Mi alma canta la grandeza del Señor

Francisco y la Virgen de Guadalupe

La Virgen de Guadalupe
Devoción, fe, esperanza
Los humildes son quienes se postran ante una imagen plasmada en el rudo ayate del macehual

Guillermo Gazanini, 12 de diciembre de 2015 a las 14:29

(Guillermo Gazanini, México).- La cita del pueblo de México para honrar a la Madre de Cristo, la Bienaventurada Virgen María de Guadalupe es siempre cumplida puntualmente. De cada rincón del país, millones llegan a ese punto del norte de la capital del país, ahí donde nace la Sierra de Guadalupe, en el cerro del Tepeyac donde, en 1531, un acontecimiento cambió para siempre el rumbo de la nación mestiza naciente de la fusión de dos culturas.

Principalmente los humildes son quienes se postran ante una imagen plasmada en el rudo ayate del macehual. Y el milagro de Guadalupe no sólo se dio esa mañana hace 484 años cuando, según el relato, Santa María entregó un mensaje al gobernante obispo, Fray Juan de Zumárraga.

A casi medio milenio de ese milagro, la fe de los mexicanos hace palpitar cada doce de diciembre a la nación que padece y sufre, invadida por la pobreza y la corrupción. Es la fe de este pueblo la que cifra la esperanza de un futuro más promisorio, cercano al Evangelio, sostenido en la misericordia.
484 años después, la fe del pueblo de México demuestra la certeza en esas palabras dichas a Juan Diego según el texto del Nican Mopohua: "Porque yo en verdad soy su Madre compasiva..."

Los eventos de fe y devoción que se dan esta madrugada de 12 de diciembre vuelven a poner en nuestro horizonte la posibilidad de un futuro más justo y promisorio para este país. Que sí, efectivamente, Dios "no hizo cosa semejante en nación alguna" cuando la Virgen mestiza y embarazada del Sol que nace de lo alto dio un mensaje de fe, esperanza y caridad. Que la fe de millones conmueve hasta los centros de la Tierra y hacen retumbar, como cañones de guerra, los muros de los templos por los millones de oraciones y súplicas ante la imagen de la Virgen amada.

Y como hace 484 años, "toda esta ciudad, sin faltar nadie, se estremeció cuando vino a ver, a admirar su preciosa imagen... venían a reconocer su carácter divino..." porque Ella es la "Perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del Verdaderísimo Dios por quien se vive, el Creador de las personas, el Dueño de la cercanía y de la inmediación, el Dueño del cielo, el Dueño de la Tierra... ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?"

No temas, ¿no esto yo aquí que soy tu Madre?
Reflexiones María

Tenemos miedo de tantas cosas, la enfermedad, falta de dinero, robos, al futuro. Pero Ella nos dice: No temas

El nombre más repetido en las mujeres mexicanas es el de GUADALUPE. Por eso muchas celebran su santo el 12 de Diciembre, fecha en que una mujer vestida de princesa, se le apareció a un natural de esta tierra, a Juan Diego, en la Colina del Tepeyac.

Santa María de Guadalupe es el nombre de la celestial Señora. Ella pidió que se construyera un templo, y el templo se construyó. Más aún, hace algunos años se construyó un nuevo santuario más grande y moderno para dar cabida a un número mayor de peregrinos.

Hoy se encuentran muchísimos templos en todo México dedicados a la Virgen de Guadalupe. Casi todas las ciudades tienen el suyo.

¿Para qué pidió un templo? Para que todos nos sintiéramos en su casa cuando fuéramos allí a rezar, para poder decir a cada habitante de nuestro país las mismas palabras que dirigió a Juan Diego: “No temas, ¿no esto yo aquí que soy tu Madre?”

Hermosas palabras que nos quiere decir a cada uno todos los días, pero sobre todo en esos días amargos, días de dolor y desesperanza.

“No temas, ¿no esto yo aquí que soy tu Madre?...” Tenemos miedo de tantas cosas, miedo de perder la salud, el dinero, a que nos roben, miedo al futuro. Existe mucho miedo en el ambiente. “No temas...”, nos dice Ella.

El 12 de Diciembre hasta los más duros se ablandan, van de rodillas ante la Guadalupana.

Santos y pecadores, borrachos y mujeriegos, quizá hasta le juren a la Virgencita que van a cambiar para siempre, y al día siguiente vuelven a ser los mismos. Pero hicieron el intento, y cualquier intento es bueno. Ella se los toma en cuenta. Después de tantos intentos fallidos, basta que uno de esos esfuerzos de resultado.

Yo me pregunto si México sería el mismo si no hubiera intervenido en su historia la Reina del Cielo.

Me impresiona que los mismos inicios de México como nación, interviniera tan amorosamente esa Persona a quién con santo orgullo se le llama “Reina de México”.

En aquel momento era necesaria la ayuda y protección de la Madre de Dios. Hoy es mucho más necesaria. Los males de México son tantos y tan duros que se necesita la ayuda del cielo para remediarlos. Creo que no bastan los buenos políticos y los buenos economistas.

¡Reza, México, a tu Reina!, para que puedas ser liberado de este naufragio. Esa Reina no ha devaluado su amor a México ni a los mexicanos, hoy los quiere como entonces, pero se necesitan millones de manos alzadas al cielo, millones de rodillas que toquen la tierra rezando, millones de lenguas y corazones que unan su voz y su amor en una oración gigantesca y sonora a la Reina de México, para que venga a auxiliarnos en esta hora difícil.

Para los que tienen fe, hay un faro de esperanza en la Colina del Tepeyac que se llama Santa María de Guadalupe.
El tesoro más rico que México y el mundo entero tiene es una tilma sencilla donde la Madre de Dios se pintó a sí misma para que al contemplarla oyéramos todos su dulce mensaje: “¿No estoy yo aquí que soy tu madre?”

ROSAS EN EL TEPEYAC

Las veo en la ladera del bosque;
son grandes, muy variadas:
Todas llevan en su cáliz
perlas del rocío de la noche.

Las ha plantado una mano celestial.
La Madre de Dios tiene preferencia
por las rosas de Castilla, le gustan las rosas.
En su jardín del cielo
debe haber plantado rosas a granel,
y deben muchos ángeles cuidarlas con primor.
Son las rosas de la Madre del Señor.
“Rosas en mi jardín no hay ya,
todas han muerto”, diría un día el poeta.
¡Qué tragedia! Mustios pétalos por el suelo
es todo lo que queda de la gloria de las rosas.
Habrá que pedirle a la dueña del Tepeyac
algunos retoños de rosal
de los que plantó en la colina
para plantarlos en el jardín.
Esos rosales siempre ostentan rosas,
son frescas y hermosas;
nunca se marchitan porque son de Ella.
La imagen de Guadalupe
está pintada con pétalos de rosa,
con rocío de la noche, con amor materno.
No importa que el lienzo sea lo más pobre,
porque esa tilma recoge la obra maestra
que un pincel grabó en ella.
¿Un serafín? ¿Sabía pintura la Virgen?
Los de brocha de aquí abajo
no aciertan a descifrar
con qué arte de dibujo
fue impresa tan magnífica pintura
en una tela tan pobre.


