«Él dará testimonio de mí. Y también vosotros daréis testimonio»
- 11 Mayo 2015
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Francisco, en el Regina Coeli
RD
"Jesús enseña el camino a seguir, el camino del amor, cuyo mandamiento no es un simple precepto"
Francisco: "El corazón de Cristo ama a todos, cultos e ignorantes, ricos y pobres, justos y pecadores"
"¡Sean cristianos valientes y testigos de esperanza!", anima el Papa desde San Pedro
Redacción, 10 de mayo de 2015 a las 16:31
El Obispo de Roma nos invitó a querernos unos a otros, incluso si no siempre nos entendemos, o no vamos de acuerdo, porque en esto reside el amor cristiano, que se traduce en gestos de cercanía a un anciano, a un niño, a un enfermo
(Rd/RV).- El Papa Francisco ha recordado queel corazón de Cristo ama a todos, cultos e ignorantes, ricos y pobres, justos y pecadores, durante el rezo de la oración mariana del Regina Coeli en la Plaza de San Pedro. Desde la ventana del estudio del Palacio Apostólico, el Papa ha afirmado que el Evangelio del sexto domingo de Pascua corresponde al capítulo 15 de San Juan, que conduce al Cenáculo, donde se halla el mandamiento nuevo de Jesús: "Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos". Según ha apuntado Francisco, Jesús enseña el camino a seguir, el camino del amor, cuyo mandamiento no es un simple precepto, sino que es el mandamiento nuevo de Cristo, puesto que Él lo realizó en su carne en primer lugar, haciendo de este modo que la ley del amor se escribiera, de una vez para siempre, en el corazón de todos los hombres.
El Santo Padre recordó que el Evangelio del sexto domingo de Pascua corresponde al capítulo 15 de San Juan, que nos conduce al Cenáculo, donde escuchamos el mandamiento nuevo de Jesús: "Ámense los unos a los otros, como yo los he amado". Y, pensando en el sacrificio de la cruz ya inminente, añade: "No hay amor más grande que dar la vida por los amigos". Francisco afirmó que estas palabras, pronunciadas durante la última Cena resumen, no sólo el mensaje, sino todo lo que ha hecho el Señor: dar la vida por sus amigos, a pesar de que no lo habían comprendido, y de que llegaron a abandonarlo, traicionarlo y renegarlo. Y añadió que de este modo, Jesús nos muestra el camino para seguirlo, el camino del amor, cuyo mandamiento no es un simple precepto, sino que es el mandamiento nuevo de Cristo, puesto que Él lo realizó en su carne en primer lugar, haciendo de este modo que la ley del amor se escribiera, de una vez para siempre, en el corazón de todos los hombres.
Es un camino que nos conduce a salir de nosotros mismos para ir hacia los demás. Jesús nos ha mostrado que el amor de Dios se realiza en el amor al prójimo. Las páginas del Evangelio están llenas de este amor: adultos y niños, cultos e ignorantes, ricos y pobres, justos y pecadores han tenido acogida en el corazón de Cristo.
Por tanto, el Obispo de Roma nos invitó a querernos unos a otros, incluso si no siempre nos entendemos, o no vamos de acuerdo, porque en esto reside el amor cristiano, que se traduce en gestos de cercanía a un anciano, a un niño, a un enfermo, a una persona sola y con dificultades, sin casa, sin trabajo, inmigrada o refugiada.
Por último el Santo Padre invocó a nuestra Madre Santísima, para que en la vida cotidiana de cada uno de nosotros el amor de Dios y el amor del próximo estén siempre unidos.
Texto completo:
"Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Saludo a todos ustedes, familias, grupos religiosos, asociaciones y peregrinos provenientes de Italia y de muchas partes del mundo, en particular de Madrid, de Puerto Rico y Croacia. Saludo a los fieles de Guidonia y Portici; a los grupos escolares de Carrara, Bitonto y Lecco. Un pensamiento especial para los jóvenes de la Diócesis de Orvieto-Todi, acompañados por su Pastor Mons Tuzia: ¡sean cristianos valientes y testigos de esperanza!
