¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos?
- 08 Julio 2017
- 08 Julio 2017
- 08 Julio 2017
Evangelio según San Mateo 9,14-17.
Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le dijeron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?".
Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido y la rotura se hace más grande.
Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, el vino se derrama y los odres se pierden. ¡No, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y así ambos se conservan!".
San Pedro Crisólogo (c. 406-450), obispo de Ravenna, doctor de la Iglesia Sermón 31
« El ayuno de los amigos del Esposo»
¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos frecuentemente, mientras que, tus discípulos no ayunan? ¿Por qué? Porque para vosotros, el ayuno es un asunto de la ley y no un don espontáneo. En sí mismo el ayuno no tiene sentido, lo que cuenta es la intención de aquel que ayuna. ¿Que provecho pensáis sacar, vosotros que ayunáis contrariados y forzados? El ayuno es un arado maravilloso para labrar el campo de la santidad, cambia los corazones, desarraiga el mal, arranca el pecado, quita el vicio, siembra la caridad; mantiene la fecundidad y prepara la siega del inocente. Los discípulos de Cristo, ellos están colocados en el corazón mismo del campo maduro de la santidad, reúnen los gérmenes de las virtudes, alegran el Pan de la nueva recolección; no pueden pues practicar ayunos en adelante pasados de moda...
«¿Por qué tus discípulos no ayunan?» El Señor les responde: «¿los amigos del Esposo, pueden ayunar mientras el Esposo está con ellos?» Aquel que se casa deja el ayuno de lado, deja la austeridad; se entrega por entero a la alegría, participa en el banquete; se muestra en todo afable, amable y contento; hace todo lo que le sale del cariño que siente por su mujer. Cristo celebraba entonces sus bodas con su Iglesia; también aceptaba participar en sus comidas; no rechazaba aquellas que le invitaban; lleno de benevolencia y de amor, se mostraba humano; accesible, amable. Lo que quería era unir al hombre con Dios y hacer de sus compañeros miembros de la familia divina.
Quiliano, Santo
Obispo y Mártir, 8 de julio
Martirologio Romano: En Herbipoli (hoy Würzburg), ciudad de Austrasia, san Quiliano, obispo y mártir, natural de Irlanda, desde donde viajó a esta región para predicar el Evangelio, y en la que, por velar diligentemente para que se observase en ella la vida cristiana, fue martirizado († c. 689).
Breve Biografía
Quiliano era un monje irlandés. En el año 686, antes o después de recibir la consagración episcopal, partió a Roma con once compañeros, y el Papa Conon le encargó predicar el Evangelio en Franconia (Badén y Baviera).
El santo, asistido por el sacerdote Colmano y el diácono Totnano, convirtió y bautizó a numerosos paganos en Würzburg. Entre dichos convertidos figuraba el duque de la ciudad, Gosberto.
Una biografía medieval narra en la forma siguiente el martirio de San Quiliano: El duque había contraído matrimonio con Geilana, la viuda de su hermano. San Quiliano le indicó que tal matrimonio era inválido, y el duque prometió separarse de Geilana; pero ésta, enfurecida, aprovechó la ausencia de su esposo, quien había partido a una campaña militar, para que sus esbirros decapitaran a los tres prisioneros.
Consta con certeza que Quiliano, Coimano y Totnano evangelizaron realmente la Franconia y la Turingia oriental y que fueron mártires.
El culto de San Quiliano existió en Irlanda, así como en las diócesis de Würzburg, Viena y algunas otras.
Cuando se ha perdido el tesoro
Santo Evangelio según San Mateo 9,14-17. XIII Sábado de Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
"Escucha, Señor, mi oración, y presta oído a mi súplica" (Salmo 143) Jesús, me acerco a tus pies pidiéndote que me escuches. Mi corazón está sediento de Ti. Solamente Tú puedes darme la paz que necesito y el amor que voy buscando por todas partes. Hoy vuelvo a la casa del Padre como el hijo que salió temprano y vuelve cansado, al atardecer, y se cobija entre los brazos de su padre.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
"Vendrán días en que les quitarán al esposo, y entonces ayunarán" Pensemos por un momento el dolor tan grande que sufre una mujer cuando pierde a su amado, cuando queda totalmente sola y le faltan esos momentos de intimidad en los cuales, con pocas palabras, los corazones estaban fuertemente unidos. La vida pierde el color y todo se hace gris. Es en ese momento cuando los corazones se dan cuenta del gran tesoro que han perdido.
