«¿De dónde saca todo eso?... ¿No es este el carpintero, el hijo de María?»

Presentación de Jesús al templo (Fiesta de la Candelaria)
2 de febrero. José y María llevaron a Jesús al templo de Jerusalén, también se conoce como Fiesta de la Candelaria

Origen de la fiesta:
Esta costumbre tiene su origen en la celebración litúrgica de la fiesta de la purificación y la presentación del Niño Dios al templo.

En tiempo de Jesús, la ley prescribía en el Levítico que toda mujer debía presentarse en el templo para purificarse a los cuarenta días que hubiese dado a luz. Si el hijo nacido era varón, debía ser circuncidado a los ocho días y la madre debería permanecer en su casa durante treinta y tres días más, purificándose a través del recogimiento y la oración.

Ya que se cumpliera la fecha, acudía en compañía de su esposo a las puertas del templo para llevar una ofrenda: un cordero y una paloma o tórtola. Con respecto al niño, todo primogénito debía ser consagrado al Señor, en recuerdo de los primogénitos de Egipto que había salvado Dios. Lo mismo pasaba con los animales primogénitos.

José y María llevaron a Jesús al templo de Jerusalén. Como eran pobres, llevaron dos palomas blancas. Al entrar al templo, el anciano Simeón, movido por el Espíritu Santo, tomó en brazos a Jesús y lo bendijo diciendo que Él sería la luz que iluminaría a los gentiles. Después, le dijo a María que una espada atravesaría su alma, profetizando los sufrimientos que tendría que afrontar.

Explicación de la fiesta:
El día 2 de febrero de cada año, se recuerda esta presentación del Niño Jesús al templo, llevando a alguna imagen del Niño Dios a presentar a la iglesia o parroquia. También ese día, se recuerdan las palabras de Simeón, llevando candelas (velas hechas de parafina pura) a bendecir, las cuales simbolizan a Jesús como luz de todos los hombres. De aquí viene el nombre de la “Fiesta de las candelas” o el “Día de la Candelaria”.

En México, se acostumbra que aquellos a quienes les tocó el muñeco de la rosca de reyes, son los que deberán presentarlo en el templo el día de la Candelas. Para esto, hay que vestirlo y engalanarlo. También, comprarle un trono para sentarlo. En esta celebración se bendicen la imagen del Niño Dios y las candelas, que representan la luz de Cristo en los hogares. Las velas benditas se pueden prender cuando surjan las dificultades de la vida durante el año.

Esta fiesta termina con una merienda familiar y de amigos, en la cual se sirven tamales y atole de sabores y chocolate caliente.

Es una fiesta que podemos aprovechar para reflexionar acerca de la obediencia de María y para agradecer a Jesús que haya venido a iluminar nuestros corazones en el camino a nuestra salvación eterna.

La Virgen de la Candelaria: 

Es una de las muchas advocaciones (nombres) de la Virgen María. Tuvo su origen en Tenerife, una de las islas Canarias. Según la tradición, la Virgen se le apareció en 1392 a dos indios guanches que pastoreaban su rebaño, quienes, al llegar a la boca de un barranco, notaron que el ganado no avanzaba, como si algo impidiera seguir adelante. Para ver qué era lo que pasaba, uno de los pastores avanzó y vio en lo alto de una peña una imagen de madera como de un metro de alto de una mujer. Traía una vela en la mano izquierda y cargaba a un niño en el brazo derecho. El niño llevaba en sus manos un pajarito de oro.

Los indios, como tenían prohibido hablar con mujeres que estuvieran solas, le hicieron señas para que se apartara del camino. Como no les hacía caso, uno de los indios tomó una piedra para lanzársela, pero el brazo se le paralizó. Su compañero tomó la imagen e intentó romperla, pero en el intento, se cortó sus propios dedos.

Los indios corrieron a avisar al rey, quien de inmediato fue con todos sus guardias al lugar del acontecimiento. Tomaron la figura y la llevaron a la casa del rey. Los encargados de llevársela fueron los pastores que la encontraron, quienes al instante de tomarla en sus manos, quedan curados del brazo uno y de los dedos, el otro. Ante este milagro, el rey ordenó que todo el pueblo honrara a aquella figura de mujer, a quien le llamaron “La Extranjera”.

Cuando la gente se acercaba a Ella, se oían armonías celestiales, se percibían aromas exquisitos y la imagen despedía una luz resplandeciente. Infundía en las personas temor y respeto, pero ellos no sabían a quién representaba.

