“Pasó toda la noche en oración con Dios”
- 09 Septiembre 2014
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- 09 Septiembre 2014
Papa de la paz
"Arrastra a los pueblos hacia una espiral de violencia que es difícil controlar"
Francisco: "La guerra nunca es necesaria, ni inevitable"
''Ha llegado el momento en el que los jefes de las religiones cooperen para buscar la paz"
Ha llamado a los líderes religiosos a "ser constructores de paz" y a que las comunidades sean "escuelas de respeto y de diálogo"
El Papa, con una de las víctimas de la esclavitud sexual durante la II Guerra Mundial
El Papa ha condenado enérgicamente la guerra y ha advertido de que "no es nunca un remedio satisfactorio contra las injusticias" ni tampoco sirve para "alcanzar soluciones equilibradas para las discordias políticas y sociales" en un mensaje con motivo del encuentro 'La paz es el futuro', organizado por la Comunidad de San Egidio y en el que participan representantes de diversos cultos.
El Pontífice ha advertido de que "la guerra arrastra a los pueblos hacia una espiral de violencia que es difícil controlar, destruye lo que generaciones enteras han construido y prepara la vía de injusticias y conflictos aún peores".
En esta línea, Francisco ha explicado que la guerra nunca es "necesaria, ni inevitable, pues siempre es posible encontrar una alternativa en el diálogo, en el encuentro y en la búsqueda de la verdad", al tiempo que ha señalado que "la paz es el signo seguro del compromiso por la causa de Dios" y que "los jefes de las religiones están llamados a ser hombres y mujeres de paz".
En el mensaje dirigido a un encuentro interreligioso celebrado en Amberes, Bélgica, el Pontífice ha expresado que esperaba que los días de oración y diálogo de este encuentro "sirvan para recordar que la búsqueda de la paz y de la comprensión a través de la oración pueden crear vínculos duraderos de unidad y prevalecer sobre las pasiones de la guerra". "Ha llegado el momento de que los jefes de las religiones cooperen con eficacia en la obra de curar las heridas, de resolver los conflictos y de buscar la paz", ha añadido.
Francisco ha advertido de que "toda guerra es una matanza inútil", como ya lo hizo su antecesor Benedicto XVI y ha insistido en que los líderes religiosos "son capaces de promover la cultura del encuentro y de la paz cuando otras opciones fracasan".
Por eso, ha llamado a los líderes religiosos a "ser constructores de paz" y a que las comunidades sean "escuelas de respeto y de diálogo" y también "lugares en los que se aprende a superar las tensiones, a promover relaciones equitativas y pacíficas entre los pueblos y los grupos sociales y a construir un futuro mejor para las próximas generaciones".
Evangelio según San Lucas 6,12-19.
En esos días, Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles: Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor. Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Carta 130, a Proba 14-15 (trad. breviario, viernes XXIX ordinario)
“Pasó toda la noche en oración con Dios”
Quien pide al Señor aquella sola cosa […],y esa sola cosa busca (Sal. 26,4), éste pide con seguridad y pide con certeza […]. Esta es la única vida verdadera, la única vida feliz: contemplar eternamente la belleza del Señor, en la inmortalidad e incorruptibilidad del cuerpo y del espíritu. En razón de esta sola cosa, nos son necesarias todas las demás cosas; en razón de ella, pedimos oportunamente las demás cosas. Quien posea esta vida poseerá todo lo que desee, y allí nada podrá desear que no sea conveniente.
Allí está la fuente de la vida, cuya sed debemos avivar en la oración, mientras vivimos aún de esperanza. Pues ahora vivimos sin ver lo que esperamos (Rm 8,25), seguros “a la sombra de las alas de aquel ante cuya presencia están todas nuestras ansias (Sal. 35,8; 37,10); pero tenemos la certeza de “nutrirnos un día de lo sabroso de su casa y de beber del torrente de sus delicias, porque “en él está la fuente viva, y su luz nos hará ver la luz” (Sal. 35,8s); aquel día, en el cual todos nuestros deseos quedarán saciados con sus bienes y ya nada tendremos que pedir gimiendo, pues todo lo poseeremos gozando.
