“José, hijo de David, no tengas reparo en recibir a María como esposa tuya.”

Experiencia interior

El evangelista Mateo tiene un interés especial en decir a sus lectores que Jesús ha de ser llamado también «Emmanuel». Sabe muy bien que puede resultar chocante y extraño. ¿A quién se le puede llamar con un nombre que significa «Dios con nosotros»? Sin embargo, este nombre encierra el núcleo de la fe cristiana y es el centro de la celebración de la Navidad.

Ese misterio último que nos rodea por todas partes y que los creyentes llamamos «Dios» no es algo lejano y distante. Está con todos y cada uno de nosotros. ¿Cómo lo puedo saber? ¿Es posible creer de manera razonable que Dios está conmigo si yo no tengo alguna experiencia personal, por pequeña que sea?

De ordinario, a los cristianos no se nos ha enseñado a percibir la presencia del misterio de Dios en nuestro interior. Por eso muchos lo imaginan en algún lugar indefinido y abstracto del universo. Otros lo buscan adorando a Cristo presente en la eucaristía. Bastantes tratan de escucharlo en la Biblia. Para otros, el mejor camino es Jesús. El misterio de Dios tiene, sin duda, sus caminos para hacerse presente en cada vida. Pero se puede decir que, en la cultura actual, si no lo experimentamos de alguna manera vivo dentro de nosotros, difícilmente lo hallaremos fuera. Por el contrario, si percibimos su presencia en nosotros podremos rastrear su presencia en nuestro entorno.

¿Es posible? El secreto consiste sobre todo en saber estar con los ojos cerrados y en silencio apacible, acogiendo con un corazón sencillo esa presencia misteriosa que nos está alentando y sosteniendo. No se trata de pensar en eso, sino de estar «acogiendo» la paz, la vida, el amor, el perdón... que nos llega desde lo más íntimo de nuestro ser.

Es normal que, al adentrarnos en nuestro propio misterio, nos encontremos con nuestros miedos y preocupaciones, nuestras heridas y tristezas, nuestra mediocridad y nuestro pecado. No hemos de inquietarnos, sino permanecer en el silencio. La presencia amistosa que está en el fondo más íntimo de nosotros nos irá apaciguando, liberando y sanando.

Karl Rahner, uno de los teólogos más importantes del siglo XX, afirma que, en medio de la sociedad secular de nuestros días, «esta experiencia del corazón es la única con la que se puede comprender el mensaje de fe de la Navidad: Dios se ha hecho hombre». El misterio último de la vida es un misterio de bondad, de perdón y salvación, que está con nosotros: dentro de todos y cada uno de nosotros. Si lo acogemos en silencio conoceremos la alegría de la Navidad.

AMOR
La sociedad se rige por las relaciones interpersonales. Los afectos y desafectos, como las empatías, están en el origen de muchas historias particulares y políticas. La amistad es un don precioso, y la experiencia de la relación amiga, un tesoro. Pero aún hay mayor don, cuando lo que se recibe es amor sin causa que lo provoque.

Sentirse amado, acogido, perdonado, sin nada a cambio, sin merecerlo, más allá de lo que se haya hecho -experiencia que cabe tener en la familia+-, es la razón de la mayor estabilidad humana. Si el afecto, la amistad y la familia son regalos que nos desbordan, te deseo que acojas y experimentes la declaración de amor que hoy, por boca del profeta, te hace Dios mismo: “Quien te desposa es tu Hacedor. Como a mujer abandonada y abatida te llama el Señor. Por un instante te abandoné, pero con gran cariño te reuniré. Con amor eterno te quiero”. Da crédito a la declaración divina. Haz que reposen en tu interior las palabras del profeta. Repite dentro de ti las expresiones sagradas. Te aseguro que sentirás consuelo, sentirás tierra firme bajo tus pies; superarás el miedo; sofocarás la sensación de soledad y el sentimiento de vacío; superarás la tentación evasiva y la tristeza. Dios es fiel. Quizá, como el discípulo, llegues a escuchar una solicitud de correspondencia: “¿Me amas?” “¿Me quieres?” Atrévete a declararle tu amor a Dios.

