“¿Por qué esta generación pide un signo?”

Misa de Francisco en el Cenáculo

Kasper, Coccopalmerio, Castillo, Bassetti o Secondin crean un grupo de apoyo al Papa
"Il Cenacolo di Papa Francesco"
Religión Digital, único medio español en el club de los defensores de las reformas de Bergoglio

El papa Francisco está profundamente convencido de que solamente mediante el Evangelio, hecho vida en nosotros, la Iglesia tiene sentido y puede cumplir con su misión en el mundo

(Jesús Bastante).- Se llaman "Il Cenacolo di Papa Francesco". Son un grupo de creyentes de distintos países, articulado en torno de tres cardenales (Walter Kasper, Francesco Coccopalmerio y Gualtiero Bassetti), con un único objetivo: "Colaborar con el Papa Francisco, desde el convencimiento de la importancia que tiene en este momento el papel del Papado como autoridad moral y personalidad influyente en la opinión pública mundial". El teólogo José María Castillo es miembro fundacional de este foro, que también incluye a Religión Digital como único medio español.

La iniciativa surgió el verano pasado, pensando en la necesidad de organizarse para defender al Papa y difundir su pensamiento frente a los "lobos" que continúan atacando al Pontífice. El presidente emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de los Cristianos, blanco fácil de los ultraconservadores, así como el actual presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos aseguran la catolicidad del proyecto.

Periodistas, sacerdotes, teólogos, educadores... se suman a Il Cenacolo, que en los próximos meses delimitará sus actuaciones. Para José María Castillo, este grupo "es muy variado. En él hay clérigos y laicos, mujeres y hombres, profesionales de la teología, de la enseñanza y de los medios de comunicación".

El organizador del mismo es el vaticanista Raffaele Luise, hombre de larga experiencia en los asuntos de la Curia y del Papado. "Hay en el grupo tres cardenales (W. Kasper, G. Bassetti, F. Coccopalmerio), algunos obispos, varios teólogos, corresponsales de cadenas de información, escritoras y escritores). Personas que, en definitiva, pueden influir más eficazmente en la opinión pública", añade Castillo.

Qué se pretende al crear este grupo? "Dos cosas: primero, defender el papado y, en concreto ahora, al actual obispo de Roma, el papa Francisco; segundo, difundir su pensamiento, su idea de la Iglesia, su teología del pueblo y para el pueblo, su sensibilidad evangélica y su cercanía a toda clase de gentes, sean cuales sean sus ideas o creencias".

Porque, añade Castillo, lo que importa, "más que defender los "dogmas" y la "ortodoxia" doctrinal, cosa sin duda importante, es sobre todo defender la vida de las personas, la dignidad de los seres humanos, los derechos de todos. Porque el papa Francisco está profundamente convencido de que solamente mediante el Evangelio, hecho vida en nosotros, la Iglesia tiene sentido y puede cumplir con su misión en el mundo".

"Si algo se está poniendo en evidencia desde que Bergloglio fue elegido papa -añade el teólogo español-, es que en la Iglesia hay demasiada gente que está con el papa mientras el papa defiende lo que algunos quieren que el papa defienda. O sea, son muchos los que quieren un papa a la medida. Y eso no. Eso no es lo que Jesús quiso".

¿Es tan fuerte la oposición al papa? ¿Por qué? Castillo responde utilizando un texto de Juan Bautista Metz: "La fe dogmática o confesional es el compromiso con determinadas doctrinas que pueden y deben entenderse como fórmulas rememorativas de una reprimida, indomeñada, subversiva y peligrosa memoria de la humanidad. El criterio de su genuino carácter cristiano es la peligrosidad crítica y liberadora, y al mismo tiempo redentora, con la que actualizan el mensaje recordado, de suerte que "los hombres se asusten de él y, no obstante, sean avasallados por su fuerza".

Las profesiones de fe y los dogmas, para Castillo, son "fórmulas muertas, vacías, cuando los contenidos que traen a la memoria no ponen de manifiesto esta peligrosidad". Por eso, añade, "se comprende que haya personas de poder que se oponen al papa y hasta pueden parecer una seria amenaza para él. Porque hay gente de poder en la Iglesia, que ha alcanzado ese poder a fuerza de trepar. Ésos no son los más peligrosos. Los más preocupantes son los que se basan, no en favores recibidos, sino en "dogmas y tradiciones" en los que ven que se juegan su propia salvación. Esto es grave. Y preocupante".

