«Ven y verás»
- 24 Agosto 2016
- 24 Agosto 2016
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Evangelio según San Juan 1,45-51.
Felipe encontró a Natanael y le dijo: "Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret". Natanael le preguntó: "¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?". "Ven y verás", le dijo Felipe. Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: "Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez".
"¿De dónde me conoces?", le preguntó Natanael. Jesús le respondió: "Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera". Natanael le respondió: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel".
Jesús continuó: "Porque te dije: 'Te vi debajo de la higuera', crees . Verás cosas más grandes todavía". Y agregó: "Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre."
Fiesta de san Bartolomé, apóstol
San Bartolomé, apóstol
Fiesta de san Bartolomé, apóstol, a quien generalmente se identifica con Natanael. Nacido en Caná de Galilea, fue presentado por Felipe a Cristo Jesús en las cercanías del Jordán, donde el Señor le invitó a seguirle, agregándolo a los Doce. Después de la Ascensión del Señor, es tradición que predicó el Evangelio en la India y que allí fue coronado con el martirio.
patronazgo: patrono de varias ciudades europeas, de los mineros, albañiles, agricultores, viticultores, pastores, trabajadores del cuero, curtidores, talabarteros, zapateros, sastres, panaderos, carniceros, y comerciantes del aceite y el queso (en Florencia); protector contra las enfermedades de la piel y nerviosas.
tradiciones, refranes, devociones: Por san Bartolomé, tormenta ha de haber.
Otoñada derechera, por San Bartolomé, el agua primera.
(variante del mismo:) Para que la otoñada sea buena, por San Bartolomé las aguas primeras.
L'eve de Saint Dzouan tôte le pan; La plodze de Saint Loren arreuve dzeusto a ten; Me a Saint Bartolomé gneun n'en vout më (francoprovenzal: El agua por San Juan se lleva el pan; La lluvia de San Lorenzo llega justo a tiempo; Pero por San Bartolomé, nadie quiere más.)
refieren a este santo: San Gregorio el Iluminador, San Simeón
A este santo (que fue uno de los doce apóstoles de Jesús) lo pintaban los antiguos con la piel en sus brazos como quien lleva un abrigo, porque la tradición cuenta que su martirio consistió en que le arrancaron la piel de su cuerpo, estando él aún vivo. Parece que Bartolomé es un sobrenombre o segundo nombre que le fue añadido a su antiguo nombre que era Natanael (que significa "regalo de Dios").
Muchos autores creen que el personaje que el evangelista San Juan llama Natanael, es el mismo que otros evangelistas llaman Bartolomé. Porque San Mateo, San Lucas y San Marcos cuando nombran al apóstol Felipe, le colocan como compañero de Felipe a Natanael. El evangelio de San Juan la narra de la siguiente manera: "Jesús se encontró a Felipe y le dijo: "Sígueme". Felipe se encontró a Natanael y le dijo: "Hemos encontrado a aquél a quien anunciaron Moisés y los profetas. Es Jesús de Nazaret". Natanael le respondió: " ¿Es que de Nazaret puede salir algo bueno?" Felipe le dijo: "Ven y verás". Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: "Ahí tienen a un israelita de verdad, en quien no hay engaño" Natanael le preguntó: "¿Desde cuando me conoces?" Le respondió Jesús: "antes de que Felipe te llamara, cuando tú estabas allá debajo del árbol, yo te vi". Le respondió Natanael: "Maestro, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel". Jesús le contestó: "Por haber dicho que te vi debajo del árbol, ¿crees? Te aseguró que verás a los ángeles del cielo bajar y subir alrededor del Hijo del Hombre." (Jn. 1,43 )- Desde entonces nuestro santo fue un discípulo incondicional de este enviado de Dios, Cristo Jesús que tenía poderes y sabiduría del todo sobrenaturales. Con los otros 11 apóstoles presenció los admirables milagros de Jesús, oyó sus sublimes enseñanzas y recibió el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego. Para San Bartolomé, como para nosotros, la santidad no se basa en hacer milagros, ni en deslumbrar a otros con hazañas extraordinarias, sino en dedicar la vida a amar a Dios, a hacer conocer y amar mas a Jesucristo, y a propagar su santa religión, y en tener una constante caridad con los demás y tratar de hacer a todos el mayor bien posible.