María guíe los pasos de su pueblo americano
Homilía del Papa Francisco en la Santa Misa en la Fiesta de la Virgen de Guadalupe. 12 de diciembre de 2015

Por segundo año consecutivo, el Papa Francisco presidió en el altar de la Cátedra de la Basílica vaticana la celebración de la Santa Misa con ocasión de la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de México y de toda América Latina, Emperatriz del Continente Americano.

Homilía del Santo Padre Francisco:
«El Señor tu Dios, está en medio de ti […], se alegra y goza contigo, te renueva con su amor; exulta y se alegra contigo como en día de fiesta» (So 3,17-18). Estas palabras del profeta Sofonías, dirigidas a Israel, pueden también ser referidas a la Virgen María, a la Iglesia, y a toda persona, amada por Dios con amor misericordioso. Sí, Dios nos ama tanto que incluso se goza y se complace en nosotros. Nos ama con amor gratuito, sin límites, sin esperar nada a cambio. Este amor misericordioso es el atributo más sorprendente de Dios, la síntesis en que se condensa el mensaje evangélico, la fe de la Iglesia.

La palabra «misericordia» está compuesta por dos palabras: miseria y corazón. El corazón indica la capacidad de amar; la misericordia es el amor que abraza la miseria de la persona humana. Es un amor que «siente» nuestra indigencia como si fuera propia, para liberarnos de ella. «En esto está el amor: no somos nosotros que amamos a Dios, sino que es Él que nos ha amado y ha mandado a su Hijo como víctima de expiación por nuestros pecados» (1 Jn 4,9-10). «El Verbo se hizo carne», quiso compartir todas nuestras fragilidades. Quiso experimentar nuestra condición humana, hasta cargar en la Cruz con todo el dolor de la existencia humana. Tal es el abismo de su compasión y misericordia: un anonadarse para convertirse en compañía y servicio a la humanidad herida. Ningún pecado puede cancelar su cercanía misericordiosa, ni impedirle poner en acto su gracia de conversión, con tal de que la invoquemos. Más aún, el mismo pecado hace resplandecer con mayor fuerza el amor de Dios Padre quien, para rescatar al esclavo, ha sacrificado a su Hijo. Esa misericordia de Dios llega a nosotros con el don del Espíritu Santo que, en el Bautismo, hace posible, genera y nutre la vida nueva de sus discípulos. Por más grandes y graves que sean los pecados del mundo, el Espíritu, que renueva la faz de la tierra, posibilita el milagro de una vida más humana, llena de alegría y esperanza.

También nosotros gritamos jubilosos: « ¡El Señor es mi Dios y salvador!». «El Señor está cerca», nos dice el apóstol Pablo, nada nos tiene que preocupar. La misericordia más grande radica en su estar en medio de nosotros, en su presencia y compañía. Camina junto a nosotros, nos muestra el sendero del amor, nos levanta en nuestras caídas, nos sostiene ante nuestras fatigas, nos acompaña en todas las circunstancias de nuestra existencia. Nos abre los ojos para mirar las miserias propias y del mundo, pero a la vez nos llena de esperanza. «Y la paz de Dios […] custodiará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús» (Flp 4,7). Esta es la fuente de nuestra vida pacificada y alegre; nada ni nadie puede robarnos esta paz y esta alegría, no obstante los sufrimientos y las pruebas de la vida. Cultivemos esta experiencia de misericordia, de paz y esperanza, durante el camino de adviento que estamos recorriendo y a la luz del año jubilar. Anunciar la Buena noticia a los pobres, como Juan Bautista, realizando las obras de misericordia, es una buena manera de esperar la venida de Jesús en la Navidad.

Dios se goza y complace muy especialmente en María. En una de las oraciones más queridas por el pueblo cristiano, la Salve Regina, llamamos a María «madre de misericordia». Ella ha experimentado la misericordia divina, y ha acogido en su seno la fuente misma de esta misericordia: Jesucristo. Ella, que ha vivido siempre íntimamente unida a su Hijo, sabe mejor que nadie lo que Él quiere: que todos los hombres se salven, y que a ninguna persona le falte nunca la ternura y el consuelo de Dios. Que María, Madre de Misericordia, nos ayude a entender cuánto nos quiere Dios.

A María santísima le encomendamos los sufrimientos y las alegrías de los pueblos de todo el continente americano, que la aman como madre y reconocen como «patrona», bajo el título entrañable de Nuestra Señora de Guadalupe. Que «la dulzura de su mirada nos acompañe en este Año Santo, para que todos podamos redescubrir la alegría de la ternura de Dios» (Bula Misericordiae vultus, 24). A Ella le pedimos que este año jubilar sea una siembra de amor misericordioso en el corazón de las personas, las familias y las naciones. Que nos convirtamos en misericordiosos, y que las comunidades cristianas sepan ser oasis y fuentes de misericordia, testigos de una caridad que no admite exclusiones. A Ella le suplico que guíe los pasos de su pueblo americano, pueblo peregrino que busca a la Madre de misericordia, y le pide que le muestre a su Hijo Jesús.

María de Guadalupe defensora de la Vida

Cuando la Virgen se apareció en el Tepeyac a san Juan Diego la evangelización dio un giro de 180°, y las palabras rebosantes de ternura y compasión resuenan hoy a toda mujer y hombre que sabiéndolo o no, rodeados por una cultura de muerte

Introducción. María de Guadalupe interviene en la historia
La aparición de la Virgen María en América en los inicios de la evangelización en 1531, ha transformado la historia dejando una huella que ha permanecido intacta desde entonces: La madre que viene en auxilio de sus hijos, unos y otros para guiarles al encuentro con Cristo, El, que es la Vida. El manto de Guadalupe, reflejo de nuestra Señora, nos invita a una profunda reflexión de la Virgen que se muestra madre. Desde su nombre, el códice de su manto, el estudio de sus ojos, la mirada compasiva, la inclinación de su cara y cuerpo, la unión de sus manos, el listón negro sobre su vientre evidencia de su embarazo, el peinado de su cabello, todo en este hermoso manto nos acerca a la Madre que no cesa de hacer eco de las palabras que sus labios pronunciaran hace casi dos milenios: “Hagan lo que El les diga” (Jn, 2,5)

Para quienes trabajamos en la defensa de la Vida la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe es la necesaria intercesora y avanzada para la labor provida, Ella es la presencia de la mujer embarazada, lleva dentro a Cristo por nacer, proclama la dignidad de la vida de todo ser humano desde la concepción, y muestra esta vida como una bendición. Es una imagen poderosa que nos invita a seguirla en el ejemplo de una constante lucha por defender la vida naciente, ella con la fortaleza proveniente de Dios supo sobrellevar los designios divinos dentro de un ambiente que le podía gritar que ese Hijo no era fruto de un matrimonio, atreviéndose a confiar en Dios y a esperar de Él toda bondad y providencia se dejó inundar por Su palabra y avanzó decidida bajo la guía de quien le amaba.