Pero, como esta única cosa que pedimos consiste en aquella “paz que sobrepasa toda inteligencia” (Fil 4,7), incluso cuando en la oración pedimos esta paz, hemos de decir que ”no sabemos pedir lo que nos conviene” (Rm 8,26). Porque no podemos imaginar cómo sea esta paz en sí misma y, por tanto, no sabemos pedir lo que nos conviene. […] El Apóstol dice: “Cuando esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia.” Y añade a continuación: ”El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables” (Rm 8,25s).
San Pedro Claver
San Pedro Claver, religioso presbíteroSan Pedro Claver, presbítero de la Orden de la Compañía de Jesús, que en Nueva Cartagena, ciudad de Colombia, durante más de cuarenta años consumió su vida con admirable abnegación y eximia caridad para con los esclavos negros, y bautizó con su propia mano a casi trescientos mil de ellos.
Nació en Verdú, España, el 26 de Junio de 1580. Murió en Cartagena, Colombia, el 8 de Septiembre de 1654. Pedro Claver y Juana Corberó, campesinos catalanes, tuvieron seis hijos, pero solo sobrevivieron Juan, el mayor, y los dos mas pequeños, Pedro e Isabel. El padre apenas podía firmar su nombre, pero era un hombre trabajador y buen cristiano. La infancia de Pedro quedó oculta para la historia como la de tantos santos, incluso la de Nuestro Señor.
Trabajaba en el campo con su familia. Pedro se graduó de la Universidad de Barcelona. A los 19 años decide ser Jesuita e ingresa en Tarragona. Mientras estudiaba filosofía en Mallorca en 1605 se encuentra con San Alonso Rodríguez, portero del colegio. Fue providencial. San Alonso recibió por inspiración de Dios conocimiento de la futura misión del joven Pedro y desde entonces no paró de animarlo a ir a evangelizar lo territorios españoles en América. Pedro creyó en esta inspiración y con gran fe y el beneplácito de sus superiores se embarcó hacia la Nueva Granada en 1610. Debía estudiar su teología en Santa Fe de Bogotá. Allí estuvo dos años, uno en Tunja y luego es enviado a Cartagena, en lo que hoy es la costa de Colombia. En Cartagena es ordenado sacerdote el 20 de Marzo de 1616. Al llegar a América, Pedro encontró la terrible injusticia de la esclavitud institucionalizada que había comenzado ya desde el segundo viaje de Colón el 12 de Enero de 1510, cuando el rey mandó a emplear negros como esclavos.
Se trata de una tragedia que envolvió a unos 14 millones de infelices seres humanos. Un millón de ellos pasaron por Cartagena. Los esclavos venían en su mayoría de Guinea, del Congo y de Angola. Los jefes de algunas tribus de esas tierras vendían a sus súbditos y sus prisioneros. En América los usaban en todo tipo de trabajo forzado: agricultura, minas, construcción. Cartagena por ser lugar estratégico en la ruta de las flotas españolas se convirtió en el principal centro del comercio de esclavos en el Nuevo Mundo. Mil esclavos desembarcaban cada mes. Aunque se murieran la mitad en la trayectoria marítima, el negocio dejaba grandes ganancias. Por eso, las repetidas censuras del papa no lograron parar este vergonzoso mercado humano. Pedro no podía cambiar el sistema. Pero si había mucho que se podía hacer con la gracia de Dios. Pero hacía falta tener mucha fe y mucho amor. Pedro supo dar la talla.
