«Vino Juan el Bautista... y vosotros no creísteis su palabra»
- 30 Mayo 2015
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Francisco y la misericordia
El Papa denuncia las "periferias existenciales generadas por la sociedad consumista"
"Son tiempos de grandes desafíos, que debemos asumir sin temores"
''La gente espera hoy de la Iglesia que sepa caminar con ella ofreciendo el testimonio de la fe''
Redacción, 29 de mayo de 2015 a las 19:18
La respuesta requiere coraje, creatividad y decisión para emprender nuevos caminos, a veces inexplorados
(RV).- Asegurando su «cercanía y apoyo en una tarea tan urgente», y poniendo de relieve la importancia para la vida de la Iglesia del tema que han tratado: relación entre evangelización y catequesis, el Papa Francisco dio su cordial bienvenida a los participantes en la Plenaria del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización y al Consejo que está trabajando en la preparación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia:
«Un Año Santo que les he encomendado a ustedes para que sea más evidente que el don de la misericordia es el anuncio que la Iglesia está llamada a transmitir en su obra de evangelización en este tiempo de grandes cambios».
¡Cuántos pobres esperan el Evangelio que libera! ¡Cuántos hombres y mujeres, en las periferias existenciales generadas por la sociedad consumista»
Los cambios son «una feliz provocación para percibir los signos de los tiempos que el Señor ofrece a la Iglesia para que sea capaz - como ha sabido hacer a lo largo de dos mil años - de llevar a Jesucristo a los hombres de nuestro tiempo, reiteró el Obispo de Roma, dejando que claro que «la misión es siempre idéntica, pero el lenguaje con el cual anunciar el Evangelio pide ser renovado, con sabiduría pastoral»: «Esto es esencial, para que nuestros contemporáneos nos comprendan y también para que la Tradición católica pueda hablar a las culturas del mundo de hoy y ayudarlas, para que se abran a la perenne fecundidad del mensaje de Cristo. Son tiempos de grandes desafíos, que debemos asumir sin temores. En efecto, sólo en la medida en que los asumiremos, seremos capaces de ofrecer respuestas coherentes, elaboradas a la luz de Evangelio. Es lo que los hombres de hoy esperan de la Iglesia: que sepa caminar con ellos ofreciendo la compañía del testimonio de la fe, que nos hace solidarios con todos, en especial con los más solos y marginados. ¡Cuántos pobres - también pobres en la fe - esperan el Evangelio que libera! ¡Cuántos hombres y mujeres, en las periferias existenciales generadas por la sociedad consumista y atea esperan nuestra cercanía y solidaridad! El Evangelio es el anuncio del amor de Dios que en Jesucristo, nos llama a participar de su vida.»
Haciendo hincapié en la catequesis como espacio en el que la vida de los cristianos madura, experimentando de forma concreta y no como idea abstracta, la misericordia de Dios, el Santo Padre recordó que «el Espíritu Santo, que es el protagonista de la evangelización, es también el artífice del crecimiento de la Iglesia en comprender la verdad de Cristo». Cristo está vivo y obra en su Iglesia. El Papa destacó que la pregunta sobre «cómo estamos educando a la fe, no es retórica, sino esencial»: «La respuesta requiere coraje, creatividad y decisión para emprender nuevos caminos, a veces inexplorados. La catequesis, como componente del proceso de evangelización, necesita ir más allá de la simple esfera escolar, para educar a los creyentes, desde niños, a encontrar a Cristo, vivo y operante en su Iglesia. Es el encuentro con Él el que suscita el anhelo de conocerlo mejor y de seguirlo para ser discípulos suyos. Por lo tanto, el desafío de la nueva evangelización y de la catequesis se juega sobre este punto fundamental: cómo encontrar a Cristo, cuál es el lugar más coherente para encontrarlo y seguirlo. Les aseguro mi cercanía y mi apoyo en esta tarea tan urgente para nuestras comunidades. Los encomiendo a la Virgen Madre de la Misericordia, para que su amparo e intercesión los ayude en este compromiso. Los bendigo de corazón y les pido, por favor, que recen por mí».
Evangelio según San Marcos 11,27-33.