II. María Guadalupe y la cultura de la muerte 

El ejemplo de María en la historia es fuertemente poderoso, en un mundo que desprecia la vida por nacer y que trivializa la bendición de estar vivos, María de Guadalupe nos recuerda con su presencia que solo Dios es el dador de la Vida, uniendo sus manos sobre su vientre donde acuna a su Hijo gestante, nos invita a confiar en Dios, aun en los momentos más difíciles, para que demos pasos que ayuden a todos a valorar el preciado bien de la vida.

La sociedad en que vivimos requiere con urgencia un modelo de madre como el de María de Guadalupe, hoy se sacrifican millones de niños en el mundo entero a través del aborto, de la inseminación artificial y del uso de embriones, hoy las madres olvidan el don bendito de la vida, los padres abandonan a las mujeres y a los hijos que Dios les ha concedido, los ancianos son olvidados o aborrecidos, los enfermos condenados por una sociedad utilitarista y hedonista, los jóvenes exaltados a vivir una vida vacía, objetos de una sensualidad exagerada…La Virgen Madre no nos abandona en estos tiempos de confusión y vuelve su mirada compasiva sobre esta sociedad perdida y dolida, nos ofrece la respuesta a nuestras súplicas: al Hijo de su vientre, Jesús, Él y solo Él puede sanar cualquier enfermedad y conciliar a todo hombre y mujer para que sean santos, para que encuentren la paz, para que luchen por la santidad de toda vida humana.

Nuestra Señora de Guadalupe conoce nuestras penas, el momento por el que cada quien atraviesa, no deja a san Juan Diego con el pesar de la enfermedad de su tío, sino que se apresura a ordenar las cosas para que Cristo, quien es la Vida, llegue a un pueblo despreciado, quizá humillado y ciertamente confundido, que no había sido capaz de aceptar el mensaje salvífico del Evangelio, pero a la vez resuelve el problema temporal del tío de san Juan Diego, ¿no es acaso el paliativo más grande la gozosa e inesperada visita de la madre del Amor hermoso lo que recibe Juan Bernadino, tío de san Juan Diego?, ¿no es maravillosa la enseñanza de esa caridad fraterna al enfermo lo que necesita también nuestra sociedad en los tiempos modernos? En una época donde el hombre se olvida del hombre y busca neciamente solo su propio placer, María de Guadalupe nos recuerda que no somos desechables, que el utilitarismo de nuestra época es completamente anticristiano y que la caridad hacia el enfermo es una necesidad apremiante también hoy. ¡Cuán rápido fue aceptado el mensaje de la Virgen de Guadalupe!, lo que trataron de hacer por tantos años los misioneros fue hecho milagrosamente por la Virgen en poco tiempo, porque Ella que ama con corazón de madre conoce la necesidad de los hijos, que asustados y enfrentados a condiciones apremiantes buscan la ayuda del cielo para calmar sus dolores.

III. María de Guadalupe, símbolo de la cultura de la vida 
María de Guadalupe sigue trabajando una evangelización de vida activa, continúa llegando a los corazones adoloridos de quienes la buscan y sale al encuentro como a san Juan Diego, de quienes la evaden por satisfacer primero equivocadas necesidades terrenas, como quienes acuden a los abortuorios, evadiendo las iglesias donde su Hijo es adorado, ella se hace presente, con su Hijo en el vientre, afuera de esos centros de muerte, para encontrarse con el triste, con el abandonado, con el temeroso, con el orgulloso, con el “autosuficiente”, con quien es víctima del mal y del egoísmo humano; y con su imagen le recuerda que está aquí para amarle.

Su vientre ligeramente prominente es la señal de Cristo que nace a una tierra nueva, a nuevos hombres y mujeres, ella evangeliza por la vida con solo verla, María de Guadalupe busca consolar al pueblo mexicano y al mundo entero que siente tristeza y dolor, acude a ellos para proveerles la benevolente protección de una madre. Ella nos trae al Hijo, lo resguarda en su seno, lo que desea es que le sigamos a Él.

Conclusión

Bajo el patrocinio de la Virgen de Guadalupe los movimientos provida del mundo trabajan por defender el don precioso que Dios nos concede, luchando para que sea respetado en todo momento y bajo toda circunstancia, no dudamos que en esta poderosa intercesión Dios ya nos tiene concedido el triunfo, pero no por ello descansamos, y al igual que María de Guadalupe nos apresuramos a salir al encuentro de aquellos cuya vida está en peligro, hablando por quien no puede y protegiendo con la ayuda de Dios, a quien aún no puede defenderse.

Cuando la Virgen se apareció en el Tepeyac a san Juan Diego la evangelización dio un giro de 180°, y las palabras rebosantes de ternura y compasión resuenan hoy a toda mujer y hombre que sabiéndolo o no, rodeados por una cultura de muerte, atentan contra el don bendito de la vida: "Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige, que no se turbe tu corazón;… ¿no estoy aquí, yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo?...”i por ello ocultos en el hueco de su manto los movimientos provida avanzamos por la evangelización de la vida en Cristo Jesús, y te pedimos Señora, Virgen María de Guadalupe ¡Ruega por nosotros!

4 hechos realmente asombrosos sobre la Virgen de Guadalupe
Texto que nos muestra hechos asombrosos de la Virgen de Guadalupe

El 12 de diciembre de cada año la Iglesia Católica celebra la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe. En ese día en 1531, la Virgen María se apareció a un indígena de 57 años llamado Juan Diego. Juan Diego fue proclamado Santo por San Juan Pablo II en 2002.En uno de sus encuentros, la Virgen María le encargó a San Juan Diego que recogiera en su tilma –una tela muy sencilla– rosas de Castilla que habían florecido a pesar del invierno para que se las presentara al Arzobispo de México, Mons. Juan de Zumárraga, como prueba de las apariciones.Cuando Juan Diego desplegó la tilma con las rosas ante el Prelado, sobre ella estaba impresa la imagen de Nuestra Señora Guadalupe. En los siguientes siete años, más de 9 millones de aztecas se convirtieron al cristianismo. A continuación cuatro hechos realmente asombrosos sobre la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe: 1. Tiene cualidades que son imposibles de replicar humanamente

Hecha principalmente de fibras de cactus, una tilma era típicamente de muy baja calidad y tenía una superficie áspera, haciéndola muy difícil de usar, mucho menos pintar sobre ella una imagen que perdurase. Sin embargo, la imagen aún se conserva intacta y los científicos que la han estudiado insisten en que no se usó ninguna técnica previa para adecuar la superficie.