En la escuela del gran misionero, el padre Alfonso Sandoval, Pedro escribió: "Ego Petrus Claver, etiopum semper servus" (yo Pedro Claver, de los negros esclavo para siempre". Así fue. San Pedro no se limitó a quejarse de las injusticias o a lamentarse de los tiempos en que vivía. Supo ser santo en aquella situación y dejarse usar por Jesucristo plenamente para su obra de misericordia. En Cartagena durante cuarenta años de intensa labor misionera se convirtió en apóstol de los esclavos negros. Entre tantos cristianos acomodados a los tiempos, el supo ser luz y sal, supo hacer constar para la historia lo que es posible para Dios en un alma que tiene fe. A pesar de su timidez la cual tubo que vencer, se convirtió en un organizador ingenioso y valiente. Cada mes cuando se anunciaba la llegada del barco esclavista, el padre Claver salía a visitarlos llevándoles comida. Los negros se encontraban abarrotados en la parte inferior del barco en condiciones inhumanas. Llegaban en muy malas condiciones, víctimas de la brutalidad del trato, la mala alimentación, del sufrimiento y del miedo. Claver atendía a cada uno y los cuidaba con exquisita amabilidad. Así les hacia ver que el era su defensor y padre.
Los esclavos hablaban diferentes dialectos y era difícil comunicarse con ellos. Para hacer frente a esta dificultad, el padre Claver organizó un grupo de intérpretes de varias nacionalidades, los instruyó haciéndolos catequistas.
Mientras los esclavos estaban retenidos en Cartagena en espera de ser comprados y llevados a diversos lugares, el padre Claver los instruía y los bautizaba. Los reunía, se preocupaba por sus necesidades y los defendía de sus opresores. Esta labor de amor le causó grandes pruebas. Los esclavistas no eran sus únicos enemigos. El santo fue acusado de ser indiscreto por su celo por los esclavos y de haber profanado los Sacramentos al dárselos a criaturas que a penas tienen alma. Las mujeres de sociedad de Cartagena rehusaban entrar en las iglesias donde el padre Claver reunía a sus negros. Sus superiores con frecuencia se dejaron llevar por las presiones que exigían se corrigiesen los excesos del padre Claver. Este sin embargo pudo continuar su obra entre muchas humillaciones y obstáculos.
Hacia además penitencias rigurosas. Carecía de la comprensión y el apoyo de los hombres pero tenia una fuerza dada por Dios. Muchos, aun entre los que se sentían molestos con la caridad del padre Claver, sabían que hacia la obra de Dios siendo un gran profeta del amor evangélico que no tiene fronteras ni color. Era conocido en toda Nueva Granada por sus milagros. Llegó a catequizar y bautizar a mas de 300,000 negros. En la mañana del 9 de Septiembre de 1654, después de haber contemplado a Jesús y a la Santísima Virgen, con gran paz se fue al cielo. Beatificado el 16 de Julio de 1850 por Pío IX.
Canonizado el 15 de Enero de 1888 por León XIII junto con Alfonso Rodriguez. El 7 de Julio de 1896 fue proclamado patrón especial de todas las misiones católicas entre los negros. El papa Juan Pablo II rezó ante los restos mortales de San Pedro Claver en la Iglesia de los Jesuitas en Cartagena el 6 de Julio de 1986
Oremos
Oh Dios, que, con el fin de llevar el Evangelio a los esclavos negros, has dotado a San Pedro Claver de admirable amor y paciencia, concédenos, por su intercesión y ejemplo, que, superadas todas las discriminaciones raciales, amemos a todos los hombres con sincero corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Santa María de la Cabeza
Santa María de la Cabeza, laica
En Castilla la Nueva, región de España, santa María de la Cabeza, esposa de san Isidro labrador, con quien llevó vida humilde y hacendosa.
Esta santa mujer fue esposa de san Isidro Labrador. María Toribia, llamada de la Cabeza, llevó una vida humilde y laboriosa. Los nombres de Caraquiz, cerca de Uceda, en la diócesis de Toledo, y el de Torrelaguna, aparecen en su leyenda. Le gustaba ir a la ermita de Santa María para hacer el aseo y orar. La calumniaron ante su marido, quien la vio cruzar sobre su capa el Jarama (crecido afluente del Tajo), lo que se consideró un juicio de Dios que probaba su inocencia. Sobrevivió a san Isidro y fue enterrada en la ermita que con tanto amor visitaba. Esta ermita fue atendida por los templarios hasta 1311; después, se hicieron cargo de ella los menores enclaustrados hasta 1511. Fue probablemente en tiempo de los menores enclaustrados (después los sucedieron los menores observantes), cuando la cabeza de María fue colocada sobre el altar mayor del oratorio. Esta reliquia se tiene por eficaz contra los dolores de cabeza. En 1511, el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros renovó el relicario que guardaba la cabeza. Procesiones y cofradías atestiguaron la veneración pública hacia la santa. Inocencio XII aprobó su culto en 1697. Se trasladaron sus reliquias a Madrid para unirlas a las de su esposo.
