"Se convirtieron respondiendo a la predicación de Jonás, y aquí tenéis a alguien más que Jonás"

I MIÉRCOLES DE CUARESMA (Jon 3, 1-10; Sal 50; Lc 11, 29-32)

CONVERSIÓN. Si hay una llamada de la Iglesia en Cuaresma a través de los pasajes bíblicos seleccionados para la Liturgia de la Palabra de cada día, es, sin duda, la invitación permanente a convertirnos. Hoy, de manera plástica, escenificada y pedagógica se nos ofrecen textos en los que concurren a la vez la llamada a la conversión y dos actitudes posibles: la de quienes acogen la predicación, como fue en el caso de Nínive -“Llegó el mensaje al rey de Nínive; se levantó del trono, dejó el manto, se cubrió de saco” (Jon 3,6) – y la actitud refractaria de los contemporáneos de Jesús: “Ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás” (Lc 11, 32). La indicación que recibe Jonás: -«Levántate y vete a Nínive, la gran ciudad, y predícale el mensaje que te digo.» Se levantó Jonás y fue a Nínive, como mandó el Señor (Jn 3, 2-3), y el gesto del rey: “Se levantó del trono, dejó el manto”-, contienen simbólicamente la mejor respuesta a la Palabra. El salmista nos señala la contestación adecuada: “Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias” (Sal 50, 19).

SANTA TERESA.Si la contemplación de las escenas bíblicas es un estímulo para levantarse en actitud de querer seguir la voluntad de Dios, en Santa Teresa encontramos el testimonio de cómo ella misma se llamaba a la virtud con el recuerdo del ejemplo de los que se convirtieron y fueron fieles. De manera particular, los ejemplos de San Pablo y de Santa María Magdalena la impresionaron mucho y los invocaba en sus enseñanzas. “Era yo muy devota de la gloriosa Magdalena y muy muchas veces pensaba en su conversión, en especial cuando comulgaba, que como sabía estaba allí cierto el Señor dentro de mí, poníame a sus pies, pareciéndome no eran de desechar mis lágrimas” (Vida 9, 2). En varios escritos, se hace eco de la fecha de la conversión de San Pablo, que le invita a esforzarse aún más, como sucedió en la fundación de Burgos. “Con este mal camino llegamos a Burgos por harta agua que hay antes de entrar en él. Quiso nuestro padre fuésemos lo primero a ver el santo Crucifijo, para encomendarle el negocio y porque anocheciese, que era temprano cuando llegamos, que era un viernes, un día después de la conversión de San Pablo, 26 días de enero” (Fundaciones 31, 18). Dios atrae de muchas maneras hacia Sí, y no hay circunstancia que sea impedimento para que Él pueda convertir el corazón de una persona. “El Señor la junta consigo; mas es haciéndola ciega y muda, como lo quedó San Pablo en su conversión, y quitándola el sentir cómo o de qué manera es aquella merced que goza; porque el gran deleite que entonces siente el alma, es de verse cerca de Dios. Mas cuando la junta consigo, ninguna cosa entiende, que las potencias todas se pierden” (Moradas VII, 1, 5).

Evangelio según San Lucas 11,29-32. 

Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: "Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás. Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación. El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón. El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás. 

San Clemente de Alejandría (150-c. 215), teólogo. Protréptico, c. 10

"Se convirtieron respondiendo a la predicación de Jonás, y aquí tenéis a alguien más que Jonás"

Arrepintámonos; convirtámonos de la ignorancia al verdadero conocimiento, de la locura a la prudencia, de la injusticia a la justicia, de la impiedad a Dios. Son numerosos los bienes que se desprenden de ahí, como Dios mismo lo dice en Isaías: “La herencia es de los siervos del Señor” (54,17). No el oro ni la plata, ni lo que roe la polilla y los ladrones lo roban (Mt 6,19), sino el inestimable tesoro de la salvación... Es este el testamento que pone en nuestras manos el testamento eterno por el cual
Dios nos asegura sus dones.