Años después, los españoles conquistaron la isla de Lanzarote y soñaban con conquistar la isla de Tenerife.

En uno de sus intentos de conquista, apresaron a un niño guanche y lo llevaron a Lanzarote. Ahí lo bautizaron con el nombre de Antón, lo catequizaron y un tiempo después, lo llevaron de regreso a su isla natal de Tenerife.

 

Antón fue a la casa del rey a contarle todo lo que le había sucedido y el rey le dio permiso de ver a La Extranjera.

Cuando Antón la vio, se puso de rodillas y les dijo a todos que hicieran lo mismo. Les explicó que aquella Señora, era la representación de la Virgen María cuando llevaba a Jesús a presentar al templo. Le explicó que la Virgen María era la Madre del Dios y de todos los hombres y que era una gran suerte tener ese gran tesoro.

Antón le pidió al Rey permiso para buscar un lugar en el que todos la pudieran venerar. El Rey accedió y llevaron la imagen a la cueva de Achbinico, un templo subterráneo, que parecía una Iglesia natural. Antón cuidó por un tiempo de la Basílica. Alrededor de 1530, encargaron el Santuario a los padres dominicos que se les conocía como “Los frailes de la Virgen”.

En noviembre de 1826, una tormenta terrible azotó a la isla de Tenerife, llegando al Santuario de la Virgen y las aguas se llevaron la Imagen. Se hizo todo por tratar de recuperarla, pero no fue posible encontrarla. Los padres dominicos acordaron mandar a hacer una imagen nueva. Así lo hicieron y en la festividad del día 2 de Febrero de 1830, bendijeron la nueva imagen de Nuestra Señora de la Candelaria.

Desde el año 1599 se nombró a la Virgen de la Candelaria patrona de todo el archipiélago canario. Su devoción se ha extendido por la península y por toda Hispanoamérica, principalmente por Venezuela.

Sus milagros y favores son constantes. Cada año acuden a visitarla miles de personas de todas clases sociales para darle gracias y pedirle beneficios.

Le cantan:
Muchas flores la fortuna
Regaló a las Canarias;
Pero como Tú ninguna.
Virgen de la Candelaria.
Virgen de Candelaria,
la más bonita, la más morena,
la que extiende su manto
desde la cumbre hasta la arena

En México, en Tlacotalpan, en el Estado de Veracruz, tienen como patrona a la Virgen de la Candelaria. Su traje es muy significativo: bajo el manto de azul profundo, lleva un vestido blanco resplandeciente, bordado con motivos vegetales y volutas (flores y espigas de trigo grandes). La Virgen se encuentra en la Iglesia y el día 2 de Febrero se acostumbra sacarla de la Iglesia, cantarle las Mañanitas por la mañana y por la tarde, llevarla en procesión por el río Papaloapan.

Tlacotalpan es un lugar que se encuentra al margen izquierdo del río Papaloapan, que quiere decir "río de mariposas".

Jornada Mundial de la Vida Consagrada, 2 de febrero
La Jornada de la Vida consagrada se celebrará en la fiesta en que se hace memoria de la presentación que María y José hicieron de Jesús en el templo "para ofrecerlo al Señor" (Lc 2, 22).

La celebración de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que tiene lugar por primera vez el 2 de febrero de 1997 tiene como objetivo ayudar a toda la Iglesia a valorar cada vez más el testimonio de quienes han elegido seguir a Cristo de cerca mediante la práctica de los consejos evangélicos y, al mismo tiempo, quiere ser para las personas consagradas una ocasión propicia para renovar los propósitos y reavivar los sentimientos que deben inspirar su entrega al Señor
La misión de la vida consagrada en el presente y en el futuro de la Iglesia, en el tercer milenio, no se refiere sólo a quienes han recibido este especial carisma, sino a toda la comunidad cristiana. En la exhortación apostólica post-sinodal Vita consecrata, publicada en 1996 por Juan Pablo II, escribía: "En realidad, la vida consagrada está en el corazón mismo de la Iglesia como elemento decisivo para su misión, ya que «indica la naturaleza íntima de la vocación cristiana» y la aspiración de toda la Iglesia Esposa hacia la unión con el único Esposo" (n. 3). A las personas consagradas, pues, quisiera repetir la invitación a mirar el futuro con esperanza, contando con la fidelidad de Dios y el poder de su gracia, capaz de obrar siempre nuevas maravillas: "¡Vosotros no solamente tenéis una historia gloriosa para recordar y contar, sino una gran historia que construir! Poned los ojos en el futuro, hacia el que el Espíritu os impulsa para seguir haciendo con vosotros grandes cosas" (ib., 110).