Y llegaron de nuevo a Jerusalén. Mientras Jesús caminaba por el Templo, los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos se acercaron a él y le dijeron: "¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿O quién te dio autoridad para hacerlo?". Jesús les respondió: "Yo también quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les diré con qué autoridad hago estas cosas. Díganme: el bautismo de Juan, ¿venía del cielo o de los hombres?".
Ellos se hacían este razonamiento: "Si contestamos: 'Del cielo', él nos dirá: '¿Por qué no creyeron en él?'. ¿Diremos entonces: "De los hombres'?". Pero como temían al pueblo, porque todos consideraban que Juan había sido realmente un profeta, respondieron a Jesús: "No sabemos". Y él les respondió: "Yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas".
San Pedro Crisólogo (c. 406-450), obispo de Ravenna, doctor de la Iglesia
Sermón 167; CCL 248, 1025; PL 52, 636
«Vino Juan el Bautista... y vosotros no creísteis su palabra» (Mt 21,32)
Juan Bautista enseña con palabras y obras. Verdadero maestro, que muestra con su ejemplo, lo que afirma con su lengua. La sabiduría hace al maestro, pero es la conducta lo que da la autoridad... Enseñar con obras es la única regla de aquellos que quieren instruir. Enseñar con palabras es la sabiduría; pero cuando se pasa a las obras, es virtud. El verdadero conocimiento está unido a la virtud: es esta, solo esta la que es divina y no humana...
"En aquellos días, se manifiesta Juan Bautista, proclamando en el desierto de Judea:"Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos"(Mateo 3:1-2). "Convertíos" ¿Por qué no dice: "Alegraos"? "Alegraos, más bien, porque las realidades humanas dan paso a las divinas, las terrestres a las celestes, las temporales a las eternas, el mal al bien, la incertidumbre a la seguridad, la tristeza a la felicidad, las realidades perecederas a aquellas que permanecen para siempre. El reino de los cielos está cerca. Convertíos".
Que tu conducta de conversión sea evidente. Tú que has preferido lo humano a lo divino, que has querido ser esclavo del mundo, en vez de vencer al mundo con el Señor del mundo, conviértete. Tú que has huido de la libertad que las virtudes te hubieran procurado, ya que ha querido someterte al yugo del pecado, conviértete, conviértete de verdad, tú que por miedo a la Vida, estás condenado a muerte.
Santa Juana de Arco
Hija de campesinos, Juana de Arco nació en 1412 en Donremy, Francia. Jamás aprendió a leer y escribir pero su madre que era muy piadosa le infundió una gran confianza en el Padre Celestial y una tierna devoción hacia la Virgen María. A causa de los estragos de la invasión de los ingleses, Francia atravesaba una difícil situación. Por revelación divina, la santa supo cuál que su misión era salvar a su patria y al rey de las manos de Inglaterra. Sin embargo, sus familiares, amigos y oficiales de la corte francesa desoyeron su petición de sostener un encuentro con el rey. Al fin, luego de muchos intentos, Juana de Arco conversó con el monarca, quien se quedó impresionado de la sabiduría y revelaciones de la santa. Los ingleses habían invadido y dominado casi toda Francia; sólo faltaba una ciudad importante: Orleans, y por petición de Santa Juana, el rey Carlos y sus militares le concedieron el mando sobre las tropas, nombrándola capitana. Juana manda a confeccionar una bandera blanca con los nombres de Jesús y de María y al frente de diez mil hombres se dirige hacia Orleans, donde logra un triunfo glorioso. Luego, se dirige a otras ciudades donde logra la victoria y la libertad del dominio inglés. Sin embargo, a causa de envidias y ambiciones entre los miembros de la corte del Rey Carlos VII, éste retira a Juana de sus tropas, cayendo herida y hecha prisionera por los borgoñones en la batalla de París. La santa fue abandonada por los franceses; pero los ingleses estaban supremamente interesados en tenerla en la cárcel, pagando más de mil monedas de oro a los de Borgoña para que se la entregaran, siendo sentenciada a cadena perpetua. En la prisión, la santa sufrió las más terribles humillaciones e insultos, pero se mantenía adherida a la cruz del Señor y a la protección de la Madre del Cielo y de San Miguel Arcángel. Los enemigos de Juana la acusaron de utilizar brujería y conjuros para obtener sus conocidas victorias en Francia. Juana de Arco siempre negó todas las acusaciones y pidió que el Pontífice fuese el que la juzgase. Todos desoyeron su petición, y la santa fue condenada a padecer en la hoguera.
