Llegar a ser una vid que dé fruto

Una vida más sencilla y más evangélica
Las comunidades contemplativas
Vocación radical, pero sin rigorismos ni intransigencias

Josep Miquel Bausset, 31 de mayo de 2015 a las 17:24

Contemplativas

Los monjes y las monjas queremos ser hombres y mujeres con un oído bien atento para acoger el sufrimiento de nuestro mundo. Queremos también tener un corazón y unas manos abiertas para curar las heridas de nuestros hermanos

Un año más, hoy, domingo de la Santísima Trinidad, la Iglesia nos invita a celebrar el día "Pro orantibus", en el cual recordamos y oramos por las comunidades de vida contemplativa.

En los monasterios de monjes y de monjas, esparcidos por todo el mundo, intentamos en nuestro día a día, por medio de la oración, el trabajo y la acogida, hacer posible unas relaciones humanas sanas, que curen, unas relaciones acogedoras y sin tensiones, que nos ayuden a vivir con armonía y serenidad. Es por medio del amor, a menudo frágil y incierto, que nuestra vida se abre a todo el mundo. Y es por medio de la oración, que desafiando las tinieblas nos hace avanzar hacia la luz de Pascua, que queremos ser centinelas en la noche.

Porque es la oración la que da sentido a la oscuridad, al desierto y a la aridez de la vida. Fieles a la llamada recibida, los monjes y las monjas queremos que nuestros monasterios se conviertan en espacios de acogida amable y afable, caracterizados por la dulzura en el trato, la compasión y la solicitud de la caridad en el servicio al prójimo. Los monjes y las monjas queremos ser hombres y mujeres con un oído bien atento para acoger el sufrimiento de nuestro mundo. Queremos también tener un corazón y unas manos abiertas para curar las heridas de nuestros hermanos.

Los monjes y las monjas intentamos vivir en aquella sobriedad que es siempre una exigencia del amor, y así ayunar y denunciar un consumismo enfermizo, que no hace sino intentar llenar con cosas, el vacío que tenemos en el corazón y que solo Dios puede saciar.

Los monjes y les monjas queremos que el silencio, tan devaluado hoy, nos libere de aquel hablar sin control, del chismorreo que no dice nada, de la frivolidad y de la superficialidad. De esta manera, el silencio, que siempre es fecundo porque siempre está abierto a escuchar y a acoger al otro, nos ayuda a evitar la murmuración y a sacar fuera de nosotros la envidia, el resentimiento y la intolerancia, así como también el instinto de posesión.

La vida monástica es una escuela donde aprendemos, día a día, a descubrir la belleza de la creación y también la belleza de la comunidad, la belleza de cada hermano y de cada hermana, como un don que Dios nos hace.

La vida monástica es una escuela donde, bajo la mirada y el impulso del Espíritu del Señor Resucitado, intentamos que los que estaban alejados vuelvan a estar cerca, los enemigos lleguen a ser a amigos, los débiles sean fortalecidos y los pecadores encuentren el perdón y la paz. La vida monástica es siempre una apuesta, no por la seguridad ni por el conformismo, sino por la aventura de una fe compartida con unos hermanos o hermanes concretas. La vida monástica queremos que sea también un camino que hace la comunidad, profundizando y desarrollando los valores del Reino, para así liberarnos de la superficialidad, de la crispación y de las tensiones que caracterizan a nuestra sociedad. La vida monástica es también una manera nueva de vivir y de entender la vida, para acercarnos al otro sin juzgarlo, sin condenarlo, viendo siempre en él un icono de Cristo. Los monjes y las monjas queremos ser profetas de la Palabra, testigos de comunión y de esperanza, servidores de la unidad y artesanos de reconciliación y de paz. La vida monástica es siempre una vida marcada por la diferencia que le viene del Evangelio y que le da un plus de humanidad. Por eso, porque intentamos que nuestras comunidades sean muy humanas, los monjes y las monjas queremos vivir nuestra vocación con radicalidad, pero sin rigorismos ni intransigencias. La vida monástica es sacramento de la presencia del Señor, ya que cada día, en la escuela que es el monasterio, aprendemos a amar de una manera gratuita, sin caer en la rutina ni en la mediocridad. Fieles al servicio y a la caridad, los monjes y las monjas queremos hacer realidad una vida más sencilla y más evangélica. Una vida que esté basada en el amor, en la sencillez y en la comunión fraterna, para así ser iconos de la Santa Trinidad.

