“Cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto.” (
- 17 Junio 2015
- 17 Junio 2015
- 17 Junio 2015
Evangelio según San Mateo 6,1-6.16-18.
Jesús dijo a sus discípulos: Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Segundo discurso sobre el salmo 33; PL 36, 312
“Cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto.” (Mt 6,6)
“Entrar en tu habitación”, quiere decir entrar en tu corazón. Felices aquellos que se alegran de entrar en su corazón y que no encuentran en él nada malo...
Hay que tener lástima de aquellos que, volviendo a su casa, temen de ser echados fuera por ásperas discusiones con los suyos. Pero mucho peor están los que no se atreven a entrar en la propia conciencia, por miedo de ser echados fuera por el remordimiento de sus pecados.
Si tú quieres entrar en tu conciencia con gusto, ¡purifícala! “Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios” (Mt 5,8.) ¡Limpia tu corazón de la impureza de la codicia, de las manchas de la avaricia, de la úlcera de la superstición! ¡Quita los sacrilegios, los malos pensamientos, los odios, no sólo contra tus amigos sino contra tus enemigos! ¡Quita todo esto, luego, entra en tu corazón y serás feliz en tu morada!
¿PODEMOS AMAR PERSONALMENTE A JESÚS?
Jesús fue uno de los grandes genios de la humanidad. Su vida, sus palabras y hechos son admirables y marcan un horizonte a la humanidad, que ha sido siempre valorado por las religiones y las espiritualidades. Para mucha gente de todas partes, de ahora y de antes, Jesús es un modelo, un testigo, un profeta.
Hace dos mil años que todo esto empezó, y aún dura, a pesar de cambios, altibajos, persecuciones, y poderes que han intentado acaparar Jesús y situarlo en lo alto para justificar intenciones que son o han sido contrarias a él.
Y salta la pregunta. Podemos hoy estimar personalmente Jesús?
Esta pregunta es la que se hace Mónica después de aquella especie de bautizo. También es la pregunta que se hace mucha gente que siente por Jesús un atractivo muy especial.
Es la pregunta que nos hacemos también cuando hemos escuchado o leído escritos de místicos, como Juan de la Cruz, Ignacio de Loyola o Teresa de Jesús. Podemos estimar personalmente a Jesús o es una ficción psicológica fruto del entusiasmo por los valores de su persona y de sus Palabras?
En una primera aproximación constatamos que el amor puede traspasar las dimensiones de tiempo y espacio. De entrada, el tiempo y el espacio dificultan la posibilidad de amor, la distancia inevitable que suponen, y porque el tiempo puede llegar a generar un tipo de desgaste.
Pero a pesar de todo, cuando la llama de amor es fuerte y brota de lo más profundo, sabemos que el tiempo y el espacio pueden ser superados por el amor. Tenemos testimonios de todo tipo al respecto.
Los creyentes sabemos, no por raciocinio filosófico sino por la experiencia de la fe, que Jesús fue glorificado y está vivo. Este es un punto esencial de nuestra fe, sin el cual estaríamos en el absurdo y el engaño colectivo más digno de compasión y de terapia.
Jesús hoy en su plenitud absoluta supera el espacio y el tiempo y vive en la dimensión definitiva. Se relaciona con nosotros? Esta es la cuestión decisiva, ya que si se relaciona con nosotros el amor personal a Él está servido. Será la respuesta amable, honda, agradecida y vital a una realidad que nunca hubiéramos podido imaginar ni entender.
Jesús se relaciona con nosotros de muchas maneras, unas indirectos y otros directos. Entre ellas destacamos: es realmente presente en los hermanos en especial los pobres, es realmente presente en los sacramentos en especial la Eucaristía, es realmente presente en lo más profundo de nuestro corazón, y no precisamente dormido, sino activo, consolador, estimulante, acompañante, misericordioso, creativo y cercano. Sí, son realidades del amor.
Mónica, es cierto: lo que sientes es Jesús. Sólo que tengas un buen corazón y dejes que Él te quiera, ya lo tienes todo para quererlo. No esperes más, comienza tal como te salga de dentro.
17 de junio 2015 Miércoles XI 2 Co 9, 6-11
He aquí una afirmación hecha con sentido común: «el sembrador mezquino tiene una cosecha mezquina, y el generoso, la tiene generosa.» Cuando Pablo dice esto es para exponer una analogía para la vida de los creyentes. Bien es cierto que todos estamos invitados a sembrar la Palabra. ¿Cuando ves un hermano necesitado, tienes presente que Dios ama a los que dan con alegría? Desde este punto de vista, Dios tiene motivos para amarte? ¿Qué haces de tu alegría? Señor, quiero darte motivos para que estés contento de mí.
La libertad
Nadie, absolutamente nadie, puede limitar nuestra libertad, con ella escogemos en cada momento.