La superficie es muy suave, como la sede. La parte en donde no está la imagen sigue siendo áspera y tosca.
Más todavía. Los expertos en fotografía infrarroja que estudiaron la tilma a fines de la década de 1970 determinaron que no había trazos de pincel, dando como resultado una imagen que fue plasmada toda al mismo tiempo.

Esto, junto con una calidad iridiscente de cambiar ligeramente de colores dependiendo del ángulo en el que una persona la mira, y el hecho de que se determinó que la coloración de la imagen no tiene elementos animales o minerales (los colorantes sintéticos no existían en 1531), generan muchas más preguntas aparentemente incontestables. Eso es asombroso.

2. La gente dice que solo es una pintura pero la ciencia ha demostrado lo contrario
Una de las primeras cosas que dicen los escépticos sobre la imagen es que de alguna forma tiene que ser una falsificación o un fraude, pero todas las veces que se hizo un intento de replicar la imagen, la original nunca parece decolorarse, mientras sus duplicados se han deteriorado en corto tiempo. Miguel Cabrera, artista del siglo 18 que produjo tres de las copias mejor conocidas (una para el arzobispo, una para el Papa y una para él para futuras réplicas) una vez escribió sobre la dificultad de recrear la imagen incluso sobre las mejores superficies. Eso es asombroso.

3. La tilma ha mostrado características sorprendentemente parecidas a las de un cuerpo humano En 1979, cuando el dr. Phillip Callahan, un biofísico de la Universidad de Florida (Estados Unidos), estaba analizando la tilma usando tecnología infrarroja, descubrió que el tejido mantiene una temperatura constante de entre 36.6 y 37 grados celsius, la temperatura regular de una persona viva.


Cuando el Dr. Carlos Fernández de Castillo, médico mexicano, examinó la tilma, encontró una flor de cuatro pétalos sobre el vientre de María. Los aztecas llamaban a la flor “Nahui Ollin” y era el símbolo del sol y de la plenitud.

Después de más exámenes, el Dr. Fernández de Castillo concluyó que las dimensiones del cuerpo de Nuestra Señora en la imagen eran los de una madre por dar a luz pronto. El 12 de diciembre está muy cerca de Navidad.

Finalmente, una de las atribuciones más comunes y descubrimientos reportados es el de los ojos de la Virgen en la imagen.

El Dr. José Alte Tonsmann, un oftalmólogo peruano, estudió los ojos de la imagen de la Virgen con una magnificación de 2.500 veces y fue capaz de identificar hasta 13 individuos en ambos ojos en diferentes proporciones, así como el ojo humano reflejaría una imagen.Parecía ser una captura del momento exacto en el que Juan Diego desplegó la tilma ante el Arzobispo Zumárraga. Eso es sorprendente. 4. Parece ser prácticamente indestructible

Dos eventos distintos han amenazado la tilma a través de los siglos. Uno de ellos ocurrió en 1785 y el otro en 1921.En 1785 un trabajador estaba limpiando el recubrimiento de vidrio cuando accidentalmente derramó solvente de ácido nítrico sobre una gran porción de la imagen. La imagen y el resto de la tilma, que debió haberse corroído casi instantáneamente por el derrame, se auto-restauró con el paso de 30 días, y permanece intacta hasta el día de hoy, con solo unas pequeñas manchas en lugares en donde no está la imagen.

En 1921, un activista anticlerical escondió 29 varas de dinamita en un jarrón de rosas y lo puso ante la imagen dentro de la Basílica de Guadalupe. Cuando la bomba explotó, casi todo, desde el piso y el reclinatorio de mármol voló. La destrucción alcanzó incluso a ventanas a 150 metros de distancia.n embargo la imagen y el vidrio a su alrededor permanecieron intactos. El único daño que ocurrió cerca a la tilma fue en un pesado crucifijo de bronce, que terminó doblado hacia atrás.

Cardenal Sistach, en el ITVR

El cardenal fue uno de los responsables de la redacción final del polémico punto 85 del Sínodo
Sistach cree que el Papa abrirá la comunión a los divorciados vueltos a casar en el Año de la Misericordia
“Iría contra la indisolubilidad permitir otro matrimonio canónico. Sí se podrían permitir la confesión y la comunión”
Jesús Bastante, 11 de diciembre de 2015 a las 08:51
Veníamos a amar a la familia, no a juzgarla. Ayudar a las familias, y también a las que han fracasado y no lo han conseguido

(Jesús Bastante).- Integración, "que no es lo mismo, ni sólo, confesión y comunión". Esta es, en opinión del cardenal Sistach, una de las claves para entender la apertura del Sínodo de la Familia a los divorciados vueltos a casar. El purpurado, que en estas semanas abandonará la sede episcopal de Barcelona, desentrañó anoche en el Instituto Teológico de Vida Religiosa de Madrid algunos de los puntos esenciales de la asamblea sinodal, y desveló que el Papa podría abrir la puerta a la comunión de los divorciados "durante el Año de la Misericordia".

En una intervención cargada de anécdotas, el administrador apostólico de Barcelona desveló que, durante una reciente audiencia con Francisco, le preguntó: "¿No será que el Papa quiere que los resultados del Sínodo se apliquen en el Año de la Misericordia? Y el Papa me dijo: no va desencaminado". "Esta coincidencia del Año Jubilar con los resultados del Sínodo, sería extraordinario, y muy de este Papa, que es jesuita, y piensa mucho las cosas y los pasos a dar. Nada es por casualidad".

Del mismo modo, Sistach reveló que tuvo una participación crucial en la redacción final de los polémicos puntos 84 y 85 de la Relatio final, los relativos a la integración de los divorciados vueltos a casar, y que obtuvieron los dos tercios de apoyo por apenas un puñado de votos. "Veníamos a amar a la familia, no a juzgarla. Ayudar a las familias, y también a las que han fracasado y no lo han conseguido", apuntó el cardenal, quien apuntó que, junto a un arzobispo y un cardenal sudamericanos, incorporaron una enmienda modificada, "que se incorporó al documento final". Así, Sistach hizo colocar "un adverbio, la palabra 'más', porque los divorciados han de integrarse más, no sólo integrarse. No están excomulgados".

"En el documento final no se habla de confesión y comunión, sino de integración", prosiguió Sistach. "Juan Pablo II ya dijo que cada situación es distinta, y los pastores debemos examinar cada una de ellas. No se puede negar que en algunas circunstancias la imputabilidad o responsabilidad de un acción pueden quedar anuladas a causas de diversos condicionamientos". Una "grieta" que ya en la primera etapa del Sínodo "se insinuó" y que ahora "se ha abierto como una puerta importante. Hay ciertas circunstancias atenuantes, e incluso eximentes" para permitir la comunión a los divorciados vueltos a casar.

