“Tu esposo es tu Hacedor”
- 05 Septiembre 2014
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- 05 Septiembre 2014
El Papa y Scholas
"Adelante con valentía, hagan el futuro"
Francisco invita a los jóvenes a "soñar un mundo mejor" y "protestar contra las guerras"
Con ocasión del lanzamiento de la plataforma Scholas
Les ha instado a "no tener miedo" y les ha pedido que "no olviden la herencia cultural, sapiencial y religiosa que les dejaron sus mayores"
El Papa Francisco ha recordado a los jóvenes que el futuro está en sus manos y les ha invitado a soñar un mundo mejor, a protestar contra las guerras y a respetar la sabiduría de sus mayores, durante una videoconferencia con varios jóvenes de diferentes países del mundo, con motivo del lanzamiento de la plataforma Scholas para conectar a todas las escuelas del mundo para construir entre todas una cultura de la paz.
"El futuro lo tienen los jóvenes, pero cuidado,jóvenes con dos cualidades: con alas y raíces. Anímate a soñar cosas buenas, asoñar un mundo mejor, a protestar contra las guerras y respetar la sabiduría que recibiste de tus mayores", ha subrayado.
Los jóvenes que han conectado con el Pontífice lo han hecho desde los cinco continentes, concretamente, desde Australia, Sudáfrica, Estambul, Israel y San Salvador.A todos ellos, el Papa les ha pedido que "tiendan puentes de paz" en lugar de "levantar muros", que "dividen". También les ha invitado a comunicar sus valores porque "comunicarse es generosidad, es respeto, es evitar todo tipo de discriminación".
Ante la pregunta de uno de los jóvenes que cuestionaba al Papa sobre el futuro, Francisco ha respondido que él no tiene "esa bola de cristal que tienen las brujas" para ver cómo será pero se ha mostrado convencido de que el futuro está "en el corazón, en la mente y en las manos" de los jóvenes. "Si vos sentís bien, pensás y llevás adelante ese pensamiento bueno, el futuro será mejor", ha añadido.
Para el Pontífice, la juventud necesita tres pilares claves: educación, deporte y cultura. Asimismo, ha deseado que "los estados puedan preparar salidas laborales" para la juventud. Por otro lado, dirigiéndose a los niños de San Salvador, Francisco les ha pedido que tengan "cuidado con las maras" y que trabajen "en equipo" para poder "defenderse de aquellos que quieren atomizarlos". "Estén bien alerta --ha insistido--. Cuando hay grupos que buscan la destrucción, la guerra, defiéndanse entre ustedes como equipo". Finalmente, les ha instado a "no tener miedo" y les ha pedido que "no olviden la herencia cultural, sapiencial y religiosa que les dejaron sus mayores". "Adelante con valentía, hagan el futuro", les ha exhortado.
Apertura del Congreso de Teología
El arzobispo de Tánger y Pedro Casaldáliga envían sendos mensajes al Congreso de Teología
Santiago Agrelo, a los teólogos de la Juan XXIII: "Necesitamos romper con la ideología y dar la palabra al Evangelio"
"La reforma, siempre necesaria, siempre pedida, no se podrá hacer si no es junto a los pobres"
Si i hoy se percibe alguna reforma en el Papado, no nos quepa duda que es por el trabajo de todas estas personas que nos han precedido y también por el nuestro
(Jesús Bastante).- Las cosas están cambiando. Y mucho. Hacía décadas que un obispo español en ejercicio no participaba en el Congreso de la Asociación de Teólogos y Teólogas "Juan XXIII", y hoy sucedió. Un auditorio emocionado, en cierto modo reconocido al fin como parte de esta Iglesia que quiere seguir siendo "partera" de la primavera, escuchó la larga carta, "una confesión", enviada por el arzobispo de Tánger, el franciscano Santiago Agrelo. Un texto emocionante y emocionado que se unió al de otro profeta, también obispo, Pedro Casaldáliga.
En su mensaje ("la forma es la de una carta, pero el fondo es el de una confesión"), Agrelo confiesa que "me movía el deseo -arriesgado- de dejarme ver -obispo en un Congreso de la Asociación Juan XXIII". "Estar ahí, sólo eso, hubiera sido un mensaje elocuente, sugerente, eficaz".
