La unidad de los Doce, unidad de la Iglesia
- 28 Octubre 2016
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- 28 Octubre 2016
Evangelio según San Lucas 6,12-19.
Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles: Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor. Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
San Rodrigo Aguilar Alemán
Este valeroso mártir de la fe nació en la localidad mejicana de Sayula, Jalisco, el 13 de marzo de 1875. Era el mayor de una numerosa prole compuesta por doce hermanos. En 1888 ingresó en el seminario auxiliar de Zapotlán el Grande, (actual Ciudad Guzmán). Estudioso y ejemplar en su forma de vida, mostraba también sus dotes como literato y, de hecho, cultivó la prosa y la poesía con acierto. Sus reflexiones tenían un sesgo apostólico y la prensa de Ciudad Guzmán no tenía reparos en insertar en sus páginas artículos que versaban sobre el Santísimo Sacramento, la Virgen María, y otros temas eclesiales y pastorales que reportaban gran bien a los lectores. Fue consagrado diácono en enero de 1903 en el santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, de Guadalajara. Y a la Virgen se encomendaría siempre. Ordenado sacerdote ese mismo enero de 1903 por el arzobispo de la capital, Mons. José de Jesús Ortiz, depositó en el regazo de la Virgen de Guadalupe su consagración. Emprendió una labor pastoral por diversos lugares, entre los que se hallaban Atotonilco, Lagos de Moreno, La Yesca y Nayarit, donde evangelizó y bautizó a indios huicholes, algunos de avanzadísima edad (superaban el centenar de años) que escuchaban por vez primera el nombre de Jesús. Sucesivamente fue párroco y capellán de distintas parroquias y haciendas; vicario cooperador en Sayula y en Zapotiltic, hasta que en julio de 1923, a la muerte del párroco, fue designado para sucederle. En todas los lugares por los que pasó iba dejando su impronta apostólica de paciencia y caridad en las gentes, lo que ponía de relieve la autenticidad de su vocación sacerdotal. Incrementaba el apostolado de la oración, fomentaba círculos de estudio y fortalecía los existentes, además de poner en marcha asociaciones dirigidas a los laicos.
En una ocasión peregrinó a Tierra Santa plasmando la honda impresión espiritual que le causó en la obra Mi viaje a Jerusalén. Sintió entonces un profundo anhelo de morir mártir. El 20 de marzo de 1925 fue nombrado párroco de Unión de Tula, y ese mismo afán de derramar su sangre por Cristo estuvo presente en sus oraciones. Es como si tuviese el secreto presentimiento de que se cumpliría esa súplica. Quizá por eso, rogó a sus más cercanos que lo encomendaran ante Dios en sus peticiones uniendo a las suyas ese ardiente deseo martirial que compartió con ellos. Pronto serían escuchadas. En efecto, el estío de 1926 trajo las primeras turbulencias con la suspensión del culto decretado por las autoridades civiles. Y el 12 de enerode 1927 sufrió persecución simplemente por su condición sacerdotal. Busco refugio en un rancho, pero fue delatado por el propietario. Se fugó nuevamente y llegó a Ejutla el 26 de enero.Durante unos meses pudo permanecer a resguardo, acogido por las adoratrices de Jesús Sacramentado en el colegio de San Ignacio; incluso llegó a administrar los sacramentos y oficiar la misa.
Previendo cómo iba a ser el fin de sus días, había dicho: «Los soldados nos podrán quitarla vida, pero la fe nunca». El 27 de octubre de ese año 1927 un ejército compuesto por 600 federales al mando del general Izaguirre y otros agradistas capitaneados por Donato Aréchiga invadieron Ejutla y asaltaron el convento. Ni Rodrigo ni otros sacerdotes y seminaristas pudieron escapar. Cuando uno de los estudiantes, que después logró huir, intentó ayudarle, le dijo: «Se me llegó mi hora, usted váyase».Aún a costa de su vida, poco antes de ser apresado logró destruir expedientes de seminaristas. Fue por eso que quedó a merced de los soldados que le detuvieron, aunque no hubiera podido llegar lejos porque tenía lastimados los pies. Dispuesto a todo, cuando le pidieron que se identificase, respondió: «¡Soy sacerdote!». Tal como supuso, esta respuesta desencadenó una turba de injurias y chanzas soeces que le acompañaron al lugar de su martirio. La venganza de un cabecilla al que vetó un matrimonio ilegítimo estaba en marcha. Poco después se despedía de otros seminaristas y religiosas con un emocionante y esperanzador: «Nos veremos en el cielo». Lo decía porque todos ellos habían sido apresados como él, aunque iban a ser conducidos a lugares distintos para ser ajusticiados. El P. Aguilar afrontaba su destino serenamente, rogando: «Señor, danos la gracia de padecer en tu nombre, de sellar nuestra fe con nuestra sangre y coronar nuestro sacerdocio con el martirio ¡Fiat voluntas tua!». El 28 de octubre, de madrugada, fue conducido a la plaza de Ejutla. Lo dispusieron para morir ahorcado mientras bendecía y perdonaba a sus verdugos, incluso a uno de ellos le obsequió con su rosario. Este es el talante de los mártires, sin excepción. Bondadosos, generosísimos, inundados de fe y de caridad, llenos de esperanza, sin emitir juicio alguno contra nadie, dispuestos a unirse a la Pasión redentora de Cristo en rescate de quienes se han dejado atrapar en las viscosas redes del odio. De otro modo, hubieran renegado de su creencia.
Con la soga en el cuello, instrumento de su martirio que antes había bendecido, Rodrigo respondió a la pregunta «¿Quién vive?»... que le formularon en tres ocasiones mientras iban tensando la gruesa cuerda: «Cristo Rey y Santa María de Guadalupe». Este fue su último testimonio de fe. Pronunció por tercera vez estas palabras cuando apenas tenía aliento, entregando su alma a Dios. Luego lo abandonaron dejando que su cuerpo pendiese del corpulento árbol de mango durante horas. Fue beatificado por Juan Pablo II el 22 de noviembre de 1992, quien lo canonizó el 21 de mayo del año 2000.
Benedicto XVI, papa 2005-2013 Audiencia general del 11/10/2006
La unidad de los Doce, unidad de la Iglesia
A los apóstoles Simón, el Cananeo, y Judas (Tadeo) –que no debemos confundir con Judas Iscariote- los consideramos juntos no tan sólo porque en la lista de los Doce se citan siempre uno detrás del otro (cf Mt 10,4; Mc 3,18; Lc 6,15; Hch 1,13) sino también porque los detalles que nos han llegado de ellos son muy pocos, a parte del hecho que en el Nuevo Testamento se conserva una carta atribuida a Judas.
