VIERNES SANTO
- 30 Marzo 2018
- 30 Marzo 2018
- 30 Marzo 2018
Evangelio según San Juan 18,1-40.19,1-42.
Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón. Había en ese lugar una huerta y allí entró con ellos.
Judas, el traidor, también conocía el lugar porque Jesús y sus discípulos se reunían allí con frecuencia.
Entonces Judas, al frente de un destacamento de soldados y de los guardias designados por los sumos sacerdotes y los fariseos, llegó allí con faroles, antorchas y armas.
Jesús, sabiendo todo lo que le iba a suceder, se adelantó y les preguntó: "¿A quién buscan?".
Le respondieron: "A Jesús, el Nazareno". El les dijo: "Soy yo". Judas, el que lo entregaba, estaba con ellos.
Cuando Jesús les dijo: "Soy yo", ellos retrocedieron y cayeron en tierra.
Les preguntó nuevamente: "¿A quién buscan?". Le dijeron: "A Jesús, el Nazareno".
Jesús repitió: "Ya les dije que soy yo. Si es a mí a quien buscan, dejEn que estos se vayan".
Así debía cumplirse la palabra que él había dicho: "No he perdido a ninguno de los que me confiaste".
Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja derecha. El servidor se llamaba Malco.
Jesús dijo a Simón Pedro: "Envaina tu espada. ¿ Acaso no beberé el cáliz que me ha dado el Padre?".
El destacamento de soldados, con el tribuno y los guardias judíos, se apoderaron de Jesús y lo ataron.
Lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, Sumo Sacerdote aquel año.
Caifás era el que había aconsejado a los judíos: "Es preferible que un solo hombre muera por el pueblo".
Entre tanto, Simón Pedro, acompañado de otro discípulo, seguía a Jesús. Este discípulo, que era conocido del Sumo Sacerdote, entró con Jesús en el patio del Pontífice, mientras Pedro permanecía afuera, en la puerta. El otro discípulo, el que era conocido del Sumo Sacerdote, salió, habló a la portera e hizo entrar a Pedro.
La portera dijo entonces a Pedro: "¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?". El le respondió: "No lo soy".
Los servidores y los guardias se calentaban junto al fuego, que habían encendido porque hacía frío. Pedro también estaba con ellos, junto al fuego.
El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su enseñanza.
Jesús le respondió: "He hablado abiertamente al mundo; siempre enseñé en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada en secreto.
¿Por qué me interrogas a mí? Pregunta a los que me han oído qué les enseñé. Ellos saben bien lo que he dicho".
Apenas Jesús dijo esto, uno de los guardias allí presentes le dio una bofetada, diciéndole: "¿Así respondes al Sumo Sacerdote?".
Jesús le respondió: "Si he hablado mal, muestra en qué ha sido; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?".
Entonces Anás lo envió atado ante el Sumo Sacerdote Caifás.
Simón Pedro permanecía junto al fuego. Los que estaban con él le dijeron: "¿No eres tú también uno de sus discípulos?". El lo negó y dijo: "No lo soy".
Uno de los servidores del Sumo Sacerdote, pariente de aquel al que Pedro había cortado la oreja, insistió: "¿Acaso no te vi con él en la huerta?".
Pedro volvió a negarlo, y en seguida cantó el gallo.
Desde la casa de Caifás llevaron a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Pero ellos no entraron en el pretorio, para no contaminarse y poder así participar en la comida de Pascua.
Pilato salió a donde estaban ellos y les preguntó: "¿Qué acusación traen contra este hombre?". Ellos respondieron:
"Si no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos entregado".
Pilato les dijo: "Tómenlo y júzguenlo ustedes mismos, según la Ley que tienen". Los judíos le dijeron: "A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie".
Así debía cumplirse lo que había dicho Jesús cuando indicó cómo iba a morir.
Pilato volvió a entrar en el pretorio, llamó a Jesús y le preguntó: "¿Eres tú el rey de los judíos?".
Jesús le respondió: "¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mí?".
Pilato replicó: "¿Acaso yo soy judío? Tus compatriotas y los sumos sacerdotes te han puesto en mis manos. ¿Qué es lo que has hecho?".
Jesús respondió: "Mi realeza no es de este mundo. Si mi realeza fuera de este mundo, los que están a mi servicio habrían combatido para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mi realeza no es de aquí".
Pilato le dijo: "¿Entonces tú eres rey?". Jesús respondió: "Tú lo dices: yo soy rey. Para esto he nacido y he venido al mundo: para
dar testimonio de la verdad. El que es de la verdad, escucha mi voz".
Pilato le preguntó: "¿Qué es la verdad?". Al decir esto, salió nuevamente a donde estaban los judíos y les dijo: "Yo no encuentro en él ningún motivo para condenarlo.
Y ya que ustedes tienen la costumbre de que ponga en libertad a alguien, en ocasión de la Pascua, ¿quieren que suelte al rey de los judíos?".
Ellos comenzaron a gritar, diciendo: "¡A él no, a Barrabás!". Barrabás era un bandido.
Pilato mandó entonces azotar a Jesús.
Los soldados tejieron una corona de espinas y se la pusieron sobre la cabeza. Lo revistieron con un manto rojo,
y acercándose, le decían: "¡Salud, rey de los judíos!", y lo abofeteaban.
Pilato volvió a salir y les dijo: "Miren, lo traigo afuera para que sepan que no encuentro en él ningún motivo de condena".
Jesús salió, llevando la corona de espinas y el manto rojo. Pilato les dijo: "¡Aquí tienen al hombre!".
Cuando los sumos sacerdotes y los guardias lo vieron, gritaron: "¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!". Pilato les dijo: "Tómenlo ustedes y crucifíquenlo. Yo no encuentro en él ningún motivo para condenarlo".
Los judíos respondieron: "Nosotros tenemos una Ley, y según esa Ley debe morir porque él pretende ser Hijo de Dios".
Al oír estas palabras, Pilato se alarmó más todavía.
Volvió a entrar en el pretorio y preguntó a Jesús: "¿De dónde eres tú?". Pero Jesús no le respondió nada.
