"¿Todavía no comprenden?"
- 17 Febrero 2015
- 17 Febrero 2015
- 17 Febrero 2015
Cuaresma y utopia
Para entender la cuaresma hay que referirse a la experiencia bíblica del Éxodo. Es muy significativo que las grandes liturgias, para enmarcar la cuaresma, evocan, ya desde el principio, el gran acontecimiento de la huida precipitada de Israel de las garras opresoras del Faraón. Por eso podemos asegurar que la liberación del Éxodo constituye el gran paradigma de la cuaresma. La historia del Éxodo arrastra experiencias de opresión y de sufrimiento, de rebelión y resistencia, de promesa y esperanza, de huida y peregrinación. Hay que ponerse en camino, hay que confiar en la promesa y hay que fijar la mirada en esa tierra prometida en la que manan leche y miel. Este camino es una huida y, al mismo tiempo, una rebelión, es una experiencia liberadora y de emancipación. En el horizonte una meta de libertad y de felicidad. Es la gran utopía mesiánica, la que alienta la esperanza del pueblo y alimenta todas sus expectativas. No hay certezas absolutas ni cálculos matemáticos. Solo la fe, la confianza incondicional en la promesa de Yahvé. Ahí encuentra su apoyo seguro la esperanza. Nuestra cuaresma es también un caminar en la esperanza. Partimos de una experiencia de opresión y de resistencia. Vivimos en una sociedad atormentada, machacada por los sobresaltos, las opresiones de todo tipo; nos amenaza el peligro de la pobreza inmisericorde, la angostura de la supervivencia, el miedo a los locos ataques del fundamentalismo terrorista. Nos sentimos víctimas de los egoísmos y las injusticias de los poderosos, de sus maniobras corruptas, de sus políticas abusivas. De ahí partimos. Como los israelitas, también nosotros acabamos huyendo del despotismo de la injusticia y la opresión. Este es nuestro éxodo cuaresmal. Como los israelitas, también nosotros caminamos confiando en la fuerza de una promesa. Es la palabra segura de Jesús. Esa palabra nos conduce hacia la pascua. Es la pascua de la vida nueva, del hombre nuevo, del hombre regenerado y abierto a la fraternidad; es la pascua que convoca y reúne a los dispersos en torno a la gran mesa del banquete del reino. Esa es la meta hacia la cual nos conduce el camino de la cuaresma. Esa es la gran utopía. Porque la cuaresma no se reduce a estos cuarenta días. Toda nuestra vida, a lo largo de todo el año, es una gran cuaresma, un éxodo liberador. Toda nuestra vida es un gran éxodo, una gran marcha hacia la utopía pascual. Quiere decir que nuestra vida camina amasada de resistencia, con protestas y denuncias de todo lo injusto, de todo lo corrupto; nuestro éxodo camina cuajado de infidelidades y lealtades, de luchas por la libertad. Vamos caminando en la esperanza y en la confianza; porque la palabra que nos anima y conduce es una promesa segura, reconfortante. Porque esa palabra, prometedora y segura, apunta siempre a la meta. Porque esa palabra convierte nuestro éxodo en una apasionante utopía.
El Papa, a los miembros de Pro Petri Sede
Bergoglio recibe a los miembros de Pro Petri Sede y lamenta la crisis vocacional en Países Bajos
"Hay mucho que aprender de los pobres"
"La indiferencia y el egoísmo están siempre al acecho", asegura el Papa Francisco
El Pontífice ha instado a los miembros de la asociación a "rezar con insistencia por la paz y para que los responsables políticos encuentren la vía del diálogo y la reconciliación"
El Papa Francisco ha pedido a Dios que envíe sacerdotes a Bélgica y Holanda ante la "crisis vocacional" por la que, a su juicio, atraviesan ambos países, en un encuentro con una delegación de 'Pro Petri Sede', una asociación que actúa en Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo ayudando a las personas pobres y que ofrece ayuda económica a las necesidades de la Santa Sede.
"Pienso en Bélgica y Holanda. Estos países han llenado el mundo de misioneros y hoy sufren una crisis vocacional. Les pido que llamen al corazón de Jesús para que no se olvide de la generosidad que han tenido estos dos países en otro tiempo. Y que mande vocaciones para que la vida de fe crezca", ha subrayado.
Además, se ha dirigido a los miembros de la asociación 'Pro Petri Sede' para invitarles a que, además de trabajar con los pobres, piensen en "los pobres de fe, que no creen porque no ha habido quien la predique". "Que el Señor envíe sacerdotes para anunciar la fe", ha insistido.
