Como Dios nos perdona, así también nosotros debemos perdonar a quien nos hace mal
- 09 Marzo 2021
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Memoria Litúrgica, 9 de marzo
Esposa, madre, viuda y apóstol seglar
Martirologio Romano: Santa Francisca, religiosa, que, casada aún adolescente, vivió cuarenta años en matrimonio y fue excelente esposa y madre de familia, admirable por su piedad, humildad y paciencia. En tiempos calamitosos distribuyó sus bienes entre los pobres, asistió a los atribulados y, al quedar viuda, se retiró a vivir entre las oblatas que ella había reunido bajo la Regla de san Benito, en Roma. († 1440)
Fecha de canonización: 29 de mayo de 1608 siendo Papa Pablo V
Francisca Bussa de Buxis de Leoni nació en Roma en el año 1384. Era de una familia noble y rica y, aunque aspiraba a la vida monástica, tuvo que aceptar, como era la costumbre, la elección que por ella habían hecho sus padres.
Rara vez un matrimonio así combinado tiene éxito; pero el de Francisca lo tuvo. La joven esposa, sólo tenía trece años, se fue a vivir a casa del marido, Lorenzo de Ponziani, también rico y noble como ella. Con sencillez aceptó los grandes dones de la vida, el amor del esposo, sus títulos de nobleza, sus riquezas, los tres hijos que tuvo a quienes amó tiernamente y dedicó todos sus cuidados; y con la misma sencillez y firmeza aceptó quedar privada de ellos. El primer gran dolor fue la muerte de un hijo, poco después murió el otro, renovando así la herida de su corazón que todavía sangraba. En ese tiempo Roma sufría los ataques del cisma de Occidente por la presencia de los antipapas. A uno de los pontífices, Alejandro V, le hizo la guerra el rey de Nápoles, Ladislao, que invadió Roma dos veces. La guerra tocó de cerca también a Francisca pues hirieron al marido y, al único hijo que le quedaba, se lo llevaron como rehén.
Todas estas desgracias no lograron doblegar su ánimo apoyado por la presencia misteriosa pero eficaz de su Ángel guardián.
Su palacio parecía meta obligada para todos los más necesitados. Fue generosa con todos y distribuía sus bienes para aliviar las tribulaciones de los demás, sin dejar nada para sí. Para poder ampliar su radio de acción caritativa, fundó en 1425 la congregación de las Oblatas Olivetanas de santa María la Nueva, llamadas también Oblatas de Tor de Specchi. A los tres años de la muerte del marido, emitió los votos en la congregación que ella misma había fundado, y tomó el nombre de Romana. Murió el 9 de marzo de 1440. Sus restos mortales fueron expuestos durante tres días en la iglesia de santa María la Nueva, que después llevaría su nombre. Tan unánime fue el tributo de devoción que le rindieron los romanos que, según una crónica del tiempo, se habla de que toda la ciudad de Roma acudió a rendirle el extremo saludo. Fue canonizada en 1608.
El corazón perdonado que perdona
Santo Evangelio según san Mateo 18, 21-35. Martes III de Cuaresma
Por: Rubén Tornero, LC | Fuente: www.somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, vengo a ti en este día. Quiero ser consciente de tu grandeza, de tu poder y de tu amor. Creo en ti, Señor. Sólo Tú conoces las luchas, las victorias y las derrotas que tengo cada día. Te necesito Jesús. Soy débil y pequeño. Te necesito para no desfallecer, para encontrar lo que mi corazón a cada segundo anhela: un amor que nunca termine, un amor que nunca falle, un amor eterno… un amor que sea el tuyo, Jesús.
Regálame la gracia de que en este momento de oración pueda experimentar un poco más tu amor por mí.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 18, 21-35
En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?”. Jesús le contestó: “No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete”.
Entonces Jesús les dijo: “El Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores. El primero que le presentaron le debía muchos millones. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar la deuda. El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba, diciendo: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. El rey tuvo lástima de aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda.
Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero. Entonces lo agarró por el cuello y casi lo estrangulaba, mientras le decía: ‘Págame lo que me debes’. El compañero se le arrodilló y le rogaba: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’. Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda.
Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contar al rey lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: ‘Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?’ Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía.
Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Jesús, al mirar la actitud del siervo duro, me siento indignado. ¿Cómo puede ser posible que justo después de haber sido perdonado este siervo haya sido capaz de una acción tan vil?, ¿qué clase de bellaco era? Y sin embargo, Jesús, aquí, donde podemos hablar de Corazón a corazón, sin necesidad de frases hechas, sin tapujos, tengo que reconocer que yo he sido peor que ese siervo inmisericorde.
Él estaba reclamando lo que legítimamente era suyo. Lo había ganado con el sudor de su frente. Es cierto que estrangular a su compañero no era el mejor método para reclamar lo que le correspondía, pero de ningún modo cometía una fechoría al pedir lo que había prestado… ¿y yo? ¡Ay Jesús! yo muchas veces he reclamado lo que no era mío: mis cualidades, mi tiempo, mis triunfos… no me he dado cuenta que todo esto lo he recibido de ti y que nada de esto me pertenece. Además, he reclamado, no a un simple compañero, sino a mi hermano, pues todos somos tus hijos, Jesús, aunque yo no siempre trate a los otros como mis hermanos.
El siervo ahorcaba a su compañero. Yo, con mis malos pensamientos y comentarios contra los demás, he matado su buena fama…
Al siervo le perdonaste la deuda… a mí, no sólo me perdonas mis faltas, sino que, además, me regalas tu gracia, tu presencia constante en mi corazón y en la Eucaristía, ¿qué más puedo pedir?