Eso es justamente lo que pasa cuando perdemos a Jesús, cuando dejamos que el pecado llene nuestras vidas. Tenemos un gran tesoro entre manos, tenemos un hermano, un amigo, un esposo, un padre que nos ama y que está dispuesto a dar su vida por cada uno de nosotros. Y muchas veces no nos damos cuenta y pensamos que es algo normal. Y nos puede pasar como al hijo mayor que no se ha dado cuenta que se ha ido de casa. Cumplimos lo mejor posible, pero en realidad nos damos cuenta que hemos ido envejeciendo y que nuestros corazones se han ido llenando de amargura.
Pero he ahí que Jesús está fuera y espera a que le abramos la puerta de nuestros corazones. El Padre aún espera el regreso del hijo. Él toca pero espera, insiste pero no presiona. Sabe que nuestra tristeza y amargura se debe a que lo hemos perdido a Él. Quiere darnos la alegría que tanto necesitamos, pero sabe que somos nosotros los que tenemos que abrir de par en par, y sin miedo, el corazón.
"María es el odre nuevo de la plenitud contagiosa. Queridos hermanos, sin la Virgen no podemos llevar adelante nuestro sacerdocio. "Ella es la esclavita del Padre que se estremece en la alabanza". Nuestra Señora de la prontitud, la que apenas ha concebido en su seno inmaculado al Verbo de vida, sale a visitar y a servir a su prima Isabel. Su plenitud contagiosa nos permite superar la tentación del miedo: ese no animarnos a ser llenados hasta el borde, y mucho más aún, esa pusilanimidad de no salir a contagiar de gozo a los demás. Nada de eso: "La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús"."
(Homilía de S.S. Francisco, 13 de abril de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy rezaré un rosario, o al menos un misterio, preferentemente en familia, para descubrir y hacer rendir el tesoro, los talentos que he recibido.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Ayunar es amar
No es el comer o el ayunar lo que importa: lo que hace verdadero el ayuno es el espíritu con que se ayuna
Los criterios inmediatistas y eficientistas poco a poco han invadido nuestra cultura. El máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo, la inmolación del esfuerzo, del tiempo, de valores profundos y hasta de afectos vitales en vistas a un objetivo de corta duración que se presenta como plenificante en lo social o económico. De esta filosofía de vida, casi aceptada universalmente, no está exenta la vida de fe de los cristianos. Si bien la fe del discípulo se afianza y crece en el encuentro con Jesús vivo, que llega a todos los rincones de la vida y se nutre en la experiencia de ponerse de cara al evangelio para vivirlo como buena noticia que ilumina el andar cotidiano, podemos correr el riesgo de mirarlo de “reojo” y quedarnos sólo con una parte.
Hace algunos domingos, después de pronunciar el Sermón del Monte, Jesús nos dijo “para que vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en los cielos”. Frente a esta palabra tan determinante podemos conformarnos con hacer algunas buenas obras y darnos por satisfechos. La propuesta del Señor es más ambiciosa. Nos propone un obrar “desde la bondad” que tiene su raíz en la fuerza del Espíritu que se derrama dinámicamente como don de amor para todo nuestro vivir. No se trata solamente de hacer obras buenas, se trata de obrar con bondad. Estamos en la puerta de la cuaresma y la tentación que podemos tener es la de reducirla a ciertas buenas prácticas que finalizan en la pascua, desperdiciando el caudal de gracia que puede significar este tiempo de conversión para toda nuestra vida.
Nuestro ayuno cuaresmal puede ser rutinario y llegar a ser un gesto maniqueo más que profético consistente en «cerrar la boca», porque la materia y los alimentos son impuros: cuando el ayuno que Dios quiere es partir el propio pan con el hambriento; privarnos no sólo de lo superfluo, sino aún de lo necesario para ayudar al los que tienen menos; dar trabajo al que no lo tiene curar a los que están enfermos en su cuerpo o en su espíritu; hacernos cargo de los que sufren el azote de la droga o ayudar a prevenir la caída de tantos; el denunciar toda injusticia; el trabajar para que tantos, especialmente chicos en la calle, dejen de ser el paisaje habitual; el dar amor al que está solo y no sólo al que se nos acerca.
No creamos que es el comer o el ayunar lo que importa. Lo que hace verdadero el ayuno es el espíritu con que se come o se ayuna. Si pasar hambre fuera una bendición, serían benditos todos los hambrientos de la tierra y no tendríamos porque preocuparnos. «Ningún acto de virtud puede ser grande si de él no se sigue también provecho para los otros... Así pues, por más que te pases el día en ayunas, por más que duermas sobre el duro suelo, y comas ceniza, y suspires continuamente, si no haces bien a otros, no haces nada grande».San Juan Crisóstomo
Jesús ayunó según la tradición de su pueblo pero también compartió la mesa de ricos y pobres, de los justos y pecadores. (Mt. ll,l9).
