“Os habéis despreocupado de lo que hay de más grave en la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad”
- 23 Agosto 2016
- 23 Agosto 2016
- 23 Agosto 2016
Evangelio según San Mateo 23,23-26.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello! ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno! ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera.
Santa Rosa de Lima
En Argentina y México, oficio ferial; en ambos países la fiesta de Santa Rosa de Lima, virgen, Patrona de América Latina, se celebra el 30 Agosto.
Santa Rosa de Lima, virgen
Santa Rosa, virgen, que, insigne desde muy niña por su austera sobriedad de vida, en Lima, en el Perú, vistió el hábito de las Hermanas de la Tercera Orden de Santo Domingo. Entregada a la penitencia y a la oración, y ardiente de celo por la salvación de los pecadores y de la población indígena, aspiraba a dar la vida por ellos, sometiéndose de buena gana a toda clase de sufrimientos para ganarlos para Cristo. Su muerte tuvo lugar el día veinticuatro de agosto. (1617)
patronazgo: patrona de América del Sur, de Perú, Filipinas, y Lima, de los jardineros y floristas; auxilio en las disputas familiares; para pedir un buen parto, protectora contra las lesiones y el sarpullido.
tradiciones, refranes, devociones: El día 30 de agosto (antigua fiesta litúrgica, que aun se celebra en Perú) se asocia con una tormenta a la que se llama precisamente «tormenta de santa Rosa».
Refrán: San Marcos llena los charcos, Santa Rosa los rebosa y Santa Lucía los vacía.
Santa Rosa de Lima, Año 1617 .
El Papa Inocencio IX dijo de esta santa un elogio admirable: "Probablemente no ha habido en América un misionero que con sus predicaciones haya logrado más conversiones que las que Rosa de Lima obtuvo con su oración y sus mortificaciones". Lo cual es mucho decir. Nacida en Lima, Perú, en 1586 (año de la aparición de la Virgen en Chiquinquirá, [ 9 julio] ) fue la primera mujer americana declarada santa por la Iglesia Católica.
En el bautizo le pusieron el nombre de Isabel, pero luego la mamá al ver que al paso de los años su rostro se volvía sonrosado y hermoso como una rosa, empezó a llamarla con el nombre de Rosa. Y el Sr. Arzobispo al darle la confirmación le puso definitivamente ese nombre, con el cual es conocida ahora en todo el mundo. Desde pequeñita Rosa tuvo una gran inclinación a la oración y a la meditación. Un día rezando ante una imagen de la Virgen María le pareció que el niño Jesús le decía: "Rosa conságrame a mí todo tu amor". Y en adelante se propuso no vivir sino para amar a Jesucristo. Y al ir a su hermano decir que si muchos hombres se enamoraban perdidamente era por la atracción de una larga cabellera ó de una piel muy hermosa, se cortó el cabello y se propuso llevar el rostro cubierto con un velo, para no ser motivo de tentaciones para nadie. Quería dedicarse únicamente a amar a Jesucristo. Se propuso irse de monja Agustina. Pero el día en que fue a arrodillarse ante la imagen de la Virgen Santísima para pedirle que le iluminara si debía irse de monja ó no, sintió que no podía levantarse del suelo donde estaba arrodillada. Llamó a su hermano a que le ayudara a levantarse pero él tampoco fue capaz de moverla de allí. Entonces se dio cuenta de que la voluntad de Dios era otra y le dijo a Nuestra Señora: "Oh Madre Celestial, si Dios no quiere que yo me vaya a un convento, desiste desde ahora de su idea". Tan pronto pronunció estas palabras quedó totalmente sin parálisis y se pudo levantar del suelo fácilmente. Entonces vino a saber que la más famosa terciaria dominica es Santa Catalina de Siena (29 de abril) y se propuso estudiar su vida e imitarla en todo. Y lo logró de manera admirable. Se fabricó una túnica blanca y el manto negro y el velo también negro para la cabeza, y así empezó a asistir a las reuniones religiosas del templo. Su padre fracasó en el negocio de una mina y la familia quedó en gran pobreza. Entonces Rosa se dedicó durante varias horas de cada día a cultivar un huerto en el solar de la casa y durante varias horas de la noche a hacer costuras, para ayudar a los gastos del hogar. Es difícil encontrar en América otro caso de mujer que haya hecho mayores penitencias. No las vamos a describir todas aquí porque muchas de ellas no son para imitar. Pero sí tenemos que decir que lo primero que se propuso mortificar fue su orgullo, su amor propio, su deseo de aparecer y de ser admirada y conocida. Y en ella, como en todas las cenicientas del mundo se ha cumplido lo que dijo Jesús: "quien se humilla será enaltecido".
Una segunda penitencia de Rosa de lima fue la de los alimentos. Su ayuno era casi continuo. Y su abstinencia de carnes era perpetua. Comía lo mínimo necesario para no desfallecer de debilidad. Aún los días de mayores calores, no tomaba bebidas refrescantes de ninguna clase, y aunque a veces la sed la atormentaba, le bastaba mirar el crucifijo y recordar la sed de Jesús en la cruz, para tener valor y seguir aguantando su sed, por amor a Dios. Dormía sobre duras tablas, con un palo por almohada. Alguna vez que le empezaron a llegar deseos de cambiar sus tablas por un colchón y una almohada, miró al crucifijo y le pareció que Jesús le decía: "Mi cruz, era mucho más cruel que todo esto". Y desde ese día nunca más volvió a pensar en buscar un lecho más cómodo.
