“El Esposo está con ellos”
- 19 Enero 2015
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Gizelle
Glyzelle Palomar, la niña filipina que inspiró el discurso al Papa
¿Por qué Dios permite estas cosas?
"¿Por qué tan poca gente nos viene a ayudar?", dijo la pequeña y se echó a llorar
las lágrimas de Glyzelle fueron de inspiración al pontífice, que dejó de lado el discurso que tenía preparado
Se llama Glyzelle Palomar, es filipina y tiene 12 años, fue una niña de la calle y sus lágrimas y preguntas al Papa Francisco inspiraron el discurso que el pontífice improvisó durante el encuentro con los jóvenes en la universidad de Santo Tomas de Manila.
Glyzelle se presentó ante el papa acompañada de Jun Chura, otro ex niño de la calle de 14 años, quien leyó un conmovedor testimonio sobre la vida de los pequeños filipinos abandonados y que afrontan abusos, drogas y prostitución.
Ambos fueron salvados de la calle por la asociación Tulay Kabataan, la ONG que gestionaba la casa de acogida que visitó el papa el pasado jueves por sorpresa.
Después tocó el turno a Glyzelle de hacer las preguntas al papa y mientras leía se echó a llorar.
"Hay muchos niños abandonados por sus propios padres, muchos víctimas de muchas cosas terribles como las drogas o las prostitución. ¿Por qué Dios permite estas cosas, aunque no es culpa de los niños? y ¿Por qué tan poca gente nos viene a ayudar?", preguntó la niña entre lágrimas.
Los dos niños se acercaron después a dar al pontífice un libro con fotografías y una pulsera de su asociación y entonces Francisco la acarició para consolarla y la niña se fundió con él en un fuerte abrazo.
El testimonio de los dos niños y las lágrimas de Glyzelle fueron de inspiración al pontífice, que dejó de lado el discurso que tenía preparado y pidió permiso para improvisar en español.
"Ella hoy ha hecho la única pregunta que no tiene respuesta y no le alcanzaron las palabras y tuvo que decirlas con lágrimas", dijo.
"Cuando nos hagan la pregunta de por qué sufren los niños (...) que nuestra respuesta sea o el silencio o las palabras que nacen de las lágrimas", les dijo.
E instó a los cerca 30.000 fieles que se reunieron en el campus de la universidad a "no tener miedo de llorar".
'Al mundo de hoy le falta llorar'
Y después dirigiéndose a los chicos y chicas presentes les dijo: "Al mundo de hoy le falta llorar, lloran los marginados, lloran los que son dejados de lado, lloran los despreciados, pero aquellos que llevamos una vida más o menos sin necesidades no sabemos llorar".
"Solo ciertas realidades de la vida se ven con los ojos limpiados por las lágrimas", afirmó.
Francisco criticó la existencia de una "compasión mundana", que consiste sólo en "meternos la mano en el bolsillo para dar una moneda".
"Si Cristo hubiera tenido esta compasión, habría curado a tres o cuatro y luego se habría vuelto al padre, pero Cristo lloró y fue capaz de llorar y entendió nuestros dramas", dijo.
Luego exhortó a los jóvenes a preguntarse si aprendieron a llorar cuando ven "un niño con hambre, un niño abusado, un niño drogado, un niño usado por una sociedad como esclavo".
"Aprended a llorar", les exhortó, y aseguró que quien no aprende a llorar no es un buen cristiano. Y prosiguió: "Sean valientes no tengan miedo a llorar".
El Papa finalizó su discurso pidiendo perdón por no haber leído el discurso, pero se justificó: "La realidad que me plantearon fue superior a lo que había preparado", explicó Francisco conmovido por los tres testimonios que le presentaron tres jóvenes filipinos, dos niños de la calle, un superviviente del tifón 'Haiyán' y el inventor de una sencilla lámpara solar para dar luz a donde no llega la electricidad y sobre todo tras las catástrofes naturales. El Vaticano sostiene que, en este tipo de situaciones, el texto del discurso preparado previamente (aunque no se llegara a leer) es oficial. En él, el Pontífice advertía de que todo aquel que contribuya a destruir la naturaleza está "traicionando" la llamada de Dios para estar al servicio de la creación, informa Europa Press.