Jesús, perdóname por todas las veces que he sido un infame. Te suplico que me des la gracia de enmendarme. Soy débil y te necesito. Regálame la gracia de que en esta cuaresma pueda hacer la experiencia profunda y personal de tu perdón y tu misericordia, de modo que yo mismo pueda ser para mis hermanos un mensajero de tu amor y de tu misericordia.
«Hemos escuchado la parábola con la que Jesús nos enseña a perdonar (cf. Mt 18,21-35). ¿Por qué debemos perdonar a una persona que nos ha hecho mal? Porque nosotros somos los primeros que hemos sido perdonados, e infinitamente más. No hay ninguno entre nosotros, que no ha sido perdonado. Piense cada uno… pensemos en silencio las cosas malas que hemos hecho y como el Señor nos ha perdonado. La parábola nos dice justamente esto: como Dios nos perdona, así también nosotros debemos perdonar a quien nos hace mal. Es la caricia del perdón. El corazón que perdona. El corazón que perdona acaricia. Tal lejos de aquel gesto: «me lo pagaras». El perdón es otra cosa». (Homilía de S.S. Francisco, 4 de agosto de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a perdonar y ser paciente con quien tengo a mi lado.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Sobre las ofensas
No es gravosa la corrección que se hace desde el amor
Hay ofensas que surgen entre sonrisas, o acompañadas con miradas de rabia, o desde un tono misterioso de ironía, o por sorpresa de quien menos lo esperábamos.
La reacción ante las mismas varía mucho. A veces duelen porque llegan en un mal momento. Otras veces por venir de quien pensábamos era un amigo. Otras, porque tocan un punto delicado de nuestro pasado.
Por ejemplo, para quien lucha contra su dependencia de la cerveza, recibir de un familiar una ironía amarga sobre el tema puede causar un dolor profundo, sobre todo cuando sufre tremendamente a causa de su situación.
Otras veces, las ofensas no hacen tanta mella. Como explicaba san Doroteo de Gaza, una palabra agresiva de alguien que no resulta importante para uno suele no causar graves daños.
Lo importante, cuando llega una ofensa, revestida de broma, de insulto, de antipatía o de golpe bajo, es reconocer que uno no es menos porque le insulten, como tampoco es más porque le alaben, como recordaba Tomás de Kempis.
Somos lo que somos ante Dios, añadía ese escritor. Y ante Dios tenemos, ciertamente, muchas cosas que mejorar. Pero si nos las pide y nos las recuerda es porque nos ama.
Por eso, cuando nos dejamos corregir por Dios, que indica cuáles son nuestras faltas, sentimos una inmensa alegría: vale la pena que Él mismo señale nuestros defectos y nos lleve a la conversión.
Como enseña la Carta a los Hebreos: "Pues a quien ama el Señor, le corrige; y azota a todos los hijos que acoge. Sufrís para corrección vuestra. Como a hijos os trata Dios, y ¿qué hijo hay a quien su padre no corrige?" (Hb 12,6 7)
No ofende quien llama la atención con cariño. No será gravosa la corrección que nace desde el amor. No hay lágrimas amargas cuando alguien nos ayuda a mejorar nuestras vidas con la ternura de un afecto sincero.
Las otras ofensas, las que llegan de corazones que parecen disfrutar con nuestro dolor, las dejaremos a un lado. Hay miles de cosas importantes en las que invertir nuestro corazón y nuestro tiempo.
Bastará con algo de paciencia, un perdón sincero, y la confianza en Dios, para que pronto superemos el daño que ciertas ofensas puedan habernos hecho. Y lo ocurrido puede ser un motivo para cuidar mejor nuestras palabras sobre otros para no ofenderles y para animarlos en el camino hacia el amor.
El Papa: "Caridad, amor y fraternidad son el camino"
En el coloquio con los periodistas en el vuelo hacia Roma.
La caridad, el amor y la fraternidad son el camino a seguir. Lo dijo el Papa conversando con los periodistas en el vuelo que desde Bagdad lo traía de regreso a Roma, tras el histórico viaje de cuatro días a Iraq. Francisco relató sus impresiones sobre su encuentro con Al Sistani, la conmoción frente a las iglesias destruidas de Mosul y relató que ha prometido al Patriarca Bechara Rai hacer un viaje al Líbano. Al inicio del encuentro a alta altitud, el Pontífice saludó a monseñor Dieunonné Datonou, nuevo coordinador de los viajes papales, al quien calificó "el nuevo comisario". A continuación, se dirigió a los periodistas de la siguiente manera: "En primer lugar, gracias por su trabajo, por su compañía y por su cansancio. Hoy es el Día de la Mujer, ¡felicidades a las mujeres! En el encuentro con la esposa del Presidente de Iraq hablaban de por qué no hay un día del hombre. Yo dije: ¡por qué los hombres siempre estamos de fiesta! La esposa del Presidente me habló de las mujeres, dijo cosas muy hermosas hoy, aquella fortaleza que tienen las mujeres para llevar adelante la vida, la historia, la familia, tantas cosas. Y tercero: ayer fue el cumpleaños de la periodista de la Cope: los mejores deseos y hay que celebrarlo, luego veremos cómo, aquí podemos".