Los motivos de la Jornada de la Vida Consagrada

La finalidad de dicha jornada es por tanto triple: en primer lugar, responde a la íntima necesidad de alabar más solemnemente al Señor y darle gracias por el gran don de la vida consagrada que enriquece y alegra a la comunidad cristiana con la multiplicidad de sus carismas y con los edificantes frutos de tantas vidas consagradas totalmente a la causa del Reino. Nunca debemos olvidar que la vida consagrada, antes de ser empeño del hombre, es don que viene de lo Alto, iniciativa del Padre, "que atrae a sí una criatura suya con un amor especial para una misión especial" (ib., 17). Esta mirada de predilección llega profundamente al corazón de la persona llamada, que se siente impulsada por el Espíritu Santo a seguir tras las huellas de Cristo, en una forma de particular seguimiento, mediante la asunción de los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia. Estupendo don.

"¿Qué sería del mundo si no existieran los religiosos?", se preguntaba justamente santa Teresa (Libro de la vida, c. 32,11). He aquí una pregunta que nos lleva a dar incesantes gracias al Señor, que con este singular don del Espíritu continúa animando y sosteniendo a la Iglesia en su comprometido camino en el mundo.

En segundo lugar, esta Jornada tiene como finalidad promover en todo el pueblo de Dios el conocimiento y la estima de la vida consagrada.

Como ha subrayado el Concilio (cfr. Lumen gentium, 44) y yo mismo he tenido ocasión de repetir en la citada exhortación apostólica, la vida consagrada "imita más de cerca y hace presente continuamente en la Iglesia la forma de vida que
Jesús, supremo consagrado y misionero del Padre para su Reino, abrazó y propuso a los discípulos que le seguían" (n. 22). Esta es, por tanto, especial y viva memoria de su ser de Hijo que hace del Padre su único Amor -he aquí su virginidad-, que encuentra en Él su exclusiva riqueza -he aquí su pobreza- y tiene en la voluntad del Padre el "alimento" del cual se nutre (cfr Jn 4,34) -he aquí su obediencia.

Esta forma de vida abrazada por Cristo y actuada particularmente por las personas consagradas, es de gran importancia para la Iglesia, llamada en cada uno de sus miembros a vivir la misma tensión hacia el Todo de Dios, siguiendo a Cristo con la luz y con la fuerza del Espíritu Santo.

La vida de especial consagración, en sus múltiples expresiones, está así al servicio de la consagración bautismal de todos los fieles. Al contemplar el don de la vida consagrada, la Iglesia contempla su íntima vocación de pertenecer sólo a su Señor, deseosa de ser a sus ojos "sin mancha ni arruga ni cosa parecida, sino santa e inmaculada" (Ef 5,27).

Se comprende así, pues, la oportunidad de una adecuada Jornada que ayude a que la doctrina sobre la vida consagrada sea más amplia y profundamente meditada y asimilada por todos los miembros del pueblo de Dios.

El tercer motivo se refiere directamente a las personas consagradas, invitadas a celebrar juntas y solemnemente las maravillas que el Señor ha realizado en ellas, para descubrir con más límpida mirada de fe los rayos de la divina belleza derramados por el Espíritu en su género de vida y para hacer más viva la conciencia de su insustituible misión en la Iglesia y en el mundo.

En un mundo con frecuencia agitado y distraído, la celebración de esta Jornada anual ayudará también a las personas consagradas, comprometidas a veces en trabajos sofocantes, a volver a las fuentes de su vocación, a hacer un balance de su vida y a renovar el compromiso de su consagración. Podrán así testimoniar con alegría a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo, en las diversas situaciones, que el Señor es el Amor capaz de colmar el corazón de la persona humana.

Existe realmente una gran necesidad de que la vida consagrada se muestre cada vez más "llena de alegría y de Espíritu Santo", se lance con brío por los caminos de la misión, se acredite por la fuerza del testimonio vivido, ya que "el hombre contemporáneo escucha más a gusto a los testigos que a los maestros, o si escucha a los maestros lo hace porque son testigos" (Evangelii nuntiandi, n. 41).

El Papa les dijo a todos: «tanto si vuestro carisma está más orientado a la contemplación como si lo está a la vida activa, siempre estáis llamados a ser expertos en misericordia.» Con ello enlaza el Año de la Vida Consagrada con el de la Misericordia. Y es que los religiosos no se alejan de las preocupaciones de la humanidad, sino que piden a Dios por ellas y, en la medida de lo posible, ayudan a resolverlas directamente.