En este escrito, el Papa aborda la cuestión del cambio climático por segunda vez durante su visita de ocho días por Asia, en los que ha visitado Sri Lanka y Filipinas. Las víctimas del tifón 'Haiyán', que dejó más de 6.300 muertos, han sido también protagonistas de la mayor parte de sus discursos. (RD/Agencias)
Asistentes a la misa del papa en Manila
Entre 6 y 7 millones asistieron a la misa del Papa en Manila
Francisco supera el récord de Juan Pablo II
El evento más numeroso de la historia de los viajes de los Papas de Roma
Redacción, 18 de enero de 2015 a las 17:12
"De dónde esta gente saca las energía, son felices y entusiasmas", se preguntaba el pontífice
Entre 6 y 7 millones de personas acudieron hoy a la misa que el papa Francisco celebró en el parque Rizal de Manila, según los datos proporcionados por las autoridades gubernamentales de Filipinas al Vaticano.
Así informó el portavoz vaticano, Federico Lombardi, quien explicó que si estos datos son correctos, la ceremonia de hoy en Manila se puede considerar que ha sido el evento más numeroso de la historia de los viajes de los papas.
Lombardi participó en una rueda de prensa conjunta con el arzobispo de Manila, el cardenal Luis Antonio Tagle, quien confesó que el pontífice le preguntó incrédulo durante toda la jornada cuánta gente había.
Tagle también explicó que el papa quedó sorprendido de la energía de estas personas tras pasar la noche y toda la mañana en el parque Rizal para asistir a la misa, sobre todo después de la incesante lluvia que cayó durante todo el día.
"De dónde esta gente saca las energía, son felices y entusiasmas", se preguntaba el pontífice, contó Tagle.
"Tenemos seis millones" de personas, anunció el presidente de la Autoridad de Desarrollo de Manila, Francis Tolentino. De esta forma, la participación superó el último récord, registrado también en Filipinas en 1995 para una misa del papa Juan Pablo II, a la que acudieron cinco millones.
Poco antes de la ceremonia, tanto el parque como las calles aledañas estaban repletas depersonas ataviadas con chubasqueros, amarillos, del mismo color que el que también se puso el Papa Francisco durante algunos momentos de este viaje para protegerse de la lluvia.
El recinto, conocido popularmente como "Luneta", también contó con la presencia de 25.000 policías, desplegados en la zona para registrar a los asistentes y tratar de evitar avalanchas, uno de los grandes temores que tenían las autoridades de Manila ante la ceremonia.
Un coro de mil miembros y una orquesta de 120 músicos amenizaron la ceremonia, que se extendió durante dos horas, en las que se utilizaron varios idiomas regionales de Filipinas con el objetivo de reflejar la diversidad de la cultura del país.
El fervor de los católicos filipinos lo tuvo presente el Papa en su homilía cuando recordó que es el principal país católico de Asia y dijo, "esto es un don especial, una bendición, pero también una vocación".
Con este acto terminó la visita del papa a Filipinas, que comenzó el pasado 15 de enero tras dos días en Sri Lanka.
El papa no tiene más actos previstos para hoy y mañana saldrá con destino a Roma a las 9:00 hora local (1.00 GMT).
Para la llegada de Francisco, las autoridades filipinas han puesto en marcha un enorme dispositivo de seguridad, con cerca de 40.000 soldados y policías desplegados en la zona. "Nos enfrentamos a un mar de fe", dijo Leonardo Espina, el jefe de la policía.
La visita del pontífice se ha visto afectada por el mal tiempo y el sábado tuvo que acortar su visita a la isla de Leyte, donde iba a reunirse con los supervivientes del tifón Haiyan, que en 2013 dejó más 7.350 muertos. "Os pido perdón", dijo el Papa, anunciando que debía marcharse rápidamente. "Me pone triste, de verdad", repitió antes de volver al aeropuerto. (RD/Agencias)
Ver lo que el Papa Francisco ve
"La realidad supera las ideas"
Iglesia filipina formada en su mayor parte por el pueblo sencillo, pobre y humilde
Francisco, en la Universidad Santo Tomás
Ha querido llevar a esta Iglesia el amor y la compasión de Dios
(Raquel Sánchez, Manila).- Llegó por fin el domingo, el gran día tan esperado, salimos de casa sobre la una de la mañana y a un kilometro más o menos de la universidad, el coche no pudo seguir porque la policía había cortado la calle, así que continuamos caminando. No éramos los únicos a esa hora de la noche, y otros grupos de gente se dirigirían también al mismo lugar.
