«Creo en la Iglesia una, santa, católica y apostólica»

Evangelio según San Mateo 13,36-43. 

Entonces, dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Explícanos la parábola de la cizaña en el campo". El les respondió: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y estos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!" 

Santos Joaquín y Ana

Santos Ana y Joaquín, padres de la B.V. María
Memoria de san Joaquín y santa Ana, padres de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, cuyos nombres se conservaron gracias a la tradición de los cristianos.

San Pedro Damian decía que era una curiosidad vana y culpable tratar de averiguar lo que los Evangelistas no escribieron y ponía precisamente como ejemplo la curiosidad acerca de los padres de la Santísima Virgen. Los únicos escritos que pretenden poseer algunos datos sobre los padres de María son apócrifos, como el «Protoevangelio de Santiago», que -a pesar de su nombre- no tiene nada de la autenticidad de la Sagrada Escritura. En realidad no poseemos ningún dato cierto sobre ellos, pero no es ilícito aceptar las piadosas creencias procedentes de los apócrifos cuando no se oponen a las verdades ciertas.

Aunque la primera redacción del apócrifo de Santiago es muy antigua, no se trata de un documento fidedigno. El protoevangelio cuenta que los parientes de Joaquín se burlaban de él porque no tenía hijos. Entonces, el santo se retiró cuarenta días al desierto a orar y ayunar, en tanto que Ana «se quejaba en dos quejas y se lamentaba en dos lamentaciones» (por su esterilidad y por haberse quedado sin marido). Cuando Ana se hallaba sentada orando bajo un laurel, un ángel se le apareció y le dijo: «Ana, el Señor ha escuchado tu oración: concebirás y darás a luz. Del fruto de tu vientre se hablará en todo el mundo». Ana respondió: «Vive Dios que consagraré el fruto de mi vientre, hombre o mujer, a Dios mi Señor y que le servirá todos los días de su vida». El ángel se apareció también a san Joaquín. A su debido tiempo, nació María, quien sería un día la Madre de Dios.

Hagamos notar que esta narración se parece mucho a la de la concepción y el nacimiento de Samuel, cuya madre se llamaba también Ana (1Reyes 1). Los primeros Padres de la Iglesia oriental veían en ello un paralelismo. En realidad, se puede hablar de paralelismo entre la narración de la concepción de Samuel y la de San Juan Bautista, pero en el caso presente la semejanza es tal, que se trata claramente de una imitación.

Sin embargo, el culto a santa Ana se difundió desde la antigüedad: la mejor prueba es que en Constantinopla, ya a mediados del siglo VI, el emperador Justiniano le dedicó un santuario. En Santa María la Antigua hay dos frescos que representan a Santa Ana y datan del siglo VIII. Su nombre aparece también destacadamente en una lista de reliquias que pertenecían a san Angel de Pescheria y sabemos que el papa san León III (795-816), regaló a la iglesia de Santa María la Mayor un ornamento en el que estaban bordadas la escena de la Anunciación y las figuras de san Joaquín y santa Ana.

En Apt, en la Provenza, se guardan supuestas reliquias de santa Ana, sin embargo las pruebas históricas en favor de la autenticidad más bien muestran que carecen absolutamente de valor. La verdad es que antes de mediar el siglo XIV, el culto de santa Ana no era muy popular en Occidente, pero un siglo más tarde se popularizó enormemente, e incluso Lutero lo ridiculizó con acritud y atacó en particular la costumbre de representar juntos á Jesús, María y Ana, como una especie de trinidad. En 1382, Urbano VI publicó el primer decreto pontificio referente a Santa Ana; por él concedía la celebración de la fiesta de la santa a los obispos de Inglaterra exclusivamente, como se lo habían pedido algunos ingleses. Muy probablemente la ocasión de dicho decreto fue el matrimonio del rey Ricardo II con Ana de Bohemia, que tuvo lugar en ese año. La fiesta fue extendida a toda la Iglesia de Occidente recién en 1584, y sólo desde ese tiempo comenzó en Occidente el culto a san Joaquín.