"Quería estar ahí porque entiendo que todos somos del Señor, que trabajamos todos por el Reino de Dios, y que todos amamos a Cristo", añade la carta, que incide que "para mí, estar entre vosotros hubiese significado romper con la ideología y dar la palabra al evangelio, a Cristo Jesús".
"Podemos caminar juntos, podemos buscar juntos...", añadió el arzobispo de Tánger, quien subraya que la "tarea urgente de la renovación eclesial". "Hacerme presente en el Congreso, era un modo de decir que contaba con vosotros para recorrer mi camino".
"La reforma de la Iglesia, siempre necesaria, siempre buscada, siempre pedida, no se podrá hacer si no es junto a los pobres, si no es con los pobres, si no es en humildad y pobreza, si no es recorriendo el camino del que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros para enriquecernos con su pobreza", apunta el prelado.
Por su parte, Casaldáliga animó a los participantes a "continuar con lucidez y serenidad, con libertad de espíritu haciendo Congreso del cada día". "El Congreso es una buena ocasión para confirmar nuestra opción por los pobres en una dimensión comunitaria. Nos congrega a proseguir como Iglesia, con espíritu ecuménico y macro-ecuménico. Nos provoca a la misión de ser portadores de esperanza", subraya.
Tras los saludos, la teóloga Margarita Pintos fue la encargada de presentar el XXIV Congreso, subrayando que "si hoy se percibe alguna reforma en el Papado, no nos quepa duda que es por el trabajo de todas estas personas que nos han precedido y también por el nuestro".
"La reforma de la iglesia no se puede quedar en el ámbito eclesial, sino que tiene que traducirse en la esfera pública -política, social económica- lo que exige cuestionar el modelo económico liberal y apoyar alternativas que plantean los movimientos sociales y los Foros Mundiales", añadió Pintos, quien insistió en que "nuestra comunidad es el fundamento de la iglesia en la que creemos y que las reformas las hemos empezado desde abajo y por eso empezamos a ver algunos frutos. Una reforma que tiene que ser paritaria".
Ésta es la carta de Agrelo al Congreso de Teología
Tánger, 26 de agosto de 2014
A mi hermano Juan José Tamayo,
Secretario general de la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII.
Querido Juan José: Paz y Bien.
En su día me invitaste a participar en el XXXIV Congreso de la Asociación. El tema, «La reforma de la Iglesia desde la opción por los pobres», resultaba apasionante; pero la agenda no entiende de pasiones y la participación no fue posible. Te prometí entonces hacerme presente entre vosotros de otra manera; y eso es lo que ahora intento cumplir.
La forma es la de una carta, pero el fondo es el de una confesión.
Más que el tema -apasionante-, me movía el deseo -arriesgado- de dejarme ver -obispo- en un Congreso de la Asociación Juan XXIII. Aunque nada entendiese de lo que ahí se exponga, aunque en mi ignorancia nada tuviese que aportar a la reflexión teológica, estar con vosotros, sólo eso, hubiera sido un mensaje elocuente, sugerente, eficaz.
Quería estar ahí porque entiendo que todos somos del Señor, que trabajamos todos por el Reino de Dios, y que todos amamos a Cristo en su palabra, en su eucaristía, en su Iglesia, en sus pobres.
Estoy convencido de que nadie en la Iglesia ignora la verdad expresada en el dicho: "Ecclesia semper reformanda". Y no creo que a nadie se le oculte cuánto sea urgente la tarea de una renovación eclesial. Temo, sin embargo, que, antes de comenzar siquiera el necesario proceso de reforma, unos y otros, desde dentro, podemos abortarlo con las tenazas implacables de nuestras ideologías.
Para mí, estar entre vosotros hubiese significado romper con la ideología y dar la palabra al evangelio, a Cristo Jesús, al Señor de nuestras vidas. Estar ahí era una opción de vida -lo digo con pudor-, era obediencia a la palabra del Señor: quería sencillamente significar que nos amamos unos a otros como él nos ha amado y nos ha mandado.