En cualquier caso, el Papa les ha agradecido su labor al servicio de los pobres ante el "número creciente de personas marginadas y que viven en una gran precariedad", una situación que "demanda solidaridad, para darles el sustento material y espiritual que necesitan".
Además, ha apuntado que, al mismo tiempo, hay "mucho que aprender de los pobres" que, a pesar de sus dificultades, son "testimonio de lo esencial, de los valores familiares" y son "capaces de compartir con quienes son más pobres que ellos". En este sentido, Francisco ha advertido de que "la indiferencia y el egoísmo están siempre al acecho" y ha añadido que la atención a los pobres "enriquece" poniendo a la persona que les ayuda en "el camino de la humildad y la verdad". Finalmente, el Pontífice ha instado a los miembros de la asociación a "rezar con insistencia por la paz y para que los responsables políticos encuentren la vía del diálogo y la reconciliación".
Evangelio según San Marcos 8,14-21.
Los discípulos se habían olvidado de llevar pan y no tenían más que un pan en la barca.
Jesús les hacía esta recomendación: "Estén atentos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes". Ellos discutían entre sí, porque no habían traído pan. Jesús se dio cuenta y les dijo: "¿A qué viene esa discusión porque no tienen pan? ¿Todavía no comprenden ni entienden? Ustedes tienen la mente enceguecida. Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen. ¿No recuerdan cuántas canastas llenas de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas?". Ellos le respondieron: "Doce". "Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas canastas llenas de trozos recogieron?". Ellos le respondieron: "Siete". Entonces Jesús les dijo: "¿Todavía no comprenden?".
17 de febrero 2015 Martes VI Gn 6, 5-8; 7, 1-5.10
Hoy nos toca reflexionar sobre la historia de Noé; la causa nos lo dice al principio: «El Señor vio como crecía la malicia de los hombres, y que de un extremo a otro del día no pensaban sino en hacer daño», pero Noé era justo y Dios quiso salvar todo lo que había creado por causa de él. El mal, ciertamente está instalado en la tierra, pero si hay hombres como Noé será posible salvar todo lo que da vida. Tú, en qué lado estás? ¿Qué haces? Señor, mira benevolente nuestras obras y apiádate de nosotros.
San Hilario (c. 315-367), obispo de Poitiers y doctor de la Iglesia
Tratado sobre la Trinidad, 37-38
"¿Todavía no comprenden?"
Padre, todopoderoso, a ti dedico las energías principales y quehaceres mayores de mi vida.
Que todas mis palabras y pensamientos estén ocupados en ti. Siendo pobres, te pedimos lo que nos falta. Con gran esfuerzo para escrutar las palabras de tus profetas y de tus apóstoles, llamaremos a todas la puertas cerradas del saber para que se nos abran.
Pero eres Tú quien tienes que acceder a nuestra petición, darnos lo que te pedimos, abrir la puerta cerrada. En efecto, vivimos en una especie de sopor a causa de nuestra naturaleza. Somos incapaces de comprender tus misterios a causa de la ignorancia invencible de nuestra debilidad espiritual.
Pero el ansia por tus enseñanzas fortalece nuestra percepción de la ciencia divina y la obediencia de la fe nos levanta más allá de nuestra capacidad natural de conocer. Esperamos, pues, que Tú estimules los inicios de esta difícil empresa, que la fortalezcas en su crecimiento, que nos llames a participar del espíritu de los profetas y apóstoles. Queremos comprender sus palabras en el sentido en que fueron pronunciadas y emplear los términos exactos para reproducir fielmente las realidades que ellos expresaron. Concédenos, pues, el sentido exacto de las palabras, la luz de la inteligencia, la nobleza del lenguaje y la fe recta. Concédenos que decir lo que creemos.
Santos Fundadores Siervos de la Virgen María
Los siete Santos Fundadores de la Orden de los Siervos de la Virgen María
Los siete santos Fundadores de la Orden de los Siervos de la Virgen María: Bonfilio, Bartolomé, Juan, Benito, Gerardino, Ricovero y Alejo, todos mercaderes de Florencia, que se retiraron de común acuerdo al monte Senario para servir a la Santísima Virgen María, y fundaron para ello una Orden bajo la Regla de san Agustín. Son conmemorados en este día, en el que falleció, ya centenario, el último de ellos, Alejo.