"Dependerá de cómo ha ido la separación conyugal, pero también cómo va la relación actual: si son fieles, si tienen hijos, si celebran la fe... Eso se tiene que tener en cuenta", añadió el cardenal. "Lo que iría contra la indisolubilidad es permitir otro matrimonio canónico, sin anular el anterior. Pero lo que sí se podría permitir es la confesión y la comunión", subrayó el purpurado, quien indicó que "los latinos somos de blanco o negro, virtud o pecado, válido o inválido". Por ello, destacó que tanto el Sínodo como el Papa "han dado mucha importancia a la conciencia bien formada... En definitiva, ir a comulgar o no, es una cuestión de conciencia. Y cada caso es muy distinto. Las normas, las leyes, no pueden prever todos los casos concretos". Sistach recordó en varias ocasiones que el documento final del Sínodo es un conjunto de "propuestas, de indicaciones al Santo Padre", que se verán reflejadas, "o no", en una exhortación papal. ¿Incluirá Francisco el acceso a la comunión para los divorciados vueltos a casar en ella? "El Papa nos sorprende siempre", respondió el cardenal. "En España, el tema de los divorciados vueltos a casar es un problema, pero no tanto, porque en realidad no es que vayan mucho a misa. Pero en Sudamérica, y el Papa era arzobispo de Buenos Aires, había muchos fieles con estas situaciones, personas que van a misa cada domingo. El Papa lleva ese problema muy adentro". En cuanto a los críticos con el Papa, el cardenal subrayó que "he notado cómo ha decrecido, al menos entre los miembros del Sínodo. El punto 85 es sintomático, que tuviera 178 a favor y sólo 80 en contra, supone que ya ha habido cambios". En cuanto a sus sensaciones, el cardenal de Barcelona destacó el "espíritu de acoger, acompañar y no juzgar de entrada", muy al estilo del Papa. "Francisco habla a la gente con un lenguaje que la gente entiende, y esa cualidad no la tenemos todos", reconoció, explicando, no obstante, que los padres sinodales "hemos trabajado mucho, nos hemos ganado el sueldo". En total, más de 350 intervenciones, y 1.350 enmiendas a los textos en los círculos lingüísticos. "A pesar de las diferentes sensibilidades se ha alcanzado un buen documento sinodal. El documento es un consejo al Papa. No es un documento normativo, esperamos el documento que hará el Papa". En cuanto a la metodología del Sínodo, Sistach destacó la "grandísima libertad, buscada y pedida por el Papa" para opinar, aunque fuera para criticar. "El Papa hizo un discurso tremendo sobre la sinodalidad, que es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio. Eso explica la encuesta que el Papa hizo a las familias. ¿Cómo podríamos hablar de las familias sin escucharlas?". En este punto, el cardenal recordó "un principio muy valorado en la Iglesia del primer milenio: Lo que pertenece a todos, ha de ser tratado por todos".

Evangelio según San Lucas 1,39-48. 


María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. 
Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor". María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz".

San Ambrosio (c. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia 
Tratado sobre el Evangelio de San Lucas, libro 2,19, 22-23, 26-27; PL 15, 1559-1562.

«Magnificar al Señor y saltar en  Dios»

El Ángel  había anunciado a la Virgen  María los misterios. Para afianzar su fe  mediante algún ejemplo, él anunció la maternidad de una mujer estéril y ya entrada en años, manifestando así que Dios puede hacer todo cuanto le place. Desde que lo supo, María se dirige a las montañas... con el regocijo de su deseo, como quien cumple un piadoso deber, presurosa por el gozo...La gracia del Espíritu santo ignora a los lentos... Bien pronto se manifiestan los beneficios de la llegada de María y de la presencia del Señor.«La criatura saltó de gozo en el seno de Isabel, y ella quedó llena del Espíritu Santo...¡Dichosa, dice ella, tú que has creído!»

        Dichosos también vosotros, porque  habéis entendido y creído; pues toda alma creyente concibe y engendra la palabra de Dios y reconoce sus obras. Que en cada uno resida el alma de María para glorificar al Señor; que en cada uno esté el espíritu de María para alegrarse en Dios. Porque si corporalmente no hay más que una madre de Cristo, en cambio, por la fe, Cristo es el fruto de todos; pues  toda alma recibe al Verbo de Dios, a condición de que, sin mancha y preservada de los vicios, guarde castidad con una pureza intachable. Toda alma, pues, que llega a tal estado proclama la grandeza del Señor, igual que el alma de María la ha proclamado, y su espíritu se ha alegrado en Dios Salvador. Nosotros leemos en otro lugar:«Proclamad conmigo la grandeza del Señor»(Ps 33, 4).
El Señor, en efecto es engrandecido no porque la palabra humana le pueda añadir algo, sino porque él queda engrandecido en nosotros. Pues «Cristo es la imagen de Dios»(2Co 4,4; Col 1,15).Y por esto, el alma que obra justa y religiosamente engrandece esa imagen de Dios, -a cuya semejanza ha sido creada- y, al engrandecerla, también la misma alma queda engrandecida por una participación de la grandeza divina.

La Navidad de Martín Descalzo

Martín Descalzo tenía una feliz memoria de la Navidad, de una entrañable navidad familiar y de unas navidades astorganas


Cualquiera que conozca la obra literaria de José Luis Martín Descalzo sabe que sus rincones descriptivos más jugosos y entrañables están habitados por recuerdos de su infancia, de esa infancia vivida en Astorga, y que por ello mismo sirven como espejuelos familiares donde contemplar la propia niñez.

Pero la infancia que cuenta José Luis está entretejida más que de aconteceres de emociones, y una de sus claves más emotivas consiste en la Navidad.


Martín Descalzo tenía una feliz memoria de la Navidad, de una entrañable navidad familiar y de unas navidades astorganas amenizadas y memorizadas con excelsas nevadas, nacimientos de césped o serrín teñido y sonería de villancicos "a capela", no como los que ahora suenan encofrados en tecnología digital. La Navidad está presente en toda la obra de José Luis como un estribillo o un evangeliario apócrifo de la infancia. Desde su primer escrito de largo en Un cura se confiesa hasta las recientes Buenas noticias donde se han coleccionado muchos de sus recuadros periodísticos, la Navidad es tema recurrente.


Y Belén es una de sus palabras preferidas, un lugar de geografía distante pero muy cerca del corazón, y sobre todo la capital de la infancia. Más de una vez José Luis expuso un personalísimo argumento: quien no haya estado en Belén no entrará en el reino de los cielos; que es tanto como proclamar la buena nueva de hacerse como niños. A mí me place apurar el silogismo y concluir que Astorga es Belén, al menos el Belén de los que hemos vivido aquí el reino de la infancia, que es prenda del reino de los cielos. Un reino de los cielos sólo al alcance de los que aceptan Belén como lugar de empequeñecimiento, donde Dios se hizo bebé y el cielo se vino abajo, convertido en suelo para dignificarlo. Sobre todo esto hay mucha tinta de Martín Descalzo vertida en algún recodo de sus novelas, en bastantes artículos periodísticos, en varios relatillos pastorales y en sus poemarios, sobre todo en la serie de los Apócrifos. Le gustaba a José Luis imaginar al Joven Dios a esa edad en que se han distraído los evangelios o tratar de alumbrar o inculturar a Jesús de Nazaret en el adocenado corazón de nuestro tiempo. Escribió en más de una ocasión que Belén no es tanto un lugar cuanto un estado de gracia, un sitio donde caben las bienaventuranzas. Y es curioso comprobar cómo en los momentos más emotivos de su vida (durante el gloria de su primera misa) reaparece Belén y la superposición de su infancia.