Con su forma de vida nos dicen dónde están el tesoro escondido y la perla preciosa de la parábola evangélica. No está en la búsqueda del placer a toda costa, ni siquiera en el esfuerzo puramente humano para ser mejor. Jacques Philippe, de la Comunidad de las Bienaventuranzas, glosando la espiritualidad de santa Teresa de Lisieux, señala que si pusiéramos nuestro objetivo en ser experimentados, irreprochables, no equivocarnos nunca, no decaer jamás… es decir no tener necesidad de perdón, de misericordia, de Dios y de su auxilio, no estaríamos en la lógica del Evangelio.

Las mujeres y los hombres de Vida Consagrada nos dicen que hay que poner la confianza en Dios, un mensaje necesario para no dejarse vencer por las dificultades y complejidades del mundo en que vivimos.

El Papa, en la procesión de la candelaria

"Promotores de la cultura del encuentro, evitando la autorreferencialidad"
El Papa a la Vida Religiosa: "Que nuestros carismas no cristalicen en una doctrina abstracta, que no sean piezas de museo"
"Nuestros fundadores no tuvieron miedo a mancharse las manos con los problemas de la gente"

José Manuel Vidal, 02 de febrero de 2016 a las 19:21

Me encanta cuando encuentro religiosas y religiosos ancianos, pero con los ojos brillantes, porque llevan el fuego de la vida espiritual encendido. No se ha apagado

(José M. Vidal).- Misa con la Vida Consagrada del Papa en la fiesta de la Candelaria o la Presentación de Jesús en el templo. El Papa aprovecha la ocasión para hacer un canto a la vida religiosa vivida en la gratitud, en la alegría y en la profecía. E invita a frailes y monjas a ser "promotores de la cultura del encuentro", a "mancharse las manos" como sus fundadores y a impedir que los "carismas se conviertan en piezas de museo".

El Papa bendice, antes de la misa, las velasque portan las religiosas y religiosos que llenan la Basílica. Tras la bendicion, frailes y monjas entran en la basílica con su vela encendida, asi como los obispos y cardenales. El propio Papa hace la procesión de entrada con una vela encendida en su mano. En medio de la oscuridad lucen las velas de los consagrados como luciérnagas en la noche.

Las luces se encienden en la Basílica para laproclamación de la Palabra. La primera lectura del profeta Malaquías en inglés.La segunda lectura de la carta a los Hebreos en español. El pasaje del Evangelio de Lucas, en italiano, sobre la presentación del Niño en el Templo.

Algunas frases de la homilía del Papa
"Un hecho grande, humilde y grande: la presentación de Jesús en el templo"
"Este Niño nos trae la misericordia y la ternura de Dios"
"El año de la vida consagrada confluye ahora en el mar de la misericordia"
"La fiesta de hoy es llamada, sobre todo en Oriente, fiesta del encuentro"
"Hay diversos encuentros: Jesús viene a nuestro encuentor y nosotros al suyo; el encuentro con el viejo Simeón; y con la profetisa Ana; Simeón y Ana son la espera y la profecía. Jesús es la novedad"
"Consagrados y consagradas están llamados a ser hombres y mujeres de encuentro"
"El que encuentra a Jesús no puede ser igual que antes"

  

"Promotores de la cultura del encuentro, evitando la autorreferencialidad, que nos hace encerrar en nosotros mismos"
"Jesús quiso conpartir nuestra vida"
"Los consagrados llamados a ser signo concreto de este compartir de Cristo"
"Todas las frormas de vida consagrada son llamadas a estar en estado permanente de misión y a compartir las angustias y esperanzas de la gente de hoy, especialmente de los más pobres"
"Que nuestros carismas no cristalicen en una doctrina abstracta"
"Los carismas no son piezas de museo. Nuestros fundadores no tuvieron miedo a mancharse las manos en la vida cotidiana, con los problemas de la gente"
"Los fundadores no domesticaron la gracia del Evangelio. Siempre tuvieron una sana inquietud del Señor"
"Llamados a realizar acciones proféticas y valientes"
"Contentos y llenos de gratitud por la propia vocación"
"Gratitud por el don del Espíritu Santo, que anima a la Iglesia a través de los diversos carismas"
"Que el Señor aumente en nosotros el deseo del encuentro el deseo del encuentro, la custodia del estupor y la alegría de la gratitud".