Murió rezando y su mayor consuelo era mirar el crucifijo que un religioso le presentaba y encomendarse a Nuestro Señor. Era el 29 de mayo del año 1431.
Tenía apenas 19 años. Fue declarada Santa, por el Papa Benedicto XV, en el siglo XX y no en 1454. En 1454, el proceso de nulidad, ordenado por el Papa Calixto III, encontró que Juana fue condenada a muerte injustamente y que sus revelaciones eran verdaderas, así como se recogió el milagro de que su corazón, después de que ella fue reducida a cenizas, quedó sin quemar y lleno de sangre.
Esto último, lo testificó Gean Masieu, quien la acompañó los últimos metros hasta la hoguera. Estoy interesada en encontrar libros que hablen de los milagros por los que se dieron la beatificación de Santa Juana de Arco, por el Papa San Pío X, y su canonización por el Papa Benedicto XV, ya que este es un caso curioso, en tanto que Juana es considerada mártir y en tal caso, no se suele pedir el milagro de los otros procesos.
Oremos:
Concédenos, Señor, un conocimiento profundo y un amor intenso a tu santo nombre, semejantes a los que diste a Santa Juana de Arco, para que así, sirviéndote con sinceridad y lealtad, a ejemplo suyo también nosotros te agrademos con nuestra fe y con nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Una cuestión de ecología
Convendría incluir en las campañas de salvaguarda del hábitat de las especies, también la preservación del hábitat humano. Por: Dra. Cecilia Castañera
Una ciencia muy habitual
La ecología es una ciencia que está de moda, sin duda porque el hombre es hoy más sensible al valor de la naturaleza y a la importancia de conservar su equilibrio propio. Esta ciencia, relativamente novedosa, lo es sobre todo porque su estudio se centra en el conocimiento de las relaciones entre los organismos y el medio en el que viven, al que denominan “hábitat”. Y se define el hábitat, como el espacio natural que todo ser vivo necesita para desarrollarse. Conocidos son los desastres ecológicos que se producen cuando ese equilibrio relacional se rompe.
A veces ha faltado la sana ecología
También el ser humano, para desarrollarse, requiere de un medio con el cual relacionarse de una manera interactiva y dinámica. Ignorar ese principio básico puede jugar algunas malas pasadas a la mujer. Seguramente, un poco de sana ecología podría haberle ahorrado a Mrs. Stern, cuando decidió implantar su embrión en el útero de Mrs Whitehead, o a Magali Sevault en el de su hermana gemela Christine... y a tantas otras mujeres, los litigios judiciales en los que se vieron envueltas por la disputa de la pertenencia legal de un bebé que sufrió las consecuencias de una maternidad subrogada. Un verdadero hábitat Olvidaron, quizás, que el útero no es simplemente un aparato aislado que “sirve” para desarrollar embriones, sino un auténtico hábitat, y además, el primero en el que todo ser humano pasa sus primeros meses de vida.
Es un espacio privilegiado en el que se da un complejísimo, riquísimo y todavía misterioso entramado de relaciones físicas, hormonales, neurológicas y, por tratarse de seres humanos, también psicológicas.
Un efecto multiplicador
. Son múltiples e interesantes los estudios que demuestran esa íntima y misteriosa intercomunicación entre ambos seres. Desde los que constatan un cambio fisiológico, por ejemplo, el aumento de la frecuencia cardíaca del bebé en madres fumadoras, o la toxicodependencia en hijos de madres alcohólicas o drogadictas, hasta los que demuestran que también el deseo de fumar o de beber en la madre, produce taquicardias al bebé, como síntoma de ansiedad. En un sentido distinto, otros estudios evidencian cómo el impacto psicológico del fallecimiento del padre es más traumatizante para el bebé si el suceso ocurre en período de gestación que cuando sucede tras el nacimiento. Así pues, se diría que el dolor de la madre, aún sin comunicación verbal, influye más en el niño cuando éste se encuentra en el seno materno.
Han intervenido
Por tanto, lo quieran o no las interesadas en la subrogación materna, parece claro que algún tipo de relación, fuerte y vinculante, se establece entre ambos seres; y de tal naturaleza que hasta los tribunales tienen que intervenir para mediar en el conflicto.