Saludo al Cuerpo Forestal del Estado, que organiza la fiesta nacional de las Reservas Naturales para el redescubrimiento y el respeto de las bellezas de la creación; a los participantes en el congreso promovido por la Conferencia Episcopal Italiana en apoyo de una escuela de calidad y abierta a las familias; a la delegación de mujeres de la "Komen Italia", una asociación para la lucha contra el cáncer de mama; y a cuantos han tomado parte en la iniciativa que tuvo lugar esta mañana en Roma: es importante trabajar juntos para defender y promover la vida.
Y, hablando de vida, hoy en muchos Países se celebra el día de la madre: recordamos con gratitud y afecto a todas las mamás. Ahora me dirijo a las mamás que están aquí en la Plaza: ¿hay? ¿Sí? ¿Hay mamás? ¡Un aplauso para ellas, para las mamás que están en la Plaza!... Y que este aplauso abrace a todas las mamás, a todas nuestras queridas mamás: aquellas que viven con nosotros físicamente, y también aquellas que viven con nosotros espiritualmente. Que el Señor las bendiga a todas, y que la Virgen, a quien este mes está dedicado, las custodie. Las confiamos a la Mamá de Jesús.
Les deseo a todos un buen domingo - un poco calurosa. Y por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!"
Evangelio según San Juan 15,26-27.16,1-4a.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito que yo les enviaré desde el Padre, el Espíritu de la Verdad que proviene del Padre, él dará testimonio de mí.
Y ustedes también dan testimonio, porque están conmigo desde el principio. Les he dicho esto para que no se escandalicen. Serán echados de las sinagogas, más aún, llegará la hora en que los mismos que les den muerte pensarán que tributan culto a Dios. Y los tratarán así porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
Les he advertido esto para que cuando llegue esa hora, recuerden que ya lo había dicho.»
Catecismo de la Iglesia Católica
§ 689-690; 737
«Él dará testimonio de mí. Y también vosotros daréis testimonio»
La misión conjunta del Hijo y del Espíritu: Cuando el Padre envía a su Verbo, envía siempre su Aliento – misión conjunta en la que el Hijo y el Espíritu son distintos pero inseparables. Ciertamente, es Cristo quien aparece como la imagen visible del Dios invisible (Col 1,15), pero es el Espíritu quien le revela. Jesús es el Cristo, es decir, «el ungido» porque el Espíritu es su unción, y todo lo que le sucede a partir de la Encarnación deriva de esta plenitud. Finalmente, cuando Cristo es glorificado puede, a su vez, desde el Padre enviar el Espíritu a los que creen en él; les comunica su gloria (Jn 17,22), es decir, el Espíritu Santo que le glorifica (Jn 16,14). La misión conjunta se desarrolla desde entonces en los hijos adoptados por el Padre en el Cuerpo de su Hijo: la misión del Espíritu de adopción será la de unirlos a Cristo y hacerles vivir en Él... La misión de Cristo y del Espíritu Santo se lleva a cabo en la Iglesia, Cuerpo de Cristo y Templo del Espíritu Santo. Esta misión conjunta asocia, ya desde ahora a los fieles de Cristo en su comunión con el Padre en el Espíritu Santo; el Espíritu es el que prepara a los hombres, les previene con su gracia, para atraerlos hacia Cristo. Les manifiesta al Señor Resucitado, les recuerda su palabra, y les abre el espíritu a la comprensión de su muerte y resurrección. Les hace presente el misterio de Cristo en ellos, eminentemente en la Eucaristía, a fin de reconciliarlos y ponerlos en comunión con Dios y hacer que den «mucho fruto» (Jn 15,5). Así la misión de la Iglesia no se añade a la de Cristo y del Espíritu, sino que es su sacramento; a través de todo su ser y en todos sus miembros es enviado para anunciar y dar testimonio, actualizar y difundir el misterio de la comunión de la Santa Trinidad.
San Mamerto de Viena
En Vienne, en la Galia Lugdunense, san Mamerto, obispo, que, con motivo de una inminente desgracia, instituyó en esta ciudad unas solemnes letanías para el triduo preparatorio de la fiesta de la Ascensión del Señor (c. 475).