Cuando llegamos a las puertas de la universidad éstas estaban todavía cerradaspor lo que tuvimos que esperar, pero fue bueno que llegásemos temprano porque la gente iba llegando, y la calle se iba llenando hasta formar una multitud.
Aunque nosotros estábamos en la puerta que había sido designada para los voluntarios, otra gente estaba también ahí esperando, algunos desde hacía varias horas. A las 3 pudimos entrar y nos colocamos en nuestros respectivos lugares.
Desayunamos y rezamos juntos laudes.
A las 4 abrieron las puertas para el público en general, y la gente fue entrando. La imagen que me vino a la cabeza fue la de un grifo que se abre y el agua va llenando la bañera o la pica de la cocina, poco a poco, pero sin interrupción, constantemente... A las 5 tuvimos la Eucaristía.
Cuando amaneció, a las 6 de la mañana, la calle del campus donde estábamos nosotros fue cerrada ya que daba a la puerta donde iba a entrar el Santo Padre. La emoción iba creciendo. Mientras antes algunos de nosotros habíamos estado sentados en el suelo dormitando, ahora estábamos todos de pie, bien atentos.
A la hora puntual llego el Santo Padre, quien tras ser recibido por las autoridades de la Universidad, se dirigió al arco de las centurias, monumento que en parte conserva las piedras de la entrada original de la universidad del siglo XVII, para firmar en el libro de huéspedes distinguidos.
De allí pasó a saludar a algunos líderes religiosos de toda Filipinas, entre los que se hallaban un escolar musulmán, un budista, un dignitario de la Iglesia Anglicana, y un dignitario de la Iglesia Ortodoxa. Una vez intercambiados unas pocas palabras con ellos se subió al papa movil y dio una vueltas por el campus, saludando a la gente que le respondía con gritos y ovaciones. "Papa Francisco, bienvenido" le gritaban en español.
Una vez en la tribuna deportiva dio lugar al acto en sí, en el que, después de la lectura del Evangelio, varios estudiantes y antiguos alumnos dieron un testimonio sobre la realidad del mundo de los jóvenes, sobre sus preocupaciones y sus sueños. El Papa se conmovió visiblemente por algunos de estos testimonios, y de hecho, en su reflexión y mensaje posterior, se apartó en muchas ocasiones del texto escrito y de manera espontanea, quiso dirigirse a esos jóvenes concretos que habían estado delante de él, para contestar a sus preguntas y animarlos en el camino de su fe porque como él mismo dijo, la realidad supera a las ideas.
El acto terminó con una oración de intercesión en diferentes dialectos locales, el rezo del ángelus y la bendición del Santo Padre. La lluvia que había hecho su aparición una hora antes, no deslució el evento. Los que habían acudido a la Universidad de Santo Tomas igual manifestaron su espíritu de fiesta y celebración, su alegría y gozo de poder encontrarse de cerca con el Papa Francisco. Al final de todo, los maestros de ceremonia se despidieron de la gente con un ¡nos vemos en Luneta!
Una de las cosas que nos dijeron en la orientación a los voluntarios me ha hecho reflexionar bastante estos días tan memorables de la visita del Santo Padre a Filipinas que está a punto de concluir: no debemos esforzarnos solamente por ver al Papa Francisco, sino que debemos también ver lo que el Papa Francisco ve. Y yo me pregunto ¿Qué es lo que el vicario de Cristo, el sucesor de apóstol Pedro ha visto en Filipinas en esta visita apostólica?