La "frialdad" no sirve
Una mujer que se presta a la subrogación, bien por amistad bien por dinero, debería tener claro que no basta racionalizar el hecho y plantearlo “fríamente” como un negocio o como un favor, porque en estos casos la naturaleza entiende poco de razones, y mucho más de química y emociones, quizá subliminales, pero reales.
Las consecuencias para el "paciente" son imprevisibles pero sin duda reales
¿Y qué decir del bebé? Porque el problema se plantea a menudo como un conflicto de pertenencia entre dos mujeres. Y sin embargo, pocos se preguntan por el sentido de pertenencia del bebé. Pocos consideran que éste inicia su proceso natural de “maternización” con alguien que luego desaparecerá, y que continuará con otra persona hasta ese momento desconocida para él. ¿Qué consecuencias tendrá esto en el desarrollo de su identidad más primigenia, pero sin duda fundamental para funcionar sanamente como persona? Si todos sabemos, volviendo a la ecología, que es catastrófico ese transplante de hábitat en animales o plantas que son sacados de su medio, cómo no va a serlo para los seres humanos. Nadie lo sabe con certeza, y quizá nadie lo sabrá nunca, ni siquiera el propio interesado... quién sabe si vaya a quedar etiquetado, en algún gabinete psicoterapéutico, como un “vago trastorno de personalidad de etiología desconocida” o, “simplemente” (por decirlo de alguna manera) la persona camine por la vida acompañada de un confuso sentimiento de pertenencia compartida, que nunca supo explicar.
Que nos enseñen
En consecuencia, sería muy conveniente pedir la colaboración de los ecologistas del medio ambiente, que tienen todo esto muy claro, para que incluyan en sus campañas de salvaguarda del hábitat de las especies, también la preservación del hábitat humano y evitar así esos “otros desastres” ecológicos.
30 de mayo 2015 Sábado VIII Sir 51, 17-27
La sabiduría de la fe es el tesoro más preciado que puede tener el que cree. Dar gracias por quien te lo ha enseñado, es darse cuenta de que vienes de una historia. Pero ahora hace falta que sea carne de tu carne: «Mis manos han abierto su puerta, la tengo en los brazos y la contemplo." Señor, que siempre tenga la puerta abierta para Ti; que siempre te guarde con la ternura saber que te puedo perder; que siempre sepa mirarte como sólo tú sabes mirarme.
Ahora, en Dios
Este Dios insondable y misterioso, que entendiste algo cuando te salió al encuentro, superando los miles logaritmos de la cultura racionalista occidental. Porque siempre pasa lo mismo, es Él que nos viene a encontrar. Muchas veces cuando menos lo esperamos.
Quizás nos encuentra en el desierto, no el de las dunas arenosas sin fin, sino aquel interior que nunca acaba de llegar al oasis definitivo. Vueltas y vueltas sobre el terreno ya pisado cuando te parece que definitivamente has encontrado una plenitud duradera; pero no, todavía no, seguimos caminando.
¿Está mal querer lucir bien?
¿Yo creyente tengo la misma preocupación por culturizar e ir a la última en mi cuerpo espiritual?
Nuestra sociedad se caracteriza, entre otras muchas cosas, por el culto al cuerpo, la exaltación de la masa muscular, tener una piel siempre tersa y suave; nos preocupamos mucho de nuestra imagen y estética; admiramos sobremanera a las personas dotadas de un físico espectacular; procuramos estar al día en cuestiones de moda y diseño vistiendo el “último modelo”. En fin, parece como si sólo nos preocupase nuestra imagen exterior, para así poder ser y tener (aparentar) más que el que está a nuestro lado; mis valores y virtudes son mejores que los tuyos; mis defectos y carencias son más pequeños que los tuyos; mi coche es mejor que el tuyo; mi piso vale más que el tuyo; en definitiva –ser más que el otro-, y por qué no decirlo, más alto, más fuerte, más guapo, más rico, etc. La fe del hombre en sí mismo, lo hace colocarse "más allá del bien y del mal" e invertir los valores vitales y trascendentes, considerando a la moral cristiana como una debilidad y dando supremacía al hombre por encima de Dios. Ante esto, los cristianos no debemos de quedarnos impasibles como si no fuese con nosotros. Hemos de oponernos firmemente a todas las creencias y tendencias que lleven al hombre a una degradación, no sólo física o psíquica sino moral y trascendente, en su paso por este mundo. Convertir nuestro cuerpo en un dios, no es moralmente aceptable, pero cuidar de el y lucir bien es lícito y recomendable.