Fray Mamerto Esquiú
"Inspiradas y sazonadas con tal virtud sus palabras obraban verdaderas maravillas, y la fama de su nombre corría por todas partes "
Nació el 11 de mayo de 1826 en La Callecita (Piedra Blanca) al pie del Ambato nevado, a pocos kilómetros de la Capital, bajo un techo de paja. Era el día de San Mamerto y la iglesia celebraba la fiesta de la Ascensión. Fray Francisco Cortez misionero y amigo de la familia lo bautizó; y le dijo a la madre de Esquiú, antes de que este naciera, que sería obispo.
Sus padres fueron Santiago Esquiú, soldado catalán enviado por España al Río de la Plata que combatió en el alto Perú hasta ser hecho prisionero por los patriotas; su madre María de las Nieves Medina criolla catamarqueña.
Después de 7 años, en Córdoba, los peritos terminaron con la revisión histórica, pero tiene que ser aprobada aun por la Santa Sede. Terminaron en octubre de 2000 y entregaron 8 cajas de material que el padre Jorge Martínez - sacerdote franciscano y vice postulador de la causa de Beatificación de Fray M.Esquiú - entregó a la Santa Sede, en Roma para revisar nuevamente el material.
El proceso comienza en 1926 Esquiú en cierto modo, no tuvo mucha suerte en cuanto al proceso. Primero hubo una confusión se había iniciado en Córdoba, después se hizo aquí, en Catamarca, un proceso que no tuvo valor. Luego vino la segunda guerra mundial y eso también la detuvo. Cuando ésta terminó, la causa fue retomada pero de los tres teólogos que debían hacer juicio de los escritos de Esquiú, dos son favorables y uno es contrario. Esto hace que la causa se detenga y PÍO XII, el Papa que estaba en ese momento, archiva el proceso.
En 1957, el embajador Manuel del Río pide permiso para reabrir la causa y Juan XXIII se lo otorga en 1958. Él revé todo y hace la defensa, pero al morir, al proceso lo ve Pablo VI, quien aprobó la defensa y así pudo retomar nuevamente la causa en 1964.
Luego en Catamarca, el padre Bernardo Martínez trabajo mucho en la causa, reactivó el proceso, logró el reconocimiento de los restos de Esquiú en la Catedral de Córdoba y pidió la opinión de los nuevos teólogos. Como había sido una causa detenida, en vez de volver atrás pusieron seis teólogos y los seis aprobaron y recomendaron su Beatificación en 1978.
En 1979 se logra la prueba que no hubo culto especial sobre Esquiú, porque el culto también detiene la causa de Beatificación. Entonces todo estuvo acorde para presentar lo que se llamó la disquisición histórica, es decir un estudio histórico. En ese momento lo tomaron tres licenciados de historia, ellos hicieron el trabajo, pero parece que no estaban informados de todo el proceso jurídico y lo terminaron muy tarde, recién en 1990.
Fue entonces cuando el Cardenal pide al padre Jorge Martínez que se ocupe del tema, quien ese momento se ocupaba como Rector de la Universidad de Mendoza. Viajo a Roma e inició una investigación más profunda y en 1993 verifica que desde 1978 la causa se había detenido bastante y que prácticamente estaba parada.
Oremos
Señor, tú que colocaste a San Mamerto en el número de los santos pastores y lo hiciste brillar por el ardor de la caridad y de aquella fe que vence al mundo, haz que también nosotros, por su intercesión, perseveremos firmes en la fe y arraigados en el amor y merezcamos así participar de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
11 de mayo 2015 Lunes VI Pascua Hch 16, 11-15
En este constante viajar debían buscar un lugar adecuado para ir a orar en sábado. Así nos dice hoy que: "El sábado salimos fuera de la ciudad, hacia el borde de un río, donde nos pareció que había un lugar de oración.» Allí había Lidia que aceptó la fe que predicaba Pablo. ¿Cuando sales de viaje te preocupas de encontrar un lugar adecuado para orar? Te avergüenzo que te vean orando? Señor, ayúdame a quitarme de encima estos respetos convencionales que me impiden vivir sinceramente la fe.
Un verano estaba en el condado de Donegal en Irlanda, acompañando un receso. El lugar era precioso casi desierto y junto a una larga playa. Habíamos hablado de tomar distancia de los problemas, y para ayudar a hacerlo sugerí a los ejercitantes que si había algún tema que les generara miedo o ansiedad, que aprovecharan la marea baja para escribir sobre la arena un dibujo o una palabra que simbolizara la preocupación. Y que al día siguiente volvieran al mismo lugar y comprobaran como las olas de la noche habían arrastrado su símbolo.