Santidad, hace dos años en Abu Dhabi tuvo lugar un encuentro con el Imam Al Tayyeb de Al Azhar y la firma de la Declaración sobre la fraternidad. Hace tres días usted se reunió con Al Sistani: ¿es posible pensar en algo similar también con la parte chiíta del Islam? Y una segunda pregunta sobre el Líbano: San Juan Pablo II decía que más que un país es un mensaje. Hoy, lamentablemente, como libanés, le digo que este mensaje está desapareciendo.
¿Es inminente una visita suya al Líbano?
R. - El documento de Abu Dhabi del 4 de febrero se preparó con el Gran Imán en secreto, durante seis meses, rezando, reflexionando y corrigiendo el texto. Era -es un poco presuntuoso decirlo, tómenlo como una presunción- un primer paso de lo que usted me pregunta. Podemos decir que éste sería el segundo y que habrá otros. El camino de la fraternidad es importante. El documento de Abu Dhabi dejó en mí la inquietud de la hermandad, y entonces salió "Fratelli tutto". Ambos documentos se deben estudiar porque van en la misma dirección, en la vía de la fraternidad. El ayatolá Al Sistani tiene una frase que trato de recordar bien: los hombres son hermanos por religión o iguales por creación. En la hermandad está la igualdad, pero por debajo de la igualdad no podemos ir. Creo que es también un camino cultural. Pensemos en nosotros los cristianos, en la Guerra de los Treinta Años, en la noche de San Bartolomé, por poner un ejemplo. Cómo cambia la mentalidad entre nosotros: porque nuestra fe nos hace descubrir que es esto, la revelación de Jesús es el amor y la caridad y nos lleva a esto: pero ¡cuántos siglos para ponerlos en práctica! Esto es importante, la hermandad humana, que como hombres todos somos hermanos, y debemos seguir adelante con las otras religiones. El Concilio Vaticano II dio un gran paso en este sentido, y también las instituciones después, el Consejo para la Unidad de los Cristianos y el Consejo para el Diálogo Interreligioso. El cardenal Ayuso nos acompaña hoy. Tú eres humano, eres hijo de Dios y eres mi hermano, ¡y punto! Esta sería la indicación más grande, y muchas veces hay que arriesgarse para dar este paso. Usted sabe que hay algunas críticas: que el Papa no es valiente, que es un inconsciente que está dando pasos contra la doctrina católica, que está a un paso de la herejía, hay riesgos. Pero estas decisiones se toman siempre en la oración, en diálogo, pidiendo consejo, en la reflexión. No son un capricho y además son la línea que enseñó el Concilio. Paso a la segunda pregunta: el Líbano es un mensaje, el Líbano sufre, el Líbano es más que un equilibrio, tiene la debilidad de las diversidades, algunas todavía no reconciliadas, pero tiene la fortaleza del gran pueblo reconciliado, como la fortaleza de los cedros. El Patriarca Rai me pidió por favor que durante este viaje hiciera una parada en Beirut, pero me pareció poco... Una migaja ante un problema, ante un país que sufre como el Líbano. Le escribí una carta, le hice la promesa de hacer un viaje. Pero el Líbano en este momento está en crisis, pero en crisis -no quiero ofender- en crisis de vida. El Líbano es muy generoso a la hora de acoger a los refugiados.
¿En qué medida el encuentro con Al Sistani era también un mensaje para los líderes religiosos de Irán?
R. - Creo que fue un mensaje universal. Sentí el deber de hacer esta peregrinación de fe y de penitencia, y de ir a ver a un grande, a un sabio, a un hombre de Dios: sólo escuchándolo se puede percibir esto. Hablando de mensajes, diría que es un mensaje para todos, y él es una persona que tiene esa sabiduría y también la prudencia. Me decía: "Desde hace 10 años no recibo a personas que vengan a visitarme con otros fines políticos y culturales... sólo religiosos". Él fue muy respetuoso, muy respetuoso en el encuentro. Me sentí honrado. Incluso en el momento del saludo, él nunca se levanta... Se levantó para saludarme, dos veces, un hombre humilde y sabio, a mí este encuentro me hizo bien al alma. Es una luz, y estos sabios están en todas partes porque la sabiduría de Dios ha sido esparcida en todo el mundo. Sucede lo mismo con los santos que no son sólo los que están en los altares. Sucede todos los días, aquellos que yo llamo los santos de la puerta de al lado, hombres y mujeres que viven su fe, sea la que sea, con coherencia. Aquellos que viven los valores humanos con coherencia, la fraternidad con coherencia. Creo que deberíamos descubrir a esta gente, ponerla en evidencia, porque hay tantos ejemplos... Cuando hay escándalos incluso en la Iglesia, tantos, y esto no ayuda, pero hagamos ver a la gente que buscan el camino de la fraternidad, a los santos de la puerta de al lado, y seguramente encontraremos gente de nuestra familia, algún abuelo, alguna abuela.
Su viaje tuvo una enorme repercusión en todo el mundo, ¿cree que podría ser "el viaje" del pontificado? También se dijo que era el más arriesgado. ¿Tuvo miedo en algún momento de su viaje? Está por cumplir el octavo año de su pontificado, ¿sigue pensando que será corto? Por último, la gran pregunta: ¿volverá una vez a Argentina?