Hay quienes piensan que las normas, las leyes, los mandamientos, son un obstáculo para la libertad. En realidad, el hombre tiene una libertad interna, profunda, inalieminable, que está por encima de todas las órdenes, las presiones y las amenazas que pueda recibir desde fuera. Es cierto que una orden, una ley, disuade a muchos hacer determinados actos (malos y buenos). Es también verdad que las amenazas y los castigos tienen una evidente eficacia: muchas personas no roban por miedo a la policía y a la cárcel. Pero lo “externo” queda siempre fuera. Dentro, en lo más profundo de todo ser humano, hay una libertad insuprimible. Desde ella cada uno opta por el amor o por el egoísmo, por la generosidad o por la avaricia, por la fidelidad o por la traición, por la limpieza de corazón o por el desenfreno en las pasiones. Muchas opciones internas, libres, no llegarán a la práctica, no se verán en la vida pública: quedarán ocultas ante los demás, aunque nunca ante mi conciencia ni ante Dios. Pero no por ello ha sido suprimida la libertad. Es tan libre el ladrón que roba cuando nadie lo ve como el ladrón que se porta bien porque encuentra en el banco a dos policías bien armados. El primer ladrón refleja hacia afuera lo que ha escogido libremente en su interior. El segundo prefiere (libremente, aunque de mala gana) esconder sus intenciones para esperar un momento “mejor” en el que llevar a la práctica sus planes. El ser humano, hemos de recordarlo, es siempre libre, incluso delante de una ametralladora. La ametralladora, ciertamente, asusta y detiene a muchos, “hiere” el “uso” de la libertad. Pero nunca la suprime. Ante las amenazas, muchos optan por salvar su pellejo, aunque para ello tengan que cometer un acto injusto; otros, en cambio, son capaces incluso de decir “no” a los tiranos de turno aunque ese gesto les lleve a la cárcel o a la muerte más despiadada.
Por eso resultan extrañas las críticas de quienes piden a la Iglesia una moral más “abierta”, una ética más “adaptada” a los tiempos modernos, un “mayor respeto” a la libertad de las conciencias. Parece que suponen que recordar los mandamientos y explicar las normas éticas elimina lo ineliminable: la libertad interna. La moral católica, además, no es impuesta con el miedo ni bajo la presión de policías bien armados. Si la Iglesia recuerda (porque lo enseñó Cristo) que hay un infierno, no es para “aterrorizar”: para el que no cree y prefiere vivir según lo que se le antoje, el infierno le parecerá algo ridículo, no le impedirá cometer los crímenes que quiera escoger libremente. Nadie, absolutamente nadie, puede limitar nuestra libertad. Con ella escogemos en cada momento lo que queremos ser y lo que deseamos ofrecer a quienes viven junto a nosotros. Las normas no son, por lo tanto, ningún límite a la libertad. Si son normas buenas, justas, verdaderas, valen como guía, como ayuda, como luz, porque nos orientan hacia el bien supremo: el amor a Dios y el amor al prójimo. No valen nada si nos apartan de esa meta profunda que desea cada corazón humano.
Sólo a esta luz comprendemos el valor de las “normas” del Evangelio y de la enseñanza moral de la Iglesia: como señales que indican el camino hacia el amor y hacia la verdad, que es en definitiva lo mejor que podemos escoger con la libertad que Dios nos ha dado para vivir en el tiempo y en lo eterno.
La Parábola del Padre Misericordioso
Tenemos que deshacer, desempaquetar, desentrañar, las piedras preciosas que aguardan para nosotros en esta parábola
Maestro de todos los contadores de historias, ninguno como Jesús Nuestro Señor y Salvador Jesucristo, nadie ha llegado o llegará a acercarse a la experiencia de Jesús al enseñar, pero sobretodo en el “arte” de contar historias. El nombre de las historias poderosamente eficaces es, las PARÁBOLAS. Una definición breve, pero eficaz de una parábola es, "Una historia terrenal, con un mensaje celestial." (Pastor Adrián Rogers). El sembrador y la semilla, los Talentos, las Vírgenes sabias y tontas, el Buen Samaritano, la Oveja perdida, se encuentran entre estas obras literarias utilizadas por el "maestro"--Jesús, el maestro--para comunicar verdades eternas! Sin embargo, el clásico y sin duda la mejor de todas las parábolas de Jesús es, la "Parábola del Hijo Pródigo", que también podría ser titulada, "La Parábola del Padre Misericordioso"--centrándose más, en la "Misericordia" del Padre por encima, de la "miseria" del hijo! En realidad la palabra "Misericordia" en inglés, traducida en Misericordia en los idiomas latinos significa precisamente eso: la miseria del hombre (su pecado), se encuentra con el abrazo amoroso, del corazón de Dios; “cordia”, quiere decir Corazón!