 

Bendice a los religiosos que se quedaron en la Plaza
Al finalizar la eucaristía, el Papa salió a la Plaza de San pedro a saludar a los miles de frailes y monjas, que tuvieron que seguir la misa desde allí.
"Habéis estado en misa con un poco de fríos, ¿verdad? Pero con el corazón caliente"
"Cada uno de nosotros tiene un puesto en la Iglesia"
"No olvidéis la primera llamada. Haced memoria"
"Hoy el Señor sigue llamando"
"No escondáis la belleza de aquella primera llamada"
"Y seguid trabajando. Siempre hay cosas que hacer"
"Rezad y envejeced así, como el buen vino"
"Me encanta cuando encuentro religiosas y religiosos ancianos, pero con los ojos brillantes, porque llevan el fuego de la vida espiritual encendido. No se ha apagado"
"Seguid adelante, seguid trabajando y mirad al futuro con esperanza. Y pedid a Dios que nos mande nuevas vocaciones"
"No os olvidéis de la primera llamada"
"Seguid adelante y sembrad bien, para que los que vengan tras de nosotros puede recibir la herencia que les hemos dejado"

Nadie es profeta en su tierra
Tiempo Ordinario

Marcos 6, 1-6. Tiempo Ordinario. Pedir insistentemente la gracia de la fe porque es un inmenso don de Dios 

Oración introductoria
Señor, permite, por tu gracia, que pueda reconocerte en esta meditación. Confío en Ti, en tu Palabra que me ha revelado que, a pesar de mis debilidades, puedo acercarme a Ti para ser curado y redimido por tu amor.

Petición
Jesús, ayúdame a conocerte más, para poder amarte más.

Meditación del Papa Francisco
Nosotros cristianos tenemos esta libertad de juzgar lo que sucede fuera de nosotros. Pero para juzgar debemos conocer bien lo que sucede fuera de nosotros. ¿Cómo se puede hacer esto que la Iglesia llama conocer los signos de los tiempos?

Los tiempos cambian. Es característico de la sabiduría cristiana conocer estos cambios, conocer los diversos tiempos y conocer los signos de los tiempos. Qué significa uno y qué significa lo otro.

Porque nosotros escuchamos muchos comentarios: «He escuchado que lo que sucedió allá es esto y lo que sucede allá es otra cosa; he leído esto, me han dicho esto...» Pero yo soy libre, debo emitir mi propio juicio y comprender qué significa todo esto. Se trata de un trabajo que a menudo nosotros no hacemos: nos conformamos, nos tranquilizamos con: me han dicho, he escuchado, la gente dice, he leído... Y así nos quedamos tranquilos. En cambio deberíamos preguntarnos: ¿Cuál es la verdad? ¿Cuál es el mensaje que el Señor quiere darme con ese signo de los tiempos? (Cf Homilía de S.S. Francisco, 30 de octubre de 2015, en Santa Marta).

Reflexión
¿Por qué un profeta no pude ser admitido en su propia tierra? Cristo nos da la respuesta. Por falta de fe de la gente, en este caso de sus parientes. Nos cuesta creer en una persona que ha convivido mucho tiempo con nosotros y ahora viene a darnos lecciones de vida. "¿Pero no es este el hijo del carpintero, cómo es que salen tantos milagros de sus manos?"

Necesitamos pedir insistentemente la gracia de la fe. Porque la fe es un inmenso don de Dios y vale más que la vida misma, pues sólo con ella puede el hombre caminar en su existencia hacia el destino eterno, aunque a veces no vea, aunque le rodeen espesas tinieblas, aunque le azote la duda, aunque le domine el miedo, aunque le invada el desaliento, ya que "el justo vive de la fe".

La fe fue la fuerza en su peregrinar por este mundo de todos aquellos hombres de Dios y lo seguirá siendo para todos aquellos que deseen y quieran ir tras las huellas de Cristo.

La fe no es un mero sentimiento de la presencia de Dios. Es caminar, sufrir, caer y levantarse tratando de ser fiel a Dios a quien no vemos con nuestros ojos materiales, pero sí con los ojos de la fe. Pues si vemos las cosas como nosotros queremos, entonces dejaría de ser fe y sería certeza de lo que queremos ver. En definitiva la fe es fiarse de Dios y confiar en Él. Por ello, digamos a Cristo con humildad: "Creo Señor, pero aumenta mi poca fe".