R. - Empiezo por la última, una pregunta... que entiendo y está vinculada al libro de mi amigo periodista Nelson Castro, médico. Él Había hecho un libro sobre las enfermedades de los presidentes y yo una vez le dije: pero si vienes a Roma, debes hacer uno sobre las enfermedades de los Papas, porque será interesante conocer sus enfermedades, al menos de algunos de los últimos tiempos. Me hizo una entrevista y salió el libro: me dicen que es bueno, yo no lo he visto. Él me hizo una pregunta: "Si usted renuncia, ¿volverá a Argentina o se quedará aquí?". Yo dije: no volveré a Argentina, sino que me quedaré aquí en mi diócesis. Pero en aquella hipótesis, la respuesta va unida a la pregunta. Cuando voy a Argentina o por qué no voy... yo siempre respondo un poco irónicamente: estuve 76 años en Argentina, ¿es suficiente no? Hay una cosa que, no sé por qué, no se dice: había sido programado un viaje a Argentina en noviembre de 2017. Se comenzaba a trabajar, se hacía Chile, Argentina y Uruguay. Era para finales de noviembre... Pero en ese momento Chile estaba en campaña electoral, en esos días en diciembre fue elegido el sucesor de Michelle Bachelet, y yo tenía que ir antes de que cambiara el gobierno. No podía ir. Habíamos pensado en hacer así: vamos a Chile en enero y luego a Argentina y Uruguay... Pero no era posible, porque enero es como julio-agosto para los dos países. Repensando la cuestión, se hizo una sugerencia: ¿por qué no asociar Perú? Porque Perú había sido separado del viaje a Ecuador, Bolivia, Paraguay. Se había dejado aparte. Y de ahí nació el viaje en enero de 2018 a Chile y Perú. Pero esto lo quiero decir para que no haya fantasías de "patriofobia": cuando habrá la oportunidad se podrá hacer, porque está Argentina, Uruguay y el sur de Brasil.
Luego sobre los viajes. Yo para tomar una decisión sobre los viajes escucho, escucho los consejos de los consejeros y a veces viene alguien y dice: ¿qué piensas, debo ir a ese lugar? Me hace bien escuchar, esto me ayuda a tomar decisiones más tarde. Escucho a los consejeros y al final rezo, reflexiono mucho, sobre algunos viajes reflexiono mucho. Entonces la decisión viene de dentro, de las entrañas, casi espontánea, pero como un fruto maduro. Es un largo recorrido. Algunos son más difíciles, otros más fáciles. La decisión de este viaje viene de antes, de la embajadora, una médica pediatra que fue representante de Iraq: bien, bien, insistió. Luego vino la embajadora en Italia, que es una mujer luchadora. Después llegó el nuevo embajador en el Vaticano. Antes había venido el presidente. Todas estas cosas se me quedaron dentro. Pero hay algo detrás de la decisión que me gustaría mencionar: una de ustedes me regaló la última edición en español del libro "La ultima ragazza" de Nadia Mourad. Lo leí en italiano, es la historia de los yazidíes. Y Nadia Mourad cuenta cosas aterradoras. Yo les recomiendo que lo lean, en algunos puntos puede parecer pesado, pero para mí es la razón fundamental de mi decisión. Ese libro trabajaba por dentro. También cuando escuché a Nadia, que vino a contarme cosas terribles... Todas estas cosas juntas hicieron que tomara la decisión, pensando en todas las problemáticas, tantas. Pero hay algo detrás de la decisión que me gustaría mencionar: uno de vosotros me regaló la última edición en español del libro "La última chica" de Nadia Mourad. Lo leí en italiano, es la historia de los yazidíes. Y Nadia Mourad cuenta cosas aterradoras. Os recomiendo que lo leáis, en algunos puntos puede parecer pesado, pero para mí es la razón fundamental de mi decisión. Ese libro funcionaba por dentro. Incluso cuando escuché a Nadia, que vino a decirme cosas terribles... Todas estas cosas juntas hicieron que tomara la decisión, pensando en todos los problemas, tantos. Pero al final llegó la decisión y la tomé. Luego, acerca del octavo año del pontificado. ¿Debo hacer así? (el Papa cruza los dedos en señal de superstición). No sé si los viajes se ralizarán o no, sólo les confieso que en este viaje me cansé mucho más que en los otros. Los 84 años no vienen solos, es una consecuencia... pero veremos. Ahora tendré que ir a Hungría a la misa final del Congreso Eucarístico Internacional, no una visita al país, sino sólo para la misa. Pero Budapest está a dos horas en coche de Bratislava, ¿por qué no hacer una visita a Eslovaquia? Así es como salen las cosas...
Este viaje fue extraordinariamente significativo para las personas que pudieron verla, pero también fue una oportunidad para que el virus se propagara, sobre todo con las personas que estaban juntas amontonadas. ¿Usted está preocupado de que se puedan enfermar y morir por haber querido verlo?
R.- Como he dicho antes, los viajes se "cocinan" con el tiempo en mi conciencia, y esta es una de las cosas que me daba fuerza. Pensé mucho, recé mucho sobre esto, y finalmente tomé la decisión que verdaderamente surgió de mi interior. Y dije que Aquel que me hace decidir así, se ocupe de la gente. Pero después de la oración y después de la conciencia de los riesgos. Después de todo.
Vimos la valentía, el dinamismo de los cristianos iraquíes, también vimos los desafíos que deben enfrentar, la amenaza de la violencia islamista, el éxodo y el testimonio de la fe en su ambiente. Estos son los retos de los cristianos en toda la región. Hablamos del Líbano, pero también de Siria y de Tierra Santa. Hace diez años se celebró el Sínodo para Oriente Medio, pero su desarrollo se vio interrumpido por el ataque contra la catedral de Bagdad. ¿Piensa hacer algo para todo Oriente Medio, un Sínodo regional, o cualquier otra iniciativa?