En el Oriente se celebra desde fecha muy antigua la fiesta de san Joaquín y santa Ana el 9 de septiembre. Pero en Occidente, puesto que no había tradición al respecto, las fechas fueron variables, y sólo en 1913 se fijó el 16 de agosto como día de la fiesta de san Joaquín. Sin embargo, los benedictinos y algunos católicos de Oriente celebraban juntos a san Joaquín y santa Ana el 26 de julio, fecha que el nuevo martirologio adoptó para toda la Iglesia.

El Protoevangelio de Santiago es conocido con diversos nombres, y su texto puede leerse en muchas ediciones actuales, incluso populares; una traducción confiable se contiene en «Los Evangelios apócrifos», BAC (2009). Una obra completa sobre santa Ana y su devoción es la del P. B. Kleinschmidt, Die heilige Anna (1930). El presente artículo fusiona (con algunos retoques) los del Butler-Guinea correspondientes a santa Ana del 26 de julio y a san Joaquín del 9 de agosto

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

Oremos  
« ... Inclinad el oído, venid a mí : escuchadme y viviréis. Sellaré con vosotros alianza perpétua, la promesa que aseguré a David... «  Isaías 55, 3    

Señor, Dios de nuestros padres, tú concediste a san Joaquín y a santa Ana la gracia de traer a este mundo a la Madre de tu Hijo; concédenos, por la plegaria de estos santos, la salvación que has prometido a tu pueblo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén

Catecismo de la Iglesia Católica § 823 – 827

«Creo en la Iglesia una, santa, católica y apostólica»

«La Iglesia es santa: A los ojos de la fe la Iglesia no puede dejar de ser santa. En efecto, Cristo, el Hijo de Dios a quien con el Padre y con el Espíritu se proclama 'el solo santo' amó a su Iglesia como a su esposa. Él se entregó por ella para santificarla, la unió a sí mismo como su propio cuerpo y la llenó del don del Espíritu Santo para gloria de Dios». La Iglesia es, pues, «el Pueblo santo de Dios» y sus miembros son llamados «santos» (Lumen gentium, 39,12; 1C 6,1)... Por Cristo y en él también ha sido hecha santificadora... Es en ella donde «conseguimos la santidad por la gracia de Dios»... En sus miembros la santidad perfecta está todavía por alcanzar... 

«Mientras que Cristo, santo, inocente, sin mancha, no conoció el pecado, sino que vino solamente a expiar los pecados del pueblo, la Iglesia abrazando en su seno a los pecadores, es a la vez santa y siempre necesitada de purificación y busca sin cesar la conversión y la renovación» (LG 42). Todos los miembros de la Iglesia, incluso sus ministros, deben reconocerse pecadores. En todos, la cizaña del pecado todavía se encuentra mezclada con la buena semilla del Evangelio hasta el fin de los tiempos. 

La Iglesia, pues, congrega a pecadores alcanzados ya por la salvación de Cristo, pero aún en vías de santificación: «La Iglesia es, pues, santa aunque abarque en su seno pecadores; porque ella no goza de otra vida que de la vida de la gracia; sus miembros, ciertamente, si se alimentan de esta vida se santifican; si se apartan de ella contraen pecados y manchas del alma, que impiden que la santidad de ella se difunda radiante. Por lo que se aflige y hace penitencia por aquellos pecados, teniendo poder de librar de ellos a sus hijos por la sangre de Cristo y el don del Espíritu Santo.»

Explícanos la parábola de la cizaña
Mateo 13, 36 - 43. Tiempo Ordinario. Esperar en el cielo implica trabajar por ser buena semilla del Reino de Dios.

Oración Introductoria
Dios mío, Señor de Misericordia, vengo a ponerme en tu presencia para pedirte que pongas tus palabras y tu mensaje en mi corazón para que sepa darte el fruto que Tú buscas en mí. Aumenta mi fe para verte en mi vida y en los demás; aumenta mi esperanza para vivir con alegría deseando estar contigo en la eternidad; y aumenta mi amor para nunca abandonarte ni dejarte solo porque Tú nunca me abandonas ni te apartas de mí.

Petición
Corazón de Jesús traspasado de amor por mí, inflama mi corazón de amor por ti. Dame tu gracia para darte mi vida; dame tus dones para darte mis acciones y darte gloria por siempre.

Meditación del Papa Francisco
En este caso, Jesús no se limitó a presentar la parábola, también la explicó a sus discípulos. La semilla que cayó en el camino indica a quienes escuchan el anuncio del reino de Dios pero no lo acogen; así llega el Maligno y se lo lleva. El Maligno, en efecto, no quiere que la semilla del Evangelio germine en el corazón de los hombres. Esta es la primera comparación.