En este aspecto es tan degradante la persona que exhibe su cuerpo sin pudor, como aquella que descuida la vida, la salud, la higiene o la apariencia física. Ambas actitudes son ofensivas y atentan contra la dignidad humana. La vida y la salud física son bienes preciosos confiados por Dios. Debemos cuidar de ellos racionalmente teniendo en cuenta las necesidades de los demás y el bien común. La moral exige el respeto de la vida corporal, pero no hace de ella un valor absoluto. Se opone a una concepción neopagana que tiende a promover el culto del cuerpo, a sacrificar todo a él, a idolatrar la perfección física y el éxito deportivo. Semejante concepción, por la selección que opera entre los fuertes y los débiles, puede conducir a la perversión de las relaciones humanas. (Catecismo de la Iglesia Católica 2288-2289) ¿Dónde termina el pudor, dónde el escrúpulo? Una religiosa se cubre con mucho pudor, porque su cuerpo está reservado a Dios, una esposa debe vestir con recato pues su cuerpo ya no le pertenece. ¿Un soltero? Nuestros cuerpos, Templos del Espíritu Santo, cualquiera que sea nuestra condición y situación de vida, deben ser tratados con dignidad. La unidad cuerpo-alma debe tener cuidados, lucir bien. Y los que nos rodean, también son dignos de que les presentemos una imagen agradable y atractiva. Eso está muy está bien, pero como en todas las cosas, en su justa medida. La virtud de la templanza conduce a evitar toda clase de excesos. Somos seres sexuados, creados con sexo, y la atracción hacia el sexo opuesto es parte de nuestro natural. ¿Hasta dónde llevaremos está necesidad de resultar atractivos? La medida es difícil de establecer, cambia con la cultura, pero cualquier cosa que cae en lo vulgar degrada nuestros cuerpos ante nosotros mismos, y los demás. Ante Dios estamos desnudos, pero ante los hombres debemos preservar la intimidad de nuestros cuerpos. En el paraíso Adán y Eva estaban desnudos, era su natural, Dios les proporcionó vestido por el pecado. No existe forma de evitar la lujuria de los demás, lo que es pecaminoso es vestirse con el propósito de incitar la lujuria ajena. Por otro lado ser atractivo e incluso sexy es necesario para el cortejo. Dos personas no se casan -ni deberían casarse-, sólo porque tienen almas bonitas, la atracción física es importante. El sexo es primordial en el matrimonio, simplemente sin noche de bodas el matrimonio es nulo. También es importante el atractivo a nivel social. Una persona sucia o desarreglada, puede ser tolerada, pero su integración al medio y su aceptación por parte de los demás, dejará mucho que desear. El hombre es una unidad de cuerpo y alma (Gadium et spes 3). El hombre no es un ser espiritual que posee accidentalmente un cuerpo, sino que es las dos cosas: es el cuerpo y el alma juntos. Por eso, con el alma, el cuerpo goza de una dignidad especial y cuidar nuestro aspecto y nuestra salud es hacer lucir bien el cuerpo y el alma. Se me ocurre que tal vez, a la luz del Evangelio y la Doctrina de la Iglesia, daremos culto a Dios con nuestros cuerpos y un testimonio lleno de respeto hacia nosotros mismos y hacia los demás que nos lleve a tener un cuerpo glorioso y espectacular, con una piel eterna, siempre tersa y suave, donde siempre estaremos de moda y a “la última” al lado de Dios.
La leyenda de San Fernando y la Virgen de los Reyes
Un día tres jóvenes vestidos de peregrino llegaron al Alcázar, eran escultores en su ruta de perfeccionamiento y...
Poco antes de conquistar Sevilla, el rey Fernando III el Santo estaba rezando en el campamento de Tablada, se adormeció y tuvo una visión de la Virgen con el Niño en brazos que le decía:
– Yo te prometo que conquistarás Sevilla.