Pilato le dijo: "¿No quieres hablarme? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y también para crucificarte?".
Jesús le respondió: " Tú no tendrías sobre mí ninguna autoridad, si no la hubieras recibido de lo alto. Por eso, el que me ha entregado a ti ha cometido un pecado más grave".
Desde ese momento, Pilato trataba de ponerlo en libertad. Pero los judíos gritaban: "Si lo sueltas, no eres amigo del César, porque el que se hace rey se opone al César".
Al oír esto, Pilato sacó afuera a Jesús y lo hizo sentar sobre un estrado, en el lugar llamado "el Empedrado", en hebreo, "Gábata".
Era el día de la Preparación de la Pascua, alrededor del mediodía. Pilato dijo a los judíos: "Aquí tienen a su rey".
Ellos vociferaban: "¡Que muera! ¡Que muera! ¡Crucifícalo!". Pilato les dijo: "¿Voy a crucificar a su rey?". Los sumos sacerdotes respondieron: "No tenemos otro rey que el César".
Entonces Pilato se lo entregó para que lo crucificaran, y ellos se lo llevaron.
Jesús, cargando sobre sí la cruz, salió de la ciudad para dirigirse al lugar llamado "del Cráneo", en hebreo "Gólgota".
Allí lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado y Jesús en el medio.
Pilato redactó una inscripción que decía: "Jesús el Nazareno, rey de los judíos", y la hizo poner sobre la cruz.
Muchos judíos leyeron esta inscripción, porque el lugar donde Jesús fue crucificado quedaba cerca de la ciudad y la inscripción estaba en hebreo, latín y griego.
Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: "No escribas: 'El rey de los judíos', sino: 'Este ha dicho: Yo soy el rey de los judíos'.
Pilato respondió: "Lo escrito, escrito está".
Después que los soldados crucificaron a Jesús, tomaron sus vestiduras y las dividieron en cuatro partes, una para cada uno. Tomaron también la túnica, y como no tenía costura, porque estaba hecha de una sola pieza de arriba abajo, se dijeron entre sí: "No la rompamos. Vamos a sortearla, para ver a quién le toca". Así se cumplió la Escritura que dice: Se repartieron mis vestiduras y sortearon mi túnica. Esto fue lo que hicieron los soldados.
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena.
Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo".
Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu madre". Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.
Después, sabiendo que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, Jesús dijo: Tengo sed.
Había allí un recipiente lleno de vinagre; empaparon en él una esponja, la ataron a una rama de hisopo y se la acercaron a la boca.
Después de beber el vinagre, dijo Jesús: "Todo se ha cumplido". E inclinando la cabeza, entregó su espíritu.
Era el día de la Preparación de la Pascua. Los judíos pidieron a Pilato que hiciera quebrar las piernas de los crucificados y mandara retirar sus cuerpos, para que no quedaran en la cruz durante el sábado, porque ese sábado era muy solemne.
Los soldados fueron y quebraron las piernas a los dos que habían sido crucificados con Jesús.
Cuando llegaron a él, al ver que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con la lanza, y en seguida brotó sangre y agua.
El que vio esto lo atestigua: su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean.
Esto sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: No le quebrarán ninguno de sus huesos.
Y otro pasaje de la Escritura, dice: Verán al que ellos mismos traspasaron.
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús -pero secretamente, por temor a los judíos- pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se la concedió, y él fue a retirarlo.
Fue también Nicodemo, el mismo que anteriormente había ido a verlo de noche, y trajo una mezcla de mirra y áloe, que pesaba unos treinta kilos.
Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos.
En el lugar donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado.
Como era para los judíos el día de la Preparación y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
"HAY SOBRADAS RAZONES PARA CORONAR LA SEMANA SANTA COMO 'PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD'" Antonio Aradillas: "Los 'Cristos' y las 'Vírgenes' de mi Semana Santa"
"El arte, la historia, la piedad, la participación popular y la acción de sus cofradías y hermandades"
Jesús Nazareno del Puente, en CuencaSemana Santa de Cuenca
Como otras tantas muestras de "Cristos" y "Vírgenes" singulares, pero sin especiales relieves en la historia de la devoción y del arte, elevo en esta ocasión el trono de algunas de ellas.
Aradillas).- Hay sobradas razones como para que se hubiera coronado ya el proceso de declaración de "Patrimonio de la Humanidad" por parte de la Unesco, para las Semanas Santas de España. El arte, la historia, la piedad, la participación popular y la reconocida acción cultural y benéfica de sus Cofradías y Hermandades definen y alientan la dimensión turístico- religiosa que genera, y tantos otros elementos conscientemente valorados podrían, y deberían, ya haberle conferido tan honrosa y apreciada calificación, a los días y a los acontecimientos de la "Semana" llamada Santa, Grande o Mayor. En este nuevo apartado de la información me limito a ofrecer las estampas de unas figuras e imágenes reales que se procesionan, sin que sus pueblos o ciudades en las que son veneradas ocupen puestos y consideraciones semanasanteras de relevancia especial. Como otras tantas muestras de "Cristos" y "Vírgenes" singulares, pero sin especiales relieves en la historia de la devoción y del arte, elevo en esta ocasión el trono de algunas de ellas.
La talla del SANTÍSIMO CRISTO DE LA SALUD; en Jumilla,- Murcia-, es de tamaño algo superior del natural, esbelto, no excesivamente alargado y realizado de madera policromada. Es un Cristo muerto, pero exactamente en el mismo instante del último suspiro cuando le dejó la vida, tal y como lo demuestran tanto el pecho como la línea del diafragma todavía elevados. La escultura es de autor anónimo, aunque algunos lo atribuyen al andaluz Martínez Montañés. El "paño de pureza", o "perizonium", blanco es ciertamente singular, La imagen pertenece a la Hermandad que lleva su nombre.
