Pastor en consecuencia del único Pastor

Evangelio según San Juan 21,15-19. 

Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer, dijo a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?". El le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos". Le volvió a decir por segunda vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". Le preguntó por tercera vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?". Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: "Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas. Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras". De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: "Sígueme". 

Santa Blandina

Una carta de los cristianos de Vienne y de Lyon a las iglesias de Asia nos permite saber lo que fue de un grupo de hermanos lioneses que en tiempos de Marco Aurelio fueron objeto de una redada de las autoridades.- Se les acusaba de incesto y canibalismo, y la suposición de que celebraban monstruosas orgías secretas provocó un gran alboroto.

Destaca el valor de una esclava a la que habían encarcelado junto con su señora. Su nombre era Blandina y extenuaba a los que por turnos y de todas las maneras la iban torturando desde el amanecer hasta el ocaso.   La bienaventurada mujer, rejuvenecía en la confesión: ¡Soy cristiana y nada malo se hace entre nosotros!   Conducidos a las fieras, para común espectáculo, a Blandina la colgaron de un madero y quedó expuesta allí para pasto de las fieras, pero éstas la respetaron y acabaron devolviéndola a la prisión con el fin de guardarla para otro momento.

Luego Blandina, envuelta en una red la pusieron ante un toro salvaje que la corneó hasta matarla. La persona que consideramos la más débil resulta ser la más fuerte. Cuando reconocemos nuestra debilidad es cuando la fuerza ilimitada de Dios puede operar a través nuestro.   Santa Blandina: «Soy cristiana, nosotros no negociamos ninguna maldad».-   Es patrona de Lyon ( Francia) y patrona con santa Zita de las criadas.

Himno

Testigos de la sangre
Con sangre rubricada,
Frutos de amor cortados
Al golpe de la espada.
Testigos del amor En sumisión callada;

Canto y cielo en los labios
Al golpe de la espada.
Testigos del dolor  De vida enamorada;
Diario placer de muerte
Al golpe de la espada.
Demos gracias al Padre
Por la sangre sagrada;
Pidamos ser sus mártires,
Y a cada madrugada.
Poder morir la vida
Al golpe de la espada.  Amén

Padre todopoderoso, por gracia tuya la fuerza se realiza en la debilidad; por eso te pedimos que a cuantos celebramos el triunfo de tu mártir Santa Blandina, nos concedas el don de fortaleza con el que ella salió vencedora en el martirio. Por nuestro Señor Jesucristo.

Santa Blandina: ora pro nobis

San Juan Clímaco (c. 575-c. 650), monje en el Monte Sinaí La Santa Escala (Carta al Pastor, 2-4.9.28, rev.)

Pastor en consecuencia del único Pastor

El verdadero pastor es aquel que, por su bondad, su celo y su oración, es capaz de buscar y de volver al buen camino las ovejas racionales que están perdidas. El piloto es aquel que obtuvo, por la gracia de Dios y por sus propios trabajos, una fuerza espiritual que lo vuelve capaz de arrancar el barco de las olas desencadenadas y del propio abismo.

El médico es aquel que alcanzó la salud del cuerpo y del alma, y no necesita ningún remedio para ellos. 

Un buen piloto salva su barco y un buen pastor vivifica y cura a sus ovejas enfermas.  Cuanto más fielmente sigan las ovejas al pastor y hagan progresos, tanto más responderá por ellas ante el Señor de la casa. 

La caridad permite conocer al verdadero pastor, porque por caridad el gran Pastor quiso ser crucificado.

La mirada de Jesús San Juan 21, 15-19. VII Viernes de Pascua

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Orar es encontrarse contigo, es estar a tu lado y acompañarte. Orar es hablarte y escucharte; es estar disponible y dejarse tocar por Ti. Esto es lo que quiero hacer en este rato de oración. Gracias, Señor, por darme esta oportunidad de orar. Enséñame a orar como enseñaste a tus discípulos. Aumenta en mí las virtudes teologales y jamás permitas que nada ni nadie me separe de Ti.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En el pasaje de hoy me puedo sentir identificado con Pedro. Es a mí a quien me preguntas si te amo; y tal vez mi respuesta es la misma que la de Pedro: "Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero". Pero la pregunta para Ti sería: ¿Por qué me preguntas esto, Jesús? ¿Por qué me pides que te ame?