Ayunemos desde la solidaridad concreta como manifestación visible de la caridad de Cristo en nuestra vida. Así tiene sentido nuestro ayuno como gesto profético y acción eficaz. Así cobra sentido nuestro ayunar para que otros no ayunen. Ayunar es amar.
Necesitamos vivir la profundidad de no darle tanta importancia a la comida de la que nos privamos sino a la comida que posibilitamos a un hambriento con nuestras privaciones. Que nuestro ayuno voluntario sea el que impida tantos ayunos obligados de los pobres. Ayunar para que nadie tenga que ayunar a la fuerza.
Iniciando la cuaresma, benditos sean estos cuarenta días si nos entrenan el corazón en la actitud permanente de partir y repartir nuestro pan y nuestra vida con los más necesitados. Nuestro ayuno no puede ser dádiva ocasional sino una invitación a crecer en la libertad por la cual experimentamos que no es más feliz el que más tiene, sino el que más comparte porque ha entrado en la dinámica del amor gratuito de Dios.
Estamos en un tiempo marcado por la misión, no como gesto extraordinario sino como un modo de ser Iglesia en Buenos Aires. Cada gesto pastoral deseamos que no se agote en sí mismo sino que marque una brecha, genere una actitud que permanezca. En esta línea, queremos que el gesto solidario de cuaresma que realizamos desde hace ya varios años, nos permita rubricar el anuncio de la buena noticia, de que por el bautismo somos una familia que siente y vive como propias las angustias y dolores de todos, y todos los días del año.
Quiero agradecerles todo lo que se ha podido realizar a través de los gestos solidarios de los años anteriores y los animo a que la caridad viva sea el signo que acredite nuestras palabras de anuncio del Reino.
Que Dios los bendiga y le regale una Santa Cuaresma vivida den el amor de Dios por su pueblo
Cardenal Jorge Mario Bergoglio S.J., 10 de marzo de 2011
Jesús simpre sana el alma
Homilía de la Misa que celebró este viernes junto a los trabajadores del centro industrial del Vaticano
Papa Francisco: "Jesús vino a llamar a los pecadores no a los justos"
El Papa Francisco afirmó que los cristianos, a diferencia de los fariseos, no deben avergonzarse de ser pecadores, ya que “Jesús vino a llamar a los pecadores, no a los justos”, y por lo tanto reconocerse imperfectos “nos da la oportunidad de que Jesús venga a buscarnos”.
El Santo Padre realizó esta afirmación durante la homilía de la Misa que celebró este viernes junto a los trabajadores del centro industrial del Vaticano, donde afirmó que “Jesús sabe en qué consiste el trabajo, lo entiende bien”.
El Papa reflexionó sobre el Evangelio del día en el que se narra la vocación del apóstol San Mateo. Francisco recordó que Mateo era un publicano que se encargaba de recaudar impuestos para los romanos. Era considerado un traidor, y sin embargo Jesús le llama: “Jesús eligió un apóstol…, entre toda la gente, eligió al peor”.
El Santo Padre recordó que cuando se alojaba en la vía romana de Scrofa, “me gustaba ir a la iglesia de San Luis de los Franceses para mirar la pintura de Caravaggio, La conversión de Mateo, donde el apóstol figuraba agazapado sobre el dinero y Jesús lo señala con el dedo”.
“Viendo aquello, los fariseos, que se creían justos y que lo juzgaban todo, decían: ‘Pero, ¿cómo es posible que vuestro maestro busque esa compañía?’. Y Jesús contesta: ‘Yo no he venido para llamar a los justos, sino a los pecadores’”.
Francisco reconoció que esta escena del Evangelio “me consuela mucho, porque pienso que Jesús vino por mí. Porque todos somos pecadores. Todos. Todos tenemos esa marca. Estamos marcados. Cada uno de nosotros sabe dónde es más fuerte su pecado, su debilidad”.
“Lo primero de todo que debemos hacer es reconocer esto: ninguno de nosotros, ninguno de los que estamos aquí, puede decir: ‘Yo no soy pecador’. Los fariseos sí que lo decían, y Jesús los condena. Eran soberbios, vanidosos, se creían superiores a los demás. En cambio, todos somos pecadores. Ese es nuestro título y es también la oportunidad que tenemos de atraer a Jesús a nosotros. Jesús viene junto a nosotros, junto a mí, porque soy pecador”.