Al despertar le contó la visión a su capellán, el obispo Don Remondo. Al poco tiempo se cumplió lo prometido por la Virgen y el rey, en sus continuas oraciones, se acordaba de aquella imagen que vio mientras dormía. Para no olvidarla, pidió a los escultores que la esculpieran, pero ninguno supo reproducirla exactamente.
Hubo un día que tres jóvenes vestidos de peregrino llegaron al Alcázar provenientes de Alemania. Eran escultores en su ruta de perfeccionamiento y, tras recorrer el país germano y Francia, llegaban a estas tierras para mostrar su arte y aprender de las obras que aquí se hacían.
El rey Fernando les ofreció lo que quisieran y ellos contestaron que simplemente querían hacerle un regalo por su gran acogida. Le quisieron regalar la talla de una Virgen para alguna de sus capillas. El rey aceptó y les ofreció cuantos materiales necesitaran, pero ellos dijeron que no necesitaban nada, solamente un salón donde pudieran trabajar sin ser vistos y sin que nadie los molestara.
Cuando los tres jóvenes estaban a su labor, una criada se asomó a ver cómo trabajaban y se asombró al contemplar que ninguno tallaba, sino que se encontraban cantando plegarias en medio de un gran resplandor. Corriendo fue a contárselo al Rey.
San Fernando fue a comprobarlo por sí mismo, pero cuando se acercó vio sobre la mesa que se les había prestado para trabajar, la talla de la Virgen que en sueños había visto día antes. Los jóvenes escultores habían desaparecido, allí no estaban y no había otra puerta por donde pudieran haber salido. Se dio cuenta el Rey en aquel momento que esos tres chicos eran ángeles y que le habían dejado allí la Virgen como regalo divino. Los centinelas confirmaron que nadie había salido del Alcázar y los escultores sevillanos certificaron que era imposible haber tallado aquella imagen en tan poco tiempo.
Así también lo declaró el obispo Don Remondo y, considerándolo un milagro, ordenó que se colocara la imagen en la Capilla del Alcázar con el nombre de Nuestra Señora de los Reyes.
En agradecimiento a Dios, el rey mandó construir sobre la mezquita de Sevilla el mayor templo católico de la Cristiandad. En su testamento dejó escrito que deseaba estar sepultado a los pies de la Virgen de los Reyes, así encontramos que la Virgen pasó a la catedral, instalándola en el altar de la Capilla Real donde San Fernando tiene su túmulo. Allí sería enterrado, tras su muerte el 30 de mayo de 1252. Y allí reposan, desde entonces, sus restos incorruptos, en una urna de plata que está considerada la obra más relevante de la orfebrería barroca sevillana, labrada por Laureano de Pina, que se abre el día de su festividad cada 30 de mayo, para que los sevillanos acudan a rendir pleitesía al Rey Santo que recuperó su ciudad del yugo musulmán y que, además, trajo consigo a su protectora, Patrona de la Archidiócesis, la Virgen de los Reyes.
La importancia histórica del rey santo, Fernando III, en el Sur de España es innegable, principalmente en Cádiz y Sevilla. Fue con motivo de su beatificación en 1668 cuando se procedió a la apertura de su sepulcro en la Catedral, en la Capilla Real, un 17 de Marzo; allí, en solemne ceremonia se descubrió la loza que tapaba al mismo y hubo una gran sorpresa.
Al abrir el sepulcro se descubrió que el rey santo se encontraba con sus ricas telas en las cuales destacaba el adorno que representaba a los castillos y leones, tan representativos del reino de España; además había un cetro, una sortija con un zafiro (posiblemente) y una espada con su puño en plata.
Se levantó acta porque aquel cuerpo tenía una peculiaridad: ¡estaba incorrupto! Todo ello sin, en teoría, haber sido embalsamado, hecho que analizaron y certificaron los médicos de la época, don Gaspar Caldera, don Pedro de Herrera y el erudito don Cristóbal Báez.
Santoral: 30 de mayo, Fernando III el Santo
Fernando lll, Santo Rey, 30 de mayo
Rey de Castilla y León
Era hijo del rey Alfonso IX y primo hermano del rey San Luis de Francia. Fue un verdadero modelo de gobernante, de creyente, de padre, esposo y amigo. Emprendió la construcción de la bellísima catedral de Burgos y de varias catedrales más y fue el fundador de la famosa Universidad de Salamanca. San Fernando protegió mucho a las comunidades religiosas y se esforzó porque los soldados de su ejército recibieran educación en la fe. Instauró el castellano como idioma oficial de la nación y se esmeró para que en su corte se le diera importancia a la música y al buen hablar literario.