"Cuando corría el año 1660 y era Capitán General de la provincia de Extremadura don Francisco Tutaville y de Tufo, duque de San Germán, napolitano de nacimiento y, al parecer, devoto de la VIRGEN DE LA SOLEDAD, como rezan las crónicas, reunió a los caballeros de la ciudad de Badajoz expresándoles su deseo de encargar una imagen de la Virgen. Esta llegó a la ciudad tras muchas vicisitudes pasadas en Barcelona y en Madrid, lo que explicaría la conexión con la conocida Virgen de la Paloma madrileña, pintura aparecida en el portal de una casa de la calle de la que recibe el nombre de su advocación. La imagen de la que era devoto el duque napolitano, fue depositada en el convento pacense de san Onofre, hasta la terminación de su ermita en el Campo de san Francisco, cerca del palacio del referido noble.
La Cofradía Penitencial de la SANTA VERA CRUZ de Carrión de los Condes -Palencia-, está documentada en el siglo XV, y la talla de su imagen es de autor anónimo mexicano, de tamaño mayor al natural, hecha de cañas, hojas de orquídeas maíz y papel, realizada antes de 1562. Forma parte del grupo de los "Cristo Tarascos" o de caña, así llamados por el poco peso de sus materiales, escaso coste y fácil factura. Es especialmente querido y venerado por los carrionenses, y sacado en procesión en épocas de sequías o de plagas. Refiere la tradición que en una de langostas, estas se extinguieron, cuando el mismo Cristo sudó sangre. De entre las mujeres cofrades destaca la venerable Francisca del Valle, considerada como "la santa de Carrión". Los portadores de la imagen visten capa castellana y sombrero negro de filtro.
La imagen de MARÍA SANTÍSIMA DEL CONSUELO en su desfile procesional por las calles de Ciudad Real, viste saya de de terciopelo azul "Francia", bordada en oro, y tocado sobre manto en malla, también bordada en oro. En la pechera lleva prendido un broche con su nombre en plata dorada y la medalla de la Corporación Municipal impuesta por la alcaldesa con motivo del XXV aniversario fundacional de la Hermandad. El "paso", decorado con claveles y rosas blancas, cuenta con siete "trabajadoras" y es porteado por trece hermanos costaleros. Los lugares recomendados para presenciar el desfile procesional, son la Puerta de la Umbría, el camarín de la Virgen del Prado, el pasaje de la Merced y la plaza de Santiago. La Hermandad posee una Asociación Cultural inscrita en el registro de Asociaciones Culturales de Castilla La Mancha y su Junta de Gobierno sigue un "itinerario de fe para Hermandades y Cofradías", los últimos viernes de cada mes, en la parroquia de Santo Tomás de Villanueva".
La Venerable Hermandad de NUESTRO PADRE JESÚS NAZARENO DEL PUENTE está integrada por 2,500 hermanos y hermanas, y es sin duda, una de las más populares en todos los sentidos, de Cuenca, como popular es el barrio, fronterizo y roqueño, de san Antón, en cuya parroquia de la Virgen de la Luz -Patrona de la ciudad- mora desde hace dos siglos. Tal y como reza e informa uno de sus devotos, "ver andar a Jesús del Puente, a pié de calle, con la cruz a cuestas, obliga a clamar silencio, por lo que esta es la música procesional preferida. Algunos de sus banceros gustamos recordar máximas emociones cuando el Jesús se acerca al espectáculo del coro del "Miserere" y el silencio deviene ensordecedor ...Y cuando Mangana, el eterno reloj de la ciudad, esparce sobre el último puente, las doce campanadas de la media noche y, cuando Nuestro Padre vuelve a su casa, es el Júcar quien rompe espumas a sus pies en la añeja cascada verdiplata." La narración es estricta y penitencialmente poética y a los sentimientos les sobran letras, sílabas y palabras. El silencio es pregonero y evangelizador de la Palabra -el Verbo- de Dios
La Santísima Virgen es denominada DE LA VICTORIA DE LEPANTO para unos, DE LEPANTO para otros y para los más vecinos del pueblo, LA SEÑORA por antonomasia. El pueblo es Villarejo de Salvanés, que pertenece a la Comunidad Autónoma de Madrid. La piadosa leyenda acentúa el carácter milagroso de la imagen de la Virgen, que en sus principios se invocó como del Rosario, y de la que se refiere que acompañó a don Álvaro de Bazán en la galera en la que participó en la batalla de Lepanto. Donada seguidamente por el papa a don Luis de Requesens, Comendador Mayor de Castilla y posteriormente embajador de España en el Vaticano. En conformidad con ciertos documentos, "la Virgen, desde el puerto de Valencia, llegó a Villarejo de Salvanés, transportada por una carreta de bueyes en dirección a Madrid, es decir, a la Corte. Por ser posesión de la Encomienda, el cortejo hizo noche en Villarejo y, a la mañana siguiente, al ponerse nuevamente en camino los bueyes, sin explicación natural aparente, eran incapaces de mover la carreta. Tal circunstancia el pueblo la entendió como la señal divina por la que la Virgen manifestaba su intención de quedarse allí sin querer avanzar un paso más para que en el mismo se levantara el convento que se le tenía prometido". Hay quienes en su narración milagrera señalan que los bueyes cayeron fulminados y muertos en el mismo momento en el que los responsables del transporte de la Virgen a Madrid, decidieran que prosiguiera la marcha...
Santo Evangelio según San Juan 18, 1-19, 42. Viernes Santo.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, te doy gracias por haber entregado tu vida por amor a mí y a mis hermanos los hombres. Dame la gracia de experimentar tu gran amor en mi vida, para llegar a ser santo.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 18, 1-19, 42
Apresaron a Jesús y lo ataron
En aquel tiempo, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos.
Entonces Judas tomó un batallón de soldados y guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos y entró en el huerto con linternas, antorchas y armas.
Jesús, sabiendo todo lo que iba a suceder, se adelantó y les dijo: "¿A quién buscan?". Le contestaron: "A Jesús, el nazareno". Les dijo Jesús: "Yo soy". Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles "Yo soy", retrocedieron y cayeron a tierra. Jesús les volvió a preguntar: "¿A quién buscan?". Ellos dijeron: "A Jesús, el nazareno". Jesús contestó: "Les he dicho que soy yo. Si me buscan a mí, dejen que éstos se vayan". Así se cumplió lo que Jesús había dicho: 'No he perdido a ninguno de los que me diste'.
Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió a un criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: "Mete la espada en la vaina. ¿No voy a beber el cáliz que me ha dado mi Padre?".
Llevaron a Jesús primero ante Anás.
El batallón, su comandante y los criados de los judíos apresaron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año. Caifás era el que había dado a los judíos este consejo: 'Conviene que muera un solo hombre por el pueblo'.
Simón Pedro y otro discípulo iban siguiendo a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló con la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro: "¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?". Él dijo: "No lo soy". Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose.
El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le contestó: "Yo he hablado abiertamente al mundo y he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, sobre lo que les he hablado. Ellos saben lo que he dicho".
Apenas dijo esto, uno de los guardias le dio una bofetada a Jesús, diciéndole: "¿Así contestas al sumo sacerdote?". Jesús le respondió: "Si he faltado al hablar, demuestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?". Entonces Anás lo envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.
¿No eres tú también uno de los discípulos? No lo soy.
Simón Pedro estaba de pie, calentándose, y le dijeron: "¿No eres tú también uno de sus discípulos?". Él lo negó diciendo: "No lo soy". Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le había cortado la oreja, le dijo: "¿Qué no te vi yo con él en el huerto?". Pedro volvió a negarlo y enseguida cantó un gallo.
Mi Reino no es de este mundo.
Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era muy de mañana y ellos no entraron en el palacio para no incurrir en impureza y poder así comer la cena de Pascua.
Salió entonces Pilato a donde estaban ellos y les dijo: "¿De qué acusan a este hombre?". Le contestaron: "Si éste no fuera un malhechor, no te lo hubiéramos traído". Pilato les dijo: "Pues llévenselo y júzguenlo según su ley". Los judíos le respondieron: "No estamos autorizados a dar muerte a nadie". Así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir.
Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo: "¿Eres Tú el rey de los judíos?". Jesús le contestó: "¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?". Pilato le respondió: "¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?". Jesús le contestó: "Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí". Pilato le dijo: "¿Con que tú eres rey?". Jesús le contestó: "Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz". Pilato le dijo: "¿Y qué es la verdad?".
Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo: "No encuentro en él ninguna culpa. Entre ustedes es costumbre que por Pascua ponga en libertad a un preso. ¿Quieren que les suelte al rey de los judíos?". Pero todos ellos gritaron: "¡No, a ése no! ¡A Barrabás!" (El tal Barrabás era un bandido).
¡Viva el rey de los judíos!
Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza, le echaron encima un manto color púrpura, y acercándose a él, le decían: "¡Viva el rey de los judíos!", y le daban de bofetadas.
Pilato salió otra vez y les dijo: "Aquí lo traigo para que sepan que no encuentro en él ninguna culpa". Salió, pues, Jesús, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: "Aquí está el hombre". Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y sus servidores gritaron: "¡Crucifícalo, crucifícalo!". Pilato les dijo: "Llévenselo ustedes y crucifíquenlo, porque yo no encuentro culpa en él". Los judíos le contestaron: "Nosotros tenemos una ley y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios".
Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más, y entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús: "¿De dónde eres tú?". Pero Jesús no le respondió. Pilato le dijo entonces: "¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?". Jesús le contestó: "No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso, el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor".
¡Fuera, fuera! Crucifícalo.
Desde ese momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: "¡Si sueltas a ése, no eres amigo del César!; porque todo el que pretende ser rey, es enemigo del César". Al oír estas palabras, Pilato sacó a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman"el Enlosado" (en hebreo Gábbata). Era el día de la preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos: "Aquí tienen a su rey". Ellos gritaron: "¡Fuera, fuera! ¡Crucifícalo!". Pilato les dijo: "¿A su rey voy a crucificar?". Contestaron los sumos sacerdotes: "No tenemos más rey que el César". Entonces se los entregó para que lo crucificaran.
Crucificaron a Jesús y con él a otros dos.
Tomaron a Jesús y él, cargando con la cruz, se dirigió hacia el sitio llamado "la Calavera" (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron, y con él a otros dos, uno de cada lado, y en medio Jesús. Pilato mandó escribir un letrero y ponerlo encima de la cruz; en él estaba escrito: 'Jesús el nazareno, el rey de los judíos'. Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos le dijeron a Pilato: "No escribas: 'El rey de los judíos', sino: 'Este ha dicho: Soy rey de los judíos' ". Pilato les contestó: "Lo escrito, escrito está".
Se repartieron mi ropa.
Cuando crucificaron a Jesús, los soldados cogieron su ropa e hicieron cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Por eso se dijeron: "No la rasguemos, sino echemos suertes para ver a quién le toca". Así se cumplió lo que dice la Escritura: Se repartieron mi ropa y echaron a suerte mi túnica. Y eso hicieron los soldados.
Ahí está tu hijo - Ahí está tu madre.
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: "Mujer, ahí está tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Ahí está tu madre". Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él.
Todo está cumplido.
Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: "Tengo sed". Había allí un jarro lleno de vinagre. Los soldados sujetaron una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo y se la acercaron a la boca. Jesús probó el vinagre y dijo: "Todo está cumplido", e inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Aquí se arrodillan todos y se hace una breve pausa.
Inmediatamente salió sangre y agua.
Entonces, los judíos, como era el día de la preparación de la Pascua, para que los cuerpos de los ajusticiados no se quedaran en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día muy solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y los quitaran de la cruz. Fueron los soldados, le quebraron las piernas a uno y luego al otro de los que habían sido crucificados con él. Pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza e inmediatamente salió sangre y agua.
El que vio da testimonio de esto y su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también ustedes crean. Esto sucedió para que se cumpliera lo que dice la Escritura: No le quebrarán ningún hueso; y en otro lugar la Escritura dice:Mirarán al que traspasaron.
Vendaron el cuerpo de Jesús y lo perfumaron.
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, pero oculto por miedo a los judíos, pidió a Pilato que lo dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo.
Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mezcla de mirra y áloe.
Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con esos aromas, según se acostumbra enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo, donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la preparación de la Pascua y el sepulcro estaba cerca, allí pusieron a Jesús.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En este Viernes Santo, me quisiera detener a meditar en las palabras que Pilato pronuncia cuando presenta a Cristo después de ser flagelado, con una corona de espinas y un manto color púrpura: "Aquí está el hombre".