Benedicto XIV (P. Lambertini), De servorum Dei beatificatione, vol. II, 1767, p. 117; vol. v, p. 186. Acta Sanctorum, 15 de mayo, vol. III, pp. 550-557.
DOMINGO XXIII (A) 7 de septiembre de 2014 -Ez 33,7-9. / Rm 13,8-10. / Mt 18,15-20.
Cuando Dios ama un pueblo le envía profetas. Como los zahoríes que descubren los ríos de agua escondidos que corren bajo la tierra, los profetas son capaces de descubrir en los acontecimientos de la sociedad y de la historia, los impulsos de la Vida en mayúscula, que como un río siempre está en movimiento. Como hemos oído en la primera lectura de Ezequiel, el profeta tiene el don de comprender la palabra de Dios y de saberla aplicar al momento presente... pero es un don que conlleva también una responsabilidad. Es necesario que lo que él ve en el horizonte, como vigilante sobre las murallas de su pueblo, lo comunique también a los demás.
El don de la lucidez, de la capacidad crítica, o de poder descubrir los signos de los tiempos es para bien de todo el pueblo. Por eso le dice Dios: si ves que el pueblo está en peligro y no lo avisas, si cae en la desgracia tú tendrás la culpa, si en cambio ya le has avisado y no te hace caso, no serás culpable de su suerte y tu salvarás la vida.
En las dictaduras las personas críticas con el poder establecido son eliminadas; en las democracias en cambio, la libertad de expresión hace que se pueda crear debate, por lo que los discursos ideológicos que defienden sólo intereses creados o el inmovilismo, son fácilmente ridiculizados y desacreditados. Pero ¿cómo distinguir un profeta auténtico, de un falso profeta? el buen profeta le dejará siempre un regusto de Evangelio: os hablará de compasión hacia los más necesitados, potenciará tu espíritu crítico, le respetará su talante y reforzará su autoestima para que no tenga que depender de él. Hará nacer una sonrisa a sus labios con su humor. Después de haberlo escuchado habrá huido el odio y el rencor de su corazón, y un inmenso respeto por todos y toda cosa emergerá de vosotros como una flor aromática. Al oír sus palabras sentiréis resonar, como un eco lejano la máxima que este Domingo 23 nos recordaba san Pablo: "Ama a los demás como a ti mismo. Amar es toda la Ley ". En los escritos bíblicos si nos fijamos bien, vemos una evolución hacia una democratización del Espíritu profético: ya el libro de Números narra cómo el Espíritu profético empezó a esparcirse por todo el pueblo, y cuando los ayudantes de Moisés se asustan por ello, y se lo van a comunicar, él les responde: "ojalá todos profetizara". Poco a poco los mismos profetas del Antiguo Testamento irán concibiendo los tiempos mesiánicos, que ya son nuestros, como una época en que todo el mundo tendrá visiones y profetizará. El mismo Concilio Vaticano II dio una importancia, nunca antes concedida, al "sentido de los fieles": no sólo los obispos tienen el Espíritu Santo, sino que es todo el pueblo de Dios que ungido por el Espíritu, si tiene la conciencia bien formada, puede profetizar y puede discernir lo que es agradable a Dios, bueno y perfecto. Por ello, en la comunidad cristiana es posible también la corrección fraterna de que nos hablaba el Evangelio de Mateo. Todos tenemos capacidad crítica, y somos suficientemente maduros para ver cuando hay hermanos nuestros que cegados con sus mecanismos de defensa, se degradan ellos mismos, y hacen daño a los demás. Alerta sin embargo, porque si no somos capaces de abandonar el juicio y la condena, si queremos que el otro se corrija para que sea como yo quiero sin respetar su identidad, vale más que no usemos de la corrección fraterna; porque de herramienta para el amor fácilmente se convertirá en manipulación, en espionaje, en coerción.