Y la respuesta es: la Iglesia. La Iglesia de Filipinas, cuerpo de Cristo, formada en su mayor parte por el pueblo sencillo, pobre y humilde. Y el Papa Francisco ha querido encontrase con esta Iglesia, ha querido acercarse a esta Iglesia, ha querido dar una palabra de consuelo y esperanza a esta Iglesia de rostros concretos de los pobres, de los enfermos, de los niños de la calle, de las víctimas de las calamidades naturales, de los jóvenes, de las familias, de la gente ordinaria, de las multitudes que se agolpaban a su paso....
Ha querido llevar a esta Iglesia el amor y la compasión de Dios, para que así, se haga ella misma agente y multiplicadora de ese amor y compasión para todo el mundo, como sacramento de salvación para todos.
Evangelio según San Marcos 2,18-22.
Un día en que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, fueron a decirle a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos?". Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden ayunar cuando el esposo está con ellos? Es natural que no ayunen, mientras tienen consigo al esposo.
Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido viejo y la rotura se hace más grande. Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres, y ya no servirán más ni el vino ni los odres. ¡A vino nuevo, odres nuevos!".
Beato Juan van Ruysbroeck (1293-1381), canónigo regular
Las joyas de las bodas espirituales, prólogo
“El Esposo está con ellos”
“Llega el Esposo, salid a su encuentro” (Mt 25,6)... Este esposo es Cristo y la esposa es la naturaleza humana, creada por Dios “a su imagen y semejanza”, (Gn 1,26) colocada por él, desde el principio en el lugar más digno, más bello, más rico y más fértil de la tierra, en el paraíso. Dios sometió todas las criaturas a la naturaleza humana, la colmó de gracias y le dio un mandamiento para que, guardándolo esté segura para siempre de la unión estable con su esposo, libre de todo sufrimiento, de toda pena y de toda falta.
Pero, he aquí que vino el maligno, el enemigo infernal que, lleno de envidia hacia la esposa, tomó forma de serpiente astuta y engañó a la mujer. Luego, los dos engañaron al hombre y así a toda la naturaleza humana. De este modo, el enemigo, por sus falsos consejos, sedujo a esta naturaleza humana, a la Esposa de Dios, que fue exiliada a una tierra extranjera, pobre y miserable, cautiva y oprimida...
Con todo, cuando Dios vio que el tiempo había llegado y cuando los sufrimientos de su esposa le llenaron de compasión, envió a su Hijo único.
19 de enero 2015 Lunes II Misa por la unidad de los cristianos Sonido 3, 16-20
Hoy empezamos la semana de oraciones por la unidad de los cristianos. La lectura de Sofonías comienza así: «No temas Sión, no dejes caer las manos, el Señor, tu Dios, lo tienes dentro, como Salvador poderoso» Tomar conciencia de que Dios está dentro de todos los cristianos es quizás una de las tareas más importantes para descubrir el valor de cada persona. ¿Qué haces para descubrir el amor de Dios y compartir tu experiencia con los que te rodean? Señor, acógenos y haz que sepamos vivir la alegría de tenerte como Pastor y Salvador.
San Ábaco
Santos Mario, Martha, Abachum y Audifax. Murieron en el año 270. Era una familia rica persa (esposo, esposa y dos hijos) que se convirtieron a la fe y distribuyeron sus posesiones a los pobres.
Decidieron visitar Roma para venerar las tumbas de los mártires aunque el emperador Claudio estaba persiguiendo cristianos. Claudio había ordenado a sus legiones que juntaran a los cristianos romanos en el anfiteatro en donde los mataron e incineraron.
La familia persa juntó las cenizas de los mártires y las enterraron juntas. Por este hecho, el gobernador Marciano los aprehendió y los torturó antes de matarlos. Los tres hombres fueron decapitados y Martha fue ahogada 13 millas fuera de Roma en un lugar llamado hoy Santa Ninfa.
Los cristianos honraron los cuerpos de estos mártires con respeto. Fueron enterrados en la Via Cornelia. Trece siglos después (en 1590) sus cuerpos fueron descubiertos y ahora son honrados en iglesias tan separadas unas de otras como Roma, Cremona y Alemania (Martirologio Romano).
En el arte, este grupo está representado generalmente como una familia noble persa visitando prisioneros. Algunas veces se representan enterrando cristianos en Roma o siendo ejecutados con una hacha.