Yo misma bajé a la playa aquella noche e hice una señal a la arena, representando una situación que me provocaba tensión. El hecho de escribir, ya me ayudó a aclarar porque hacía unos días que sentía una mezcla de enojo y de miedo. Escribir sobre la arena, tuvo el mismo efecto que comunicar mis preocupaciones a un sabio amigo. Fue también una manera de convertir mis miedos en oración.
Hermano Roger de Taizé
Mañana se cumplen cien años del nacimiento de su fundador, Louis Schutz
El camino de Taizé: la comunidad ecuménica del Hermano Roger
Los hermanos de Taizé conviven con presos, niños de la calle, moribundos...
Josep Miquel Bausset, 11 de mayo de 2015 a las 12:56
Louis tenía el proyecto de fundar una fraternidad "donde la bondad del corazón fuese vivida concretamente"
(Josep Miquel Bausset).- Mañana 12 de mayo se cumplen 100 años del nacimiento de Louis Schutz, conocido más tarde como el Hermano Roger de Taizé, fundador de esta comunidad ecuménica.
Hijo de un pastor protestante, Louis Schutz nació en el pueblo suizo de Provence. Entre 1937 y 1940 estudió Teología protestante en la Universidad de Lausana. Pero lo que marcó su vida fue instalarse en Taizé y la formación de la comunidad ecuménica. Desde hacía tiempo, Louis tenía el proyecto de fundar una fraternidad donde se viviese la reconciliación entre los cristianos, y "donde la bondad del corazón fuese vivida concretamente", para así hacer que "el amor estuviese en el corazón de todo".
El 20 de agosto de 1940, en plena guerra mundial, y después de la derrota del ejército francés y la ocupación de una parte de Francia por el ejército alemán, Louis Schutz se estableció en la pequeña aldea de Taizé, en la Borgoña, para ayudar a las víctimas de la guerra. Cabe recordar que Taizé estaba muy cerca de la línea que dividía la Francia de Vichy, de la Françia ocupada por Hitler.
El 1942 Louis Schutz tuvo que volver a Suiza por miedo de la Gestapo, ya que había escondido en su casa a diversos opositores, sobre todo judíos, que huían de la barbarie nazi. Fue el 1944 cuando Louis volvió a Taizé con tres compañeros más, para iniciar una comunidad ecuménica que acogiese a cristianos de diferentes confesiones, desde católicos a ortodoxos, pasando por luteranos o calvinistas. El día de Pascua de 1949, el H. Roger y sus primeros compañeros se comprometieron a una vida en común, en el celibato y en la sencillez. Durante el invierno 1952-1953, el H. Roger escribió la Regla de Taizé, que expone "aquello que es esencial para vivir en común".
A partir de los años 50, el H. Roger envió a algunos hermanos de la comunidad a compartir la vida en lugares especialmente castigados por la miseria y así hacerse presentes en medio del sufrimiento de la gente. Por eso existen pequeñas comunidades en los barrios más pobres de Asia, África y América del Sur y del Norte, donde los hermanos de Taizé comparten las condiciones de vida de aquellos con los cuales conviven, convirtiéndose en signos del amor de Dios al lado de los más pobres: los presos, los niños que viven en la calle, los moribundos y todos aquellos que tienen el corazón lleno de heridas.
A partir de finales de los años 50, los jóvenes que peregrinaban a Taizé fueron aumentando y en la actualidad son miles y miles los chicos y chicas que se acercan a esta comunidad para compartir unos días con los hermanos. De hecho, todas las semanas del año Taizé acoge a los jóvenes en unos encuentros fraternos, donde los peregrinos, mayoritariamente jóvenes, pasan unos días compartiendo la oración, profundizando la fe o buscando el sentido a sus vidas. Por eso hoy, la comunidad de Taizé, formada por un centenar de hermanos, se ha convertido en un signo concreto de la reconciliación entre los cristianos, divididos aún, y entre pueblos enfrentados. En el libro del H. Roger, "Dios solo puede amar", el fundador de Taizé describe su camino ecuménico, basado en el amor y en el perdón.