Alegría y solidaridad en Navidad

En 1843 Charles Dickens visitó a su hermana en Manchester y aprovechó esos días para encontrarse con representantes de organizaciones de caridad que ayudaban a las clases más desposeídas en esa ciudad industrial. Como periodista que era, además de escritor, pensaba publicar un reportaje denunciando la extrema pobreza que albergan las ciudades y la explotación de los niños en el mercado laboral. Pero un amigo le convenció para que escribiera una pieza literaria, en vez de un artículo, y en una semana se inventó el «Cuento de Navidad».

El éxito fue rotundo. Inmortalizó a Scrooge, un anciano avaro que aborrecía la Navidad y la alegría callejera que se vivía en estas fechas. Un hombre que recibe la visita de los fantasmas de la Navidad pasada, presente y futura, visión que le hace cambiar de vida y arrepentirse de haber sido insolidario.

Como en tantos personajes de Dickens, el modelo existe realmente, aunque en grado menos dramático. Hay poca gente que aborrezca la Navidad, pero sí hay mucha que no la vive con pleno sentido de lo que se celebra: el nacimiento de Jesucristo, el mayor acontecimiento de la historia humana.

Está muy bien que se coloquen luces en las calles, que los escaparates de las tiendas ofrezcan la posibilidad de hacernos regalos unos a otros, pero la alegría de la Navidad tiene un contenido espiritual que los cristianos debemos tener presente. Es el momento de mirarnos a nuestro interior, y a la vez de mirar a las personas que nos rodean, que son nuestros hermanos.

La solidaridad es el segundo nombre de la Navidad. Es bonito ver cómo las familias celebran estas fiestas, como se organizan comidas de empresa con compañeros de trabajo. Esto no debe hacernos olvidar a quienes no tienen nada porque no llegan a fin de mes y no pueden hacer unos mínimos gastos extras.

También debemos tener en la memoria a tantas personas que son víctimas de la guerra en lugares como Irak y Siria, donde ir a misa es en ocasiones un acto heroico porque supone desafiar peligros mortales. Y, por supuesto, nuestras Navidades han de ser solidarias con los refugiados.

Recordemos que María y José no encontraron posada para que naciera Jesús, y que los tres tuvieron que refugiarse en Egipto cuando Herodes determinó la matanza de inocentes. ¡Cuántos niños vagan ahora con sus padres o sin ellos por los países en conflicto, o incluso por Europa tratando de encontrar un lugar seguro!

Que a todos ellos los tengamos muy presentes en esta Navidad ya cercana.

† Jaume Pujol Balcells Arzobispo metropolitano de Tarragona y primado

Nuestra Señora de la Esperanza

Advocación que celebra la dulce espera de María Santísima en los días previos a Navidad

Nuestra Señora de la Esperanza, La Expectación del Parto de la Virgen, Santa María de la «O», son títulos de una fiesta de la Virgen María.

HISTORIA:
Esta fiesta no figura en el calendario litúrgico de la Iglesia, pero tiene sabores propiamente españoles. Hasta el siglo VII la iglesia de España no celebraba mas que una festividad mariana pero que abarcaba a todas las demás: la Maternidad Divina o la "Fiesta de Santa María" como se la llamaba sencillamente. Así lo podemos apreciar en los antiguos calendarios mozárabes. El año 656 se celebraba el celebre Concilio X de Toledo y allí trataron con toda solemnidad los Padres esta cuestión. Toman parte en este asunto tres grandes santos: san Eugenio, san Fructuoso de Braga y san Ildefonso. Este Concilio dictaminó un decreto por el que se establecía que para dar mayor solemnidad a esta fiesta mariana de la Maternidad Divina "se celebre el día octavo antes de Navidad del Señor y se tenga dicho día como celebérrimo y preclaro en honor de su Santísima Madre".