Simón recibe un epíteto variable según las cuatro listas; así, mientras Mateo y Marco lo llaman «el cananeo», Lucas lo llama «celotes». En realidad los dos calificativos son equivalentes porque tienen el mismo significado. En efecto, en hebreo el verbo «kana» quiere decir «ser celoso, apasionado»...
Es, pues, muy posible que ese Simón, si no pertenecía propiamente al movimiento nacionalista de los celotes, por lo menos se haya caracterizado por un ardiente celo por la identidad judía, así pues, también por Dios, por su pueblo y por la ley divina. Si esto es así, Simón queda situado en las antípodas de Mateo, el cual, por el contrario y en tanto que publicano, ejercía una actividad considerada como del todo impura. Ello es un signo evidente de que Jesús llama como discípuos y colaboradores suyos a personas de las clases sociales y religiosas más diversas si ninguna clase de prejuicios. ¡Lo que le interesa son las personas y no las categorías sociales o las etiquetas!
Y lo bueno es que, en el grupo de sus discípulos, a pesar de ser tan diferentes, todos coexistían y superaban todas las dificultades imaginables; en efecto, era él mismo Jesús la razón de su cohesión y quien hacia que todos se encontraran unidos. Esto contituye una clara lección para nosotros, a menudo inclinados a subrayar las diferencias, y posiblemente las oposiciones, olvidando que, en Cristo Jesús, se nos da la fuerza para resolver nuestros conflictos. En nuestro interior no olvidemos que el grupo de los Doce es la prefiguración de la Iglesia en la que deben encontrar su lugar, todos los carismas, todos los pùeblos y razas y todas las cualidades humanas, su identidad y su unidad en la comunión con Jesús
Inculturación, el mayor reto de la catequesis
Podemos decir que la inculturación es la conversión de las culturas y es importante por dos razones básicas. Por un lado, cada destinatario de la evangelización ( es decir, todo ser humano) forma parte de una cultura; por otro lado, la inculturación posibilita la comunión éntrelas diversas culturas, es decir, la catolicidad de la Iglesia. Expliquemos un poco.
Inculturación, el mayor reto de la catequesis
Estaba escandalizada, era la responsable de la catequesis en una parroquia de la ciudad de México y los miembros del equipo de liturgia habían puesto una ofrenda de muertos en el altar mayor. Ver las ofrendas en las casas era una cosa, pero ¡verla adentro del templo! Eso sí que no. Inmediatamente, acudió al párroco para protestar por ello.
Él la recibió en su oficina y luego de escuchar todas sus proteínas, serenamente le dijo:”Orar por los muertos y recordarlos es una práctica de piedad muy recomendable. Si los nativos de esta tierra del centro de la República Mexicana tenían esa costumbre tan enraizada, por qué no cristianizar su tradición y enriquecerla con la forma de ver la vida y la muerte que Cristo nos enseñó. Los cristianos sabemos que hay una vida después de la muerte; los aztecas los sospechaban, pero sin saber qué es el paraíso y que el acceso a la vida eterna está garantizado gracias al triunfo de Cristo sobre la muerte”. El distanciamiento entre el Evangelio y la cultura es el problema más grande de la Iglesia hoy. ¿Cómo superar tal reto? El Papa y los Obispos responden en varios documentos entre los cuales destaca el más reciente, la exhortación apostólica La Iglesia en América: hay que evangelizar la cultura, inculturar el Evangelio. Pero, ¿qué debemos entender por inculturación?
Y, ¿cómo realizar este proceso? Hacia una definición del término
Los obispos mexicanos escriben a la inculturación como “el ingreso del Evangelio en las culturas y la entrada de las culturas en la vida de la Iglesia a través de un proceso lento y pedagógico, marcado por el diálogo”. Sin embargo, ésta definición no da cuenta que la inculturación implica sobre todo un conjunto de “esfuerzo…. Por presentar el mensaje y los valores de evangelio encarnados en formas y términos propios de cada cultura, de manera que la fe y la vida cristiana de cada Iglesia local se inserten de la forma más íntima y profunda posible en el propio marco cultural,” sin que por ello cambie el Evangelio o se reduzca su mensaje.
De lo anterior obtenemos que la inculturación ante todo un proceso que implica esfuerzos con el fin de encarnar la fuerza del mensaje evangélico en el corazón de cada cultura. Para que esto sea posible es necesario: que los evangelizadores conozcan con la mayor profundidad posible, los componentes esenciales de las culturas donde llevan a cabo su labor; aprenden sus expresiones más significativas y respeten sus valores y riquezas.
Así el encuentro del Evangelio con las culturas grandes esfuerzos por parte de los evangelizadores y se realiza siguiendo los tres misterios fundamentales de la vida de Cristo. Pasos del proceso de inculturación
1 Encarnación. Cuando Cristo se encarna asume la naturaleza humana y por tanto, las condiciones históricas y geográficas de una cultura en particular (la cultura hebrea), aunque su muerte redentora trajo la salvación a todos los hombres de cualquier cultura, raza, condición y época. Por la encarnación, el Hijo de Dios asume todo lo humano, menos el pecado. El Evangelio, cuando llega a ser anunciado a un pueblo, se encarna y asume todo lo humano bueno que hay ahí; lenguaje, valores, tradiciones, virtudes. La primera ley de la inculturación es la encarnación, ya que el mensaje de salvación es para todos los pueblos.
1 Pascua. Cristo va a la cruz, padece, muere y resucita para purificarnos del pecado. También debe haber una redención de las culturas. En éstas, como fruto de la acción del hombre, está también la consecuencia del pecado, por tanto hay aspectos negativos; costumbres, principios, antivalores que van en contra de la dignidad y el bien del hombre y no pueden ser aceptadas aunque se les ponga la etiqueta de cultura. Ahí tiene que intervenir el misterio de la redención de Cristo para todas las semillas que del Verbo tienen, para llevarlas a su plenitud mediante la fe.
Pentecostés. El Espíritu Santo reúne en Pentecostés a pueblos de diferentes culturas y lenguas, cada uno con su cultura pero todos entendiendo el mensaje se unen en una misma fe sin poder su identidad cultural.
Importancia de la inculturación
Podemos decir que la inculturación es la conversión de las culturas y es importante por dos razones básicas. Por un lado, cada destinatario de la evangelización ( es decir, todo ser humano) forma parte de una cultura; por otro lado, la inculturación posibilita la comunión éntrelas diversas culturas, es decir, la catolicidad de la Iglesia. Expliquemos un poco. El hombre de cualquier tiempo y lugar entra en contacto con la Palabra a través de una comunidad concreta, misma que contribuye a la formación de los valores, principios y hábitos del individuo. Para impulsar la conversión de las personas es necesario saber cuáles son sus raíces culturales a fin de recuperar todo lo positivo y transformar lo negativo. La inculturación ayuda a las culturas “a hacer surgir de su propia tradición viva, expresiones originales de vida, de celebración y de pensamiento cristianos”. Cuando una comunidad se abre a la Buena Nueva conservando su identidad cultural, su integración a la Iglesia es más auténtica y el Cuerpo Místico de Cristo se enriquece con nuevos valores. A través de la inculturación, el Evangelio es punto de encuentro y de fraternidad entre todas las culturas. De esta manera, la transformación de la humanidad se lleva a cabo, siguiendo aquello que dijo Jesucristo respecto de la Ley Judía: “No he venido a abolir la Ley, sino a darle su plenitud”. Por analogía se puede decir que los evangelizadores no van a destruir las culturas, sino a darle su plenitud”. Por analogía se puede decir que los evangelizadores no van a destruir las culturas, sino a llevarlas a su culmen.