En un período de dos años, siete jóvenes florentinos –miembros de las familias más importantes de la ciudad- se asociaron a la Confraternidad de la Santísima Virgen –popularmente conocidos como los "Ludesi" o los alabadores-, en una época en que Florencia estaba acosada por alborotos políticos y perturbada por la herejía.
Pese a algunas dificultades, los jóvenes, por revelación divina, decidieron alejarse del mundo y tras conseguir la aprobación del Obispo, se mudaron a una casa llamada "La Carmazia", en las afueras de la ciudad, donde decidieron llevar una vida de penitencia y oración, pero los continuos visitantes florentinos comenzaron a distraerlos y así decidieron retirarse a las laderas desiertas del Monte Senario, donde construyeron un sencilla Iglesia y una ermita, en la que llevaban un vida austeridades casi increíbles. Sin embargo, tras una nueva visión de la Virgen en oración profunda, los jóvenes –por indicación de Nuestra Señora- decidieron formar la orden de Siervos de María, vistiendo un hábito negro y siguiendo la regla de San Agustín.
A partir de 1240, fueron conocidos como Siervos de María o Servitas, quienes rápidamente extendieron su labor apostólica por toda Florencia, llegando a fundar varios conventos e iglesias.
Oremos
Dios todopoderoso y eterno, que al premiar a los Santos nos ofreces una prueba de tu gran amor hacia los hombres, te pedimos que la intercesión y el ejemplo de los santos nos sirvan de ayuda para seguir mas fielmente a Jesucristo, tu hijo. Que vive y reina contigo.
Señor, infunde en nosotros el espíritu de amor que llevó a estos santos hermanos a venerar con la mayor devoción a la Madre de Dios, y les impulsó a conducir a tu pueblo al conocimiento y al amor de tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén
DOMINGO VI DEL TIEMPO ORDINARIO (B) 15 de febrero de 2015
Lv 13, 1-2. 45-46; 1 Co 10, 31-11, 1; Mc 1, 40-45
Acabamos de oír el evangelio las palabras de Jesús al leproso: «Sí lo quiero: queda limpio».
El leproso había oído hablar de Jesús, el maestro de Galilea, y confiaba en él. de manera muy diferente a como lo es hoy, la lepra era una enfermedad espantosa porque alejaba el enfermo de la sociedad, y lo condenaba a la pena de vivir lejos de los suyos. Si veía a alguien que se le acercaba, tenía que echarlo a gritos porque podía contagiar. Imaginemos la tragedia de este vivir: la suya, era un vida muy dura. Las palabras de Jesús tienen un significado concreto en este episodio de la vida del leproso porque le devuelven la salud y le permiten insertarse de nuevo en la vida familiar y social. Pero la afirmación de Jesús tiene un alcance más amplio. Podríamos decir que tiene un significado para cada uno de nosotros. Estas palabras, establecen una relación de confianza y nos dan seguridad. Hay momentos en que tenemos necesidad de sentirnos decir: «Sí lo quiero: queda puro», o, dicho de otro modo: estate seguro de que yo estoy contigo, quiero que vayas adelante.
A veces, la vida nos da golpes fuertes que nos hacen tambalearse. Pero esta relación personal de confianza con Jesús, nos abre una puerta, y podemos respirar un aire fresco y sano, un poco el aire que nos comunica a nuestros días el Francisco. Dos elementos destacan en esta historia: primero, la curación del leproso y, segundo, la consideración que tiene Jesús -para el bien de la persona curada- de la ley religiosa que practicaba la gente de su tiempo. Una vez el leproso quedó puro, Jesús la envía a un sacerdote, para que este -según la ley judía-, examinara si el enfermo había quedado curado de la lepra aunque, en este caso, certificara que había quedado curado, y que ya no estaba contaminado. En la persona curada se le abría entonces la puerta para una vida normal. Debemos tener presente también que, en la época de Jesús, la curación de un leproso estaba fuera de el alcance de los conocimientos médicos de aquel momento y se consideraba que un enfermo de estas características sólo podía ser curado por Dios. La pregunta que se podía poner la gente de entonces sería: ¿no será que una acción como la que ha hecho Jesús con el leproso indica que ha llegado el tiempo del Mesías? No será que Dios se valía de Jesús para acercar a los hombres una salvación muy amplia, que la gente de su tiempo esperaban y que nosotros también deseamos que poder vivir?