Francisco, entre la multitud en Manila
Pasó por estos sotos con presura: balance final de la visita de Francisco a Filipinas
Los efectos del "ciclón Francisco"
¿Por qué somos prontos en recibir al Vicario de Cristo y tan lentos en acoger al mismo Jesucristo que vive entre nosotros?
Ser hijo de Dios consiste en querer levantarse siempre, tras las tormentas, los errores ajenos y propios, las hecatombes
(Macario Ofilada, Manila).- Hacía sol e incluso calor cuando subió al avión el ciclón Francisco antes de las 10 de la mañana para regresar a Roma. Confieso que esta escena me ha llenado de tristeza. Me alegraba mucho al ver al papa pasando por las calles de mi Manila natal, ya en deterioro.
Estos días estaba orgulloso de ella, pues me acogió cuando vi la luz primera al salir del vientre de mi madre y estos días ha acogido a nuestro hermano, nacido en Argentina, que ahora reside en Roma para confirmarnos en la fe. Pero todo tiene su remate. Al verlo subir al avión me acordé de la canción: Cuando un amigo se va. Y Francisco no es propiamente mi amigo, pues nunca lo he tratado, no como algunos filipinos privilegiados (que siempre son los privilegiados por tener enchufes) pero vino a Filipinas para renovarnos a todos sin distinciones en la amistad con Cristo.
Y los filipinos ya volvemos a la vida normal de atascos, de luchas, de tifones, de hambres, de paro, de intrigas, de sermones que no nos dicen nada, de devociones puramente externas... Yo creo que para oler a oveja el Cardenal Tagle volverá a su atuendo de todos los días: un clergyman de estilo indígena o adoptado al calor húmedo de estos pagos, sin alzacuellos pero con una cruz pectoral sencilla y su habitual sonrisa y sentido de humor un poco infantil.
Estos días, por protocolo, llevaba puesto una sotana con botones rojos, junto con su solideo y fajín de escarlata cardenalicia. Bueno,espero que nuestra vida después de esta visita no sea tan normal. Espero que la fe traída por vez primera a estas islas en 1521 sea más fortalecida y que la visita del ciclón Francisco derrumbe algunos de nuestras estructuras sociales injustas y pecaminosas.
Sería ingenuo o incluso estúpido pensar que Kiko con su visita las podría eliminar todas pero es bueno, es consolador, es profundamente cristiano pensar que a raíz de su visita fugaz podríamos comenzar de nuevo. Somos un país al que sobran los necios. Y los vemos todos los días en el gobierno, en las iglesias, en los lugares de trabajo. Nos hacen falta los verdaderos soñadores que con su inteligencia no dejan de soñar, no dejan de buscar consolaciones con su optimismo y determinación.
Las visitas anteriores de Pablo VI y Juan Pablo II, amén de eventos significativos protagonizados por nuestros pastores y líderes comenzando sobre todo con la revolución de febrero de 1986, eran llamadas a la conversión. Ciertamente los filipinos nos hemos esforzado mucho pero hemos caído incontables veces, y seguiremos cayendo porque es casi imposible desprendernos de lo que está profundamente arraigado en nuestro ser.
Es una especie de pecado social, con matices y alcances culturales, que obece a la norma captada por pensadores del Contrato Social: Homo Homini Lupus y que traducimos conforme a nuestro contexto con metáforas propiamente nuestras como el alimango o cangrejod de las rías y marismas (me refiero a la mentalidad envidiosa de los cangrejos quienes no dejan a sus compañeros escaparse del cesto de los vendedores de cangrejos o lo que los sociólogos denominan crab mentality). Dicha mentalidad, salpicada metafóricamente, es nada menos que o es esencialmente la envidia pero con un toque peculiarmente filipino: por envidia el filipino hará todo lo posible para impedir el progreso o la libertad del coetáneo o compañero en medio del espectáculo, hiprocresía, abuso del poder en una sociedad en que solo el lameculos y el teatrero pueden sobrevivir.