Evangelio según San Marcos 8,11-13. 

Entonces llegaron los fariseos, que comenzaron a discutir con él; y, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Jesús, suspirando profundamente, dijo: "¿Por qué esta generación pide un signo? Les aseguro que no se le dará ningún signo". Y dejándolos, volvió a embarcarse hacia la otra orilla. 

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia 
Sermón 126, 3-4

“¿Por qué esta generación pide un signo?”

Admira estos hechos, despierta: sabes admirar las cosas insólitas: ¿acaso son más grandiosas que las que estás acostumbrado a ver?

Los hombres se asombraron de que nuestro Señor Jesucristo diera de comer a tantos miles con sólo cinco panes (), y no se asombran de que por obra de unos pocos granos se llenen las tierras de mieses (Mt 14,19ss). Los hombres vieron que el agua se había convertido en vino y se llenaron de estupor (Jn 2,19): ¿qué otra cosa hace la lluvia por medio de la raíz de la vid? El que hizo aquello, hizo esto. (…)

El Señor hizo prodigios y muchos le despreciaron (…) diciendo para sí: “Estas obras son divinas, pero él no es sino un nombre”. Tú, pues, ves dos cosas: unos hechos divinos y un hombre; pero, si lo divino sólo puede hacerlo Dios, estate atento, no sea que en el hombre se oculta Dios. Fíjate —repito— en lo que ves y cree lo que no ves. Quien te llamó a creer, no te abandonó. Aunque te ordenó creer lo que no puedes ver, no te dejó sin ver algo, a partir de lo cual puedas creer lo que no ves.

¿Acaso las criaturas mismas son signos pequeños, indicios insignificantes del creador? Vino también, hizo milagros. No podías ver a Dios, pero podías ver al hombre: Dios se hizo hombre para que en un único hombre tuvieras algo que ver y algo que creer.

Juliana, (o Ileana) Mártir, Santa Virgen y Mártir, 16 de febrero

Martirologio Romano: En la Campania, santa Juliana, virgen y mártir (s. inc.).

Cuando llegó la paz de Constantino, la matrona Sofronia tomó las reliquias del cuerpo de la mártir Juliana con la intención de llevarlas consigo a Roma. Por una tempestad, tuvo que desembarcar en Puzoli donde le edificó un templo que luego destruyeron los lombardos. Las reliquias se vieron peligrar y prudentemente se trasladaron a Nápoles donde reposan y se veneran con gran devoción.

En Nicomedia tuvieron lugar los hechos, de mil maneras narrados y con toda clase de matices comentados, en torno a esta santa que hizo un proyecto de su vida contrapuesto al deseado por su padre. Los narraré escuetamente adelantando ya que fue por la persecución de Maximiano.

Juliana es hija de una conocida familia ilustre pero con un padre pagano metido en el ejercicio del Derecho - que cuando llega el momento llega a convertirse en perseguidor de los cristianos - y una madre agnóstica. Ella, por la situación del entorno familiar nada favorable para la vivencia cristiana, se ha hecho bautizar en secreto. Además se le ha ocurrido entregarse enteramente a Cristo y no entra el casamiento en sus planes de futuro. Este es el marco.

La dificultad del caso comienza cuando Eluzo, que es un senador joven, quiere casarse con Juliana. La cosa se pone aún más interesante porque, conociendo que Eluzo bebe los vientos por su hija, ya ha concertado el padre el matrimonio entre el senador y la joven, comprometiendo su honorabilidad.

La supuesta novia lo recibe amablemente y con cortesía haciendo gala de su esmerada educación. Pero, al llegar el momento culminante de los detalles matrimoniales, salta sobre el tapete una condición al aspirante con la intención de desligarse del compromiso. No lo aceptará -le dice- mientras no sea juez y prefecto de la ciudad. Claro que eso era como pedir la luna; pero se vio pillada en sus palabras ya que en poco tiempo, gracias a influencias, dinero y valía personal, Eluzo se ha convertido en juez y prefecto de Nicomedia; además, continúa insistiendo en sus pretensiones matrimoniales con Juliana. La doncella mantiene la dignidad dándole toda clase de felicitaciones y parabienes, al tiempo que le asegura no poder aceptar el matrimonio hasta que se dé otra condición imprescindible para cubrir la sima que los separa: debe hacerse cristiano.

