No crean que he venido a abolir la ley o los profetas...

Macario de Jerusalén, Santo

Obispo, 10 de marzo

Martirologio Romano: Conmemoración de san Macario, obispo de Jerusalén, que con sus exhortaciones logró que los Santos Lugares fueran restaurados y enriquecidos con basílicas por el emperador Constantino el Grande y por su madre, santa Elena. ( c.335)

Breve Biografía

La fecha en la que Macario fue consagrado Obispo se encuentra en la versión de San Jerónimo de las “Crónicas” de Eusebio.

Su muerte debe haber acaecido antes del Concilio de Tiro, en el año 335, en el que su sucesor, Máximo, fue aparentemente uno de los obispos participantes.

Macario fue uno de los obispos a quienes San Alejandro de Alejandría escribiera previniéndolos contra Ario.

El vigor de su oposición a la nueva herejía se evidencia en la manera abusiva en la que Ario se refiere a él en su carta a Eusebio de Nicomedia.

Asistió al Concilio de Nicea, y vale mencionar aquí dos conjeturas relacionadas con el papel que desempeñó en dicho concilio. La primera es que hubo un forcejeo entre él y su obispo metropolitano Eusebio de Cesarea, en cuanto a los derechos de sus respectivas sedes. El séptimo canon del concilio (“Debido a que la costumbre y la tradición antigua muestran que el obispo de Elia [Jerusalén] debe ser honrado y debe tener precedencia; sin que esto perjudique, sin embargo, la dignidad que corresponde al obispo de la Metrópolis”), por su vaguedad sugiere que fue el resultado de una prolongada batalla.

La segunda conjetura es que Macario, junto con Eustaquio de Antioquía, tuvo mucho que ver con la redacción del Credo adoptado finalmente por el Concilio de Nicea.

Para mayores datos sobre la base de esta conjetura (expresiones que aparecen en el Credo y que recuerdan las de Jerusalén y Antioquía) el lector puede consultar a Hort, "Two Dissertations", etc., 58 sqq.; Harnack, "Dogmengesch.", II (3a edición), 231; Kattenbusch, "Das Apost. Symbol." (Ver el índice del volumen II.).

De las conjeturas podemos pasar a la ficción. En la “Historia del Concilio de Nicea” atribuida a Gelasio de Cícico hay varias discusiones imaginarias entre los Padres del Concilio y los filósofos al servicio de Ario.

En una de esas discusiones, en donde Macario actúa como vocero de los obispos, éste defiende el Descendimiento a los infiernos.

Este hecho, consecuencia de la incertidumbre de si el Descenso a los infiernos se encontraba en el Credo de Jerusalén, es interesante, sobre todo si se tiene en cuenta que, en otros aspectos, el lenguaje de Macario aparece más conforme al del Credo.

El nombre de Macario ocupa el primer lugar los de los obispos de Palestina que suscribieron el Concilio de Nicea; el de Eusebio aparece en quinto lugar. San Atanasio, en su encíclica a los obispos de Egipto y Libia, incluye el nombre de Macario (quien había muerto ya hacía mucho tiempo) entre los de los obispos reconocidos por su ortodoxia.

San Teofano en su "Cronografía" indica que Constantino, al finalizar el concilio de Nicea, ordenó a Macario buscar los sitios de la Resurrección y de la Pasión y la Verdadera Cruz.

Es muy probable que esto haya sido así, ya que las excavaciones comenzaron muy poco tiempo después del concilio y se realizaron, aparentemente, bajo la superintendencia de Macario.

El gran montículo y las bases de piedra coronadas por el templo de Venus, que se habían construido sobre el Santo Sepulcro en la época de Adriano, se demolieron y “cuando de inmediato apareció la superficie original del suelo, contrario a todas las expectativas, se descubrió el Santo Monumento de la Resurrección de nuestro Salvador”.

Al oír la noticia, Constantino escribió a Macario dándole órdenes y detalladas para la construcción de una Iglesia en ese lugar.

Más tarde escribió otra carta “A Macario y a los demás Obispos de Palestina” ordenando la construcción de una Iglesia en Mambré, que también había sido profanada por un templo pagano. Eusebio, tal vez pensando en su dignidad como Obispo Metropolitano, aunque relata lo antes descrito, se refiere a la carta como “dirigida a mí”.

También se construyeron iglesias en los lugares e la Natividad y la Ascensión.

Lanzarse por un ideal grande

Santo Evangelio según san Mateo 5,17-19. Miércoles III de Cuaresma

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

«Nada tan suave para ser cantado, nada tan grato para ser oído, nada tan dulce para ser pensado como Jesús, el Hijo del Altísimo. Tú que eres esperanza del que sufre, Tú que eres tierno con el que te ruega, Tú que eres bueno con el que te busca: ¿Qué no serás con el que al fin te encuentra?» (San Bernardo). Me acerco a tu presencia y contemplo el gran misterio, Señor. Gracias por permitirme estar estos minutos contigo. Llena mi corazón con tu amor, pues sólo Tú eres capaz de llenarlo.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 5,17-19

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No crean que he venido a abolir la ley o los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley.

Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

¿Quién es la plenitud de la ley? ¿Qué es lo que le da sentido a nuestro cumplimiento de los mandamientos? Jesús mismo es quien da el sentido a nuestras vidas. Él es que da sentido a nuestro cumplimiento. Podemos acostumbrarnos a escuchar frases como «Jesús derramó su sangre, Él lo dio todo por amor…», pero si por un momento lo tomásemos en serio, creo que tocaría profundamente nuestras vidas. Pensemos, por ejemplo, en alguna persona que haya marcado profundamente nuestras vidas. Si nos pidiese algo, lo que fuese, aunque fuera lo más difícil, creo que nos esforzaríamos por hacerlo del mejor modo posible.

Y he ahí el ideal. Cristo da la vida por cada persona. Da la vida por cada uno de nosotros y nos mira y nos dice: «Al menos tú». Cristo es el que da la plenitud a la ley porque pone el amor, porque pone el sentido.

No tenemos un Dios distante que nos hace cargar con grandes cargas y mandamientos difíciles. Es un Dios que va a nuestro lado, que toma nuestro yugo, que cruza la puerta estrecha con nosotros, en fin, que nos hace la carga ligera. Es un Dios que nos hace ver que vale la pena amar aunque duela, pues Él mismo dio su vida por cada uno de nosotros.

Pensemos en lo que tiene que pasar una madre de familia. Las desveladas, los días de trabajo intenso, las idas y venidas… y todo por uno de sus hijos. Si le faltase el amor creo que no aguantaría mucho, pero el amor hace a las madres ir hasta el extremo del amor. Y es verdad que la vida del cristiano no es fácil, es verdad que hay que entrar por la puerta estrecha, es verdad que hay que negarnos a nosotros, que hay que tomar la cruz… en fin, todo eso es verdad. Pero también es verdad que el amor todo lo puede. Y es verdad que al final del camino no nos arrepentiremos.

«Jesús revoluciona y sacude fuertemente aquella mentalidad cerrada por el miedo y recluida en los prejuicios. Él, sin embargo, no deroga la Ley de Moisés, sino que la lleva a plenitud, declarando, por ejemplo, la ineficacia contraproducente de la ley del talión; declarando que Dios no se complace en la observancia del Sábado que desprecia al hombre y lo condena; o cuando ante la mujer pecadora, no la condena, sino que la salva de la intransigencia de aquellos que estaban ya preparados para lapidarla sin piedad, pretendiendo aplicar la Ley de Moisés».

(Homilía de S.S. Francisco, 15 de febrero de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy, Jesús, no me voy a quejar por nada ni de nadie. Si me viene cualquier pensamiento negativo haré una pequeña oración y daré una sencilla sonrisa.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Vivir en los límites de la ley

La solución no está en vivir en el límite, porque eso nos llevará de nuevo a sobrepasarlo, cayendo por enésima vez en los mismos pecados

Cuando a alguien le ponen una multa por exceso de velocidad, la excusa que suele dar es que no se fijó en que había superado el límite. Pretendía ir al máximo de velocidad permitido, noventa o ciento veinte y, sin darse cuenta, aceleró a noventa y cinco o a ciento veintiséis kilómetros por hora. Justo en ese momento, por casualidad (¡ley de Murphy!), se cruzó un policía y ¡zas!, multa al canto. Es algo que, probablemente, nos ha sucedido a todos los conductores en alguna ocasión y que, por lo tanto, nos resulta muy comprensible. A fin de cuentas, sería imposible y también peligroso conducir constantemente mirando el velocímetro del coche.