Desde esa línea de salida, podemos caminar juntos, podemos buscar juntos... Me pregunto, sin embargo, si no nos hemos negado a caminar, si, atrapados en la violencia de nuestras certezas, no hemos menospreciado la sencillez humilde y pacífica de la búsqueda. Para mí, hacerme presente en el Congreso, era un modo de decir que contaba con vosotros para recorrer mi camino.
Intuyo que la reforma de la Iglesia no vendrá de la reflexión teológica, aunque ésta sea necesaria, ni de la programación pastoral, aunque sea ambiciosa; la reforma vendrá sobre todo de la vida de las comunidades eclesiales, de su eucaristía y de su compromiso con los pobres.
Cada vez que la comunidad se reúne para la celebración y los fieles abren las puertas de la propia vida a la gracia del evangelio, puede que lo sepan, puede que no, pero están poniendo esa vida en manos del Espíritu para ser congregados en la unidad, para ser de Cristo, para hacerse Cristo, para formar en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu; puede que lo sepan y puede que no, pero siempre serán Iglesia en transformación.
No me voy a acusar de haber actuado con mala voluntad a lo largo de mi vida, pero constato que, no obstante los buenos deseos y los muchos esfuerzos, la eucaristía diaria en la que he participado desde que a los once años entré en el seminario -ahora voy para setenta y dos- no habría hecho de mí un aprendiz de Cristo si pobrezas y pobres no hubiesen sacudido mi conciencia con la fuerza de su dolor.
A lo largo de la vida, el Señor me llevó entre ellos con el mismo amor con que me llevaba a la eucaristía. Y junto a los pobres, con ellos, el Espíritu de Dios ha ido trabajando esta arcilla hasta darle un aire con Cristo.
Con lo cual ya dejo dicho, hermano mío, que la reforma de la Iglesia, siempre necesaria, siempre buscada, siempre pedida, no se podrá hacer si no es junto a los pobres, si no es con los pobres, si no es en humildad y pobreza, si no es recorriendo el camino del que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros para enriquecernos con su pobreza.çUna y otra vez necesito recordar el pasaje que Jesús leyó en la sinagoga de Nazaret: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor". Aquel día, cuando Jesús dijo: "Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír", el mundo se estremeció de esperanza. Se me ha dado un evangelio para los pobres; si olvidase a los pobres, no sabría qué hacer con el evangelio. Se me ha dado un evangelio de luz para los ciegos; si me olvidase de los ciegos, olvidaría también que el evangelio es luz. Se me ha dado un evangelio de libertad para los oprimidos; si me olvido de los oprimidos, olvidaré que el evangelio es libertad. Se me ha dado un evangelio de gracia para los pecadores; si me olvido de los pecadores, olvidaré que el evangelio es gracia. Y yo necesito recordarlo, para saber quién está sobre ti y sobre mí porque nos ha ungido, quién nos ha enviado, a quién hemos sido enviados.
Os deseo, hermano Juan José, un sereno, esperanzado, confiado, apasionado y humilde trabajo. Lo harán portador de esperanza el amor a la Iglesia y a los pobres. Os acompañará en vuestro trabajo mi cariño y mi oración.
Tu hermano menor,
Fr. Santiago Agrelo Martínez Arzobispo de Tánger
Y éste, el mensaje de Pedro Casaldáliga:
Querido Juan José,
envío este pequeño mensaje con un abrazo de solidaridad en las causas del Reino. Continuad con lucidez y serenidad, con libertad de espíritu haciendo Congreso del cada día.
Pedro Casaldàliga
Un Congreso de Teología que merezca ese nombre solo puede ser un compromiso renovado de actuación evangélica en las causas de los pobres. Ellos juzgan en primera y en última instancia la verdad de nuestra praxis; cuánto tiene de teologal nuestra teología; cuánto nuestro Dios es el Dios de Jesús de Nazaret; cuánto de testimonio y cuánto de profecía.
El Congreso es una buena ocasión para confirmar nuestra opción por los pobres en una dimensión comunitaria. Nos congrega a proseguir como Iglesia, con espíritu ecuménico y macro-ecuménico. Nos provoca a la misión de ser portadores de esperanza.