La segunda es la de la semilla que cayó sobre las piedras: ella representa a las personas que escuchan la Palabra de Dios y la acogen inmediatamente, pero con superficialidad, porque no tienen raíces y son inconstantes; y cuando llegan las dificultades y las tribulaciones, estas personas se desaniman enseguida.

El tercer caso es el de la semilla que cayó entre las zarzas: Jesús explica que se refiere a las personas que escuchan la Palabra pero, a causa de las preocupaciones mundanas y de la seducción de la riqueza, se ahoga. Por último, la semilla que cayó en terreno fértil representa a quienes escuchan la Palabra, la acogen, la custodian y la comprenden, y la semilla da fruto. El modelo perfecto de esta tierra buena es la Virgen María.»(Homilía de S.S. Francisco, 13 de julio de 2014).

Reflexión 
Hay que decirle al Señor que hoy también nos acercamos a su presencia para pedirle que nos explique sus enseñanzas. En nuestra vida muchas veces no podemos ver claro lo que Él pide o no entendemos lo que nos dice. En esta parábola, sin embargo, abre con claridad lo que quiso explicar a la humanidad. Jesús quiere que seamos la buena semilla que pertenece al Reino de Dios. Cuánto duele al Señor saber que muchos eligen el camino del mal y se apartan de Él; a nosotros también nos apena ver que efectivamente muchos se deciden por ser cizaña que ha sembrado el demonio. Satanás está en lucha contra Dios y contra los hombres, que busca constantemente que las almas se alejen de su Creador.

Pero Dios, el creador y dueño de campo que es el mundo, seguirá cuidando con mucha misericordia de su campo y trabajará no por arrancar la cizaña, sino para convertirla en bellas espigas que serán recogidas en la buena cosecha. Aunque en el mundo físico esto no es posible, sin embargo Dios puede hacer esto, pero necesita también de nuestra labor, de nuestras oraciones y nuestros sacrificios para ayudar a convertir a los pecadores. Para nosotros esto es posible mientras hay vida, y una vez llegado el momento de rendir cuentas, Dios que nos persiguió con su amor infinito, nos evaluará con su infinita justicia. Pidamos a los ángeles, cosechadores del Señor, que ayuden a los seres humanos a obrar el bien y pertenecer al Reino de Dios. Hay que tener fe, porque en nuestra vida muchas veces luchamos por lo que no vemos, pero al final veremos por lo que luchamos: por Dios y su Reino.

El Señor nos dice que el que persevere hasta el fin, ése se salvará (Mt 10, 22). Este es el llamado a la perseverancia en el bien, en ser semilla buena que da fruto abundante en el campo del mundo creado por Dios. Pero la soberbia es la que puede descomponer la buena semilla que Dios ha sembrado, porque es asemejarse al maligno que se ha rebelado contra Dios, o como decía San Agustín, es hacerse perverso e imitador de los errores del diablo.

La cizaña será quemada en el día de la ciega. Este día final se le suele pintar con tintes tremendistas y catastróficos, infundiendo miedos y terrores. Para quien se ha esforzado en seguir la voluntad de Dios, aun a pesar de nuestras muchas deficiencias, debilidades y errores, no puede menos que esperar la misericordia y consideración por parte de Dios. No nos preparamos para un día de temor, sino para un día de esperanza y retribución. Si pensamos más frecuente en este día de la cosecha, sabremos vivir rectamente, incluso en las derrotas si van acompañadas de una sincera lucha y un sincero arrepentimiento. Así brillaremos también en este mundo con el fulgor de los hijos de Dios.

Propósito
Hoy rezaré mucho por la salvación de las almas del purgatorio, para que Dios, en su infinita bondad, mitigue los ardores de la purificación de estas almas que esperan con ansias el momento glorioso de su encuentro eterno con Dios.

Oración por el buen uso del tiempo
Tengo ante mí unos minutos, unas horas, unos días. ¿Qué voy a hacer? La decisión está en mis manos.


Tengo ante mí unos minutos, unas horas, unos días. ¿Qué voy a hacer? La decisión está en mis manos. Si no hay urgencias inmediatas, si la enfermedad no corta las alas de mi vida, soy plenamente libre para escoger.