Taizé, como comunidad ecuménica, ha acogido, entre los miles de peregrinos que van allí cada año, al papa Juan Pablo II, a arzobispos católicos y anglicanos, a metropolitas ortodoxos y a pastores luteranos.
Taizé transmite a los jóvenes el mensaje de la paz y de la reconciliación por medio de las llamadas "Peregrinaciones de la confianza a través de la tierra", que son los encuentros europeos que tienen lugar a finales de año en un país de Europa durante 5 días y que este año se celebrará en Valencia del 28 de diciembre al 1 de enero. Taizé y el H. Roger nos hablan de fraternidad y de comunión, de paz y de reconciliación. Taizé ha sido desde sus orígenes una primavera de la Iglesia, tal y como deseaba el H. Roger, cuando decía: "Cuando la Iglesia escucha, cura, se reconcilia, ella llega a ser lo que es, en aquello más luminoso: reflejo del amor". El H. Roger, que murió asesinado el 16 de agosto de 2005, recibió, entre otros, los premios Carlomagno, Unesco de la educación por la Paz o el Robert Schuman. Entre los libros del H. Roger cabe destacar los siguientes: Dinámica del provisional (1965), La violencia de los pacíficos (1968), Que la tu fiesta no se acabe (1971), Lucha y contemplación (1972), Las fuentes de Taizé (1980), Florecerán tus desiertos (1982), Pasión de una espera (1985) o Su amor es un fuego (1988). Que el recuerdo del H. Roger nos estimule a trabajar por la paz y la reconciliación en el seno de nuestras Iglesias y en el mundo.
El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí
Juan 15, 26-16,4. Pascua. Todo cristiano está llamado a dar testimonio de fe, de amor y de santidad.
Oración introductoria
Creo en Ti, Señor, y te amo, por eso, parafraseando al Papa Francisco, «pido al Padre misericordioso que pueda vivir plenamente la fe que he recibido como un regalo en el día de mi bautismo para ser capaz de dar un testimonio alegre, libre y valiente de mi fe».
(S.S. Francisco, 20 marzo de 2013).
Petición
Espíritu Santo, ayúdame a creer en Ti por los que no creen, a amarte por los que no te aman, y a confiar en Ti por los que no esperan en tu Palabra.
Meditación del Papa Francisco
El Espíritu Santo, entonces, como promete Jesús, nos guía "en toda la verdad"; nos lleva no solo al encuentro con Jesús, plenitud de la Verdad, sino que nos guía "en" la Verdad, es decir, nos hace entrar en una comunión siempre más profunda con Jesús, dándonos la inteligencia de las cosas de Dios. Y esta no la podemos alcanzar con nuestras fuerzas.
Si Dios no nos ilumina interiormente, nuestro ser cristianos será superficial. La Tradición de la Iglesia afirma que el Espíritu de la verdad actúa en nuestros corazones, suscitando aquel "sentido de la fe" (sensus fidei), a través del cual, como afirma el Concilio Vaticano II, el Pueblo de Dios, bajo la guía del Magisterio, indefectiblemente se adhiere a la fe transmitida, la profundiza con un juicio recto y la aplica más plenamente en la vida. Probemos a preguntarnos: ¿estoy abierto a la acción del Espíritu Santo, le pido para que me ilumine, y me haga más sensible a las cosas de Dios?
Esta es una oración que tenemos que rezar todos los días: Espíritu Santo, haz que mi corazón esté abierto a la Palabra de Dios, que mi corazón esté abierto al bien, que mi corazón esté abierto a la belleza de Dios, todos los días. Me gustaría hacerles una pregunta a todos ustedes: ¿Cuántos de ustedes rezan cada día al Espíritu Santo?»(Homilía de S.S. Francisco, 15 de mayo de 2013).
Reflexión
Para oír basta con no estar sordo. Para escuchar hacen falta muchas otras cosas: tener un alma despierta; abrirla para recibir al que, a través de sus palabras, entre en ti; ponerte en la misma longitud de onda que el que está conversando con nosotros; olvidarnos por un momento de nosotros mismos y de nuestros pensamientos para preocuparnos por la persona y los pensamientos del prójimo. ¡Todo un arte!