Los últimos años vivía continuamente en un ambiente de oración mística, con la mente casi ya más en el cielo que en la tierra. Su oración y sus sacrificios y penitencias conseguían numerosas conversiones de pecadores, y aumento de fervor en muchos religiosos y sacerdotes. En la ciudad de Lima había ya una convicción general de que esta muchacha era una verdadera santa. Desde 1614 ya cada año al llegar la fiesta de San Bartolomé, el 24 de agosto, demuestra su gran alegría. Y explica el porqué de este comportamiento: "Es que en una fiesta de San Bartolomé iré para siempre a estar cerca de mi redentor Jesucristo". Y así sucedió. El 24 de agosto del año 1617, después de terrible y dolorosa agonía, expiró con la alegría de irse a estar para siempre junto al amadísimo Salvador. Tenía 31 años.
Los milagros empezaron a sucederse en favor de los que invocaban la intercesión de Rosa, y el sumo pontífice la declaró santa y la proclamó Patrona de América Latina.-
Rosa de Lima: la más bella rosa que ha producido nuestro continente: no dejes un solo día de rezar a tu gran amigo Jesucristo, por este continente americano tan supremamente necesitado de las bendiciones de Dios.
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* NOTA: En el caso de santa Rosa de Lima, su vida ocurrió en el cruce de caminos de las tradiciones populares y la fijación normativa de las cuestiones relativas al culto. Así, a pesar de que murió un 23 de agosto, se la comenzó a celebrar el día 30 de agosto, ya desde el principio, posiblemente porque en ese día se haya trasladado alguna reliquia, o por algún otro acontecimiento semejante.
Con esa fecha quedó inscripta en el breviario romano, pero cuando se relaizó su proceso canónico, se le asignó la fecha del 26 de agosto (no 23). Un siglo más tarde del proceso, cuando los Bolandistas publican, en 1745, sus "Acta Sanctorum", erudito monumento al saber hagiográfico, ya nadie recuerda exactamente por qué se la celebra el 30 de agosto, así que dicen respectod e esta fecha: "en este día [es decir, el 30 de agosto] la recoge el breviario romano, pero nosotros seguimos la fecha del Calendario Romano [es decir, en ese momento, el 26]" (Acta Sanctorum, agosto, t. VI, pág 543).
Ya más tarde, la fecha del 26 de agosto, que ni era popular ni era la de su muerte, desapareció como fecha de celebración, y la inscripción en el calendario osciló entre el 23 y el 30 de agosto. El 23 por ser la propia, y el 30 por ser la arraiganda popularmente.
En la actualidad, con la reforma dle calendario litúrgico, se tomó la determinación de colocar su fecha litúrgica donde correspondería, es decir, el 23 de agosto, excepto en aquellos territorios donde el 30 de agosto sea tan tradicional, que no tenga sentido moverla, como ocurre en Perú y en muchas diócesis del continente americano.
Claves de este artículo: Fechas de las celebraciones, Historia del santoral,Santoral y Liturgia
Himno
Cuando, Señor, en quieta lontananza Se encienden los fulgores de este día, No dejes avivar nuestra esperanza, Atiende al corazón que en ti confía. Van a pasar por manos laboriosas Los granos de un rosario de ilusiones, Acógelas, Señor, que son hermosas, Amor y don de nuestros corazones. Mujer llena de Dios, oh Santa Rosa, Vivir para el Señor, para el Amado, Fue el ansia de tu amor, gracia divina, LLevada de su fuerza y de su mano. No olvides los que vamos de camino Siguiendo en el desierto tus pisadas, Aboga ante el Señor favor divino, Seguir como seguiste sus llamadas. Proclamen nuestros labios la grandeza Del Padre que en el Hijo nos dio gozo, Y, siendo nuestra herencia la pobreza, Nos colma de su amor el Fuego Santo. Amén
Dios nuestro, que impulsaste a Santa Rosa de Lima a apartarse de la vida del mundo por amor tuyo y a consagrarse sólo a ti, en la austeridad y en la penitencia, concédenos, por su intercesión, que sepamos seguir, en éste mundo, el camino que conduce a la verdadera vida, para que lleguemos a gozar del torrente de tus delicias allá en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
San Pedro Damián (1007-1072), benedictino, obispo de Ostia, doctor de la Iglesia Opúsculo 51; PL 145, 749s
“Os habéis despreocupado de lo que hay de más grave en la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad”
Si quieres caminar correctamente, con discreción y fruto sobre el camino de la verdadera religión, debes ser austero y rígido contigo mismo, pero aparecer siempre gozoso y abierto con los otros, esforzándote en tu corazón para caminar por las alturas de lo que es recto, sabiendo, al mismo tiempo, abajarte con bondad hacia lo débiles. En resumen, ante el juicio de tu conciencia, debes moderar los rigores de la justicia, de tal manera que no seas duro para los pecadores, sino accesible al perdón e indulgente…
Considera tu pecado como peligroso y mortal; al de los otros, ponle el nombre de fragilidad de la condición humana. La falta que en ti estimes que necesita una corrección severa, si la ves en los otros, piensa que no merece más que un pequeño golpe de varilla. No seas más justo que el justo: teme cometer un pecado, pero no dudes en perdonar al pecador. La verdadera justicia no es la que precipita a las almas de los hermanos en la trampa de la desesperación… Es muy peligroso el fuego que, al quemar las zarzas, amenaza, con el ardor de sus llamas, abrasar la misma casa. No, el que mira con atención y gusto los defectos de los demás no podrá evitar el pecado, porque, aunque sea movido por el celo de la justicia, tarde o temprano, se dejará guiar por el menosprecio.