Por otro lado, al dar esa excusa no estamos teniendo en cuenta una solución muy sencilla: si el límite está en ciento veinte kilómetros por hora, para no pasarnos de ese límite por un descuido basta conducir a ciento diez. De esa forma, cuando apretamos un poco más el acelerador inconscientemente o vamos cuesta abajo o hay que acelerar un poco para adelantar a alguien, nuestro coche avanzará a ciento doce o a ciento quince o a ciento dieciocho, pero será mucho más difícil que nos pongan una multa por exceso de velocidad.

Cuando uno intenta mantenerse justo en el límite, resulta muy fácil traspasarlo casi sin darse cuenta, al menos en algunas ocasiones. Todos lo sabemos, pero el problema está en que, en realidad, nos gustaría ir más rápido. Querríamos ir a ciento treinta o ciento cuarenta y, si no lo hacemos, es porque no nos atrevemos por si la ley nos penaliza. Por eso nos quedamos en el máximo posible que nos permite evitar la multa. Es exactamente lo mismo que nos pasa a los cristianos.

Por desgracia, también es una experiencia que probablemente nos resultará familiar a la mayoría. Con buena voluntad y de forma sincera, intentamos no pecar gravemente o, en el mejor de los casos, no pecar a secas. Sabemos que, si uno pasa de esta línea o aquella, está pecando, así que intentamos cumplir los mandamientos, mantenernos en la línea y no traspasarla…  y, al igual que les sucede a los conductores, traspasamos esa línea a menudo, casi sin darnos cuenta.

Semana tras semana, caemos en los mismos pecados y nos confesamos de las mismas cosas, de forma aparentemente inevitable. Esa sensación de que, por mucho que nos esforcemos, siempre seguimos pecando desemboca en la idea de que es imposible no pecar, de que no tenemos remedio, de que hagamos lo que hagamos no podemos cumplir los mandamientos de Dios. Es decir, nos lleva a la desesperanza, que es la muerte de la vida cristiana. De esta forma se cumple lo que dijo San Pablo por propia experiencia: Así resultó que el mandamiento que debía darme la vida, me llevó a la muerte.

El problema, como en el caso de los conductores, es que lo único que se nos ocurre es intentar no hacer lo que está prohibido. No queremos traspasar el límite, pero nos empeñamos en vivir lo más cerca posible del mismo. No queremos pecar gravemente, porque somos “buena gente”, pero más allá de eso esperamos que Dios no se meta mucho en nuestra vida. Nuestro deseo es ser cristianos pero sin exagerar, buscando un justo medio entre los pecados graves y la “beatería”, los “cristianos radicales” o los “ultracatólicos”. Como dice la expresión popular, queremos “ser buenos pero no tontos”. Desgraciadamente, esto es lo que define a una gran parte de los cristianos: tratamos de vivir en los límites de la ley de Dios.

No hemos entendido nada.

El que cree que el cristianismo consiste fundamentalmente en evitar el pecado, en no traspasar unos límites morales puestos por Dios, ha convertido la fe en un moralismo. San Pablo se pasó la vida advirtiéndonos de que eso no es ser cristianos: la letra mata, el espíritu vivifica. Si intentamos ser cristianos así, el cristianismo será para nosotros una horrible carga, como lo ha sido para tantos que han creído liberarse abandonando esa carga.

Por supuesto, la vida en el Espíritu de la que habla San Pablo no consiste en saltarse la Ley divina, porque los mandatos de Dios son mandatos de vida y el salario del pecado es la muerte. Al contrario, la vida en el Espíritu consiste en vivir en el centro mismo de esa Ley, en intentar ser santos, en dejar que la gracia transforme nuestra vida por completo. No se trata de dar a Dios lo que está mandado y (a ser posible) ni un milímetro más, sino en entregarle absolutamente todo lo que somos y tenemos.

Los mandamientos, la ley de Dios, son como una señal de dirección en la carretera, que señala cuál es la dirección correcta hacia el destino de tu viaje y te avisa de que, si vas en dirección contraria, tendrás un accidente. Quien peca, se dirige a ciegas contra otro coche o cae en un precipicio.

No es mucho menor, sin embargo, la estupidez de quien elige acampar junto a la señal, sabiendo que mientras esté allí no circulará en dirección contraria, pero tampoco se acercará a su destino. Claramente, no entiende la finalidad de la señal, que sólo existe para que podamos llegar a ese destino. Así hacemos al obstinarnos en servir a Dios, pero sin dejar de servir también al dinero, olvidando que esos compromisos siempre llevan al desastre, como Cristo mismo nos advirtió: porque amará a uno y odiará al otro.

La solución no está en intentar una y otra vez mantenernos en el límite, porque eso nos llevará de nuevo a sobrepasarlo, cayendo por enésima vez en los mismos pecados. La auténtica solución está en convencernos de que la felicidad no está del lado del pecado, sino en la dirección que nos señala Cristo. Por eso conversión, en griego, se dice metanoia, es decir, cambio de mentalidad. Para ser cristiano hay que cambiar de mentalidad. No podemos seguir pensando, como los paganos, que en realidad lo que nos haría feliz sería tener una aventura con la secretaria, recibir el ascenso que le dieron a Fernández (que no se lo merecía tanto como yo) o quedarnos los domingos en casa en lugar de ir a misa. Como no nos da la gana convertirnos, como seguimos pensando que la felicidad está en pecar, nos quedamos junto a la señal de tráfico, porque lo que verdaderamente deseamos es ir en dirección contraria a la que nos marca la ley de Dios. No nos atrevemos a ir en sentido contrario, pero lo deseamos. Y así nos va la vida.

En la vida cotidiana, entendemos perfectamente que quien se queda junto a la señal  nunca llega a ningún sitio y lo único que hace es perder el tiempo. En cambio, como cristianos, somos el que pone la mano en el arado y vuelve la mirada atrás, el que quiere servir a Dios y al dinero. No hay peor forma de vivir que esa, porque ni disfrutamos de la vida nueva de Cristo ni hacemos la prueba de que el pecado sólo lleva a la muerte. Como dijo el profeta Elías: ¿Hasta cuando vais a andar con muletas? Si Baal es Dios, seguid a Baal. Si lo es Yahvé, seguid a Yahvé. Pero nos da miedo movernos en cualquiera de las dos direcciones: sabemos que el pecado no es bueno, pero tampoco queremos ser santos porque imaginamos (con razón) que eso significa cambiar completamente de vida y estamos cómodos como estamos. Al final, no somos ni chicha ni limoná, como se dice castizamente.

Nos engañamos pensando que somos cristianos, pero en realidad no lo somos. El que sabe que no es cristiano sino que es un pecador puede convertirse al ver que pecar no hace más que destruir su vida, pero el que piensa que es cristiano sin serlo no puede convertirse, porque cree que no lo necesita. Nada hay peor que vivir en la tibieza. No lo digo yo, lo dice Cristo: Ay de ti, porque no eres frío ni caliente. A los tibios los vomitaré de mi boca.

Eso es precisamente lo que proclama el sermón de la montaña y precisamente por ello nos resulta tan escandaloso a los cristianos acomodados que vivimos en los límites de la ley. No nos recuerda algo que ya sabemos, como ‘no peques de ira’. En lugar de eso, pone por completo del revés nuestra vida diciendo: al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra. Al que te lleve a juicio para quitarte el manto, entrégale también la túnica. Ama a tus enemigos. No se queda en ‘no robes’ o en ‘se justo’, sino que dice: al que te pide, dale. A Cristo no le basta con que seamos ‘solidarios’, ‘ciudadanos comprometidos’ o ‘buenas personas’, sino que llega al extremo de lo políticamente incorrecto, al decirnos a los cristianos: Vosotros sois la sal de la tierra. Vosotros sois la luz del mundo. No dice ‘no peques’, sino que, con la brutal sinceridad de quien verdaderamente nos ama, nos aconseja: si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti. No nos llama a ‘ser buenos’, sino que tiene la audacia de pedirnos que seamos perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto.