La consigna es: Todo es Gracia, Todo es Pascua, Todo es Reino.
Pedro Casaldàliga
Evangelio según San Lucas 5,33-39.
En aquel tiempo, los escribas y los fariseos dijeron a Jesús: "Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben". Jesús les contestó: "¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar". Les hizo además esta comparación: "Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más. ¡A vino nuevo, odres nuevos! Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El añejo es mejor".
San Juan Pablo II (1920-2005), papa
Carta apostólica “Mulieris dignitatem / La dignidad de la mujer”, § 25 (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana)
“Tu esposo es tu Hacedor”
Si el amor de Dios hacia el hombre, hacia el pueblo elegido, Israel, es presentado por los profetas como el amor del esposo a la esposa, tal analogía expresa la condición «esponsal» y el carácter divino y no humano del amor de Dios: «Tu esposo es tu Hacedor (...), Dios de toda la tierra se llama» (Is 54, 5). Lo mismo podemos decir del amor esponsal de Cristo redentor: «Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único» (Jn 3, 16). Se trata, por consiguiente, del amor de Dios expresado mediante la redención realizada por Cristo. […]
Según la Carta a los Efesios la esposa es la Iglesia, lo mismo que para los profetas la esposa era Israel; se trata, por consiguiente, de un sujeto colectivo y no de una persona singular. Este sujeto colectivo es el pueblo de Dios, es decir, una comunidad compuesta por muchas personas, tanto mujeres como hombres. «Cristo ha amado a la Iglesia» (cf. Ef 5, 25), precisamente como comunidad, como Pueblo de Dios; y, al mismo tiempo, en esta Iglesia, […], él ha amado a cada persona singularmente. En efecto, Cristo ha redimido a todos sin excepción, a cada hombre y a cada mujer. En la redención se manifiesta precisamente este amor de Dios y llega a su cumplimiento el carácter esponsal de este amor en la historia del hombre y del mundo. Cristo entró en esta historia y permanece en ella como el Esposo que «se ha dado a sí mismo» (v. 25). «Darse» quiere decir «convertirse en un don sincero» del modo más completo y radical: «Nadie tiene mayor amor» (Jn 15, 13). En esta concepción, por medio de la Iglesia, todos los seres humanos —hombres y mujeres— están llamados a ser la «Esposa» de Cristo, redentor del mundo.
5 de septiembre 2014 Viernes XXII 1 Co 4,1-5 ¿Qué imagen tienes que dar de tu fe en esta sociedad? Pablo te da la respuesta: «Que la gente no vea en nosotros más que unos servidores de Cristo, administradores de lo que Dios se ha propuesto. Pues bien, de los administradores, lo único que esperamos es que sean fieles. »¿No crees que a veces se confunde ser fiel con ser rígido? ¿Qué significa ser fiel? Señor, me has dado el talento de la fe, que lo sepa hacer rendir por ciento.
San Lorenzo Justiniano
Obispo, (1381-1455) El jefe de la República de Venecia decía que con el único hombre con el cual cambiaría su alma era con el obispo Lorenzo Justiniano. A su vez, el primer patriarca de Venecia, que nació de una familia noble veneciana en el 1381 y murió en 1455, afirmaba que el oficio de jefe de la República era un juego en comparación con el de obispo, por la responsabilidad que conlleva la guía de las almas.
Lorenzo Justiniano, contra las esperanzas de la madre, que había quedado viuda con cinco niños en una gran casa propia de los nobles, con mucha servidumbre en librea, abandonó a la familia y fue a encerrarse en el monasterio de la isla de San Jorge. Un amigo que había ido al convento para convencerlo a regresar a su casa, resolvió más bien seguir inmediatamente el ejemplo y se hizo monje. Lorenzo, vestido con el humilde sayal de fraile mendicante, iba de puerta en puerta pidiendo la limosna.
