayúdame a tener más fe!” (Mc 9,24)

“Señor, auméntanos la fe!” (Lc 17,6) Meditemos las palabras de Cristo y digamos: si no permitiéramos a nuestra fe debilitarse o incluso enfriarse y perder su fuerza, poniendo nuestros pensamientos en cosas fútiles y vanas, dejaríamos de dar importancia a las cosas de este mundo, y recogeríamos nuestra fe en un rincón de nuestra alma.

La sembraríamos como el grano de mostaza en el jardín de nuestro corazón, después de haber arrancado toda la cizaña, y el grano germinaría. Con una firme confianza en la palabra de Dios trasladaremos montañas de aflicción, mientras que cuando nuestra fe es débil, no desplazaremos ni siquiera un puñado de arena. Para acabar esta conversación, os diré que como todo consuelo espiritual necesita como base la fe, y que nadie más que Dios nos la puede dar, no debemos dejar de pedirla.

Santa Edith Stein

Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), virgen y mártir

fecha: 9 de agosto
n.: 1891 - †: 1942 - país: Polonia
 canonización: B: Juan Pablo II 1 may 1987 - C:Juan Pablo II 11 oct 1998 
hagiografía: Vaticano

Fiesta de santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith) Stein, virgen de la Orden de Carmelitas Descalzas y mártir, la cual, nacida y educada en la religión judía, después de haber enseñado filosofía durante algunos años entre grandes dificultades, recibió por el bautismo la nueva vida en Cristo, prosiguiéndola bajo el velo de las vírgenes consagradas hasta que, en tiempo de un régimen hostil a la dignidad del hombre y de la fe, fue encarcelada lejos de su patria, y en el campo de exterminio de Auschwitz, cercano a Cracovia, en Polonia, murió en la cámara de lejos de su patria, y en el campo de exterminio de Auschwitz, cercano a Cracovia, en Polonia, murió en la cámara de gas.

Edith Stein,  Teresa Benedicta de la Cruz, nació el día del Kippur, día festivo para los hebreos, y en Breslavia Alemania, el 12 de octubre de 1891, en el seno de una familia hebrea. Edith fue la última de once hijos. A los dos años de edad, muere su padre. Hizo sus primeros estudios y el Bachillerato en su ciudad natal con calificaciones siempre sobresalientes. En la Universidad de Breslau estudia, de 1911 a 1913, Germanística, Historia, Psicología y Filosofía. En 1913 se traslada a Göttingen para seguir sus estudios de filosofía siendo discípula de Edmund Husserl, un hebreo y no creyente, genio filosófico de su tiempo, haciendo el exámen de Licenciatura con calificación sobresaliente en 1915.

Durante este período, llega a un ateísmo casi total, pues abandonó la fe y las prácticas religiosas. Estalla en 1914 la primera guerra mundial y Edith trabaja como enfermera voluntaria siendo enviada a un hospital del frente. Después de ese infatigable trabajo, hace el examen de doctorado en la Universidad de Freiburg, con la calificación Summa cum laude. Cuando contaba con 32 años enseña en la escuela de formación de maestras de las dominicas de Santa Magdalena en Espira. Además de las clases, escribe, traduce y da conferencias sobre la cuestión femenina y sobre la educación católica que la llevarán por diversas ciudades de Alemania y por los países limítrofes. A los 41 años, es profesora en el Instituto Alemán de Pedagogía científica en Münster. Su fama de conferenciante traspasa las fronteras de Alemania y es invitada a hablar en Francia y Suiza. Desde su conversión deseó entrar en el Carmelo a pesar de la oposición de la familia, y su deseo se vio cumplido el 14 de octubre de 1933, a los 42 años, ingresando en el Carmelo de Colonia. Aquí cambia su nombre por el de Teresa Benedicta de la Cruz. Su familia hebrea, rompe con ella.