R. - No estoy pensando en un Sínodo, estoy abierto a muchas iniciativas, pero un Sínodo no se me ocurrió. Usted tiró la primera semilla, vamos a ver. La vida de los cristianos es atormentada, pero no sólo la de los cristianos, hablamos de los yazidíes... Y esto, no sé por qué, me dio una fuerza muy grande. Existe el problema de la migración. Ayer, mientras volvíamos en automóvil de Qaraqosh a Erbil, vi a mucha gente, jóvenes, la edad es muy muy baja. Y la pregunta que alguien me hizo fue: ¿pero cuál es el futuro de estos jóvenes? ¿A dónde irán? Muchos tendrán que abandonar el país.
Antes de partir para este viaje, el otro día, el viernes, doce refugiados iraquíes fueron a despedirse de mí: uno tenía una prótesis en la pierna porque al escapar terminó debajo de los camiones y había tenido un accidente. La migración es un derecho doble: el derecho a no migrar y el derecho a migrar. Estas personas no tienen ninguno de los dos, porque no pueden emigrar, no saben cómo hacerlo. Y no pueden emigrar porque el mundo aún no ha tomado conciencia de que la migración es un derecho humano.
La otra vez un sociólogo italiano me dijo, hablando del invierno demográfico en Italia: dentro de cuarenta años tendremos que "importar" extranjeros para que trabajen y paguen las contribuciones de nuestras pensiones. Ustedes, los franceses, fueron más inteligentes, fueron adelante desde hace diez años con la ley que apoya a la familia, su nivel de crecimiento es muy grande.
Pero la migración se la vive como una invasión. Ayer quise recibir después de la misa, porque él lo pidió, al padre de Alan Kurdi, este niño, que es un símbolo, Alan Kurdi es un símbolo: por eso regalé la escultura a la FAO. Es un símbolo que va más allá de un niño muerto en la migración, un símbolo de civilizaciones que mueren, que no pueden sobrevivir, un símbolo de humanidad. Se necesitan medidas urgentes para que la gente tenga trabajo en sus propios países y no deba emigrar. Y, después, medidas para salvaguardar el derecho a emigrar. Es verdad que cada país debe estudiar bien la capacidad de acogida porque no es sólo la capacidad de recibir y dejarlos en la playa. Es recibirlos, acompañarlos, hacerlos progresar e integrarlos. La integración de los migrantes es la clave. Dos anécdotas: en Zaventem, en Bélgica, los terroristas eran belgas, nacidos en Bélgica, pero migrantes islámicos en guetos, no integrados. El otro ejemplo, cuando fui a Suecia, la ministra que me despedía era muy joven y tenía una fisonomía especial, no típica de los suecos. Era hija de un migrante y una sueca, tan integrada que llegó a ser ministra. Pensemos en estas dos cosas, nos harán reflexionar mucho: integrar. Sobre las migraciones, que creo que es el drama de la región. Quisiera agradecer a los países generosos que acogen a los migrantes: El Líbano, que tiene, creo, dos millones de sirios; Jordania – desgraciadamente no pasaremos por encima y el rey quería rendirnos un homenaje con aviones a muestro paso – es muy generosa: más de un millón y medio de migrantes. ¡Gracias a estos países generosos! ¡Muchas gracias!
En tres días, en este país clave de Oriente Medio, hizo lo que los poderosos de la tierra discuten desde hace treinta años. Usted ya explicó cuál es la génesis interesante de sus viajes, cómo surgen las elecciones de sus viajes, pero ahora en esta contingencia, mirando a Oriente Medio, ¿puede plantearse un viaje a Siria? ¿Cuáles pueden ser los objetivos, de aquí a un año, de otros lugares donde se requiera su presencia?
R. - En Oriente Medio sólo la hipótesis, y también la promesa, es el Líbano. No pensé en un viaje a Siria, porque no me vino la inspiración. Pero estoy muy cerca de la martirizada y amada Siria, como yo la llamo. Recuerdo al principio de mi pontificado, aquella tarde de oración en la Plaza de San Pedro, con el rosario, la adoración del Santísimo. Pero cuántos musulmanes con las alfombras en el suelo rezaban con nosotros por la paz en Siria, para detener los bombardeos, en aquel momento en que se decía que se habría producido un bombardeo feroz. Llevo a Siria en mi corazón. Pero pensar en un viaje, no se me ocurrió.
Estos días, meses, su actividad fue muy limitada. Ayer tuvo el primer contacto directo, muy cercano, con la gente de Qaraqosh: ¿qué sintió? En su opinión, ahora con todo el régimen sanitario actual, ¿se pueden reanudar las audiencias generales con la gente, con los fieles, como eran antes?