No tenía el don de la oratoria, pero esto no le importaba, porque lo suplía con la palabra escrita, que usó abundantemente para la dirección del clero y de los laicos, con cartas pastorales y opúsculos en los que condensaba el fruto de sus muchas meditaciones: "Quien no utiliza al Señor lo más que puede, demuestra que no lo aprecia"; "Un siervo del Señor evita las más pequeñas faltas, para que su caridad no se enfríe"; "Tenemos que evitar los asuntos muy complicados; en las complicaciones siempre está la pezuña del diablo". Acostumbrado a las duras penitencias, cuando, ya anciano y enfermo, quisieron cambiarle la cama de paja por un colchón de plumas, protestó: "Cristo murió sobre la cruz, ¿y yo voy a morir en un colchón de plumas?". Murió el 8 de enero de 1455 expresando el deseo de ser enterrado en el pequeño cementerio del antiguo convento. Pero los venecianos le decretaron un verdadero triunfo.
oremos
Señor, tú que colocaste a San Lorenzo en el número de los santos pastores y lo hiciste brillar por el ardor de la caridad, y de aquella fe que vence al mundo, haz que también nosotros, por su intercesión, perseveremos firmes en la fe y arraigados en el amor y merezcamos así participar de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Confortan las oraciones del Papa en el dolor y luto de su familia
Llegan también a Radio Vaticana mensajes de distintos lugares del mundo, que comparten el dolor de la familia por el fallecimiento de Valeria Carmona, José y Antonio, la esposa y los hijos de Emmanuel, sobrino del Papa.
El Obispo de Roma, al final de la Catequesis del miércoles 20, en el Aula Pablo VI dijo en italiano: “Les agradezco también a ustedes por las oraciones, las condolencias por lo que ha sucedido en mi familia. También el Papa tiene una familia y nosotros éramos cinco hermanos, tengo dieciséis sobrinos y uno de estos sobrinos ha tenido un accidente de tránsito y murió su esposa, los dos hijos pequeños de dos años y de pocos meses el otro. Y él, en este momento, está en estado crítico. Pero les agradezco tanto, tanto, por las condolencias y por la oración”.
Valeria Carmona, de Buenos Aires, perteneció a la parroquia Del Patriarca San José, en San Miguel, fundada con el padre Jorge Mario Bergoglio, actual Obispo de Roma, como primer párroco. Valeria participó como catecúmena de las celebraciones dominicales del “padre Jorge” y después en el Centro Juvenil y del grupo de Catequistas. Para los que la conocimos y queremos es una mujer de corazón grande, que sufría y se ocupaba de los otros. Siempre atenta a todo y dispuesta a ayudar. De sonrisa amplia y buena. Piadosa, con un profundo sentido religioso y espiritual; buena hija, hermana generosa, amiga fiel. Formaba con Emmanuel y sus dos hijitos una familia hermosa.
Familiares, amigos y compañeros de la parroquia, participaron el 20 de agosto de su funeral, con la fe de que somos de Dios, comprados para Dios por la sangre de Jesús, que recibió a Valeria y a sus hijitos en su abrazo de Amor sin fin. Rezamos por Emmanuel.
Teresa de Calcuta, Beata
Fundadora, 5 de septiembre
Teresa (Inés) Gonhxa Bojaxhiu
Fundadora
Martirologio Romano: En la ciudad de Calcuta, en la India, beata Teresa (Inés) Gonhxa Bojaxhiu, virgen, que, nacida en Albania, trató de apagar la sed de Cristo clavado en la cruz atendiendo con eximia caridad a los hermanos más pobres, y fundó las congregaciones de Misioneros y Misioneras de la Caridad, para servir a los enfermos y abandonados (1997).
La Madre Teresa fue albanesa de nacimiento y su nombre original es Agnes Gonxha Bojaxhiu. En el año 1948 la Madre Teresa adquirió la ciudadanía hindú. A los 18 años de edad, la Madre Teresa ingresó a la Orden de las Hermanas de Nuestra Señora de Loreto en Irlanda. Recibió su formación religiosa en Dublín, Irlanda y en Dardjiling, India.