El Papa concluyó su homilía insistiendo en que “nuestro consuelo, nuestra confianza, es que Jesús perdona siempre, siempre sana el alma, siempre”.
¿Es lícito practicar deportes de alto riesgo?
Hace falta un motivo justificado para desarrollar una actividad que, aunque sea incidentalmente, comporta un mínimo de riesgo
¿Cuál es la valoración moral de los deportes extremos o de quienes practican deportes peligrosos como el salto en bongee, paracaidismo, buceo entre tiburones, vuelo en ala delta, navegar entre rápidos, escalada libre, corridas de toros... entre otros?
“La norma que preside todas las manifestaciones deportivas en orden a los eventuales peligros a que puede exponerse el hombre se remonta al quinto mandamiento: no matar, no abreviar tu vida, no insidiarla, no perjudicar tu propio organismo. Nuestra vida es un capital que es preciso cuidar de los modos y maneras más parecidos a una sabia administración. Si el cuerpo y el espíritu lo exigen para reforzar las estructuras originales y el desarrollo de las capacidades superiores, el organismo puede ser sometido a deportes que incluso comportan cierto riesgo de lesiones”. (G. Perico, voz “Deporte”, Diccionario Enciclopédico de Teología Moral, Paulinas 1980, p. 200).
La clave para acertar en un juicio moral depende del factor “riesgo”. Los riesgos de una actividad pueden surgir de dos fuentes diversas:
- a) Los riesgos se consideran debidos a factores extrínsecos, cuando no están en la intención misma de tal o cual deporte ni se siguen necesariamente del ejercicio de ese deporte. Así por ejemplo, en el automovilismo el riesgo que depende de las situaciones climáticas adversas, o desperfectos en las máquinas de carrera, o del ejercicio de ese deporte más allá de ciertos límites de velocidad o en determinados circuitos poco seguros.
Este tipo de riesgos extrínsecos, a su vez, habrá que ver si son previsibles o no, y si son graves o leves.
Juicio moral: cuando el riesgo es debido sólo a factores extrínsecos, es lícita toda actividad deportiva mientras se ponga en acto, antes y durante el desarrollo de tal actividad, todas las medidas capaces de reducir el grado de riesgo al mínimo posible, hasta el punto de dejar subsistir sólo un cierto riesgo dependiente de factores incidentales imprevisibles. Dicho de otra manera: mientras subsisten peligros que pueden ser eliminados, no es moralmente lícito exponer la vida o la salud, porque esto equivaldría a posponer la vida a otros valores inferiores a ella.
Además hace falta un motivo justificado para desarrollar una actividad que, aunque sea incidentalmente, comporta un mínimo de riesgo. Son motivos suficientes la educación del carácter o de la voluntad, la sana diversión, la utilidad para la vida física individual o social, etc.
En esta categoría pueden colocarse el montañismo, el motociclismo, el automovilismo, etc., cuando las medidas de seguridad optimizan las condiciones del ejercicio de estos deportes (poniendo límites a la velocidad, equipamiento obligatorio, preparación física suficiente, etc.).
Evidentemente, también hay que tener en cuenta que aquello que no representa un riesgo próximo para una persona suficientemente entrenada, sí puede representar un riesgo grave para otra no suficientemente preparada. Así mientras para algunos es lícito, no lo es para otros.
- b) Los riesgos se consideran debidos a factores intrínsecos cuando el peligro es intrínseco a la naturaleza de la actividad o del deporte en cuestión. Por ejemplo, en el boxeo, el riesgo de golpear la cabeza del púgil es intrínseco, pues tales golpes están en la intención y en la técnica del mismo deporte: se intenta dejar al adversario en condiciones de no poder continuar combatiendo.
Este tipo de riesgos son siempre previsibles. Habrá que ver si son graves (o sea, que implican peligro para la vida, o daño notable para la salud) o leves.
Juicio moral: los riesgos intrínsecos graves que tienen una relación de causa-efecto con el deporte que los causa son ilícitos e inmorales. El deber que se impone es quitar la causa, es decir, eliminar la actividad. El motivo es que no es lícito exponerse a actividades innecesarias que comportan peligros graves ineliminables.
La mayoría de los moralistas considera como el ejemplo más notorio de este tipo de actividades ilícitas el boxeo, al menos el boxeo profesional. En la segunda mitad del siglo XX se conocen aproximadamente unas 400 muertes producidas sobre el ring. Sin llegar a tanto, es evidente que entre las consecuencias de este deporte se han de enumerar las lesiones cerebrales que implican un acortamiento de la vida y pérdida de lucidez en las facultades mentales (al punto que se habla de la encefalopatía crónica progresiva como la enfermedad de los boxeadores profesionales).