Por eso Astorga se convierte en paradigma y adopta la magia de un nacimiento apócrifo que, sin embargo, pueda ser tan afectivamente real como los belenes de la infancia que son, todos a una, un mismo Belén. Basta como ejemplo de lo que digo este fragmento tornado de Un cura se confiesa: "Una alegría de recién nacido corría por los bancos y por mi corazón. Y yo veía aquel belén de carne con muchos pastores que venían a ver el nacimiento de Dios en el portal de mis manos y por uno de aquellos caminitos de harina bajaba mi madre con un chiquillo a cuestas, un chiquillo que podía ser un hermanito mío menor porque era igual que yo, o que acaso era yo, porque mi madre le llamaba con mi mismo nombre y vestía con aquel abriguito que yo vestí en los años de latín, y acaso aquella ciudad que brillaba al fondo no era Jerusalén sino Astorga y aquellos niños que jugaban al balón éramos mis amigos y yo, y acaso el castillo de Herodes no era el castillo de Herodes sino la catedral o el palacio del Obispo o el Ayuntamiento... y por aquella calle era por donde nosotros pasábamos corriendo tantos días... y cuando llegaba Navidad había que hacer el Belén y las casas tenían que ser como las nuestras, porque no nos imaginábamos que en el mundo pudiera haber otras casas distintas de las nuestras y no comprendíamos que en Belén no hubiera catedral".


Toda la tersura de Descalzo para hablar de la Navidad, para recordar sus navidades y recrearlas con toda su plata emocional, se arruga inesperadamente en lo más literario y navideño, en el villancico. Se cuentan con los dedos de las manos los villancicos que escribió José Luis. Y no por falta de ganas, sino por respeto al género, por miedo a no ser capaz de hacer un "verdadero villancico", de escribir "a cuerpo limpio" ese milagro poético que pide a gritos un enlace matrimonial entre humor, gracia y teología. Martín Descalzo, que es un escritor profundamente navideño, no lo es sin embargo de villancicos. Sólo compuso diez y están incluidos en su Apócrifo de María. Yo le añadiría uno más, una especie de previllancico titulado Nueve meses, compuesto por treinta cancioncillas puestas en boca de una madre expectante que le susurra a su hijo, entre otras cosas:


"Si yo he sido pobre
tú lo serás más.

Porque Dios es pobre
si es Dios de verdad".


Según confiesa en el prólogo a Cantos y glosas de la Navidad, la serie de los villancicos arrancó con El trueque, un poemita-glosa inspirado en seis versos tomados de un romance navideño de San Juan de la Cruz.


"Y en Belén cabeza abajo
el cielo y la tierra están.

Y por siempre vivirán
hombre arriba, Dios debajo". 

Tras este poema y por el mismo procedimiento —el clásico de la glosa— fueron naciendo de una misma tacada los otros nueve villancicos apoyados también en versos ajenos: en estrofas populares, en letrillas de Gómez Manrique y de Jorge de Montemayor. Quedan ahí, inscritos en arte menor, el sueño de la mula y el buey esperando un "segundo Belén" para los animales, el "mi Dios pequeñito" de la glosa para callar al Niño, la Virgen que "con Dios pequeñito" de la glosa para callar al Niño, la Virgen que "con Dios emparentó", o la hora "cuando Dios se hizo hombre, / cuando el hombre se hizo Dios". Muestras todas ellas de una Navidad en verso muy escuetamente cantada. José Luis Martín Descalzo sí afiló, en cambio, recuerdos y derrochó imaginación para evocar la Navidad de Astorga, una ciudad que en su prosa ha llegado a ser nada menos que Belén, la patria de todas las infancias.


Después de 500 años de su aparición ¿Qué más nos puede revelar la Virgen de Guadalupe?