El Evangelio de San Lucas es reconocido por la manifestación de la misericordia. Sin embargo, la perla de todos los capítulos de la misericordia es, Lucas 15. En esta obra maestra de la literatura espiritual, Jesús ofrece al mundo tres parábolas, todas estas son relacionadas, y de hecho puede ser llamado, "El capítulo de lo perdido y encontrado”. (Fr. Al Hall, OMV) ¿Por qué? Por la sencilla razón de que estas tres parábolas tratan de ambas cosas, lo encontrado y lo "perdido". La oveja perdida, buscada y encontrada por el pastor amoroso y preocupado; la moneda perdida, barrida, encontrada y obtenida por la mujer diligente; y por último, el hijo perdido, encontrado y abrazado por el padre---la parábola del hijo pródigo. Por lo tanto, con la gracia de la ayuda de Dios, tenemos que deshacer, desempaquetar, desentrañar, las piedras preciosas que aguardan para nosotros en la "Parábola del Hijo Pródigo y la Parábola del Padre Misericordioso".
1. SOLICITUD DE HIJO JOVEN. "Dame la herencia". Un contundente delito, incluso insulto al padre. ¿Por qué? La herencia normalmente vendría después, de la muerte del padre. El hijo egoísta le importo aun más, el dinero, la diversión, el placer y el pecado, que la persona de su "Padre" que le dio la vida, los alimentos, ropa, vivienda y básicamente todo lo que él, tenia! La esencia del pecado es "ingratitud". Shakespeare agudamente señaló: "más doloroso que el diente de la serpiente es, el niño desagradecido".
2. LIBERTAD. El Padre respeta la libertad y la libertad de su hijo, quien en realidad ama tanto pero no intimida su libertad y fuerza el amor. La esencia del pecado es también el "abuso" de nuestra libertad. En lugar de "usar" nuestra libertad para glorificar a Dios, nosotros abusamos de nuestra libertad para, asentar nuestros propios deseos egoístas!
3. PECADO. Son dos las definiciones bíblicas del pecado, relacionados con esta parábola: "Dar la espalda al amor de nuestro Padre...." también... "Alejándonos nosotros mismos, del hogar del Padre." Pecado también es irse a una "tierra extranjera" tierra de pecado. T. S. Elliot poéticamente lo describe como “Malas tierras”.
4. FALSA FELICIDAD. Este hijo se engaña a sí mismo, en creer que en el beber, comer, abandonarse a sí mismo al libertinaje, encontrará la felicidad! Falso! Todo en este mundo, añora la felicidad! ¿Por qué tantas caras tristes y desalentadas? La razón! Están buscando la felicidad, donde la verdadera felicidad no se encuentra! El pecado es un espejismo, "una ilusión óptica espiritual". Las máscaras felices del payaso, pero realmente, él es triste. Recuerda la canción: "Como las lágrimas del payaso cuando nadie está alrededor."
5. ABSOLUTA POBREZA Y MISERIA. El pobre hijo---pobre espiritualmente, moralmente, socialmente y ahora incluso económicamente--es reducido a la extrema miseria. Jesús retrata esto, magistralmente, sumergiendo el hijo en medio de un manada de cerdos, que disfrutaban de la vida más que el! Por lo menos tenían suficiente para comer, pero el, escasamente tenia suficiente gotas para poner en su boca seca! También, para los judíos, el cerdo era considerado un animal impuro, inmundo, intocable; no sólo eso sino, el puerco/ carne de cerdo, estaba contra la ley dietética judía/kosher! El mensaje! Pecado denigra, pierde, disminuye, rebaja a la persona humana a un nivel que desciende más allá del nivel animal. Los animales simplemente siguen su instinto! El hombre, es creado a imagen y semejanza de Dios, e hijo de Dios a través de la gracia, debe seguir la fe guiada por la razón!
6. MOMENTO DE CONVERSIÓN: EXAMEN DE CONCIENCIA. Por último, recapacitando el hijo miserable, comienza a examinar su conciencia, para examinar su vida. Compara! Su vida en casa con su Padre y su familia, hace contraste con, su libertina y vida infeliz, en tierra extranjera, mujeres fáciles y ahora con los cerdos! Antes, la felicidad y la paz; mas tarde, tristeza, dolor y miseria! La razón! Primero, la vida de gracia; lo último, la vida de pecado!
7. LA DECISIÓN Y LA CONVERSIÓN. Él, vive un arrepentimiento y se formula su propio acto de contrición "Padre he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; trátame, como uno de tus jornaleros... En las profundidades de su corazón, él está listo para cambiar y dejar su pasado pecaminoso!