El Evangelista Mateo, con gran finura de Espíritu, recomienda un diálogo de tú a tú, en la intimidad, con el que se degrada... lo contrario de esto es ir hablando mal de los demás, contaminando por todas partes con nuestros juicios fáciles. Sólo cuando alguien se cierra a todo diálogo y creemos que dejarlo sólo empeoraría la situación, nos recomienda el Evangelista Mateo de pedir ayuda de manera gradual, primero a alguien de la comunidad, entonces los jefes.... y si estos tampoco pueden nada, toda la asamblea comunitaria, ya que según el Evangelio, es en la asamblea reunida donde es más fácil que aparezca el Espíritu Santo, y es por ello el mejor lugar para discernir. Efectivamente, es toda la comunidad, guiada por el Espíritu Santo, que tiene la capacidad de atar y de desatar. Y es por eso que la oración hecha en comunidad tiene más eficacia. Nos dice Jesús "Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, yo soy medio de ellos"...
Es esta confianza con la madurez de los cristianos de base, que reunidos en asamblea son capaces de averiguar los signos de los tiempos, lo que me conmueve de los escritos evangélicos. Y es por eso también que no puedo dejar de ver como un signo del tiempo, como un impulso del Espíritu, el aumento de la conciencia crítica en nuestra sociedad y en nuestra Iglesia. Todo cambio para seguir los signos de los tiempos casi nunca viene de arriba, sino, de abajo, desde el sentido común y evangélico de los fieles, desde la conciencia crítica de una comunidad o de una sociedad que ya es suficientemente madura para pensar.
Demos gracias a Dios porque de vez en cuando nos envía profetas, personas que cuando los escuchamos tenemos la sensación de que nos abren los ojos. pero también pidámosle que cada uno de nosotros, todos sin excepción tengamos el Espíritu de sabiduría y de profecía, y nos sentimos responsables del caminar de nuestra comunidad, de nuestra sociedad, de nuestro país. El Espíritu no lo tienen sólo los que están arriba, la verdad se va descubriendo en el diálogo, en la humildad y la escucha recíproca, no buscando el poder sobre los demás sino en la colaboración mutua para ganar a todos, en el respeto a la diversidad; no en la indiferencia sobre los demás sino con las ganas de sacar adelante el carro entre todos. QUE EN ESTE CASO ES EL LOGRO DE PAX EN PLENO SERVICIO ECLESIAL POR LA PALABRA DE DIOS Y EXTENDER SU REINO Y AMOR.
Francisco y el amor de Dios
"Dios no es un mago, ¡es un creador!", dice el Papa en Santa Marta
Francisco: "Dios está en las cosas grandes y en las pequeñas, tiene la paciencia de caminar con nosotros"
"El Señor ha dado autonomía a las cosas del universo, pero no independencia"
Radio Vaticano, 08 de septiembre de 2014 a las 17:36
Dios hizo una opción: hizo una opción por el tiempo, no por el momento. Es el Dios del tiempo, es el Dios de la historia, es el Dios que camina con sus hijos
(RV).- Reflexionando sobre la historia de María, preguntémonos si dejamos a Dios que camine con nosotros. Es lo que ha afirmado Papa Francisco esta mañana en la Casa Santa Marta, en la Fiesta de la Natividad de la Virgen. El Pontífice ha destacado que Dios está en "las cosas grandes" pero también en las pequeñas y que tiene "la paciencia" de caminar con nosotros, aunque seamos pecadores.
En el día en el que se celebra la Natividad de María, Papa Francisco ha ofrecido su meditación sobre la Creación y el camino que Dios hace con nosotros en la historia. Cuando leemos el libro del Génesis, observó, "existe el peligro de pensar que Dios fue un mago" que hacía las cosas "con una varita mágica". Pero, advirtió "no fue así", porque "Dios ha hecho las cosas" y las "ha dejado funcionar con leyes internas, interiores que Él ha dado a cada una, para que se desarrollasen, para que llegasen a la plenitud". El Señor, añadió, "ha dado autonomía a las cosas del universo, pero no independencia".