Sin embargo, no es éste el verdadero pecado. Todo esto supone una caída colectiva e individual que implica a todos los filipinos. Pero el pecado no consiste en caer, porque todos nos caemos por ser humanos, sino en no querer levantarse tras la caída. Nuestra despedida a Francisco debería ser una llamada a volver a levantarse tras haber caído muchas veces sin querer superar o quemar con etapas anteriores como la alusión que hizo nuestro presidente al régimen anterior y con quien la iglesia de aquellos tiempos, siguiendo una consigna que tenía su origen en Juan Pablo II y que se continuó en tiempos de Benedicto XVI, fue cómplice.
No es que la iglesia filipina haya perdido totalmente la voz profética entonces sino que era tiempo para limar los excesos de una estrategia pastoral populista y manipulador que también cometió errores encarnada por un prelado renombrado ya desaparecido y que ya tiene su descanso merecido. Para poder levantarse, es preciso hacer un balance, como lo que estoy haciendo ahora mismo con este ensayo. Pero mi ensayo es más bien un balance para un evento. Hemos de seguir haciendo balances para todos los eventos de nuestra vida.
En otras palabras, hemos de seguir. Pecar, como nos ha recordado el mismo papa, consiste en olvidar nuestra identidad, dignidad de ser hijos de Dios. Ser hijo de Dios consiste en querer levantarse siempre, tras las tormentas, los errores ajenos y propios, las hecatombes. Ser hijo de Dios quiere decir querer seguir, seguir levantándose, seguir recapacitando, seguir intentando de nuevo.
El no querer levantarse significa dejarse engañar por el diablo quien, nos ha recordado el papa Francisco, es el padre de las mentiras.
Las mentiras siempre están ahí. Y toman muchas formas. Es un monstruo multicéfalo, real y no mítico, con rostros que tienen rasgos propiamente filipinos. Como pueblo, tenemos nuestros defectos y Francisco ha señalado algunos: la corrupción (Malacañan), el materialismo (Catedral de Manila), dejar de soñar (Mall of Asia) , ser incapaces de llorar y solidarizarnos (Universidad de Santo Tomás), dejar de proteger a los más pequeños (Luneta), etc. Todos los sabemos de sobra. Lo bueno es comenzar de nuevo, recapacitar. Francisco ya ha regresado a Roma pero nunca ha dejado el corazón de los filipinos.
Y si queremos que se quede que volvamos a rumiar su magisterio, que es interpretación autorizado de el de Jesucristo, sobre todo los que ha sembrado en nuestra tierra durante su paso breve que me recuerda algunos versos inmortales de Juan de la Cruz: <> (Cántico Espiritual 5).
El místico castellano se refería a Cristo pero por estos sotos filipinos, devastados por tormentas y otras calamidades, pasó su Vicario quien nos trajo el mismo mensaje evagélico con claves de comprensión actuales que reconocen la superioridad de la realidad a la idea, que es preciso ser ìntegros haciendo que el pensar, sentir y obrar sean armoniosos, que es necesario, ante todo, amar y dejarse amar, pues Dios nos amó primero. De ahí, como Cristo, Francisco en la Luneta nos manda a los filipinos a ser misioneros de la luz por ser el país católico más significativo en Asia.
Francisco vino para todos. Yo creo que vino sobre todo para los que por razones de trabajo, enfermedad, distancia, falta de medios no pudieron acudir a ningún acto. Estos tal vez solo pudieron seguir sus pasos por nuestros sotos por los medios de comunicación. En nombre de estos rostros anónimos y alejados, acudieron por lo menos seis millones sobre todo a la misa final en la Luneta.
Dicen los comentaristas que el Efecto Francisco, que ha superado el de Juan Pablo II, se debe al poder de la media social. Esto es cierto en gran parte. Pero no hemos de olvidar el poder del Espíritu Santo porque los medios son instrumentos del Espíritu quien sopla por dentro, quien con su fuego de amor desató un ciclón espiritual que promete sol y luz en medio de las tempestades. Y éstas vendrán. Francisco no tiene el poder de cambiar nuestra condición climatológica aunque tiene poder de llamarnos a convertirnos espiritualmente como recuerda Lucas 22,32:
Lo que importa de verdad es saber responder a ellas a la luz de una fe renovada. Y es ésteel verdadero Efecto Francisco que es en realidad Efecto Jesucristo. Francisco mismo ha vivido o está viviendo un mensaje de constante conversión y nos ha dicho que debemos dejarnos ayudar, evangelizar o en efecto convertir por los pobres que nos pueden dar una sabiduría fuera de lo común.