R. - Me siento diferente cuando estoy lejos de la gente en las audiencias. Me gustaría volver a iniciar las audiencias generales lo antes posible. Esperemos que las condiciones sean las adecuadas, en esto sigo las normas de las autoridades. Ellas son las responsables y tienen la gracia de Dios para ayudarnos en esto, son las responsables de dar las normas. Nos guste o no, son las responsables y deben hacerlo así. Ahora he vuelto a empezar con el Ángelus en la plaza, con las distancias se puede hacer. Existe la propuesta de pequeñas audiencias generales, pero no me he decidido hasta que se aclare el desarrollo de la situación. Después de estos meses de encierro, me sentí realmente un poco preso, este viaje ha sido para mí para revivir. Revivir porque es tocar a la Iglesia, tocar al pueblo santo de Dios, tocar a todos los pueblos. Un sacerdote se hace sacerdote para servir, al servicio del pueblo de Dios, no para hacer carrera, no por dinero. Esta mañana en la misa estaba la Lectura bíblica sobre la curación de Naamán el sirio y decía que este Naamán quería dar dones después de haber obtenido la curación. Pero el profeta Eliseo los rechazó. La Biblia continúa: el ayudante del profeta Eliseo, cuando se habían marchado, dejó bien al profeta y se apresuró a seguir a Naamán y a pedirle los dones para él. Y Dios dijo: "La lepra que tenía Naamán será para ti". Me temo que los hombres y mujeres de la Iglesia, especialmente nosotros, los sacerdotes, no tenemos esa cercanía gratuita con el pueblo de Dios que es el que nos salva. Y ser como el siervo de Naamán: sí, ayudar, pero luego volver por los dones. De esa lepra tengo miedo. Y el único que nos salva de la lepra de la avaricia, de la soberbia, es el pueblo santo de Dios. Aquello de lo que Dios habló con David: "Te he sacado del rebaño, no te olvides del rebaño". Aquello de lo que habló Pablo a Timoteo: "Acuérdate de tu mamá y de tu abuela que te amamantaron en la fe", es decir, no pierdas la pertenencia al pueblo de Dios para convertirte en una casta privilegiada de consagrados, clérigos, lo que sea. El contacto con la gente nos salva, nos ayuda, damos la Eucaristía, la predicación, nuestra función. Pero ellos nos dan la pertenencia. No olvidemos esta pertenencia al pueblo de Dios. ¿Qué encontré en Iraq, en Qaraqosh? No me imaginaba las ruinas de Mosul, realmente no me las imaginaba... Sí, puede que haya visto cosas, puede que leí el libro, pero esto toca, es conmovedor. Lo que más me conmovió fue el testimonio de una madre de Qaraqosh. Un sacerdote que conoce realmente la pobreza, el servicio, la penitencia, y una mujer que perdió a su hijo en los primeros atentados del Isis dieron su testimonio. Ella dijo una palabra: perdón. Me conmovió. Una madre que dice: Yo perdono, pido perdón por ellos. Me acordé de mi viaje a Colombia, de aquel encuentro en Villavicencio donde tantas personas, mujeres sobre todo, madres y esposas, hablaron de su experiencia del asesinato de sus hijos y maridos. Decían: "Yo perdono, yo perdono". Hemos perdido esta palabra, sabemos insultar en gran medida, sabemos condenar en gran medida, yo en primer lugar. Pero perdonar... perdonar a nuestros enemigos, esto es puro Evangelio. Esto es lo que más me llamó la atención en Qaraqosh.
Quería saber qué sintió desde el helicóptero al ver la ciudad destruida de Mosul y después al rezar en las ruinas de una iglesia. Si se me permite, ya que es el Día de la Mujer, quería hacer una pequeña pregunta sobre las mujeres también. Usted apoyó a las mujeres de Qaraqosh con palabras muy hermosas, pero ¿qué piensa del hecho de que una mujer musulmana enamorada no pueda casarse con un cristiano sin ser descartada por su familia o algo peor?
R. - De Mosul he dicho un poco "de pasada" lo que sentí. Me detuve frente a la iglesia destruida, no tenía palabras. Increíble, increíble... No sólo esa iglesia sino también otras iglesias, incluso una mezquita destruida. Se nota que no estaba de acuerdo con esta gente. Increíble la crueldad humana que tenemos. En este momento, no quiero decir la palabra, empezamos de nuevo: miremos a África. Y con nuestra experiencia en Mosul, estas iglesias destruidas y todo lo demás, crea enemistad, guerra, y también el denominado Estado Islámico comienza a actuar de nuevo. Esto es algo malo, muy malo. Una pregunta que me vino a la mente en la iglesia fue la siguiente: ¿pero quién vende las armas a estos destructores? ¿Por qué no fabrican ellos mismos las armas en casa? Sí, se fabricarán algunos artefactos... ¿Pero quién vende las armas? ¿Quién es el responsable? Al menos pediría a los que venden las armas la sinceridad de decir: nosotros vendemos las armas. No dicen eso. Es feo.
Ahora las mujeres. Las mujeres son más valientes que los hombres, pero eso siempre ha sido así. Pero las mujeres son humilladas aún hoy, llegamos a ese extremo: una de ustedes me mostró la lista de precios de las mujeres (preparada por el Isis que compró mujeres cristianas y yazidíes, ndr.). No podía creerlo: si la mujer es así, de tal edad cuesta tanto... Las mujeres se venden, las mujeres se esclavizan. Incluso en el centro de Roma, el trabajo contra la trata de personas es un trabajo cotidiano. Durante el Jubileo fui a visitar una de las muchas casas de la Obra de Don Benzi. Muchachas rescatadas, una con la oreja cortada porque no había llevado dinero ese día, la otra traída desde Bratislava en el maletero del automóvil, una esclava, secuestrada. Esto pasa entre nosotros, ¡eh! La trata de personas. En estos países, especialmente en la parte de África, existe la mutilación como un rito que debe hacerse. Pero las mujeres siguen siendo esclavas y debemos luchar, pelear, por la dignidad de las mujeres. Son ellas las que llevan la historia, no es una exageración, las mujeres llevan la historia y no es un cumplido porque hoy sea el Día de la Mujer. También la esclavitud es así, el rechazo de la mujer... Pensar que en un lugar se discutió si el repudio a la esposa debía darse por escrito o sólo oralmente. ¡Ni siquiera el derecho a tener el acto de repudio! Y esto sucede hoy, pero para no desviarnos pensemos en el centro de Roma, en las chicas que son secuestradas y explotadas. Creo que ya he dicho todo sobre este tema. Les deseo un buen final de viaje y les pido que recen por mí que lo necesito.