Por supuesto que hay que cumplir la ley moral y divina. Quien dice lo contrario no es cristiano. Sin embargo, eso no debe hacernos olvidar que Dios hace posible que cumplamos esa ley llevándonos mucho más allá de sus meros límites, hasta su mismo centro, que está en la vida de la Trinidad. La verdadera forma de no pecar es querer ser santos. El que ama a su enemigo, no peca de ira. El que da al que le pide, no roba ni es injusto. Si quieres no pecar, lo mejor que puedes hacer es arrancar de ti cualquier cosa que te conduzca al pecado, por mucho que hacerlo te cueste un ojo de la cara. El que intenta ser bueno, lo que será es mediocre y tibio, mientras que el que se ofrece por entero a Dios para que le haga santo, llegará a ser perfecto como su Padre celestial por obra de la gracia.

No se trata de ser un poco mejores, sino de ser completamente distintos. No se trata de intentar no pasarse, sino de pasarse por completo en la otra dirección. Dios nos llama a ser una criatura nuevaciudadanos del cielohijos de Diosotros Cristos con los mismos sentimientos de Jesús. A eso estamos llamados y no a la triste, mezquina y frustrante vida de quien intenta ser lo más pagano posible pero sin condenarse.

Dios nos dé la valentía de dejarle, de una vez, que nos haga santos.

El Papa: "Caridad, amor y fraternidad son el camino"

En el coloquio con los periodistas en el vuelo hacia Roma.

La caridad, el amor y la fraternidad son el camino a seguir. Lo dijo el Papa conversando con los periodistas en el vuelo que desde Bagdad lo traía de regreso a Roma, tras el histórico viaje de cuatro días a Iraq. Francisco relató sus impresiones sobre su encuentro con Al Sistani, la conmoción frente a las iglesias destruidas de Mosul y relató que ha prometido al Patriarca Bechara Rai hacer un viaje al Líbano. Al inicio del encuentro a alta altitud, el Pontífice saludó a monseñor Dieunonné Datonou, nuevo coordinador de los viajes papales, al quien calificó "el nuevo comisario". A continuación, se dirigió a los periodistas de la siguiente manera: "En primer lugar, gracias por su trabajo, por su compañía y por su cansancio. Hoy es el Día de la Mujer, ¡felicidades a las mujeres! En el encuentro con la esposa del Presidente de Iraq hablaban de por qué no hay un día del hombre. Yo dije: ¡por qué los hombres siempre estamos de fiesta! La esposa del Presidente me habló de las mujeres, dijo cosas muy hermosas hoy, aquella fortaleza que tienen las mujeres para llevar adelante la vida, la historia, la familia, tantas cosas. Y tercero: ayer fue el cumpleaños de la periodista de la Cope: los mejores deseos y hay que celebrarlo, luego veremos cómo, aquí podemos".

Santidad, hace dos años en Abu Dhabi tuvo lugar un encuentro con el Imam Al Tayyeb de Al Azhar y la firma de la Declaración sobre la fraternidad. Hace tres días usted se reunió con Al Sistani: ¿es posible pensar en algo similar también con la parte chiíta del Islam? Y una segunda pregunta sobre el Líbano: San Juan Pablo II decía que más que un país es un mensaje. Hoy, lamentablemente, como libanés, le digo que este mensaje está desapareciendo. ¿Es inminente una visita suya al Líbano?

- El documento de Abu Dhabi del 4 de febrero se preparó con el Gran Imán en secreto, durante seis meses, rezando, reflexionando y corrigiendo el texto. Era -es un poco presuntuoso decirlo, tómenlo como una presunción- un primer paso de lo que usted me pregunta. Podemos decir que éste sería el segundo y que habrá otros. El camino de la fraternidad es importante. El documento de Abu Dhabi dejó en mí la inquietud de la hermandad, y entonces salió "Fratelli tutto". Ambos documentos se deben estudiar porque van en la misma dirección, en la vía de la fraternidad. El ayatolá Al Sistani tiene una frase que trato de recordar bien: los hombres son hermanos por religión o iguales por creación. En la hermandad está la igualdad, pero por debajo de la igualdad no podemos ir. Creo que es también un camino cultural. Pensemos en nosotros los cristianos, en la Guerra de los Treinta Años, en la noche de San Bartolomé, por poner un ejemplo. Cómo cambia la mentalidad entre nosotros: porque nuestra fe nos hace descubrir que es esto, la revelación de Jesús es el amor y la caridad y nos lleva a esto: pero ¡cuántos siglos para ponerlos en práctica! Esto es importante, la hermandad humana, que como hombres todos somos hermanos, y debemos seguir adelante con las otras religiones. El Concilio Vaticano II dio un gran paso en este sentido, y también las instituciones después, el Consejo para la Unidad de los Cristianos y el Consejo para el Diálogo Interreligioso.

El cardenal Ayuso nos acompaña hoy. Tú eres humano, eres hijo de Dios y eres mi hermano, ¡y punto! Esta sería la indicación más grande, y muchas veces hay que arriesgarse para dar este paso. Usted sabe que hay algunas críticas: que el Papa no es valiente, que es un inconsciente que está dando pasos contra la doctrina católica, que está a un paso de la herejía, hay riesgos. Pero estas decisiones se toman siempre en la oración, en diálogo, pidiendo consejo, en la reflexión. No son un capricho y además son la línea que enseñó el Concilio. Paso a la segunda pregunta: el Líbano es un mensaje, el Líbano sufre, el Líbano es más que un equilibrio, tiene la debilidad de las diversidades, algunas todavía no reconciliadas, pero tiene la fortaleza del gran pueblo reconciliado, como la fortaleza de los cedros. El Patriarca Rai me pidió por favor que durante este viaje hiciera una parada en Beirut, pero me pareció poco... Una migaja ante un problema, ante un país que sufre como el Líbano. Le escribí una carta, le hice la promesa de hacer un viaje. Pero el Líbano en este momento está en crisis, pero en crisis -no quiero ofender- en crisis de vida. El Líbano es muy generoso a la hora de acoger a los refugiados.

¿En qué medida el encuentro con Al Sistani era también un mensaje para los líderes religiosos de Irán?

- Creo que fue un mensaje universal. Sentí el deber de hacer esta peregrinación de fe y de penitencia, y de ir a ver a un grande, a un sabio, a un hombre de Dios: sólo escuchándolo se puede percibir esto. Hablando de mensajes, diría que es un mensaje para todos, y él es una persona que tiene esa sabiduría y también la prudencia. Me decía: "Desde hace 10 años no recibo a personas que vengan a visitarme con otros fines políticos y culturales... sólo religiosos". Él fue muy respetuoso, muy respetuoso en el encuentro. Me sentí honrado. Incluso en el momento del saludo, él nunca se levanta... Se levantó para saludarme, dos veces, un hombre humilde y sabio, a mí este encuentro me hizo bien al alma. Es una luz, y estos sabios están en todas partes porque la sabiduría de Dios ha sido esparcida en todo el mundo. Sucede lo mismo con los santos que no son sólo los que están en los altares. Sucede todos los días, aquellos que yo llamo los santos de la puerta de al lado, hombres y mujeres que viven su fe, sea la que sea, con coherencia. Aquellos que viven los valores humanos con coherencia, la fraternidad con coherencia. Creo que deberíamos descubrir a esta gente, ponerla en evidencia, porque hay tantos ejemplos... Cuando hay escándalos incluso en la Iglesia, tantos, y esto no ayuda, pero hagamos ver a la gente que buscan el camino de la fraternidad, a los santos de la puerta de al lado, y seguramente encontraremos gente de nuestra familia, algún abuelo, alguna abuela.

Su viaje tuvo una enorme repercusión en todo el mundo, ¿cree que podría ser "el viaje" del pontificado? También se dijo que era el más arriesgado. ¿Tuvo miedo en algún momento de su viaje? Está por cumplir el octavo año de su pontificado, ¿sigue pensando que será corto? Por último, la gran pregunta: ¿volverá una vez a Argentina?