Este Padre que nos ama tiernamente no cesa de exhortarnos, de educarnos, de amarnos y de salvarnos. “Sed justos” dice el Señor. “Sedientos todos, acudid por agua. Venid los que no tenéis dinero, comprad y bebed sin pagar” (Is 55,1). Nos invita al baño purificador, a la salvación, a la iluminación... Los santos del Señor heredarán de la gloria de Dios y de su poder “una gloria que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar” (1Co 2,9).

Vosotros tenéis esta promesa divina de la gracia y, por otra parte, habéis escuchado las amenazas de castigo: son los dos caminos por los que el Señor salva... ¿Por qué tardamos? ¿Por qué no acogemos su don escogiendo el mejor?...  “Mira, hoy pongo delante de ti la vida y el bien, la muerte y el mal (Dt 30,15). El Señor intenta hacerte escoger la vida; te aconseja como un padre...

¿A quién dirá el Señor: El Reino de Dios está en vosotros” (Mt 5,3)? Está en vosotros si lo deseáis, cuando habréis escogido a favor de Dios. Está en vosotros si queréis solamente creer y seguir lo esencial de su mensaje, tal como los Ninivitas escucharon el mensaje del profeta y obtuvieron, gracias a su sincero arrepentimiento, una buena salvación, en  lugar de la ruina que les amenazaba.

25 de febrero 2015 Miércoles Y cuaresma Yo 3, 1-10

Jonás es enviado por Dios a predicar la conversión a Nínive y nos dice que «La gente de Nínive creyó en Dios» y evitaron ser castigados por Dios. Hoy Dios también te dice que puedes ser destruido si no eres capaz de convertirte. ¿Qué crees que debe cambiar en ti? Dame fuerzas para hacerlo, Señor!

Primera semana de Cuaresma: hacemos camino hacia la Pascua. 

Busca un lugar recogido y silencioso. Lee esta oración lentamente, palabra a palabra, hazlo tu añadiendo todo lo que vaya surgiendo de tu interior.

Jesús, ayúdame a ser paciente. Ayúdame a hacer las cosas con calma, sin prisas. Aceptando mis limitaciones y trabajando para mejorar los resultados.

Jesús ayúdame a ....

Te doy gracias y me comprometo a hacerlo.

San Néstor Magido

San Néstor de Magido, obispo y mártir

En Perge, en Panfilia, pasión de san Néstor, obispo de Magido y mártir, que en la persecución bajo el emperador Decio fue condenado por el prefecto de la provincia a morir en una cruz, para que sufriese la misma pena del Crucificado a quien confesaba.
Obispo de Magido, Mártir

Polio, gobernador de Panfilia y Frigia durante el reinado de Decio, trató de ganarse el favor del emperador, aplicando cruelmente su edito de persecución contra los cristianos. Néstor, obispo de Magido, gozaba de gran estima entre los cristianos y los paganos, y comprendió que era necesario buscar sitios de refugio para sus fieles. Rehusando a ser oculto, el Obispo esperó tranquilamente su hora de martirio, y cuando se encontraba en oración, oficiales de la justicia fueron en su búsqueda.

Luego de un extenso interrogatorio y amenazas de tortura, el Obispo fue enviado ante el gobernador, en Perga. El gobernador trató de convencer al santo –primero con halagos y luego con amenazas- de que renegara de la religión cristiana, pero Néstor se mantuvo firme en el Señor, siendo enviado al potro, donde el verdugo le desgarraba la piel de los costados con el garfio.

Ante la firme negativa del santo de adorar a los paganos, el gobernador lo condenó a morir en la cruz, donde el santo todavía tuvo fuerzas para alentar y exhortar a los cristianos que le rodeaban. Su muerte fue un verdadero triunfo porque cuando el Obispo expiró sus últimas palabras, tanto cristianos como paganos se arrodillaron a orar y alabar a Jesús.

El nombre proviene literalmente del griego; tal vez signifique el que recuerda con cariño o el que es recordado.