Filomeno de Mabboug (¿-c. 523), obispo de Siria Homilía nº 4, 76-79
«Ven y verás»
Jesús renovó a los santos apóstoles la llamada que había dirigido a Abraham. Y su fe se parecía a la de Abraham; porque lo mismo que Abraham obedeció inmediatamente después de ser llamado (Gn 12), también los apóstoles siguieron a Jesús inmediatamente que les llamó y ellos le oyeron. No es a través de una larga enseñanza que han llegado a ser discípulos, sino por el mero hecho de haber escuchado la palabra de la fe. Porque su fe era viva, tan pronto como oyó la voz viva, obedeció a la vida. Sin retraso corrieron en pos de él; y se ve en este mismo hecho que en su corazón eran ya discípulos incluso antes de ser llamados.
Con ello se ve cómo trabaja la fe que conserva la simplicidad. No es a base de argumentos que recibe la enseñanza, sino que de igual manera que un ojo sano y puro, sin razonar ni trabajar, recibe el rayo de sol que se le envía y percibe la luz en cuanto abre el ojo... de la misma manera los que tienen la fe natural reconocen la voz de Dios en cuanto la oyen. Se levanta en ellos la luz de su palabra, y gozosamente se lanzan hacia ella y la reciben, tal como lo dice el Señor en el Evangelio: «Mis ovejas escuchan mi voz y me siguen» (Jn 10,27).
El encuentro de Jesús con Natanael
Fiesta Bartolomé apóstol. Bartolomé permaneció vacilante hasta que escuchó las palabras de Jesús... ¡alabándole!
Del santo Evangelio según san Juan 1, 45-51
En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dice: Aquel de quien escribieron Moisés y la Ley y los Profetas lo hemos encontrado: a Jesús, hijo de José, de Nazaret. Natanael le replicó: ¿De Nazaret puede salir algo bueno? Felipe le contestó: Ven y verás. Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño. Natanael le contesta: ¿De qué me conoces? Jesús le responde: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. Natanael respondió: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel. Jesús le contestó: ¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores. Y le añadió: Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del Hombre.
Oración introductoria
Jesús, eres el hijo de Dios, el rey de mi vida y mi mejor amigo, maestro y pastor. Me tomas de la mano y me conduces al Padre. Me insistes en la conversión, pues sólo un corazón decidido puede a orar en la fe. Ayúdame a orar disponiendo mi corazón para hacer la voluntad del Padre.
Petición
Señor, concédeme buscar la santidad en la coherencia y en el cumplimiento de tu voluntad.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Cadena de encuentros
«Ven y lo verás». Cada uno de nosotros ha llegado a conocer a Cristo gracias a otra persona. Un sacerdote nos bautizó y nos da los demás sacramentos; en casa o en la parroquia nos enseñaron el catecismo; seguramente algún amigo o amiga en concreto nos ha atraído más hacia la fe... En cada cristiano, a lo largo de los siglos, se repite el evento de Felipe, Natanael y Jesús.
Gracias, Señor, por todos aquellos que me han llevado a Ti. ¿Qué sería de mí sin la ayuda de mis papás, de los sacerdotes, de mis amigos y hermanos en la fe? Gracias, Jesús, porque entraste en mi vida gracias a las personas que amo y sé que me aman; gracias por ser ese tesoro que he recibido de otros. Gracias, por la oportunidad de venir y verte, de conocerte más de cerca y de descubrir tu amor. Gracias porque, siendo el Hijo de Dios, has querido vivir entre nosotros.
Quien ha conocido a Cristo, ha recibido el mayor don de esta vida. Pero con el don viene una responsabilidad. ¡Cuánta gente no ha escuchado hablar de Cristo! ¡Cuántos saben de Él, pero no lo conocen en realidad, y por eso no lo aman! Y cuántos de ellos viven a nuestro lado, trabajan junto a nosotros, pasan por nuestras mismas calles. No podemos guardarnos el mayor tesoro de la humanidad para nosotros mismos. Tenemos que compartirlo, transmitir la gran noticia: ¡hemos encontrado a Aquél que tanto anhela el corazón humano!
Jesucristo, Tú tienes el gran deseo de que todos te conozcan, para que encuentren el verdadero Amor del Padre. Pero has querido hacerte necesitado de mi boca para hablar de Ti. Cuenta conmigo. Aquí mismo donde vivo, en mi puesto de trabajo, entre mis amigos, sé que algunos no te conocen. Dame ese fuego misionero, la gracia de transmitir el encuentro contigo.