8. EL RETORNO. Imagina el regreso! Posiblemente cada día el padre amoroso, misericordioso y paciente, habría de subir la colina, lo buscaba con la mirada, lo observaba desde la distancia con la esperanza de ver a su hijo perdido. Finalmente llega el día! Sin embargo, el padre presta atención en la distancia y ve una figura que recuerda un poco a su hijo, pero más aún, es diferente de su hijo. Acercándose el padre, es un hombre joven (pero aparece mucho más viejo), consumido, despeinado el cabello, la barba larga y enmarañada, ropa despedazada, cayendo desde el cuerpo a su andar---no flexible--pero lento, tentativo y tropezando! ¿Este podría ser su hijo? Como la distancia se hace mas corta, el padre se convence de que este, es su hijo, transformado, bastante deforme debido, a una vida poco saludable.
9. CERTEZA! El Padre esta seguro; de hecho, este es su hijo revoltoso! Tras la reunión, el hijo pródigo, quien había estado practicando su acto de contrición todo el tiempo, comienza a recitar su acto de dolor. El padre, sin embargo, totalmente ajeno a las palabras del hijo desobediente, ya le ha perdonado una y mil veces en lo más profundo de su corazón!
10. PERDÓN DEL PADRE: EL PERDÓN DE DIOS. Tan pronto como se expresa, verdadero dolor en el corazón, el perdón de Dios es instantáneo; Su perdón es menor que un latido! "De hecho Dios es lento a la ira y rápido perdonar!" No sólo perdona el padre, pero el padre otorgará, los más grandes regalos escogidos, sobre el hijo arrepentido! A continuación siguen los regalos y la interpretación simbólica.
A.) BESO. El padre besa al hijo. El "beso es el símbolo universal del amor! Aunque el hijo dudó del amor del padre; sin embargo el amor del padre nunca cambia. Un truco del Diablo es hacernos creer que, después de que nosotros hemos pecado, entonces, el amor de Dios para nosotros disminuye o simplemente, para!
B.) ABRAZO. Este cálida caricia/ abrazo simboliza el perdón del padre y de Dios Padre. Dios siempre está listo y dispuesto a perdonarnos perpetuamente, todos los pecados, en todo momento y en todos lugares---independientemente de la grandeza del pecado-- la misericordia de Dios es infinita. Como Pablo dice en Romanos, "donde abunda el pecado, la misericordia de Dios abunda aún más."
C.) ANILLO. Significa "dignidad". A pesar del nivel de degradación que había descendido, todavía la dignidad innata de la persona humana, siempre existe! Sin embargo, el "anillo" es también, una promesa y la firme decisión de permanecer fiel en el futuro. Recordar las promesas hechas en el día de la boda: "me comprometo a serte fiel, en los buenos tiempos y en los malos, en salud y en enfermedad, en riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte, nos separe." El arrepentimiento exige una voluntad y decisión de ser fiel y evitar, todas las ocasiones peligrosas.
D.) NUEVO MANTO Y TÚNICA. Simboliza la Gracia Santificante. Adán y Eva pecaron y reconocieron que estaban desnudos. El Pecado mortal al alma, la desviste de la hermosa prenda de la gracia santificadora. El arrepentimiento, restaura esa prístina belleza. "La prenda y la belleza de la gracia santificadora" debe ser atesorada, incluso por encima de la propia vida humana. Por esa razón los santos son unánimes en decir: "Muerte en lugar del pecado"! (San Dominico Savio, Santa María Goretti, San Ignacio de Loyola).
E.) LAS SANDALIAS. Dado que el hijo pudiera caminar sobre el camino recto y estrecho que conduce con seguridad casa. Una vez que conocemos el "camino" que es Jesucristo, quien dijo claramente: "yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, entonces no hay vuelta atrás. La canción que ilustra: "He decidido a seguir a Jesús (3 veces), no hay vuelta atrás, no hay vuelta atrás, no hay vuelta atrás"!!!!!!
La ruta que conduce a la destrucción es amplia y espaciosa, pero el camino que conduce a la vida eterna es estrecho y pocos lo encuentran y lo transitan. Las "sandalias" son dadas libremente, para elegir ese camino estrecho, que conduce a la gloria eterna. Es el camino del Calvario que conduce al Viernes Santo, pero que culmina en la gloria de la Resurrección! La última palabra es "Aleluya, Victoria!"
F.) EL FIESTA/FESTEJO Y BANQUETE. Tiene una doble interpretación simbólica. El banquete es el Santo sacrificio de la misa---esto de hecho, es nuestro más suntuoso banquete espiritual. Sin embargo, si nosotros, nos nutrimos frecuentemente de este banquete, otro banquete eterno nos espera y es el cielo! "Quien come de mí vivirá para siempre..." (Juan 6: Discurso de pan de vida).