El 21 de abril de 1935, domingo de Pascua de Resurrección, emite sus votos religiosos y tres años después, aquél mismo día, sus votos perpetuos. Su vida será ya una Cruz convertida en Pascua. Dentro del convento, por orden del Provincial, continúa sus estudios científicos. A medida que el nazismo se consolida en el poder su condición de judía es una amenaza para ella y para la comunidad. El día 31 de diciembre de 1938 emigra a Holanda y se establece en el convento de Echt. Aquí la encomiendan, entre otros trabajos, un estudio sobre San Juan de la Cruz, y escribe La ciencia de la Cruz. El día 2 de agosto de 1942 es detenida por la Gestapo, junto con su hermana Rosa, también convertida al catolicismo, y llevada con otros religiosos y religiosas al campo de concentración de Amersfoort. Luego, en la noche entre el 3 y el 4 de agosto, los presos fueron trasladados al campo de Westerbork, situado en una zona completamente deshabitada al norte de Holanda. El 9 de agosto de 1942, llegaba en el tren de la muerte al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau.

Por su edad (51 años cumplidos), su baja estatura, sin signos externos de robustez, en la mentalidad nacista, no servía para trabajos forzados. La llevaron a la barraca 36, siendo marcada con el Nº 44.074 de deportación, para morir mártir de la fe cristiana a los 51 años de edad, en la casita blanca, víctima del Ciclón B: Ácido Cianhídrico; durante la persecución nazi, ofreciendo su holocausto por el pueblo de Israel. La ducha anunciada, en vez del agua deseada, emanó el tóxico ciclón B de la muerte casi instantánea. Su cuerpo sin vida fue calcinado con leña (todavía estábamos en agosto de 1942). No hay tumba. Las cenizas o huesos de la Hna. Edith se arrojaron en el campo adyacente. Hoy es un verde campo con cruces que plantan allí los grupos de peregrinos.

Mujer de singular inteligencia y cultura, ha dejado numerosos escritos de elevada doctrina y de honda espiritualidad. En 1962 se inició su proceso de beatificación. Teresa Benedicta de la Cruz dramática síntesis de nuestro tiempo, Mujer hija de Israel, Mártir por la fe en Cristo, y Víctima del exterminio judío, fue beatificada por Juan Pablo II en Colonia, el 1 de mayo de 1987. Su fiesta se celebra en el Carmelo Teresiano el 9 de agosto. El Papa Juan Pablo II canonizó a la judía, filósofa, monja, mártir y beata, Teresa Benedicta de la Cruz de la Orden del Carmelo, el 11 de Octubre de 1998 en la Basílica de San Pedro en Roma.


Oremos: Señor, ya que por don tuyo la fuerza se realiza en la debilidad, concede a cuantos  estamos celebrando la victoria de la Santa mártir Edith Stein que obtengamos la fortaleza de vencer nuestras dificultades como ella venció los tormentos del martirio. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Dios de nuestros padres, que guiaste a tu mártir Santa Teresa Benedicta al conocimiento de tu Hijo crucificado y a imitarle hasta la muerte, concédenos por su intercesión que todos los hombres reconozcan en Cristo a su Salvador y puedan contemplarte para siempre por medio de Él. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).

Oración a la Virgen María 


María, hija de Israel, tú has proclamado la misericordia ofrecida a los hombres, de edad en edad, por el amor misericordioso del Padre.


María, Virgen Santa, Sierva del Señor, tú has llevado en tu seno el fruto precioso de la Misericordia divina.


María, tú que has guardado en tu corazón las palabras de salvación, testimonias ante el mundo la absoluta fidelidad de Dios a su amor.


María, tú que seguiste a tu Hijo Jesús hasta el pie de la cruz con el fiat de tu corazón de madre, te adheriste sin reserva al servicio redentor.


María, Madre de misericordia, muestra a tus hijos el Corazón de Jesús, que tú viste abierto para ser siempre fuente de vida.


María, presente en medio de los discípulos, tú haces cercano a nosotros el amor vivificante de tu Hijo resucitado.


María, Madre atenta a los peligros y a las pruebas de los hermanos de tu Hijo, tú no cesas de conducirles por el camino de la salvación. (Juan Pablo II)



Oración de acción de gracias



Gracias Señor por traerme a la oración.