Evangelio según San Marcos 12,1-12. 

Jesús se puso a hablarles en parábolas: "Un hombre plantó una viña, la cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia. Después la arrendó a unos viñadores y se fue al extranjero. A su debido tiempo, envió a un servidor para percibir de los viñadores la parte de los frutos que le correspondía. Pero ellos lo tomaron, lo golpearon y lo echaron con las manos vacías. De nuevo les envió a otro servidor, y a este también lo maltrataron y lo llenaron de ultrajes. Envió a un tercero, y a este lo mataron. Y también golpearon o mataron a muchos otros. Todavía le quedaba alguien, su hijo, a quien quería mucho, y lo mandó en último término, pensando: 'Respetarán a mi hijo'. Pero los viñadores se dijeron: 'Este es el heredero: vamos a matarlo y la herencia será nuestra'. Y apoderándose de él, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, acabará con los viñadores y entregará la viña a otros. ¿No han leído este pasaje de la Escritura: La piedra que los constructores rechazaron ha llegado a ser la piedra angular: esta es la obra del Señor, admirable a nuestros ojos?". Entonces buscaban la manera de detener a Jesús, porque comprendían que esta parábola la había dicho por ellos, pero tenían miedo de la multitud. Y dejándolo, se fueron.

Juan Taulero (c. 1300-1361), dominico en Estrasburgo Sermón 7

Llegar a ser una vid que dé fruto

Los pies de la vid se ligan, se escalonan, se doblan los sarmientos de arriba abajo, se les ata a algo sólido para sostenerlos. Por ahí se puede comprender la dulce y santa vida y la pasión de Nuestro Señor Jesucristo que, en todo, debe ser el sostén del hombre de bien. El hombre debe ser curvado, lo que en él hay de más alto debe ser abajado, y debe abismarse en una verdadera y humilde sumisión, desde lo profundo de su alma. Todas nuestras facultades, interiores y exteriores, tanto las de la sensibilidad y de la avidez como nuestras facultades racionales, deben ser ligadas, cada una en su lugar, en una verdadera sumisión a la voluntad de Dios.

Seguidamente se remueve la tierra alrededor de los pies de la vid y se escardan las malas hierbas. También el hombre debe escardarse, profundamente atento a lo que pudiera haber todavía por arrancar en el fondo de su ser, para que el divino Sol pueda acercársele más inmediatamente y brillar en él. Si tú, entonces, dejas hacer que la fuerza de lo alto haga su obra, el sol aspira la humedad escondida en la tierra, en la fuerza vital del tronco y los racimos crecen magníficos. Después el sol, por su calor, actúa sobre los racimos y hace que se desarrollen las flores. Y estas flores tienen un perfume noble y benéfico... Entonces, el fruto llega a ser indeciblemente dulce. Que esta realidad nos sea dada a todos.

1 de junio 2015 Lunes IX Tb 1, 1a-2 2, 2 1-9

Comenzamos esta semana con la lectura del libro de Tobit. Nos presenta una familia creyente y el dueño de casa es un ejemplo para su integridad, hasta el punto de ser capaz de jugarse la vida en un ambiente religiosamente hostil. Efectivamente, el texto de hoy nos dice que su hijo, que tenía que salir de casa para un encargo, descubre el cadáver de un israelita asesinato; cuando lo sabe el padre entierra el fallecido.

«Todos sus familiares lo reprobaban, y le decían" ¿Todavía entierras muertos, después de que por eso te condenaron... "» Hoy, aunque fuera con un riesgo evidente, serías capaz, por convicción, de comprometerte públicamente ? Señor, que la meditación de tu palabra me ayude a ser firme y coherente en mis convicciones.