A esto hay que añadir que esta actividad (que no puede ser encuadrada propiamente bajo el concepto de deporte) despierta en quien la practica y en los espectadores la “saevitia” (violencia en el sentido de crueldad), es decir, el complacerse en el sufrimiento físico del prójimo, lo cual “es una especie de bestialidad, pues tal delectación no es humana sino bestial, proveniente o de la mala costumbre, o de la corrupción de la naturaleza como las demás afecciones bestiales” (Santo Tomás, II-II,159). El mismo vicio se extiende frecuentemente a los espectadores y hay que tener en cuenta que es reprobable todo cuanto fomenta el interés complacido y la fruición por los gestos de violencia.
A este tipo de actividad pueden equipararse otros “deportes” que implican lucha con violencia y daño propio y del adversario. No entra, en cambio, en esta categoría (sino en la anterior) el llamado “boxeo de palestra” (y todos aquellos modos de lucha se equiparan a él) que sólo es un ejercicio de músculos con tales garantías de seguridad que casi eliminan todo tipo de riesgos.
Bibliografía: Elio Sgreccia, Manuale di Bioetica, Milano 1991, II, pp. 330-333; Ciccone, L., Non uccidere, Milano 1988, p. 408-427./
¿Cómo se forma la virtud de la piedad?
Herramientas para educar en las virtudes
Existen algunos medios en los que se apoya todo proceso de formación espiritual. Son medios que van modelando nuestra personalidad, nos acercan a Dios, modelan nuestro corazón de apóstoles, nos abren a los valores del espíritu y nos sostienen en nuestro camino de santificación.
Rezar es hablar con Dios
El Espíritu
De la conciencia moral se pasa a la genuina experiencia religiosa del hombre. Lo que promeramente define al hombre no es su libertad sino su dependencia de Dios. Una persona que arrastra una fe frágil se torna frágil ella misma; por lo contrario el pensamiento profundo y amable de la paternidad de Dios, de Jesucrito como un verdadero amigo, de María como nuestra madre, cambia completamente la vida, naciendo en el fondo del alma una fuerte seguridad.
Formación Espiritual
El área de formación más importante y decisiva para un cristiano es la formación espiritual. Por lo tanto, se trata de una formación vivencial más que intelectual; es la experiencia del amor:comienza por al amor a Dios y a los hombres, y termina en ese mismo amor fortalecido y perfecciondo. Comenzar amando para terminar amando aún más.
Cuentan que un joven ateo entró un día a una iglesia católica para ver qué es lo que hacían ahí. En ese momento celebraban la Santa Misa y el joven se preguntaba qué pasaba. Una persona la empezó a explicar el sentido de cada parte de la misa y al momento de llegar a la comunión le dijo que esas personas se acercaban para recibir a Dios en el sacramento de la comunión. El joven se quedó pensativo, después preguntó: Si los católicos realmente creen que en esa hostia está su Salvador, ¿cómo es podible que tantos se quedan sentados sin recibirla?
Éste es un gran peligro que tenemos los católicos, podemos quedarnos con una fe pequeña, de tradición y no una fe viva y operante que nos lleve a conocer cada vez más a Cristo, a amarle más y a imitarle en cada momento. No hay mejor señal de que nuestra vida espiritual va por buen camino que la transformación de nuetra persona para parecernos un poco más a Cristo.
Señales de Peligro
Dureza de Corazón: Nos importa sólo nuestros propios intereses. Únicamente hay lugar para lo que nos conviene a nosotros; no queremos incomodarnos en nada para ayudar a los otros;no nos duele lastimar a Dios.
Dejarnos llevar por los sentimientos: El verdadero amor se demuetra con las obras y no tanto con las buenas intenciones y sentimientos.
Soberbia y orgullo: Es una actitud de ponerse por encima de Dios y de los demás. Nos lleva a vivir los propios caprichos y no queremos que nada ni nadie nos estorbe.
Superficialidad y materialismo: ata el corazón y no lo deja elevarse a lo espiritual porqu estamos preocupados por la scosas materiales y muchas veces no esenciales.
Egoísmo: pensar primero en uno mismo
Pereza: No permite que haya constancia en nuestro compromiso con Cristo. Nos dejamos llevar por lo más fácil y cómodo.
Virtud de la Piedad
La piedad es una virtud que nos hace sentir profundamente hijos de Dios. Nos presenta a Dios como Padre bueno y amoroso, y no sólo como soberano y dueño. Hace que el corazón se dilate de amor y de confianza en Él.
También nos hace tener una tierna devoción a las personas y a las cosas de Dios.