Este relacionarse, «ser social», es algo propio, natural de todo hombre. "La vida social no es, pues, para el hombre sobrecarga accidental. Por ello, a través del trato con los demás, de la reciprocidad de servicios, del diálogo con los hermanos, la vida social engrandece al hombre en todas sus cualidades y le capacita para responder a su vocación". (Gaudium et Spes, nn. 24-25)
El mensaje que Jesús nos propone hoy retumba fuertemente en el mundo actual. Nos promete que nos enviará al Consolador.
Nos dice que daremos testimonio de Él. Y nos previene para que no nos escandalicemos: seremos perseguidos, calumniados, e incluso, muchos morirán en su nombre. Este es el resumen del cristianismo a lo largo de dos milenios. Un Espíritu que sopla y conforta. Un testimonio único e invaluable de caridad cristiana. Un número incontable de mártires y defensores de la fe. Para un enfermo es la compañía sonriente la mejor de las medicinas. Para un anciano no hay ayuda como un rato de conversación sin prisas y un poco de comprensión. El indigente necesita más nuestro cariño que nuestra limosna. Para el parado es tan necesario sentirse persona trabajando como el sueldo por el trabajo que le pagarán. Y es que la esencia del cristianismo es la caridad. No hay tarea más hermosa que dedicarse a tender puentes hacia los hombres y hacia las cosas. Sobre todo en un tiempo en que abundan los constructores de barreras. En un mundo de zanjas ¿qué mejor que dedicarse a la tarea de superarlas? Ser un cristiano auténtico que sabe acoger en su alma al Espíritu Santo. Que da testimonio de Cristo en todo el mundo. Que vive la caridad y acepta el dolor por el bien de la Iglesia y del Reino de Dios.
Diálogo con Cristo
Señor, todo cristiano está llamado a dar testimonio de fe, de amor y de santidad. Ojalá que quien se acerque a nosotros se quede marcado para siempre, no por nuestra personalidad o nuestras cualidades, sino porque somos reflejo del amor de Ti al hombre, a todo hombre. Que se diga de nosotros lo mismo que se decía sobre los primeros cristianos: «¡Mirad, cómo se aman!».
Propósito
Viviré con especial intensidad este día, ofreciendo todo para que el mensaje del Año de la fe llegue a más personas.
Curar las cegueras del alma
Son muchas las cegueras del alma. Desde perezas, cobardías, orgullos y egoísmos y los ojos dejan de ver la luz.
A base de pequeñas traiciones a la conciencia, el corazón puede endurecerse. Poco a poco inicia una ceguera que dificulta ver el bien, la verdad, la justicia. Entonces alma queda encarcelada entre caprichos y pecados que destruyen y que ahogan.
Son muchas las cegueras del alma. Desde perezas y cobardías, desde ambiciones y envidias, desde lujurias y odios, desde orgullos y egoísmos, los ojos dejan de ver la luz y quedan prisioneros de las tinieblas.
Como enseña san Juan, “quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos” (1Jn 2,11). San Pablo ofrece un análisis más detallado del camino que lleva a la oscuridad y al pecado:
“Porque, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron en sus razonamientos y su insensato corazón se entenebreció: jactándose de sabios se volvieron estúpidos, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una representación en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos, de reptiles. Por eso Dios los entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal que deshonraron entre sí sus cuerpos. (...) Y como no tuvieron a bien guardar el verdadero conocimiento de Dios, entrególos Dios a su mente insensata, para que hicieran lo que no conviene: llenos de toda injusticia, perversidad, codicia, maldad, henchidos de envidia, de homicidio, de contienda, de engaño, de malignidad, chismosos, detractores, enemigos de Dios, ultrajadores, altaneros, fanfarrones, ingeniosos para el mal, rebeldes a sus padres, insensatos, desleales, desamorados, despiadados” (Rm 1,21‑31).
¿Cómo salir de ese estado de ceguera? ¿Cómo recuperar nuevamente la vista? Si nos dejamos curar por Cristo, si le permitimos tocar nuestros párpados y humedecer nuestras pupilas, volveremos a ver la luz (cf. Jn 9; Ap 3,18).