No cabe duda de que la visita de Francisco es un hito histórico muy significativo para Filipinas. Para la generación de mis abuelos y mi madre, el momento más significativo de tipo religioso que hemos vivido como pueblo era el Congreso Internacional Eucarístico de 1937 celebrado en Manila. En la Luneta, lugar donde se declaró nuestra independencia de los USA en 1946 y en donde los presidentes nuevos juran sus cargos, tuvieron lugares las celebraciones eucarísticas dentro del marco de dicho congreso, las primeras misas multitudinarias de nuestra historia católica. No vino un papa.
Vino un legado papal, el Cardenal Denis Doherty de Philadelphia, que había sido obispo en estas islas. La gente acudió a la Luneta para el evento final, no sólo para la bendición eucarística final sino para escuchar la transimisión desde Roma del discurso de un Pio XI ya enfermo que quería estar presente de algún modo. Este evento fue superado por las visitas y misas de Pablo VI, Juan Pablo II y ahora Francisco. Y éste último con sus 6 ó 7 milliones.
La visita de Francisco tuvo algunos momentos significativos o inolvidables: los niños de la calle que se dirigieron a Francisco en el campus de la universidad llevaban maquillaje(estaban demasiado maquillados lo cual demuestra nuestro amor por el simulacro y las apariencias externas), la salida prematura del ciclón Francisco de Tacloban a causa del Tifón Amang por lo que el papa pidió perdón, la fraternidad, a estilo filipino, en la misa final en donde los fieles se repartían las formas consagradas porque los curas no los alcanzaban debido a las barreras, la chica ciega que pronunció la Primera Lectura en la misma misa ayudada por un texto en el sistema de Braille, la misa en Tacloban con el papa llevando un chubasquero amarillo encima de su casulla y para la consagración de la hostia elevó un ciborio para proteger la forma, el beso incontable a los niños, el cariño papalino a los asistentes a los actos todo con espontaneidad, la muerte de la joven voluntaria Kristel Padasa y el recibimiento brindado por el papa al padre de ésta en la Nunciatura de Manila...La lista es interminable.
Muchos tendrán sus recuerdos especiales de este momento signficativo en nuestra historia religiosa y social. Sin duda, en estos momentos es el evento más significativo de nuestro caminar como nación católica en Asia. Como pueblo nos queda muchísimo por recorrer. Distamos mucho de ser una nación madura en el sentido político, social, ético y cultural. Y ciertamente volveremos a caer. Y espero que nos volveremos a levantar con más valentía, con más determinación o como dijera Teresa de Jesús: con determinada determinación.
En mi opinión, hay algo más importante en el sentido religioso que la visita ya terminada de Francisco a estas islas. Me refiero a la vida cotidiana, en medio de atascos, azotados por las tempestades, muertas física o sociológicamente en luchas fratricidas. Por eso, del llamado Efecto Francisco desde el punto de vista sociológico me quedaría desde el prisma teológico y espiritual con la esencia de su mensaje que es nada menos, como ya queda dicho, una lectura actualizada o con claves actuales del mismo mensaje de Jesucristo que llegó por vez primera a nuestra tierra adorada, <> como rezara la letra del Himno Nacional Filipino, en 1521.
De Francisco me quedo con su magisterio, tan brillantemente expuesto estos días de convivencia con él. Solo de esta manera, Francisco, y con él Pablo VI y Juan Pablo II, se queda para siempre con nosotros. Solo de esta manera, Jesucristo permanece entre nosotros, sobre todo en su iglesia que sea su sacramento. Y se queda con nosotros en el sentido físico.
Pero ya sin la presencia física del Vicario de Cristo en nuestra tierra sino con la presencia física y desconcertante del mismo Jesucristo, de quien Francisco es vicario, en los niños de la calle, en los que lloran a sus muertos, en los pobres, en los enfermos, en los trabajadores, en los artistas, científicos, intelectuales, en los buenos políticos (sí los hay), en los buenos pastores y religiosos (sí los hay), en los que no disponen de medios, en los que se sienten solos y desamparados, en los damnificados por tifones y terremotos o incendios y robos.