Evidentemente, si nuestra vida no nos parece brillante, la de los otros no nos parecerá tan fea. Y si, como sería de desear, somos jueces severos para con nosotros, no seremos censores rigurosos con las faltas de lo demás.
Felipe Benizi (o Benicio), Santo
Sacerdote , 23 de agosto
Martirologio Romano: En Todi, de la Umbría, san Felipe Benizi, presbítero de Florencia, varón de gran humildad y propagador de la Orden de los Siervos de María, que consideraba a Cristo crucificado su único libro († 1285).
Fecha de beatificación: Culto confirmado el 8 de octubre de 1645 por el Papa Inocencio X
Fecha de canonización: 12 de abril de 1671 por el Papa Clemente X.
Brreve Biografía
El hijo más ilustre y el más ardiente propagador de la congregación de los servitas en Italia nació en el seno de una noble familia de Florencia el 15 de agosto de 1233. A los 13 años fue a vivir a París a estudiar medicina. De París pasó a Padua donde a los 19 años obtuvo el grado de doctor en medicina y filosofía, regresando a su ciudad natal y ejerciendo por un año su profesión.
Durante ese tiempo, estudió las Sagradas Escrituras y, frecuentaba las iglesias de su ciudad natal, especialmente La Anunciata, que estaba a cargo de la Orden de los Servitas (siervos de María), así llamados por la gran devoción que tenían a nuestra Señora, que allí era particularmente reverenciada.
Una epístola de la semana de pascua refiere que uno de los discípulos y diácono de la primitiva comunidad de Jerusalén, llamado FeIipe, recibió de Dios el encargo de acercarse al carruaje del mayordomo de la reina de Etiopía e intentar convertirla a la fe católica. Dijo el Espíritu Santo: "Acércate y sube a este carro".
Pues bien, estando Felipe Benicio, el l6 de abril de 1254, jueves de pascua, oyendo la misa conventual en la cercana ciudad de Fiésole, al proclamarse aquellas palabras: "Felipe, acércate y sube a este carro", tomadas de los Hechos de los apóstoles, interpretó que iban dirigidas a él. Y después en su casa, orando, tuvo una visión en medio de un éxtasis: vio venir a su encuentro a la Virgen, Madre de Dios, quien mostrándole el hábito negro de los servitas, le sonrió diciéndole: "Felipe, acércate y sube a este carro". Comprendió entonces que la reina del cielo lo invitaba a ponerse bajo su protección.
Ocultando su condición de noble y su profesión, Felipe pidió la admisión en Monte Senario y recibió de manos de San Bonfilio el hábito de los hermanos lego. Los superiores le ordenaron trabajar en el huerto, pedir limosna y algunas faenas duras y difíciles del campo. El santo se entregó por completo a dichas labores, orando incansablemente durante todas ellas. En 1258 fue enviado al convento de Siena, y durante el camino intervino en una polémica discusión sobre los dogmas de la fe, en la cual Felipe supo intervenir brillantemente aclarando y dando el verdadero sentido sobre lo dicho. Dos miembros de su congregación, que viajaban con él, dieron cuenta al prior general, quien al constatar la sabiduría del santo, lo ordenó sacerdote, y en 1262, fue nombrado maestro de novicios del convento de Siena, y Vicario asistente del prior general. En 1267, por voto unánime, el santo fue elegido prior general de la orden religiosa. Como primera labor, visitó todos los conventos de la orden que estaban en el norte de Italia invitando a las gentes a convertirse y someterse a la protección de la Virgen Madre. Luego, y al finalizar un intenso y largo retiro espiritual, San Felipe decidió visitar los conventos de Alemania y Francia.
En el Concilio de Lyon, San Felipe impresionó a todos por su sabiduría y don de las lenguas, don que fue utilizado por el santo para la conversión de los pecadores y reconciliación de los cismáticos de muchos lugares del mundo a donde iba a predicar el Evangelio; sin embargo, toda su fama no era suficiente para obtener la aprobación pontificia para la Orden de los Siervos de María.
En 1284, San Alejo puso bajo la dirección de San Felipe a su sobrina Santa Juliana, la cual fundó la tercera orden de las Siervas de María. El santo se encargó también de enviar a los primeros misioneros servitas al oriente, algunos de ellos, derramaron su sangre por mantenerse firmes en su fe a Cristo.
Cuando comprendió que se acercaba la hora de su muerte, en el año 1285, San Felipe decidió retirarse descansar al convento más sencillo y humilde de la orden religiosa, donde pasó sus últimos días, orando y postrado ante la imagen de la Virgen María. Falleció durante el angelus vespertino, y en 1761 fue canonizado. Su fiesta fue extendida a toda la Iglesia occidental en 1694.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos!
Tiempo Ordinario
Mateo 23, 23-26. Tiempo Ordinario. Jesús conoce las intenciones y por eso recuerda que la principal tarea es la del amor misericordioso.
Por: Edgar Pérez | Fuente: Catholic.net
Del santo Evangelio según san Mateo 23, 23-26
En aquel tiempo Jesús habló diciendo: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello! hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña e intemperancia! ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!
Oración introductoria
Oh, Espíritu Santo, Espíritu de Verdad, limpia mi conciencia para que pueda convivir permanente con tu gracia, te lo pido por intercesión de la Inmaculada Virgen María que supo actuar siempre de cara a la verdad.