Dios pide el sacrificio de nuestro corazón
Martes tercera semana Cuaresma. ¿De qué nos sirve sacrificar nuestras cosas si no nos sacrificamos nosotros?
“El que en Ti confía no queda defraudado”.
Esta oración del Antiguo Testamento podría resumir la actitud de quien comprende dónde está la esencia fundamental del hombre, dónde está lo que verdaderamente el hombre tiene que llevar a su Creador: un corazón contrito y humillado, como auténtico y único sacrificio, como verdadero sacrificio. ¿De qué nos sirve sacrificar nuestras cosas si no nos sacrificamos nosotros? ¿De qué nos sirve ofrecer nuestras cosas si no nos ofrecemos nosotros? El mensaje de la Escritura es, en este sentido, sumamente claro: es fundamental, básico e ineludible que nosotros nos atrevamos a poner nuestro corazón en Dios nuestro Señor.
“Ahora te seguiremos de todo corazón”. Quizá estas palabras podrían ser también una expresión de lo que hay en nuestro corazón en estos momentos: Padre, quiero seguirte de todo corazón. Son tantas las veces en las que no te he seguido, son tantas las veces en las que no te he escuchado, son tantos los momentos en los que he preferido ser menos generoso; pero ahora, te quiero seguir de todo corazón, ahora quiero respetarte y quiero encontrarte.
Ésta es la gran inquietud que debe brotar en el alma de todos y cada uno de nosotros: Te respetamos y queremos encontrarte. Si éste fuese nuestro corazón hoy, podríamos tener la certeza de que estamos volviéndonos al Señor, de que estamos regresando al Señor y de que lo estamos haciendo con autenticidad, sin posibilidad de ser defraudados.
¿Es así nuestro corazón el día de hoy? ¿Hay verdaderamente en nuestro corazón el anhelo, el deseo de volvernos a Dios? Si lo hubiese, ¡cuántas gracias tendríamos que dar al Señor!, porque Él permite que nuestra vida se encuentre con Él, porque Él permite que nuestra vida regrese a Él. Y si no lo hubiese, si encontrásemos nuestro corazón frío, temeroso, débil, ¿qué es lo que podríamos hacer? La oración continúa y dice: “Trátanos según tu clemencia y tu abundante misericordia”.
También el Señor es consciente de que a veces en el corazón del hombre puede haber un quebranto, una duda, un interrogante. Y es consciente de que, en el corazón humano, tiene que haber un espacio para la misericordia y la clemencia de Dios. Dejemos entrar esta clemencia y esta misericordia en nuestra alma; hagamos de esta Cuaresma el cambio, la transformación, los días de nuestra decisión por Cristo. No permitamos que nuestra vida siga corriendo engañada en sí misma.
Sin embargo, Dios está pidiendo el sacrificio de nuestro corazón: “Un sacrificio de carneros y toros, un millar de corderos cebados”. El reto de responder a ese Dios que nos llama por nuestro nombre, el reto de respoder a ese Dios que nos invita a seguirlo en nuestro corazón, en nuestra vida, en nuestra vocación cristiana puede ser, a veces, un reto muy pesado; sin embargo, ahí está Dios nuestro Señor dispuesto a prestarnos el suplemento de fuerza, el suplemento de generosidad, el suplemento de entrega y el suplemento de fidelidad que quizá a nosotros nos pudiese faltar en nuestro corazón.
Si nos sentimos flaquear, si no somos capaces, Señor, de encontrarnos contigo, de estar a tu lado, de resistir tu paso, de ir al ritmo que Tú nos estás pidiendo, hagamos la oración tan hermosa de la primera lectura: “Trátanos según tu clemencia y tu abundante misericordia”. Si tengo miedo de soltar mi corazón, si tengo miedo de pagar alguna deuda que hay en mi alma... “Trátame según tu clemencia y tu abundante misericordia”. Si todavía en mi interior no hay esa firme decisión de seguirte , tal y cómo Tú me lo pides, con el rostro concreto por el cual Tú me quieres llamar... “Trátame según tu clemencia y tu abundante misericordia”.
Que ésta sea la actitud de nuestra alma, que éste sea el auténtico sacrificio que ofrecemos a Dios nuestro Señor. A Él no le interesan nuestras cosas, le interesamos nosotros; no busca nuestras cosas, nos busca a nosotros. Somos, cada uno de nosotros, el objeto particular de la predilección de Dios nuestro Señor.
Que en esta Cuaresma seamos capaces de abrir nuestro corazón, como auténtico sacrificio, en la presencia de Dios. O, que por lo menos, se fortalezca en nuestro interior la firme decisión de dar al Señor lo que quizá hasta ahora hemos reservado para nosotros. Quitar ese miedo, esa inquietud, esa falta total de disponibilidad que, a lo mejor, hasta estos momentos teníamos exclusivamente en nuestras manos.
Que la Eucaristía se convierta para nosotros en una poderosa intercesión ante Dios Padre por medio de su Hijo Jesucristo, para que en este tiempo de Cuaresma logremos renovarnos y transformarnos verdaderamente. Que nos permita abrir nuestra mente a nuestro Señor, con un corazón dispuesto a lanzarse en esa obra hermosísima de la santificación que Dios nos pide a cada uno de nosotros.
El reggaetón, ¿un peligro?