Jesucristo es verdadero Dios y verdadero hombre. En los Evangelios vemos que Juan el Bautista lo reconoce como el cordero de Dios "Ecce agnus Dei", nos revela su naturaleza divina; en cambio Pilato lo reconoce como verdadero hombre "Ecce homo", y nos revela su naturaleza humana.
La pregunta que me surge en este momento es: ¿Por qué Pilato lo reconoce como verdadero hombre bajo ese aspecto? Pues sabemos que Juan lo reconoció mientras estaba bautizándolo.
Cristo, flagelado, es la imagen del hombre herido por el pecado. No tiene apariencia humana, es una llaga de pies a cabeza y es una llaga de puro amor. Sabemos que toda herida, toda llaga deja una marca difícil de borrar.
Cristo sufre por mí y me muestra las consecuencias del pecado en mi vida. Es el hombre quien le causa semejante daño a Cristo, pero también es el hombre quien sufre. Jesús conoce el sufrimiento de cada hombre y toma sobre sí todo el peso, todo el sufrimiento sólo por amor. Dios no es indiferente ante el dolor del hombre, Él mismo decide sufrir con nosotros y por nosotros. Sufrir por amor muestra la grandeza y veracidad de ese amor. "No hay amor más grande, que aquel que da la vida por sus amigos." (Jn 16,14)
Tomemos conciencia de que Jesús sufre por mí y me dice: "Esto es lo que hace el pecado en tu alma y lo que me haces a mí, pero mira que todo esto lo acepto y lo sufro sólo por amor a ti. Aunque me hayas ofendido y me sigas ofendiendo, nunca te dejaré de amar y cada vez te amaré más."
Yo sólo le puedo decir: "soy el culpable de este aspecto que tienes. Soy yo quien te hirió, te escupió, quien se burló de Ti, quien te ofendió. Te pido perdón por lo que te he hecho y te pido me ayudes a nunca más volverte a ofender".
"Señor, ¿quién es el hombre para que de él te acuerdes, para que te hagas semejante a él?" (Salmo 8).
¿Cuándo Jesús se ha revelado rey? ¡En el evento de la Cruz! Quien mira la Cruz de Cristo no puede no ver la sorprendente gratuidad del amor. Alguno de vosotros puede decir: "Pero, ¡padre, esto ha sido un fracaso!". Es precisamente en el fracaso del pecado -el pecado es un fracaso-, en el fracaso de la ambición humana, donde se encuentra el triunfo de la Cruz, ahí está la gratuidad del amor. En el fracaso de la Cruz se ve el amor, este amor que es gratuito, que nos da Jesús. Hablar de potencia y de fuerza, para el cristiano, significa hacer referencia a la potencia de la Cruz y a la fuerza del amor de Jesús: un amor que permanece firme e íntegro, incluso ante el rechazo, y que aparece como la realización última de una vida dedicada a la total entrega de sí en favor de la humanidad.
(Homilía de S.S. Francisco, 22 de noviembre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Tomar conciencia durante el día (claro está que también durante toda mi vida) de lo que Cristo hizo por amor a mí y vivir este día en clave de agradecimiento.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Mirad el árbol de la cruz
Reflexiones Cuaresma
Somos invitados a mirar fijamente la Cruz del Señor, y a adorarlo no como signo de tortura o derrota, sino como el camino de reconciliación con Dios.
Por: Camino hacia Dios | Fuente: Movimiento de Vida Cristiana
Seguimos en nuestro camino de Cuaresma y aunque todavía nos faltan dos semanas para el Viernes Santo, meditemos este viernes un poco sobre este día. De todos los días del año, el Viernes Santo destaca por su densidad espiritual, profundidad y silencio. Definitivamente, no es un día como cualquiera. No lo es debido a lo que se celebra y recuerda. Es el día en que recordamos y celebramos la Pasión y Muerte del Señor Jesús. La muerte de Dios hecho hombre por nosotros. Aparece con fuerza el símbolo que nos identifica como cristianos: la Cruz.
Pero no se trata de acordarnos de la Cruz sólo ese día, ya que ésta es una realidad que forma parte de la vida de la Iglesia y de nosotros, sus hijos.
Volviendo a la celebración del Viernes Santo, la Iglesia lo vive con una liturgia simbólica y llena de significado: el oficio de la Pasión donde se realiza la adoración de la Cruz; el Vía Crucis, donde acompañamos y meditamos en todo el camino que Jesús hizo hasta morir en el Calvario; distintas procesiones como la Dolorosa o de la Cruz.
En el Oficio de la Pasión, al descubrir el Crucifijo que será adorado con cantos y oraciones, el sacerdote repite una hermosa antífona: “Mirad el árbol de la Cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo. ¡Venid a adorarlo!”.
En esas palabras somos invitados a mirar fijamente la Cruz del Señor, y a adorarlo no como signo de tortura o derrota, sino como el camino de reconciliación con Dios, de manifestación del amor hasta el extremo. La Cruz no es un palo clavado al piso únicamente, más bien, es el árbol que da fruto, verdadero fruto de santidad para toda la humanidad, para los creyentes y los que aún no lo son. Nos recuerda al árbol que aparece en el Génesis, del que tanto Eva como Adán tomaron de su fruto y pecaron. El árbol en donde está clavado Jesús, hecho por mano humana, se convierte en instrumento de reconciliación divina, en madero de salvación.
La muerte de Jesucristo clavado en la cruz es el hecho más grande que ha visto la historia
34.- JESUCRISTO NOS REDIMIÓ OFRECIENDO EL SACRIFICIO DE SU VIDA EN LA CRUZ, para perdonarnos nuestros pecados y devolvernos la gracia y amistad de Dios.
1. La muerte de Jesucristo clavado en la cruz es el hecho más grande que ha visto la historia.
Para la reparación del género humano, en plan de justicia estricta y perfecta (condigna), fue absolutamente necesario la Encarnación y Redención de Cristo19.