Sus enfrentamientos tuvieron por fin, liberar a España de la esclavitud en la que la tenían los moros, y por ende liberar también a la religión católica del dominio árabe. Como todos los santos fue mortificado y penitente, y su mayor penitencia consistió en tener que sufrir 24 años en guerra incesante por defender la patria y la religión. En sus cartas se declaraba: "Caballero de Jesucristo, Siervo de la Virgen Santísima, y Alférez del Apóstol Santiago. El Papa Gregorio Nono, lo llamó: "Atleta de Cristo", y el Pontífice Inocencio IV le dio el título de "Campeón invicto de Jesucristo".
Propagaba por todas partes la devoción a la Santísima Virgen y en las batallas llevaba siempre junto a él una imagen de Nuestra Señora. Y le hacía construir capillas en acción de gracias, después de sus inmensas victorias. Este gran guerrero logró libertar de la esclavitud de los moros a Ubeda, Córdoba, Murcia, Jaén, Cádiz y Sevilla. Para agradecer a Dios tan grandes victorias levantó la hermosa catedral de Burgos y convirtió en templo católico la mezquita de los moros en Sevilla.
Fue canonizado en 1671 por el Papa Clemente X.
Volver el corazón y la mente a María
Cuando tenemos miedo acudimos a Ti porque eres valiente, cuando dudamos volvemos los ojos a Ti porque eres Verdad.
Si seguimos a Jesús no es posible hacerlo sin pensar, sin volver el corazón y la mente a la imagen de su Madre, una mujer como tu, como yo, de la misma especie humana que tu, hombre que me lees...
Por Ella, por su decir ¡SI!, Cristo se formó en sus entrañas por obra del Espíritu Santo y ahí, en ese momento único, grandioso y sublime, empezó a crecer en su seno virginal hasta hacerse hombre el Hijo de Dios, que un día, y en una cruz de madera, moriría por la Salvación de toda la humanidad, donde estabas tu, donde estaba yo.... ¡Oh, incógnita divina. Ella supo de despedidas. Ella supo de soledades, de ausencias del que era todo el amor de su vida.
Ella sin comprender nada aceptó que su amado hijo Jesús, vivía del gran misterio de Dios y se alejaba de ella cada vez más... para cumplir una MISIÓN.
Y al pie de la cruz, mientras lo veía agonizar, con el amado rostro desfigurado, con los pies clavados y los brazos extendidos, como queriendo abrazarnos, aceptó, porque El se lo pedía, que lo sustituyera como hijo por el discípulo Juan y a si convertirse en una Madre Universal.
El Padre Ignacio Larrañaga dice: "Madre del silencio y de la Humanidad, tu vives perdida y encontrada en el mar sin fondo del Misterio del Señor. Eres disponibilidad y receptividad, eres fecundidad y plenitud, eres atención por los hermanos, estás vestida de fortaleza”. Cuando tenemos miedo acudimos a Ti porque eres valiente, cuando dudamos volvemos los ojos a Ti porque eres Verdad, cuando la tristeza nos invade acudimos a Ti que fuiste Madre de dolores y recibimos tu fuerza, cuando el creer se nos hace difícil… nos sentimos seguros porque tu, eres Virgen Fiel, Espejo de Justicia y Trono de sabiduría y estás llena de Gracia, de Consuelo y Misericordia.
Por eso el rezo del santo Rosario es una comunicación con María, virgen y Madre. Con él vamos repasando todos los momentos de su vida y la de su Hijo Jesús. En el rezo de sus Ave-Marías, le pedimos insistentemente que, seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo y también le decimos que nos ampare ahora y en la hora de nuestra muerte, tal vez, cuando nos llegue ese momento, Ella, María la Madre de Dios y Madre nuestra, recuerde las veces que se lo pedimos y venga a buscarnos, auxiliadora, solícita y llena de amor para llevarnos al Padre como buena mediadora, y a si obtendremos el amoroso y esperado abrazo de Dios.
¡Madre y Virgen, Reina de la Paz, ruega por nosotros y por el mundo entero!