Es de verdad algo maravilloso ver cómo te muestras necesitado de mi amor. Siendo Dios, siendo el Amor mismo, quieres mi amor. Y es que nosotros, los seres humanos, sabemos bien lo doloroso que es cuando se ama a alguien y éste no corresponde al amor dado. Me has amado tanto, Jesús, que lo único que quieres es que te ame.

Pero el amor no se impone. No se puede obligar a amar, y por ello, en el pasaje se leen preguntas. Las preguntas que son invitaciones, que son posibilidades, que son opciones. No hablas a Pedro dando órdenes para que te ame, tan sólo preguntas. Este pasaje es la invitación a escribir juntos una historia de amor que no termine jamás. La historia de un amor que no se acaba, que no falla, que es fiel, que es generoso y alegre

Pedro se entristece de que le preguntes con insistencia. Quizá el apóstol cree que dudas de su amor. Pero no es así. La insistencia en tus preguntas se puede ver desde otra perspectiva; no desde la duda, sino desde aquélla de la locura del amor.

Cuando se ama a alguien, se busca por todos los medios posibles, que el otro lo sepa y corresponda. Es lo que haces con Pedro. Preguntas una, dos y tres veces, como queriendo decirle: "Pedro, no te fijas que te amo tanto, que he hecho tanto para merecer tu amor, y que sólo quiero que me ames.

Te he venido persiguiendo tres años, mendigando tu amor, demostrándote con obras concretas lo mucho que te quiero. Y tal vez no te has dado cuenta de ello. No me he cansado de decirte, mostrarte, enseñarte el amor que te tengo. Mira que estoy loco de amor por ti. Lo único que te pido es que me ames.

Quizás no del mismo modo a cómo Yo te amo, sino al modo a cómo tú me puedes amar. No te pido un amor como el mío, te pido me ames con el amor que me puedes dar, el que nace en tu interior, porque de ese amor es del que estoy sediento, del que estoy enamorado."

"El Señor nos pide el desapego de estas falsas riquezas para entrar en la vida verdadera, la vida plena, auténtica y luminosa. Y yo les pregunto a ustedes, jóvenes, chicos y chicas, que están en la plaza: ¿han percibido la mirada de Jesús sobre ustedes? ¿Qué le quieren responder? ¿Prefieren dejar esta plaza con la alegría que nos da Jesús o con la tristeza en el corazón que la mundanidad nos ofrece?"

(Homilía de S.S. Francisco, 11 de octubre de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Haré con alegría mis deberes cotidianos sabiendo que Jesús me ama y buscando, con ellos, corresponder a su amor.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 21, 15-19

En aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?" Él le contestó: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".

Por segunda vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Pastorea mis ovejas".

Por tercera vez le preguntó: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?" Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y le contestó: "Señor, tú lo sabes todo; tú bien sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas.

"Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras". Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: "Sígueme". 

Palabra del Señor.

Amar a Jesucristo

Sólo es estéril quien vive sin amor; solo el egoísta fracasa en su vida

Reflexión

“Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” Esta pregunta triple de Jesús nos invita a reflexionar un momento sobre el significado del amor en nuestra vida de cristianos.

La historia humana es una impresionante búsqueda de amor, acompañada de maravillosos éxitos y grandes fracasos. La aspiración más profunda del corazón del hombre, es el deseo de amar y de ser amado. Él ha sido creado por amor y para el amor, y sólo en el amor puede desarrollarse y hacerse fecundo.

Es, seguramente, también una experiencia nuestra: El amor es lo esencial y principal de nuestra vida humana. Y conocemos también la otra cara de la moneda: Sólo es estéril quien vive sin amor; solo el egoísta fracasa en su vida.

En la vida del cristiano, el amor tiene que manifestarse en dos dimensiones: hacia Dios y hacia los hermanos. Y es en la persona de Jesucristo en que se unen, se cruzan estas dos dimensiones del amor. Él es el Hombre-Dios. En Él reconocemos y encontramos, a la vez, a Dios y al hombre. Por eso, cuando amamos a Jesús se confunden en una sola cosa, el amor a Dios y el amor a los hombres. Así, la vinculación fundamental, el amor original del cristiano debe dirigirse a Jesucristo.