Gracias por la alegría de la entrega, el arrepentimiento y el perdón.

Gracias por enviarme a Tu Espíritu Santo a enseñarme y a guiarme.

Gracias por los frutos que Tu Espíritu está trabajando en mí como el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la amabilidad, el control de mi mismo.

Gracias por enviarme personas que necesitan ayuda. 


Gracias por romper el dominio de hábitos pasados y traerme a una conversión más profunda. 


Gracias por hacerte presente en todos los momentos de mi vida, por tu Palabra que me da vida y por levantarme cuando caigo.

Gracias por guiarme y darme sabiduría, por Tu amor abundante que quita todo temor.


Gracias por abrirme las puertas del cielo y derramar Tus bendiciones sobre mí. 


Gracias por aquellos que me han ayudado en mi camino hacia Ti, bendícelos Señor.

Gracias por el regalo de mi vida, así como es.

Gracias por el mejor regalo de todos, Tu hijo Jesús y ayúdame a cumplir tu Voluntad en mi vida. Amén

La fe como un grano de mostaza

Mateo 17, 14-20. Tiempo Ordinario. La fe, aunque es un don de Dios, debe crecer y fortalecerse con nuestra colaboración.
 
Oración introductoria 



Señor, me falta fe... para ser perseverante en mi oración, para amar mejor a los demás, para ser fiel a mi misión. Inicio mi oración haciendo silencio en mi corazón; no un silencio vacío, sino lleno de esperanza al estar ante ti, poniéndome humildemente ante tu presencia, con la seguridad que por el gran amor que me tienes, fortalecerás mi fe. 



Petición 



Jesús, dame la gracia de asimilar que la verdadera oración consiste en unir mi voluntad a la de Dios. 



Meditación del Papa Francisco 



Y el Señor, ¿qué cosa nos responde? Responde: "Si tuvieran fe como un grano de mostaza, habrían dicho a este sicómoro: Arráncate y plántate en el mar, y les habría obedecido". La semilla de la mostaza es pequeñísima, pero Jesús dice que basta tener una fe así, pequeña, pero verdadera, sincera, para hacer cosas humanamente imposibles, impensables. ¡Y es verdad! 
Todos conocemos a personas sencillas, humildes, pero con una fe fortísima, ¡que verdaderamente mueven las montañas! Pensemos por ejemplo en tantas mamás y papás, que afrontan situaciones muy pesadas; o en ciertos enfermos, incluso gravísimos, que transmiten serenidad a quien los va a visitar. Estas personas, precisamente por su fe, no se vanaglorian de lo que hacen, es más, como pide Jesús en el Evangelio, dicen: "Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer". ¡Cuánta gente entre nosotros tiene esta fe fuerte, humilde, y que hace tanto bien!. (S.S. Francisco, 6 de octubre de 2013). 



Reflexión: 



Se puso de rodillas. ¿Te imaginas a un padre de familia, desesperado, poniéndose de rodillas delante de alguien que aparentemente es un hombre como los demás? ¿Qué le movió a hacerlo? El amor a su hijo. 

Primero lo había intentado con los discípulos, pero ellos no pudieron curar al chico de los ataques de epilepsia. Luego ve al Señor, se acerca y cae de rodillas ante Él. No tiene ninguna vergüenza. No le importa lo que digan de él. Únicamente busca el bien de aquel a quien ama. 
Jesús, conociendo el amor que brotaba del corazón de ese hombre, curó al hijo. 

Por su parte, los discípulos no entendían en qué habían fallado.

Jesús les respondió que les faltaba fe. No dice que no tienen fe, sino que aún es muy pequeña. 

La fe, aunque es un don de Dios, debe crecer y fortalecerse con nuestra colaboración. Es como ir a un gimnasio: al levantar las pesas una y otra vez, nuestros músculos se desarrollan. La fe también debe ejercitarse, ponerse a prueba, alimentarse. Si nos conformamos con la fe que teníamos a los diez años, cuando hicimos la primera comunión, es lógico que nuestro "músculo" espiritual esté raquítico. 