Propósito
Reconocer y honrar diariamente a Jesús, que se me manifiesta continuamente en la oración. Antes de tomar una decisión importante me preguntaré cuál es el ejemplo que Jesucristo me da en el Evangelio para tratar de imitarlo.

Diálogo con Cristo
Señor Jesús, ¿qué importancia le doy a tu Palabra? ¿Es ella la brújula en mi toma de decisiones? ¿Es mi fortaleza cuando aparecen las contrariedades? Ayúdame a buscarte en la lectura atenta y fervorosa de la Sagrada Escritura, libro vivo donde puedo aprender a conocerte, amarte y seguirte.

¿Qué hacer cuando Dios calla?
Aunque Dios calle y permanezca oculto, en el fondo del corazón percibimos su presencia, quien nos ama no nos abandona.

¿Por qué Dios está oculto? ¿Por qué, luego de encontrarlo, se esconde? ¿Por qué es tan difícil entenderle? ¿Por qué calla? ¿Por qué no siempre responde? ¿No le importan mis problemas? ¿Es que no me ama? ¿Se ha olvidado de mí?
Hay momentos en la vida en que gritamos a Dios como el salmista:
Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
A pesar de mis gritos mi oración no te alcanza.
Dios mío, de día te grito, y no respondes;
De noche, y no me haces caso…
 (Sal 22 (21))

¡Despierta ya! ¿Por qué duermes, Señor?
¡Levántate, no nos rechaces para siempre!
¿Por qué ocultas tu rostro y olvidas nuestra miseria y opresión? 
(Sal 44)

Cuando Dios calla nos sentimos perdidos 
El silencio de una persona amada es doloroso. Se percibe como ausencia, vacío, desinterés, soledad… El silencio del otro provoca inseguridad y puede ser el origen de resentimientos y desconfianza.

Por eso el silencio de Dios es terriblemente doloroso. Jesucristo también lo padeció en la cruz, se sintió abandonado por el Padre. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mc 15, 34b)

Sabemos que Dios salió de su eterno silencio, reveló su secreto, desveló su misterio en la Palabra: Jesucristo. Y que Cristo está vivo. Lo sabemos, pero eso no quita su misterioso silencio.

Pero percibimos su presencia
Creo que todos hemos experimentado la pérdida de un ser querido. Cuando muere alguien a quien amamos, tenemos la impresión de que no ha muerto del todo. Sabemos que, de alguna manera, está vivo. Nuestro corazón guarda la seguridad, o al menos la esperanza, de que esa persona a la que amamos sigue existiendo y está presente en nuestra vida, aunque de manera diferente. Lo experimentamos así, porque la memoria del amor nos fortalece la seguridad de que quien nos ama no nos abandona.

Aunque Dios calle y permanezca oculto, casi como si estuviera muerto, en el fondo del corazón percibimos su presencia. Esta percepción interior crece a medida que se desarrolla en nosotros la semilla de las virtudes teologales. La experiencia nos va demostrando el amor que Dios nos tiene. La memoria iluminada por la fe nos ayuda a recordarlo. Y así, progresivamente, nos va invadiendo la confianza de que Dios está presente. Poco a poco la gracia de Dios va trabajando en nosotros y de esa manera en el fondo de nosotros mismos crece y se va fortaleciendo una percepción interior de la que el corazón está seguro y que, gracias a la fe, se convierte en certeza: Aunque no lo vea, aunque no lo sienta, Él está aquí, conmigo, y me ama.

Lecciones aprendidas ante el silencio de Dios
En mi vida he aprendido tres lecciones ante los silencios de Dios:

1. Que no debo perder la paz interior, aunque sufra lo indecible. Se vale quejarse, pero sin perder la paz interior. Esta es la gran lección del salmista.

Dios mío, de día clamo, y no respondes,
también de noche, no hay silencio para mí.
¡Mas tú eres el Santo,
que moras en las laudes de Israel!
En ti esperaron nuestros padres,
esperaron y tú los liberaste;
a ti clamaron, y salieron salvos,
en ti esperaron, y nunca quedaron confundidos
(Sal 22(21), 2-6)

El Salmo 22 (21) nos enseña que no hay que desesperar, no hay que rebelarse contra Dios. Cuando Dios calla es tiempo de más oración, de súplica humilde y confiada.
Sí, tú del vientre me sacaste,
me diste confianza a los pechos de mi madre;
a ti fui entregado cuando salí del seno,
desde el vientre de mi madre eres tú mi Dios.
¡No andes lejos de mí, que la angustia está cerca ,no hay para mí socorro! 
(Sal 22(21), 10-12)

Si Dios calla en tu vida, te recomiendo que pronuncies pausadamente, con plena conciencia, en actitud abierta y confiada, el Salmo 22.