Lo que pueden ser peligroso en las fiestas del género musical reggaetón es el ritmo y las palabras de las canciones
¿Qué es el reggaetón? El reggaeton es un tipo de música derivado directamente del reggae. Este género musical comenzó en Puerto Rico. Inicialmente no era un género conocido, era distribuido de manera clandestina entre la juventud. El primer cassete que ayudó a llevar el reggaeton a la escena fue Playero 37, de DJ Playero, que contó con la participación de algunos artistas, entre ellos Daddy Yankee.
Lo que pueden ser peligroso en las fiestas del género musical reggaetón es el ritmo y las palabras de las canciones: el ritmo lleva a un tipo de baile bastante sensual y se puede terminar quitándose rápidamente las diversas capas que uno lleva como vestidos. Mucho depende también del tipo de letras y temas de las canciones.
En su origen los temas de las letras típicos solían hablar de denuncia social, reflexión, historias de amor, breves anécdotas y los problemas de la vida. En algunos casos, estos temas iniciales fueron derivando en un tipo de letras festivas abundando sobre todo las que aluden al sexo, en ocasiones de forma discreta y en otras explícitamente. Actualmente la mayoría de artistas están comprometidos en sus interpretaciones con un cambio social.
Antes de ir a una fiesta hay que saber ver cuales canciones se va poner. Pues unos canciones como "Salió el sol", de Don Omar; "Noche de sexo", de Wisin & Yandel; o "Impacto", de Daddy Yankee ft. Fergie, pueden dañar bastante a los jóvenes por su contenido erótico. Entonces, lo mejor es organizar las propias fiestas escogiendo los artistas que por medio de sus canciones promueven una vida sana y sin extremos.
Les proponemos unos testimonios sacado de Yahoo! para hacer notar el peligro de no saber qué hacer en frente del ambiente de las fiestas:
“Sí, sí, sí, antes que comiencen a destrozar el reggaetón déjenme les digo algo, este tipo de música puede ser misógina y algunas hasta pueden ser o parecer bastante vulgares, pero qué tal a la hora de bailarlas en la fiesta o en los antros… ahí si nadie dice nada”.
“Yo por eso, tengo que aceptar que el reggaetón no puede faltar en mi iPod y aunque no estoy de acuerdo con muchos de sus mensajes, el ritmo se me hace pegajoso y me provoca ganas de bailar hasta morir”.
En uno de los testimonios la chica dice que solamente le gusta bailar y no las canciones en sí… ¿Entonces no podría escuchar canciones con el mismo ritmo pero con buenos temas?
Una Cuaresma desde Dios
Si vivimos la Cuaresma desde Dios, se convertirá en la mejor preparación para la gran fiesta de la Pascua.
Podemos recorrer los 40 días de la Cuaresma desde una perspectiva errónea, sin darles su auténtico sentido.
¿Cuándo ocurre eso? Cuando vemos la Cuaresma como una tradición de la Iglesia más o menos comprensible pero sin mucho sentido en el ajetreado tiempo que nos ha tocado vivir; cuando buscamos maneras de hacer (nosotros, según los propios deseos) algunos sacrificios para tranquilizar la conciencia y "cumplir"; cuando soportamos con paciencia 40 días en los que nos esforzamos por ser más austeros para llegar luego a momentos de mayor fiesta y alegría... Entonces es que no hemos comprendido el verdadero sentido de la Cuaresma.
Pero también podemos recorrer los 40 días que nos preparan a la Pascua desde una perspectiva justa. Si los pensamos como un momento para orar, ayunar, servir, dar; si los vivimos como una invitación de Dios a la conversión, al arrepentimiento, al cambio de conducta; si los aprovechamos para dedicar más tiempo a la lectura de la Biblia... Entonces habremos hecho un buen uso de esos días tan particulares en el calendario cristiano.
La Cuaresma es un tiempo en el que Dios nos invita, nos llama, nos ofrece ocasiones maravillosas para redescubrir nuestra identidad cristiana. Es verdad que Dios actúa siempre, que no hay tiempos sin que nos busque y nos ofrezca su gracia. Pero también es verdad que, como seres humanos, necesitamos estímulos y ayudas concretas para afrontar con más intensidad y esfuerzo lo que deberían ser compromisos constantes de quienes hemos sido tocados por Cristo en el Bautismo.
Ya estamos en Cuaresma. Si la vivimos desde Dios, si la sentimos como un momento de gracia, de mayor compromiso, de lucha contra el mundo, el demonio y la carne, se convertirá en la mejor preparación para la gran fiesta de la Pascua. Entonces la noticia de la Muerte y de la Resurrección de Cristo llegará más dentro y más fuerte a nuestras vidas: nos permitirá vivir los días de Pascua y todo el resto del año como hombres y mujeres redimidos por la Sangre de Cristo, el Cordero inmolado porque amaba al Padre y a los hombres.
PRECES
Jesús nos llama a perdonar de todo corazón a nuestro hermano. Sabiendo que él siempre está dispuesto a perdonarnos, le decimos:
R/MSeñor, purifica nuestro corazón.
Que la Iglesia sea en medio del mundo signo de reconciliación,
– y su presencia contribuya a la paz entre las naciones.MR/
Ayúdanos a olvidar las ofensas recibidas,
– y adelantarnos, si es necesario, a pedir perdón.MR/
Que los gobernantes no actúen por enemistad ni rencor,
– y sepan anteponer a las diferencias el bien común.MR/
Intenciones libres
Padre nuestro…
ORACIÓN
Señor, que tu gracia no nos abandone, para que, entregados plenamente a tu servicio, sintamos sobre nosotros tu protección continua. Por nuestro Señor Jesucristo.