- Empiezo por la última, una pregunta... que entiendo y está vinculada al libro de mi amigo periodista Nelson Castro, médico. Él Había hecho un libro sobre las enfermedades de los presidentes y yo una vez le dije: pero si vienes a Roma, debes hacer uno sobre las enfermedades de los Papas, porque será interesante conocer sus enfermedades, al menos de algunos de los últimos tiempos. Me hizo una entrevista y salió el libro: me dicen que es bueno, yo no lo he visto. Él me hizo una pregunta: "Si usted renuncia, ¿volverá a Argentina o se quedará aquí?". Yo dije: no volveré a Argentina, sino que me quedaré aquí en mi diócesis. Pero en aquella hipótesis, la respuesta va unida a la pregunta. Cuando voy a Argentina o por qué no voy...  yo siempre respondo un poco irónicamente: estuve 76 años en Argentina, ¿es suficiente no? Hay una cosa que, no sé por qué, no se dice: había sido programado un viaje a Argentina en noviembre de 2017.

Se comenzaba a trabajar, se hacía Chile, Argentina y Uruguay. Era para finales de noviembre... Pero en ese momento Chile estaba en campaña electoral, en esos días en diciembre fue elegido el sucesor de Michelle Bachelet, y yo tenía que ir antes de que cambiara el gobierno. No podía ir. Habíamos pensado en hacer así: vamos a Chile en enero y luego a Argentina y Uruguay... Pero no era posible, porque enero es como julio-agosto para los dos países. Repensando la cuestión, se hizo una sugerencia: ¿por qué no asociar Perú? Porque Perú había sido separado del viaje a Ecuador, Bolivia, Paraguay. Se había dejado aparte. Y de ahí nació el viaje en enero de 2018 a Chile y Perú. Pero esto lo quiero decir para que no haya fantasías de "patriofobia": cuando habrá la oportunidad se podrá hacer, porque está Argentina, Uruguay y el sur de Brasil.

Luego sobre los viajes. Yo para tomar una decisión sobre los viajes escucho, escucho los consejos de los consejeros y a veces viene alguien y dice: ¿qué piensas, debo ir a ese lugar? Me hace bien escuchar, esto me ayuda a tomar decisiones más tarde. Escucho a los consejeros y al final rezo, reflexiono mucho, sobre algunos viajes reflexiono mucho. Entonces la decisión viene de dentro, de las entrañas, casi espontánea, pero como un fruto maduro. Es un largo recorrido. Algunos son más difíciles, otros más fáciles. La decisión de este viaje viene de antes, de la embajadora, una  médica pediatra que fue representante de Iraq: bien, bien, insistió. Luego vino la embajadora en Italia, que es una mujer luchadora. Después llegó el nuevo embajador en el Vaticano. Antes había venido el presidente. Todas estas cosas se me quedaron dentro. Pero hay algo detrás de la decisión que me gustaría mencionar: una de ustedes me regaló la última edición en español del libro "La ultima ragazza" de Nadia Mourad. Lo leí en italiano, es la historia de los yazidíes. Y Nadia Mourad cuenta cosas aterradoras. Yo les recomiendo que lo lean, en algunos puntos puede parecer pesado, pero para mí es la razón fundamental de mi decisión. Ese libro trabajaba por dentro. También cuando escuché a Nadia, que vino a contarme cosas terribles... Todas estas cosas juntas hicieron que tomara la decisión, pensando en todas las problemáticas, tantas. Pero hay algo detrás de la decisión que me gustaría mencionar: uno de vosotros me regaló la última edición en español del libro "La última chica" de Nadia Mourad. Lo leí en italiano, es la historia de los yazidíes. Y Nadia Mourad cuenta cosas aterradoras. Os recomiendo que lo leáis, en algunos puntos puede parecer pesado, pero para mí es la razón fundamental de mi decisión. Ese libro funcionaba por dentro. Incluso cuando escuché a Nadia, que vino a decirme cosas terribles... Todas estas cosas juntas hicieron que tomara la decisión, pensando en todos los problemas, tantos. Pero al final llegó la decisión y la tomé. Luego, acerca del octavo año del pontificado. ¿Debo hacer así? (el Papa cruza los dedos en señal de superstición). No sé si los viajes se ralizarán o no, sólo les confieso que en este viaje me cansé mucho más que en los otros. Los 84 años no vienen solos, es una consecuencia... pero veremos. Ahora tendré que ir a Hungría a la misa final del Congreso Eucarístico Internacional, no una visita al país, sino sólo para la misa.

Pero Budapest está a dos horas en coche de Bratislava, ¿por qué no hacer una visita a Eslovaquia? Así es como salen las cosas...

Este viaje fue extraordinariamente significativo para las personas que pudieron verla, pero también fue una oportunidad para que el virus se propagara, sobre todo con las personas que estaban juntas amontonadas. ¿Usted está preocupado de que se puedan enfermar y morir por haber querido verlo?

R.- Como he dicho antes, los viajes se "cocinan" con el tiempo en mi conciencia, y esta es una de las cosas que me daba fuerza. Pensé mucho, recé mucho sobre esto, y finalmente tomé la decisión que verdaderamente surgió de mi interior. Y dije que Aquel que me hace decidir así, se ocupe de la gente. Pero después de la oración y después de la conciencia de los riesgos. Después de todo.

Vimos la valentía, el dinamismo de los cristianos iraquíes, también vimos los desafíos que deben enfrentar, la amenaza de la violencia islamista, el éxodo y el testimonio de la fe en su ambiente. Estos son los retos de los cristianos en toda la región. Hablamos del Líbano, pero también de Siria y de Tierra Santa. Hace diez años se celebró el Sínodo para Oriente Medio, pero su desarrollo se vio interrumpido por el ataque contra la catedral de Bagdad. ¿Piensa hacer algo para todo Oriente Medio, un Sínodo regional, o cualquier otra iniciativa?

- No estoy pensando en un Sínodo, estoy abierto a muchas iniciativas, pero un Sínodo no se me ocurrió. Usted tiró la primera semilla, vamos a ver. La vida de los cristianos es atormentada, pero no sólo la de los cristianos, hablamos de los yazidíes... Y esto, no sé por qué, me dio una fuerza muy grande. Existe el problema de la migración. Ayer, mientras volvíamos en automóvil de Qaraqosh a Erbil, vi a mucha gente, jóvenes, la edad es muy muy baja. Y la pregunta que alguien me hizo fue: ¿pero cuál es el futuro de estos jóvenes? ¿A dónde irán? Muchos tendrán que abandonar el país.

Antes de partir para este viaje, el otro día, el viernes, doce refugiados iraquíes fueron a despedirse de mí: uno tenía una prótesis en la pierna porque al escapar terminó debajo de los camiones y había tenido un accidente. La migración es un derecho doble: el derecho a no migrar y el derecho a migrar. Estas personas no tienen ninguno de los dos, porque no pueden emigrar, no saben cómo hacerlo. Y no pueden emigrar porque el mundo aún no ha tomado conciencia de que la migración es un derecho humano.

La otra vez un sociólogo italiano me dijo, hablando del invierno demográfico en Italia: dentro de cuarenta años tendremos que "importar" extranjeros para que trabajen y paguen las contribuciones de nuestras pensiones. Ustedes, los franceses, fueron más inteligentes, fueron adelante desde hace diez años con la ley que apoya a la familia, su nivel de crecimiento es muy grande.

Pero la migración se la vive como una invasión. Ayer quise recibir después de la misa, porque él lo pidió, al padre de Alan Kurdi, este niño, que es un símbolo, Alan Kurdi es un símbolo: por eso regalé la escultura a la FAO. Es un símbolo que va más allá de un niño muerto en la migración, un símbolo de civilizaciones que mureren, que no pueden sobrevivir, un símbolo de humanidad. Se necesitan medidas urgentes para que la gente tenga trabajo en sus propios países y no deba emigrar. Y, después, medidas para salvaguardar el derecho a emigrar. Es verdad que cada país debe estudiar bien la capacidad de acogida porque no es sólo la capacidad de recibir y dejarlos en la playa. Es recibirlos, acompañarlos, hacerlos progresar e integrarlos. La integración de los migrantes es la clave. Dos anécdotas: en Zaventem, en Bélgica, los terroristas eran belgas, nacidos en Bélgica, pero migrantes islámicos en guetos, no integrados. El otro ejemplo, cuando fui a Suecia, la ministra que me despedía era muy joven y tenía una fisonomía especial, no típica de los suecos. Era hija de un migrante y una sueca, tan integrada que llegó a ser ministra. Pensemos en estas dos cosas, nos harán reflexionar mucho: integrar. Sobre las migraciones, que creo que es el drama de la región. Quisiera agradecer a los países generosos que acogen a los migrantes: El Líbano, que tiene, creo, dos millones de sirios; Jordania – desgraciadamente no pasaremos por encima y el rey quería rendirnos un homenaje con aviones a muestro paso – es muy generosa: más de un millón y medio de migrantes. ¡Gracias a estos países generosos! ¡Muchas gracias!