En el año 1931, la Madre Teresa tomó el nombre de Teresa en honor a una monja francesa, Thérèse Martin quien fue canonizada en 1927 con el título de Santa Thérèse de Lisieux. En el año 1937 la Madre Teresa tomó los votos religiosos y enseñó por 20 años en el Colegio Santa María en Calcuta, India y en el año 1946, precisamente el 10 de setiembre, recibió otro llamado de Dios, el servicio hacia los más pobres. En el año 1948, el Papa Pio XII le concedió a la Madre Teresa permiso para dejar sus funciones como monja independiente y empezó a compartir su vida en las calles de Calcuta con los más pobres, los enfermos y los hambrientos.
La Madre Teresa fundó una congregación llamada las Misioneras de la Caridad. Su trabajo inicial fue el de enseñar a leer a los niños pobres de la calle. En el año 1950, la Madre Teresa empezó a ayudar a las personas enfermas de lepra. En el año 1965, el Papa Pablo VI colocó a la congregación de las Misioneras de la Caridad bajo el control del Papado y autorizó a la Madre Teresa a expandir la Orden religiosa en otros países. Alrededor de todo el mundo se abrieron centros para atender leprosos, ancianos, ciegos y personas que padecen del SIDA y se fundaron escuelas y orfanatos para los pobres y niños abandonados.
La Madre Teresa merece un lugar especial en esta red gigantesca de comunicación porque su obra es un mensaje de amor. Su trabajo demuestra que una convicción verdadera siempre está acompañada por una acción, que el amor en acción es servicio. Ganó el Premio Nobel de la Paz en el año 1979 contra su voluntad pero que agradeció en nombre de los más pobres entre los pobres.
Beatificación: 19 Octubre, 2003
El sufrimiento nos lleva a Dios
Un instrumento de Dios para acercarnos más a Él, si sabemos aceptarlo con amor. No hay nadie que, tarde o temprano, no participe de él.
Hay quienes, ante el sufrimiento de la vida, se rebelan contra Dios y le echan las culpas de todas sus desgracias. Le dicen: ¿Por qué me has hecho esto? Prefiero morir a vivir. Quiero suicidarme, así no vale la pena vivir. Algunos le exigen la salud, como si fuera un derecho adquirido, y dicen: Si no tuviera hijos que cuidar... Si estuviese solo, pero tengo una familia que alimentar y tengo muchos problemas que resolver y muchos planes que realizar. Pareciera que le dicen a Dios que ellos son seres indispensables en el mundo.
Algunos gritan, diciendo: ¿Por qué? Yo soy bueno. ¿Por qué me castigas? Oh Dios, mátame si quieres, pero que no dé pena a los demás, que no haga gastar dinero a mis familiares, que no sea un cacharro inútil para los demás… Y Dios no responde, y calla y perdona y aguanta con paciencia todos los insultos e incomprensiones.
Pero Dios no se divierte ni se lo pasa en grande viéndote sufrir, como si tu dolor y tu enfermedad fueran caprichos de su entretenimiento para los ratos libres. En cambio, se siente muy contento, cuanto ve que tú te realizas a través del dolor y maduras y llegas a ser mejor y más feliz. La peor desgracia que le puede pasar a un hombre no es estar enfermo, sino ser un inútil que no sirve para "nada" y que, al morir, se sienta vacío por dentro por haber desperdiciado su vida. Pero si ama y ofrece su dolor, aunque esté en una silla de ruedas, su vida estará plena de sentido y se realizará como persona y será feliz.
Decía Nicolás Wolterstorff: "Dios es amor y nos ama. Por eso, "sufre" al ver nuestro mundo pecaminoso lleno de sufrimiento. Amar es sufrir. De ahí que podemos decir que las lágrimas de Dios son el secreto de la historia humana".
Hay una leyenda china que cuenta el caso de una pareja de ancianos, que deseaban ardientemente tener un hijo. Después de varios años de esterilidad, por fin tuvieron un hijo. El día después de su nacimiento, los visitó un ángel de Dios y les dijo que podían pedirle cualquier cosa, que Dios se la concedería. Después de mucho pensarlo, le pidieron para su hijo que nunca tuviera sufrimientos ni enfermedades en la vida. El ángel les dijo que Dios podía concedérselo, pero que lo pensaran bien, porque, en su opinión, no era lo más conveniente para él. Pero ellos insistieron tanto que, al fin, Dios se lo concedió.