"Porque Dios no es un mago, ¡es un creador! Pero cuando al sexto día, de ese relato, llega la creación del hombre, le da otra autonomía, un poco distinta, pero no independiente: una autonomía que es la libertad. Y le dice al hombre que vaya adelante en la historia, lo hace responsable de la creación, para que dominase lo creado, para que lo llevase adelante y así llegase a la plenitud de los tiempos.
¿Y cuál era la plenitud de los tiempos? Lo que Él tenía en el corazón: la llegada de su Hijo. Porque Dios, hemos escuchado a Pablo, nos ha predestinado, a todos, a ser conforme a la imagen del Hijo".
Y esto, afirmó, "es el camino de la humanidad, es el camino del hombre. Dios quería que nosotros fuésemos como su Hijo y que su Hijo fuese como nosotros". El Papa ha dirigido su pensamiento a la cita del Evangelio de hoy que narra la genealogía de Jesús. En "esta lista, destacó, hay santos y pecadores, pero la historia sigue porque Dios ha querido que los hombres fuesen libres". Y si es verdad que cuando el hombre "ha usado mal su libertad, Dios lo expulsó del Paraíso", también "le ha hecho una promesa y el hombre salió del Paraíso con esperanza. ¡Pecador, pero con esperanza!".
"Su camino, afirmó, no lo hicieron solos: Dios caminaba con ellos. Porque Dios hizo una opción: hizo una opción por el tiempo, no por el momento. Es el Dios del tiempo, es el Dios de la historia, es el Dios que camina con sus hijos". Y esto hasta llegar "a la plenitud de los tiempos" cuando su Hijo se hace hombre. Dios, afirmó de nuevo, "camina con los justos y con los pecadores". Camina "con todos, para llegar al encuentro, al encuentro definitivo del hombre con Él".
El Evangelio, dijo de nuevo, termina esta historia de siglos "en una cosa pequeña, en un pequeño pueblo", con José y María. "El Dios de la gran historia, reveló, es también el Dios de la pequeña historia, allí, porque quiere caminar con todos". Francisco citó a Santo Tomás, donde afirma: "no os asustéis de las cosas grandes, pero cuando os dais cuenta de las cosas pequeñas, esto es divino". "Y así es Dios, retomó el Papa, está en las cosas grandes", pero también en las pequeñas.
"Y el Señor que camina con nosotros es también el Señor de la paciencia. La paciencia de Dios. La paciencia que ha tenido con todas estas generaciones. Con todas estas personas que han vivido sus historias de gracia y de pecado, Dios es paciente. Dios camina con nosotros, porque Él quiere que todos lleguemos a ser imagen de Su Hijo. Y desde el momento que nos ha dado la libertad en la creación, no la independencia, hasta hoy, continua caminando con nosotros".
Y así, por tanto, "llegamos a María". Hoy, dijo el Papa, "estamos en la antecámara de esta historia: el nacimiento de María". Y "pidamos en la oración que el Señor nos dé la unidad para caminar juntos y paz en el corazón. Es la gracia de hoy".
"Hoy podemos mirar a la Virgen, pequeña, santa, sin pecado, pura, elegida para ser la Madre de Dios y también miremos la historia que es detrás, tan larga, de siglos y preguntarnos: ¿Cómo camino yo en mi historia? ¿Dejo que Dios camine conmigo?¿Dejo que dios camine conmigo o quiero caminar solo? ¿Dejo que Él me acaricie, me ayude, me perdone, me lleve adelante para llegar al encuentro con Jesucristo?'. Este será el fin de nuestro camino: encontrarnos con el Señor. Esta pregunta nos hará bien hoy: ‘¿Dejo que Dios tenga paciencia conmigo?'. Y así, mirando esta historia grande y también este pequeño pueblo, podemos alabar al Señor y pedirle humildemente que nos dé la paz del corazón que solo Él puede darnos, que sólo nos da cuando le dejamos caminar junto a nosotros".