Ante tamaño disparate es el propio Eluzo quien pondrá al padre al corriente de lo que está pasando y de la «novedad» que se presenta. «Si eso es verdad, seremos juez y fiscal para mi hija». Juliana sólo sabe contestar a su padre furioso que ansía ser la primera dama de la ciudad, pero que sin ser cristiano, todo lo demás lo estima en nada.
«Por Apolo y Diana! Más quiero verte muerta que cristiana».

Convertida al cristianismo, se destacó por su entusiasmo y ardor en la difusión de la fe, por lo que fue encarcelada, torturada y finalmente decapitada el año 305. Su cuerpo fue trasladado a Cumas, en Italia, y posteriormente su reliquias llegaron a España, donde en su honor los condes de Castilla levantaron el célebre monasterio de Santillana (Santa Ileana), uno de los mejores monumentos de la Edad Media española

En la conversación tratará a su padre con respeto y amor de hija, pero... «mi Salvador es Jesucristo en quien tengo puesta toda mi confianza». Vienen los tormentos esperados cuando las razones no son escuchadas. Estaño derretido y fuego; además, cárcel para darle tiempo a pensar y llevarla a un cambio de actitud. Finalmente, con 18 años, se le corta la cabeza el 16 de febrero del 308.

Alguna vez hay padres «se pasan» al forzar a sus hijos cuando tienen que elegir estado. Esto tiene más complicaciones si razones profundas, como la fe práctica, dificulta la comprensión de los motivos que distancian. ¿No pensaría el padre de Juliana que sin matrimonio y cristiana su hija sería desgraciada? Quizá con viva fe cristiana llegara a vislumbrar que Jesucristo llena más que el dinero, el poder, la dignidad y la fama. Uno de los hechos más característicos de las «Actas», es la discusión que tuvo la santa con el demonio, el cual, disfrazado cono un ángel de luz, trataba de persuadirla para que accediese a los deseos de su padre y de su pretendiente. Por ello, el arte medieval representaba comúnmente a Santa Juliana con una cadena o una cuerda disponiéndose a atar a un demonio alado.

16 de febrero 2015 Lunes VI Gn 4, 1-15.25

El enfrentamiento de Caín Abel es bien conocido; sabemos que «el Señor se complació en Abel y en la ofrenda que le presentaba, pero no en Caín ni en su ofrenda». Caín en lugar de revisar su vida y sus frutos, se subleva contra su hermano hasta hacer desaparecer lo que él entendía como un competidor que lo ganaba. ¿Cuáles son tus sentimientos cuando bien cerca de ti hay alguien que está tener éxito mucho mejor que tú? No te parece que muchos conflictos humanos, nacionales, e internacionales, pueden ser fruto de actitudes como la de Caín? Tú te has sentido aguijón por estos sentimientos? Como curarlos? Señor, líbrame de la envidia y el resentimiento.

Si dejo a Dios entrar...
Cada hombre y cada mujer que se abren a Dios producen una verdadera reforma, una auténtica revolución.


La historia humana está llena de injusticias, persecuciones, engaños, torturas, crímenes, odios, mentiras. El pecado reina en miles de corazones.

También cerca de mí percibo la fuerza del mal.

En quien intriga y murmura, en quien trampea para aplastar a otros, en quien sucumbe a la avaricia, en quien se deja encadenar por una vida de placeres egoístas.

Y, tengo que constatarlo, también ese mal está dentro de mí, en mis muchos pecados, en mis infidelidades, en mis perezas, en mis caprichos.

Ante la fuerza de un mal casi omnipresente, tengo miedo. Miedo ante el sufrimiento de otros. Miedo ante los escándalos y las maquinaciones. Miedo ante mi debilidad y cobardía.

Pero todo puede dar un vuelco si dejo a Dios entrar en mi vida. Basta poco: reconocerme pecador, pedir ayuda, abrirme a la misericordia, confesarme humildemente, recibirle en la Eucaristía, escucharle en el Evangelio, permitir que me acompañe con sus continuas inspiraciones.