No quiero, sin embargo, decidir a solas. Sé que hay un Dios que es Padre y me ama. Sé que Cristo me ha enseñado el camino de la vida. Sé que el Espíritu Santo habita en mi alma y me invita a optar por lo mejor.

Por eso, Señor, te pido luz para usar bien el tiempo que ahora me concedes. Ayúdame a renunciar a un uso egoísta del mismo. Ayúdame a dejar de lado caprichos, placeres malsanos, deseos de venganza, obsesiones que encadenan.

Permíteme la gracia de arrepentirme de mis pecados y de llegar a una conversión profunda, sincera, completa, decidida, desde la certeza de tu misericordia eterna.

Concédeme ver con claridad qué deseas de mí ahora, cómo puedo ayudar mejor a mis hermanos.

Fortalece mi voluntad para que la pereza no me detenga, para que el miedo no me paralice, para que esté dispuesto a arriesgar mi fama si se trata de defender la justicia, de ayudar al pobre, de proteger a la viuda, de corregir al que yerra, de consolar al triste, de transmitir tu Evangelio.

Ayúdame a tomar buenas decisiones. La vida pasa, y no puedo desgastarme en lo inútil y en lo dañino. Sólo tiene sentido escoger lo que me lleva a amarte a Ti y a servir a mis hermanos.
Señor, tengo ante mí este tiempo que me concedes. Haz que se convierta en un momento bello para acercarme más a Ti, para conocer mejor mi fe, para dejarme impulsar por la esperanza, para avanzar por el camino maravilloso del amor, del servicio, de la entrega hasta “dar la vida por los hermanos” (1Jn 3,16).

Hay que buscar una vida compartida en equilibrio
Con frecuencia se piensa que no hay razón, para que la mujer adquiera nuevos horizontes.

Cuando una mujer tiene que trabajar porque la familia necesita sus ingresos, se acepta con toda naturalidad que ello suceda, aunque la familia no siempre la apoye para que pueda cumplir su doble responsabilidad. Pero si lo que gana el marido es suficiente, con frecuencia se piensa que no hay razón, para que la mujer adquiera nuevos horizontes.

Surge la pregunta ¿Te falta algo?

Veamos que le puede faltar. Su marido pasa la mayor parte del día fuera de casa.

Si sus hijos ya han crecido, pasan también gran parte de su tiempo en la escuela o en la universidad.

Esta situación le plantea el anhelo de conocer y crecer en la formación más completa del mundo real que está ahí afuera.

Si el único horizonte de ella es la casa y los hijos, irá creándose una separación entre los dos.

Estarán unidos por ser padres pero quizás les faltará el encontrar el cómo ser compañeros, pues no hay que olvidar que un día los hijos se van.

Tiene de gran valor, si es que ella decide quedarse en casa, alguna actividad que los una a los dos, ya sea por hobby o por apostolado.

Lo que sí es esencial es que sus vidas en el mundo, vayan cada día acercándose y para ello hay que crecer juntos en algo. Hay que hacer algo juntos. La vida adquiere sentido en la medida en que se entrega, en la medida en que se hace un don y un servicio a los demás. Quien acude al matrimonio buscando en el otro una persona que le quiera y le comprenda y le cuide, en vez de acudir buscando querer, comprender y cuidar a la otra persona, comete un grave error. (Alfredo Aguiló Pastrana) Sus hijos estudian cosas que aún no se descubrían cuando ella fue a la escuela. Esto puede traer alguna dificultad en su comunicación con ellos.

¿Cómo orientarlos si a veces no se comprende lo que más les interesa? Estoy pensando en la computadora, estoy pensando en tantas cosas modernas que son una gran novedad para los que ya tenemos años.

Ellos pasan cada vez más tiempo fuera de casa, y si su edad ya se lo permite hasta tienen algún trabajo, lo cual significa más tiempo alejados del hogar.

Recibiendo múltiples influencias de la comunidad. Si ella se ha quedado en su mundo  --rico pero reducido-- del hogar, pronto los hijos descubrirán que con mamá sólo se puede hablar de unas pocas cosas.

Las familias de las próximas generaciones serán muy diferentes a las actuales. No sólo las hijas, sino también los varones, necesitarán encontrar nuevas formas de convivencia conyugal y familiar.

