«Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres»

Evangelio según San Mateo 4,18-22. 

Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores. Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres". Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron. Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó. Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron. 

Fiesta de san Andrés, apóstol

El nombre "Andrés" (del griego Andreia, valentía o valor) como otros nombres griegos, parece haber sido común entre los judíos del segundo o tercer Siglo Antes de Cristo. San Andrés, el Apóstol, hijo de Jonás, o Juan (Mateo, 16, 17; Juan, 1, 42), nació en Bethsaida de Galilea (Juan, 1, 44) ; fue el hermano de Simón Pedro (Mateo 10,2; Juan 1, 40),  ambos fueron pescadores (Mateo 4, 18; Marcos 1, 16), y al comienzo de la vida pública de Nuestro Señor ocuparon la casa de Cafarnaúm (Marcos 1, 21, 29). Desde el cuarto Evangelio aprendemos que Andrés fue discípulo del Bautista y de Juan el Evangelista para seguir a Jesús (Juan, 1, 35-40). Andrés inmediatamente reconoció a Jesús como el Mesías, Pedro, (Juan, 1, 41). Desde entonces los dos hermanos fueron discípulos de Cristo.

En las ocasiones subsiguientes, previas al llamado final al apostolado, ellos fueron llamados a la cercana compañía, y luego dejaron todo para seguir a Jesús (Lucas 5, 11; Mateo, 4, 19, 20; Marcos, 1, 17, 18). Finalmente Andrés fue elegido para ser uno de los Doce; y en las varias listas de Apóstoles dadas en el Nuevo Testamento (Mateo, 10, 2-4; Marcos, 3, 16-19; Lucas, 6, 14-16; Actos, 1, 13) el siempre aparece entre los cuatro primeros. La única otra explicita referencia a él en el Synoptists, ocurre en (Marcos,13, 3), donde anunciaron su unión con Pedro, Jaime y Juan en poner la cuestión que dejo Nuestro Señor en su gran discurso escatológico. Además de esta exigua información, aprendimos del cuarto Evangelio que en ocasión de la milagrosa alimentación de quinientas personas.  Fue Andrés quien dijo: "Este es un muchacho quien tiene cinco barras de pan de cebada y dos pescados: ¿pero que son estas entre tantos?" (Juan, 6, 8, 9); y cuando, unos pocos días antes de la muerte de Nuestro Señor, ciertos Griegos le preguntaron a Felipe si ellos podrían ver a Jesús, Felipe refería el tema a Andrés como una de las mayores autoridades, y luego ambos anunciaron a Cristo (Juan, 12, 20-22)  Como en la mayoría de los órdenes los primeros cuatro, son Pedro, Juan, Jaime, Andrés; no hay en las epístolas ni en el Apocalipsis mención alguna de ellos. Desde lo que conocemos de los Apóstoles generalmente, podemos, por su puesto suplementar un poco de estos escasos detalles.  Como uno de los Doce, Andrés fue admitido en cercana familiaridad con Nuestro Señor durante su vida pública; estuvo presente en la Última Cena; contemplando la ascensión del Señor; testigo de la Ascensión; compartió las gracias y regalos del primer Pentecostés, y ayudó, entre los riesgos y persecuciones, a establecer la Fe en Palestina.

Cuando los Apóstoles fueron enviados a predicar a las Naciones, Andrés parece haber tomado una parte importante, pero desafortunadamente no tenemos certeza de la extensión o el lugar de su trabajo. La cruz , en la cual él sufrió , es comúnmente sostenida de haber sido una cruz en X, ahora conocida como de San Andrés.  Sin embargo la evidencia para esta visión parece ser no durar más allá del S. XIV. Este martirio toma lugar durante el reino de Nerón, el 30 de Noviembre de 60 de la Era Cristiana; y ambas la Iglesia Griega y la Latina mantiene el 30 de Noviembre como sus fiestas.  Las reliquias de San Andrés fueron trasladadas desde Patrae a Constantinopla, y depositadas en la Iglesia de los Apóstoles allí, alrededor del 357 de la Era Cristiana.

Cuando Constantinopla fue tomada por los franceses, en el comienzo del S.XIII, el Cardenal Pedro de Capua trajo las reliquias a Italia y las colocó en la Catedral de Amalfi, donde la mayoría de ellas permanecen.
 San Andrés es honrado como el patrono protector de  Rusia y Escocia.