En la Ilíada se llamaba Néstor el rey de Pilos, el más anciano y prudente de los griegos. Fue obispo de Magidos de Perge (Panfilia, actual Turquía). En tiempo del emperador Decio hubo una gran persecución contra los cristianos (248-251). En ella se buscaba principalmente a los jerarcas, pensando que, muerta la cabeza, moriría el cuerpo del cristianismo. Entre los fieles hubo muchas apostasías. Son los llamados lapsos o libeláticos. Néstor aconsejaba a sus cristianos que huyeran antes que renunciar a su fe. A pesar de sus precauciones, el obispo Néstor fue arrestado poco después y conducido ante Polión, Gobernador de Perge. Ante su persistencia en la fe cristiana, fue sometido al potro y a los garfios, que laceraron su cuerpo; finalmente, fue crucificado el 26 de febrero del 254. Su fiesta se celebra el 26 de febrero

Oremos
Dios todopoderoso y eterno, que concediste a San Néstor luchar por la fe hasta derramar su sangre, haz que, ayudados por su intercesión, soportemos por tu amor nuestras dificultades y con valentía caminemos hacia ti que eres la fuente de toda vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Una buena oración de sanación para cuaresma
Si aún no encuentras qué sacrificio de cuaresma puedes ofrecer a Jesucristo, tal vez te interese esta idea...

Ayer me dijo una persona: "No se me ocurre ninguna buena idea para mi sacrificio de cuaresma. ¿Me sugiere algo que usted crea que le agrade a Jesucristo?" A los sacrificios de cuaresma se les da con frecuencia un enfoque negativo: cosas a las que hay que renunciar. Personalmente prefiero el enfoque positivo: vencer el mal con el bien (Rm 12,21), hacer el bien. Abstinencia, ayuno, abnegación, renuncia, son palabras que se ponen de moda en cuaresma. Renunciar a cosas agradables es difícil, supone sacrificio. También supone sacrificio ser generoso, salir de sí mismo y pensar en el bien del otro antes que en el propio. Cuando Jesucristo tenía la cruz delante dijo que él daba su vida voluntariamente: "Nadie me la quita, yo la doy por mí mismo." (Jn 10,18a) Fue un acto de generosidad. El sacrificio de Jesucristo fue poner amor y poner el mayor amor posible. Si aún no encuentras qué sacrificio de cuaresma puedes ofrecer a Jesucristo, tal vez te interese esta idea: Orar por tus enemigos y por aquellas personas que te han hecho sufrir o te resultan pesadas. "La oración de intercesión consiste en una petición en favor de otro. No conoce fronteras y se extiende hasta los enemigos", nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica en el n. 2647.

¿Y por qué lo propongo como sacrificio de cuaresma? Porque cambiar la herida en compasión y purificar la memoria transformando la ofensa en intercesión (cfr. Catecismo 2843) es un camino de conversión. Es también oración de sanación, porque una oración así sana las heridas del corazón, purifica el rencor, prepara al perdón, ensancha el corazón. "Interceder, pedir en favor de otro, es, desde Abraham, lo propio de un corazón conforme a la misericordia de Dios. En el tiempo de la Iglesia, la intercesión cristiana participa de la de Cristo: es la expresión de la comunión de los santos. En la intercesión, el que ora busca "no su propio interés sino el de los demás" (Flp 2,4), hasta rogar por los que le hacen mal". (Catecismo 2635)

Lo más difícil de este sacrificio es hacer la oración con un corazón que ha conocido la conversión. Cuando hagamos oración por las personas que nos resulten pesadas o nos hayan hecho daño, hay que hacerlo poniendo buenos sentimientos. No es un: "Te suplico, Señor, que esta persona se muera cuanto antes, pues no la soporto", sino de verdad poner amor, como Jesús: "El cual, habiendo ofrecido en los días de su vida mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarle de la muerte, fue escuchado por su actitud reverente, y aun siendo Hijo, con lo que padeció experimentó la obediencia; y llegado a la perfección, se convirtió en causa de salvación eterna para todos los que le obedecen" (Hb 5,7-9).

¿A quién se le ocurre orar por los enemigos, por las personas insoportables, por quienes no nos perdonan, por aquellos que nos han herido, por quienes nos ofenden y hacen daño, por los seres queridos que nos hacen sufrir? A un buen cristiano.