La ofensa aumenta con la dignidad del ofendido.
Al ser el pecado ofensa a un Dios infinito, su malicia es infinita.
No podía reparase por un mero hombre.
Por eso Dios se hizo hombre para ser Hombre-Dios y así reparar la ofensa del hombre20.
«Jesús es Dios y hombre. En cuanto Dios, todas sus acciones, incluso las acciones humanas más pequeñas, tienen un valor infinito. En cuanto hombre, hecho hermano nuestro y cabeza de la humanidad, puede ofrecer a Dios en nuestro nombre y en nuestro favor todo cuanto hace. De ahí que ofrezca su obediencia hasta la muerte de cruz como reparación de nuestra desobediencia.
Y al hacer esto, Él mismo se convierte en reconciliación entre el Dios ofendido por la soberbia humana, y los hombres que son los ofensores. Por eso es su sangre derramada en la cruz la que pacifica todas las cosas»21.
«Por la humanidad de Jesucristo entra la Persona del Verbo en solidaridad con el género humano. Formamos con Él un todo. Él es uno de nosotros. Así puede verificarse la Redención satisfactoria. Nosotros ofendimos a Dios, y Él paga por todos. (...)Cristoes un eslabón que une lo sumo con lo ínfimo. Levanta la humanidad a las alturas de la divinidad y como que inclina la divinidad a nuestro barro»22.
Dice San Gregorio el Magno: «El haberse abajado Dios hasta la humanidad sirve para elevar al hombre hasta la divinidad»23.
La gran prueba de la divinidad de Cristo es la resurrección, y para esto primero tenía que morir24. Pero la muerte en cruz fue para demostrar su amor a nosotros.
Dios pudo haber mandado al infierno a todos los hombres que hubieran pecado mortalmente; pero -por el mucho amor que nos tiene- no hizo eso, sino que, al contrario, quiso hacerse hombre para redimirnos. Y aunque hubiera bastado para esto una sola lágrima de sus ojos o una palabra de sus labios25. , quiso sufrir tormentos tan espantosos y muerte tan cruel, para que veamos el valor de nuestra alma y tengamos horror al pecado, para darnos prueba de su amor a nosotros, y para servirnos de ejemplo en nuestros trabajos y penalidades.
Al Marqués de Comillas, que va camino de los altares por las muchas buenas obras que hizo al disponer de una gran fortuna, se le atribuyen estos versos:
Sufre, pues por ti sufrí.
Y cuanto adverso te viene,
sabe que así te conviene;
pues todo nace de mí.
Mi bondad me puso aquí.
Tu ingratitud me clavó.
Nadie como yo sufrió.
Y pues todo es por tu bien,
bebe una gota, por quien
un cáliz por ti bebió26.
2. Jesús quiere que correspondamos al amor que nos tiene. Por eso, en muchas de sus imágenes, nos enseña su corazón, pidiendo que nosotros le amemos también a Él y le consagremos y le dediquemos todos los actos de nuestra vida, principalmente los que más nos cuestan. El dolor y el sufrimiento son un tesoro, si se saben aprovechar para la otra vida ofreciéndolos a Dios.
La vida cristiana, aun en sus más mínimas acciones, posee una riqueza de valor inapreciable, debido a la unión de todo bautizado con Cristo, de cuya misión y méritos redentores participa.
Todo ese valor y precio puede ofrecerse a Dios para reparar los pecados y colaborar en salvar el mundo; y aun para conseguir de la omnipotencia de Dios gracias y favores en beneficio propio y ajeno.
El Apostolado de la Oración, es una Obra de la Iglesia que asocia a treinta y siete millones de personas, unidas en Cristo, para vivir los grandes intereses de su Reino, mediante el sincero ofrecimiento del valor redentor de todas sus acciones, sufrimientos, alegrías y oraciones.
La Dirección en España del Apostolado de la Oración está en Núñez de Balboa 115, 1º E. Madrid-28006, Telf.: 91 562 80 49. FAX: 91 562 17 85
Hay que santificar el trabajo. Hacer las cosas lo mejor que podamos, por amor de Dios.
El seglar no puede santificarse a base de largos rezos y tremendas penitencias. Algo debe rezar siempre, pero no podrá rezar mucho. Algo tendrá que sacrificarse siempre, aparte de los muchos sacrificios que la vida trae consigo.
Pero lo constante, lo que será de todos los días, y de todos los momentos de cada día, es hacer bien lo que se está haciendo; y eso para complacer a Dios, cumpliendo su santa voluntad. En esto ha de buscar el seglar su auténtica santidad27.
Para facilitarte el ofrecimiento de tus obras, te pongo en los Apéndices el Ofrecimiento de Obras del Apostolado de la Oración, que te recomiendo reces todos los días.
Este ofrecerte a ti mismo a Jesucristo, y contigo todas tus cosas, en correspondencia a su Amor Infinito y en reparación de los pecados y ofensas que continuamente recibe, se llama culto al Sagrado Corazón de Jesús.
Este culto, que lleva consigo la veneración de la imagen del Corazón Herido por la lanza del soldado, es un verdadero compendio de nuestra Santa Religión y el mejor modo de vivir nuestra fe, porque nos brinda la manera práctica de entregarnos a Cristo y al prójimo, amándolos de verdad y reparando los pecados.
La religiosidad popular, hoy revaluada, con su sentido concreto y sensible, encuentra en el corazón de Cristo el camino más fácil de llegar al amor de Dios.
La devoción al Sagrado Corazón no es una devoción más. Es la respuesta a Cristoporque me ama. Es toda una espiritualidad.
Tenemos que caer en la cuenta del amor enorme que nos tiene Dios. Por eso se hizo hombre, y murió por salvarnos. Por eso después de esta vida nos prepara otra maravillosa. Y ese amor lo simboliza en su Corazón.
¡Dios nos quiere como el mejor Padre! Sólo el cristiano llama Padre a Dios.
Veamos el amor de Dios en todas las circunstancias que nos rodean: buenas o malas. Confiemos plenamente en ese inmenso amor de nuestro Padre: «Corazón de Jesús, en Ti confío, porque creo que me amas»28.