Este decreto aludía a que este día ya se celebraba así en muchas otras Iglesias, pero que para estar de acuerdo con la Iglesia Romana, que lo celebra el día 25 de marzo, se continúe también celebrando aquel día. Desde esta fecha fue la fiesta más solemne que en honor de la Virgen Maria se celebraba en España y de aquí paso a otras Iglesias. Tuvo varios nombres: Expectación del parto de Nuestra Señora, Nuestra Señora Virgen de la Esperanza y Virgen de la 0, haciendo alusión a las Antífonas Mayores de Vísperas que empiezan con esa exclamación. Maria viene a preparar el camino para la llegada de su Hijo al mundo, al que viene a salvar.

El título de María de la «O» hace referencia a las solemnes antífonas del Cántico de la Virgen, el Magníficat, que en las Vísperas de los siete días anteriores a Navidad empiezan por esa letra. En relación con estas advocaciones de la Virgen, el arte suele representar a María en avanzado estado de gestación, con su vientre abultado y la mano sobre el mismo, apuntando que allí está el Hijo de Dios, que pronto nacerá.-

Esperanza, pues presenta a María en estado avanzado del embarazo obrado por el Espíritu Santo. Expectación, por el ansia e intensidad con que ella esperaba tener pronto en sus brazos al que llevaba en su seno.

La fiesta de la Encarnación del Verbo en el Seno de Maria - 25 de marzo - cae siempre entre los acentos tristes de Cuaresma, y difícilmente se le puede dedicar la debida atención a este gran misterio.

La fiesta mas antigua dedicada a Maria fue sin duda alguna la de Navidad. Juntamente se celebra al Hijo y a la Madre. Pasado algún tiempo se le quiso dar solemnidad también a la Fiesta bajo aspecto mariano propiamente dicho y por ello pensaron en instituir esta festividad de hoy.

Todo el tiempo de Adviento es tiempo de "esperanza" en el Mesías que ha de venir a salvar a la humanidad. Los Profetas y Padres del Antiguo Testamento procuraban mantener siempre encendido el fuego de la esperanza en el Mesías venidero.

León XIII (1810-1903), papa 1878-1903  Quanquam pluries

“José, hijo de David, no tengas reparo en recibir a María como esposa tuya.” (Mt 1,20)

Las razones y motivos especiales por los que San José es proclamado patrón de la Iglesia y que ésta espere mucho de su protección y de su patronato, residen en que José fue el esposo de María y padre putativo de Jesús. De aquí se desprende su dignidad, su favor, su santidad, su gloria. Ciertamente, la dignidad de la Madre de Dios es tan alta que no hay nada que pueda ser creado por encima de ella. Pero, como José ha sido unido a la bienaventurada Virgen por los lazos conyugales, no hay duda de que haya sido más cercano que nadie a esta dignidad eminente por la que María, la Madre de Dios sobrepasa infinitamente todas las cosas creadas. El matrimonio es, en efecto, la comunidad y la unión más íntima de todas las que puedan existir y tiene como consecuencia la comunión de bienes entre el uno y el otro cónyuge. Así, al ser José esposo de María Virgen, Dios le dio en él no solamente un compañero para la vida, un testimonio de su virginidad, un guardián de su honor, sino además, en virtud del pacto conyugal, un partícipe de su sublime dignidad. 

De igual manera, José brilla entre todos por la más augusta dignidad, porque ha sido, por la voluntad divina, el guardián del Hijo de Dios, mirado por los hombres como hijo suyo. De ahí que el Hijo de Dios estaba humildemente sumiso a José y le obedecía, cumpliendo todos los deberes  que los hijos están obligados a cumplir respecto de sus padres. 
De esta doble dignidad se desprenden los deberes que la naturaleza impone a los padres de familia, tal como José era el guardián, el administrador y el defensor legítimo y natural de la casa divina de la que él era la cabeza... La casa divina que José gobernaba con autoridad de padre contenía las primicias de la Iglesia naciente... Estas son las razones por las que el bienaventurado patriarca vela con particular solicitud sobre la multitud de los cristianos en la Iglesia a él confiada.