En tres días, en este país clave de Oriente Medio, hizo lo que los poderosos de la tierra discuten desde hace treinta años. Usted ya explicó cuál es la génesis interesante de sus viajes, cómo surgen las elecciones de sus viajes, pero ahora en esta contingencia, mirando a Oriente Medio, ¿puede plantearse un viaje a Siria? ¿Cuáles pueden ser los objetivos, de aquí a un año, de otros lugares donde se requiera su presencia?

- En Oriente Medio sólo la hipótesis, y también la promesa, es el Líbano. No pensé en un viaje a Siria, porque no me vino la inspiración. Pero estoy muy cerca de la martirizada y amada Siria, como yo la llamo. Recuerdo al principio de mi pontificado, aquella tarde de oración en la Plaza de San Pedro, con el rosario, la adoración del Santísimo. Pero cuántos musulmanes con las alfombras en el suelo rezaban con nosotros por la paz en Siria, para detener los bombardeos, en aquel momento en que se decía que se habría producido un bombardeo feroz. Llevo a Siria en mi corazón. Pero pensanr en un viaje, no se me ocurrió.

Estos días, meses, su actividad fue muy limitada. Ayer tuvo el primer contacto directo, muy cercano, con la gente de Qaraqosh: ¿qué sintió? En su opinión, ahora con todo el régimen sanitario actual, ¿se pueden reanudar las audiencias generales con la gente, con los fieles, como eran antes?

- Me siento diferente cuando estoy lejos de la gente en las audiencias. Me gustaría volver a iniciar las audiencias generales lo antes posible. Esperemos que las condiciones sean las adecuadas, en esto sigo las normas de las autoridades. Ellas son las responsables y tienen la gracia de Dios para ayudarnos en esto, son las responsables de dar las normas. Nos guste o no, son las responsables y deben hacerlo así. Ahora he vuelto a empezar con el Ángelus en la plaza, con las distancias se puede hacer. Existe la propuesta de pequeñas audiencias generales, pero no me he decidido hasta que se aclare el desarrollo de la situación. Después de estos meses de encierro, me sentí realmente un poco preso, este viaje ha sido para mí para revivir. Revivir porque es tocar a la Iglesia, tocar al pueblo santo de Dios, tocar a todos los pueblos. Un sacerdote se hace sacerdote para servir, al servicio del pueblo de Dios, no para hacer carrera, no por dinero. Esta mañana en la misa estaba la Lectura bíblica sobre la curación de Naamán el sirio y decía que este Naamán quería dar dones después de haber obtenido la curación. Pero el profeta Eliseo los rechazó. La Biblia continúa: el ayudante del profeta Eliseo, cuando se habían marchado, dejó bien al profeta y se apresuró a seguir a Naamán y a pedirle los dones para él. Y Dios dijo: "La lepra que tenía Naamán será para ti". Me temo que los hombres y mujeres de la Iglesia, especialmente nosotros, los sacerdotes, no tenemos esa cercanía gratuita con el pueblo de Dios que es el que nos salva. Y ser como el siervo de Naamán: sí, ayudar, pero luego volver por los dones. De esa lepra tengo miedo. Y el único que nos salva de la lepra de la avaricia, de la soberbia, es el pueblo santo de Dios. Aquello de lo que Dios habló con David: "Te he sacado del rebaño, no te olvides del rebaño". Aquello de lo que habló Pablo a Timoteo: "Acuérdate de tu mamá y de tu abuela que te amamantaron en la fe", es decir, no pierdas la pertenencia al pueblo de Dios para convertirte en una casta privilegiada de consagrados, clérigos, lo que sea. El contacto con la gente nos salva, nos ayuda, damos la Eucaristía, la predicación, nuestra función. Pero ellos nos dan la pertenencia. No olvidemos esta pertenencia al pueblo de Dios. ¿Qué encontré en Iraq, en Qaraqosh? No me imaginaba las ruinas de Mosul, realmente no me las imaginaba... Sí, puede que haya visto cosas, puede que leí el libro, pero esto toca, es conmovedor. Lo que más me conmovió fue el testimonio de una madre de Qaraqosh. Un sacerdote que conoce realmente la pobreza, el servicio, la penitencia, y una mujer que perdió a su hijo en los primeros atentados del Isis dieron su testimonio. Ella dijo una palabra: perdón. Me conmovió. Una madre que dice: Yo perdono, pido perdón por ellos. Me acordé de mi viaje a Colombia, de aquel encuentro en Villavicencio donde tantas personas, mujeres sobre todo, madres y esposas, hablaron de su experiencia del asesinato de sus hijos y maridos. Decían: "Yo perdono, yo perdono". Hemos perdido esta palabra, sabemos insultar en gran medida, sabemos condenar en gran medida, yo en primer lugar. Pero perdonar... perdonar a nuestros enemigos, esto es puro Evangelio. Esto es lo que más me llamó la atención en Qaraqosh.

Quería saber qué sintió desde el helicóptero al ver la ciudad destruida de Mosul y después al rezar en las ruinas de una iglesia. Si se me permite, ya que es el Día de la Mujer, quería hacer una pequeña pregunta sobre las mujeres también. Usted apoyó a las mujeres de Qaraqosh con palabras muy hermosas, pero ¿qué piensa del hecho de que una mujer musulmana enamorada no pueda casarse con un cristiano sin ser descartada por su familia o algo peor?

- De Mosul he dicho un poco "de pasada" lo que sentí. Me detuve frente a la iglesia destruida, no tenía palabras. Increíble, increíble... No sólo esa iglesia sino también otras iglesias, incluso una mezquita destruida. Se nota que no estaba de acuerdo con esta gente. Increíble la crueldad humana que tenemos. En este momento, no quiero decir la palabra, empezamos de nuevo: miremos a África. Y con nuestra experiencia en Mosul, estas iglesias destruidas y todo lo demás, crea enemistad, guerra, y también el denominado Estado Islámico comienza a actuar de nuevo. Esto es algo malo, muy malo. Una pregunta que me vino a la mente en la iglesia fue la siguiente: ¿pero quién vende las armas a estos destructores? ¿Por qué no fabrican ellos mismos las armas en casa? Sí, se fabricarán algunos artefactos... ¿Pero quién vende las armas? ¿Quién es el responsable? Al menos pediría a los que venden las armas la sinceridad de decir: nosotros vendemos las armas. No dicen eso. Es feo.

Ahora las mujeres. Las mujeres son más valientes que los hombres, pero eso siempre ha sido así. Pero las mujeres son humilladas aún hoy, llegamos a ese extremo: una de ustedes me mostró la lista de precios de las mujeres (preparada por el Isis que compró mujeres cristianas y yazidíes, ndr.). No podía creerlo: si la mujer es así, de tal edad cuesta tanto... Las mujeres se venden, las mujeres se esclavizan. Incluso en el centro de Roma, el trabajo contra la trata de personas es un trabajo cotidiano. Durante el Jubileo fui a visitar una de las muchas casas de la Obra de Don Benzi. Muchachas rescatadas, una con la oreja cortada porque no había llevado dinero ese día, la otra traída desde Bratislava en el maletero del automóvil, una esclava, secuestrada. Esto pasa entre nosotros, ¡eh! La trata de personas. En estos países, especialmente en la parte de África, existe la mutilación como un rito que debe hacerse. Pero las mujeres siguen siendo esclavas y debemos luchar, pelear, por la dignidad de las mujeres. Son ellas las que llevan la historia, no es una exageración, las mujeres llevan la historia y no es un cumplido porque hoy sea el Día de la Mujer. También la esclavitud es así, el rechazo de la mujer... Pensar que en un lugar se discutió si el repudio a la esposa debía darse por escrito o sólo oralmente. ¡Ni siquiera el derecho a tener el acto de repudio! Y esto sucede hoy, pero para no desviarnos pensemos en el centro de Roma, en las chicas que son secuestradas y explotadas. Creo que ya he dicho todo sobre este tema. Les deseo un buen final de viaje y les pido que recen por mí que lo necesito.