“Despierta tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te iluminará Cristo” (Ef 5,14b). Con el Maestro podemos salir de las cegueras del alma. Entonces todo quedará iluminado de una manera distinta, y nuestros ojos percibirán, gracias a la misericordia que cura, un horizonte maravilloso de bondad y de belleza. Seremos así capaces de vivir la plenitud de la Ley: amaremos a Dios y a los hermanos (cf. Mt 22,36-39).
El Don del Consejo
Los dones del Espíritu Santo y la oración. El Espíritu Santo nos habla al corazón, y nos ayuda a entender.
María y el don de consejo
Se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda,su madre le dice a Jesús: «No tienen vino». Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora». Dice su madre a los sirvientes: «Hagan lo que él os diga. (Jn 2, 1-5).
Parecería un diálogo falto de lógica. Pero María ha comprendido lo que la lógica humana no ve y ha acertado en su indicación a los criados. Intuimos la presencia en su mente de otra luz, propia del don de consejo. Con este don la persona, bajo la inspiración del Espíritu Santo, juzga rectamente lo que conviene hacer, incluso en los casos más difíciles. "No faltan nunca problemas que a veces parecen insolubles. Pero el Espíritu Santo socorre en las dificultades e ilumina... Puede decirse que posee una inventiva infinita, propia de la mente divina, que provee a desatar los nudos de los sucesos humanos, incluso los más complejos e impenetrables" (Juan Pablo II, 24 de abril de 1991).
El don del consejo y la virtud de la prudencia
El don del consejo perfecciona a la virtud de la prudencia. Por la prudencia discurrimos e investigamos cuidadosamente los medios más a propósito para alcanzar el fin inmediato a la luz del fin último. Con el don de consejo el Espíritu Santo nos habla al corazón, y nos da a entender de modo directo lo que debemos hacer. Así cuando llegó a la primitiva comunidad cristiana de Jerusalén la noticia de la conversión de muchos griegos en Antioquía, enviaron allí a Bernabé, "hombre lleno de fe y del Espíritu Santo", para ver qué ocurre. Él por su parte toma la feliz decisión de ir a Tarso para buscar la ayuda de Saulo, y así da inicio al ministerio apostólico de Pablo (Hech. 1, 22-26). Sin duda, fue una decisión iluminada por el Espíritu Santo. Y cuando finalmente la Iglesia afronta la cuestión de la observación o no de la ley mosaica, la conclusión reza: "nos ha parecido a nosotros y al Espíritu Santo".
Frutos y petición del consejo
¿Cómo ayuda el don del consejo a la oración? Nuestra oración está llamada a influir en la vida: «No todo el que me diga: "Señor, Señor", entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial... Todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca» ( Mt 7, 21. 24). Si el "hombre prudente" pone por obra la palabra escuchada en la oración, el don de consejo ayuda poderosamente a aclarar cuál es esta palabra concreta y su aplicación vital.
Para disponernos al don, necesitamos en primer lugar la humildad convertida en súplica: "Enséñame Señor a hacer tu voluntad porque tú eres mi Dios. Señor, muéstrame tus caminos, enséñame tus senderos" (Ps 143, 10; 25, 4). A veces Dios ilumina de pronto, sin previa reflexión; otras veces es una iluminación superior que guía nuestro razonar, pues el don perfecciona la virtud, no la elimina.
Luego, cultivemos el silencio del alma para dar espacio a la escucha del Espíritu. Callar sobre todo las preocupaciones, pasiones, apegos, todo lo que es ruído de la criatura. Y del yo. Cuándo escuchamos mucho ruído interior, podemos sospechar que allí no habla el Espíritu Santo.
Importa también la prontitud para poner por obra lo que le agrada al Divino Huésped. La persona ordinariamente dócil a sus inspiraciones, se hace cada vez más connatural con Él: "En el momento en el que lo acogemos y lo albergamos en nuestro corazón, el Espíritu Santo comienza a hacernos sensibles a su voz y a orientar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras intenciones según el corazón de Dios... De este modo madura en nosotros una sintonía profunda, casi connatural en el Espíritu" (Papa Francisco, 7 de mayo de 2014).
Pidamos a María, Madre del Buen Consejo, que nos alcance la gracia de este don.