¡Felices 80 años Papa Francisco!
Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires Argentina

El papa Francisco cumple este sábado, 17 de diciembre, 80 años. Por eso presidirá una concelebración eucarística con los cardenales residentes en Roma, ese día a las 8 de la mañana (hora de Roma), en la capilla Paulina.

Para el Santo Padre –informó la oficina de prensa de la Santa Sede– el resto de la jornada será “normal”, es decir, llena de compromisos. Recibirá al presidente de la república de Malta, al prefecto de la Congregación para los obispos, al obispo de Chur, Suiza y a la comunidad de Nomadelfia.

Biografía. Jorge Mario Bergoglio nació en el seno de una familia católica el 17 de diciembre de 1936, en el barrio porteño de Flores, siendo el mayor de los cinco hijos del matrimonio formado por Mario José Bergoglio y Regina María Sívori, inmigrantes italianos

Fue bautizado el día de Navidad de 1936 en la Basílica María Auxiliadora y San Carlos del barrio de Almagro en Buenos Aires.

Durante su infancia fue alumno del Colegio Salesiano Wilfrid Barón de los Santos Ángeles y estudió en la Escuela Nacional de Educación Técnica Nº 27 Hipólito Yrigoyen en la que se graduó como técnico químico. Luego trabajó en el laboratorio Hickethier-Bachmann.

Durante su juventud, sufrió una enfermedad a los pulmones por lo que fue sometido a una operación quirúrgica en la que le fue extirpada una porción de pulmón, lo que no le impidió desarrollar sus actividades con normalidad.

El 11 de marzo de 1958 ingresó al noviciado de la Compañía de Jesús en el Seminario de Villa Devoto.  Como novicio de la Compañía de Jesús terminó sus estudios en el Seminario Jesuita de Santiago de Chile.

Entre 1967 y 1070 cursó estudios de teología en la Facultad de Teología del Colegio Máximo de San José. Fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1969, casi a los 33 años de edad.

Continuó sus estudios de 1970 a 1971 en la Universidad de Alcalá Henares (España) y el 22 de abril de 1973 realizó su profesión de jesuita. De regreso a Argentina fue maestro de novicios en la Villa Barilari; profesor en la Facultad de Teología de San Miguel; consultor provincial de la Compañía de Jesús, cargo que ocupó hasta 1979; y rector del Colegio Máximo de la Facultad.

Fue nombrado Obispo Auxiliar de Buenos Aires por el Papa Juan Pablo IIel 20 de mayo de 1992. Cuando la salud del entonces Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Antonio Quarracino, empezó a debilitarse, Mons. Bergoglio fue designado Arzobispo Coadjutor el 3 de junio de 1997. Al fallecer el Cardenal Quarracino lo sucedió en el cargo de

Arzobispo de Buenos Aires el 28 de febrero de 1998.

Durante el consistorio del 21 de febrero de 2001, el Papa Juan Pablo II lo creó Cardenal. Como Purpurado formó parte de la Comisión para América Latina; la Congregación para el Clero; el Pontificio Consejo para la Familia; la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; el Consejo Ordinario de la Secretaría General para el Sínodo de los Obispos y la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

Fue Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, en dos períodos consecutivos desde noviembre de 2005 hasta noviembre de 2011. Integró también el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

El Cardenal Bergoglio siempre tuvo un estilo de vida sencillo y austero. Vivía en un apartamento pequeño en vez de la residencia episcopal, renunció a su limosina y a su chofer, se movilizaba en transporte público y preparaba su comida.

El Cardenal Bergoglio disfrutaba de la ópera, el tango y el fútbol, cuya pasión aún disfruta al ser socio activo del Club Atlético San Lorenzo de Almagro.
Es el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica desde el 13 de marzo de 2013.