Si dejo a Dios entrar en mi vida, algo cambia en el mundo entero. Mi corazón, sanado, romperá con tibiezas y miedos que paralizan y empezará a contagiar, a los de cerca y a los de lejos, con la fuerza sanadora de la gracia.

Cada hombre y cada mujer que se abren a Dios producen una verdadera reforma, una auténtica revolución. Es la revolución de los santos, de la que hablaba Benedicto XVI durante su primer viaje a Alemania como Papa: “sólo de los santos, sólo de Dios, proviene la verdadera revolución, el cambio decisivo del mundo” (Benedicto XVI, 20 de agosto de 2005).

Si dejo a Dios entrar en mi vida, el mundo se alejará del mal y avanzará hacia la justicia. Así de sencillo, así de hermoso, así de fácil, porque para Dios nada hay imposible. Desde ese momento, el Amor, presente entre nosotros en Jesús de Nazaret, volverá a purificar y salvar, simplemente por haberlo acogido con fe y con alegría.

Francisco y el Evangelio de los marginados

Consiste, esencialmente, en pasar de la doctrina al Evangelio
El "Evangelio de los marginados": la hoja de ruta que el Papa propone a sus cardenales
Púrpuras, sí, pero para servir. No para mandar ni para pavonearse con el brillo y el poder

Ésa es la Iglesia que quiere el Papa: compasiva, que se acerca a los pobres, sin miedo al que dirán ni a provocar el escándalo de los fariseos

(José Manuel Vidal).- La revolución tranquila del Papa, que no se detendrá ante las presiones de los halcones curiales, tiene una hoja de ruta, que Francisco quiso entregar hoy, explicitada, a sus nuevos cardenales, en una solemne eucaristía en la Basílica de San Pedro.

Consiste, esencialmente, en pasar de la doctrina al Evangelio.

En las últimas décadas, la Iglesia cargaba las tintas en los principios doctrinales "innegociables". Asaeteaba a los católicos, un día sí y otro también, con la estrategia del no, del pecado, de la aduana. Y hasta amenazaba con la excomunión a los numerosos pecadores.

Francisco no quiere cambiar los dogmas católicos. No puede hacerlo. Pero, respetando el Credo irreformable, está dispuesto a revisar todas las demás adherencias doctrinales que, como el polvo de los siglos, se ha ido pegando al rostro de la Iglesia católica. Para volver a las esencias y redescubrir el Evangelio. Pero no cualquier Evangelio, sino el "Evangelio de los marginados".

Ése es, según el Papa, el gran reto de la Iglesia actual. Porque "en el Evangelio de los marginados se juega nuestra credibilidad". El catolicismo sólo volverá a conectar con amplias capas de la población o sólo podrá seguir siendo levadura en la masa, si se tiñe de ternura, misericordia, compasión y caridad con los más pobres.

Por eso, en una vibrante homilía, que le salía del fondo del alma, Francisco quiso explicitar a sus 20 nuevos cardenales, por donde pasa ese Evangelio. En primer lugar, pasa por cambiar el chip de las autoridades eclesiales. Los cardenales no pueden ser señores ni príncipes. Púrpuras, sí, pero para servir. No para mandar ni para pavonearse con el brillo y el poder. Eso significa conformar un auténtico "colegio" cardenalicio, entre cuyos miembros no reinen los celos ni el orgullo y, mucho menos, el odio y el rencor.

En segundo lugar el "Evangelio de los marginados" pasa por imitar la "compasión" de Jesús. Esa compasión profunda, que viene de la palabra latina "cum patire", "sufrir con". Como la que mostró y demostró Jesús con el leproso, al que toca, abraza, sana y salva de la exclusión. Ésa es la Iglesia que quiere el Papa: compasiva, que se acerca a los pobres, sin miedo al que dirán ni a provocar el escándalo de los fariseos. De esos clérigos, también actuales, que "se escandalizan ante cualquier apertura que no encaje con sus esquemas mentales, ante cualquier caricia que no corresponda a su forma de pensar y a su pureza ritualista".

Las dos lógicas en pugna en la Iglesia

En tercer lugar, el "Evangelio de los marginados" es el que responde a la "lógica del amor". Porque, según el Papa, en la Iglesia siempre ha habido dos lógicas en pugna. Una que se centra "en el miedo de perder a los salvados". Y la otra que se basa en "el deseo de salvar a los perdidos". Ésta última lógica, la lógica de la integración, es la que tiene que identificar a la Iglesia. La lógica que guía la primavera reformista de Bergoglio, frente al miedo de los halcones que se enrocan en la dinámica de no perder a los que ya están dentro y, por eso, optan por pescar en pecera.