Poner amor como un acto generoso y gratuito es un modo de construir la civilización del amor. La civilización del amor también se construye orando por aquellos a quienes hemos hecho sufrir y por quienes nos han hecho sufrir. Como dice la canción: Si amo la flor, amo también sus espinas. Sólo el amor nos hace grandes, sólo el amor hace ver que es precisamente lo que duele lo que hace al hombre amable entre los seres.

Te propongo que al terminar de leer este artículo pienses en alguien que te cueste tratar, o en alguna persona que te haya hecho daño, o en alguien que se dedique a ofenderte, y que reces por él. Y puedes rezar también por aquellos que sienten lo mismo respecto a ti. Hacerlo todos los días de cuaresma sería lo mejor.

¿Cómo relacionarme con mi Ángel de la Guarda?
Recordemos que ellos fueron colocados a nuestros lado para librarnos del infierno y llevarnos al Cielo

Ya sabemos cual es la misión de los ángeles de la guarda: conducirnos al Cielo y a la salvación -eterna. Pero, ¿cómo nos relacionamos concretamente con ellos, en el día a día? Antes que nada, nuestros ángeles son nuestros amigos. No existen secretos entre nosotros. Ellos saben todo lo que hacemos y -al contrario de los demonios que no ven a Dios cara a cara- saben también lo que pensamos, cuando Dios se los comunica. Lo mínimo a hacer con relación a ellos es saludarlos e invocarlos constantemente durante el día, recordando también a los ángeles de otras personas. Al saludar a alguna persona es interesante crear el hábito de saludar también a su santo ángel. Eso, además de ayudar al relacionamiento con ella, nos hace honrar una persona santa, que está al lado de ella y, al mismo tiempo, al lado de Dios.

En las Sagradas Escrituras, el ángel Rafael se ofrece para acompañar al joven Tobías en viaje: "Le Preguntó Tobías: "Conoces el camino que va para a Media? El respondió: "Sin duda. Pues estuve allá algunas veces y tengo experiencia y conozco todos los caminos" [1]


Los ángeles conocen las cosas mucho mejor que nosotros. Por eso, también podemos pedir consejos a ellos, siempre que pasamos por dificultades y peligros. Su auxilio es importante especialmente delante de las tentaciones, al final, ellos fueron colocados a nuestros lado para librarnos del infierno y llevarnos al Cielo.

De los santos también aprendemos lecciones valiosas para actuar con nuestros ángeles de la guarda. El papa San Juan XXIII, por ejemplo, cuando tenía que resolver algún problema difícil durante su trabajo en la nunciatura de Paris, apostaba a la "diplomacia de los ángeles": mandaba a su santo ángel a conversar con los ángeles de sus interlocutores, para que ellos ayudasen a solucionar cualquier cuestión.

El padre Pío de Pietralcina insistía bastante con sus dirigidos espirituales, para que enviasen a el sus ángeles de la guarda, delante de cualquier necesidad. Era frecuente que el santo no duerma a la noche atendiendo a los pedidos que sus hijos espirituales le presentaban por medio de sus ángeles. Santa Teresita del Niño Jesús, en su poesía: "A mi Ángel de la Guarda", escribía:  ¿Cómo relacionarme con mi Ángel de la Guarda?


"Tú que los espacios cruzas más rápido que el relámpago, vuela por mí muchas veces al lado de los que amo.

Seca el llanto de tus ojos con la pluma de tu ala, y cántales al oído cuán bueno es nuestro Jesús.

¡Oh, diles que el sufrimiento tiene también sus encantos! Y luego, murmúrales quedo, muy quedo, mi nombre...." [2]

Vale recordar también que no sólo las personas poseen ángeles de la guarda, como también instituciones, parroquias, diócesis, ciudades y países. Cuando San Juan María Vianney entró en Ars, impregnado de la consciencia sobrenatural, no dejó de saludar al ángel de aquella parroquia, juntamente con los ángeles de todos los parroquianos. San Francisco de Sales, en carta a un Obispo, recomendó que él invocase al ángel de su diócesis. Y en Portugal, hay una fiesta para el ángel del país, el mismo que apareció a los pastorcitos de Fátima.