San Benito, un águila y consejos para vivir la Cuaresma

Con la Cuaresma, la Iglesia no busca hacernos la vida imposible, sino fortalecer nuestro espíritu, para soportar los grandes vuelos que tiene la vida.

Aunque la vida del monje debería tener en todo tiempo una observancia cuaresmal, sin embargo, como son pocos los que tienen semejante fortaleza, los exhortamos a que en estos días de Cuaresma guarden su vida con suma pureza, y a que borren también en estos días santos todas las negligencias de otros tiempos. Lo cual haremos convenientemente, si nos apartamos de todo vicio y nos entregamos a la oración con lágrimas, a la lectura, a la compunción del corazón y a la abstinencia.

Por eso, añadamos en estos días algo a la tarea habitual de nuestro servicio, como oraciones particulares o abstinencia de comida y bebida, de modo que cada uno, con gozo del Espíritu Santo, ofrezca voluntariamente a Dios algo sobre la medida establecida, esto es, que prive a su cuerpo de algo de alimento, de bebida, de sueño, de conversación y de bromas, y espere la Pascua con la alegría del deseo espiritual» (San Benito, Regla, Capítulo 49).

Uno de mis animales favoritos es el águila. Siempre lo ha sido. Ver sus alas extendidas en su majestuoso vuelo o la pose orgullosa y elegante de su cabeza ha constituido desde mi más tierna infancia objeto de admiración. Por ese motivo, no dudé en abrir una de las miles de presentaciones de Power Point que me llegaron esta semana con el título de "El reto del águila". Decía exactamente lo siguiente:

El águila es una de las aves de mayor longevidad. Llega a vivir 70 años. Pero para llegar a esa edad, en su cuarta década tiene que tomar una seria y difícil decisión.

A los 40 años, ya sus uñas se volvieron tan largas y flexibles que no puede sujetar a las presas de las cuales se alimenta. El pico alargado y en punta, se curva demasiado y ya no le sirve. Apuntando contra el pecho están las alas, envejecidas y pesadas en función del gran tamaño de sus plumas y, para entonces, ¡volar se vuelve tan difícil!

Entonces, tiene sólo dos alternativas: Dejarse estar y morir... o enfrentar un doloroso proceso de renovación que le llevará aproximadamente 150 días. Ese proceso consiste en volar a lo alto de una montaña y recogerse en un nido, próximo a un paredón donde ella no necesita volar y se siente más protegida.

Entonces, una vez encontrado el lugar adecuado, el águila comienza a golpear la roca con el pico ¡hasta arrancarlo! Luego espera que le nazca un nuevo pico con el cual podrá arrancar sus viejas uñas inservibles. Cuando las nuevas uñas comienzan a crecer, ella desprende una a una, sus viejas y sobrecrecidas plumas. Y después de todos esos largos y dolorosos cinco meses de heridas, cicatrizaciones y crecimiento, logra realizar su famoso vuelo de renovación, renacimiento y festejo para vivir otros 30 años más.

No sé si sea verdad o una mera ficción, pero a mí me ha recordado el período de Cuaresma que estamos viviendo, un tiempo que, para muchos, puede ser costoso. De hecho, lo era para San Benito.

El texto del santo que arriba he querido compartirles lo deja muy claro: no se puede vivir la Cuaresma durante todo el año. No todos tenemos las fuerzas para vivirlo. Pero también es verdad que la Cuaresma es necesaria, así como para el águila era necesario ese esconderse en su nido. Sin este período de renuncias, nuestra alma puede volverse vieja, rutinaria y no rejuvenecer.

Por ello, con este tiempo litúrgico que la Iglesia nos propone no es que se busque hacernos la vida imposible, sino que, con la oración y los pequeños sacrificios que uno realiza -«que prive a su cuerpo de algo de alimento, de bebida, de sueño, de conversación y de bromas», para decirlo con las palabras de San Benito- se nos ayuda a fortalecer nuestro espíritu, a darle más fuerza y soportar, luego, los grandes vuelos que aún tengamos por delante en nuestra vida: vuelos que no estarán exentos de dificultades y tentaciones; vuelos que nos llevarán, si Dios quiere, al vuelo definitivo a la Eternidad, al abrazo con Dios.

¿Cuántas "uñas largas e inservibles" tengo yo en mi vida y que necesito arrancarme? ¿Cuál es mi lista de vicios o de pequeñas cosas que puedo ofrecer a Dios? Sería muy positivo, si no lo han hecho aún, trazarse unos objetivos, sencillos y claros, para estos 40 días de Cuaresma y ponerlos delante de Dios en la oración. Así, podremos renovar nuestra alma y, de esta manera, podremos ser también objetos de admiración...pero no de cualquiera, sino del mismo Dios.

Saber que Dios está con nosotros

Miércoles tercera semana Cuaresma. El Señor ha querido venir a nuestra vida, es una presencia viva.

“Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley”. Jesucristo cumple siempre lo que promete. El esfuerzo, el interés y la búsqueda que Cristo realiza en nuestra alma es algo que Él hace en todo momento. No pasará el cielo y la tierra sin que se cumpla lo que Dios nuestro Señor tiene planeado para cada uno de nosotros. Esto tiene que dar a cada uno de nuestros corazones una gran tranquilidad, una gran paz. Tiene que darnos la tranquilidad y la paz de quien sabe que Dios está apoyándole, de quien sabe que Dios está buscándole, de quien sabe que Dios está a su lado.

Hay veces que los caminos de nuestro Señor pueden ser difíciles de seguir. Cuántas veces nos preguntamos: ¿por qué el Señor nos lleva por este camino, por qué el Señor nos conduce por este sendero? Cristo vuelve a repetirnos que Él es la garantía. Su Palabra misma es la garantía de que efectivamente Él va a estar con nosotros: “No pasará el cielo y la tierra”.

Cuántas veces, cuando nosotros vamos en el camino de nuestra existencia cristiana, podríamos encontrarnos con dudas y obscuridades. La Escritura habla del pueblo que está a punto de entrar a la tierra prometida, y en el momento en que va a entrar, Dios le vuelve a decir lo mismo: Yo voy a entrar contigo. Yo voy a estar contigo a través de los Mandamientos, a través de tu vida interior, a través de la iluminación.

Nosotros tenemos también que encontrar que Dios está con nosotros, que el Señor ha querido venir a nuestra vida, ha querido venir a nuestra alma, ha querido encontrarse con nosotros. Su presencia es una presencia viva. Y el testimonio espiritual de cada uno de nosotros habla clarísimamente de la presencia viva de Dios en nosotros, de la búsqueda que Dios ha hecho de nosotros, de cómo el Señor, de una forma o de otra, a través de los misteriosos caminos de su Providencia, nos ha ido acompañando, nos ha ido siguiendo. Si el Señor hubiera actuado como actuamos los hombres, ¡cuánto tiempo hace que estaríamos alejados de Él! Dios actúa buscándonos, Dios actúa estando presente, porque sus palabras no van a pasar.

¿Tengo yo esta confianza? ¿Mi alma, que en todo momento, de una forma o de otra, está iluminada por el Espíritu Santo para que cambie, para que se transforme, para que se convierta, está encontrando esa confianza en Dios, está poniendo a Cristo como garantía? ¿No nos estaremos poniendo a nosotros mismos como garantía de lo que Dios va a hacer en nuestra vida y que vemos muy claro lo que hay que cambiar, pero como garantía nos ponemos a nosotros mismos, con el riesgo —porque ya nos ha pasado muchas otras veces—, de volver a caer en la misma situación?