Liturgia bizantina  Vísperas del 30 de Noviembre

«Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres»

Cuando has oído la voz del Precursor... cuando el Verbo se hizo carne y trajo la Buena Nueva de salvación a la tierra, tu le seguiste a su casa ofreciéndote a ti mismo como primicia; como primera ofrenda a Aquel que acabas de conocer, y lo muestras a tu hermano como nuestro Dios (Juan 1:35-41): pidiéndole que salve e ilumine vuestras almas... 

Tú abandonas la pesca de peces, por la pesca de los hombres, con la caña de la predicación y el anzuelo de la fe. Has alejado a todos los pueblos del abismo del error, Andrés, hermano del jefe del coro de los Apóstoles, cuya voz suena para instruir a todo el mundo. Ven a iluminar a los que celebran tu dulce recuerdo, a aquellos que están en las tinieblas 

Andrés, el primero de entre tus discípulos, Señor, llamado a imitar tu pasión, y también tu muerte. Por tu cruz ha sacado del abismo de la ignorancia a los que se pierden otra vez, para traerlos a ti. Por eso te que cantamos, Señor de bondad: por su intercesión, da la paz a nuestras almas... 

Alégrate, Andrés, que pregonas por todas partes la gloria de nuestro Dios, (Sal 18,2). Tú el primero, has respondido a la llamada de Cristo y has llegado a ser su íntimo compañero, imitando su bondad, reflejas su claridad en los que moran en las tinieblas. Por eso celebramos tu festividad y cantamos: "A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje» (Sal 18,5).


               

Saberme mirado, amado y llamado.
Mateo 4, 18-22. Miércoles I Adviento, Ciclo A. Os haré pescadores de hombres

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Quiero acercarme hoy a Ti, Señor, con un corazón sencillo pues sé que Tú eres sencillo. Quiero ponerme en tu presencia, así como estoy, así como soy, pues creo firmemente en tu amor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Manejando o caminando, riendo, bailando o jugando, echando las redes o estudiando... Me encuentro pensando en aquello que estoy haciendo y nada más. Sin embargo, si algo llama mi atención  me detengo y observo y aquello que es objeto de mi mirada parece estar como hace un tiempo también yo estaba, haciendo lo que estaba haciendo y nada más.

Jesús camina y observa, mira y contempla, se sonríe y nos ama. Entra en la vida de los apóstoles pero ellos ya estaban en su corazón, ya habían sido objeto de su mirada, llamaron su atención… riendo, echando las redes o trabajando, no importaba lo que estuvieran haciendo. Después de mirarlos los llamó…ellos escucharon y después dejaron todo y lo siguieron.

Es hermoso pensar que esta misma historia se repite conmigo de una manera tan personal y tan cotidiana. Jesús me mira y después me llama. Parecería que tendría que ser algo más complicado, pero el amor es más sencillo de lo que nosotros pensamos.

Es cuestión de saberme mirado y amado;  sólo así podré escuchar y eso me llevará a hacer de lo ordinario algo verdaderamente extraordinario.

Jesús, quiero escucharte, quiero tenerte presente en mi vida y en todos mis días. Quiero seguirte a donde quiera que sea.

«La primera base es la memoria. Una gracia que tenemos que pedir es la de saber recuperar la memoria, la memoria de lo que el Señor ha hecho en nosotros y por nosotros: recordar que, como dice el Evangelio de hoy, él no nos ha olvidado, sino que se “acuerda” de nosotros: nos ha elegido, amado, llamado y perdonado; hay momentos importantes de nuestra historia personal de amor con él que debemos reavivar con la mente y el corazón.»

(Homilía de S.S. Francisco, 25 de junio de 2016).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Dedica al menos 5 minutos del día en acción de gracias, para recordar aquellos momentos de la vida en donde la mirada de Dios se ha hecho muy presente. 