Petición
Jesús, ayúdame a vivir según esta regla: «Es bueno lo que me ayuda a cumplir la voluntad de Dios, y malo lo que me estorba».
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
No dejar lo importante por lo pasajero.
Señor, el único deseo de mi alma que valdría la pena saciar, sería el de conformar mi corazón con el tuyo. Pero, al mismo tiempo que poseo esta profunda ilusión, me dedico tan constantemente a perseguir aquellas metas que me obstaculizan tal deseo. Soy tan débil, frágil, voluble. Me conozco y al mismo tiempo no me conozco. El día de hoy cometo los errores que el día de ayer me había propuesto abandonar. Mis apegos se tornan cada vez más complicados y me encuentro lejos de la sencillez. Sí, como los fariseos, descuido lo más importante. Vivo continuamente mirando al exterior, no sólo mío, sino también el de los demás. Y pocas o ninguna vez hago una pausa para contemplar qué es lo que se encuentra en mi interior, como en el de los demás.
Quiero pedirte perdón por ceder constantemente a la tentación del componer mi día a día sin mirar alguna vez al cielo. Perdóname, Dios mío, por marchar tan inconscientemente hacia las cosas que me alejan de mi fin.
Aclárame la vista, pues quiero de verdad volverme a Ti.
Renueva mi esperanza de poder asemejarme a Ti.
No permitas que me pierda entre las confusiones que me alejan de tu amor. Ayúdame a vivir con sencillez, y a trabajar por alcanzar más bien una belleza interior, aquella que sólo tus ojos pueden ver.
Si hay algo que me hace feliz, es que Tú hayas venido a los tuyos a enseñarnos a vivir para jamás morir, aprendiendo a descubrir lo único esencial de nuestras vidas. Así quiero hacerlo con la mía en este día, caminar como Tú, mirar como Tú, obrar y sentir como Tú. Limpia por dentro mi vaso con tu amor, purifícame, Señor, y podré ofrecer luego tu amor a los demás también.
«Aquellos fariseos eran muy religiosos en la forma, pero no estaban dispuestos a compartir la mesa con los publicanos y los pecadores; no reconocían la posibilidad de un arrepentimiento y, por eso, de una curación; no colocan en primer lugar la misericordia: aun siendo fieles custodios de la Ley, ¡demostraban no conocer el corazón de Dios! Es como si a ti te regalaran un paquete, donde dentro hay un regalo y tú, en lugar de ir a buscar el regalo, miras sólo el papel que lo envuelve: sólo las apariencias, la forma, y no el núcleo de la gracia, ¡del regalo que es dado!»
(S.S. Francisco, audiencia del 13 de abril de 2016).
Reflexión
Jesús se irrita con los escribas y fariseos porque no ponen en práctica los dictámenes más importantes de la ley: la justicia, la misericordia, la fidelidad, la comprensión.
Como jefes espirituales del pueblo judío parece que han hecho de la religión un "club" en el que sólo tienen acceso unos cuantos hombres instruidos y elegidos entre ellos, mientras que el resto del pueblo forman parte de la plebe ignorante.
Jesús conocía sus intenciones y por eso les recuerda que su principal tarea es la del amor misericordioso y la de la fidelidad del testimonio. ¿Cuántas veces en nuestra vida puede sucedernos algo similar, en donde siendo los líderes espirituales de una familia, de un grupo de amigos, convertimos la fe en un conjunto de leyes que los demás deben cumplir pero que no les ayudamos a vivir mejor su fe con nuestro testimonio en el amor?
No olvidemos que es el amor lo que da sentido a toda nuestra vida y que sin él, como dijo san Pablo "no somos nada". Saquemos de este evangelio la lección del amor y compresión a los demás y busquemos hacer un acto de caridad o un favor a quien sea.
Propósito
Buscar «ser» más y mejor persona, en vez de hacer cosas para «parecer» buen cristiano.
Diálogo con Cristo
Oh, Espíritu de santidad, ven y renueva mi corazón en esta oración. Ven, Espíritu de amor, de paz, y enséñame a ser auténtico y coherente con mi fe para llegar a ser benevolente, lleno siempre de amor y comprensión con todos, especialmente con los más cercanos. Ayúdame a corresponderte con un amor fiel, verdadero y apasionado.
Bondad y felicidad
Cristiano de hoy
No querer estar bien, sino a hacer el bien, y así estaremos todos mucho mejor.
Por: Llucià Pou i Sabaté | Fuente: Catholic.net
Todos queremos ser felices, pero no tenemos un “dispositivo” para conseguir directamente la felicidad: la publicidad muchas veces engaña, al ofrecer algo muy por encima de lo que da aquel producto. Tenemos el placer y riqueza y todo esto como sucedáneos que duran poco; la felicidad hay que buscarla principalmente en las cosas espirituales (conocer y amar), a través de la potencia volitiva, que está en querer lo bueno: he de orientar mi vida –como decía Manzoni- no a estar bien, sino a hacer el bien, y así estaremos todos mucho mejor; es decir no he de querer ser feliz, sino bueno, y haciendo cosas buenas soy feliz, porque me convierto en bueno. Un «hombre bueno» es la manera que tenemos de honrar una persona cabal.
Al estudiar la ética filosófica se entiende que el hombre tiende a la felicidad pero ésta consiste en satisfacer todas sus funciones lo cual implica que a través de sus facultades superiores puede conocer cómo sentirse realizado (inteligencia) y cómo realizar esa plenitud (voluntad). Pero la voluntad consiste en el querer y esta facultad no busca estar bien sino que tiende a través de la libertad escoger lo que es bueno. Es decir que la voluntad como objeto de sus operaciones no tiene el ser feliz, sino lo que aparece como bueno a sus “apetencias”.
Por eso dice Manzoni que lo importante no es estar bien sino hacer el bien y así estaremos todos mucho mejor. Podría decirme a mí mismo que “esencial y radicalmente no he de querer ser feliz, sino bueno. Y es así como “de rebote” seré feliz.» En cambio, la búsqueda del placer me lleva a la insatisfacción. Puede parecer complicado, que la felicidad se adquiere no directamente sino “de rebote” cuando hago el bien, pero la más cruel de las desventuras es el engaño de mostrar la felicidad en señuelos pasajeros que dejan rastro de vaciedad.
Pero aún hay que dar otro paso, pues la voluntad tiende al bien pero el bien supremo es el amor. Es más, el hombre –imagen de Dios, que es amor- se realiza cuando –como el modelo de su ejemplar- vive de amor, reconoce el amor y se dedica a amar, la felicidad es propia de un corazón enamorado, del que sabe querer. En definitiva, para ser buenos no hay que hacer cosas bien en un sentido de moral de obligación, sino que se han de unir las dos cosas: el bien y el amor. Porque ella es siempre la consecuencia -¡no buscada!- de la propia perfección, de la propia bondad. Y para ser buenos, hay que olvidarse por completo de uno mismo y querer procurar el bien de los demás, recuerda Tomás Melendo: “hay que aprender a amar. Únicamente entonces, cuando la desestimemos plenamente, nos sobrevendrá, como un regalo, como un don inesperado, la felicidad. El amor, sólo el amor, engendra la dicha”.
El gozo se alcanza siempre al tener lo bueno que se buscaba, y así desde el placer que es el gozo más sensible hasta el éxtasis –salir de uno mismo- que es el más sublime. En todos los casos, es siempre consecuencia de tender a lo que se ve como bueno y cuando se busca el gozo en sí mismo se aborta.
El goce de la felicidad es consecuencia del amor, señal de plenitud en la realización personal, como decía Aristóteles, «querer al otro en cuanto otro», es decir, amar. O como dice la moderna fenomenología de Gehlen y Plessner: la superioridad del hombre sobre los animales es la aptitud para olvidarse del propio bien y querer y procurar el bien de los otros (no pensar en que me quieran, sino en querer). Entonces volvemos a confirmarnos en que somos imagen de Dios, quien obra por amor, pone el amor, y quiere sólo amor, correspondencia, reciprocidad, amistad: y puesto que el hombre es imagen del Amor, se realiza también cuando ama, cuando vive de amor, y si no, no es hombre, es hombre frustrado, autorreducido a cosa. Como dice “Gaudium et spes” del Vaticano II, «el hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha amado por si misma, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás», es decir en el éxtasis, la donación amorosa. El hombre bueno es quien hace el bien a los demás, y el hombre malo el que es egoísta y perjudica a los demás, pero entonces se autodestruye pues renuncia a ser hombre. Pero el mal no tiene la última palabra, existe el perdón: pues el amor es fecundo y tiene frutos, hijos: la fecundidad del amor es su hijo, que es el perdón. Como fruto del amor viene la misericordia que mueva a perdonar todo, y entonces es verdad que “amar es no tener que decir nunca lo siento”, pues está el perdón “englobado” en el amor, metido dentro de él como al “baño maría”.
¿Estás en crisis y buscas ser feliz? 7 consejos de Santa Teresa que no fallarán
Pregúntate dónde están tus seguridades, ¿en el banco, en la empresa, en mi fama, en mi dinero?
Todo el mundo habla de felicidad hoy en día. Si tienes el coche último modelo, serás feliz; si adquieres el departamento en la playa, serás feliz; si asciendes en tu trabajo, serás feliz; y así muchas situaciones más. Pero, ¿realmente crees que la felicidad las dan las cosas, los objetos, los «éxitos»? Santa Teresa de Jesús pasó por un tiempo deconversión incluso después de haberse consagrado a Dios como religiosa carmelita. También, al igual que muchos, ponía sus esperanzas en cosas temporales, sin fijarse en el Dios eterno al cual seguía. Pero un buen día, años después de entrar en el convento, Jesús tocó su corazón y ella respondió con generosidad. Su vida cambió desde ese encuentro con el Señor. Todos podemos dejarnos encontrar por el Señor. En ese momento tu mirada se posará sobre las cosas que realmente valen la pena.
He aquí una oración de Santa Teresa en la que resume su experiencia dando 7 consejos para encontrar la felicidad verdadera y aferrarnos a Dios, lo más importante de nuestra vida.
Nada te turbe
«Eleva el pensamiento, al cielo sube. Por nada te acongojes, nada te turbe»
La turbación comienza cuando la mirada se posa sólo sobre cosas terrenas. El alma se ve intranquila. No hay paz interior. Busco, pero no encuentro. ¿Te ha pasado alguna vez? Si eres hombre de misa dominical, de rosario y oraciones durante el día, y te pasa esto, no te inquietes que es normal. La invitación de Jesús a través de Santa Teresa es a elevar el pensamiento. Esto significa dejar nuestra visión terrena del mundo para ver con los gafas de la fe todo lo que sucede. Guerras, conflictos, odio, todo esto tiene lugar en el corazón de Jesús. Abandona tus preocupaciones en Él. No te inquietes. Ocúpate de presentarle tu oración a Dios y verás que Él se encargará. Una vez que lo dejes todo en su corazón, te verás libre de las cosas terrenas y tendrás más fuerzas para afrontar el mundo. Pero necesitas dejarlo todo en sus manos, eso es fe, eso es confianza en Dios. Él es el dueño del universo, el creador, déjaselo todo elevando tu mirada al cielo.
«Pero él les dijo: ¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo. » (Lucas 24:38-39)
Nada te espante
«A Jesucristo sigue con el pecho grande, y venga lo que venga nada te espante»
Nosotros seguimos a Jesús. Nuestra esperanza está puesta sobre Él. Pero hay que tener coraje para ser católico. No es fácil defender nuestra fe en una sociedad casi sin valores. No imponemos una creencia, sino que iluminamos con la verdad las tinieblas del error. ¡Grande es nuestra misión! ¿Lo creemos así? Tener un pecho grande es saberse en el camino correcto. Es tener valor para la lucha, que ciertamente utiliza otras armas: el amor, el perdón, la verdad, la fe… Por eso, cuando anuncies a Cristo, no tengas miedo al qué dirán,a lo que piensen los demás, porque es tu propio tesoro, es tu corazón lo que comunicas. Nada te espante, nada en la vida. El temor es como la morfina, adormece y a veces paraliza. No necesitamos de morfina cuando tenemos a Cristo. Con él podemos afrontar cualquier cosa. Venga lo que venga nada me alejará del Señor. Es un don que hay que pedir. Nunca termines tu oración sin pedirle a Dios este don, el donde de fortaleza.
«¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿los peligros?, ¿la espada? Pero en todo esto salimos vencedores gracias a aquel que nos amó. Pues estoy seguro de que ni la muerte ni la vida ni los ángeles ni los principados ni lo presente ni lo futuro ni las potestades ni la altura ni la profundidad ni otra criatura alguna podrá separarnos del amor de Diosmanifestado en Cristo Jesús Señor nuestro» (Romanos 8:35.37-39)
Todo se pasa
«¿Ves la gloria del mundo? Es gloria vana. Nada tiene de estable, todo se pasa»
Mira a tu alrededor, ¿qué ves? ¿Percibes la «gloria del mundo»? Dinero, adquisiciones, compras y ventas, transacciones, fama, éxito, reconocimiento, poder. Todo esto es gloria vana. ¿De qué sirve? ¿Acaso se puede llevar consigo después de morir? Todo esto perece, muere. Imagínate luchar 80 años por la fama, por el éxito, por dinero y luego, al ya poseerlo todo, morir. Trabajaste en vano, ¿qué disfrutaste? Pues la gloria del mundo es vana por esto mismo. No te sirve de mucho. En cambio luchar por la gloria eterna de estar junto a Dios sí que tiene valor. Hay que quitarse el prejuicio de que ser católico es estar reprimido, no ser libre, atado a leyes y normas que esclavizan. ¡Esa es una mentira del porte de un buque! Mientras más cerca de Dios, más libre serás. Mientras más desprendido de las cosas del mundo, más libre serás. Mientras más alejado de las tentaciones del mal, más libre serás. ¡No hay por dónde perderse! Que la gloria vana te sirva de ejemplo para buscar la gloria celestial, esa gloria que sí vale la pena luchar, esa gloria que aquí te hará feliz y se contagiará a los demás sin tú saberlo.
«Porque momentáneamente y leves son los sufrimientos que, a cambio, nos preparan un caudal eterno e insuperable de gloria; a nosotros que hemos puesto la esperanza, no en las cosas que se ven, sino en las que no se ven, pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas » (2 Corintios 4:17-18)
Dios no se muda
«Aspira a lo celeste que siempre dura. Fiel y rico en promesas, Dios no se muda»
Suele pensarse que Dios es como una fábrica de helados, que puedo amoldarlo a mis propios gustos. Quiero una bolita de chocolate y una de frambuesa con chispas de chocolate. Si no te dan lo que pides, no lo pagas y no te lo comes. Pues así no es Dios. Dios es el Padre, y un papá no te da siempre lo que quieres, te da lo que necesitas. Un papá sabe qué es mejor para sus hijos, porque los conoce. Un papá porque ama a sus hijos les corrige y les regaña de vez en cuando. Un papá quiere lo mejor para su hijo. ¡Cuánto más Dios con nosotros! Pero ahí vamos de nuevo queriendo que nos cumpla, que nos dé, que nos haga un milagro, una y otra vez. ¡Espérate un poco, Dios no es una fábrica a tu gusto! A veces te toca esperar porque alguien llega antes que tú. Aunque creas que Dios está alejado de ti, que no te mira, debes saber que Él es el más presente en tu vida. Cada respiro tuyo está custodiado por Él. Confía en Dios. Déjate moldear y corregir por Él. Siempre te dará lo que necesitas, no siempre lo que quieras.
« …han olvidado aquella exhortación que se les dirige como a hijos: “Hijo mío, no desprecies la corrección del Señor, ni te desalientes cuando él te reprenda; porque el Señor corrige a quien ama, y castiga a quien recibe como hijo”. Dios los trata como a hijos y les hace soportar todo esto para que aprendan. Pues, ¿qué hijo hay a quien su padre no corrija? » (Hebreos 12:5-7)
La paciencia todo lo alcanza
«Ámala cual merece bondad inmensa, pero no hay amor fino sin la paciencia. Confianza y fe viva mantenga el alma, que quien cree y espera todo lo alcanza»
La paciencia es un fruto del Espíritu Santo que hoy yace en el olvido. Y es que el mundo con tanta tecnología e innovación nos hace todo express, rápido, ¡ya! Eso de esperar no goza de mucha fama. Se dice que la paciencia es la ciencia de la paz: estar en paz con uno mismo, con los demás y con Dios. Es, también,esperar sin inquietud sabiendo que todo llegará a su tiempo. Pero, ¡cuán difícil es esto! De nuevo el mismo consejo: ¡hay que pedírselo al Señor! El secreto está en pedirlo. No hay amor fino sin la paciencia, no hay. Falta paciencia en las parejas, en los matrimonios, en las relaciones de hermanos, en el trabajo, en la vida religiosa. A todos nos hace falta la paciencia. Con confianza y fe viva podemos tener la certeza de que todo lo alcanzaremos. «Es que quisiera mejorar mi relación con mi esposa…» ¡Paciencia! «Es que me gustaría cambiar mis defectos…»¡Paciencia! «Es que ya no sé qué hacer con mi hermano que está muy rebelde…» ¡Paciencia! Tener paciencia es importantísimo, claro, sin descuidar la fe, la esperanza y el amor, pero siempre con paciencia.
«Considerad como un gran gozo, hermanos míos, el estar rodeados por toda clase de pruebas, sabiendo que la calidad probada de vuestra fe produce la paciencia en el sufrimiento; pero la paciencia ha de ir acompañada de obras perfectas para que seáis perfectos e íntegros sin que dejéis nada que desear. Si alguno de vosotros está a falta de sabiduría, que la pida a Dios, que da a todos generosamente y sin echarlo en cara, y se la dará. Pero que la pida con fe, sin vacilar; porque el que vacila es semejante al oleaje del mar, movido por el viento y llevado de una a otra parte » (Santiago 1:2-6)
Quien a Dios tiene nada le falta
«Del infierno acosado aunque se viere, burlará sus furores quien a Dios tiene. Vénganle desamparos, cruces, desgracias; siendo Dios su tesoro nada le falta»
Aquí, dos cosas que decir. La primera es que no nos podemos permitir que el pecado nos obstaculice el llegar a Dios. ¡Jamás! El pecado no nos debe hundir en el charco de la desesperación. Si pecas, te arrepientes y te confiesas, y Dios te perdona, ¡y vuelves a empezar arrepentido de tus faltas! Pero no te desanimes nunca. Hay una cosa que debes saber y que el Papa Francisco ha dicho mucho: ¡Jamás dialogues con el demonio! Así que levanta el rostro y camina que, si tienes a Dios, el furor del mal no penetrará en ti. Lo segundo es que para un católico Dios es su tesoro. Si así lo crees, no buscarás jamás pepitas de oro en los ríos del mal. Imagina un gran cofre lleno de joyas y perlas preciosas, pues mucho mayor que eso es Dios para nosotros. ¡Dios es lo máximo! Venga lo que venga estará en Él mi felicidad. Ynada me falta, no tengo nada que envidiarle a otros, más aún, este tesoro que es Dios se puede compartir con todos y jamás se agota. Con un tesoro así, ¿quién no sería feliz? No es fábula ni cuento, es real. Siendo Dios su tesoro, nada le falta.
« No amontonen tesoros en esta tierra, donde la polilla y la herrumbre echan a perder las cosas, y donde los ladrones perforan los muros y roban. Amontonen mejor tesoros en el cielo… Porque donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón. » (Mateo 6:19-21)
¡Sólo Dios basta!
«Id, pues, bienes del mundo; id, dichas vanas. Aunque todo lo pierda, ¡sólo Dios basta!»
Pregúntate dónde están tus seguridades, ¿en el banco, en la empresa, en mi fama, en mi dinero? Ya hablamos que todo esto se pasa. Si vivieras en la calle, sin nada, sin teléfono, sin ropa de lujo, sin comodidades, ¿seguirías amando a Dios? ¡Eso es! Aunque todo lo pierdas deberías seguir fiel al Señor. Pero a veces tenemos un pie en la Iglesia y el otro en las cosas del mundo. Hay que dar el paso definitivo. Cuando nuestra única seguridad es el amor de Dios las cosas cambian, se transforman. ¡Qué me importan las cosas materiales, si tengo esto o lo otro, mi único bien está en el Señor! Sólo Dios basta, sólo Dios llena el corazón, sólo Dios te da la plenitud. ¿Tan difícil es entender esto? ¡Dios mío, pero es que Dios nos lo da todo, todo! Y aun así reclamamos. Ponerse las gafas de la fe y dar el paso que nos falta hacia Dios es ahora nuestra tarea. ¡Decídete ya!
«Y más aún: juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo… No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús. » (Filipenses 3:8.12)
Que estos 7 consejos de Santa Teresa de Jesús nos ayuden a ver las pequeñas cosas de la vida, lo que realmente importa, a fijar la mirada en Dios hacia lo alto. El católico se mantiene firme a su fe porque se sabe amado por Dios, ha experimentado su misericordia y le ve a través de los hermanos. Si nuestra visión se convirtiera a Dios, haríamos de este otro mundo. Alegrémonos de ser instrumentos del Señor. Mantengamos la fe viva, la esperanza constante y el amor ardiente; y digamos con Santa Teresa: Nada te turbe, nada te espante. Todo se pasa Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene nada le falta. Sólo Dios basta.