Extremos a evitar ¿Cómo estar ciertos de que con el trabajo evangelizador que se realiza estamos encarnando el mensaje evangélico y no dando lugar a un sincretismo religioso, o bien “reduciendo a nada la cruz de Cristo”? La medida es el misterio pascual de Cristo. Sólo Dios salva y lo hace a través de la pasión, muerte y resurrección de su Hijo. Si perdemos de vista esa verdad fundamental, en el afán de adaptar el Evangelio al lenguaje y expresiones de un pueblo, se corre el riesgo de que las personas pongan su fe en imágenes y ritos más que en Jesucristo. O bien, que olvidándose de la cruz de Cristo cimienten su salvación únicamente en su buena conducta y no en el amor misericordioso de Dios.
Conclusión
“La iglesia “existe para evangelizar”, esto es, para “llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad”. ”Para realizar tal misión la Iglesia debe llevar a cabo el proceso de inculturación del Evangelio, es decir, la Encarnación del mensaje evangélico en las culturas. “De la catequesis como de la evangelización general, podemos decir que está llamada a llevar la fuerza del evangelio al corazón de la cultura y de las culturas. Para ello, la catequesis procurará conocer estas culturas y sus componentes esenciales: aprenderá sus expresiones más significativas respetará sus valores y riquezas propias. Sólo así se podrá proponer a tales culturas el conocimiento del misterio oculto y ayudarles a hacer surgir de su propia tradición viva expresiones originales de vida, de celebración y de pensamientos cristianos”.
“Todo esto implica que la Iglesia…. Se esmere en adaptarse, realizando el esfuerzo de un trasvasamiento del mensaje evangélico y a los símbolos de la cultura en la que se inserta.
Por tanto, a la Revelación de Dios en Jesucristo le llamamos Encarnación; al anuncio de la Buena Nueva evangelización; y a la asimilación del Evangelio en cada pueblo, inculturación.
Halloween - ¿Una fiesta pagana?
¿Cómo se inició realmente la celebración de Halloween?
No basta señalar que hay oscuridad; se necesita encender una vela, encender una luz que pueda iluminarnos en medio de la incertidumbre. Es lo que pretendemos con este sencillo trabajo sobre los orígenes históricos de Halloween.
La divulgación de la celebración de Halloween en los países de América Latina, suscita cada año largas controversias, aún entre agentes de pastoral. Algunos piensan que se trata de algo satánico y otros lo consideran inocuo.
Por eso es importante conocer el desarrollo histórico de Halloween, eliminando los mitos que circulan en nuestros días y que no nos ayudan a afrontarlo adecuadamente desde la pastoral evangelizadora de la Iglesia. Como católicos, debemos optar por la verdad histórica, sin caer en la tentación de reforzar los mitos, por más difusión que tengan en las redes sociales y en la súper carretera de la información.
Al mismo tiempo, es importante aprovechar estas circunstancias para proponer la fe, en primer lugar a los católicos comprometidos.
En realidad, los días cercanos a Halloween son importantísimos por la esperanza que siembran en el corazón del católico, animándole a buscar la santidad y a solicitar la intercesión de los santos, al mismo tiempo que se practica la solidaridad cristiana, orando por los fieles difuntos.
Se trata de aspectos que se están oscureciendo en la espiritualidad cristiana. En efecto, por lo general, la escatología está ausente en la catequesis y en la predicación homilética. Por eso hay mucho desconcierto en torno a las realidades últimas, especialmente las así llamadas postrimerías: la muerte, el juicio, el infierno y la gloria.
Si nosotros dejamos de hablar de la inmortalidad del alma y la vida eterna, no hay que sorprendernos de que la cultura posmoderna nos hable de inmortalidad mediante la piedra filosofal, el vampirismo y las prácticas ocultistas.
Ojalá que seamos más sensibles a estos temas, para que no perdamos a las nuevas generaciones, que tanto necesitan del Evangelio.
¿Cómo se inició realmente la celebración de Halloween?
Para purificar esta celebración es importante corregir numerosos mitos en torno a sus orígenes, que no corresponden a la verdad histórica. Sólo así podemos recuperar su sentido más auténtico y aprovecharla como un momento muy especial para la evangelización y la catequesis, contribuyendo también a la purificación de la religiosidad popular.
Si a la Evangelización, no al proselitismo
La verdad los hará libres. Anunciar el Evangelio implica anunciar la Verdad que nos salva (Lumen gentium, 17); es decir, anunciar a nuestro Señor Jesucristo, el Amén (Ap 3, 14), el Verdadero (1Jn 5,20).
Por eso, en el anuncio del Evangelio, un discípulo de Cristo no puede recurrir nunca a la mentira, ni siquiera a las medias verdades.
Es importante recordar, a este respecto, las palabras de Nuestro Señor:
"Conocerán la verdad y la verdad los hará libres". (Jn 8,32)
El fin nunca justifica los medios
He aquí un criterio de discernimiento que debemos tener siempre presente: el fin nunca justifica los medios. Cuando hacemos esto en el campo del anuncio del Evangelio, salimos del ámbito de la evangelización y entramos en el más burdo proselitismo.
Pues bien, en mentiras y medias verdades se incurre frecuentemente al hablar de la fiesta de Halloween, atribuyéndole un origen celta y, por lo tanto, pagano, o, incluso, hablando de un posible origen satánico. Además, se afirma que al participar en diversas formas de celebración de Halloween, especialmente disfrazándose para pedir dulces o dinero, ya se está participando en rituales satánicos, que llevarán a quien participe a iniciarse en el mundo del satanismo, abriendo espacios a Satanás y sus secuaces, y fortaleciéndolos en su lucha contra Dios y la humanidad.
Una cosa es cierta: que haya podido originarse entre los celtas no lo hace necesariamente satánico.
Por otra parte, cuando se habla de Halloween también aparecen prejuicios e, incluso, expresiones de xenofobia, particularmente cuando se ataca la celebración de Halloween porque, supuestamente, proviene de los Estados Unidos de América. Se llega así a una descalificación de la sociedad norteamericana, rechazando a priori su cultura, sin matices y sin el debido discernimiento.