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! ¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén

Significado de la Cruz de San Andrés
Lo amarraron a una cruz en forma de X y allí estuvo padeciendo durante tres días

La llamada Cruz de San Andrés es una cruz en forma de aspa (con dos ángulos agudos y dos ángulos obtusos) muy utilizada en heráldica y en vexilología. Representa el martirio de San Andrés Apóstol, según una tradición muy antigua que cuenta que el apóstol fue crucificado en Patrás, capital de la provincia de Acaya, en Grecia. Lo amarraron a una cruz en forma de X y allí estuvo padeciendo durante tr...es días, los cuales aprovechó para predicar e instruir en la religión a todos los que se le acercaban. Es representación de humildad y sufrimiento y en heráldica simboliza caudillo invicto en combate. Muchas banderas llevan la Cruz de San Andrés en su variante llamada "Cruz de Borgoña", en la que los troncos que forman la cruz aparecen con sus nudos en los lugares donde se cortaron las ramas. Este emblema ha sido incluido en los escudos de armas y en las banderas de España, tanto de tierra como de mar, desde 1506, época de su introducción con la Guardia Borgoñona de Felipe el Hermoso, hasta nuestros días. Muchas banderas americanas llevan en su diseño la Cruz de Borgoña recordando así su pasado español.

            

Bartolomé Esteban Murillo. El martirio de San Andrés. 1675-1682.

San Andrés Apóstol. Santoral 30 Noviembre

Francisco, durante la audiencia de hoy

Alaba a un empresario que llora por tener que cerrar y dejar en la calle a 50 familias
El Papa pide que el tratamiento del Sida llegue a los más pobres

En la fiesta de San Andrés, envía un "afectuoso saludo al querido Patriarca Bartolomé"

José Manuel Vidal, 30 de noviembre de 2016 a las 09:26

La tutela de las riquezas culturales constituye una dimensión esencial en la defensa del ser humano

(José M. Vidal).- El Papa Francisco aborda, en la audiencia de los miércoles, las dos últimas obras de misericordia espirituales y corporales: Rezar por vivos y difuntos y enterar a los muertos. En los saludos, pide que el tratamiento del SIDA llegue a los más pobres, recuerda al Patriarca Bartolomé por la fiesta de San Andrés, y la celebración de una reunión de la UNESCO para proteger el patrimonio artístico en los países en guerra.

También alaba a los que hoy, en zonas de guerra, siguen enterrando a los muertos, asi como a los que rezan de verdad: con el corazón y con los hechos. Y cuenta el caso del empresario que fue a misa en Santa Marta y lloraba por tener que "dejar en la calle a 50 familias" por la quiebra de su empresa. Lectura de la carta de San Pablo a los Romanos.

Algunas frases del Papa
"Con la catequesis de hoy concluimos el ciclo dedicado a la misericordia. La misericordia debe continuar. Sólo finalizan las catequesis"
"La última obra de misericordia espiritual es rezar por los vivos y por los difuntos y la corporal invita a enterrar a los muertos"

"Los que viven en zonas de guerra, esta obra es tristemente actual"
"También hoy hay quien arriesga su vida por dar sepultura a las víctimas de la guerra"

"Para los cristianos, la sepultura es un acto de piedad y de fe"
"UN rito que permanece vivo en nuestro pueblo"
"Rezar por los difuntos es un signo de reconocimiento"
"Recuerdo sencillo, cálido y eficaz por nuestros difuntos"
"Promesa que Jesús hizo: Todos resucitaremos y todos estaremos para siempre con Jesús"

"Rezar también por los vivos"
"A la luz del 'creo en la comunión de los santos'"
"Todos, vivos y difuntos, estamos unidos en la común unión"
"Todos somos la misma familia"
"Sigue existiendo la costumbre en algunos sitios de los padres que bendicen a sus hijos"
"Ayer vino a misa en Santa Marta un hombre bravo, un empresario que tiene que cerrar su fábrica, porque no puede seguir adelante. Y lloraba ese hombre joven: 'No puedo dejar sin trabajo a más de 50 familias. Mi corazón llorarará toda su vida por estas familias'. Un tipo grande, que reza y sabe rezar con el corazón y con los hechos por el prójimo en una situación difícil. Y no busca la salida más fácil: 'que se las arreglen'. Ese es un cristiano. Me hizo mucho bien escucharlo".
"También hay que dar gracias al Señor por las cosas bonitas"
"Dejar que el Espíritu Santo rece en nosotros"
"Recemos los unos por los otros"


 

Texto íntegro del saludo del Papa en español
Queridos hermanos y hermanas

Concluimos este ciclo de catequesis reflexionando sobre dos obras de misericordia: una espiritual que pide rogar a Dios por vivos y difuntos, y otra corporal que invita a enterrar a los muertos.

Para los cristianos, la sepultura es un acto de piedad y de fe, pues esperamos en «la resurrección de la carne». Durante la Eucaristía confiamos a los difuntos a la misericordia de Dios con un recuerdo sencillo pero lleno de significado. Rezamos para que estén con él en el paraíso y con la esperanza de que un día también nosotros nos encontremos con ellos en ese misterio de amor que, si bien no comprendemos plenamente, sabemos que es verdad porque Jesús nos lo ha prometido.

Este recuerdo de rogar por los difuntos está unido también al de rogar por los vivos, que junto con nosotros cada día enfrentan las dificultades de la vida. Todos, vivos y difuntos, estamos en comunión; en esa comunidad de quienes han recibido el bautismo, se han nutrido del Cuerpo de Cristo y hacen parte de la gran familia de Dios.

***

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Los invito a rezar unos por otros para que las obras de misericordia corporales y espirituales se conviertan cada vez más en el estilo de nuestra vida. Muchas gracias.

Saludo en italiano
En el saludo en italiano, el Papa recuerda que mañana, 1 de diciembre, se celebra la Jornada Mundial contra el Sida: "Millones de personas conviven con esta enfermedad y sólo la mitad tiene acceso a las terapias que pueden salvar sus vidas. Invito a rezar por ellos y por sus familiares y a promover la solidaridad, para que también los más pobres puedan beneficiarse del diagnóstico y de los tratamientos adecuados. Invito también a todos, para que se adopten comportamientos responsables para prevenir la ulterior difusión de esta enfermedad"

Recuerda, asimismo, la Conferencia internacional sobre la protección del patrimonio en las zonas en conflicto, "un tema dramáticamente actual, con la convicción de que la tutela de las riquezas culturales constituye una dimensión esencial en la defensa del ser humano. Espero que ese evento sea una nueva etapa en el proceso de puesta en marcha de los derechos humanos".

Por último, recordando la fiesta de San Andrés, el Papa envía "un saludo afectuoso al querido hermano, el Patriarca Bartolomé, uniéndome a su fiesta, le envío todas las bendiciones del Señor".

Texto completo de la catequesis del Papa Francisco
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Con la catequesis de hoy concluimos el ciclo dedicado a la misericordia. Pero la misericordia debe continuar, ¡eh!, las catequesis terminan. Agradezcamos al Señor por todo esto y conservémoslo en el corazón como consolación y fortaleza.

La última obra de misericordia espiritual pide de rogar a Dios por los vivos y por los difuntos. A esta podemos unir también la última obra de misericordia corporal que invita a enterrar a los muertos. Puede parecer una petición extraña esta última; en cambio, en algunas zonas del mundo que viven bajo el flagelo de la guerra, con bombardeos que de día y de noche siembran temor y víctimas inocentes, esta obra es tristemente actual. La Biblia tiene un hermoso ejemplo al respecto: aquel del viejo Tobías, quien, arriesgando su propia vida, sepultaba a los muertos no obstante la prohibición del rey (Cfr. Tob 1,17-19; 2,2-4). También hoy existen algunos que arriesgan la vida para dar sepultura a las pobres víctimas de las guerras. Por lo tanto, esta obra de misericordia corporal no es ajena a nuestra existencia cotidiana. Y nos hace pensar a lo que sucede el Viernes Santo, cuando la Virgen María, con Juan y algunas mujeres estaban ante la cruz de Jesús. Después de su muerte, fue José de Arimatea, un hombre rico, miembro del Sanedrín pero convertido en discípulo de Jesús, y ofreció para él un sepulcro nuevo, escavado en la roca. Fue personalmente donde Pilatos y pidió el cuerpo de Jesús: una verdadera obra de misericordia hecha con gran valentía (Cfr. Mt 27,57-60). Para los cristianos, la sepultura es un acto de piedad, pero también un acto de gran fe. Depositamos en la tumba el cuerpo de nuestros seres queridos, con la esperanza de su resurrección (Cfr. 1 Cor 15,1-34). Es este un rito que perdura muy fuerte y apreciado en nuestro pueblo, y que encuentra repercusiones especiales en este mes de noviembre dedicado en particular al recuerdo y a la oración por los difuntos.

Rogar por los difuntos es, sobre todo, un signo de reconocimiento por el testimonio que nos han dejado y el bien que han hecho. Es un agradecimiento al Señor por habérnoslos donado y por su amor y su amistad. La Iglesia ruega por los difuntos en modo particular durante la Santa Misa. Dice el sacerdote: «Acuérdate también, Señor, de tus hijos, que nos han precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz. A ellos, Señor, y a cuantos descansan en Cristo, concédeles el lugar del consuelo, de la luz y de la paz» (Canon romano). Un recuerdo simple, eficaz, lleno de significado, porque encomienda a nuestros seres queridos a la misericordia de Dios. Oremos con esperanza cristiana que estén con Él en el paraíso, en la espera de encontrarnos juntos en ese misterio de amor que no comprendemos, pero que sabemos que es verdad porque es una promesa que Jesús ha hecho. Todos resucitaremos y todos permaneceremos por siempre con Jesús, con Él.

El recuerdo de los fieles difuntos no debe hacernos olvidar también de rogar por los vivos, que junto a nosotros cada día enfrentan las pruebas de la vida. La necesidad de esta oración es todavía más evidente si la ponemos a la luz de la profesión de fe que dice: «Creo en la comunión de los santos». Es el misterio que expresa la belleza de la misericordia que Jesús nos ha revelado. La comunión de los santos, de hecho, indica que todos estamos inmersos en la vida de Dios y vivimos en su amor. Todos, vivos y difuntos, estamos en la comunión, es decir, unidos todos, ¿no?, como una unión; unidos en la comunidad de cuantos han recibido el Bautismo, y de aquellos que se han nutrido del Cuerpo de Cristo y forman parte de la gran familia de Dios. Todos somos de la misma familia, unidos. Y por esto oramos los unos por los otros.

¡Cuántos modos diversos existen para orar por nuestro prójimo! Son todos válidos y aceptados por Dios si son hechos con el corazón. Pienso en modo particular en las mamás y en los papás que bendicen a sus hijos en la mañana y en la noche - todavía existe esta costumbre en algunas familias, bendecir al hijo es una oración; pienso en la oración por las personas enfermas, cuando vamos a visitarlos y oramos por ellos; en la intercesión silenciosa, a veces con las lágrimas, en tantas situaciones difíciles, orar por estas situaciones difíciles. Ayer ha venido a Misa en Santa Marta un buen hombre, un empresario. Pero debía cerrar su fábrica porque no podía y lloraba este hombre, joven, lloraba y decía: "Yo no puedo dejar sin trabajo a más de 50 familias. Yo podría declarar la bancarrota de la empresa, yo me voy a casa con mi dinero, pero mi corazón llorará toda la vida por estas 50 familias". ¡Este es un buen cristiano! Ora con las obras, ora: ha venido a misa a orar para el Señor le dé una salida, no solo para él, él lo tenía: el fracaso. No, no por él: por las 50 familias. Este es un hombre que sabe orar, con el corazón y con los hechos, sabe orar por el prójimo. Es una situación difícil. Y no busca la vía de salida más fácil: "Que ellos vena", no. Este es un cristiano. Me ha hecho mucho bien escucharlo, mucho bien. Y tal vez existen muchos así, hoy, en este momento en el cual tanta gente sufre por la falta de trabajo; pienso también en el agradecimiento por una bella noticia que se refiere a un amigo, un pariente, un compañero... "Gracias, Señor, por esta cosa bella!, también esto es orar por los demás, así. Agradecer al señor cuando las cosas son hermosas. A veces, como dice San Pablo, «no sabemos orar como es debido; pero es Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables» (Rom 8,26). Es el espíritu que ora dentro de nosotros. Abramos, pues, nuestro corazón, de modo que el Espíritu Santo, escrutando los deseos que están en lo más profundo, los pueda purificar y llevar a cumplimiento. De todos modos, por nosotros y por los demás, pidamos siempre que se haga la voluntad de Dios, como en el Padre Nuestro, porque su voluntad es seguramente el bien más grande, el bien de un Padre que no nos abandona jamás: orara y dejar que el Espíritu Santo ore por nosotros. Y esto es bello en la vida: ora agradeciendo, alabando a Dios, pidiendo algo, llorando cuando hay alguna dificultad, como aquel hombre, muchas cosas. Pero siempre el corazón abierto al Espíritu porque ora por nosotros, con nosotros y por nosotros.

Concluyendo estas catequesis sobre la misericordia, comprometámonos a orar los unos por los otros para que las obras de misericordia corporales y espirituales se conviertan siempre más en el estilo de nuestra vida. Las catequesis, como he dicho al inicio, terminan aquí. Hemos hecho el recorrido de las 14 obras de misericordia, pero la misericordia continua y debemos ejercitarla en estos 14 modos. Gracias.

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