Es muy consolador saber que Dios no me ama por mis méritos. Aunque es cierto que «obras son amores y no buenas razones», Dios lo que más desea es un corazón humilde, contrito y amante.
3. La devoción al Sagrado Corazón de Jesús, nos consigue grandes beneficios por Él prometidos; sobre todo nuestra salvación eterna, si comulgamos nueve Primeros Viernes de mes seguidos, como Él mismo prometió a Santa Margarita María de Alacoque.
El Papa Juan Pablo II, el 5 de Octubre de 1986, dijo en Paray le Monial que se siga difundiendo la práctica de los Nueve Primeros Viernes de mes, y que se ayude a los fieles a la participación en los sacramentos29.
La razón de la devoción de los Nueve Primeros Viernes de mes, podría ser que Cristomurió un Primer Viernes de abril30, y estuvo nueve meses en el seno de María. Se conmemoran así dos grandes hechos de la Redención: la Encarnación y la Muerte.
Es evidente que quien hace los Primeros Viernes y después, fiado de esta promesa, se dedica a pecar a sus anchas, se está burlando del Corazón de Jesús; y no parece éste el mejor camino para alcanzar el cumplimiento de la promesa. Dijo San Pablo que de Dios no se ríe nadie31.
Si alguien comulgase presuntuosamente, es decir, sin propósito de enmienda, pensando pecar después, está claro que su comunión sería sacrílega, no válida, y no ganaría la promesa.
La promesa del Corazón de Jesús no es un seguro de salvación para los que quieran llevar una vida de pecado. El Concilio de Trento condena -y es de fe- a los que presumen de tener seguridad absoluta de salvarse. A no ser que hayan tenido revelación especial de ello32.
No podemos tener una certeza infalible y de fe, pero sí podemos tener una certeza moral; pues nadie pierde la gracia si no peca mortalmente, y nadie peca mortalmente si no es responsable de lo que hace.
Lo que ocurre es que hay hechos de los que no somos responsables, pero sí somos responsables de las causas remotas: hoy no vemos, porque la vista la perdimos poco a poco voluntariamente, y por lo tanto responsablemente.
También puede ocurrir que el acto lo cometí libre y voluntariamente, y después me olvido del grado de voluntariedad que tuve.
Por eso es conveniente terminar las confesiones diciendo:«Me arrepiento además de todos los pecados de mi vida pasada y de aquellos de los que me haya olvidado».
Hay que tener en cuenta que la promesa del Corazón de Jesús sólo sirve para los que quieran salvarse; pues esta promesa no aniquila nuestra libertad.
Quien se empeñe en ir por el camino del infierno, y no quiera rectificar, se condenará aunque haya hecho los Primeros Viernes.
Pero a quien los ha hecho bien, y tiene voluntad de ir por el camino de salvación, aunque tanga caídas por fragilidad, hay muy sólidos fundamentos para creer que Dios se encargará de protegerle con una Providencia especial para que muera en estado de gracia.
Deberías tener en tu casa una imagen, cuadro o placa del Sagrado Corazón, pues Él también ha prometido que bendecirá las casas en las que su imagen esté expuesta y sea honrada.
Harías bien en consagrar tu casa al Sagrado Corazón. En los Apéndices te pongo una fórmula para que puedas hacerlo estando la familia reunida.
"DIOS NOS DESEA, ES EL ESPOSO ENAMORADO Y CELOSO", AFIRMA EL PREDICADOR PAPAL
Cantalamessa: "Jóvenes, sed de los que toman la dirección opuesta, tened la valentía de ir contra corriente"
"Dios revela su potencia en la debilidad, su sabiduría en la necedad, su riqueza en la pobreza"
Jesús Bastante, 30 de marzo de 2018 a las 17:44
Francisco, en la liturgia de Viernes SantoOsservatore Romano
Tenemos que ir al encuentro de los hombres, especialmente de los pobres, de los últimos, del sufrimiento y la marginación
(Jesús Bastante).- Sangre y agua. Muerte y silencio. Dolor. San Pedro acogió los oficios de Viernes Santo, seguramente la ceremonia más solemne de las que se celebran en la basílica vaticana. Sin consagración, sin homilía papal, es el predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, quien ofrece la reflexión después de la escucha, a cuatro voces (tres acólitos y el coro), y en latín, del Evangelio de la Pasión de Juan.
En silencio y con una tenue luz, Francisco procesiona hasta el frente de la basílica, donde se encuentra una alfombra. Se tumba. En silencio ora, asumiendo el dolor por la muerte de Cristo. Después ocupa su lugar a la izquierda de un altar vacío. Frente a él, Cantalamessa reivindica a Juan, el testigo directo, gracias al cual "nadie podrá nunca convencernos que esta solemne declaración no responda a la verdad histórica".
"Tenemos un testigo ocular, que se juega su honestidad personal", resalta el predicador, quien resalta cómo "Juan entendió el sentido de las últimas palabras de Jesús". Y entiende, añade, "que Dios se revela en lo contrario de lo que es. Revela su potencia en la debilidad, su sabiduría en la necedad, su riqueza en la pobreza". Excepto en la cruz, donde Dios revela su verdadera gracia: "Dios es amor, en la cruz manifiesta hasta dónde se abre esta capacidad infinita de autodonación de Dios".
Juan, que era joven, también es testigo de cara al próximo Sínodo sobre los jóvenes. "Tenemos todos los motivos para pensar que Juan se adhirió a Jesús cuando era muy joven. Fue un auténtico enamoramiento, un encuentro personal, existencial", explicó el predicador. "Este año nos esforzaremos por descubrir qué espera Cristo de los jóvenes, qué pueden dar a la Iglesia y a la sociedad, pero lo más importante es hacer conocer a los jóvenes lo que Jesús puede aportarles", añadió. "Hagamos que en todos los discursos sobre los jóvenes, y a los jóvenes, resuene la invitación del Santo Padre en Evangelii Gaudium: 'Invito a todos los cristianos, en cualquier lugar o situación, a renovar hoy mismo su encuentro personal con Jesucristo, o al menos a tomar la decisión de dejarse encontrar por él, de buscarlo, cada día, sin descanso'", pues "no hay motivo para que alguien pueda pensar que esta invitación no es para él".