Texto que nos da a conocer nuevos misterios de nuestra madre de Guadalupe 


La milagrosa imagen de Nuestra Señora de Guadalupe tiene siglos de antigüedad y su mensaje a San Juan Diego se ha traducido a varios idiomas en los últimos años. Se han escrito innumerables libros sobre esta aparición y la propia tilma ha sido objeto de intensas investigaciones por parte de científicos. Entonces, ¿qué otra cosa más podemos aprender sobre la Virgen de Guadalupe y su mensaje?¡Muchísimo!, asegura el Caballero Supremo de los Caballeros de Colón, Carl Anderson, quien junto con el postulador de la causa para la canonización de San Juan Diego, Mons. Eduardo Chávez Sánchez, han producido el nuevo documental "Guadalupe: El milagro y el Mensaje"."Creo que la mayoría de las personas tiene muy poca comprensión del códice dentro de la propia imagen, y el documental ayuda a explicar exactamente por qué los símbolos que aparecen en ella son tan importantes y tuvieron tal resonancia", explicó Anderson a ACI Prensa. Lo que muchos no se dan cuenta, continuó Anderson, es que la milagrosa imagen en la tilma es en realidad una especie de mapa lleno de símbolos que el pueblo azteca habría reconocido fácilmente.La nueva película está basada en el Best Seller del New York Times, "Nuestra Señora de Guadalupe: Madre de la Civilización del Amor", de los mismos Anderson y Mons. Chávez. Narrada por el actor Jim Caviezel, el documental trae a la pantalla la historia detrás de una de las imágenes religiosas más fácilmente reconocibles con animaciones en 3D, recreaciones y comentarios de expertos."Pienso que cualquiera que vea esta película aprenderá cosas nuevas y obtendrá una mayor apreciación de la Virgen de Guadalupe", afirmó Anderson .El documental muestra que mientras el conquistador español Hernán Cortés había declarado ilegal la práctica de los sacrificios humanos, los aztecas presenciaban el colapso de su imperio, la esclavitud de su pueblo por parte de los españoles y la pérdida catastrófica de vidas a causa de una enfermedad virulenta que penetraba en su población. "En el momento de su aparición, los indígenas de México estaban anticipando el fin del mundo", subrayó Anderson. "Para entender el impacto que la Virgen de Guadalupe tuvo en la población nativa realmente debes ponerte en la situación de estas personas que experimentaron el colapso del Imperio Azteca y también su sentido de la religión", explica Anderson en el documental. "Recordemos los terroríficos rostros de las deidades aztecas que estaban allí para recibir los sacrificios humanos".Los misioneros españoles también reconocieron la grave situación de la Ciudad de México. El Obispo Juan de Zumárraga estaba tan disgustado con los abusos cometidos contra la población nativa por parte el nuevo gobierno español, que sentía que a menos que se produjera un milagro, la Ciudad de México desaparecería. Incluso fue aún más lejos y pidió a todos los sacerdotes abandonar la ciudad hasta que el gobierno cambiara su actuar. Afortunadamente, el esperado milagro llegó por manos de la Virgen María, quien se apareció al humilde campesino Juan Diego, diciéndole que Mons. Zumárraga tenía que construir un santuario para ella en la cima del Tepeyac .En los años que siguieron, incluso en medio de las continuas luchas con el gobierno español, ocurrió una de las conversiones más grandes de la historia de la Iglesia con nueve millones de indígenas bautizados "Su aparición, su mensaje y el códice en su tilma - las imágenes dentro de la imagen que habrían leído tan claramente los indígenas - introdujo el cristianismo de una manera en que invitaba al pueblo de México a una nueva esperanza en el Evangelio de Jesucristo, presentada por su Madre", comentó Anderson . Por ejemplo, la capa azul-verde que María lleva en la imagen habría indicado inmediatamente a los indígenas que se trataba de alguien importante al ser un color que solo podía usar un emperador. El pelo suelto era un estilo que sólo llevaban las vírgenes, mientras que la cinta negra alrededor de su cintura indicaba que estaba embarazada. "Creo que su mensaje de amor, su aparición como una mujer embarazada y su modelo de una civilización del amor son todos elementos que tienen en su esencia la llamada a construir una cultura de la vida", aseguró Anderson . "No sólo en su imagen sino también en haber elegido a Juan Diego como su mensajero, ella mostró un amor profundo a cada persona, incluso a los más pequeños y humildes, a quienes algunos veían como un inconveniente. Esto sumado a su aparición como una mujer encinta, con un niño no nacido, su mensaje es inequívoco”. Pese a que a menudo se asocia a la cultura mexicana, Anderson destacó que la Virgen de Guadalupe fue y sigue siendo un modelo de evangelización para todo el mundo."Ella no sólo transformó América en el hemisferio cristiano, sino que aún permanece como un modelo de inculturación, de diálogo entre las culturas, de sanación y sobre todo de amor", continuó Anderson. "Amorosamente nos muestra el mensaje del Evangelio de su Hijo. No es casualidad que la imagen sea el icono religioso más reconocible en este hemisferio y que se venere desde Alaska hasta Argentina".

Para visitar el sitio web del documental ingrese ahttp://www.guadalupethefilm.com/es/index.html

Traducido por Bárbara Bustamante

Nuestra Señora de Guadalupe

Advocación Mariana. 12 de diciembre


Historia de la fiesta


Aunque las diferentes advocaciones de la Virgen María son muy numerosas, la Iglesia le da especial importancia a las tres apariciones de la Virgen María en diferentes partes del mundo:
•    Aparición de la Virgen de Guadalupe: 12 de Diciembre de 1531 en México.
•    Aparición de la Virgen de Lourdes: 11 de Febrero de 1858 en Francia.
•    Aparición de la Virgen de Fátima: 13 de Mayo de 1917 en Portugal.
Debemos recordar que es la misma Virgen María la que se ha aparecido en los distintos lugares, en estos tres momentos para ayudarnos y animarnos a seguir adelante en nuestro camino al cielo. En estas apariciones, la Virgen nos ha pedido rezar el Rosario, acudir al Sacramento de la Penitencia y hacer sacrificios para la salvación del mundo.


La Virgen de Guadalupe es muy importante para la fe de todos los mexicanos, pues en ella nuestra Madre del Cielo manifestó claramente su amor de predilección por este pueblo, dejando un hermoso mensaje lleno de ternura y dejando su imagen grabada en un ayate como muestra de su amor.


En el Nican Mopohua se puede encontrar la historia completa de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, pero aquí presentamos un resumen de la misma:


Hace muchos años, los indios aztecas que vivían en el valle de México, no conocían a Jesús. Ellos tenían muchos dioses y eran guerreros. Los misioneros eran unos sacerdotes que vinieron de España y que poco a poco fueron evangelizando a los indios. Les enseñaron a conocer, amar e imitar a Jesús en la religión católica y los bautizaron.


Entre los primeros que se bautizaron, había un indio muy sencillo llamado Juan Diego, quien iba todos los sábados a aprender la religión de Cristo y a la misa del pueblo de Tlatelolco.


El sábado 9 de Diciembre de 1531, cuando Juan Diego pasaba por el Cerro del Tepeyac para llegar a Tlatelolco, escuchó el canto de muchos pájaros y una voz que le decía: "Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?". Al voltear Juan Diego vio una Señora muy hermosa.


La Señora le dijo: "Yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios. He venido hasta aquí para decirte que quiero que se me construya un templo aquí, para mostrar y dar mi amor y auxilio a todos ustedes".



La Virgen le dijo a Juan Diego que fuera a ver al Obispo y le contara lo que Ella le había dicho.
Juan Diego salió de la casa del Obispo muy triste porque no le creyó. Entonces fue al Cerro del Tepeyac a pedirle a la Virgen que mejor mandara a un hombre más importante porque a él no le creían.


La Señora le dijo a Juan Diego que volviera el domingo a casa del Obispo. Esta vez, el Obispo le dijo que le trajera una señal, es decir, una prueba de que la Señora de verdad era la Virgen.
Juan Diego no pudo ir al día siguiente al Tepeyac, pues su tío Bernardino se puso muy enfermo y fue por un médico. Fue hasta el martes, cuando al pasar por el cerro para ir por un sacerdote que confesara a su tío, se le apareció la Virgen y le dijo: "Juanito, Juan Dieguito; ¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿Por qué te preocupas?”. Después, le hizo saber que su tío ya estaba curado y le pidió que subiera a la punta del cerro a cortar unas rosas y las guardara en su ayate. Juan Diego se sorprendió de aquella orden, pues era invierno y no era tiempo de rosas. Sin embargo, obedeció y encontró las rosas tal como la Virgen le había dicho. Se las llevó y Ella le dijo: "Hijo mío, el más pequeño, estas rosas serán la prueba que llevarás al obispo".


Juan Diego fue de nuevo a ver al Obispo y le dijo que la Virgen le había mandado la prueba de que Ella era realmente la Virgen.


Al soltar su ayate, las rosas cayeron al suelo y apareció dibujada en la tela la preciosa imagen de la Virgen de Guadalupe. Fue entonces cuando el Obispo creyó que la Virgen quería que le construyeran en ese lugar un templo.


El ayate permaneció un tiempo en la capilla del Obispo Fray Juan de Zumárraga. El 26 de diciembre de 1531 lo trasladaron a una ermita construida al pie del Tepeyac.