¿Qué mejor ayuda que unos padres que son capaces de ver la realidad de los tiempos que les toca vivir? Cada persona tiene intereses muy suyos, que debe desarrollar por su cuenta.

Los tiene el hombre y también los tiene la mujer y cuando no se exagera al punto de dañar a la familia, contribuyen en mucho a que ella se sienta feliz y optimista.

Cuando los anhelos de ella se convierten en un sueño tapado por el polvo, es frecuente que nazcan rencores y reproches. El hombre siempre ha podido desarrollarse, siempre ha podido trabajar e intervenir en la vida de la comunidad y antiguamente no se preocupaba por la atención del hogar; la mujer se hacía cargo de eso.

Felizmente esta actitud se ha modificado en gran parte de los nuevos matrimonios. Hoy es frecuente ver los esposos en los supermercados: esta imagen era inexistente en la antigüedad. Esta nueva actitud le ha ayudado a la mujer a combinar su papel de esposa y madre con cualquier actividad que desee realizar pero nunca deja de estar la influencia del como era antes.

Esta es una de las raíces del conflicto.

Muchas veces se siente atrapada entre el mundo del futuro y la familia organizada al estilo del pasado.

Esto ha ocasionado muchas tensiones familiares, muchos desequilibrios en las relaciones de esposos y frecuentemente motivo de roturas matrimoniales.

El sentimiento de superioridad del varón se ve amenazado y ni les digo lo que pasa cuando es la mujer quien gana más, quien aporta más dinero a su casa.  Con frecuencia salen a relucir actitudes francamente machistas.

Si ella decide renunciar a sus ilusiones de superación en bien de la paz familiar, tendremos una mujer frustrada y a menudo amargada.
La familia pagará por ello un precio muy alto.

¿Qué se debe hacer? Hay que buscar una vida compartida en equilibrio.
Una mujer casada y con hijos no está sola ni puede introducir cambios serios en su vida sin afectar a los demás.

No es justo pedirle que elija entre su superación y su familia.

Tiene derecho a los dos.

Un marido que ama a su esposa sólo puede sentirse realizado si ha ayudado a que su mujer sea plena y libremente ella. Es decir que sea plenamente ella misma con todas sus ansias de ser más.

Serán dos en una sola carne, dice la Escritura.

Por lo tanto, para que sea una sola carne, es decir, esa unidad que debe surgir del matrimonio, es necesario ser dos en un solo caminar, en un solo mirar, en un solo querer llegar, en un solo ser, en un solo superarse.

Pero nunca deben dejar de ser dos personas distintas y autosuficientes, que se han unido porque se aman y amándose construir una realidad en común que supera las particularidades de cada uno.

Nuestro afán de ser comprendidos solamente se puede comparar con nuestra desidia para comprender al otro. (“Incierta Gloria”: Joan Sales)

Superarse significa crecer, realizar todos los aspectos de su vocación, desarrollar todas las cualidades.

No significa desentenderse de los demás pero si implica que los otros --esposo e hijos--  también deben responsabilizarse en compartir los quehaceres de la casa para que la madre y esposa pueda superarse.

Esto quiere decir que todos en casa deberán superarse.

El amor que intenta acaparar exclusivamente a una persona es un amor egoísta, es un amor infantil.
Para que la mujer se supere sin que la familia sufra habrá que liberar el amor de la familia. Ser capaces de ver con alegría y no con celos la superación que realiza su esposa y madre.

Es una manera de vivir.
Una vida no la hace el trabajo con la cual te ganas la vida, sino las personas con las cuales convives. Toda mi vida de casado la he vivido estando enamorado  y sigo enamorado hoy. El amor nunca se acaba, aunque es necesario alimentarlo cada día.

¿Y cómo es posible esto?

¡Simplemente amando!  Y nunca se ama demasiado. Todos los días le digo a mi mujer “te amo” y le tomo la mano mientras miramos televisión,  le doy las gracias por prepararme el desayuno, el almuerzo y la cena y lo hago con amor.

Si el amor no lo trabajas, el amor se muere.