2. Que debo aceptar mis límites y tener confianza. En la comunicación, el silencio tiene un significado. Y si el silencio viene de Dios puedo tener la certeza de que no puede ser más que un gesto de amor, algo que Él me ofrece para mi bien. En Dios el silencio no puede significar rechazo o desinterés, simplemente Dios no puede hacerme una cosa así.

El silencio de Dios se convierte para mí en un reclamo para que yo guarde silencio, que acepte que hay algo de Dios que no alcanzo a comprender y que aprenda a escucharlo y acoger su voluntad con plena confianza en la Providencia.

Job nos da lecciones estupendas. Él llegó a aceptar que no alcanzaba a comprender muchas cosas que le sucedían y que debía abrazar el Plan de Dios, renunciando a su propia lógica.
Sé que eres todopoderoso:
ningún proyecto te es irrealizable.
Era yo el que empañaba el Consejo
con razones sin sentido.
Sí, he hablado de grandezas que no entiendo,
de maravillas que me superan y que ignoro.
 (Job 42, 2-3)

Y después del silencio de Dios, Job alcanzó el culmen de su relación filial con Dios, hizo experiencia personal de la bondad y del amor de Dios aún en medio del misterio: “Sólo de oídas te conocía, pero ahora te han visto mis ojos” (Job 42, 5)

Esto me hace pensar en lo injustos que somos a veces con Dios: nos quejamos de que nos deja huérfanos cuando somos nosotros los que tantas veces nos comportamos como huérfanos, y Él, nuestro Padre y Hermano querido, allí está esperando pacientemente en silencio en el Sagrario, en nuestro corazón, en el prójimo, en todas partes…

3. Que debo perseverar en oración (cf. Mt 26, 41; cf 1 Tes 5, 17) y ser como el amigo inoportuno que llama a la puerta hasta que abre (cf Lc 18,1-8), con la certeza de que mi Padre me escuchará:
Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan! (Lc 11, 9-13)

Tarde o temprano escucharás tu nombre
Cuando Dios calla es tiempo de fe y libertad.
El silencio de Dios, no a pesar, sino precisamente por su complejidad y ambivalencia, es el espacio en el que se juega la libertad y la dignidad del hombre frente al tiempo y frente al Eterno (…), los tiempos de silencio de Dios son los tiempos de la libertad humana. (Bruno Forte)

Libertad para saber esperar, para optar por el amor sin condiciones. Cuando Dios calla, nos enseña a amar.

El silencio de Dios no es ausencia, es otra forma de estar presente, un lenguaje diferente. Lo que pasa es que somos impacientes y queremos respuestas inmediatas y siempre a nuestro estilo. Algo importante en el amor es aceptar al otro como es. También Dios merece este trato.

Cuando Dios calla es sábado santo. Tarde o temprano (tal vez hasta el día de nuestra muerte), escucharemos la voz tan esperada que nos llama por nuestro nombre, como aquél: “María” (Jn 20,16) de Cristo Resucitado.

De todos modos, la pregunta permanece abierta: ¿Por qué Dios calla?
Pregúntaselo tú mismo y espera con paciencia su respuesta.


Blas, Santo

Obispo y Mártir. 3 de febrero

Obispo de Sebaste de Armenia

Martirologio Romano: San Blas, obispo y mártir, que, por ser cristiano, padeció en tiempo del emperador Licinio en la ciudad de Sebaste, en Armenia (c. 320).

Etimología: Blas = Aquel que es tartamudo, de origen latino

"Blas, obispo de Sebaste de Armenia, es un personaje bastante incierto desde el punto de vista histórico, pero todavía goza de mucha popularidad por un milagro que se le atribuye y que ha perpetuado la conocida bendición contra el mal de la garganta. En efecto, se conoce en su Pasión que mientras llevaban al santo al martirio, una mujer se abrió paso entre la muchedumbre y colocó a los pies del santo obispo a su hijo que estaba muriendo sofocado por una espina de pescado que se le había atravesado en la garganta. San Blas puso sus manos sobre la cabeza del niño y permaneció en oración. Un instante después el niño estaba completamente sano. Este episodio lo hizo famoso como taumaturgo en el transcurso de los siglos, y sobre todo para la curación de las enfermedades de la garganta.