Y dice la leyenda que, felizmente, estos ancianos esposos no vivieron el tiempo suficiente para ver crecer a su hijo, que llegó a ser el más grande tirano que existió en toda la comarca.
¿Por qué? Porque el sufrimiento nos lleva a Dios, que es amor. Nos hace más sensibles ante el sufrimiento de los demás y nos ayuda a madurar personalmente. El hombre que no ha sufrido, no tendrá la madurez suficiente para amar de verdad y será más duro e insensible ante el dolor de los demás. Por eso, dice un dicho antiguo: "quien no sabe de dolores, no sabe de amores".
El sufrimiento es un tesoro de Dios, un instrumento de Dios para acercarnos más a Él, si sabemos aceptarlo con amor. De otro modo, puede ser un medio de desesperación para el que no tiene fe y sólo piensa en terminar con todo cuanto antes y suicidarse.
Dice Luis Gastón de Segur que, de mil personas que hay en el infierno, probablemente novecientas noventa estarían ahora en el cielo o, al menos, en el purgatorio, si hubiesen sido ciegas, paralíticas, sordomudas o afligidas por alguna enfermedad. Y de los mil que hay en el purgatorio, probablemente estarían novecientas noventa ya en el cielo, si hubiesen tenido alguna enfermedad, que los hubiera hecho más humildes y maduros en la fe y en el amor.
Alguien ha dicho que los buenos enfermos son como las estaciones de gasolina, a donde acuden los que quieren llenar su corazón vacío de amor. Hablar con buenos enfermos ayuda a los sanos a ver la vida en otra perspectiva, porque todos, tarde o temprano, pasaremos por la enfermedad. Los buenos enfermos son bienhechores de la humanidad y ayudan como misioneros en la gran tarea de la salvación del mundo.
En 1928 Margarita Godet quería ser apóstol misionera, pero estaba inmovilizada por la enfermedad y se ofreció como enferma misionera por los seminaristas de las Misiones extranjeras de París. Así comenzó la Unión de los enfermos misioneros, que se compromete a ofrecer diariamente su dolor por las misiones.
También existe la Fraternidad cristiana de enfermos, fundada por el sacerdote Henry François en Verdún (Francia), en 1942, para enfermos, ancianos o minusválidos para fomentar la unión y fraternidad entre ellos y enseñarles a aceptar su dolor y ofrecerlo por la salvación del mundo.
OFRECIMIENTO DEL DOLOR
El sufrimiento es parte integrante de la vida humana. No hay nadie que, tarde o temprano, no participe de él. Por eso, debemos aprender a llevar nuestra cruz de cada día, como nos dice Jesús, y saber ofrecerla para darle un valor sobrenatural. De ahí que sea importante aprender a tener espíritu de sacrificio y no buscar siempre el placer por el placer.
Nuestra Madre la Virgen, en muchas de sus apariciones, nos habla de ofrecer sacrificios voluntarios por la conversión de los pecadores. En Fátima le decía a Lucía: "Orad y haced sacrificios por los pecadores, porque van muchas almas al infierno, porque no hay quien se sacrifique ni ore por ellas" (13 de agosto de 1917).
Este espíritu de sacrificio por la conversión de los pecadores, lo aprendieron muy bien los tres pastorcitos. A veces, daban su comida a las ovejas o a niños pobres o comían bellotas amargas o no bebían agua en pleno calor y decían:
"Oh Jesús, es por tu amor y por la conversión de los pecadores".
Evidentemente, el sufrimiento por sí mismo no vale nada, si es que no se ofrece con amor y por amor. Pero, cuando se ofrece a Dios con amor, tiene un gran valor redentor en unión con los méritos de Jesús.
Por eso, debemos pensar en tantas personas que están alejadas de Dios y que están en peligro de condenación eterna por sus propios pecados. Pero, si nosotros ofrecemos por ellos nuestras oraciones y sacrificios, Dios les puede conceder gracias extraordinarias, que pueden conseguirles su conversión y salvación.