Para felicitarle
 Además, quien quiera felicitar al Pontífice, puede hacerlo a través de estas direcciones de correo electrónico:
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. (Latín), Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. (Italiano),
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. (Español / Portugués),
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. (Inglés),
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. (Francés),
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. (Alemán), Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. (Polaco)
En las redes sociales, el hashtag creado para la ocasión será #Pontifex80



Francisco, en la ventana, en Navidades

Insta a hacer silencio, para contemplar a María y José "camino de Belén"
El Papa pide "diálogo sereno" en el Congo y "evitar cualquier tipo de violencia"
"La Navidad es una fiesta y una gracia de cercanía, de amor, de humildad y de ternura"

José Manuel Vidal, 18 de diciembre de 2016 a las 11:31

(José M. Vidal).- Ángelus dominical del Papa Francisco, que ayer cumplió 80 años, rodeado de la admiración y el cariño del mundo, que agradeció públicamente. En su alocución, aconsejó hacer silencio, para contemplar a la Sagrada Familia camino de Belén y pidió oraciones, para que el diálogo en el Congo sea "sereno" y se evite, en el país africano, "cualquier tipo de violencia"

Algunas frases de la catequesis del Papa
"La liturgia de hoy se ceracteriza por el tema de la cercanía"

"La cercanía de Dios a la Humanidad"

"El Evangelio nos muestra a dos personas envueltas en este misterio de amor: La Virgen María y su esposo José"

"Dios se ha acercado al ser human, tomando la carne de una mujer"

"Para entrar en nuestra vida y para ofcecernos como don a su hijo"

"¿Lo recibimos o lo expulsamos?"

"Acogiendo jesús, podemos cooperar en su diseño de salvación para nosotros y para el mundo"
"María, modelo"
"En nuestro empeño por construir la civilización del amor"
"El otro protagonista es José"
"Dios se le acerca"

"Se fía totalmente del Dios que se acerca"
"Acogiendo a María, José acoge con amor al que fue concebido por obra admirable de Dios"
"José, hombre humilde y justo, nos esneña a fiarnos siempre de Dios, que se acerca"
"Nos enseña a dejarnos guiar por Él"
"María y José nos introducen en el misterio de Navidad"
"María, disponibilidad para acoger a Dios"
"José nos impulsa a buscar siempre la voluntad de Dios"
"Los dos se dejaron aproximar por Dios"
"Emmanuel, Dios que se avecina a nosotros"
"¿Le abro la puerta al señor, cuando me pide hacer cosas por los demás o me llama a la oración"

Palabras del Papa después del ángelus

"Os saludo a todos"

"Os pido a todos que recéis para que el diálogo en la República Democrática del Congo se desarrolle con serenidad, para evitar cualquier tipo de violencia, por el bien de todo el país"

"Quisiera agradecer a todas las personas e instituciones que ayer me felicitaron. Gracias"

"El tiempo es bello"

"En esta semana intentemos encontrar algún momento para deternenos, hacer silencio e imaginar a la Virgen y José que están caminando hacia Belén. Imaginar el camino, el cansancio, pero también la alegría y la conmoción, el ansia por encontrar un lugar..."
"A eso nos ayuda el portal"
"Intentemos entrar en el verdadero portal, en el que jesús se acerca a nosotros"
"Esta fiesta es una gracia de cercanía, de amor, de humildad y de ternura"

El Papa en el ángelus invita a prepararnos a la verdadera Navidad, la de Jesús – Texto completo

ZENIT – Ciudad del Vaticano).- Al medio día de este domingo soleado y frío de Roma, el papa Francisco rezó desde la ventana de su estudio que da hacia la Plaza de San Pedro la oración del ángelus, ante miles de fieles y peregrinos que allí le esperaban.

El Papa recordó que el próximo domingo es Navidad y nos invitó en esta semana a “encontrar algún momento para detenernos, hacer un poco de silencio, e imaginar a la Virgen y a san José que están yendo hacia Belén: el camino, el cansancio, pero también la gloria, la conmoción, como el ansia por poder encontrar un lugar, la preocupación…, etc”. Recordó también que para esto ayuda mucho el pesebre. Invitó así a entrar en la verdadera Navidad, la de Jesús, para recibir la gracia de amor, de humildad y de ternura. A continuación el texto del ángelus

“¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!”. La liturgia de la cuarta y último domingo de Adviento se caracteriza por el tema de la cercanía de Dios a la humanidad. El pasaje del evangelio (cfr Mt 1,18-24) nos muestra a dos personas que más que todas las otras fueron involucradas en este misterio de amor: la Virgen María y su esposo san José.