Aprendamos a ponernos en las manos de Dios. Aprendamos a confiar en la garantía que Cristo nos dé, pero, al mismo tiempo, aprendamos también a corresponder a nuestro Señor.

“El que quebranta uno de estos preceptos menores y los enseña así a los hombres, será el menor en el Reino de los Cielos”. La responsabilidad de escuchar la Palabra de Dios hasta en las más pequeñas cosas, es una responsabilidad muy grande que el Señor ha querido depositar sobre nuestros hombros, dentro de nuestra concreta vocación cristiana. El Señor es muy claro y dice que no podemos darnos el lujo ni de quebrantar, ni de enseñar mal los preceptos, incluso los menores. Así como la garantía que Él nos da es una garantía de cara a la perfección cristiana, Él también quiere que nuestra correspondencia sea de cara a la perfección cristiana. El Señor nos llama a la perfección.

Vamos a pedirle al Señor que nos ayude a escucharlo, a tenerlo a nuestro lado, a tenerlo como garante de nuestros propósitos y de nuestras luchas. Pero, al mismo tiempo, vamos a pedirle que nos ayude a corresponder hasta en los preceptos menores. Que no haya nada que nos aparte del amor de Jesucristo. Que no haya nada que nos impida ser grandes en el Reino de los Cielos, que no es otra cosa sino tener en nuestra alma el amor vivo de nuestro Señor, de ser capaces de tenerlo siempre muy cerca a Él, y al mismo tiempo, de ser profundamente entregados a todo lo que Él nos va pidiendo.

El New Age confunde la gracia con la energía cósmica

Con prólogo del obispo de Ciudad Rodrigo, Raúl Berzosa, el sacerdote Gonzalo Len acaba de publicar su última obra, New Age. El desafío, de la editorial Stella Maris, en la que alerta al mundo católico sobre una supuesta pérdida de relevancia de la Nueva Era, cuando el desafío es aún mayor ya que su protagonismo afecta a "algunos caminos espirituales en el interior de la Iglesia" porque, entre otras cuestiones, "confunde a Dios personal con lo divino, la salvación con la conexión sanadora y la oración con la meditación egocéntrica".

-En su último libro, New Age. El desafío, expone los principales fundamentos de este movimiento y los retos para la Iglesia católica. ¿Los podría enumerar brevemente?

En resumen se puede decir que la "New Age" es un milenarismo con un paradigma alternativo. Es decir, tiene un mensaje de cambio epocal en torno al 2000 (de la era de Piscis a la de Acuario; de una época oscura y dividida a una luminosa y armoniosa) y presentan un nuevo paradigma de aproximación a la realidad (fundamentalmente se trata de comprender el universo como un gran organismo vivo, totalmente interconectado) y lo presentan como alternativo (la modernidad y el cristianismo han fracasado), como la única respuesta a los males actuales.

-La "New Age" busca la satisfacción personal mediante sincretismos de todo tipo, ¿en qué modo distrae la atención para reconocer a Cristo como el Hijo de Dios que ha intervenido e interviene directamente en los asuntos humanos?

Distrae la atención por su paradigma de fondo, no siempre fácil de ver. Si el universo es un gran organismo vivo, todo interconectado e identificado como lo divino, el planteamiento espiritual y salvífico está orientado a la conexión con ese ser vivo, con la energía cósmica. Para esa conexión "trascendente" hay muchísimas terapias y prácticas que a fin de cuentas no hacen sino resaltar la "experiencia", que termina convirtiéndose en la fuente de la verdad ("la experiencia es la verdad") y centrando a la persona en sí misma.

Se confunde a Dios personal con lo divino, la salvación con la conexión sanadora, la oración con la meditación egocéntrica, la gracia con la a energía cósmica, etc.

Y este paradigma mina la fe la fe en el Señor Jesús e indispone para ella.

-¿Qué le ha urgido a escribir este libro cuando parece que la "New Age" es un tema del que hoy se habla escasamente, incluso en el mundo católico?

Hay un punto importante a considerar: el nombre "New Age" hoy en día se usa poco. Pero eso no significa que su presencia nociva haya disminuido. A la "New Age" se le conoce mucho más por sus manifestaciones que por su nombre. Ponemos unos ejemplos: el eneagrama, los niños índigo, el reiki, la reencarnación, el "channeling", los métodos para la expansión de la conciencia, los métodos para la relajación y armonía, la meditación trascendental (y otras), la energía cósmica y los centros energéticos (Stonehenge, Nazca, Cuzco, etc.), los ángeles (fuera del contexto bíblico), los alienígenas, las flores de Bach, etc

Su actualidad y desafío se ve más claramente cuando se comprende que la gran diversidad de manifestaciones tiene cierta unidad de fondo.

Hay otros nombres que también identifican este fenómeno tan complejo: holística, espiritualidad alternativa, autoayuda, esoterismo. Mantuvimos el nombre "New Age" porque remite a sus orígenes en los 60s y 70s y permite encontrar allí sus presupuestos y planteamientos principales que, en lo esencial, no han cambiado.

-¿En qué modo ve que esta afectando actualmente a la jerarquía o liturgias católicas?

No he tenido la oportunidad de constatar que afecte a la jerarquía. Más bien no son pocos los obispos que han manifestado su preocupación por la "New Age" y han buscando salir al encuentro de diversas maneras.

Sin duda, en no pocos lugares ha influenciado al interior de la Iglesia en algunos caminos espirituales y prácticas pastorales.

El Papa Juan Pablo II advirtió hace unos años a un grupo de obispos de Estados Unidos sobre la influencia de la "New Age" en la vida de la Iglesia: "Las ideas de la Nueva Era a veces se abren camino en la predicación, la catequesis, los congresos y los retiros, y así llegan a influir incluso en los católicos practicantes que tal vez no son conscientes de la incompatibilidad de esas ideas con la fe de la Iglesia"

-En su libro expone algunas formas de cómo se ha ido asumiendo, casi por osmosis, por los seglares. A su juicio, ¿cuáles son actualmente las más notorias?

Podemos señalar algunas: la idea de un dios impersonal, la trascendencia como inmanencia, la salvación como autosalvación, la gracia como energía cósmica, la oración como relajación y autocontrol, la verdad moral como experiencia y el destino eterno como reencarnación.

-Como especialista del tema, ha disertado sobre él en muchos lugares de Europa y Sudamérica, ¿dónde cree que afecta más en los usos y costumbres?

Sin duda, hay una presencia mayor en los países del primer mundo occidental, pero considero que ningún lugar se libra de su influencia. En términos sociológicos la "New Age" tiene poquísima presencia en ámbitos de pobreza material. Es atractiva y apelante en ámbitos de mayor prosperidad económica, en personas que han tenido cierta cultura y sensibilidad religiosa, agotadas por el modelo materialista, y que buscan una solución más profunda para sus vidas pero que al mismo tiempo sea fácil y sin mucho compromiso. No hay que olvidar que la "New Age" crece, en parte, porque hay personas en búsqueda de Dios y con anhelos de una vida reconciliada. No es solo atractiva para los amantes de lo oculto y alternativo sino para muchos hombres y mujeres que quieren una respuesta que esté un poco más allá de la que presenta una cultura secularizada.

-¿Cuáles son los principales grupos de poder que siguen promoviendo actualmente el modo de vivir "New Age"?

No he investigado este punto. Me parece que el desafío es más antropológico: la "New Age" crece porque está dando a las personas una respuesta atractiva, aunque sea un sucedáneo. El desafío para la Iglesia es salir al encuentro de las personas haciendo presente al Señor Jesús, el único capaz de responder a las hambres más profundas de las personas de todo tiempo y lugar. Aquí entra la llamada a la Nueva Evangelización: nueva en su ardor, nueva en sus métodos y nueva en su expresión.

  • MUJERES - Huguette Turcott
  • MARÍA COMO MODELO PARA LAS MUJERES - Huguette Turcott

Preces

A Jesús, que no vino a abolir la ley sino a darle cumplimiento, le decimos:

R/MSeñor, conduce nuestra vida a la plenitud.