Recorrido histórico - del rechazo a Halloween
El rechazo a la celebración de Halloween ha pasado por diversas etapas. He aquí un breve recorrido histórico.
Origen anglosajón
Hace algunas décadas, cuando se empezó a difundir con más fuerza la celebración de Halloween en los países de América Latina se señalaba que era una fiesta de origen anglosajón, una fiesta eminentemente norteamericana. Se le rechazaba siempre por motivos culturales.
En México se empezó a reivindicar, en contraposición a Halloween, la celebración mexicana del Día de Muertos, por su origen prehispánico.
El dilema era "¿Halloween o Día de Muertos?". Nunca se mencionaba un origen satánico de Halloween sino que se rechazaba Halloween por proceder de los Estados Unidos de América, teniendo como base el nacionalismo mexicano, que promueve la exaltación de lo prehispánico y el rechazo de lo extranjero, empezando por lo español y lo norteamericano.
Desde entonces se empezaron a multiplicar los altares de muertos en casas, escuelas, colegios y plazas adyacentes a los palacios de gobierno, y se empezó a darle mayor difusión a lugares como San Andrés Mixquic y Janitzio. Era, y sigue siendo, una forma de resistencia cultural frente al imperialismo norteamericano.
Origen celta
Sin embargo, desde hace algunos años se dice que el origen de Halloween está en la cultura celta, lo que evidentemente es un anacronismo, pues el nombre mismo de Halloween es cristiano, católico, como se verá a continuación, pues significa Vísperas de Todos Santos.
Halloween, o Hallowe-en, significa Víspera de Todos los Santos. El 1 de noviembre, Día de Todos los Santos se llamaba All Hallows Day. Hallow en inglés antiguo viene a ser como "que es venerado o santificado" (en la actualidad se le llama All Saints Day). La partícula Eve es una abreviatura de evening -víspera-, así que la Víspera de Todos los Santos es All Hallows’ Eve, que en inglés antiguo se contrae en Hallowe-en.
Conviene decir que la religión de los antiguos celtas, particularmente la de los galos antes de la conquista romana, no es bien conocida, y los datos de que se disponen para reconstruirla son escasos y no muy precisos. Hoy en día, cierta retórica que apela a lo céltico se utiliza con fines políticos, para reforzar las identidades nacionales en algunas regiones de Europa.
Según algunos investigadores, lo celta es, en gran parte, lo que ha sido inventado a partir de la información arqueológica y los datos de fuentes clásicas y medievales, sumando representaciones imaginarias.
Entre las mentiras o medias verdades sobre Halloween podemos decir lo siguiente: se habla frecuentemente de la fiesta de Halloween como una fiesta en honor de una divinidad denominada Samhain, relacionada con la muerte. Pues bien, no existía en la mitología celta una divinidad con este nombre. La etimología de esta palabra es gaélica y significa “fin del verano”.
Samhain era una festividad que se celebraba buscando la luna llena que sigue al día que media entre el equinoccio de otoño (entre 22 y el 23 de septiembre de cada año) y el solsticio de invierno (entre el 21 y el 22 de diciembre de cada año), por lo que no se celebraba necesariamente en una fecha fija, el 31 de octubre, sino que la celebración podía realizarse en ese arco de tiempo descrito anteriormente.
Como ejemplo podemos mencionar que en 2012 la fiesta de Samhain debió celebrarse el 28 de noviembre, en 2013 debió celebrarse el 17 de noviembre y en 2014 debe celebrarse el 6 de noviembre.
Con relación a los druidas, de acuerdo con el historiador Ronald Hutton, “podemos saber virtualmente nada con certeza acerca de los antiguos druidas, así que -aunque sin duda existieron - fungen más o menos como figuras legendarias” (Ronald Hutton, The Druids: A History, Continuum International Publishing Group, Limited, 2007, p. xi).
Así que es difícil describir a los druidas, con fundamento histórico, yendo por los pueblos y por el campo en la víspera del 31 de octubre recogiendo ofrendas para Satanás, llevando disfraces y máscaras puestas, además de faroles, bolsas para la ofrenda y bastones de punta afilada, como afirman algunos en su agresiva propaganda anti-Halloween.
La conexión satánica
Más recientemente se alude a Halloween como una festividad satánica y llega a hablarse de numerosos sacrificios humanos, especialmente de bebés y niños, y se insiste en que se multiplica en esa fecha la celebración de misas negras.
La referencia a Halloween como una fiesta eminentemente satánica se encuentra en “La biblia satánica”, escrita por Anton LaVey, quien inició la Iglesia de Satanás el 30 de abril de 1966, ideando múltiples ritos oscuros y escogiendo la fecha de sus principales fiestas satánicas: la fecha del propio cumpleaños de cada satanista, la noche de los Walpurgis (entre el 30 de abril y el primero de mayo de cada año) y el Halloween (entre el 31 de octubre y el primero de noviembre de cada año) [cfr. Anton Szandor LaVey, La biblia satánica, Ediciones Roca, México, DF, 1975, 109-111].
Evidentemente, LaVey incurre en su libro en los mismos errores de los que atribuyen a Halloween un origen celta y druida, aunque llega a señalar los motivos por los cuales los satanistas celebran estas fiestas. En el caso de celebrar como principal fiesta satánica el propio cumpleaños el motivo es el siguiente: “Cada hombre es un dios si opta por reconocerse a sí mismo como un dios. Por lo tanto, el satanista celebra su propio cumpleaños como la fiesta más importante del año” (p. 109).
Con relación a las dos otras fiestas, LaVey las seleccionó porque, según opinión corriente, son fechas de festivales paganos con motivos agrícolas, lo que no implica que sean de origen satánico. Las otras fiestas giran en torno a los solsticios y equinoccios, que marcan el primer día de las estaciones.
Según los datos recabados, considero que hay que distinguir entre la fiesta de Halloween, que tiene orígenes folclóricos muy interesantes, como se verá a continuación, y los rituales satánicos que celebran las sectas satánicas en ésta y en otras fechas. No están necesariamente interrelacionados.
La mercantilización y el influjo del cine de Hollywood
Sin duda, lo que más ha contribuido a la difusión de Halloween es el enfoque comercial que se le ha dado a esta celebración. En efecto, aunque inició con muchas de las características que conocemos, en la segunda mitad del siglo XIX, la fiesta de Halloween comenzó a celebrarse masivamente en los Estados Unidos hasta 1921. Ese año se celebró el primer desfile de Halloween en Minnesota y luego le siguieron otros estados. La fiesta adquirió una progresiva popularidad en las siguientes décadas.
La proyección internacional de Halloween se produjo a finales de los años 70 y principios de los 80 gracias al cine y a las series de televisión. En 1978 se estrenó en Estados Unidos y en el mundo entero la película "Halloween", dirigida por John Carpenter y protagonizada por Jamie Lee Curtis y Donald Pleasence. El guión del film fue escrito por John Carpenter y Debra Hill.