Y es que en realidad la salvación que aporta Jesús se dirige a cada uno de nosotros, nos encontramos donde nos encontramos, seamos más creyentes o menos creyentes. Tal como Jesús comprendía la dificultad de aquel leproso, también se hace cargo hoy de las dificultades de cada uno de nosotros, y, si se puede decir así, sufre con nosotros y nos dice: "Sí lo quiero: sigue adelante», Jesús nos dice; cuenta con la fuerza que infunde y comunica a los que tienes más cerca de ti.
De una manera diferente, San Pablo -en la segunda lectura-nos hace una propuesta que se acerca a la de Jesús. De manera muy sencilla nos dice el apóstol: «Procuro adaptarme a todos, y no busco lo que me conviene a mí, sino lo que conviene a los demás, para que se salven. Siga el mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo ». Él sigue el ejemplo de Cristo de ayudar a los otros, de crear una convivencia amplia y responsable, capaz de adaptarse a las necesidades de todos y de conseguir lo que más conviene a los demás. Siga mi ejemplo -nos dice-, tal como yo sigo el de Cristo. Siga por este camino nos dice el apóstol Pablo, que de este modo creará espacios de crecimiento y de solidaridad. Jesús, movido por la compasión, supo dar la mano a aquel leproso, marginado y rechazado. Que nos de la mano hoy en nosotros y seamos suficientemente fuertes para saber dar la mano también a quienes pasan necesidad. Que no excluyamos el que necesita ayuda y que -de la manera que podamos-sepamos hacernos lado en nuestro camino.
La Cuaresma es la forma en que Dios nos llama a volver a casa, lo hace personalmente pero el camino es también comunitario. De hecho, aunque no nos lo parezca, nunca viajamos solos. Siempre hay alguien con quien compartimos camino. Tener presente esto hará que nos sentimos en comunión durante el camino cuaresmal. Cuando somos capaces de compartir lo que sentimos con un amigo cercano o en nuestra propia comunidad, sentimos un gran apoyo que ayuda a que la gracia florezca.
Rogamos unos por otros durante esta Cuaresma, especialmente para aquellos que tienen más necesidad y deseamos que poco a poco en esta peregrinación, nos vamos convirtiendo a la alegría de la Pascua.
Elegir y actuar durante la Cuaresma es muy importante porque somos seres corporales. Experimentamos cosas con nuestros sentidos, saboreamos con nuestra imaginación, y compartimos la actividad creativa y amorosa de Dios cuando nuestros corazones y nuestras manos trabajan juntas para y con los demás.
"Este Papa habla sin palabras"
Francisco, poeta de los gestos
"Se atreve a ser lo que solo a los poetas se les permite ser"
El Papa y el índice
La prudencia ha guiado siempre el pensamiento de los hombres de bien pero encadenándolo
(Víctor Márquez).- Si hay una distancia excesiva para nuestras fuerzas, es la que se nos impone entre arriba y abajo. Bajar cuesta a los que están arriba tanto como subir a los que, desde abajo, se esfuerzan por no bajar más aún. No en vano los gobernantes suelen empezar sus discursos recordando que ellos están, ante todo, para servir. Pero los gobernados, cada vez que les oyen, denuncian que, a quien sirven de hecho, es a sí mismos. Rodeados de asesores, adjuntos y otros hombres de confianza, están, en realidad, demasiado solos, demasiado lejos de sus gobernados, como para ocuparse de otros problemas que no sean los propios. Están, como se dice, muy "liados".
Liados andamos hoy casi todos porque, en el fondo, nos conviene. Al que anda muy ocupado todo el mundo le respeta pues nunca es tan pequeña una casa que no requiera gobierno y dotes para él. Y ya se sabe que el gobernante pasa por estar siempre al servicio de los demás. Por eso le llueve el respeto hasta de los que le desprecian menos que al desocupado por vicio o necesidad bajo un cielo sin nubes.
El mundo está lleno, hoy tal vez como nunca, de personas mejor conocidas por su competencia o falta de ella que por sus cualidades para hacer agradable la vida de los demás. La vida misma ha quedado suplantada por el tiempo y éste, a su vez, por su valor en oro. El tiempo es oro. La vida, en cambio, oropel. Todo ha de ser ahora. No hay tiempo para otra cosa, ni para acariciar recuerdos como el viento o proyectos sobre un papel, porque, para esto o aquello, hace falta tiempo. La distancia entre arriba y abajo, ¿quién podrá hoy franquearla?
Del Papa Francisco repiten algunos que enseña lo mismo que los anteriores. Su originalidad quedaría reducida, según ellos, a la manera de hacerlo. Pero yo pienso que su originalidad no consiste en una manera, gozosamente coloquial, de enseñar lo mismo de siempre sino en su afición a sugerir lo que no puede ser dicho, tal vez, de otra manera.