Importa, por fin, principalmente, imitar a los ángeles de la guarda, buscando ser como ángeles para las otras personas y haciendo de todo para que ellas lleguen al Cielo, donde un día, contemplaremos todos juntos, la faz de Dios.

Dos años de Papa Francisco

"Verdadera reforma de la Iglesia y desafíos para el futuro del pontificado"
Dos años con Francisco: El amanecer de una revolución evangélica
"No hay verdadera reforma si el Evangelio no desencadena movimientos de dignidad, de justicia y de paz"

¿Qué mensaje es más revolucionario que el sermón de la montaña, el discurso de las bienaventuranzas, que derriba todas las jerarquías e idolatrías mundanas? Es "la fuerza irrefrenable" de la Resurrección

(Guzmán Carriquiry, en Tierras de América).-Han pasado sólo dos años, pero han sido de tal intensidad que el camino del pontificado del papa Francisco parece ya bien trazado. No faltarán, sin embargo, muchas otras sorpresas del Espíritu, esas sorpresas que el Papa acoge y discierne en sus largos tiempos de oración y de las cuales se hace portador para el bien de la Iglesia y de su servicio a los hombres.

Creo que nos encontramos frente al alba de una revolución evangélica, y esta afirmación no tiene nada de retórica. Ya Benedicto XVI nos recordaba que el cristianismo es "la mutación más radical en la historia". Tras el agotamiento y fracaso histórico de la tradición revolucionaria sin Dios, contra Dios, sólo la Iglesia podía retomar con credibilidad el lenguaje de la revolución.

El Papa Francisco nos llama a ser testigos y protagonistas de la "fuerza revolucionaria del amor y de la verdad", de la "revolución de la ternura y de la compasión", de la "revolución de la gracia", sin duda la más revolucionaria porque cambia radicalmente, ontológicamente, la persona e inyecta sin cesar dosis de amor y verdad, de solidaridad y fraternidad en la vida de los pueblos.

¿Qué mensaje es más revolucionario que el sermón de la montaña, el discurso de las bienaventuranzas, que derriba todas las jerarquías e idolatrías mundanas? Es "la fuerza irrefrenable" de la Resurrección, afirma el papa Francisco en la "Evangelii Gaudium" (n. 276). Él nos guía hacia el centro del Evangelio, rezado y meditado, proclamado, comentado y compartido, como lo hace en sus homilías de cada día que nos sorprenden, sacuden y alimentan en nuestra vida cotidiana.

Desde el inicio de su pontificado, el papa Francisco ha puesto en juego todos los medios de que dispone ─oración, palabras, gestos, acciones y decisiones─ para llegar al corazón de las personas que tiene delante.

Estos medios conducen siempre a invitar "a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso" (E.G. n. 3) .

Por eso el papa Francisco nunca se cansa de repetir las palabras de Benedicto XVI que llevan al núcleo del Evangelio: "No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva" (E.G.n. 7). Él quiere sacudir nuestro conformismo mundano para llamarnos siempre de nuevo a la conversión: sentir como Cristo, pensar como Cristo, vivir como Cristo. Quien no capta esta centralidad en el pontificado Francisco termina desorientado o reducido a hacer juicios que pueden ser importantes pero siguen siendo secundarios.

Qué sorpresa del Espíritu pasar en tan poco tiempo de ese clima de asedio que sufría la Iglesia como una especie de melancólica declinación a la explosión de alegría y esperanza que suscita por doquier el pontificado de Francisco, venido de lejos, portador de los sufrimientos y de las esperanzas de los pueblos latinoamericanos -donde vive casi el 50 por ciento de los católicos de todo el mundo- y de la experiencia de madurez de la Iglesia en esas tierras que se expresa en Aparecida.