G.)ENGORDADO TERNERO /CORDERO. Simbolismo es claramente---"El cordero de Dios que quita los pecados del mundo..." (Palabras de John Bautista / palabras incorporadas en la Misa) Si nosotros nos nutrimos de este cordero: el cual es Jesús, quien se inmoló, así mismo en la Cruz en el Calvario el viernes Santo, vamos a tener vida y vida en abundancia! CONEXIÓN SACRAMENTAL! San Ignacio señala que una buena confesión, sirve para purificar la ventana del alma, por lo que uno, puede recibir la Eucaristía con mejor disposición!
11. HIJO MAYOR! El verdadero perdedor en la parábola entera es, el hijo mayor--muy simbólico de los presumidos, justos, orgullosos, arrogantes fariseos, que Jesús reprendió con frecuencia por la falta de bondad y misericordia de ellos. No sólo se negaría a entrar a celebrar el regreso de su hermano menor---debido a la envidia, la ira y el orgullo, tres de los pecados capitales (espirituales de la naturaleza); pero peor aún--como Caín, el hijo mayor mata a hermano en su corazón! El, ya no lo llama "hermano", pero él, enfrenta a su padre diciéndole, "su hijo"! Lo peligroso es el pecado de orgullo! El orgullo nos ciega a la bondad en otros; endurece nuestros corazones; deja afuera a Dios, hace que nuestro corazón se reduzca, comprima y muera!
12. EL HIJO PRÓDIGO! El Papa Juan Pablo II en su obra maestra, su encíclica sobre el hijo pródigo, "Dives Misericordia"---Dios es rico en misericordia, nos da la interpretación más simple pero más cierta! Cada uno de nosotros, todos nosotros hijos e hijas de Adán y Eva, somos realmente, el "hijo pródigo"! ¿Por qué? Por la razón simple y clara que entramos en el mundo como pecadores, somos pecadores, cometemos muchos pecados y caemos con demasiada frecuencia. Incluso el hombre justo cae siete veces al día! Sin embargo, Dios es misericordioso y siempre listo y dispuesto a perdonarnos!
13. EL PADRE. La parábola podría llamarse la "Parábola del hijo pródigo" o "La parábola del Padre Misericordioso". Juan Pablo Magno, expresa el hecho de que el "Padre" en la parábola no es otro que nuestro "Padre Celestial". De hecho, la mayor virtud o atributo de Dios Padre, es Su Misericordia!!! el Los pecadores mayores pueden ser, los mas grandes santos bajo una condición: Creer firmemente en la infinita, insondable, eterna y amorosa misericordia de Dios! ¿De hecho, que es "misericordia"? Nada menos que, EL AMOR DE DIOS, PERDONANDO AL PECADOR ARREPENTIDO!
14. NUESTRA ACTITUD! En todo momento y en todos los lugares, debemos confiar en Jesús, con una confianza AUDAZ! ¿La Magdalena, Zaqueo, Simón Pedro, San Mateo, la mujer en el pozo (Juan 4) la mujer sorprendida en adulterio (Juan 8) y finalmente el "Buen Ladrón"---que es lo que todos ellos tienen en común? Dos cosas: sus pecados grandes, pero incluso, mayor confianza en la infinita misericordia, de Jesús!
15. MARIA Y MISERICORDIA. San Agustín hace una observación astuta en la parábola del hijo pródigo, relacionados con la Virgen María. "El Doctor de la gracia", comentó: "Si el hijo pródigo hubiera tenido, una madre en el hogar como la "Santísima Virgen" entonces, él nunca se hubiera ido de la casa". Si ha vagado de su verdadero hogar---la iglesia, la gracia de Dios, la vida sacramental---la Santísima Virgen María está orando por usted, amándolo e invitándolo a su hogar. "Dios te Salve Reina y Madre de misericordia, nuestra vida, nuestra dulzura y esperanza nuestra..."
Francisco, en la audiencia de hoy
El Papa pide a la comunidad internacional que "trabaje para prevenir las causas de la emigración forzada"
Francisco: "No se debe negar el derecho al llanto: también Jesús lloró ante el luto en familia"
"La muerte de los hijos es un agujero negro que se abre en la vida de las familias"
Jesús Bastante, 17 de junio de 2015 a las 10:21
Recordó que mañana se publicará su encíclica sobre el medio ambiente, sobre "nuestra casa que está siendo arruinada y por la que sufren todos, especialmente los más pobres. Francisco quiere que el texto suponga "un llamamiento a la responsabilidad"
(Jesús Bastante).- "El amor de Dios es más fuerte que la muerte. Pero no se debe negar el derecho al llanto: también Jesús lloró ante el luto en familia". El Papa Francisco lanzó hoy un llamamiento a la esperanza ante cualquier problema, especialmente la muerte de los seres queridos, "un agujero negro que se abre en la vida de las familias", porque "la muerte no es la última palabra".