María es presentada a la luz de la profecía que dice: “”La Virgen concebirá y dará a luz un hijo”. El evangelista Mateo reconoce que esto sucedió en María, quien concibió a Jesús por obra del Espírtu Santo, sin necesidad de José. El Hijo de Dios “viene” a sus entrañas para volverse hombre y Ella lo acoge. Así, de manera única, Dios se ha acercado al ser humano tomando la carne de una mujer. También para nosotros, de manera diversa, Dios se acerca con su gracia para entrar en nuestra vida y ofrecernos como un don a su Hijo.

¿Y nosotros qué hacemos? Lo recibimos o lo rechazamos? Como María, que ofreciéndose libremente al Señor de la historia le ha permitido cambiar el destino de la humanidad, así también nosotros recibamos a Jesús y busquemos de seguirlo cada día, para cooperar con su designio de salvación sobre nosotros mismos y sobre el mundoçMaría aparece por lo tanto como modelo al que es necesario mirar y un apoyo sobre el cual contar en nuestra búsqueda de Dios y en nuestro empeño para construir la civilización del amor. El otro protagonista del evangelio de hoy es san José. El evangelista pone en evidencia como José por si mismo no puede explicarse lo sucedido que ve verificar bajo sus ojos, o sea que María estaba embarazada.

Justamente entonces, Dios le es cercano con su mensajero y él es iluminado sobre la naturaleza de aquella maternidad: “El Niño engendrado en ella proviene del Espíritu Santo”. Así delante del hecho extraordinario, que seguramente suscita muchos interrogantes, se confía totalmente en Dios y siguiendo su invitación no rechaza a la prometida esposa, sino que la toma consigo.

Recibiendo a María, José acoge sin saberlo y con amor a Aquel que en ella ha sido concebido por obra admirable de Dios, para quien nada es imposible. José, hombre humilde y justo nos enseña a confiar siempre en Dios, a dejarnos guiar por Él con voluntaria obediencia.

Estas dos figuras, María y José, que recibieron primeros a Jesús mediante la fe, nos introduzcan en el misterio de la Navidad. María nos ayuda a ponernos en una actitud de disponibilidad para recibir al Hijo de Dios en nuestra vida concreta, en nuestra carne. José nos incita a buscar siempre la voluntad de Dios y a seguirla con plena confianza

“La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel”, que traducido significa: «Dios con nosotros»”. Este anuncio de esperanza que se cumple en Navidad lleve a su cumplimiento la espera de Dios también en cada uno de nosotros, en toda la Iglesia y en tantos pequeños que el mundo desprecia, pero que Dios ama”.
El Papa reza el ángelus y después dice:

“Queridos hermanos y hermanas, saludo a todos los fieles, romanos y peregrinos que han venido desde diversos países, a las familias, a los grupos parroquiales, a las asociaciones. En particular saludo al nutrido grupo de Unitalsi de Roma, que ha dado vida a un pesebre viviente que incluye a personas con discapacidad, así como a los estudiantes del Instituto Calabrés de Política Internacional.

Les deseo a todos un buen domingo. ¡El tiempo está lindo!

El próximo domingo es Navidad. En esta semana tratemos de encontrar algún momento para detenerlos, hacer un poco de silencio, e imaginar a la Virgen y a san José que están yendo hacia Belén: el camino, el cansancio, pero también la gloria, la conmoción, como el ansia por poder encontrar un lugar, la preocupación…, etc.

En esto nos ayuda mucho el pesebre. Busquemos entrar en la verdadera Navidad, la de Jesús, para recibir la gracia de esta fiesta, que es una gracia de amor, de humildad y de ternura. Y en estos momentos acuérdense de rezar también por mi”. Y concluyó con la frase “¡Buon pranzo e arrivederci!”.

PAXTV.ORG