Francisco es un poeta de los gestos y los gestos son siempre como los versos sueltos, sin "los caireles de la rima, ni metro, ni cadencia", que decía León Felipe. Hace poco el mundo se enteró de que había recibido en audiencia privada a un transexual, con su pareja, como a verdadero hijo de la Iglesia. Otro gesto más -otro verso suelto- para preocupar a los católicos que piensan de él, en privado o en público, que es poco prudente.
La prudencia ha guiado siempre el pensamiento de los hombres de bien pero encadenándolo, para que solo sepan decir lo que todo el mundo pueda entender. La poesía, en cambio, arte de sugerir lo que puede no ser entendido por todos, se ha quedado, ella sola, al margen del bien y de la verdad, reservada, como una extravagancia, al ocio de poetas en prosa o verso y de otros desocupados que han hecho, de la necesidad, virtud. Solo a los poetas se les permite serlo.
Si este Papa se está ganando extraños o perplejos en su propia casa, ¿no es acaso por esto, porque se atreve a ser lo que solo a los poetas se les permite ser? Nadie ha intentado buscarle tres pies al gato de sus enseñanzas, coherentes con la doctrina de siempre. Francisco enseña lo mismo que antes Juan Pablo II y Benedicto XVI. Pero estos Papas, que han convocado masas, no han descolocado a tantos solo con un gesto. No se han saltado tan a la ligera la distancia impuesta, a los que quieren subir o bajar, entre arriba y abajo. Uno recuerda a los Papas anteriores y lo que le viene a las mientes es un Papa. Pero, cuando uno ve a Francisco, no ve solo a un Papa. Ve también a un hombre, a otro tan frágil como cualquiera de nosotros.
Todos recordamos, es cierto, la fragilidad de Juan Pablo II y la de Benedicto XVI. Pero los hemos visto frágiles porque los hemos conocido ancianos y la vejez es fragilidad por naturaleza. En Francisco, sin embargo, ¿no entrevemos otra clase de fragilidad, ya no la impuesta por la enfermedad sino la de quien se propone al mundo con sus gestos, a sabiendas de que van a ser interpretados?
Como cualquiera de nosotros, este Papa habla sin palabras antes que con ellas. Y, como sabe que la vida no es el tiempo ni éste su valor en oro, no tiene miedo tampoco a perderlo porque no le falta. Le sobra tiempo para levantar el auricular y telefonear al extremo del mundo, allí donde un hombre sufre y necesita, al menos, ser escuchado. Por un Papa o, lo que ahora viene a ser igual, por otro hombre.
El día de San Patricio
Antigua bendición irlandesa, de autor anónimo, que la tradición atribuye al mismo San Patricio
El día de San Patricio es tradicionalmente una celebración religiosa. En Irlanda, no se trata únicamente de la alegría de la fiesta, es sobre la introducción del cristianismo a Irlanda.
Los símbolos del día de San Patricio son el color verde y el trebol silvestre de tres hojas. Para encontrar su origen hay que remontarse a la época en la que vivió el santo. Se cree que San Patricio nació en el año 387 en Kilpatrick, en Escocia. Piratas irlandeses le hicieron prisionero cuando apenas tenía 16 años y lo vendieron como esclavo. San Patricio pasó seis años en Irlanda, donde aprendió a hablar gaélico y, tras liberarse y ordenarse sacerdote en Francia, volvió a Irlanda con la intención de cristianizar a sus habitantes. Vivió allí hasta su muerte el 17 de marzo del año 461. Se dice que San Patricio, durante su campaña evangelizadora, utilizaba el trébol silvestre de tres hojas para explicar a los paganos la Santísima Trinidad. Por eso ese día se ha instaurado como costumbre llevar un trébol en la celebración de su festividad y vestirse de color verde e incluso teñir con este color la cerveza en honor a Irlanda.
Otra tradición consiste en imprimir y regalar la oración de San Patricio y una bendición irlandesa.
Antigua bendición irlandesa, de autor anónimo, que la tradición atribuye al mismo San Patricio
Que los caminos se abran a tu encuentro, que el sol brille sobre tu rostro, que la lluvia caiga suave sobre tus campos, que el viento sople siempre a tu espalda.
Que guardes en tu corazón con gratitud el recuerdo precioso de las cosas buenas de la vida.