¿Por qué somos prontos en recibir como a una superestrella de Rock al Vicario de Cristo y tan lentos en acoger al mismo Jesucristo que vive entre nosotros en Tacloban, en las calles sucias y corruptas de Manila, en los centros de acogida, en nuestros vecindarios? Lo que necesitamos es una experiencia parecida a la de los discípulos en Emaús. Que veamos a Cristo que sigue con nosotros entre los más pequeños y marginados dado que Francisco ha querido e intentado descubrir a Cristo en su presencia desconcertante ante nuestros propios ojos en su paso fugaz por nuestros sotos.
Misa del Papa en el Rizal de Manila
Francisco conquista Asia tras un agotador y emocionante viaje a Sri Lanka y Filipinas
"Lolo Kiko" regresa a Roma
"A mis amigos de Sri Lanka y Filipinas: Que Dios los bendiga a todos. Por favor, recen por mí"
Jesús Bastante, 19 de enero de 2015 a las 08:31
Sus encuentros con las víctimas de Tacloban, su "teología de las lágrimas", y la mayor misa de la historia, principales hitos
El papa Francisco partió hoy de Filipinascon rumbo a Roma tras una visita de 5 días al país que culminó ayer con una misa en Manila a la que asistieron entre 6 y 7 millones de personas, calificado como el mayor evento papal de la historia. "A mis amigos de Sri Lanka y Filipinas: Que Dios los bendiga a todos. Por favor, recen por mí", reza el tweet del Pontífice, emitido nada más salir del aeropuerto.
El pontífice fue hoy de nuevo arropado por cientos de miles de filipinos, que se echaron a la calle para acompañarle en el camino desde la nunciatura del Vaticano en Manila, donde se alojó, hasta la base aérea de Villamor.
También acudieron a despedir al papa Francisco el presidente de Filipinas, Benigno Aquino , y el arzobispo de Manila, Luis Antonio Tagle, junto con varios oficiales del Gobierno.
Antes de partir, numerosos niños, que han sido los grandes protagonistas de la visita papal, volvieron a dar el toque festivo al evento y le dedicaron un enérgico baile al máximo representante de la Iglesia Católica.
Finalmente, el avión papal, en el que viajan además 77 periodistas internacionales que han seguido la visita del papa, despegó de la base aérea a las 10.12 hora local (02.12 GMT). El vuelo se prevé agotador, con una duración de 14 horas y 40 minutos. El Papa no llegará a Ciampino hasta las 17,40 horas, y sobrevolará once naciones.
Durante la visita a Filipinas, el papa se entrevistó con Aquino, se reunió con las familias más desfavorecidas para escuchar de primera mano las dificultades a las que se enfrentan diariamente, y acudió por sorpresa a visitar la fundación ANAK-Tnk, que acoge aniños de la calle.
También fue testigo directo de los desastres naturales que sufre Filipinas al tener queacortar su visita a la ciudad de Tacloban, arrasada por el tifón Haiyan en noviembre de 2013, debido a la tormenta tropical Mekkhala.
Ayer, en su última jornada en Filipinas, el papa se reunió con jóvenes en la Universidad de Santo Tomás , a los que instó a "no tener miedo a llorar" y ofició una homilía en el centro de Manila, al que según las autoridades del país asistieron entre 6 y 7 millones de personas.
La visita del papa a Filipinas, el país asiático con mayor número de católicos, comenzó el 15 de enero tras dos días en Sri Lanka , en su segundo viaje a Asia tras la visita a Corea del Sur el pasado mes de agosto.
El papa, al que los filipinos han apodado de forma cariñosa "Lolo Kiko" (Abuelo Kiko), llegó el jueves al país con mayor número de católicos de Asia, donde fue recibido por multitud de ciudadanos.
Papa Francisco @Pontifex_es
A mis amigos de Sri Lanka y Filipinas: Que Dios los bendiga a todos. Por favor, recen por mí.