•    En 1754, Benedicto XIV nombró a al Virgen de Guadalupe patrona de la Nueva España, desde Arizona hasta Costa Rica.
•    El 12 de octubre de 1895 se llevó a cabo la coronación pontificia de la imagen, concedida por León XIII.
•    En 1904, San Pío X elevó el santuario de México a la categoría de Basílica y en 1910 proclamó a la Virgen de Guadalupe, Patrona de toda América Latina.
•    En 1945, Pío XII le dio el título de la Emperatriz de América. El 12 de Octubre de 1976 se inauguró la nueva Basílica de Guadalupe. Miles de personas de México y del mundo entero, visitan cada año la Basílica de Guadalupe, en donde está la hermosa pintura que la Virgen pintó a Juan Diego en su ayate para pedirle a Nuestra Madre su amor, su protección y su ayuda.


Las peregrinaciones no sólo se llevan a cabo en México, las hay en todos los países del mundo a diferentes templos. Algunas personas van de rodillas, porque le hacen una promesa a la Virgen cuando le piden un favor.

En las peregrinaciones, la gente va haciendo oración, sacrificios y cantando. Muchas veces, las peregrinaciones vienen de muy lejos y se tardan varios días en llegar a darle gracias a la Virgen por algún milagro o favor que les concedió. El amor a la Virgen es lo que mueve a todas estas personas a irla a visitar desde su ciudad.
En las peregrinaciones, las personas suelen llevar estandartes con la imagen de la Virgen y mantas donde escriben el nombre de su pueblo, de su familia, de su empresa.


Oración a la Virgen de Guadalupe


Préstame Madre tus ojos, para con ellos poder mirar, porque si con ellos miro, nunca volveré a pecar. Préstame Madre tus labios, para con ellos rezar, porque si con ellos rezo, Jesús me podrá escuchar. Préstame Madre tu lengua, para poder comulgar, pues es tu lengua patena de amor y santidad. Préstame Madre tus brazos, para poder trabajar, que así rendirá el trabajo una y mil veces más. Préstame Madre tu manto, para cubrir mi maldad, pues cubierta con tu manto al Cielo he de llegar. Préstame Madre a tu Hijo, para poder yo amar. Si tu me das a Jesús, qué más puedo yo desear y ésta será mi dicha por toda la eternidad. Amén.



Canciones guadalupanas 



La Guadalupana


Desde el Cielo, una hermosa mañana (bis)
La Guadalupana (tres veces)bajó al Tepeyac.
Suplicante juntaba sus manos (bis)y eran mexicanos (tres veces) su porte y su faz.
Su llegada llenó de alegría (bis)
De luz y armonía (tres veces) el Anáhuac.
Junto al monte pasaba Juan Diego (bis)
Y acercóse luego (tres veces) al oír cantar.
A Juan Diego la Virgen le dijo (bis)este cerro elijo (tres veces) para hacer mi altar.
Y en la tilma entre rosas pintada (bis)Su imagen amada (tres veces)se dignó dejar.
Desde entonces para el mexicano (bis)Ser guadalupano (tres veces) es algo esencial.En sus penas se postra de hinojos (bis)Y eleva sus ojos (tres veces)hacia el Tepeyac.


Himno a la Virgen de Guadalupe


Mexicanos volad presurosos del pendón de la Virgen en pos, y en la lucha saldréis victoriosos defendiendo a la patria y a Dios.
De la santa montaña en la cumbre apareció como un astro María ahuyentando con plácida lumbrelas tinieblas de la idolatría.
Es patrona del indio, su mantoal Anáhuac protege y da gloria; elevad mexicanos el canto,alabanza y eterna victoria.
En Dolores brilló refulgente cual bandera su imagen sagrada dando arrojo al patriota insurgente y tomando invencible su espada.
Siempre así lucirá; invasores hollar quieren Anáhuac la tierra flameará nuevamente en la guerra.
En redor de esa enseña brill ante todo el pueblo luchará, volará,y por siempre en las lides triunfantecon arrojo sacarlas habrá.

Rosario a la Virgen Guadalupana


En estos misterios se medita en las apariciones de la Virgen de Guadalupe. Al iniciar cada misterio, se lee el pasaje y se hace la petición, se reza un Padrenuestro, 10 Avemarías y un Gloria y al final, se canta alguna estrofa de las canciones propias de la Virgen de Guadalupe.


Primer Misterio: La Virgen de Guadalupe trae un mensaje de paz a su pueblo.
“Sabe y ten entendido, tú, el más pequeño de mis hijos, que soy yo la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios por quien se vive; del Creador, en quien está todo; y es Señor del cielo y de la tierra. Deseo vivamente que se me erija aquí un templo para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa, pues yo soy su piadosa Madre”.
Pedir a la Virgen María por todos aquellos que no la conocen y no la valoran como su Madre.



Segundo Misterio: Juan Diego comparte a la Virgen su humildad y su pequeñez a los ojos de los hombres.
“Te ruego encarecidamente, Señora y niña mía, que alguno de los principales, conocido, respetado y estimado, le encargues que lleve tu mensaje para que le crean, porque yo soy un hombrecillo, soy un cordel, soy una escalerilla de tablas, soy cola, soy hoja, soy gente menuda.”
Pedir a la Virgen que nos ayude a darnos cuenta del valor de la humildad y la sencillez de corazón.


Tercer Misterio: María de Guadalupe escogió a Juan Diego por su sencillez y no por su sabiduría.
“Oye hijo mío, el más pequeño, ten entendido que son muchos mis servidores y mensajeros a quienes puedo encargar que lleven mi mensaje y hagan mi voluntad, pero es de todo punto preciso que tú mismo solicites y ayudes y con tu mediación, que se haga mi voluntad”.
Pedir a la Virgen que nos ayude a saber transmitir la palabra de Cristo a los demás.


Cuarto Misterio: La Virgen María cura a Juan Bernardino como signo de que quiere salud y felicidad para su pueblo.
“Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige; no se turbe tu corazón; no temas a esa enfermedad ni alguna otra angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa, no te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella. Está seguro de que ya sanó".
Pedir a la Virgen que, como Juan Diego, sepamos acompañar en la enfermedad, la angustia y el dolor a los que están cerca de nosotros.


Quinto Misterio: María nos deja su imagen para recordarnos su ternura, su amor y su constante protección.
Juan Diego trajo a la Señora del Cielo las diferentes rosas que fue a cortar; las que, así como las vio, cogió con sus manos y otra vez se las echó en el regazo diciendo: “Hijo mío, el más pequeño, esta diversidad de rosas es la prueba y señal que llevarás al obispo, le dirás en mi nombre que vea en ella mi voluntad y que él tiene que cumplirla. Tú eres mi embajador, muy digno de confianza.”
Pedir a la Virgen que, como Ella, sepamos escuchar y ayudar a nuestros hermanos.

 

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