Que todo don de Dios crezca en ti y te ayude a llevar la alegría a los corazones de cuantos amas.
Que tus ojos reflejen un brillo de amistad, gracioso y generoso como el sol, que sale entre las nubes y calienta el mar tranquilo.
Que la fuerza de Dios te mantenga firme, que los ojos de Dios te miren, que los oídos de Dios te oigan, que la Palabra de Dios te hable, que la mano de Dios te proteja,
y que, hasta que volvamos a encontrarnos,
Dios te guarde, y nos guarde a todos, en la palma de su mano.
Santoral 17 de febrero. San Patricio
El Camino de San Patricio: tras los pasos del santo patrón
Irlanda
Esclavo solitario, desterrador de serpientes, defensor del cristianismo: conoce su historia tallada en piedra
Es difícil elegir un lugar que evoque más que cualquier otro la esencia del espíritu de San Patricio. Peregrinos del mundo entero llegan hasta Irlanda para seguir las etapas de su viaje, descubriendo los lugares que ayudaron a convertirlo en leyenda.
Pero la historia de San Patricio no ha fascinado únicamente a los peregrinos: cualquiera que sienta interés por la historia se quedará cautivado por algunas de las visitas imprescindibles a lo largo del Camino de San Patricio en Irlanda del Norte. Por ejemplo, la abadía de Bangor, fundada en el siglo VI por San Comgall. En aquella época era uno de los principales centros de conocimiento de Irlanda, además de acoger a la increíble cifra de 3000 monjes. No es de extrañar que se conociera como la "luz del mundo" ('Light of the World').
En la ciudad de Armagh hay dos catedrales que llevan el nombre de San Patricio: La catedral de la Iglesia de Irlanda se alza orgullosa en la colina de Sally Hill, con maravillosas y extensas vistas de los alrededores. En la colina de enfrente verás la pareja de chapiteles de la catedral católica de San Patricio, custodiada por dos magníficos arzobispos de mármol.
Con dos de sus colinas dominadas por catedrales, no sorprende que Armagh sea la capital eclesiástica de Irlanda. Si quieres conocer a San Patricio de verdad, este es el mejor sitio para empezar. San Patricio llamó a esta ciudad “mi dulce colina” y fundó aquí su primera iglesia en el año 445 A.D. Ambas catedrales de Armagh están dedicadas al santo, mientras que en el Museo del Condado de Armagh, la biblioteca pública de Armagh y el No.5 de Vicar’s Hill encontrarás material fascinante que resalta el papel desempeñado por la ciudad en la historia del cristianismo en Irlanda.
Pero el paso de Patricio por esta tierra histórica ha quedado marcado en más que sólo iglesias antiguas. No hace falta mucha imaginación para volver al siglo VI y figurarse la difícil existencia que llevaba Patricio, un niño de 16 años, sobre las laderas de la montaña de Slemish. Golpeado por el viento y la lluvia, pasó grandes penurias como esclavo a cargo de un rebaño de ovejas. Alzándose casi 450 m sobre el nivel del mar, se cree que fue en esta montaña del Condado de Antrim donde Patricio trabajó como esclavo pastoreando desde los 16 a los 22 años. Cada Día de San Patricio, una multitud se dispone a subir sus empinadas laderas hasta la cima, pero puedes visitar en cualquier momento del año y admirar unas vistas que no han cambiado mucho desde la época de San Patricio: las colinas de Antrim, las costas de Irlanda del Norte y Escocia, y el valle del Bann.
¿O qué decir de Strangford Lough? Hoy en día es un refugio de flora y fauna salvaje, pero se piensa que Patricio navegó por aquí para desembarcar justo a las afueras de Downpatrick.
Sin embargo, para muchos la esencia de San Patricio reside en la sencillez de la iglesia de Saul, construida en 1932. Allá por el año 432, San Patricio instauró su primera iglesia en un simple granero en este mismo lugar. Marcaba así el inicio de un legado que ha llegado hasta nuestros días, y que ha afectado las vidas de personas de todo el mundo.
Es difícil elegir un lugar que evoque más que cualquier otro la esencia del espíritu de San Patricio. Peregrinos del mundo entero llegan hasta Irlanda para seguir las etapas de su viaje, descubriendo los lugares que ayudaron a convertirlo en leyenda.