San Justino Flavia

Mártir,  nació en Flavia Nápolis. Fue el primer apologista cristiano, laico. Como buscador incansable de la verdad, profundizó principalmente en el sistema de los estoicos, los pitagóricos y de Platón.  Tuvo un encuentro que le motivó a estudiar «una filosofía más noble» que las que él conocía. Así, comenzó a estudiar las Sagradas Escrituras y a informarse sobre el cristianismo.

San Justino tenía 30 años cuando se convirtió al cristianismo.  Recorrió varios países discutiendo con los paganos, los herejes y los judíos sobre la fe. Los escritos de Justino mártir que han llegado completos hasta nosotros son las dos Apologías y el Diálogo con Trifón.  En la primera Apología, San Justino protesta contra la condenación de los cristianos por razón de su religión o de falsas acusaciones.

En ella fundamenta que es injusto acusarlos de ateísmo y de inmoralidad, ya que son ciudadanos pacíficos, cuya lealtad al emperador se basa en sus mismos principios religiosos.- La segunda Apología es un apéndice de la primera. En su tercer libro, el mártir hace una defensa del cristianismo en contraste con el judaísmo, bajo la forma de diálogo con un judío llamado Trifón.   San Justino se negó a la orden dada por Crescencio de ofrecer sacrificios a los ídolos y, confesando valientemente a Cristo, fue condenado por el juez a morir decapitado.

Oremos  

Dios nuestro, que enseñaste a San Justino a descubrir en la locura de la cruz la incomparable sabiduría de Jesucristo, concédenos, por la intercesión de este mártir, la gracia de alejar los errores que no cercan y de mantenernos siempre firmes en la fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD (B) 31 de mayo de 2015
Dt 4,32-34.39-40 / Rm 8,14-17 / Mt 28,16-20

Queridos hermanos y hermanas:

Para preparar esta homilía he estado contemplando y meditando el célebre icono ruso de la Santísima Trinidad de Andrei Rublov, conocida muchas veces por la Trinidad de el Antiguo Testamento, porque se inspira en la narración Bíblica de los tres ángeles que se apareció a Abraham. El Santo Patriarca descubrió en los diversos ángeles una manifestación divina y, siendo tres, dirigirse a él, como si fuera uno solo. La tradición Cristiana ve en este pasaje una anticipación de la revelación neo testamentaria de la Santísima Trinidad.

La composición artística del icono está al servicio de su significación teológica trinitaria. Los colores y la posición de las tres figuras sentadas, una más elevada al centro, la suave inclinación de los jefes, entrelazadas las alas, produce una relación, un diálogo que manifiesta la unidad dentro de la diversidad. El autor trabaja para que los tres ángeles compongan un círculo y en el centro del icono, sobre una mesa, una copa que los tres señalan con la mano derecha, la Eucaristía. Un diálogo de las tres personas: unidad, amor y perfección.

En nuestra tradición occidental, las letras capitales y miniaturas iluminadas de los códice medievales nos muestran el "Trono de la Gracia", que representa el Padre sentado con poder en la gran mandorla, que sostiene con las manos la Cruz Gloriosa de su Hijo crucificado, mientras que el Espíritu Santo, representado con forma de paloma, está a la derecha los dos, enlazándolos, creando: unidad, amor y perfección. Toda la celebración de este domingo es un cántico de adoración y de acción de gracias al Dios, uno y trino. La Trinidad de Dios no es un teorema o una mera reflexión especulativa. La Santa Trinidad es un misterio de amor, tal como nos lo ha revelado Jesucristo. Es una inmensidad de amor, presente en todos nosotros.

Nuestro Dios ama todo lo que Él ha creado. Es capaz, también, de conmoverse ante de cada persona y de hacerse solidario del sufrimiento humano. La gran revelación de este amor es la cruz de Jesucristo y la fuerza de Pentecostés del Espíritu Santo, presente y activo con nosotros, los bautizados en nombre de la Santa Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, sumergidos en el agua bautismal del amor infinito de Dios, convertidos en imágenes vivas, en templos de la Trinidad, formamos todos la Iglesia que peregrina en la Tierra. Gracias a este misterio podemos sabernos realmente hijos del Padre, vivificados todos por el mismo Espíritu Santo que habita en nuestros corazones y nos hace gritar Abbá, Padre!