Cada noche antes de irme a dormir reflexiono lo que es bueno y lo que es  malo, medito propósitos para  mañana  y duermes tranquilo porque estás haciendo todo  lo que puedes (Javier Marcet, ex-futbolista)

Actualmente ninguna familia puede cerrar los ojos a la profunda influencia del cambio de posición de la mujer.

No pueden escoger si lo aceptan o lo rechazan; lo único que pueden decidir es si este cambio los unirá o los desintegrará.

Los defectos del otro no se cuentan a nadie, son nuestros secretos nacidos en este dialogo íntimo del sofá o de la cama.

Si todos crecen y encuentran un equilibrio, la familia se fortalece, evoluciona y hace posible que la mujer se supere, emprenda nuevas actividades que la satisfagan como persona, sin dejar de ser al mismo tiempo buena esposa y mejor madre.

Es un camino que tiene que recorrer toda la familia, como una contribución de amor hacía las mujeres del hogar.

Aprendamos a crecer juntos y a hacer de este crecimiento ocasión de mayor unión. Es, más bien, una exigencia del amor que nos tenemos.

Es un hermoso reto para toda la familia.

Pero, ¿saben que  necesita esta familia? Necesita que no haya en ella una noche sin paz. Para que haya paz, hay que hacerle caso al Papa Francisco A los recién casados les doy siempre este consejo: 'Reñid lo que queráis. Si vuelan los platos, dejadlos. Pero nunca acabéis el día sin hacer las paces. ¡Nunca!

Para hacer las paces no hace falta llamar a Naciones Unidas, que venga a casa a hacer la paz. Basta un gesto pequeño, una caricia: 'Bueno, adiós, hasta mañana'. Y mañana se comienza de nuevo.
El Reino de Dios crece sin dar espectáculo.

Solo cuando hay voluntad de diálogo se solucionan los problemas.

(Papa Francisco)
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Papa Francisco pide oraciones para la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia    Acompáñenme con la oración

VATICANO, 24 Jul. 16 El Papa Francisco pidió rezar en el viaje que realizará a Cracovia (Polonia) desde el próximo miércoles 27 al domingo 31 para participar junto a miles de jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud. Después de rezar el ángelus desde la ventana del estudio del Palacio Apostólico, el Santo Padre recordó que “en estos días muchos jóvenes, de todas las partes del mundo, están yendo hacia Cracovia”. “También yo partiré el próximo miércoles para encontrar a estos chicos y chicas y celebrar con ellos y por ellos el Jubileo e la Misericordia, con la intercesión de San Juan Pablo II”, añadió.A continuación Francisco pidió: “acompáñenme con la oración”. “Desde ahora saludo y doy las gracias a cuantos están trabajando para acoger a los jóvenes peregrinos, con numerosos obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas”.

“Dirijo un pensamiento especial a tantísimos aquellos que no podrán estar presentes en persona y seguirán el evento a través de los medios de comunicación”, dijo el Papa. “¡Estaremos todos unidos en la oración!”.


El Papa reza por Francia

 

El Vaticano condena los actos en Normandía
El Papa muestra su "dolor y horror" ante "esta violencia absurda"
Lombardi lamenta el "bárbaro asesinato" del párroco

Jesús Bastante, 26 de julio de 2016 a las 12:49

Estamos particularmente impresionados porque este terrible acto de violencia tuvo lugar en una iglesia

(J. Bastante).- Nada más conocerse la noticia del secuestro y degüello del sacerdote en la iglesia francesa de Saint-Etienne-du-Rouvray, en Normandía, el portavoz vaticano, Federico Lomardi, declaró que "es una nueva noticia terrible que, desgraciadamente, se suma a una serie de violencia que en los últimos días ya hemos sufrido" y que han creado "un inmenso dolor y preocupación".

"El Papa está informado y participa del dolor y el horror de esta violencia absurda", subrayó Lombardi, quien apuntó que "seguimos la situación y esperamos más información para comprender mejor lo que sucedió".

Para el portavoz vaticano, Francisco "condena de la forma más radical todas las formas de odio y ofrece su oración por las personas afectadas".

"Estamos particularmente impresionados porque este terrible acto de violencia tuvo lugar en una iglesia, un lugar sagrado en el que anuncia el amor de Dios, con el bárbaro asesinato de un cura", concluye el comunicado, que muestra la cercaní del Papa con la archidiócesis de Rouen "y el pueblo francés".

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