Pero la historia de San Patricio no ha fascinado únicamente a los peregrinos: cualquiera que sienta interés por la historia se quedará cautivado por algunas de las visitas imprescindibles a lo largo del Camino de San Patricio en Irlanda del Norte. Por ejemplo, la abadía de Bangor, fundada en el siglo VI por San Comgall. En aquella época era uno de los principales centros de conocimiento de Irlanda, además de acoger a la increíble cifra de 3000 monjes. No es de extrañar que se conociera como la "luz del mundo" ('Light of the World').
En la ciudad de Armagh hay dos catedrales que llevan el nombre de San Patricio: La catedral de la Iglesia de Irlanda se alza orgullosa en la colina de Sally Hill, con maravillosas y extensas vistas de los alrededores. En la colina de enfrente verás la pareja de chapiteles de la catedral católica de San Patricio, custodiada por dos magníficos arzobispos de mármol.
Con dos de sus colinas dominadas por catedrales, no sorprende que Armagh sea la capital eclesiástica de Irlanda. Si quieres conocer a San Patricio de verdad, este es el mejor sitio para empezar. San Patricio llamó a esta ciudad “mi dulce colina” y fundó aquí su primera iglesia en el año 445 A.D. Ambas catedrales de Armagh están dedicadas al santo, mientras que en el Museo del Condado de Armagh, la biblioteca pública de Armagh y el No.5 de Vicar’s Hill encontrarás material fascinante que resalta el papel desempeñado por la ciudad en la historia del cristianismo en Irlanda.
Pero el paso de Patricio por esta tierra histórica ha quedado marcado en más que sólo iglesias antiguas. No hace falta mucha imaginación para volver al siglo VI y figurarse la difícil existencia que llevaba Patricio, un niño de 16 años, sobre las laderas de la montaña de Slemish. Golpeado por el viento y la lluvia, pasó grandes penurias como esclavo a cargo de un rebaño de ovejas. Alzándose casi 450 m sobre el nivel del mar, se cree que fue en esta montaña del Condado de Antrim donde Patricio trabajó como esclavo pastoreando desde los 16 a los 22 años. Cada Día de San Patricio, una multitud se dispone a subir sus empinadas laderas hasta la cima, pero puedes visitar en cualquier momento del año y admirar unas vistas que no han cambiado mucho desde la época de San Patricio: las colinas de Antrim, las costas de Irlanda del Norte y Escocia, y el valle del Bann.
¿O qué decir de Strangford Lough? Hoy en día es un refugio de flora y fauna salvaje, pero se piensa que Patricio navegó por aquí para desembarcar justo a las afueras de Downpatrick.
Sin embargo, para muchos la esencia de San Patricio reside en la sencillez de la iglesia de Saul, construida en 1932. Allá por el año 432, San Patricio instauró su primera iglesia en un simple granero en este mismo lugar. Marcaba así el inicio de un legado que ha llegado hasta nuestros días, y que ha afectado las vidas de personas de todo el mundo.
San Patricio, patrón de Irlanda
Hay muchas fantasías sobre las confrontaciones de San Patricio con los magos druidas pero también hay relatos que tienen un trasfondo sin duda histórico
La isla de los santos y de los sabios
Dentro de los muros de los monasterios, gran santidad floreció en toda Irlanda, surgieron escuelas y brilló la actividad artística
La Iglesia celta de Irlanda
La obra que llevaron a cabo los monjes irlandeses constituye un hecho singular en la historia de la Iglesia
Sermones en piedra: las cruces celtas
La mayoría de estas cruces altas fueron construidas cerca de monasterios para la conmemoración de sucesos milagrosos o especiales, para designar un lugar sagrado o como hitos de marcación del territorio
Saint Patrick’s Purgatory
En la actualidad el santuario se encuentra abierto para los Three days pilmigrage (tres días de peregrinación
penitencial) desde el 1 de junio hasta el 15 de agosto y acuden cerca de 30.000 personas cada año
La Abadía de Bangor
Antiguo centro de aprendizaje para formar misiones en la Edad Media
Iglesia de Saul
Se dice que Patricio murió en Saul el 17 de marzo de 461 y que está enterrado cerca de Downpatrick
Catedral de Downpatrick
La Catedral de Downpatrick, en English Street, se halla junto a la tumba de San Patricio
Catedral de San Patricio en Irlanda
Según la tradición, San Patricio ahí bautizaba a los paganos irlandeses sumergiendolos en las aguas de un pozo
Abadía de Inch
Ocupa un emplazamiento encantador, que fue en otros tiempos un islote
Saint Patrick Centre
El Saint Patrick Centre es un complejo de exposiciones moderno situado en Downpatrick, Ego Patricius
En la frente... una cruz de ceniza bendecida
Pero los que están en la fila de la ceniza... ¡ni una mirada, ni un saludo, ni una reverencia a Dios que está escondido en el Sagrario!