«Dios nos ha escogido y bendecido con un propósito: “Para que fuésemos santos e irreprochables en su presencia”. Nos eligió a cada uno de nosotros para ser testigos de su verdad y su justicia en este mundo. Creó el mundo como un hermoso jardín y nos pidió que cuidáramos de él. Pero, con el pecado, el hombre desfiguró aquella belleza natural; destruyó también la unidad y la belleza de nuestra familia humana, dando lugar a estructuras sociales que perpetúan la pobreza, la falta de educación y la corrupción.»
(Homilía de S.S. Francisco, 18 de enero de 2015).
Reflexión
¿De este pueblo tan pequeño puede salir algo bueno? Estas fueron las palabras que San Bartolomé, también llamado Natanael, dijo a Felipe, sorprendido ante la noticia de que había un gran hombre venido desde Nazaret.
Natanael permaneció vacilante hasta que escuchó las palabras de Jesús, alabándole. Cristo demuestra que conoce perfectamente el interior del hombre, y por eso se permite elogiarle en público. ¿Y qué diría Jesús de nosotros? ¿Podría repetir las palabras que dirigió al santo que hoy contemplamos? Y tú, ¿qué opinión tienes de ti mismo?
Lo que en realidad somos está recogido en nuestra conciencia. Ella nos avisa ante la bondad o maldad de nuestros actos, antes y después de hacerlos. Por eso, el que actúa guiado por una conciencia recta, tiene la seguridad de llevar una vida honrada, ante sí mismo, ante los hombres y ante Dios.
Formar una buena conciencia es gran parte del secreto de nuestro obrar. ¿Y cómo se forma? Con criterios objetivos, válidos para todos y siempre. Por ejemplo, los diez mandamientos son la ayuda básica para saber qué debemos hacer y qué hay que evitar. Y una vez que hemos establecido fuertemente los principios, es necesario mantenerse firme en ellos.
Propósito
Restar importancia a mis puntos de vista, para estar más abierto a la opinión de los demás.
Diálogo con Cristo
Jesús, frecuentemente soy escéptico y desconfío en que puedo alcanzar la santidad, porque no me dejo transformar por tu gracia y no cumplo la voluntad de Dios. Por eso te pido, hoy, que abras mi espíritu, mi corazón, mi entendimiento, para que sepa reconocerte siempre y darte el lugar que te corresponde en mi vida.
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Hoy celebramos a san Bartolomé, apóstol Fue uno de los doce apóstoles. Permaneció con los demás después de la Ascensión de Jesús a los cielos.
Bartolomé, el hombre que se entusiasmó por Cristo
Si dejas a Dios de veras entrar en tu corazón, todo lo que anhelabas, esperabas, deseabas, se convertirá en realidad.
Vamos a contemplar en la figura del Apóstol Bartolomé el entusiasmo por Cristo de un hombre que poco antes, ante las palabras de Felipe, había dicho: ¿De Nazaret puede salir algo bueno?
San Juan nos trasmite una historia bellísima en el relato de la vocación de los primeros discípulos (Jn 1, 45-51). Felipe, a quien poco antes el Señor había llamado a su seguimiento, se encuentra con Natanael y le dice lleno de gozo: Aquel de quien, escribió Moisés en la ley, y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, el hijo de José, el de Nazaret. El bueno de Natanael le responde con un cierto aire de desconfianza: ¿De Nazaret puede haber cosa buena?. Poco después tras el encuentro de Jesús y Natanael, éste último exclama con ilusión y fuera de sí: "Rabbi, tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel", y todo porque el Maestro le había dicho que lo había visto debajo de la higuera. Parece una escena surrealista, pero encierra una gran verdad, que vamos a comentar.
¿De Nazaret puede haber cosa buena? (Jn 1,46). Natanael, tal vez acostumbrado ya a tantos falsos mesías que habían salido como estrellas fugaces en la historia del pueblo de Israel, se extraña de aquellas palabras tan encendidas de Felipe en las que le comunica que un tal Jesús, de Nazaret, hijo de José, es el anunciado por Moisés y los profetas. No es rara esta experiencia para el hombre de hoy y de siempre, que lo ha esperado todo de todo y de todos y casi siempre se ha visto a sí mismo sorprendido por la inconsistencia de las cosas. Por eso, Natanael se sorprende y responde con esa pregunta: ¿De Nazaret puede haber cosa buena?.