Mujeres diaconisas
Seis hombres y seis mujeres, entre ellos tres españoles, forman parte del comité
El Vaticano crea su primera comisión paritaria para decidir si la mujer puede ser diaconisa
Algunos de los participantes designados por el Papa abogan por ir más allá y aprobar el sacerdocio femenino
Redacción, 23 de agosto de 2016 a las 10:31
Al menos una tercera parte de los miembros de la comisión establecida por Francisco han reivindicado que las mujeres participen al más alto nivel en la toma de decisiones en la Iglesia católica
(Jesús Bastante).- ¿Podrán las mujeres del siglo XXI equipararse, al fin, a los hombres, en la Iglesia católica? La institución de tradición machista ha comenzado a plantear la cuestión que marcará el debate entre católicos conservadores y progresistas en los próximos meses. Durante un encuentro con religiosas, el papa Francisco se comprometió en mayo a estudiar la cuestión del diaconado femenino -estadio anterior al sacerdocio-, una práctica habitual en la Iglesia primitiva que la imposición del patriarcado tras los primeros siglos del cristianismo acabó marginando. Más de la mitad de los católicos del mundo son mujeres. El Papa anunció la creación de una comisión de estudio para debatir y, en su caso, aprobar, la participación de las mujeres en el diaconado. Según el Concilio Vaticano II, entre las funciones del diácono se encuentran laadministración del bautismo y la eucaristía, la celebración del matrimonio, la extrema unción y presidir el culto, tareas hasta la fecha exclusivamente reservadas a los sacerdotes. Los diáconos no pueden consagrar o perdonar los pecados. Dicha comisión, que se reunirá por primera vez en los próximos días, estará compuesta por doce miembros, de los cuales la mitad son mujeres. Se trata de la primera vez en la historia que Roma auspicia la paridad. El grupo estará presidido por el jesuita español Luis Francisco Ladaria, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y en el mismo formarán parte otros dos españoles: la religiosa Nuria Calduch y el teólogo Santiago Madrigal.
Al menos una tercera parte de los miembros de la comisión establecida por Francisco han reivindicado que las mujeres participen al más alto nivel en la toma de decisiones en la Iglesia católica. La teóloga estadounidense Phyllys Zagano lleva años defendiendo que la Iglesia vuelva a la práctica de la ordenación de mujeres diaconisas. "Espero participar en una discusión seria no solo acerca de la historia de las mujeres en el diaconado sacramental en el cristianismo, sino de las posibilidades para el futuro", afirmó la profesora al conocer su designación.
En sus estudios, Zagano ha demostrado que en los primeros siglos del cristianismo las mujeres eran ordenadas "al mismo nivel que los hombres", y que la identificación exclusiva del hombre con Cristo -germen de la actual desigualdad- no vino sino después del Concilio de Nicea (siglo IV).
A su vez, los sacerdotes Bernard Pottier y Karl-Heinz Menke, y la religiosa Mary Melonesubrayan la urgencia de recuperar el "vital ministerio" que las mujeres desempeñaron en las primeras comunidades cristianas, cuando aún no existía la separación absoluta entre los pastores (solo hombres) y los fieles.
En un estudio publicado hace años, Pottier defiende cómo durante los primeros siglos del cristianismo "las diaconisas formaban indiscutiblemente parte del clero", mientras que Menke postula que las mujeres "tienen derecho" a reclamar "una mayor responsabilidad" en la Iglesia.
¿Cómo? El teólogo apunta a que "el Papa podría cambiar la ley eclesiástica de tal manera que se facilite que órganos de la Iglesia, compuestos igualmente por hombres y mujeres, pudieran elegir a los obispos y también al Papa". Esto es: que las mujeres formen parte del mismísimo Colegio Cardenalicio.
Por su parte, sor Mary Melone, la primera mujer rectora de una Universidad de la Santa Sede (la Pontificia Universidad Antonianum en Roma), declaró recientemente la urgencia de que "la autoridad de las mujeres ayude a crecer a la Iglesia". Para la religiosa, se llegue a hablar o no de sacerdocio, "lo importante es que no haya excusa como para excluir a las mujeres la posibilidad de que aspiren a papeles decisorios en el seno de la Iglesia".
La comisión está formada por miembros de todas las sensibilidades. Así, el teólogo español Santiago Madrigal asegura que para poder ser diácono la mujer debería "recibir el sacramento del orden", algo que supondría "modificar el Código de Derecho Canónico, porque no está prevista la ordenación femenina". Así pues, en su opinión, una hipotética apertura al diaconado en ningún caso supondría dar carácter sacramental a las mujeres diáconos.
En todo caso, surgen muchas preguntas prácticas: ¿podrán acceder al ministerio solamente religiosas o, también, mujeres casadas y célibes? ¿Cómo se articularía el discernimiento vocacional y la formación? ¿Cómo se organizaría la vinculación afectiva y jurídica a las diócesis, parroquias, comunidades cristianas? ¿Conllevaría este ministerio un compromiso económico por parte de la comunidad cristiana?
La discusión sobre el diaconado femenino no es nueva. Durante la pasada asamblea del Sínodo de los Obispos, que tuvo lugar en el Vaticano en octubre de 2015, el arzobispo canadiense Paul-André Durocher avanzó el tema.
"El Sínodo debería reflexionar seriamente sobre la posibilidad de permitir el diaconado femenino, porque abriría el camino a mayores oportunidades para las mujeres en la vida de la Iglesia", señaló. "En donde fuese posible, a mujeres calificadas se les debería asignar posiciones y autoridades de decisión en las estructuras eclesiásticas", añadió. Ahora, será la comisión y, finalmente, el Papa, quienes puedan decidir poner la primera piedra para acabar con casi dos milenios de marginación de la mujer en la Iglesia.