- A la Santísima Virgen modelo más acabado de la nueva creatura surgida del poder redentor de Cristo.
- A los ángeles y a los santos.
- A la sagrada Escritura.
- A la Iglesia
- Al sumo Pontífice ( Papa)
- A los instrumentos de Dios (sacerdotes, religiosas, etc…)
Y nos hace tener un sentimiento de fraternidad universal hacia todos los hombres en cuanto hermanos e hijos del mismo Dios Padre que está en los cielos.
Para que la piedad sea sólida, no debe fundarse en vanos formulismos ni en estados emocionales, sino en una fe honda y robusta y en una actitud de filial amor , confianza y adoración a Dios.
Esta vivencia tiene su centro vital en Cristo y su fuente principal en el Evangelio. Pero esta vida espitual tiene un proceso dinámico: va del conocimiento al amor y del amor a la imitación; quien ha conicodo y ama a Cristo, experimenta el deseo ardiente de comunicarlo a los demás, y su mejor medio de comunicación es el propio testimonio.
Proceso dinámico en la vida espiritual
Tratemos de explicar un poco más en qué consiste este dinamismo.
- Conocer a Cristo: hay que ayudar a los chicos a encontrarse con Cristo, con el Cristo vivo y real que se acerca a nosotros a través del Evangelio, que se hace presente en la Eucaristía y que se comunica con nostros en la oración. Enseñarles a conocer sus criterios, su manera de pensar, de sentir, de querer. Para esto es preciso que sepaspresentar un Cristo atrayente, el auténtico Cristo que es capaz de conquistar a qualquier persona.
- Amar a Cristo: el conocimiento personal es la puerta del amor. Hay que enseñar a tus hijos a vivir su vida diaria en un clima de amistad íntima y profunda con Jesucristo.
- Imitar a Cristo: quien ama piensa en el amado, busca estar con él. Enseñarles a mirar siempre a Cristo ocmo modelo; basta hacer referencia a él cuando queremos ilustrarles una virtud, cuando les corregios y les aconsejamos que él sea siempre su meta, su modelo de vida.
Medios para la formación espiritual
Existen algunos medios en los que se apoya todo proceso de formación espiritual. Son medios que van modelando nuestra personalidad, nos acercan a Dios, modelan nuestro corazón de apóstoles, nos abren a los valores del espíritu y nos sostienen en nuestro camino de santificación. Lejos de ser una añadidura que “roba tiempo”,las siguientes son necesidades profundas y exigencias normales de una auténtica vida Cristiana.
- La oración
Es fuente de luz, ella robustece la fe. La oración es generadora de amor, en ella la voluntad se identifica con el querer de Dios. La oración es vigorosa promotora de acción, en ella Dios nos llena de celo en su servicio y en la entrega a los demás.
Es importante aprender a rezar, buscarle el gusto a la oración. Se trata de un diálogo íntimo y personal con Dios que ilumina y robustece en la mente, en la voluntad y en el corazón, la decisión de identificarse con la voluntad de Dios. No podemos llenar el día de actividades, estudio, trabajo, diversiones, y darle a Dios las migajas de nuestro tiempo.
Es necesario también orientar a los chicos para que quieran orar, que aprendan a hacerlo y oren de hecho. Un hogar Cristiano debe ser una escuela de oración. Es importante que los papás enseñen a los hijos a orar especialmente en temprana edad, dirigiéndoles , por ejemplo, la acción de gracias después de la comunión, las oraciones de la mañana para ofrecer el día y al acostarse para dar gracias a Dios por todas las bendiciones recibidas, bendecir los alimentos…
¿Cuáles son los momentos que tenemos para la oración? Definitivamente, no existe tiempo o un lugar exclusivo para orar, puede hacerse siempre que se desee; sin embargo, es conveniente tener algunos momentos determinados que ayudan aformar el hábito:
- Ofrecer con gozo al Señor cada nuevo día
- Leer un pasaje del evangelio para concoer más a Cristo
- Rezar un misterio o el Rosario completo a María
- Comulgar siempre que te sea posible
- Asistir a Misa todos los domingos
- Acercarte con periodicidad a la confesión, movido por el espíritu de arrepentimiento y el deseo de conversión, haciendo de la confesión un encuentro personal con Cristo misericordioso.
- Hacer un avisita a Cristo en el Sagrario
- Dar gracias a Dios por la noche, por el don de la vida, de la fe, de la perseverancia y pedir perdón por lasfaltas que haya ofendido su corazón.
En un salón de clases se pueden encontrar también estos pequeños sagrados momentos.