Esa atracción no es ni mucho menos el resultado del carisma mediático de Francisco; hay algo mucho más profundo que él hace emerger de las necesidades y anhelos de las personas. Se derrumban muros de prejuicios y resistencias, se plantean preguntas y expectativas incluso en los que pensaban haber cerrado sus cuentas con la fe y con la Iglesia; para muchos es la hora del despertar de una fe adormecida, para otros es un nuevo florecimiento, para todos el renacer del "orgullo" por la dignidad y la belleza de confesarse cristianos.

La libertad, la fuerza y la determinación del papa Francisco están basadas, por una parte, en la conciencia serena y alegre de dejarse conducir por el Espíritu de Dios y, por otra, en el afecto que le expresa el pueblo de Dios, inspirado por su instinto evangélico, por el "sensus fidei", pero que le manifiestan también, más allá de las fronteras eclesiásticas, todos los pueblos de la tierra y que lo ha convertido en sólo dos años en líder mundial en el dramático escenario que se está viviendo.

La gente que desde el comienzo del pontificado llena la plaza de San Pedro ─como nunca hemos visto─ y las impresionantes muchedumbres que lo acogen y acompañan en sus viajes apostólicos nos ayudan a relativizar una mirada limitada y estrecha, a menudo reducida a los "palazzi romani", a las vicisitudes de la burocracias o a los comentarios auto-referenciales de los "intelectuales". El real, el verdadero "católico medio" ─título con el cual se ha presentado Messori en un reciente y polémico artículo de prensa─ se encuentra en todos los que siguen y quieren al Papa, atraídos por su testimonio y por el mensaje que comunica: un Evangelio con pocas glosas pero radical, en un intercambio profundo de humanidad. ¡Qué lejos están estos "católicos medios", sorprendidos, agradecidos y felices por el acontecimiento que les llega al corazón, de poner su ego como medida y criterio de la realidad!

Una Cuaresma desde Dios
Si vivimos la Cuaresma desde Dios, se convertirá en la mejor preparación para la gran fiesta de la Pascua.

Podemos recorrer los 40 días de la Cuaresma desde una perspectiva errónea, sin darles su auténtico sentido.

¿Cuándo ocurre eso? Cuando vemos la Cuaresma como una tradición de la Iglesia más o menos comprensible pero sin mucho sentido en el ajetreado tiempo que nos ha tocado vivir; cuando buscamos maneras de hacer (nosotros, según los propios deseos) algunos sacrificios para tranquilizar la conciencia y "cumplir"; cuando soportamos con paciencia 40 días en los que nos esforzamos por ser más austeros para llegar luego a momentos de mayor fiesta y alegría... Entonces es que no hemos comprendido el verdadero sentido de la Cuaresma.

Pero también podemos recorrer los 40 días que nos preparan a la Pascua desde una perspectiva justa. Si los pensamos como un momento para orar, ayunar, servir, dar; si los vivimos como una invitación de Dios a la conversión, al arrepentimiento, al cambio de conducta; si los aprovechamos para dedicar más tiempo a la lectura de la Biblia... Entonces habremos hecho un buen uso de esos días tan particulares en el calendario cristiano.

La Cuaresma es un tiempo en el que Dios nos invita, nos llama, nos ofrece ocasiones maravillosas para redescubrir nuestra identidad cristiana. Es verdad que Dios actúa siempre, que no hay tiempos sin que nos busque y nos ofrezca su gracia. Pero también es verdad que, como seres humanos, necesitamos estímulos y ayudas concretas para afrontar con más intensidad y esfuerzo lo que deberían ser compromisos constantes de quienes hemos sido tocados por Cristo en el Bautismo.

Ya estamos en Cuaresma. Si la vivimos desde Dios, si la sentimos como un momento de gracia, de mayor compromiso, de lucha contra el mundo, el demonio y la carne, se convertirá en la mejor preparación para la gran fiesta de la Pascua. Entonces la noticia de la Muerte y de la Resurrección de Cristo llegará más dentro y más fuerte a nuestras vidas: nos permitirá vivir los días de Pascua y todo el resto del año como hombres y mujeres redimidos por la Sangre de Cristo, el Cordero inmolado porque amaba al Padre y a los hombres.

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