Necesitamos una fe adulta, resistente, alimentada con las lecturas adecuadas, con la oración diaria, con los sacramentos y con todo aquello que nos ayude a fortalecerla. 



Propósito 



Rezar con mucha fe, diariamente, la oración a mi ángel custodio 



Diálogo con Cristo 



El ingrediente secreto para tener éxito en cualquier cosa es la fe. No es necesario nada más. Jesús, ahora veo que la oración no es opcional, sino que es el medio por el cual podemos crecer en la fe. Sólo quien reza, es decir, quien confía en Dios, con un amor filial, puede sanarse a sí mismo y a los demás.

El amor de María llena nuestro corazón

Si uno de veras cree en este amor que le tiene María Santísima como madre ¿podrá sentirse desgraciado? ¿Podrá sentirse desesperado?
 
Dios es amor. 

María Santísima es también amor. 



Podríamos decir que María es el lado misericordioso y tierno del amor de Dios. 
"Tú sola, Virgen María, le curas a Dios de todas las heridas que le hacemos los hombres. Por ti sola valió la pena la redención, aunque, afortunadamente, hay otras y otros que se han tomado en serio la redención". 



Este amor tuyo que, por un lado, sube hasta Dios y, por lo tanto, tiene toda la gratitud de una creatura, toda la profundidad de una madre, toda la pureza de una virgen; por otro lado, se dirige a nosotros, hacia la tierra, hacia tus hijos. 



Cómo me impresionó -y aparte al principio no lo creí- leer aquellas palabras de San Alfonso María de Ligorio: "Si juntáramos el amor de todos los hijos a sus madres, el de todas las madres a sus hijos, el de todas las mujeres a sus maridos, el de los santos y los ángeles a sus protegidos: todo ese amor no igualaría al amor que María tiene a una sola de nuestras almas". Primero, no lo creí porque era demasiado grande para ser cierto. Hoy, lo creo, y posiblemente estas palabras de San Alfonso se quedaron cortas. 



Yo me pregunto: si uno de veras cree en este amor que le tiene María Santísima como madre ¿podrá sentirse desgraciado? ¿Podrá sentirse desesperado? ¿Podrá vivir una vida sin alegría, sin fuerza, sin motivación? ¿Podrá alguna vez, en su apostolado, llegar a decir "no puedo, me doy"? ¿Podrá algún día decir : "renuncio al sacerdocio y lo dejo"? Si Cristo, por nosotros, dio su sangre, su vida, ¿qué no dará la Santísima Virgen por salvarnos? Ella ha muerto crucificada, espiritualmente, por nosotros. A Cristo le atravesaron manos y pies por nosotros; a ella una espada le atravesó el alma, por nosotros. Si Él dijo: "He ahí a tus hijos" ¿cómo obedece la Santísima Virgen a Dios? Entonces, cuánto nos tiene que amar. Y si somos los predilectos de su hijo: "vosotros sois mis amigos", somos también los predilectos de Ella. 



El amor de María llena nuestro corazón, debe llenarlo. El amor de una esposa no es el único que puede llenar el corazón de un hombre como yo. El amor de María Santísima es muchísimo más fuerte, rico, tierno, confortante, que el de todas las esposas de la tierra. El amor de mi madre celestial llena, totalmente, mi corazón. Una mirada, una sonrisa de María Santísima, me ofrecen más que todo lo que pueden darme todas la mujeres de la tierra juntas. 



¿Cuál debe ser mi respuesta a tan grande y tierno amor? 



Como Juan Pablo II debemos decir cada uno de nosotros, también, "totus tuus": todo tuyo y para siempre. Aquella expresión que el Papa nos decía: "Luchando como María y muy juntos a María", que le repitan siempre: "totus tuus". 



¿Por qué no llevarme a todas partes a la Santísima Virgen? En el pensamiento, en el corazón, y también, en una imagen, en un cuadro: su presencia es benéfica. Yo tengo en mi despacho y en mi cuarto una imagen de la Santísima Virgen. Con mucha frecuencia la miro, con mucha frecuencia le hablo y, también, la escucho. Siento su presencia y su amor a través de esa imagen.

PAXTV.ORG