Permítanme leer unos fragmentos de la oración de la Beata Isabel de la Trinidad (1904): "O Dios mío, Trinidad que adoro, ayúdame a olvidarme del todo para establecerme en vos. Que nada pueda alterar mi paz, ni hacerme salir de vos. Pacíficas a mi alma, haced vuestro cielo, vuestra residencia amada y el lugar de su reposo. Que no te deje jamás solo, entregada por completo a su acción creadora ". Como dice el Evangelio de hoy: Id a convertir todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. Así sea!

Se apoderaron del hijo, lo mataron
Marcos 12, 1-12. Tiempo Ordinario. ¡Cuántas veces Dios se hace presente en nuestro alrededor y nosotros no nos damos cuenta!

Oración introductoria
Señor, Tú me has entregado una porción muy amada de tu viña. Tus palabras en el evangelio, tu cuerpo en la Santa Eucaristía, así como tu presencia en el prójimo que me rodea, son dones que he recibido de ti gratuitamente. Ayúdame a comprender que la mayor riqueza que he recibido eres Tú mismo.

Petición
Señor Jesús, cuántas veces he ofendido tu corazón, he rechazado tus palabras, he puesto en duda tus mandamientos. Te pido, Señor, que me perdones; y no obres conforme a mis pecados, sino según tu misericordia.

Meditación del Papa Francisco
En la parábola de los viñadores homicidas, que primero asesinan a los siervos y por último al hijo del patrón de la viña para apropiarse de la herencia. A Jesús le escuchan los fariseos, ancianos y sacerdotes a quienes se dirige para hacerles entender cuanto han caído bajo, por no tener el corazón abierto a la palabra de Dios. ¡Este es el drama de aquella gente, pero también el nuestro! Se han apropiado de la palabra de Dios y la palabra de Dios la convierten en su palabra, según sus intereses, según sus ideologías, sus teologías... pero a su servicio. Y cada uno la interpreta según la propia voluntad, según el propio interés. Aquí está el drama de este pueblo. Y para conservar esto, asesinan. Esto le sucedió a Jesús. […] ¿Qué podemos hacer para no asesinar la palabra de Dios?, y para “ser dóciles y no enjaular el Espíritu Santo”? Dos cosas simples. La actitud de quien quiere escuchar la palabra de Dios es primero, la humildad; segundo la oración. Esta gente no rezaba. No sentía necesidad de rezar. Se sentían seguros, se sentían fuertes, se sentían dioses. Humildad y oración: con la humildad y la oración vamos adelante para escuchar la palabra de Dios y obedecerle. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 21 de marzo de 2014, en Santa Marta).

Reflexión 
¡Cuántas veces Dios se hace presente en nuestro alrededor y nosotros no nos damos cuenta! Desde que amanece Dios está a nuestro lado regalándonos un nuevo día; está presente en el amor de nuestros seres queridos; se cruza en nuestro camino bajo la apariencia de una persona que necesita de nuestra caridad.

Propósito.
Ofrecer una sonrisa y rezar un avemaría por la persona que más sufre o la que esté más necesitada.

Diálogo con Cristo
Dios mío, no dejes que mi corazón se aleje de ti por seguir mis intereses personales. Antes bien, hazme comprender que todas las cosas tienen sentido cuando se hacen por amor a ti y a los demás.


La Eucaristía y la Virgen son las dos columnas que han de sostener nuestras vidas (San Juan Bosco)

Junio: Mes del Sagrado Corazón de Jesús
Adoramos el Corazón de Cristo porque es el corazón del Verbo encarnado, del Hijo de Dios hecho hombre

Explicación de la fiesta
La imagen del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda el núcleo central de nuestra fe: todo lo que Dios nos ama con su Corazón y todo lo que nosotros, por tanto, le debemos amar. Jesús tiene un Corazón que ama sin medida. Y tanto nos ama, que sufre cuando su inmenso amor no es correspondido.

La Iglesia dedica todo el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, con la finalidad de que los católicos lo veneremos, lo honremos y lo imitemos especialmente en estos 30 días.

Esto significa que debemos vivir este mes demostrándole a Jesús con nuestras obras que lo amamos, que correspondemos al gran amor que Él nos tiene y que nos ha demostrado entregándose a la muerte por nosotros, quedándose en la Eucaristía y enseñándonos el camino a la vida eterna.

Todos los días podemos acercarnos a Jesús o alejarnos de Él. De nosotros depende, ya que Él siempre nos está esperando y amando.

Debemos vivir recordándolo y pensar cada vez que actuamos: ¿Qué haría Jesús en esta situación, qué le dictaría su Corazón? Y eso es lo que debemos hacer (ante un problema en la familia, en el trabajo, en nuestra comunidad, con nuestras amistades, etc.).

Debemos, por tanto, pensar si las obras o acciones que vamos a hacer nos alejan o acercan a Dios.

Tener en casa o en el trabajo una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, nos ayuda a recordar su gran amor y a imitarlo en este mes de junio y durante todo el año.

Origen de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús

Santa Margarita María de Alacoque era una religiosa de la Orden de la Visitación. Tenía un gran amor por Jesús. Y Jesús tuvo un amor especial por ella.


Se le apareció en varias ocasiones para decirle lo mucho que la amaba a ella y a todos los hombres y lo mucho que le dolía a su Corazón que los hombres se alejaran de Él por el pecado.

Durante estas visitas a su alma, Jesús le pidió que nos enseñara a quererlo más, a tenerle devoción, a rezar y, sobre todo, a tener un buen comportamiento para que su Corazón no sufra más con nuestros pecados. El pecado nos aleja de Jesús y esto lo entristece porque Él quiere que todos lleguemos al Cielo con Él. Nosotros podemos demostrar nuestro amor al Sagrado Corazón de Jesús con nuestras obras: en esto precisamente consiste la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

Las promesas del Sagrado Corazón de Jesús:
Jesús le prometió a Santa Margarita de Alacoque, que si una persona comulga los primeros viernes de mes, durante nueve meses seguidos, le concederá lo siguiente:
1. Les daré todas las gracias necesarias a su estado (casado(a), soltero(a), viudo(a) o consagrado(a) a Dios).
2. Pondré paz en sus familias.
3. Los consolaré en todas las aflicciones.
4. Seré su refugio durante la vida y, sobre todo, a la hora de la muerte.
5. Bendeciré abundantemente sus empresas.
6. Los pecadores hallarán misericordia.
7. Los tibios se harán fervorosos.
8. Los fervorosos se elevarán rápidamente a gran perfección.
9. Bendeciré los lugares donde la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada.
10. Les daré la gracia de mover los corazones más endurecidos.
11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón y jamás será borrado de Él.
12. La gracia de la penitencia final: es decir, no morirán en desgracia y sin haber recibido los Sacramentos.


Oración de Consagración al Sagrado Corazón de Jesús
Podemos conseguir una estampa o una figura en donde se vea el Sagrado Corazón de Jesús y, ante ella, llevar a cabo la consagración familiar a su Sagrado Corazón, de la siguiente manera:

Señor Jesucristo, arrodillados a tus pies,
renovamos alegremente la Consagración
de nuestra familia a tu Divino Corazón.
Sé, hoy y siempre, nuestro Guía,
el Jefe protector de nuestro hogar,
el Rey y Centro de nuestros corazones.
Bendice a nuestra familia, nuestra casa,
a nuestros vecinos, parientes y amigos.

Ayúdanos a cumplir fielmente nuestros deberes, y participa de nuestras alegrías y angustias, de nuestras esperanzas y dudas, de nuestro trabajo y de nuestras diversiones.

Danos fuerza, Señor, para que carguemos nuestra cruz de cada día y sepamos ofrecer todos nuestros actos, junto con tu sacrificio, al Padre.

Que la justicia, la fraternidad, el perdón y la misericordia estén presentes en nuestro hogar y en nuestras comunidades.

Queremos ser instrumentos de paz y de vida.

Que nuestro amor a tu Corazón compense,
de alguna manera, la frialdad y la indiferencia, la ingratitud y la falta de amor de quienes no te conocen, te desprecian o rechazan.

Sagrado Corazón de Jesús, tenemos confianza en Ti.

Confianza profunda, ilimitada.

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