"Encontrar personalmente a Cristo es posible hoy, porque él ha resucitado. Todo es posible. Nada cambiará realmente en la vida sin Él", clamó Cantalamessa, quien recordó que "tenemos que ir al encuentro de los hombres, especialmente de los pobres, de los últimos, del sufrimiento y la marginación". Ir hacia ellos, aclaró, "es el mejor modo de separarse del mundo, es separarse del principio mismo que rige el mundo: el egoísmo". Un egoísmo que viene del propio Satanás, explicó, y que a veces e manifiesta en una opinión pública que provoca que "actuar, pensar, o decir algo en contra es considerado algo absurdo, una injusticia o un delito". Es la "adaptación al espíritu de los tiempos, el conformismo". Frente a ello, el predicador recordó unos versos de T. S. Elliot: "En un mundo de fugitivos, la persona que toma la dirección opuesta parecerá un desertor". Y, tomándolos como base, apuntó: "Queridos jóvenes: sed de los que toman la dirección opuesta, tened la valentía de ir contra corriente". Porque "la dirección opuesta no es un lugar, es una persona. Es Jesús, nuestro amigo y redentor".
"En la cruz -añadió Cantalamessa- , Jesús se mostró cómo ágape, que no está reñido con el eros, con la alegría de ser amado. Dios nos desea, es el esposo enamorado y celoso". "También el suyo es un amor erótico, en el sentido noble de este término. Es lo que explicó Benedicto XVI en Deus Caritas Est".
"Jesús, en la cruz, no sólo nos ha dado el ejemplo del amor en donación: nos ha merecido la gracia de poderlo ejercitar", culminó. "El agua y la sangre que brotaron de su costado llegan a nosotros hoy en los sacramentos de la Iglesia, en la palabra. Aunque solo mirando con fe al crucificado".
LAS PALABRAS DE FRANCISCO A SCALFARI RESUCITAN UN DEBATE ABORDADO POR LOS ÚLTIMOS PAPAS ¿Existe o no existe el Infierno?
Juan Pablo II dijo que "no es un lugar", mientras que Benedicto XVI aseguró que existe, "y no está vacío"
Jesús Bastante, 30 de marzo de 2018 a las 12:06
El Jardín de las DeliciasEl Bosco
Durante siglos se pensó que resucitaríamos con el cuerpo con el que muriéramos, o que lo haríamos a la misma edad de Cristo, los 33 años; también se decía que los niños sin bautizar iban al Limbo
(Jesús Bastante).- "No existe un infierno existe la desaparición de las almas pecadoras". Estas declaraciones, atribuidas al Papa Francisco por parte de Eugenio Scalfari, han vuelto a desatar la polémica, un tanto absurda, sobre si el Infierno es un lugar físico o un estado del alma. Más allá de las puntualizaciones del Vaticano (el texto del fundador de 'Repubblica' es una "reconstrucción" de la conversaciónmantenida este martes), lo cierto es que el debate sobre los 'novísimos' (cielo, infierno, purgatorio...) han perseguido a los últimos pontífices.
"No son castigadas (las almas malas). Las que se arrepienten obtienen el perdón de Dios y van a las filas de las almas que lo contemplan, pero las que no se arrepienten y por lo tanto no pueden ser perdonadas, desaparecen. No existe un infierno, existe la desaparición de las almas pecadoras".
Esta es la expresión de Scalfari atribuye a Bergoglio, y que ha desatado los 'demonios' de los sectores ultraconservadores de la Iglesia católica, que poco menos han interpretado (porque de interpretaciones se trata todo) que el Papa negaba los conceptos de bien y de mal.
Sin embargo, suponiendo que las palabras del Papa fueran ciertas, lo único que puede desprenderse de ellas es una doctrina milenaria, que defiende la libertad del ser humano, incluso para no querer ser salvado. La condena eterna, que no es otra que no estar junto a Dios, va más allá de un lugar físico: durante siglos se pensó que resucitaríamos con el cuerpo con el que muriéramos, o que lo haríamos a la misma edad de Cristo, los 33 años; también se decía que los niños sin bautizar iban al Limbo, o que los hombres y mujers nacidos antes de Cristo no podrían ir al Cielo, pues no eran cristianos -no podían serlo-. Y eso Francisco lo deja claro afirmando (siempre según Scalfari) que hay almas que no se arrepienten y que, por tanto, no pueden ser perdonadas.
¿Qué dijeron sus antecesores? El mismísimo san Juan Pablo II modificó en 1999 el concepto tradicional de lo que el mundo católico entendía por 'Infierno'. Así, para el pontífice polaco "el cielo no es un lugar físico entre las nubes", mientras que "el infierno tampoco es un lugar", sino una situación que viven las personas que se apartan de Dios. Algo, por otro lado, muy similar a las palabras atribuidas a Bergoglio.
Por su parte, Benedicto XVI aseguró que el infierno existe y no está vacío. "El infierno, del que se habla poco en este tiempo, existe y es eterno", dijo en abril de 2007, aunque coincidió que este tipo de cuestiones son más situaciones del alma que lugares físicos asimilables para el cuerpo humano.
Con todo, el Vaticano ha tardado pocas horas en desmentir esta información. Aseguran que el encuentro entre Francisco y el periodista fue una reunión privada con motivo de la Pascua y no una entrevista. "Lo que informa el autor en el artículo es el resultado de su reconstrucción, en la que no se citan las palabras textuales pronunciadas por el Papa. Por lo tanto, ninguna cita del artículo debe considerarse una transcripción fiel de las palabras del Santo Padre", detalla la Salta Stampa en un comunicado.
No es la primera vez que se cuestionan las citas que añade Scalfari en sus textos. Es un veterano periodista de 93 años que no tiene reparos en admitir que nunca graba sus entrevistas y a veces ni toma notas. Confía en su memoria para después narrar sus encuentros. Pese a las polémicas, el Pontífice sigue aceptándole entrevistas pues, como ha señalado en más de una ocasión, prefiere pedir perdón a pedir permiso.