Si san Agustín no hubiera tenido una madre tan santa como santa Mónica, quizás nunca se hubiera convertido ni hubiera llegado a ser el gran santo que todos conocemos. Si tú fueras más generoso con Dios y ofrecieras todos tus sufrimientos y enfermedades por la salvación de tu familia, quizás Dios podía haber salvado hace muchos años algún antepasado tuyo o algún familiar actual que va por mal camino. La oración traspasa las fronteras del tiempo o del espacio. Ora por todos tus antepasados y familiares, presentes y futuros. Hay motivos más que suficientes para ofrecer todo lo que sufres. Y ¡cuántos podrán salvarse por tu generosidad! Pero ¡cuántos también podrán condenarse por su culpa, pero porque no han tenido familiares generosos, que los han encomendado al Señor!
¡Ofrece tu dolor a Dios y Él te bendecirá a ti y a tu familia!
No puedes imaginar todo lo que vale el sufrimiento, ofrecido con amor. Sólo en el cielo lo comprenderás. Allí encontrarás miles y miles de hijos espirituales, a quienes has salvado con tu dolor amoroso o con tu amor doloroso.
Cuando tengas mucho que sufrir, celebra tu propia misa y di como el sacerdote: "Esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros". Sí, este cuerpo tuyo ofrécelo y entrégalo como ofrenda a Jesús para que, en unión con Él, puedas ofrecer tus sufrimientos al Padre por la salvación del mundo. Así tu vida será una misa permanente, en unión con Jesús.
Nos los dice Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los focolares:
"Si sufres mucho y tu sufrir te impide cualquier otra actividad, acuérdate de la misa. En la misa, Jesús, ahora como entonces, no trabaja ni predica, Jesús se sacrifica por amor.
En la vida se pueden hacer muchas cosas, decir muchas palabras, pero la voz del dolor, aunque sea sorda y desconocida a los otros, es la palabra más fuerte, aquélla que penetra el cielo. Si sufres, mete tu corazón en el Corazón de Jesús. Di tu misa. Ofrécete con Jesús por la salvación del mundo. Y, si el mundo no te comprende, no te turbes, basta que lo comprendan Jesús y María, los ángeles y los santos. Vive con ellos y deja correr tu sangre en beneficio de la humanidad. La misa es un misterio demasiado grande para poder comprenderla. Su misa y tu misa, Jesús y tú, su amor y tu amor, podéis salvar al mundo".
Por eso, decía Susana Fouché: "Yo he tomado mis dolores en mis manos como un instrumento de trabajo para la salvación del mundo". ¿Estás tú también dispuesto a ofrecer tu vida por la salvación de tus hermanos? Jesús está esperando tu respuesta y cuenta contigo. No lo defraudes. Jesús podría decirte:
"Yo soy tu Dios y pienso en ti. Dispongo todas las cosas para tu bien, aunque no lo comprendas. Acepta con serenidad y paz todo lo que disponga para ti y ofréceme con amor tus sufrimientos. Sólo así podremos estar unidos y tener un solo corazón. Si experimentas cansancio, échate en mis brazos. Si estás triste, ven a Mí y duérmete tranquilo entre mis brazos.
Hijo mío, ayer por la mañana te vi triste y pensé que querías hablar conmigo. Al llegar la tarde, te di una hermosa puesta de sol y esperé, pero nada… Te vi dormir en la noche y te envié rayos de luna para besar tu frente y esperé hasta la mañana; pero tú, con tu prisa, tampoco me hablaste. Entonces, tus lagrimas se mezclaron con las mías que caían con la lluvia del día. Hoy sigues triste y quisiera consolarte con mis rayos de sol, con mi cielo azul, con mis hermosas flores. Quisiera gritarte que te amo, que no tengas miedo de acercarte a Mí para pedirme ayuda, que me dejes entrar en tu corazón y que me entregues todo el peso de tus problemas y todo lo que te hace sufrir.
¿No escuchas mi voz en el fondo de tu alma? Ya sé que estás muy ocupado, puedo seguir esperándote, porque te amo. Pero no olvides que te espero, porque quiero verte contento y feliz".