Tú, que eres Señor de la historia,

– conduce a tu Iglesia para que su acción sea fecunda en el mundo.MR/

Tú, que tienes palabras de vida eterna,

– enséñanos a hablar a los que pasan por momentos de dificultad.MR/

Tú, que eres manso y humilde de corazón,

– infunde sabiduría a los padres y maestros para que sean buenos educadores.MR/

Tú, que no dejas de interceder por nosotros ante el Padre,

– mantén nuestra esperanza en la vida eterna.MR/

Intenciones libres

Padre nuestro…

Oración

Señor, instruidos por las prácticas cuaresmales y alimentados con tu palabra, concédenos que te sirvamos fielmente con una santa austeridad de vida y perseveremos unidos en la plegaria. Por nuestro Señor Jesucristo.

El Papa Francisco: ¿Quién vende las armas a los terroristas?

SAFIN HAMED / AFP

10/03/21

El Papa recordó su 33 viaje en Irak durante la audiencia general del miércoles en el Vaticano: La lógica de la guerra inició con Caín

El papa Francisco ha pedido hoy detener el comercio de armas en países como Irak, devastado por el terrorismo y la violencia. El pontífice ha recordado su 33º viaje apostólico a Bagdad, Najaf, Ur, Mosul, Erbil y Qaraqosh (5-8 Marzo) durante la Audiencia General de este miércoles, 10 de marzo:

«Yo me preguntaba: “Quién vendía las armas a los terroristas? ¿quién vende hoy las armas a los terroristas que están haciendo estragos en otras partes, pensemos por ejemplo en África? Una pregunta que yo quisiera que alguien me respondiera».

En la Biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, el Papa afirmó que el Señor le concedió visitar Irak, realizando un proyecto de San Juan Pablo II.

«Ha sido una peregrinación bajo el signo de la esperanza, la reconciliación y la fraternidad».

En nombre de toda la Iglesia católica he querido asociarme a la cruz que ese sufrido pueblo y esa Iglesia mártir han cargado durante años de terror, violencia y exilio forzado

Abraham

«Nunca un Papa había estado en la tierra de Abraham; la Providencia ha querido que esto sucediera ahora, como signo de esperanza después de años de guerra y terrorismo y durante una dura pandemia». 

En primer lugar, agradeció a Dios y a todos aquellos que han hecho posible el viaje: a las autoridades civiles y eclesiales.También a los fieles de las respectivas Iglesias; a las Autoridades religiosas.

El Papa destacó como «inolvidable» su encuentro con el Gran Ayatolá Al-Sistani, en su casa en Nayaf.

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Papa Francisco y Al Sistani: el cristianismo y el islam colaboren por “el bien de Irak”

«Hombre humilde y sabio…una luz». Así definió el Papa a Al-Sistani (90 años) en el vuelo de regreso a Roma desde Bagdad, quien es considerado como el mayor líder espiritual del islamismo chiita en Irak. Un nuevo interlocutor del Vaticano en Oriente Medio en línea con la Encíclica papal «Fratelli tutti», la libertad religiosa y la defensa de las minorías.

Qaraqosh 

Francisco contó su experiencia en Qaraqosh, capital de Kurdistán iraquí, donde escuchó el testimonio de los cristianos perseguidos por el Estado Islámico.

«Sentí con fuerza el sentido penitencial de esta peregrinación: no podía acercarme a ese pueblo atormentado, a esa Iglesia mártir, sin tomar sobre mí, en nombre de la Iglesia católica, la cruz que ellos llevan desde hace años; una cruz grande, como esa colocada en la entrada de Qaraqosh».

«Lo sentí de forma particular viendo las heridas todavía abiertas de las destrucciones, y más todavía encontrando y escuchando a los testigos supervivientes de la violencia, la persecución, el exilio...», añadió.

Y al mismo tiempo, afirmó:  «vi en torno a mí la alegría de acoger al mensajero de Cristo; vi la esperanza de abrirse a un horizonte de paz y de fraternidad, resumido en las palabras de Jesús que eran el lema de la visita: «Vosotros sois todos hermanos» (Mt 23,8)».

«Esperanza», fue la palabra del Papa para resumir su sentimiento al ver los gestos de la gente; en especial destacó a las mujeres que de pie por horas alzaban a sus niños de brazos. «La leí en los rostros luminosos de los jóvenes y en los ojos vivaces de los ancianos».

La guerra

«El pueblo iraquí tiene derecho a vivir en paz, tiene derecho a encontrar la dignidad que le pertenece».

Irak – afirmó el Papa – tiene «raíces religiosas y culturales» que son milenarias: Mesopotamia es cuna de civilización; Bagdad ha sido en la historia una ciudad de importancia primordial, que albergó durante siglos la biblioteca más rica del mundo.

¿Y qué la destruyó? La guerra. La guerra siempre es el monstruo que, con el cambio de épocas, se transforma y continúa devorando a la humanidad. Pero la respuesta a la guerra no es otra guerra, la respuesta a las armas no son otras armas.

¿Quién arma a los terroristas?

«Yo me preguntaba: “Quién vendía las armas a los terroristas? ¿quién vende hoy las armas a los terroristas que están haciendo estragos en otras partes, pensemos por ejemplo en África? Un pregunta que yo quisiera que alguien me respondiera», cuestionó el Papa.

«La respuesta no es la guerra, la respuesta es la fraternidad. Este es el desafío para Irak, pero no solo: es el desafío para tantas regiones en conflicto y, en definitiva, para el mundo ente: la fraternidad».

«Construir una cultura de la fraternidad, pidió el Papa y se preguntó si el mundo está listo para ello.

La lógica de la guerra inició con Caín, así recordó al personaje que mató a su propio hermano; el primer asesinato narrado en la Biblia.

Ur

Después, mencionó el encuentro que tuvo con los representantes de otras religiones en Ur; un acontecimiento histórico,  “donde Abrahán recibió la llamada de Dios hace unos cuatro mil años”.

«En este país, como en todo el mundo, la respuesta a la guerra y a la violencia sólo puede ser la fraternidad. Con ese propósito musulmanes, judíos, cristianos y representantes de otras religiones nos reunimos y rezamos juntos en Ur, y resonó con fuerza en nuestro corazón la afirmación del Señor: ¡Todos ustedes son hermanos!»

Mosul y los cristianos 

Así también destacó el lanzamiento de un mensaje de fraternidad desde Mosul y desde Qaraqosh, sobre el río Tigris, en las ruinas de la antigua Nínive. «La ocupación del Estado Islámico causó la fuga de miles y miles de habitantes, entre los cuales muchos cristianos de diferentes confesiones y otras minorías perseguidas, especialmente los yazidíes.

Se ha arruinado la antigua identidad de estas ciudades. Ahora se está tratando de reconstruir con mucho esfuerzo; los musulmanes invitan a los cristianos a volver, y juntos restauran iglesias y mezquitas».

En este sentido, invitó a seguir rezando «por estos hermanos y hermanas nuestros tan probados, para que tengan fuerza de volver a comenzar.

Y pensando en tantos iraquíes emigrados quisiera decirles: habéis dejado todo, como Abrahán: como él, custodiad la fe y la esperanza, y sed creadores de amistad allá donde estéis».

La primera misa de un papa en rito caldeo

Sucesivamente, subrayó el mensaje de fraternidad que vino de las dos Celebraciones eucarísticas: la de Bagdad, en rito caldeo, y la de Erbil, «ciudad donde fui recibido por el presidente de la región y su primer ministro, por las autoridades y el pueblo».

«La esperanza de Abraham y de su descendencia se ha realizado en el misterio que hemos celebrado, en Jesús.

«Él, con su muerte y resurrección, nos ha abierto el paso a la tierra prometida, a la vida nueva donde las lágrimas son secadas, las heridas sanadas, los hermanos reconciliados», añadió.

La fraternidad: no hace ruido, pero es fructífera

«Queridos hermanos y hermanas, alabemos a Dios por esta histórica visita y sigamos rezando por esa Tierra y por Oriente Medio».

«En Irak, no obstante el fragor de la destrucción y de las armas, las palmas, símbolo del país y de su esperanza, han seguido creciendo y dando fruto. Así sucede con la fraternidad: no hace ruido, pero es fructífera y nos hace crecer. ¡Dios, que es paz, conceda un futuro de fraternidad a Irak, a Oriente Medio y al mundo entero!», concluyó.

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