Iniciaremos mañana la Cuaresma, tiempo penitencial para los católicos y veremos como infinidad de personas, quizá algunas que hace mucho tiempo no han acudido a la Iglesia, se forman en largas filas para que les marquen la frente con una cruz de ceniza bendecida.
Llegan, se forman en la fila, reciben la ceniza y se van... Personas buenas, almas cándidas quizá, que siguen una tradición que tienen carácter de ritual al que pudiera caber, en su entendimiento, algo mágico y que por nada del mundo dejarían pasar esta fecha sin llevar en su frente la huella de la ceniza.
Cosa buena es que esta tradición del Miércoles de Ceniza esté tan arraigada en el corazón de los fieles católicos.
Quizá todos los que estén en la fila sepan qué es lo que significa y que de ninguna manera es, ni obligación ni Sacramento.
Quizá todos vayan meditando -ya que de eso se trata- sobre el punto filosofal de que polvo somos y en polvo nos convertiremos.
Quizá todos deseemos empezar la Cuaresma con un acto de humildad y pidiendo perdón por nuestros pecados.
Tal vez, y esto esta muy bien, pero hay "algo" que no está bien.
Veamos: hemos entrado al Templo, estamos en la Iglesia, en la casa de Dios y no parecería posible entrar en esa casa y no saludar al Dueño, al Señor, al Dios Supremo Hacedor de todas las cosas, al Rey de Reyes, el Altísimo
Señor, el Omnipotente que está en infinita humildad en el Sagrario en Cuerpo y Alma. Tan auténtico como cuando caminaba por las orillas del Jordán, tan real como cuando se sentó en el borde del pozo para pedirle agua a la samaritana, el mismo Dios, el mismo Cristo.
La puerta del Sagrario está cerrada, una luz roja parpadeante nos anuncia que está ahí el Señor, Dios nuestro.
Las personas están en la fila de la Ceniza... ¡ni una mirada, ni un saludo, ni una reverencia al Dios que está escondido en el Misterio de amor que es la Eucaristía!
¿Cómo es esto posible? ¿Será más importante llevar en la frente un signo de humildad que caer primero de rodillas ante el Sagrario y aunque no lo veamos con los ojos de la carne, decirle con los del alma: "Creo en Tí, Señor, y te amo", o simplemente con las palabras de Santo Tomás: "Señor mío y Dios mío" ?
Y ya que estamos en este tema diremos que ocurre lo mismo cuando algunas personas entran en la Iglesia y se van derechitas al Santo de su devoción. Se arrodillan, le piden quién sabe que cosa y se van. Tal vez no haya culpa, es falta de formación y de que no nos hayan dicho una y mil veces, hasta que nos cale, que al que tenemos que reverenciar y adorar es al Dios vivo que está presente con su Cuerpo, su Alma y su Divinidad en el Sagrario. Los grandes santos son intercesores de las gracias que pedimos ante Dios.
Tal vez también sea que creer en esto, es más difícil que creer en el poder del Santo. El culto a los Santos, - como nos dice en sus homilías Mons. George Chevort, no es obligatorio, sino facultativo." Pedirle a los Santos es como una etapa, como un escalón, no un término.
El objetivo de nuestra religión es la Santísima Trinidad que tiene derecho a nuestra adoración y de la cual proceden todos los bienes que necesitamos y el Mediador indispensable es Jesucristo, Hijo de Dios y hombre.
Glorifiquemos a Dios en sus Santos. Ahora bien, la primera de todos los Santos: no fuera de, sino en primer rango y un rango a parte, es la Bienaventurada Virgen María. La primera y aparte porque no solo es obra de Dios, sino que es la obra maestra de Dios. Es la Madre de Dios porque Ella difundió en el mundo la luz Eterna, Jesucristo Nuestro Señor. ¡Cuánta preparación y cuánta información sobre nuestra Fe nos hace falta para vivir y obrar como verdaderos cristianos!. Vivamos nuestra religión con orden y profundidad. Que seamos el ejemplo viviente para los que nos ven, que formándonos y estudiando podremos cumplir con los grandes misterios de nuestra religión tal y como nos lo enseña nuestra Santa Madre la Iglesia Católica y que imitando a los Santos entremos en esta Cuaresma con espíritu de oración y sacrificio.