Elección de los doce
Lucas 6, 12-19. Tiempo Ordinario. El gran secreto de la vida es... sabernos amados por Dios.
Oración Introductoria
Señor Jesús, en varias ocasiones el Evangelio hace mención que pasaste la noche en oración… y yo que batallo para hacer mi meditación de 10, 15 ó 20 minutos. Tu oración es fruto de tu amor, de tu dependencia a Dios. Ilumíname para yo pueda crecer también en mi amor y que ahora sepa disponer mi corazón para hacer la voluntad del Padre en este día.
Petición
Jesucristo, enséñame a orar. Haz que te ame a tal punto, que me sea imposible no seguirte.
Meditación del Papa Francisco
¡Sean siempre hombres y mujeres de oración! Sin la relación constante con Dios la misión se convierte en función. Pero, ¿en qué trabajas tú? ¿Eres sastre, cocinera, sacerdote, trabajas como sacerdote, trabajas como religiosa? No. No es un oficio, es otra cosa. El riesgo del activismo, de confiar demasiado en las estructuras, está siempre al acecho. Si miramos a Jesús, vemos que la víspera de cada decisión y acontecimiento importante, se recogía en oración intensa y prolongada. Cultivemos la dimensión contemplativa, incluso en la vorágine de los compromisos más urgentes y duros. Cuanto más les llame la misión a ir a las periferias existenciales, más unido ha de estar su corazón a Cristo, lleno de misericordia y de amor. ¡Aquí reside el secreto de la fecundidad pastoral, de la fecundidad de un discípulo del Señor! (S.S. Francisco, 7 de julio de 2013).
Reflexión
En nuestra sociedad donde todo se hace para usar y tirar, las cosas salen en serie, sin características propias: los mismos modelos de zapatos, el mismo estilo de vestir, las mismas comidas, el mismo diseño de construcción, las mismas expresiones de vocabulario... queremos igualarnos tanto que perdemos hasta la identidad. La sociedad nos masifica, nos despersonaliza, nos hace iguales.
Con Dios no es así; para Él cada uno es único, singular e irrepetible: Dios no hace las cosas en serie. Dios nos conoce y nos llama por nuestro propio nombre y al identificarnos nos da el ser que nos autentifica. Su amor nos crea en cada momento porque su Palabra llega directa al corazón y desde esta interpelación nos potencia y dinamiza para la misión que cada uno trae a la vida. El gran secreto de la vida es sabernos amados. Con esta certeza nuestra vida se llena de sentido, basta que Él susurre mi nombre al oído para que todo se llene de emoción. Es la confianza de sabernos amados con un único amor, grande y fuerte.
Propósito
Sabernos amados por Nuestro Padre, Dios, con un único amor, grande y fuerte.
Diálogo con Cristo
¡Oh Dios, que desde la eternidad pensaste en mí y que en un momento concreto de la historia pronunciaste mi nombre para llamarme a la vida. Gracias por el amor que me regalas cada día. Te pido tu gracia para que siempre pueda cumplir la misión que me encomiendas y así cooperar a la salvación del mundo en nombre de tu Hijo Jesucristo nuestro Señor.
Para hacer bien la Señal de la Cruz
Cuando nos marcamos con la señal de la cruz estamos diciendo: Yo soy seguidor de Jesucristo, creo en Él, le pertenezco.
La señal de la cruz es la oración básica del cristiano, lo primero que un niño o un converso aprende en la catequesis. En esta oración tan breve y tan simple se resume todo el credo y para muchos hombres y mujeres profundamente contemplativos ha sido su oración preferida.
¿Qué significa la señal de la cruz?
La cruz es la señal de los cristianos: significa el triunfo de Jesús sobre el pecado; es el símbolo de la redención que Jesucristo obtuvo para nosotros con su sangre. Su pasión de amor por el hombre le llevó a dar la vida para que tuviéramos vida en abundancia: "Nadie me la quita, soy yo quien la doy por mí mismo" (Jn 10,18) Como manso cordero llevado al matadero, Jesús soportó en la cruz el extremo del dolor físico y moral para abrirnos las puertas del cielo.