Es por eso que Jesús, en el Evangelio de hoy, le pregunta a Pedro tres veces por su amor a Él: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” Un amor vital, profundo y personal a su Maestro es lo más importante y decisivo en ese momento, en que Jesús llama a Pedro a ser jefe de los apóstoles y de la Iglesia.

Pero me parece que esta pregunta de Jesús se dirige no sólo a San Pedro, sino también a todos nosotros. Cada uno de nosotros, en lo profundo de su corazón, debe responderle. Cada uno de nosotros debe examinarse a sí mismo, debe examinar su actitud, su fidelidad, su amor frente a Jesucristo.

No sé si todos nosotros podemos responder con la misma sinceridad que San Pedro: “Señor, tú sabes que te quiero”. Porque me parece que el mundo de hoy sufre una grave enfermedad: esta disminuyendo e incluso muriendo el amor; el corazón de muchos se enfría y ya no es capaz de amar ni de sentirse amado.

¿Quién de nosotros no sufre bajo esta enfermedad del tiempo actual?
¿Quién de nosotros no sufre bajo esta falta de amor desinteresado y generoso hacia Jesús, hacia Dios, hacia los demás?
¿Quién de nosotros no se siente cautivo de su propio egoísmo, el cual es el enemigo mortal de cada amor autentico?

Y entonces nos queda la pregunta: ¿Qué podemos hacer para que crezca y se profundice nuestro amor a Cristo? A mí me parecen importantes sobre todo dos aspectos:

Primero, debemos luchar contra el egoísmo, que está muy dentro de nosotros mismos. Ninguno de nosotros, si quiere ser un verdadero cristiano, puede desistir de esta lucha diaria. Sólo esta renuncia del amor egoísta hace al hombre libre, abierto y generoso para amar verdaderamente a Cristo y a los demás.

Segundo, para poder amar a una persona tenemos que conocerla, tenemos que interesamos por ella. Para poder amar a Jesús tenemos que conocerlo a Él, mirando su vida, escuchando sus enseñanzas.

Si no lo conocemos, si no sabemos nada de su generosidad, ni de su entrega desinteresada, ni de su amor abundante hacia nosotros entonces nunca vamos a responderle a su amor. Por eso tenemos que dedicarle tiempo a Él, para leer su Evangelio, para hablar con Él, para conocer y meditar su vida, para quedamos en su compañía.

Lo que dijimos de Jesucristo, lo podemos decir también de su Madre, la Sma. Virgen María. Para crecer en vinculación y amor a Ella, tenemos que conocerla más, acercarnos a Ella, hablarle, compartir nuestra vida, nuestros anhelos, nuestras preocupaciones con Ella.

En los Santuarios Marianos, lugares de gracias, donde María está presente con su Hijo Jesús, donde podemos encontrarnos con ellos en cualquier momento.

Queridos hermanos, estamos celebrando la Eucaristía. Ella es el recuerdo del amor desbordante de Jesús, que se manifestó por su muerte en la cruz.

Pidámosle, por eso, a Jesús y a María que tomen de nosotros ese egoísmo tan penetrante que deja infecunda nuestra vida, y que enciendan en nuestro corazón el fuego del amor que hace auténtica y grande nuestra existencia -igual que la suya.

¡Qué así sea!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Papa Francisco: En la oración esta la fuerza
Homilía de la Misa celebrada en la Casa Santa Marta

Pidamos la gracia del encuentro con Jesús a través de la oración

El papa Francisco explicó este jueves en la homilía que realizó en la Domus Santa Martatres dimensiones que tiene un apóstol, partiendo las lecturas del día.

La primera es una vida siempre en movimiento, “la predicación del anuncio”. Pablo va de una parte a otra a anunciar a Cristo y “cuando no predica en un lugar, trabaja”. Entretanto “cuando es llamado a predicar y anunciar a Jesucristo, es una pasión la suya”, no se tira atrás. “Y esta es una de las dimensiones que le pone en dificultad”.

Así la segunda dimensión del Apóstol de las gentes “son las persecuciones”. En la Primera lectura de hoy “leemos que todos lo acusan en unanimidad”. Pablo acaba siendo juzgado acusado de ser “un perturbador”.

Ante el tribunal “el Espíritu Santo inspiró a Pablo un poco de astucia, porque sabía que entre ellos había muchas luchas internas, sabía que los saduceos no creían en la Resurrección y que los fariseos creían…. y él para salir de esa situación dijo en alta voz: ‘Hermanos y soy fariseo, hijo de fariseos. Me llaman a juicio porque tengo esperanza en la resurrección de los muertos”. Apenas dijo esto inició una disputa entre los fariseos, los saduceos y la asamblea, porque los saduceos no creían… y estos que parecían ser ‘uno’ se dividieron todos”.

Esta gente, advirtió, “había perdido al Ley, la doctrina, la fe, porque la habían transformado en ideología”, “lo mismo la doctrina”.


La tercera dimensión es la oración y “Pablo tenía esta intimidad con el Señor”.“ El dice que una vez fue llevado casi al séptimo cielo durante la oración, y no sabía como decir las cosas bellas que había escuchado allí”.

La fuerza de Pablo era este encuentro con el Señor, que tenía en la oración, como fue su primer encuentro en el camino de Damasco, cuando iba a perseguir a los cristianos. Pablo es el hombre que ha encontrado al Señor y no se olvida de eso, se deja encontrar por el Señor y busca al Señor para encontrarlo. Un hombre de oración”.

El Papa señaló que Pablo iba hacia adelante “entre las persecuciones del mundo y las consolaciones del Señor”. Y concluyó pidiendo “que el Señor nos dé la gracia a todos nosotros los bautizados, de tener estas tres actitudes en nuestra vida cristiana: anunciar a Jesucristo, resistir” a las persecuciones “y a las seducciones que nos llevan a alejarnos de Jesucristo, y la gracia del encuentro con Jesús en la oración”.

Los marinos están llamados a la santidad: Feliz día de la Marina

La Secretaría de la Conferencia del Episcopado Mexicano junto con la Dimensión Pastoral de las Fuerzas Armadas, se une a la celebración del DÍA DE LA MARINA

COMUNICADO A LOS MARINOS Y MILICIA

La Secretaría de la Conferencia del Episcopado Mexicano junto con la Dimensión Pastoral de las Fuerzas Armadas, se une a la celebración del DÍA DE LA MARINA que se realiza desde el año de 1942. Tanto los marinos, como los militares, están llamados a la santidad desde su vocación, porque ejecutan un trabajo extensivo en defensa del país, y porque su vocación militar les exige un alto grado de responsabilidad. Su presencia en múltiples puntos de la república, da tranquilidad y esperanza a la ciudadanía que se siente atemorizada por las manifestaciones de violencia y de las cuales muchos han sido víctimas.

El Papa Francisco ha pedido a los miembros de las Fuerzas Armadas, que sean instrumentos de reconciliación, sembradores de paz y constructores de puentes, para que con su colaboración sea posible contribuir a un orden fundado sobre la verdad, la justicia, el amor y la libertad.

La Iglesia en México es consciente de que en este momento nuestra patria atraviesa un período de crisis, en donde el crimen lacera impunemente a la nación, a causa de organizaciones delictivas que han ampliado sus redes violentando la paz, lo que ha traído consigo, la muerte de varios soldados y marinos, “héroes anónimos”, que son padres de familia, hijos de muchas madres, colegas y amigos.

Es por ello queexpresamos nuestra solidaridad con los familiares de todos aquellos marinos y militares que han abrazado generosamente esta vocación y que en el cumplimiento de la misma, han perdido la vida, a causa de la cerrazón y la avaricia de unos pocos, que se aprovechan de la ignorancia y las miserias de muchos.

Nuestras plegarias y oraciones están siendo dirigidas a ustedes para que Dios, nuestro Padre amoroso, les conceda el don de la vida, y para que no se sientan tentados a quebrantar su  vocación de servicio a la patria, a las instituciones, pero sobre todo, a sus hermanos: el pueblo de México, que tanto los necesita.

Conminamos a las autoridades y a sus superiores a ser sensatos en la ejecución de sus  estrategias para la búsqueda de la paz, en favor del clamor de los más pobres y vulnerables.

Que la Virgen María de Guadalupe los proteja en su labor diaria y que Dios nuestro Señor, le conceda la paz a nuestra patria.

 
+ Mons. Miguel Ángel Alba Díaz
Responsable de la Dimensión Pastoral
de las Fuerzas Armadas
Obispo de La Paz

+ Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola
Secretario General de la CEM
Obispo Auxiliar de Monterrrey
 

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