Vida liturgica y sacramental
Se trata de ayudar a los alumnos a comprender los sagrados ritos y a participar en ellos con toda el alma (misa, periódos litúrgicos importantes Adviento, Navidad, Cuaresma, semana Santa, Pascua…; los sacramentos principalmente la Eucaristía y la Confesión). Esto se vuelve cada vez más importanteen la edad adolescente y en la juventud. Es normal que en su proceso de maduración pidan explicaciones acerca de todo y que surjan inquietudes espirituales. No hay que tener miedo a enaeñar la fe como es, es el momento ideal para ayudarles a comprender la importancia y la vivencia de estos actos para que los vayan aceptando e interiorizando con mayor firmeza, y estos resortes espirituales saltarán cuando ellos más lo necesiten.
Sacramento de la confesión
El amor a la Eucaristía es la manifestación de nuestro aprecio por el don que Cristo nos hace de sí mismo. Cristo desde el sagrario, forma el carácter y las virtudes, consuela a los afligidos, fortalece a los débiles… Crsito estáahí, esperándonos siempre que vayamos a visitarlo.
La recepción frecuente del sacramento de la confesión nos ayuda a conocernos más a nosotros mismos, a aumentar la delicadeza de conciencia y fortalece la voluntad para no volver a caer en pecado. Es muy importante prepararse para recibir este sacramento a través del examen de conciencia y el deseo de reparar el corazón de Jesús, de tal manera que hagamos del sacramento de la confesión un verdadero encuentro con el amigo, un encuentro personal lleno de fe y de sencillez, para que sea fuente de renovación interior y progresiva unión con Dios.
Examen de conciencia
Es un medio excelente de conocimiento personal. Todo comerciente necesita hacer sus cuentas y sacar sus conclusiones necesarias para prosperar en el futuro, así debe ser nuestro trabajo espiritual. Un trabajo consciente en la vida espiritual también pide detenerse unos minutos cada día para hacer un balance personal y constatar los progresos o deficiencias personales en la relación con Dios, con nosotros mismos y con los demás. ¿De qué debemos examinarnos? De todo lo importante en nuestra vida: fidelidad a nustros compromisos con Cristo, a nuestras oraciones, nuestra entrega a los demás, nuestra caridad, obediencia, generosidad, fidelidad a la conciencia, el trabajo , el estudio, el aprovechamiento del tiempo, las faltas de omisión, etcétera.
Virtudes teologales
La fe ha de dar sentido a nuestra vida, debe iluminar nuestro camino hacia el destino eterno; sólo ella nos brindará la fuerza necesaria para superar los obstáculos y las dificultades. La fe no es un mero sentimiento de la presencia de Dios; la fe es mucho más: “…es caminar, sufrir, luchar, caer y levantarse, tratando de ser fiel a un Dios que me llama y a quien no veo…Para mí creer es sobre llevar con alegría las confusiones, las sorpresas, las fatigas y los sobresaltos de mi fidelidad. Para mí creer es fiarme de Dios y confiar en él”. La esperanza nos da la seguridad que sólo puede dar la palabra de Dios y la certeza del triunfo. Es confiar plenamente en la omnipotencia de Dios. La caridad nos lleva a responder al amor de Dios. Es el primero y más grande de los mandamientos: “Amarás al Señor contodo tuc aorazón, con toda tua alma y con todas tus fuerzas, y a prójimo como a ti mismo”.
Devoción a la Santísima Virgen
Cultivar hacia ella una tierna devoción. Que no pase un día que tengamos un rato de conversación y trato íntimo y filial con ella nuestra madre del cielo.
Aunque todos estos son medios importantes en nuestra vida espiritual, no podemos olvidar que lo fundamental es el cultivo de lavida de gracia, es decir la amistad con Dios que sepierde ante la presencia del pecado mortal en el alma. Sobre ella, el padre Marcial Maciel, fundador de la congregación de los Legionarios de Cristo, dice: “La vida de Gracia es el medio por el que el cristiano se une a Cristo como el samiento a la vid y por el que la vida de Cristo se manifiesta en nuetro cuerpo mortal. Cultívenla con cuidado y vívanla como un aespecial relación de amistad con Jesucristo.Procuren apreciarla, valorarla y agradecerla sinceramente. Esfuércense por desarrollarla para que dé frutos de vida cristiana y de buena sobras.”
Cuando los hijos son pequeños, se les deba hablar de Dios, pero a medida que crecen se les debe hablar más de Dios y hablarle a Dios de nuestros de ellos.
Como formar en esta virtud
- Antes que nada el testimonio. Enséñale con tu testimonio a darle el primer lugar a Dios: misa, confesión frecuente, rezar con fervor…
- Particiaren algún retiro donde se hable de Dios y de la necesidadque tienen los hombres de este amor.
- Hacer misiones en dond etengan que hablar de Dios, de su fe.
- Dar realce a tiempos litúrgicos, viivendolos profundamente ya sea en el salón de clases o en casa.
- Fomentar en ellos la generosidad, enseñar a dar a los demás , a la Iglesia, un poco de su tiempo, del esfuerzo, de su colaboración también material.
- Hacer vida lo que se cree
- Hablar con aquel a quien creemos y que sabemos que nos ama.
- El cultivo de la vida de gracia en todo momento: los chicos especialmente adolescentes son muy sensibles al tema de la amistad, cuando comprenden que Cristo es un amigo, harán todo lo posible por no traicionar esta amistad. Ellos comprenden perfectamente esto. Para ello deben hacer la experiencia del amor de Cristo.
Algunos propósitos
Te presentamos algunos propósitos que puedes trabajar con los alumnos estas semanas
Primera semana: Buscar un momento donde le ayudes a prepara una buena y sincera confesión, ayúdate de una guía y buscando sobre todo que sea un encuentro con el amigo.
Segunda semana: leer un pasaje del evangelio para conocer cómo era Jesús, cómo hablaba, ómo trataba a los demás… Comentarlo con ellos
Tercera semana: hacer una semana de oración y pequeños sacrificios por la Iglesia, por el Papa, por las personas que más lo necesitan.
Autoanálisis
- ¿Procuro rezar con mis hijos/ alumnos en algún momento del día?
- ¿Cuál es mi actitud antes de ir a misa cada domingo? ¿voy sólo para llevar a mis hijos / para decirle a mis alumnos que fui, o por amor y gratitud a Dios?
- ¿Qué lugar ocupa Dios en la jerarquía de valores demi vida? ¿Hay sectores de mi vida en los cuales practicamente Dios no entra:profesión, diversiones, aficiones, disponibilidad de tiempo?
- ¿Vivo a veces como si Dios no existiera o nada tuviera que ver yo con Él?
- ¿He experimentado alguna crisis de fe no superadas? ¿Por qué no las he superado? ¿Por soberbia o intelectualismo?¿Por llevar una vida desordenada? ¿Por falta de formación religiosa?¿por no seleccionar bien mis lecturas?¿Me ha faltado oración?¿me fío solamente de mis pensamientos y criterios o me confío en Dios?
- ¿Cómo es mi trato con Dios en la vida diaria? ¿Sé acudir a Él en mis alegrías, mis tristezas, mis proyectos, mis luchas, mis esfurzos, mis logros? ¿Me acuerdo de Él sólo cuando sepresentan los problemas? ¿Cuándo me sobra el tiempo?
- ¿Busco con convicción los motivos que tengo para estar agradecida (o) con Dios?
- ¿Creo verdaderamente que tengo una madre en el cielo: La Virgen María? ¿Acudo a ella?
- ¿Trato de ver a Cristo detrás de cada persona:mis hijos, esposo, alumnos, compañeros de trabajo?
- ¿Cuál es mi oración favorita y por qué?
Ejercicio de esta sesión
Como una manera de iniciar tu labor de formación de la virtud de la piedad, lee con tus alumnos el relato que te presentamos, coméntalo tratando de que sean ellos mismos los que saquen las conclusiones sobre la importancia de esta virtud. De esta manera también abres una puerta para hablar de cómo es Dios y escuchar lo que ellos piensan y sienten con este tema.
Aprendí de mis padres
Mi padre, al rezar, se arrodillaba en el piso; apoyaba sus codos en una silla y se cubría el rostro con las manos. No se movía, no nos miraba ni se impacientaba.
Yo pensaba: debe ser grande Dios, si mi padre cuando le habla, se pone de rodillas. Dios debe ser también muy bueno, si mi padre le habla sin quitarse su saco y su corbata.
Mi madre rezaba todas las mañanas las oraciones sin perderse una sílaba, pero siempre en voz muy baja. Nos miraba pero no nos decía nada, nisiquiera cuando los más pequeños la molestaban o cuando había tormenta o cuando el gato se cometía alguna travesura.
Yo pensaba: Dios debe ser muy sencillo si mi madre puede hablar con ese delantal encima y teniendo un niño en brazos. Y también pensaba: Dios debe ser un personaje muy importante, si mi madre cuando le habla, ya no le hace caso ni al gato ni a la tormenta.
Las manos de mi padre y los labios de mimadre me enseñaron mucho más que el mejor libro de catecismo.