Cuando nos marcamos con la señal de la cruz estamos diciendo: Yo soy seguidor de Jesucristo, creo en Él, le pertenezco. Así como los seguidores del Anticristo tendrán su marca (cfr. Ap 14,9), así el bautizado lleva un sello indeleble en su alma y lo muestra exteriormente con la cruz.
Deja que la Virgen María tome tu mano y te guíe al santiguarte
Después de lo que vivió María en el Calvario, Ella será la mejor maestra para todo cristiano que quiera santiguarse con todos los cinco sentidos. A mí me ha ayudado contemplar la pasión de Cristo desde el corazón de la Virgen María, pidiéndole que al hacer la señal de la cruz tome Ella mi mano y me enseñe a revivir con ese gesto sencillo el momento supremo de nuestra redención.
Este texto de Santa Brígida puede servir de inspiración mientras contemplamos a Cristo Crucificado de la mano de la Virgen María:
"Deseos toda honra, Señora mía Virgen María, que con dolor visteis a vuestro Hijo hablaros desde la cruz, y con vuestros benditos oídos afligidamente lo oistéis clamar al Padre en la agonía de la muerte, y entregar en sus manos el alma. Alabada seáis, Señora mía Virgen María, que con amargo dolor visteis a vuestro Hijo pendiente en la cruz, lívido desde el extremo de la cabeza hasta la planta de los pies, rubricado con su propia sangre y tan cruelmente muerto; y con suma amargura mirasteis traspasados sus pies y manos, y su glorioso costado, y todo su cuerpo destrozado sin ninguna misericordia.
"Bendita seáis Vos, Señora mía Virgen María, que con vuestros ojos bañados en lágrimas visteis bajar de la cruz a vuestro Hijo, envolverlo en el sudario, ponerlo en el sepulcro y ser allí custodiado por los soldados. Bendita seáis Vos, Señora mía Virgen María, que traspasado vuestro corazón con un profundo y amarguísimo dolor, fuisteis apartada del sepulcro de vuestro Hijo, y llena de pesar conducida por vuestros amigos a casa de Juan, donde al punto sentisteis alivio a vuestro gran dolor, porque sabiáis positivamente que pronto había de resucitar vuestro Hijo." (Sta. Brígida de Suecia, "Revelaciones", Libro 12, Oración)
En el nombre...
Al hacer la señal de la cruz sobre nuestro cuerpo, diciendo: "En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén" nos estamos comprometiendo a obrar en el nombre de Dios. Dios reveló su nombre a Moisés; el nombre de Dios es "Yo soy el que soy" (Éxodo 3,13). Y le dijo: "Yo soy el Dios de tus padres" (Éxodo 3,6) y "Yo estaré contigo" (Éxodo 3,12) De estas tres expresiones concluimos que Dios abarca nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro. Quien actúa en el nombre de Dios está afirmando que tiene la certeza de que Dios le conoce, le acompaña, le sostiene y permanecerá siempre a su lado.
Cuando en la oración pedimos algo en el nombre de Jesús, nos estamos uniendo a la oración de Cristo, con la seguridad de que el Padre escucha a su Hijo. "Todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré." (Juan 14, 13-14) Y si lo que pedimos es conforme a su voluntad, podemos confiar en que nuestra súplica será escuchada: "En esto está la confianza que tenemos en él: en que si le pedimos algo según su voluntad, nos escucha. Y si sabemos que nos escucha en lo que le pedimos, sabemos que tenemos conseguido lo que hayamos pedido.."(1 Juan 5,14-15) Y a veces nos concede no sólo lo que le pedimos sino incluso lo que deseamos, que Él conoce bien. Esta fue la experiencia de san Pedro aquella mañana en el lago tras una noche de pesca, cuando Jesús le mostró dónde encontrarlos. Pedro le dijo: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu Nombre, echaré las redes. Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse».