Cuando ustedes digan 'sí', que sea sí, y cuando digan 'no', que sea no

Evangelio según San Mateo 5,33-37. 


Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído también que se dijo a los antepasados: No jurarás falsamente, y cumplirás los juramentos hechos al Señor. Pero yo les digo que no juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios, ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la Ciudad del gran Rey. No jures tampoco por tu cabeza, porque no puedes convertir en blanco o negro uno solo de tus cabellos. Cuando ustedes digan 'sí', que sea sí, y cuando digan 'no', que sea no. Todo lo que se dice de más, viene del Maligno.



Una homilía griega del siglo 4º  Sobre la Pascua (homilía inspirada en el Tratado sobre la Pascua de San Hipólito)

 


«Yo os digo»: La Ley antigua llevada a plenitud por aquél que da la Ley nueva

La Ley dada a Moisés es una compilación de enseñanzas variadas y de imperativos, una colección útil para todos de lo que es bueno hacer en esta vida, y un reflejo místico de las costumbres de la vida celeste: una antorcha y una lámpara, un fuego y una luz, réplica de las lámparas de arriba. La Ley de Moisés era el itinerario de la piedad, la regla de las costumbres honestas, el freno del primer pecado, el boceto de la verdad que ha de venir (Col 2,17)... La Ley de Moisés era para la piedad un maestro y para la justicia un guía, para los ciegos una luz y para los insensatos una prueba, para los niños un pedagogo y para los imprudentes una amarra, para las cervices duras una brida y para los impacientes un yugo que constreñía. 

    

La Ley de Moisés era el mensajero de Cristo, el precursor de Jesús, el heraldo y el profeta del  gran Rey, una escuela de sabiduría, una preparación necesaria y una enseñanza universal, una doctrina llegada en el momento oportuno y un misterio temporal. La Ley de Moisés era un resumen simbólico y enigmático de la gracia futura, anunciando en imágenes la perfección de la verdad que ha de venir. Por los sacrificios anunciaba la Víctima, por la sangre, la Sangre, por el cordero, el Cordero, por la paloma, la Paloma, por el altar, el Sumo Sacerdote, por el Templo, la permanencia de la divinidad, por el fuego del altar, la plena «Luz del mundo» (Jn 8,12) que desciende de Arriba.

Raniero de Pisa, Santo Peregrino, 17 de Junio



Trovador

Martirologio Romano: En Pisa, en la Toscana, san Rainerio o Raniero, pobre y peregrino por Cristo († 1160).

Breve Biografía

Nació en el año 1117 en Pisa (Italia). Sus padres, Gandulfo Scacceri, próspero comerciante, y Mingarda, perteneciente a la noble familia de los Buzzacherini, deseosos de impartirle una educación rigurosa a su único hijo, encomendaron su formación al sacerdote don Enrico de San Martino. Pero Rainiero, particularmente dotado para la música (tocaba la lira) y para el canto, prefería las diversiones y la vagancia a los estudios.



De nada valieron los esfuerzos de sus padres por conducirlo a un comportamiento más cristiano, pues el joven pisano descuidó tanto las enseñanzas de sus padres como las de don Enrico. No obstante, a los 19 años su vida cambió. Fue crucial, para su conversión y decisión de abrazar plenamente la fe y vivir en extrema austeridad, su encuentro con el eremita Alberto, establecido en el monasterio pisano de San Vito y del cual escuchó sus consejos y lo hizo su modelo.


Cuatro años después, hacia el 1140, se embarcó rumbo a Tierra Santa decidido a imitar fielmente a Cristo en los lugares donde nuestro Señor había consumado su sacrificio.



Permaneció ahí por trece años, viviendo exclusivamente de limosnas, comiendo dos veces a la semana y exponiendo su cuerpo a grandes sacrificios. Además, peregrinaba en repetidas ocasiones a todos los lugares santos, demorándose de preferencia en el Calvario cerca del Santo Sepulcro, donde recibió de un sacerdote la túnica pelosa del eremita, la "pilurica", con la cual es representado en la iconografía.



Regresó a Pisa en 1153, rodeado de fama de santidad por los muchos milagros que Dios operó a través de su mano en Tierra Santa. Fue acogido por los canónigos de la Catedral y por el pueblo, quienes estaban al corriente de su admirable vida. Vivió un año en calidad de oblato en el monasterio de San Andrés, en Chinseca, y de ahí se transfirió a San Vito, donde desarrolló una intensa actividad apostólica con la venia del clero, predicando como simple laico y obrando numerosas conversiones.



Tanta era su fama de santidad que a su muerte, acaecida el 17 de junio de 1161, fue súbitamente proclamado santo, y este día -en el que actualmente le conmemoramos- fue declarado fiesta de precepto.



En 1632 el Arzobispo de Pisa, el Clero local, el Magistrado pisano, con la anuencia de la sacra Congregación de los Ritos, eligieron a Rainiero patrono principal de la ciudad y de la diócesis; y en 1689 fueron solemnemente colocados sus restos sobre el altar mayor de la Catedral pisana.

Tu nombre nunca en vano

Santo Evangelio según San Mateo 5, 33-37. X Sábado de Tiempo Ordinario




Por: H. Iván Yoed González, L.C. | Fuente: www.missionkits.org 





En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, estoy en un mundo rodeado de invitaciones a seguir el camino del egoísmo, del menor esfuerzo, de la mentira, por eso inicio esta oración pidiéndote perdón por las veces que te he traicionado. Permite que pueda descubrir ahora el camino para amar a los demás como Tú quieres, concédeme conocerte más profundamente para poder enamorarme más de Ti y dar gloria a Dios amando a los demás.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Señor, te pido la gracia de jamás obrar en tu nombre si no busco el bien. Y te pido buscar siempre el bien en tu nombre. Nada, ningún acto de mi vida, es indiferente para crecer en el amor. Ningún acto que no vaya dirigido a hacer el bien te es indiferente. Ningún acto de amor te es indiferente. Pero si alguna vez digo hacer el bien, pero realizo el mal conscientemente, te ofendo, Señor. Y me ofendo a mí mismo también pues soy imagen y semejanza tuya.

El don de la sinceridad es lo que quiero pedirte, Señor. Una sinceridad que tenga sus raíces en lo más profundo de mi alma. Que viva siempre con la intención de obrar en la verdad. Que no me deje vencer ante la tentación de la mentira, de los caminos fáciles, de la vida placentera. Que mi faro sea siempre tu luz.

Si perdiese algún día la claridad, confío, Señor, que aun allí estaré en tus manos. Pongo de mi parte toda mi voluntad, mi libertad, mi amor, mis deseos, mis ilusiones y proyectos para buscar tenerte siempre como fin. Jamás tu nombre en vano, jamás. Que siempre te encuentres en mi corazón para que mis labios digan sí, cuando es sí, y no cuando es no.

"Jesús dice además a sus discípulos que no juren, en cuanto el juramento es señal de la inseguridad y de la doblez con la cual se desarrollan las relaciones humanas. Se instrumentaliza la autoridad de Dios para dar garantía a nuestras actividades humanas. Más bien estamos llamados a instaurar entre nosotros, en nuestras familias y en nuestras comunidades un clima de limpieza y de confianza recíproca, de manera que podemos ser considerados sinceros sin recurrir a intervenciones superiores para ser creídos."
(Homilía de S.S. Francisco, 12 de febrero de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy no obraré con doblez o mentira; buscaré activamente el amor, siendo sincero y franco con lo que hago, digo y pienso.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!


¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.


¿Es pecado jurar?

Son pecados graves la blasfemia, el no cumplir -pudiendo hacerlo- los votos graves y el jurar en falso

El segundo mandamiento prohibe todo uso inconveniente del nombre de Dios. Toma el nombre de Dios el que jura, pues jurar es poner a Dios por testigo de la verdad de lo que se dice.



Para que el juramento sea lícito debe reunir las tres condiciones: que sea con verdad, que sea con justicia, y que haya verdadera necesidad . No es lícito jurar con duda. Debes estar moralmente cierto. La certeza moral excluye toda duda razonable, pero no excluye en absoluto el temor a equivocarse. Con todo, cuando se declara ante un tribunal se debe tener absoluta certeza de la cosa: como ocurre con lo que se conoce por propia experiencia, o se ha oído de personas que ofrecen total garantía. En este segundo caso hay que dejar bien claro que lo que se jura es haberlo oído a personas dignas de crédito. El que jura con mentira peca gravemente, si advierte que jura y sabe que miente. Poner a Dios por testigo de una falsedad es injuriarle gravemente. Jurar sin justicia es jurar hacer algo malo o que sea en perjuicio del prójimo. El pecado será grave o leve según que lo que se jure sea grave o sea levemente ilícito.



Si lo que se ha jurado es malo, no se puede cumplir. Serían dos pecados. Uno por jurar una cosa mala, y otro por hacerla. Quien ha jurado hacer algo malo, debe dolerse de hacerlo jurado y no cumplirlo. Jurar sin necesidad es jurar sin tener motivo razonable para ello; como los que juran por costumbre.



El que jura con verdad pero sin necesidad, por costumbre, sin darse cuenta, no comete pecado grave; pero tiene que corregirse de su mala costumbre. Para que haya verdadero juramento es necesario que haya intención de jurar y fórmula juratoria. Quien finge jurar pronunciando la fórmula sin intención de jurar, peca porque esto es una injuria a Dios.



La verdadera fórmula juratoria debe incluir, implícita o explícitamente la invocación a Dios en testimonio de la verdad, v.gr.: te juro por Dios que... . Expresiones como: si nos verdad que me muera , por la salud de mi madre , etc., deben considerarse como fórmulas juratorias que suponen poner a Dios por testigo de la verdad, y que en caso contrario Él se encargará de castigar la mentira. Frases que a veces se usan en la conversación como júramelo , te lo juro , etc., no deben considerarse siempre como verdadero juramento, pues no tienen intención de jurar. Pero es una fea costumbre que debe corregirse. Muchas personas juran por simple muletilla. Esto es indecoroso. Si quieres, puedes decir palabra de honor . Esto no es jurar; y debe bastar para reforzar tu afirmación. A quien no le baste esto, te ofende.



Peca, además, contra este mandamiento el que dice cosas contra la Religión, y el que dice blasfemias. Blasfemia es toda expresión insultante contra Dios, la Virgen, los Santos o cosas sagradas: ya sea con palabras, gestos, signos, dibujos, etc.
Dios castiga mucho la blasfemia. A veces, también en esta vida. Otros pecados pueden hacerse por debilidad o por sacar algún provecho; por ejemplo robar. Pero el que dice blasfemias no saca nada. La blasfemia es un pecado que va directamente contra la majestad de Dios. Por eso a Dios le duele tanto y lo castiga con gran rigor. La blasfemia es un pecado diabólico. Si crees en Dios, comprenderás que es un disparate insultarle. Y si no crees, ¿a quién insultas?



Lo que pasa es que a veces se dicen blasfemias sin darse cuenta del todo. Por mala costumbre.



Entonces lo que hay que hacer es proponerse muy en serio quitarse la mala costumbre, pues aunque la blasfemia que se escapa sin querer no es pecado grave, puede serlo el no poner empeño en corregirse. Y siempre son de muy mal ejemplo. Oyéndote blasfemar, empiezan a hacerlo también los que antes no lo hacían: tus hijos, tus compañeros de trabajo, etc. Para corregirte puede ayudarte el ponerte un pequeño castigo. Por ejemplo, estar tantos días sin fumar cuantas blasfemias se te escapen. Si te gusta el tabaco verás qué pronto te corriges. Si no te atreves a tanto, prívate de algún cigarro, haz cualquier otro pequeño sacrificio; pero no dejes la falta sin castigo. Si no fumas, prívate de otra cosa que te guste mucho. Si no se te ocurre otra cosa, podrías dar unas monedas de limosna por cada falta. El ponerse castigos, es el mejor medio para corregirse de un defecto. Si en alguna ocasión oyes alguna blasfemia y puedes corregirla, hazlo así. Y si no puedes, di: «Alabado sea Dios». Si lo dices en voz alta, mejor; y sino te atreves, al menos, dilo en voz baja.



No hay que confundir las blasfemias -palabras injuriosas con las que se insulta a Dios, la Virgen, etc.- con las palabras feas, que solemos llamar palabrotas y tacos. Los tacos malsonantes y soeces son señal de baja educación y no deben decirse; pero no son blasfemias, ni ordinariamente pecado.



También peca contra este mandamiento quien no cumple sus votos o promesas hechas a Dios para reforzar nuestras súplicas y manifestar nuestro agradecimiento. El voto es una promesa hecha a Dios libre y deliberadamente, con la intención de obligarse bajo pecado, de una cosa posible, buena y mejor que su contraria. Hay obligación de cumplirlo bajo pecado grave o leve, según como uno se haya comprometido. Sin embargo, una cosa ligera no puede hacernos contraer una obligación grave.



No hay que confundir los votos y promesas con los ofrecimientos que se hacen a Dios sin intención de obligarse a cumplirlos bajo pecado. Antes de hacer un voto o promesa, deberías consultar con una persona prudente: por ejemplo, con un sacerdote. Y si no has podido hacerlo antes, hazlo después por si conviene que te lo dispense o te lo conmute.



Son pecados graves contra este mandamiento la blasfemia, el no cumplir, pudiendo, los votos graves, y el jurar en falso.


Papa Francisco: Sin Dios no podemos ir adelante


Homilía de la Misa celebrada en la Casa Santa Marta


La potencia de Dios es aquella que nos salva porque nuestra vulnerabilidad




El Papa Francisco invitó esta mañana a ser “consciente” de que somos “débiles, pecadores” y sin el poder de Dios "no podemos ir adelante”.

En la Misa que celebró en Santa Marta, el Pontífice explicó que “somos de barro” porque “es la potencia de Dios, la fuerza que salva, que cura, que nos pone en pie”.

“Todos nosotros somos vulnerables, frágiles, débiles, y tenemos necesidad de ser curados. Y San Pablo lo dice: 'somos atribulados, somos perseguidos, golpeados', como manifestación de nuestra debilidad, de la debilidad de Pablo, manifestación del barro. Y esta es nuestra vulnerabilidad”.

“A veces buscamos cubrir la vulnerabilidad, que no se vea; o maquillarla, para que no se vea; o disimular… el mismo Pablo, al inicio de este capítulo dice: ‘Cuando he caído en el disimulo vergonzoso’. Los disimulos son vergonzosos, siempre. Son hipócritas”, dijo el Papa.

En la homilía también advirtió del peligro de creer “ser otra cosa” y pensar que “no tenemos necesidad de sanar y de ser ayudados”. Y decimos: ‘no estoy hecho de barro” porque tengo “un tesoro que es mío”.

“Este es el camino hacia la vanidad, la soberbia, la autorreferencialidad de aquellos que no sintiéndose barro buscan la salvación, la plenitud de sí mismos. Pero la potencia de Dios es aquella que nos salva porque nuestra vulnerabilidad Pablo la reconoce: ‘Somos atribulados, pero no aplastados’. No aplastados porque la potencia de Dios nos salva.

“Somos puestos en apuros, pero no desesperamos. Hay algo de Dios que nos da esperanza. Somos perseguidos, pero no abandonados; golpeados, pero no aniquilados. Siempre existe esta relación entre el barro y la potencia, el barro y el tesoro”.

“Tenemos un tesoro en vasos de barro. Pero la tentación es siempre la misma: cubrir, disimular, no creer que somos de barro. Esa es la hipocresía frente a nosotros mismos”, añadió.

Francisco habló del sacramento de la Confesión “cuando decimos los pecados como si fuese una lista de precios en el mercado” pensando en “blanquear un poco el barro” en lugar de aceptar la debilidad y avergonzarnos.

“Y la vergüenza, esa que se alarga en el corazón para que entre la potencia de Dios, la fuerza de Dios. La vergüenza de ser de barro y no ser un vaso de plata o de oro. De ser barro. Y si nosotros llegamos a este punto seremos felices. Seremos muy felices. El diálogo entre la potencia de Dios y el barro: pensemos en el lavatorio de los pies, cuando Jesús se acerca a Pedro y Pedro le dice: ‘No, a mí no Señor’.  No había entendido Pedro que era de barro, que tiene necesidad de la potencia del Señor para ser salvado”.

¿Qué significa “Misa de precepto”?

A muchos les podrá sonar rara esta denominación, así que el Padre Sam nos lo aclara


Muchas veces hemos escuchado la expresión “misa de precepto” o “esta misa es obligatoria”, etc. ¿Qué significa que una misa sea de precepto? ¿Es una norma general en toda la Iglesia? Acá una breve y clara explicación.

Una misa de precepto es aquella celebración en la cuál todo católico tiene el COMPROMISO SERIO de asistir, y que de no asistir, incurriría en pecado, a menos que su condición se lo impida (enfermedad grave). Esto a partir del tercer mandamiento “Santificar las fiestas” (Éx 20, 8-11), del primer mandamiento de la Santa Madre Iglesia (“Oír Misa entera todos los domingos y fiestas de guardar”) y del CIC, 1247.

Las “Misas de precepto” son esas “fiestas de guardar” que menciona el mandamiento de la santa Madre Iglesia antes citado, y por lo tanto son aquellas celebraciones que NO CAEN en domingo, pues todos los domingos son misas de precepto para todo católico. Aquí conviene distinguir algo más: hay misas de precepto establecidas por la Iglesia de carácter universal, y hay misas de precepto establecidas por cada país.

Es decir, además de las misas de precepto de carácter universal (que son 10, y están establecidas en el Código de Derecho Canónico, 1246, por ejemplo, San Pedro y San Pablo, Todos los Santos, etc), cada país -según el deseo del Papa Juan Pablo II- debe establecer al menos cuatro fiestas que ordinariamente no caigan en domingo y que sean de precepto. Por eso, cada país a través de su Conferencia Episcopal establece dichas fiestas. Y por lo tanto varían en cada país.

Citemos tres ejemplos para que quede más claro: en España es Misa de precepto el 12 de octubre (Nuestra Señora del Pilar), en El Salvador es Misa de precepto el 06 de agosto (Transfiguración del Señor), en México es Misa de precepto el 12 de diciembre (Nuestra Señora de Guadalupe), como vemos cada país establece, además de las misas de precepto universal, otras misas de precepto “locales”.



Por eso, es obligación de todo católico informarse cuáles son las misas de precepto en su país, pues tanto esas como las ya establecidas por la Iglesia universal, requieren un compromiso serio de participar.


PAXTV.ORG