El film narra la historia de Michael Myers, un enfermo psiquiátrico -encerrado por haber asesinado a su hermana mayor- quien, tras 15 años internado en una clínica mental, se fuga y busca repetir su crimen con su hermana menor. Esta cinta dio inicio al subgénero de Cine de terror llamado "slasher", en el que la trama gira alrededor de sanguinarios asesinatos cometidos por algún villano enmascarado, generalmente teniendo como víctimas a adolescentes. En realidad esta película es muy poco gráfica en la violencia que presenta, sobre todo comparada con los posteriores exponentes del género.
Hoy en día hay fiestas de Halloween en discotecas, bares, casas particulares, empresas y escuelas, promociones en centro comerciales, decoraciones en casas, locales comerciales, supermercados, aparadores y demás ramos de la actividad comercial. Hoy las tarjetas de crédito suman compras de disfraces terroríficos, calabazas para decoración, muñecos y demás productos Halloween. También numerosos niños se disfrazan para pedir dulces y dinero en las calles y de casa en casa.
El origen histórico de Halloween
Ha llegado el momento de explorar los orígenes históricos de Halloween.
Nos basaremos en un artículo muy interesante, titulado “Truth about Halloween. Halloween: The Real Story!” y escrito por el padre Augustine Thompson, OP, en la revista Catholic Digest, publicada en octubre de 1961.
Según el padre Thompson, los orígenes del Halloween son cristianos, con una visión muy norteamericana.
Es cierto, señala el padre Thompson, que los celtas de Irlanda y Bretaña celebraban un festival a finales de octubre y principios de noviembre, al igual que los hacían casi todos los últimos días de otros meses, teniendo presentes las fases de la luna, pero la celebración de Halloween que conocemos se fue modelando paulatinamente en Estados Unidos a partir de la inmigración irlandesa hacia Estados Unidos en el siglo XVIII y, particularmente, a partir de 1845, periodo que se conoce como la Gran hambruna irlandesa (1845-1849).
Solemnidad de Todos los Santos
La fiesta de Halloween cae en el último día de octubre porque es la víspera de la festividad católica de Todos Santos.
Esta fiesta en honor de todos los santos se solía celebrar el 13 de mayo ya desde el siglo IV, pero el papa Gregorio III en el año 741, la cambió al primero de noviembre, día en que se dedicó la Capilla de todos los santos en San Pedro en Roma. El siguiente siglo, el papa Gregorio IV mandó que la Fiesta de todos los santos se celebrara en todo el mundo cristiano, llegando así a Irlanda.
La noche anterior a la fiesta de todos los santos se celebraba una vigilia llamada en inglés All Hallows Eve o Halloween. En esos días, Halloween no tenía un significado especial ni para los cristianos ni mucho menos para los desaparecidos paganos celtas. Recordemos que algunas festividades litúrgicas son precedidas por vigilias, entre las que destacan la vigilia de Navidad (Nochebuena), la de Año Nuevo, la Vigilia Pascual y la Vigilia de Pentecostés.
Día de los Fieles Difuntos
En el año 998, San Odilón, abad del poderoso monasterio de Cluny en el sur de Francia, agregó una celebración el día 2 de noviembre. Era un día de oración para las almas de los fieles difuntos. Esta festividad llamada día los fieles difuntos, se esparció de Francia al resto de Europa.
Así pues, la Iglesia tenía festividades para aquellos que están en el Cielo y aquellos que se purifican en el Purgatorio. ¿Qué hay de aquellos que se encuentran en otro lugar, es decir, en el Infierno? Al parecer los aldeanos católicos irlandeses se preocuparon por las desafortunadas almas en el infierno. Después de todo, si hacemos a un lado las almas del infierno cuando celebramos a aquellas del Cielo y del Purgatorio, tal vez aquellas sean tan infelices que nos puedan causar problemas. Así se volvió costumbre golpear cazos y sartenes la víspera de Todos los santos para que los condenados supieran que no habían sido olvidados. Así, por lo menos en Irlanda, todos los muertos fueron recordados aunque a los obispos y presbíteros no les simpatizaba mucho el Halloween y nunca instituyeron en el calendario eclesiástico un Día de todos los condenados.
El inicio de la costumbre de disfrazarse
Pero esa no es aún la celebración de Halloween que conocemos. Las tradiciones para esta festividad se centran en vestirse con disfraces rebuscados, lo cual no es de origen irlandés. La costumbre de disfrazarse más bien nació en Francia durante los siglos XIV y XV. El Medioevo tardío sufrió ataques repetidos de la peste bubónica o peste negra, llamada la muerte negra y con ella perdió la mitad de su población. No es de sorprender que los católicos de este periodo tuvieran más interés en la otra vida.
Se decían más misas en el Día de Todos Santos y de los Fieles Difuntos, y se diseñaron representaciones artísticas para recordar a todos de su mortalidad. A estas representaciones las conocemos como la Danza de la muerte o Danza macabra, la cual era comúnmente pintada en las paredes de los cementerios y mostraban a la muerte conduciendo una cadena de gentes: papas, reyes, damas caballeros, monjes, campesinos, leprosos, etc., a su tumba. A veces esta danza se presentaba el propio Día de los Fieles Difuntos, como un retablo viviente con personas vestidas con las ropas de los diferentes estados de la vida.
Pero los franceses se disfrazaban el Día de los Fieles Difuntos, no en Halloween; y los irlandeses que tenían Halloween, no se disfrazaban. El cómo es que ambas celebraciones se mezclaron, probablemente ocurrió en las colonias británicas de Norteamérica durante el siglo XVIII, cuando los irlandeses y los franceses se comenzaron a casar entre sí, y se popularizó más a partir de 1845, cuando inició la inmigración más amplia de irlandeses a los Estados Unidos. El enfoque irlandés en el infierno le dio a las mascaradas francesas un giro más macabro.
Origen del “trick or treat”
Pero como todo niño y joven sabe, disfrazarse no es el punto, el punto es obtener el botín más grande posible. Entonces, ¿de donde viene la frase trick or treat? (dulce o broma).
Trick or treat es tal vez, la adición más peculiar y americana al Halloween, y es una contribución inadvertida de los católicos ingleses y aun del protestantismo británico.
Durante el periodo penal de 1500 a 1700 en Inglaterra, los católicos no tenían derechos legales. No podían tener puestos públicos, y eran sujetos de multas, cárcel y pesados impuestos. Decir misa era una ofensa capital y cientos de sacerdotes fueron martirizados.
Ocasionalmente, los católicos ingleses resistieron, a veces de formas insensatas. Uno de los actos más insensatos de resistencia fue el complot para hacer volar, usando pólvora, al rey protestante James I y a su parlamento. Se suponía que esto dispararía una insurgencia católica en contra de los opresores. El mal concebido complot de la pólvora fue sofocado el 5 de noviembre de 1605, cuando el hombre que cuidaba el polvorín, un descuidado converso llamado Guy Fawkes, fue capturado y arrestado. Fue colgado, y el complot se disolvió.
El 5 de noviembre, Día de Guy Fawkes, se convirtió en una gran celebración en Inglaterra, y así lo sigue siendo. Durante los periodos penales, bandas de celebrantes se ponían máscaras y visitaban católicos locales a la mitad de la noche, demandando cerveza y pasteles para su celebración: ¡trick or treat!
El día de Guy Fawkes llegó a las colonias americanas con los primeros colonizadores ingleses. Pero para cuando llegó la Revolución norteamericana, el viejo rey James y Guy Fawkes habían sido olvidados. Sin embargo el trick or treat era demasiada diversión como para olvidarlo, así es que eventualmente se cambió al 31 de octubre, el día de la mascarada franco irlandesa. Y en América trick or treat no se limitaba a los católicos.
La mezcla de varias tradiciones inmigrantes que conocemos como Halloween se había convertido en una tradición en los Estados Unidos para principios del siglo XIX. Hasta los años 80 del siglo XX permanecía desconocida en Europa, aún en los países en los que se originaron algunas de sus costumbres.
Por otra parte, hay otras fuentes de la práctica de pedir de casa en casa. En efecto, esta tradición se remonta al siglo IX, en el que los cristianos iban de pueblo en pueblo a mendigar “pasteles de difuntos” (soul cakes), que eran trozos de pan con pasas. Mientras más grande fuera la cantidad de pasteles recibidos, mayor era el número de oraciones que rezarían por los fieles difuntos del benefactor.
Esta costumbre estaba extendida en otros países con características propias. En la tradición portuguesa a partir del siglo XV ha existido la costumbre de pedir el “pão-por-Deus” (pan en nombre de Dios). La petición la hacen los niños el 1 de noviembre y el 2 de noviembre el pan recolectado se distribuía, al finalizar la misa para pedir por los fieles difuntos, entre los pobres de la comunidad. A veces se ponía el pan convenientemente cubierto frente a la puerta de la propia casa para que pudieran tomarlo las personas que lo necesitaran para sí o para entregarlo a algún necesitado.
En México está la costumbre de pedir de casa en casa y en las calles, utilizando esta frase: “¿Me da mi calaverita?”, “¿Me da para mi calaverita?” y “¿No me da pa mi calaverita?”.
Y, ¿qué hay de las brujas?
Pues, son una de las últimas adiciones a la fiesta de Halloween. La industria de las tarjetas de felicitación las agregó a finales del siglo XIX. Halloween ya tenía ánimas, así que, ¿por que no darle un lugar a las brujas en las tarjetas de felicitación? Las tarjetas de felicitación de Halloween no tuvieron éxito, (aunque ha habido un resurgimiento reciente de popularidad), pero las brujas se quedaron como parte de la decoración y los disfraces.
Jack-o-lantern
Igualmente en el siglo XIX, folkloristas mal informados agregaron el Jack-o-lantern (la linterna hecha con una calabaza ahuecada y tallada). Pensaban que el Halloween era de origen pagano y druida. Las lámparas hechas con nabos (no calabazas) habían sido parte de los antiguos festivales celtas de las cosechas, así que fueron trasladados a la celebración americana del Halloween. Conviene recordar que el origen de la calabaza es América y fue introducida a Europa vía España hasta el siglo XVI, por lo que difícilmente pudieron utilizarla los celtas en la edad del hierro. Más tarde se sustituyeron los nabos por las calabazas por la practicidad de vaciarlas de su contenido y de hacerles los cortes necesarios para dejar pasar la luz de las velas que se colocan en su interior. Como puede notarse, no hay ningún origen satánico en este adorno clásico de Halloween.
Vampiros, hombres lobo y otros monstruos
Estos disfraces se han añadido en el siglo XX por obra y gracia del cine de Hollywood, que ha convertido la fiesta de Halloween en una noche de terror, aprovechando obras literarias como Drácula, de Abraham “Bram” Stoker (1847-1912), Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary Shelley (1797-1851), entre otros clásicos del género, y las leyendas de Europa central sobre vampiros y hombres lobos. También ha influido el énfasis en la mercantilización de la celebración de Halloween, que lleva a adornar los espacios con toda clase de motivos tenebrosos y a disfrazarse de manera tétrica.
Descubrir el verdadero significado
La próxima vez que alguien clame que Halloween es un truco cruel para atraer a los niños, adolescentes y jóvenes a la adoración satánica, sugiero que les cuente el verdadero origen del All Hallow Eve y les invite a descubrir su verdadero significado cristiano, junto con las dos fiestas católicas mayores y más importantes que le siguen: la solemnidad de Todos Santos (1 de noviembre) y la fiesta litúrgica de los Fieles Difuntos (2 de noviembre).
Como hemos visto hasta ahora, los orígenes del Halloween no son satánicos, ni incluyen de suyo rituales satánicos. La costumbre de disfrazarse no implica participar en rituales satánicos, como se dice a menudo. Pedir dulces y dinero no es una costumbre satánica ni es una forma de participar en rituales satánicos, como se repite con insistencia digna de mejor causa.
¿Es lícito a un católico participar en la Fiesta de Halloween?
Es una pregunta ineludible. ¿Qué decir al respecto? Depende de las circunstancias. Los niños, adolescentes y jóvenes pueden participar en las fiestas que se organizan en los colegios, si se hacen con el debido orden, en un clima de sano esparcimiento y una convivencia adecuada.
En otros ámbitos, especialmente en los festejos que hacen los adolescentes, jóvenes y adultos, hay que tener en cuenta las recomendaciones de san Pablo, particularmente las siguientes:
Reconozcan el momento en que viven, que ya es hora de despertar del sueño: ahora la salvación está más cerca que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día se acerca: abandonemos las acciones tenebrosas y vistámonos con la armadura de la luz. Actuemos con decencia, como de día: basta de banquetes y borracheras, basta de lujuria y libertinaje, no más envidias y peleas. Revístanse del Señor Jesucristo y no se dejen conducir por los deseos del instinto. (Rom 13, 11-14)
Las acciones que proceden de los bajos instintos son manifiestas: fornicación, indecencia, libertinaje, idolatría, superstición, enemistades, peleas, envidia, cólera, ambición, discordia, sectarismos, celos, borracheras, comilonas y cosas semejantes. Les prevengo, como ya los previne, que quienes hacen esas cosas no heredarán el reino de Dios. (Gal 5, 19-21)
Esto no sólo debe tenerse presente en Halloween, sino también en la forma en que se realizan las Posadas, la manera en que se celebra Navidad, Año Nuevo, la solemnidad de Nuestra Señora de Guadalupe, el Día del Amor y la Amistad, incluyendo las fiestas patronales y las fiestas familiares con motivo de bautismos, matrimonios, cumpleaños, etc., que nunca deben ser un pretexto para los más variados excesos en la bebida, la comida y el ejercicio desenfrenado de la sexualidad.
¿Entonces puede un católico participar en la celebración de Halloween? Este tema es muy controvertido por los mitos tan difundidos sobre Halloween y su supuesta conexión con el satanismo y su aparente origen en la cultura celta, una cultura pagana de la edad de hierro. Hay cristianos que celebran Halloween disfrazándose para pasar un rato de sano esparcimiento con la familia y los amigos, mientras salen a pedir dulces e, incluso, dinero.
Otros cristianos están plenamente convencidos de que Halloween es una fiesta satánica, establecida desde hace tres mil años para adorar y entrar en contacto con espíritus malignos.
Como hemos visto, hay mucha información distorsionada sobre Halloween que influye en numerosos cristianos. De ahí la importancia de difundir información veraz y oportuna que permita tener criterios de discernimiento seguros para tomar las decisiones más adecuadas. Ese es precisamente el objetivo de este folleto.
He aquí un modesto intento por presentar algunos criterios.
- Como telón de fondo debemos tener esta convicción: Halloween no es una fiesta de origen pagano ni tiene necesariamente en sus orígenes una conexión con el satanismo. Es una festividad de orígenes cristianos que debemos recuperar, dándole su sentido auténtico.
- Disfrazarse no implica participar en rituales satánicos.
- Hay que evitar el consumismo inmoderado, sin dejarse arrastrar por los vaivenes de la moda.
- Hay que tener cuidado con el gusto por lo tenebroso, por lo tétrico, como son los disfraces de vampiros, brujas, demonios, hombres-lobo…
- Se puede motivar el uso de disfraces que no sean tétricos. Se está difundiendo en el mundo secular la costumbre de disfrazarse con trajes de princesa, payasos, vaqueros, superhéroes, etc. Y en el mundo cristiano está cada vez más extendida la práctica de vestirse de ángeles, personajes bíblicos y santos.
- Hay que recordar que uno de los eventos que los niños más esperan cada otoño es el Halloween. Como hemos visto, se trata de una celebración que, aunque no inició en nuestro entorno cultural, muchos mexicanos la han adoptado sólo como una noche divertida por la facilidad con que se consiguen todo tipo de dulces y golosinas y porque es posible utilizar disfraces.
Recomendaciones prácticas
- Si sales con tus hijos a pedir golosinas, asegúrate de que vayan en grupos y acompañados por adultos responsables.
- Es oportuno llevar una linterna y ponerle cinta reflejante a los tenis, a la espalda del disfraz y a la bolsita en donde recibirán los dulces. Así resultará más fácil identificarlos entre la multitud.
- Hay que caminar solamente sobre las aceras o banquetas.
- Decirle a los niños lo importante que es no correr para no perderlos de vista.
- Usar máscaras y disfraces que no arrastren ni bloqueen la visión.
- No tocar en casas muy oscuras. Más bien, hay que elegir las casas que están decoradas, pues quiere decir que ellos están preparados para la llegada de los niños.
- No entrar a las casas.
- Determinar un número específico de cuadras por caminar.
- Una vez en casa, los padres deberán examinar los dulces para desechar los que no se vean seguros y racionar el número de golosinas que los pequeños se comerán por día.
Judas Tadeo y Simón Santos Fiesta Litúrgica, 28 de octubre
Apóstoles
Martirologio Romano: Fiesta de san Simón y san Judas, apóstoles, el primero llamado Cananeo o Zelotas, y el segundo, hijo de Santiago o también Tadeo, el cual, en la última Cena preguntó al Señor acerca de su manifestación, recibiendo esta respuesta: «El que me ame, observará mi palabra, y el Padre mío le amará, y vendremos a él y haremos nuestra mansión en él».
Etimológicamente: Judas = honrado, alabanza a Dios, es de origen hebreo.
Etimológicamente: Simón = Dios le oye, es de origen hebreo
Breve Semblana
Hoy se celebra en toda la Iglesia universal la fiesta de estos dos apóstoles del Evangelio.
Simón pertenecía al grupo formado en Israel. Se llamaban los “zelotes”. Su fin era trabajar duramente contra la invasión romana en su país. Sin embargo, la escucha de la palabra de Cristo fue para él el descubrimiento a la universalidad del amor de Dios.
Judas se ha convertido en un de los santos más populares por los favores que concede a la gente en lo concerniente a la búsqueda de trabajo.
Esta devoción la vivió ya en su vida la santa Brígida. Se puede leer en su libro “Las revelaciones” el profundo respeto y devoción por este apóstol del siglo I de nuestra era.
¿Por qué razón celebran la fiesta el mismo día?
La cosa es muy sencilla. Cuenta la tradición que los dos iban siempre juntos en su rico y fecundo apostolado. El Señor lo llamó para completar el número de los doce apóstoles, encargados de ser los continuadores de la obra de Jesús en el mundo.
Se le llama Tadeo para distinguirlo del otro Judas Iscariote que traicionó, vendió al Señor por treinta monedas de plata y después se ahorcó.
San Judas escribió poco. Tan sólo una Carta suya se encuentra en la Biblia. La finalidad de su escrito era una crítica severa contra los gnósticos, una herejía que separa lo físico de lo espiritual. Lo físico o corporal es malo, y el espiritual es el bueno. Y los dos provienen mediante emanaciones del mismo Dios.
Su Carta termina con estas palabras:" Sea gloria eterna a nuestro Señor Jesucristo, que es capaz de conservarnos libres de pecados, y sin mancha en el alma y con gran alegría".
Los dos murieron martirizados de forma cruel.
¡Felicidades a quienes lleven estos nombres!
Oración a San Judas Tadeo
Apóstol gloriosísimo de Nuestro Señor Jesucristo,
aclamado por los fieles
con el dulce título de ABOGADO DE LOS CASOS DESESPERADOS,
hazme sentir tu poderosa intercesión
aliviando la gravísima necesidad en que me encuentro.
Por el estrecho parentesco
que te hace primo hermano de Nuestro Señor Jesucristo,
por la privaciones y fatigas que por El sufriste,
por el heroico martirio que aceptaste gustoso por su amor,
por la promesa que el divino Salvador hizo a Santa Brígida
de consolar a los fieles que acudiesen a tu poderosa intercesión,
obtenme del Dios de las misericordias
y de su Madre Santísima
la gracia que con ilimitada confianza te pido a Ti,
Padre mío bondadosímo,
seguro que me la obtendrás
siempre que convenga a la gloria de Dios
y bien de mi alma. Así sea.
Glorioso Apóstol San Judas Tadeo, ruega por nosotros. (Repetir 3 veces)
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Para los que se fueron...el mejor de los recuerdos
Dios conoce el corazón del ser humano, sabe de ese sufrir originado por la pérdida de un ser querido.
La próxima semana conmemoraremos a los fieles difuntos, a nuestros seres queridos que se han ido.
Qué gratificante y consolador es poder pensar, por el don de la fe y la virtud de la esperanza, que aunque ya no estén a nuestro lado los seres queridos, ellos viven con su propia identidad en la presencia de Dios y abogan por nosotros.
A ellos podemos acudir en nuestras dificultades para que por su intercesión logremos y alcancemos la paz en las angustias o penas por las que frecuentemente tenemos que atravesar en esta vida.
Por esto y por muchas cosa más es que la religión católica es tan completa y hermosa. Nada de lo que hay en el corazón del hombre deja Dios sin satisfacer.
El mayor de los anhelos de la humanidad es no morir. Permanecer siempre, ser inmortal. Y esto es lo que Cristo nos promete cuando nos dice: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, el que cree en mi, vivirá para siempre".
Cristo pasó por la muerte. Murió, pero resucitó.. Vencedor de la muerte, soberano de la Vida. Creer en la resurrección de los muertos ha sido, desde sus comienzos, un elemento esencial de la Fe cristiana. No hay reencarnación. Tenemos una sola vida desde nuestra concepción hasta siempre. "La resurrección de los muertos es la esperanza de los cristianos; somos cristianos por creer en ella" ( Tertuliano. 1-1).
Según la vida va pasando, los seres que amamos van partiendo.... algún día sabemos que nos tocará a nosotros. Como los árboles que en el otoño dejan caer sus hojas, así de los troncos familiares y sus ramas las personas se van. Ya no están con nosotros, los abuelos, los tíos, los padres, el esposo o la esposa, a veces algún retoño fresco y nuevo también le toca irse...tal vez es entonces cuando más duele, cuando más difícil es la disponibilidad para la aceptación.
Dios conoce el corazón del ser humano, sabe de ese sufrir originado por "esa partida", a veces sorpresiva y si tomando ese dolor se lo entregamos, El ha de poner en nuestro corazón el consuelo sobrenatural, pues de no ser así, hay separaciones tan dolorosas que humanamente no serían soportables.
Un día de noviembre, un día triste y gris, lleno del vacío que dejan los seres queridos cuando se van, leí algo que trajo a mi alma consuelo profundo e inolvidable.
Decía así: "No es que se han muerto, se fueron antes... Lloras a tus muertos con un desconsuelo tal que pareciera que tu eres eterno. Tu impaciencia se agita como loba hambrienta, ansiosa de devorar enigmas. ¿Pues no has de morir tu un poco después y no has de saber por fuerza la clave de todos los problemas que acaso es de una diáfana y deslumbradora sencillez? Déjalos siquiera que sacudan el polvo del camino. Déjalos siquiera que restañen en el regazo del Padre las heridas de los pies andariegos. Déjalos siquiera que apacienten sus ojos en las verdes praderas de la paz... El tren aguarda, ¿por qué no preparas tu equipaje?
Esta será más práctica y eficaz tarea. El ver a tus muertos es de tal manera cercano e inevitable, que no debes alterar con la menor festinación las pocas horas de tu reposo. Ellos en un concepto cabal del tiempo, cuyas barreras transpusieron de un solo ímpetu, también te aguardan tranquilos. Tomaron únicamente uno de los trenes anteriores.... No es que se hayan muerto: se fueron antes"
Se fueron antes y nos dejaron el vacío profundo y doloroso de su partida pero al mismo tiempo la inexorable verdad de que un día también nosotros partiremos y de esa partida lo único y más importante es la imagen que dejaremos a los que se quedan, el recuerdo del testimonio que dimos de nuestro paso por esta vida, de nuestra ternura, de nuestra comprensión, de nuestro amor...
De eso, solamente de eso es de lo que nos debemos de preocupar: del ejemplo de amor a Dios, de honestidad, de misericordia y bondad que dejaremos como el mejor de los recuerdos.
El Papa en Sta. Marta: ‘Jesús reza por nosotros delante del Padre’
En la homilía de este viernes, el Santo Padre recuerda que la piedra angular de la Iglesia es Jesús en oración
(ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Jesús reza por nosotros, ese es el fundamento de nuestra vida cristiana. Lo ha indicado el papa Francisco en la homilía de la misa celebrada esta mañana en Santa Marta. Así, el Santo Padre ha recordado que cada elección de Jesús, cada gesto, incluso el fin de su vida terrena en la Cruz, se distingue por la oración. Por tanto, ha invitado a confiar en la oración del Señor. Tal y como ha recordado el Pontífice, Jesús elige a los discípulos después de haber rezado mucho e intensamente. “La piedra angular es el mismo Jesús”. “Sin Jesús no hay Iglesia”, recuerda. De este modo, ha recordado que Jesús se fue al monte para rezar y pasó toda la noche rezando a Dios. Y después viene todo lo demás: la gente, la elección de los discípulos, las sanaciones, expulsa los demonios… “La piedra angular es Jesús, sí, pero Jesús que reza. Jesús reza”, ha subrayado. Ha rezado –ha añadido– y continúa rezando por la Iglesia. “La piedra angular de la Iglesia es el Señor delante del Padre, que intercede por nosotros, que reza por nosotros. Nosotros le rezamos, pero el fundamento es Él que reza por nosotros”. Jesús, ha recordado el Papa, siempre ha rezado por los suyos, también en la Última Cena. Jesús “antes de hacer cualquier milagro, reza”. El Santo Padre ha recordado que en el Monte de los Olivos reza, en la Cruz termina rezando. Su vida –ha señalado– terminó en oración. “Y esta es nuestra seguridad, este es nuestro fundamento, esta es nuestra piedra angular: Jesús que reza por nosotros, Jesús que reza por mí”, ha explicado Francisco. Cada uno de nosotros puede decir esto: estoy seguro, estoy segura que Jesús reza por mí; está delante del Padre y me nombra. Esta es la piedra angular de la Iglesia: Jesús en oración. Por otro lado ha recordado que antes de la Pasión Jesús le dijo a Pedro: “Satanás ha pedido poder para zarandearlos como el trigo, pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe”. Y esto que dijo a Pedro, ha explicado el Santo Padre, nos lo dice a cada uno de nosotros. Finalmente ha asegurado que esto “nos da una gran seguridad”. “Yo pertenezco a esta comunidad, firme porque tiene como piedra angular a Jesús, pero Jesús que reza por mí, que reza por nosotros”, ha señalado. De este modo ha precisado que “nos hará bien” pensar en la Iglesia, reflexionar en este misterio de la Iglesia. “Somos todos como una construcción, pero el fundamento es Jesús, es Jesús que reza por nosotros. Es Jesús que reza por mí”.