Y para que quedase claro su reforma primaveral, el Papa quiso ilustrar y concretar todavía más en qué consiste esa lógica del amor. "No quiere decir menospreciar los peligros o hacer entrar los lobos en el rebaño, sino acoger al hijo pródigo, actuar decididamente, remangarse y no quedarse mirando pasivamente el sufrimiento del mundo".

O dicho de otra forma: "El camino de la Iglesia es el de no condenar a nadie para siempre, sino difundir la misericordia de Dios a todas las personas que lo piden con corazón sincero. Salir del propio recinto para buscar a los lejanos en las periferias de la existencia. Seguir al Maestro cuando dice 'No necesitan médico los sanos, sino los enfermos; no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores'".

Y es que, en la lógica del amor, la "caridad no puede ser neutra, aséptica, indiferente, tibia o imparcial. La caridad contagia, apasiona, arriesga y compromete, porque la caridad verdadera siempre es inmerecida, incondicional y gratuita".

Esta lógica evangélica impulsa a salir, a buscar a la oveja perdida. Se trata de "no acoger sólo e integrar, con valor evangélico, a aquellos que llaman a la puerta; sino salir, ir a buscar, sin prejuicios y sin miedos, a los lejanos" e, incluso a los que se declaran ateos. "Sin miedo a la ternura y a la compasión". Una hoja de ruta, la del "Evangelio de los marginados" que, según el Papa, tiene dos iconos claros. El primero, Cristo. Y el segundo, San Francisco de Asís. Ambos "no tuvieron miedo de abrazar a los leprosos y de acoger a aquellos que sufren cualquier tipo de marginación". Ése es el Evangelio que hará creíble a la Iglesia católica en el tercer milenio. Sin él, perderá toda su credibilidad y su sal se tornará insípida.

Preces de los Fieles (Miércoles de Ceniza 18.02.201.

Hemos puesto un poco de ceniza en nuestra cabeza.
Es señal de que queremos vivir con sentido la Cuaresma.
Pidamos constancia en este camino hacia la Pascua, diciendo: Queremos caminar contigo, Señor.

Por la Iglesia universal:
que el inicio de la Cuaresma sea para todos llamada a la conversión;
que la ceniza nos haga conscientes de nuestra delibidad y pobreza.
Roguemos al Señor: Queremos caminar contigo, Señor.
Por la paz en el mundo, en nuestro país, en nuestro pueblo, en nuestrohogar:
que el diálogo y la buena voluntad dirijan nuestras relaciones;
que actuemos contra las causas de la injusticia y la violencia.
Roguemos al Señor: Queremos caminar contigo, Señor.
Por los pueblos en guerra, por los refugiados, los perseguidos...
que sean ayudados y puedan salir de su violencia inhumana;
que el Espíritu de amor les convierta y les lleve a la reconciliación.
Roguemos al Señor: Queremos caminar contigo, Señor.
Por nuestra parroquia, comunidad, grupo...:
que encontremos ocasiones de dialogar, revisarnos a la luz del Evangelio;
que recuperemos el “amor primero”, que ama siempre y en toda ocasión.
Roguemos al Señor: Queremos caminar contigo, Señor.
Por quienes dejaron nuestra celebración dominical:
que les hagamos llegar nuestra cercanía y estima;
que sepan que nuestra comunidad está siempre abierta.
Roguemos al Señor: Queremos caminar contigo, Señor.
Por esta celebración:
que nos aliente en el seguimiento de Jesús, que siempre vive con nosotros;
que nos fortalezca el corazón para amar como Jesús amaba.
Roguemos al Señor: Queremos caminar contigo, Señor.
Bendice, Señor, nuestros deseos con el don de tu Espíritu de vida, de verdad, de amor, de paz...
Queremos de verdad caminar contigo, Señor Jesús,que vives por los siglos de los siglos. Amén.

Ceniza: primeras luces de Pascua

Se levanta el telón: estamos un año más en Cuaresma. Estamos un año más en el atrio de la Pascua. Éste es un tiempo para que renazca el hombre nuevo que empezamos a ser cuando recibimos el sacramento del bautismo, y nos convertirnos en templos del Espíritu de Cristo.

El ritmo de nuestra vida humana va también paralelo al ritmo de la creación. También en nuestra vida se suceden las cuatro estaciones. Ahora llega la “sagrada primavera de la Iglesia”, que así es como llaman los Padres a la Cuaresma. En la primavera empieza a percibirse el aroma de la vida nueva. El Papa Francisco en su mensaje cuaresmal nos dice:
La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades, para cada creyente. Pero sobre todo es un tiempo de gracia.

Es decir un tiempo para estar atentos al renacer de una vida nueva, como buenos discípulos en la escuela del servicio divino, una vida nueva que recibimos como un don de Dios que va marcando el camino. No demos lugar en nuestra inconsciencia a la indiferencia. Esta es otra palabra que subraya el mensaje papal:

La indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios es una tentación real también para los cristianos… Hoy hay una globalización de la indiferencia. Por eso necesitamos oír en cada Cuaresma el grito de los profetas que levantan su voz y nos despiertan.

Y cuando empieza este tiempo de renovación, como cuando empieza a apuntar el aroma de la primavera, es importante llevar a cabo la poda para que el árbol, a su tiempo, dé un fruto más abundante. Y aquí escuchamos la voz del Amado:

¡Levántate, amada mía,
hermosa mía, ven a mí!
Porque ha pasado el invierno
las lluvias han cesado y se han ido,
brotan las flores en la vega,
llega el tiempo de la poda…
(Ct 2,10s)

“La poda, dice Orígenes, es la remisión de los pecados la reconciliación con Dios. Es a lo que nos exhorta san Pablo: os lo pedimos en nombre de Cristo: reconciliaros con Dios. Y es ahora la hora favorable, el día propicio para no malversar la gracia.

Es el tiempo de la poda, el día favorable de la gracia. Por esto dice la Palabra:

Todo el que permanece en mí y da fruto, mi Padre lo poda para que dé más fruto. Da fruto, pues todo lo infructuoso será quitado. Y qué frutos son los que tenemos que dar? Aquellos que suscita la Palabra de Dios, de la que dice el profeta: como baja la lluvia sobre la tierra y no vuelve vacía sino quela fecunda y la hace dar fruto, así será mi palabra”

Por ello añade san Ireneo: Durante cuarenta días aprendió –Moisés- a retener las palabras de Dios, los caracteres celestes, las imágenes espirituales y las figuras de las realidades a venir.

Esto viene a ser la conversión del corazón, volvernos hacia Dios, rasgar el corazón para que entre con fuerza el soplo del espíritu de Dios y nos renueve desde lo más entrañable de nuestro ser. Esto es también lo que nos sugiere hoy la palabra de san Mateo en el evangelio orar desde el lugar más escondido, buscar el silencio y la soledad que nos permita escuchar su palabra.

Y por aquí van también las tres recomendaciones del Papa para este tiempo de poda, para este tiempo de Cuaresma
Si un miembro sufre todos sufren con él (1Cor 12,26). Es decir permitir a Dios que revista de bondad y de misericordia, que nos revista Cristo, que nos dejemos servir por Cristo y aprender de él a ser servidores de nuestros hermanos

Este punto nos despierta la conciencia de tener presente a nuestros hermanos, y que debemos hacer el camino que nos lleve a cada hombre, pues por todos muere y resucita Jesucristo.

Y esto lo plasma perfectamente san Mateo cuando nos aconseja una limosna hecha con discreción, pero con generosidad; así como un ayuno que nos proporcione una cara bien sonrosada y rejuvenecida.

No es fácil la poda; nos cuestan siempre los recortes. Nos acostumbramos a un bienestar y nos cuesta volver a una sana sobriedad. Por ello el Papa hace una última invitación a “fortalecer el corazón”. El camino de este fortalecimiento es, primero de todo, guardar la Palabra en el corazón, dejarnos iluminar por su sabiduría y abiertos a seguir su interpelación.

Contemplada así la Cuaresma como un camino a la Pascua puede ser un camino muy vivo y apasionante, pues nos ayudará a tener un corazón fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se deja encerrar en sí mismo y no cae en el vértigo de la globalización de la indiferencia.

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