Luce el sol en una plaza de san Pedro abarrotada. El Papa camina con tranquilidad entre la gente, se detiene a bendecir a ancianas en sillas de ruedas, a bendecir a niños (uno de ellos con una camiseta del Barça de Messi) o a intercambiarse el solideo con una joven.
El Evangelio de hoy, de San Lucas, relata el encuentro con la viuda de Naín. "No llores. Muchacho, a ti te lo digo, levántate", y la resurrección del hijo. Francisco recordó esta "escena muy conmovedora", que "muestra el afecto de Jesús por quien sufre", y su "poder sobre la muerte".
"La muerte es una experiencia que viven todas las familias, sin excepción alguna. Forma parte de la vida", subrayó el Pontífice, señalando cómo la pérdida de un hijo o una hija "es particularmente trágica, porque contradice la naturaleza". "Es como si se parase el tiempo, se abre una vorágine que engulle el pasado y el futuro", indicó Bergoglio, quien recordó a muchas familias que llegan a la misa en Casa Santa Marta con la foto de alguno de sus hijos fallecidos.
"La muerte de un hijo toca profundamente, toda la familia queda paralizada", añadió. También la de los padre. "Hay muchas preguntas sin respuesta. ¿Dónde están papá y mamá? En el cielo. Pero, ¿por qué no los veo? Esta demanda que cubre una angustia en el corazón del niño huérfano".
"Nunca se tiene la experiencia suficiente para explicar lo que ha pasado -reconoció Francisco-. ¿Cuándo vuelve papá? ¿Cuándo vuelve mamá? ¿Qué respondes? El niño sufre... Es así la muerte en la familia".
La muerte, añadió el Papa, "es un agujero negro que se abre en la vida de la familia, a la que no sabemos dar respuesta, y muchos, y lo entiendo, le echan la culpa a Dios, se enfadan con El: ¿Por qué me has quitado a mi hijo? Dios no existe, ¿por qué ha hecho esto?". Una rabia que "viene de lo más profundo del dolor del corazón. La pérdida de un hijo, o de un padre, es un gran dolor. Y eso sucede continuamente en la familia".
"Pero la muerte física, odio, envidia, soberbia, avaricia,.... el pecado del mundo que trabaja para la muerte, y la hace más dolorosa e injusta", advirtió Francisco, quien denunció la "absurda normalidad" y la "indiferencia" con la que algunos reciben la muerte de otros. "El Señor nos libre de habituarnos a esto". Pese a todos, "muchas familias demuestran que la muerte no es la última palabra. Esto es un auténtico acto de fe", apuntó el Papa, quien incidió en que "el luto, aunque terrible, tiene la fuerza de custodiar la fe y el amor" pues "Dios no abandona a ninguno de nosotros". "El Señor ha vencido a la muerte. No somos comparsas. La esperanza está en las manos fuertes y buenas de Dios. Es amor es mucho más fuerte que la muerte, y nos custodiará hasta el día en que toda lágrima sea enjugada, cuando ya no habrá muerte, ni luto, ni lamento, ni afán". Por ello, reclamó "generar una solidaridad en el ámbito familiar. Una nueva apertura al dolor de otras familias. Una nueva fraternidad con las familias que nacen y renacen en la esperanza".
Francisco recordó la última frase del Evangelio de hoy. "Después de que Jesús devuelve a la vida a este joven, dice el Evangelio que 'lo restituyó a su madre'. Esta es nuestra esperanza: el señor nos restituirá a todos, y nos encontraremos juntos".
"Esta esperanza protege de la visión nihilista del amor, como falsa consolación del mundo. La verdad cristiana no debe mezclarse con mitologías de varios géneros, cayendo en supersticiones, antiguas o modernas", apuntó, señalando que "no se debe negar el derecho al llanto", porque "la muerte no tiene la última palabra, no nos debe envenenar la vida ni arrojarnos al vacío".
"Podemos consolarnos unos a otros sabiendo que Dios ha vencido a la muerte de una vez por todas", indicó. "Sin negar el derecho al llanto -manifestó el Vicario de Cristo-, el sentir la ausencia de uno de nosotros nos permite también percibir más concreto y cercano el sacrificio de Cristo, que murió, resucitó y fue glorificado por el Padre, y su irrevocable promesa de llevar consigo a todos los suyos a la vida eterna. El amor de Dios es más fuerte que muerte".
Para concluir exhortando a pedir al buen Pastor "que nos acompañe en el momento de la última soledad, que él ya ha atravesado y conoce bien el paso oscuro de esta vida a la otra, a la gloria".
En su saludo en italiano, el Papa recordó que mañana se publicará su encíclica sobre el medio ambiente, sobre "nuestra casa que está siendo arruinada y por la que sufren todos, especialmente los más pobres. Francisco quiere que el texto suponga "un llamamiento a la responsabilidad, sobre la base del mandamiento que Dios ha dado al ser humano en la creación: cultivar y custodiar el jardín donde nos han colocado"
"Invito a todos a acoger con ánimo abierto este documento, que está en la línea de la Doctrina Social de la Iglesia, señaló.
A su vez, indicó que este domingo se conmemora la jornada mundial del refugiado. Por ello, pidió que "recemos por tantos hermanos refugiados que buscan resguardo fuera de su tierra, que buscan una casa donde poder vivir sin temor, porque sean siempre respetados en su dignidad".
"Pido que la comunidad internacional trabaje para prevenir las causas de la emigración forzada. E invito a todos a pedir perdón por las personas e instituciones que cierran la puerta a esta gente que busca un hogar, que busca una familia, que busca una ayuda", concluyó Bergoglio.
Texto completo de la catequesis del Papa traducido del italiano
La familia. El luto
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En el recorrido de catequesis sobre la familia, hoy tomamos directamente inspiración del episodio narrado por el evangelista Lucas, que acabamos de escuchar (cfr. Lc 7,11-15). Es una escena muy conmovedora, que nos muestra la compasión de Jesús por quien sufre - en este caso, una viuda que ha perdido a su único hijo - y nos muestra también la potencia de Jesús sobre la muerte.
La muerte es una experiencia que concierne a todas las familias, sin ninguna excepción. Es parte de la vida; sin embargo, cuando toca a los afectos familiares, la muerte no nos parece jamás natural. Para los padres, sobrevivir a los propios hijos es algo particularmente desgarrador, que contradice la naturaleza elemental de las relaciones que dan sentido a la familia misma. La pérdida de un hijo o de una hija es como si detuviera el tiempo: se abre un abismo que traga el pasado y también el futuro. La muerte, que se lleva el hijo pequeño o joven, es una bofetada a las promesas, a los dones y sacrificios de amor alegremente entregados a la vida que hemos hecho nacer. Tantas veces vienen a misa en Santa Marta padres con la foto de un hijo, una hija, niño, muchacho, muchacha y me dicen: "se fue". La mirada es tan dolorida. La muerte toca y cuando es un hijo toca profundamente. Toda la familia queda paralizada, enmudecida. Y algo similar sufre el niño que se queda solo, por la pérdida de un padre, o de ambos. Esa pregunta: "¿dónde está papá?" "¿Dónde está mamá?" - Está en el cielo. "¿Pero por qué no lo veo?" Esta pregunta que cubre una angustia en el corazón del niño o la niña. Se queda solo. El vacío del abandono que se abre dentro de él es aún más angustiante por el hecho que no tiene ni siquiera la experiencia suficiente para "dar un nombre" a aquello que ha sucedido. "¿Cuándo vuelve papá?" "¿Cuándo vuelve mamá?" ¿Qué se responde? Y el niño sufre. Y así es la muerte en familia.
En estos casos la muerte es como un agujero negro que se abre en la vida de las familias y a la cual no sabemos dar explicación. Y a veces, se llega incluso a dar la culpa a Dios. Pero cuánta gente - yo los entiendo - se enoja con Dios, blasfema: "¿Por qué me has quitado el hijo, la hija? ¡Dios no está, no existe! ¿Por qué hizo esto?" Tantas veces hemos escuchado esto. Pero esta rabia es un poco aquello que viene del corazón, del gran dolor. La pérdida de un hijo o de una hija, del papá o de la mamá es un gran dolor. Y esto sucede continuamente en las familias. En estos casos, he dicho, la muerte es casi como un agujero.
Pero la muerte física tiene "cómplices" que son aún peores que ella y que se llaman odio, envidia, soberbia, avaricia; en resumen, el pecado del mundo que trabaja para la muerte y la hace todavía más dolorosa e injusta. Los afectos familiares aparecen como las víctimas predestinadas e indefensas de estas potencias auxiliares de la muerte, que acompañan la historia del hombre. Pensemos en la absurda "normalidad" con la cual, en ciertos momentos y en ciertos lugares, los eventos que agregan horror a la muerte son provocados por el odio y por la indiferencia de otros seres humanos. ¡El Señor nos libere de acostumbrarnos a esto!
En el pueblo de Dios, con la gracia de su compasión donada en Jesús, tantas familias demuestran, con los hechos, que la muerte no tiene la última palabra y esto es un verdadero acto de fe. Todas las veces que la familia en el luto - incluso terrible - encuentra la fuerza para custodiar la fe y el amor que nos unen a aquellos que amamos, impide a la muerte, ya ahora, que se tome todo. La oscuridad de la muerte debe ser afrontada con un trabajo de amor más intenso. "¡Dios mío, aclara mis tinieblas!", es la invocación de la liturgia de la tarde. En la luz de la Resurrección del Señor, que no abandona a ninguno de aquellos que el Padre le ha confiado, nosotros podemos sacar a la muerte su "aguijón", como decía el apóstol Pablo (1 Cor 15,55); podemos impedirle avenenarnos la vida, de hacer vanos nuestros afectos, de hacernos caer en el vacío más oscuro.
En esta fe, podemos consolarnos unos a otros, sabiendo que el Señor ha vencido la muerte de una vez por todas. Nuestros seres queridos no desaparecieron en la oscuridad de la nada: la esperanza nos asegura que ellos están en las manos buenas y fuertes de Dios. El amor es más fuerte que la muerte. Por esto el camino es hacer crecer el amor, hacerlo más sólido, y el amor nos custodiará hasta el día en el cual cada lágrima será secada, cuando "no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor" (Ap 21,4). Si nos dejamos sostener por esta fe, la experiencia del luto puede generar una más fuerte solidaridad de los vínculos familiares, una nueva apertura al dolor de otras familias, una nueva fraternidad con las familias que nacen y renacen en la esperanza. Nacer y renacer en la esperanza, esto nos da la fe. Pero yo quisiera subrayar la última frase del Evangelio que hoy hemos escuchado. Después que Jesús trae de nuevo a la vida a este joven, hijo de la mamá que era viuda, dice el Evangelio: "Jesús lo devolvió a su madre". ¡Y ésta es nuestra esperanza! ¡Todos nuestros seres queridos que se han ido, todos el Señor los restituirá a nosotros y con ellos no encontraremos juntos y esta esperanza no decepciona! Recordemos bien este gesto de Jesús; "Y Jesús lo restituyó a su madre". ¡Así hará el Señor con todos nuestros seres queridos de la familia!
Esta fe nos protege de la visión nihilista de la muerte, como también de las falsas consolaciones del mundo, de modo que la verdad cristiana "corra el riesgo de mezclarse con mitologías de varios géneros cediendo a los ritos de la superstición, antigua o moderna" (Benedicto XVI, Ángelus del 2 de noviembre 2008).
Hoy es necesario que los Pastores y todos los cristianos expresen de manera más concreta el sentido de la fe en relación a la experiencia familiar del luto. No se debe negar el derecho al llanto - ¡debemos llorar en el luto! También Jesús "rompió a llorar" y estaba "profundamente turbado" por el grave luto de una familia que amaba (Jn 11,33-37). Podemos más bien tomar del testimonio simple y fuerte de tantas familias que ha sabido captar, en el durísimo pasaje de la muerte, también el seguro pasaje del Señor, crucificado y resucitado, con su irrevocable promesa de resurrección de los muertos. El trabajo del amor de Dios es más fuerte del trabajo de la muerte. ¡Es de aquel amor, es precisamente de aquel amor, que debemos hacernos "cómplices" activos con nuestra fe! Y recordemos aquel gesto de Jesús: "Y Jesús lo restituyó a su madre", así hará con todos nuestros seres queridos y con nosotros cuando nos encontraremos, cuando la muerte será definitivamente vencida en nosotros. Ella está vencida por la cruz de Jesús. ¡Jesús nos restituirá en familia a todos! Gracias.
Éste fue el saludo en castellano del Papa Francisco:
Queridos hermanos y hermanas: Hoy deseo reflexionar sobre el luto en familia por la pérdida de alguno de sus miembros. Por más que la muerte forme parte de la vida cotidiana, nunca nos parece algo natural. Provoca un dolor desgarrador y un desconcierto que no sabemos explicar, y a veces hasta echamos la culpa a Dios. Sin embargo, con la gracia divina, muchas familias muestran que la muerte no tiene la última palabra. La fe y el amor que nos unen a quienes amamos impiden que la partida de este mundo se lo lleve todo, que nos envenene la vida y nos haga caer en el vacío. En esta fe podemos consolarnos unos a otros, sabiendo que el Señor ha vencido a la muerte de una vez por todas. Y la esperanza nos asegura que nuestros difuntos están en las manos fuertes y buenas de Dios. Así, la experiencia del luto puede ayudar a estrechar aún más los lazos familiares, a unirnos en dolor con otras familias y en la esperanza. Sin negar el derecho al llanto, el sentir la ausencia de uno de nosotros nos permite también percibir más concreto y cercano el sacrificio de Cristo, que murió, resucitó y fue glorificado por el Padre, y su irrevocable promesa de llevar consigo a todos los suyos a la vida eterna. El amor de Dios es más fuerte que muerte.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Pidamos a buen Pastor que nos acompañe en el momento de la última soledad, que él ya ha atravesado y conoce bien el paso oscuro de esta vida a la otra, a la gloria. Muchas gracias.