Gracias a esta tradición, el nuevo calendario litúrgico ha colocado en este día la memoria del santo, aunque se trata de un personaje históricamente incierto. San Blas fue obispo de Sebaste a comienzos del siglo IV, y sufrió la persecución de Licinio, el colega del emperador Constantino. Puede, pues, considerarse como uno de los últimos mártires cristianos de esa época.

Era el año 316. Parece que San Blas, siguiendo la advertencia del Evangelio, huyó de la persecución y se refugió en una gruta.

La leyenda, como de costumbre, abunda en particulares amenos y nos presenta al anciano obispo rodeado de animales salvajes que lo visitan y le llevan alimento; pero como los cazadores van detrás de estos animales, el santo fue descubierto y llevado amarrado como un malhechor a la cárcel de la ciudad. A pesar de los prodigios que el santo hacía en la cárcel, lo llevaron a juicio y como no quiso renegar de Cristo y sacrificar a los ídolos, fue condenado al martirio: primero lo torturaron y después le cortaron la cabeza con una espada.


El papa Francisco  ha celebrado, un miércoles más, la audiencia general en presencia de miles de personas en la plaza de San Pedro. Venidos de todas las partes del mundo, familias, jóvenes, ancianos y niños, todos han recibido al Santo Padre con alegría y entusiasmo. Al llegar a la plaza, ha recorrido los pasillos con el papamóvil para así poder saludar de cerca a los peregrinos.

Prosiguiendo con las catequesis sobre la misericordia, en el resumen hecho en español, el Papa ha explicado que “la Sagrada Escritura nos presenta a Dios como misericordia infinita, pero también como justicia perfecta. Parecerían dos realidades que se contraponen”. Pero no es así,  ha indicado, “porque la misericordia de Dios es lo que hace que se cumpla la verdadera justicia. La justicia humana solamente limita el mal, no lo vence, no lo hace desaparecer.” Asimismo, el Santo Padre ha asegurado que “la justicia divina, en cambio, supera el mal contraponiéndolo al bien”.

Por otro lado, el Pontífice ha observado que “el camino privilegiado que la Biblia nos señala para alcanzar una auténtica justicia es aquel en el que la víctima, sin recurrir al tribunal, se dirige directamente al culpable, apelando a su conciencia, para que comprenda que está realizando el mal y pueda convertirse”. Sólo así, ha advertido “el culpable, reconociendo su culpa, puede abrirse al perdón que la parte ofendida le ofrece”. Esta es la manera –ha afirmado Francisco– de resolver los problemas y contrastes en la familia, entre esposos o entre padres e hijos. El ofendido ama al culpable, no quiere perderlo, sino recuperar la relación desgarrada.

Finalmente, el Papa ha indicado que “Dios actúa con nosotros, pecadores, de la misma manera. Nos ofrece continuamente su perdón, nos ayuda a acogerlo y tomar conciencia de nuestro mal, para poder liberarnos de él y salvarnos, porque no quiere nuestra condenación sino nuestra felicidad eterna”.

A continuación, el Santo Padre ha saludado a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Y así, ha deseado “que el Señor Jesús, rostro misericordioso del Padre, nos conceda, con su fuerza salvadora, acoger el perdón divino y aprender a perdonar a nuestros hermanos”.

Antes de dar por concluidos los saludos en las distintas lenguas un grupo de chicos y chicas del American Circus han ofrecido un espectáculo de acrobacias al Santo Padre. Cuando han terminado, el Papa ha recordado que estos espectáculos generan belleza y que “esto no se improvisa, hay horas, horas, horas de entrenamiento. El entrenamiento fastidia”. Por eso, Francisco ha explicado que tal y como nos dice san Pablo,  para llegar al final hay que entrenar para vencer. Y esto es un ejemplo para todos nosotros, porque “encontrar un buen fin sin esfuerzo es una tentación”.  De este modo, el Papa les ha dado las gracias por su ejemplo.

Finalmente, el Pontífice ha dedicado también unas palabras especiales para los enfermos, los jóvenes y los recién casados. Por ello ha recordado que hoy celebramos a san Blás, mártir de Armenia. Este santo obispo –ha explicado– nos recuerda el compromiso de anunciar el Evangelio también en condiciones difíciles. Por eso, ha deseado a los jóvenes que sean “valientes testigos de vuestra fe”. También ha invitado a los enfermos a ofrecer “vuestra cruz cotidiana para la conversión de los alejados de la luz de Cristo”. Para concluir, ha pedido a los recién casados que sean “anunciadores de su amor a partir de vuestra familia”.

 

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