Este tipo de repuestas se encuentran en los labios de muchos hombres de hoy a propósito de cualquier nueva proposición de dicha ofrecida por la sociedad o por un amigo. La desilusión y la desconfianza se han instalado en ese corazón ya un poco seco y pasota del hombre moderno.
"Rabbí, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el Rey de Israel" (Jn 1,49). Después de que Felipe le invite a acercarse a Cristo y de que Cristo hable de su honradez y rectitud, son esas palabras de Cristo: "Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi", (Jn 1,48), las que mueven de una forma terrible el interior de Natanael y en un grito de admiración y de reconocimiento llama a Jesús "Hijo de Dios".
Para Natanael, tal vez un inquieto rabino o estudioso de las Escrituras, de repente la vida se ha iluminado con la presencia de aquel hombre que le ha presentado su amigo Felipe. En él ha encontrado de repente y de golpe a quien buscaba y lo que buscaba en una armoniosa síntesis. Es como si una vida ya al borde del desencanto se encontrara de repente con esa verdad que lo explica todo y llena de paz y felicidad el corazón. Todavía no sabe cómo, pero Natanael intuye que aquel hombre va a colmar todas sus expectativas.
"Has de ver cosas mayores" (Jn 1,50). Jesús le anuncia que aquella primera experiencia se va a multiplicar. Es como si le dijese: si dejas a Dios de veras entrar en tu corazón, todo lo que anhelabas, esperabas, deseabas, se convertirá en realidad. Y es que Dios es mucho más de lo que el hombre puede imaginarse. En realidad la felicidad que el hombre busca no es nada al lado de lo que Dios le ofrece. Dios siempre supera toda expectativa, todo deseo, toda esperanza. Natanael, el desconfiado, de repente ha quedado cogido por Cristo y un sentimiento de entusiasmo se apodera de él. En adelante será un don, una gracia, un privilegio servir a aquel Maestro que ya le había visto cuando estaba debajo de la higuera.
Si nosotros dejáramos a Dios entrar en nuestro corazón a fondo, si nosotros hiciéramos una experiencia auténtica de Dios, si nosotros nos liberáramos del miedo a abrir las puertas del corazón a Dios, también diríamos, llenos de entusiasmo y gozo, "Rabbí, Tú eres el Hijo de Dios".
Este Apóstol, con su admiración por Cristo, nos puede enseñar a nosotros, hombres de hoy, una serie de actitudes muy necesarias frente a las cosas de Dios, pues a lo mejor es posible que nuestra vida espiritual y religiosa esté impregnada de modos fríos, racionalistas, calculadores, lejanos todos ellos de ese talante alegre, cordial y humano que debe caracterizarnos como hijos de Dios. Hay que decir que a veces el debilitamiento en la fe de muchos hermanos nuestros ha sido culpa de no ver en la religión a una persona, sino sólo un conjunto de principios y normas. Si nuestra religión no es Cristo, si el porqué de nuestra fidelidad no es su Persona, si en cada mandamiento no vemos el rostro de Jesús, la religión terminará agobiándonos, porque se convertirá en un montón de deberes, sin relación a Aquél a quien nosotros queremos servir. Vamos, pues, a exponer algunas de las características que deben brillar en la vivencia de nuestra fe y de nuestros deberes religiosos.
Si Cristo, don de Dios al mundo, es lo mejor para el hombre, entonces es imposible no vivir con gozo y alegría profunda la fe, es decir, la relación personal del hombre con Dios. Muchas veces los cristianos con nuestro estilo de vivir la fe, marcado por la tristeza, la indiferencia, el cansancio, estamos demostrando a quienes buscan en nosotros un signo de vida una profunda contradicción. El cristianismo es la religión de la alegría y no puede producir hombres insatisfechos. Al revés, la religión vivida de veras, como fe en Jesucristo, confiere al hombre plenitud, gozo, ilusión. Frente a todas las propuestas de felicidad, que terminan con el hombre en la desesperación, Cristo es la respuesta verdadera que no sólo no engaña sino que colma mucho más de lo esperado. Esta certeza debe reflejarse en nuestro rostro, rostro de resucitados, rostro de hombres salvados.
Si Cristo está vivo y es Hijo de Dios, mi relación con él tiene que ser mucho más personal, cercana e íntima. Tal vez ha faltado en muchas educaciones religiosas ese acercamiento humano a la figura de Cristo, un acercamiento que nos permite establecer con él una relación más cordial y sincera, como la que se tiene con un amigo. Es fácil comprender por qué con frecuencia la vida de oración de muchos creyentes es árida, seca, distraída. No se entra en contacto con la Persona, sino sólo tal vez con una idea de Dios, aun dentro del respeto y de la veneración. De ahí el peligro para muchos hombres de racionalizar la misma oración, convirtiéndola en reflexión religiosa, pero no en experiencia de Dios. Lógicamente la fe se empobrece mucho así. Y no debe ser así. La fe ha de ser vivida como experiencia personal de Cristo, y por tanto en un clima de cordialidad y de cercanía.
Si Cristo es, en fin, la esperanza del mundo, de la que hablaron Moisés y los profetas, entonces hay que vivir en la práctica la fe con seguridad y convencimiento. Podemos dar la impresión los cristianos de que creemos en Cristo, pero no lo suficiente como para abandonar otros caminos de felicidad al margen de él, de su Evangelio, de su Persona. Y esto en la vida se convierte en una contradicción práctica. Aparentamos tener lo mejor, pero nos cuidamos las espaldas teniendo reemplazos. Es como si afirmáramos que tal vez la fe en Cristo no es del todo segura y cierta, que tal vez él nos puede fallar. El mundo necesita de nosotros hoy la certeza de nuestra fe, una certeza que nos lleve a quemar los barcos, porque ya no los necesitamos, seguros como estamos de que hemos elegido la mejor parte.
Conclusión. Cómo se necesita en estos momentos en nuestra vida de cristianos y creyentes estas características en nuestra relación con Dios: un estilo de fe lleno de gozo y de entusiasmo, una relación con Dios cercana y cordial, una certeza absoluta de Dios como lo mejor para el hombre de hoy. En esta sociedad en que por desgracia la fe se ha convertido en una carga, hacen falta testigos vivos de un Evangelio moderno y verdadero. En este mundo en que falta alegría en muchos cristianos que viven un poco a la fuerza su fe, hacen falta rostros alegres porque saben vivir su religión en la libertad. Y en este peregrinar hacia la eternidad en el que muchos creyentes miran hacia atrás acordándose de lo que dejan, hacen falta hombres que caminen con seguridad y certeza, sin volver los ojos atrás, hacia el futuro que Dios nos promete.
Terremoto en Amatrice (Italia).
En nombre de la CEE
El cardenal Blázquez expresa su dolor por el terremoto en Italia
Carta enviada a Angelo Bagnasco
Redacción, 24 de agosto de 2016 a las 13:19
- Francisco, emocionado tras el terremoto: "Saber que entre los muertos hay niños me conmueve mucho"
- Un fuerte terremoto sacude el centro de Italia y se siente en el Vaticano
Ofrecemos nuestras oraciones y sufragios por el descanso eterno de los difuntos, por el alivio de los heridos y por el consuelo en la fe de quienes han perdido sus seres queridos o sus pertenencias
El presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Ricardo Blázquez Pérez, en nombre de toda la Iglesia en España, expresa sus condolencias a toda la Iglesia y el pueblo italiano por el terremoto acaecido en el centro de Italia, a través de una carta enviada al presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Cardenal Angelo Bagnasco. En ella afirma que los obispos miembros de la conferencia Episcopal Española "se sientenunidos en el dolor a la Iglesia y al pueblo italiano. Ofrecemos nuestras oraciones y sufragios por el descanso eterno de los difuntos, por el alivio de los heridos y por el consuelo en la fe de quienes han perdido sus seres queridos o sus pertenencias".
Ofrecemos la carta íntegra: Emmo. Sr. Cardenal D. Angelo Bagnasco Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana
Eminencia Reverendísima:
Nos ha llenado de consternación la noticia del terremoto que ha sacudido a Italia, en la región de Lazio, en el Centro del país, causando varios muertos, numerosos heridos y la destrucción de muchos bienes materiales, especialmente viviendas, edificios públicos y templos.
Los Obispos miembros de la Conferencia Episcopal Española, con toda la Iglesia que peregrina en España, se sienten unidos en el dolor a la Iglesia y al pueblo italiano. Ofrecemos nuestras oraciones y sufragios por el descanso eterno de los difuntos, por el alivio de los heridos y por el consuelo en la fe de quienes han perdido sus seres queridos o sus pertenencias. Ruego a Vuestra Eminencia que transmita a los hermanos de la Conferencia Episcopal de Italia y a todo el pueblo italiano nuestros sinceros sentimientos de dolor por la catástrofe ocurrida y de esperanza en la pronta restauración. Aprovecho la ocasión para manifestarle mi consideración y aprecio en el Señor.
+ Ricardo Blázquez Pérez
Cardenal-Arzobispo de Valladolid
Presidente de la Conferencia Episcopal Española
Francisco, durante la audiencia de hoy
El Papa decide aplazar la catequesis semanal e improvisa un impresionante rezo del Rosario
Francisco, emocionado tras el terremoto: "Saber que entre los muertos hay niños me conmueve mucho"
La Iglesia italiana dona un millón de euros a la emergencia y convoca una colecta para el 18 de septiembre
Jesús Bastante, 24 de agosto de 2016 a las 10:03
Confíen en la caricia y el abrazo de toda la Iglesia, que en este momento desea abrazarlos con su amor materno
(Jesús Bastante).- El terremoto que esta madrugada sacudió el centro de Italia no impidió que decenas de miles de fieles desafiaran al miedo para acompañar al Papa Francisco en su primera audiencia general en la plaza de San Pedro. Pero no fue una audiencia normal: en un discurso escrito pocos minutos antes, el Papa pidió posponer la reflexión y sustituirla por el rezo de los Misterios Dolorosos del Rosario. "Escuchar decir al alcalde de Amatrice decir que el pueblo ya no existe, y saber que entre los muertos hay niños, me conmueve mucho", subrayó el Papa.çEl recuerdo de las víctimas -todavía no sabemos una cifra definitiva- se percibía en el ambiente, con un Pontífice algo más serio pero que no dejó de saludar, bendecir y besar a los niños que se le presentaban. Incluso, tomar varios tragos de un mate que le ofreció un fiel argentino. El jeep papal transitaba sin prisa por la plaza: el Papa parecía tener todo el tiempo del mundo para saludar. Especialmente a los bebés que el servicio de seguridad le llevaba en volandas. Tanto fue así, que la ceremonia arrancaba mientras Bergoglio continuaba saludando a los fieles.
La preocupación por el terremoto de Italia se unía a la esperanza por la firma del tratado de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC, auspiciado y defendido por este Papa, y principal razón por la que viajará la país latinoamericano en 2017.
"Había preparado la catequesis de hoy, como todos los miércoles, sobre el tema de la cercanía de Jesús", comenzó el papa, "pero ante la noticia del terremoto que ha golpeado el centro de Italia, devastando zonas enteras, y dejando muertos y heridos, no puedo dejar de manifestar mi gran dolor y cercanía a todas las personas presentes en los lugares azotados por los temblores. A todos los que han perdido a sus seres queridos y a las que todavía están afectadas por el miedo y el terror".
"Escuchar decir al alcalde de Amatrice decir que el pueblo ya no existe, y saber que entre los muertos hay niños, me conmueve mucho", subrayó el Pontífice, quien quiso "asegurar la oración" a todos los afectados, a quienes pidió que "confíen en la caricia y el abrazo de toda la Iglesia, que en este momento desea abrazarlos con su amor materno".
Tras agradecer el trabajo de voluntarios y profesionales con las víctimas, Francisco pidió a toda la plaza que "nos unamos en oración, para que por la intercesión de la Virgen María, el Señor Jesús, que siempre se ha conmovido ante el dolor humano, consuele estos corazones afligidos y les conceda la paz. Dejémonos conmover con Jesús".
"Por tanto, posponemos para la próxima semana la catequesis de este miércoles, y os invito a rezar una parte del Santo Rosario, los misterios dolorosos", señaló. La oración se llevó a cabo en un profundo y respetuoso silencio.
Por su parte, la Conferencia Episcopal italiana anunció una donación, con carácter urgente, de un millón de euros, así como la celebración de una colecta el próximo 18 de septiembre para los afectados en todas las parroquias del país.