Sólo tienen un Doctor, que es el Mesías
- 26 Agosto 2017
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Evangelio según San Mateo 23,1-12.
Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: "Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen. Atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo. Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, ser saludados en las plazas y oírse llamar 'mi maestro' por la gente. En cuanto a ustedes, no se hagan llamar 'maestro', porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A nadie en el mundo llamen 'padre', porque no tienen sino uno, el Padre celestial. No se dejen llamar tampoco 'doctores', porque sólo tienen un Doctor, que es el Mesías. Que el más grande de entre ustedes se haga servidor de los otros, porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado".
Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, virgen y fundadora
Memoria de santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars, virgen, que para la asistencia a los ancianos fundó el Instituto de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados y falleció en Liria, en España.
Santa Teresa nació el 9 de enero de 1843, en Lérida, Cataluña. Deseaba ingresar en la vida religiosa y solicitó su admisión con las clarisas de Briviesca, cerca de Burgos, pero no pudo profesar a causa de la legislación en vigor. Se dedicó entonces a la enseñanza y se hizo terciaria carmelita. En 1872, fundó la primera casa en Barbastro, destinada a recoger ancianos sin familia y sin medios de subsistencia. El 27 de enero de 1873, tomó el hábito y fue nombrada superiora. Para poder recibir a más ancianos, compró el antiguo convento de los agustinos. Esta casa se convirtió más tarde, en la casa madre de la Congregación de Hermanitas de Ancianos Desamparados. Fue aprobada por la Santa Sede en 1887, y hasta ese año contaba ya con 58 filiales. Santa Teresa aprendió con las terciarias carmelitas la devoción a la Santísima Virgen y con las clarisas el amor a los pobres; en los ejercicios de San Ignacio, el ardiente deseo de indentificar constantemente sus sentimientos a la voluntad divina.
La santa solía decir: "No hay nada pequeño cuando se trata de la gloria de Dios". Murió el 26 de agosto de 1897. Pío XII la beatificó el 27 de abril de 1958.
«Cuiden con interés y esmero a los ancianos; ténganse mucha caridad y observen fielmente las Constituciones: en esto está nuestra santificación».
Eran palabras testamentarias de la fundadora a punto de exhalar su último suspiro, dejando que manase de sus labios lo que de forma tan abundante pervivía en su corazón: su amor a Cristo, y en Él a los se hallan en el ocaso de la vida faltos tantas veces de la gratitud y del cariño de aquellos por los que desvivieron, o tal vez despojados de sus bienes y maltratados como un objeto inservible.
Teresa tuvo la fortuna de nacer en una familia profundamente arraigada en la fe, que dio, antes de nacer ella y proporcionaría después, nuevos miembros consagrados a la Iglesia. Creció con una sensibilidad particular hacia los desamparados.
Oremos
Tú, Señor, que concediste a Santa Teresa de Jesús Jornet un conocimiento profundo de la sabiduría divina, concédenos, por su intercesión, ser siempre fieles a tu palabra y llevarla a la práctica en nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
Oh Dios, que has guiado a la virgen santa Teresa a la perfecta caridad en el cuidado de los ancianos, concédenos, a ejemplo suyo, servir a Cristo en el prójimo, para ser testimonios de su amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén (oración litúrgica).
saac el Sirio (siglo VII), monje cercano a Mossoul
Discurso 58, primera serie
“Quien se humilla será ensalzado”. (Lc 18,14)
Hay una humildad que viene del temor de Dios y hay una humildad que de Dios mismo. Hay quien es humilde porque teme a Dios y hay quien es humilde porque conoce el gozo. El primero, que teme a Dios recibe la dulzura en su cuerpo, en el equilibrio de sus sentidos y un corazón contrito en todo tiempo. El segundo, el que se humilla porque conoce el gozo, recibe una gran simplicidad y un corazón dilatado a quien nada ni nadie puede retener en el amor.
Santo Evangelio según San Mateo 23,1-12. Sábado XX de Tiempo Ordinario.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Gracias, Jesús, por estar de nuevo conmigo en este momento de encuentro. Dispón mi corazón para que sepa acoger todo aquello que me quieres dar. Ilumina mi mente para discernir lo que quieres de mí. Fortalece mi voluntad para que lo acepte y lo procure con esfuerzo, y dame apertura para dejar que tu gracia toque mi vida y poco a poco me vaya modelando mejor según tu imagen. María, madre mía, acompáñame en este rato de oración.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Señor, sabes que muchas veces en mi vida actúo como un fariseo. Soy duro de juicio, critico a los demás; no acepto mis errores pero sí comento los de los otros; vivo en el legalismo de cumplir o no cumplir sin ir al amor; busco ser el centro de atención y que me traten de manera superior que a los me rodean.
Me invitas a no actuar conforme a lo que los demás piensen de mí. Me llamas a vivir de cara a Ti. Es esto lo que al final me hará una persona libre, sin temores, audaz, feliz. ¡Cuánta tristeza embarga mi alma cuando busco sólo dejar ante los demás una imagen de lo que no soy!
Me pasa como los perfiles de Facebook en los que miles de fotos presentan y construyen la imagen de una persona, sin que de verdad muestre todo de ella. Son las imágenes de la apariencia, no de la verdad. Son imágenes, no personas. Trato de vivir de acuerdo a las modas, a lo que los demás hacen o dicen, a lo que mis amigos usan o a lo que los famosos tienen. Pero entonces no hay verdad. Se hace todo sólo para que los demás vean lo "feliz, bueno, cool, divertido, incluso, santo" que soy.
Ayúdame, Señor, a buscar la verdad en mi vida, a buscarla con pasión y sin temor. Ayúdame a vivir de acuerdo a ella y a transmitirla sin temor. Porque sé que sólo la verdad y amor verdadero me hacen libre.
"Así Jesús enseña cómo hacer plenamente la voluntad de Dios y usa esta palabra: con una "justicia superior" respecto a la de los escribas y fariseos. Una justicia animada por el amor, por la caridad, por la misericordia, y por lo tanto capaz de realizar la sustancia de los mandamientos, evitando el riesgo del formalismo. El formalismo: esto puedo, esto no puedo; hasta aquí puedo, hasta aquí no puedo... No”.
(Homilía de S.S. Francisco, 12 de febrero de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy procuraré decir en todo momento la verdad.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Para trascender hay que servir
Inteligencia y voluntad puesta al servicio; puestas al servicio de la verdadera trascendencia
En una ocasión, una alumna en su graduación de preparatoria comenzó su discurso diciendo: “Para trascender hay que servir.” Trascender: “ir más allá del límite”; “la inmortalidad del alma.” ¿Por qué debía esto venir al caso en una graduación?
El tema de la trascendencia importa particularmente cuando la vida está por tomar otro rumbo, o cuando se empieza a forjar un futuro, ya que de los ideales depende hasta dónde una persona pueda llegar.
El deseo de trascender del ser humano se refleja, entre otras cosas, en tantas ciencias, filosofías, y corrientes que ahora estudian la muerte, la vida, el duelo.
Es un tema que a todos concierne, que está ahora de moda, y del cual todos tarde que temprano nos sentimos con derecho a opinar. Y esta alumna opinó que para que nuestro paso por la tierra no sea estéril, es necesario servir.
Servir a Dios = trascender
¡Cuántas ocasiones no tenemos durante nuestra vida de reflexionar sobre estas verdades!
Navidades, años nuevos, muertes, nacimientos, graduaciones, etcétera, servir… en un velorio es tan claro que la vida es corta, que Dios existe, que los seres queridos se marchan, que la mayoría de las veces no dejamos más que recuerdos, que hay que aprovechar el tiempo, que debe haber algo más.
En la vida ordinaria, ¿será tan claro? ¿por qué será que el ser humano puede asistir a un sin número de velorios y no buscar una vida de servicio a los demás? ¿o porqué no decidirse a vivir cara a Dios? ¿a servir a Dios? ¿Le faltarán razones?
Hay una frase que dice: "fuertes razones hacen fuertes acciones". La vida eterna debiera ser una fuerte razón, sin embargo a veces pareciera que no hemos entendido lo que hay que hacer para ganarla. Tenemos la brújula descompuesta y lo consideramos algo relativo, siendo que Dios ha querido mostrarnos el camino.
Inteligencia y voluntad
Se dice que el valor de un hombre no depende tanto de la fuerza de su entendimiento, como de su voluntad.
Y entonces habrá que considerar si más bien es que no hemos querido entender lo que debemos hacer para ser coherentes con nuestra fe, para vivir cara a Dios, sin miedo a la muerte.
¿Será que quiero llegar al polo norte, pero pienso que el norte está para el sur? o ¿será más bien que quiero llegar al norte caminando hacia el sur? porque claro está que el deseo de trascender lo llevamos todos.
El corazón del hombre: su conciencia
En una persona la inteligencia puede estar muy clara, pero si la voluntad estuviera mal orientada, por más esfuerzos de entender, su conciencia quedó ofuscada.
Y es que la voluntad es querer y queremos también con el corazón. Cuidado donde uno lo ponga, porque ahí, sí que será donde en la vida ordinaria se manifiesten nuestras razones.
Pascal lo decía así: “el corazón tiene razones que la razón no entiende”.
Si estamos en esta vida para trascender, ¡qué bueno es reflexionar sobre la muerte y sobre la vida! pero igual de bueno es encaminar a diario la voluntad y el corazón a la voluntad de Aquel que nos puso en este mundo.
Es la capacidad de amar lo que nos hace superiores a cualquier creatura, pero en la libertad de corazón, si no ponemos esfuerzo podemos errar el camino.
“Nunca digas nunca”
“Nunca digas de esta agua no beberé.” Cuántas veces a la vuelta de la vida cambia la manera de concebir los principios morales, o se tiene un credo pero resulta que se opta por actuar de manera contraria. Le pasaba a San Pablo: “Hago el mal que no quiero y dejo de hacer el bien que quiero.”
Por lo tanto, el riesgo de todo ser humano no está en equivocarse, sino en equivocarse y no darse cuenta que está equivocado, o permanecer en un camino que antes no hubiera elegido por las razones equivocadas, porque como consecuencia se nubla su inteligencia.
El detalle del “nunca digas de esta agua no beberé” en las cosas que a la moral o al alma se refieren, no debe ser tanto el riesgo de beberla alguna vez, sino el de continuar bebiéndola por la comodidad, la ignorancia, el miedo de no reconocer el error, o el famoso "todo mundo lo hace."
La conciencia tiene esa capacidad de auto convencimiento. Quien no vive como piensa acaba pensando cómo vive y tal vez es por esto que a pesar de reflexionar muchas veces durante nuestras vidas, no logramos ser totalmente coherentes.
"Preguntarle a Dios que quiere de mí equivale a preguntarle qué debo hacer para ser feliz."
¿Cómo y cuanto servimos a Dios y a los que nos rodean? al pensar en la muerte y en el camino de la vida, ¿será importante tener ideas claras?
Si. Pero no bastan. Hacen falta convicciones profundas para poner el corazón en su lugar, fortaleza para levantarlo incontables ocasiones, para pedir perdón y fe para volver a entregárselo a Dios cuantas veces sea necesario, luchando día con día.
Es importante saber a dónde vamos, es importante preguntarle a Dios a donde quiere que vayamos, esa pregunta es personal, pero puede requerir consejo de algún director espiritual para afinar la conciencia. Y mucho valor para actuar en consecuencia.
Sin embargo, toda elección implica una renuncia, y si elijo trascender he de renunciar a una vida cómoda y sin servicio. “Lo que hace falta para conseguir la felicidad, no es una vida cómoda, sino un corazón enamorado” San Josemaría.
Chistoso, porque ahora llamamos amor a muchas cosas que no lo son y pretendemos tener una fe al gusto del cliente.
Es contradictorio pretender amar a Dios y luego no buscar el camino para llegar Él. Es contradictorio elegir, solo en ciertos momentos de reflexión de nuestra vida, una meta de trascendencia y pretender llegar a ella por el camino fácil. No puedo querer llegar al norte caminando hacia el sur.
“Dichosos los limpios de corazón porque verán a Dios”
Hay quienes opinan que seguir a Dios es algo muy difícil o no tan valioso en el mundo moderno.
Nadie niega que ir contracorriente y aceptar la voluntad de Dios cuesta trabajo. Pero en realidad, es reconfortante saber que para trascender en esta vida no es necesario no equivocarse nunca, ni tener siempre todas las virtudes. Ya que de ser así ni San Agustín, ni la magdalena, ni tantos otros lo hubieran logrado.
La fe y la esperanza están en admitir que Dios no pierde batallas y por eso vale la pena entregarle la vida entera, comenzando y recomenzando lo que haga falta.
Y justo porque nos ama tal cual somos, y no nos pide no caernos nunca, tampoco bastan, aunque ayudan mucho, las buenas intenciones y las buenas obras para trascender… basta el amor: poner el corazón en donde Dios quiere que lo ponga.
“El día que me muera. Dios no me va a juzgar por los lugares de la tierra que he tenido la dicha de conocer, ni por la gente importante a la que he tratado, ni por los recuerdos que conservé de mi juventud. En el fondo, no querrá saber a cuantos leprosos atendí, ni cuanto afán puse en que los niños aprendieran. Cuando muera y me encuentre frente a frente con Cristo, Jesús sólo se va a interesar por mi amor: como he amado, cuanto he amado, a quien he amado, por qué razón he amado. Y en la respuesta a estas preguntas estará mi salvación.” San Juan de la Cruz.
Tres características de lo diabólico que hoy son ampliamente evidentes
Las identificó Mons. Sheen en un discurso que adquiere hoy tintes proféticos
Una vez que ya ha sido presentado un milagro obtenido por su intercesión, la beatificación del arzobispo Fulton John Sheen (1895-1979) solo espera el final del conflicto judicial por sus restos que enfrenta a las diócesis de Peoria y Nueva York. Mientras tanto, sus enseñanzas siguen demostrando tanto poder iluminador sobre la realidad actual como a lo largo de su vida, cuando millones de personas seguían su voz a través de la radio y su voz y su mirada (al decir de los expertos, clave en su éxito como orador) a través de la televisión.
Un ejemplo muy claro es el corte de uno de sus discursos sobre el diablo, rescatado recientemente por monseñor Charles Pope, párroco en la archidiócesis de Washington y uno de los más influyentes creadores de opinión en el catolicismo norteamericano.
Pope, en un artículo titulado Tres características de lo diabólico que hoy son ampliamente evidentes, se centra en cinco minutos de ese discurso. En ellos, el arzobispo Sheen se basa en las teorías del psicólogo Rollo May (1909-1994), del Rockefeller Institute, sobre las manifestaciones de lo demoniaco en la personalidad humana para, basándose en el pasaje evangélico del endemoniado geraseno o gadareno, señalar tres signos que caracterizan lo diabólico en el mundo: la desnudez, la violencia, la división.
Sheen comienza recordando que la palabra diabólico viene del griego diaballein, que significa "desunir, separar, encizañar". Y apunta como un "aumento de lo diabólico" las "discordias en la Iglesia", que estaban en su punto álgido en la debacle postconciliar de los años 60-70, época de esta grabación: "La discordia en las comunidades religiosas, la discordia entre los laicos, discordias en el clero... todo ello son manifestaciones del espíritu de lo diabólico entre nosotros".
El entonces obispo de Rochester recuerda que, según Rollo May (quien había publicado en 1969 su célebre Amor y voluntad, donde abordaba la cuestión), hay tres formas en las que, desde el punto de vista de la psique humana, actúa lo diabólico: "Primera, el gusto por la desnudez; segunda, la violencia, la agresividad; tercera, disocia la personalidad, anula la paz interior, desarticula la mente".
(Respecto a la desnudez, monseñor Sheen cuenta una anécdota. Años atrás le preguntó al capellán de una institución si percibía alguna señal de lo diabólico en ella, y éste le contestó: "Sí, a veces, cuando llevo el Santísimo Sacramento, hay gente que se desnuda a mi paso".)
El obispo acude a la historia del endemoniado geraseno, y destaca que los Evangelios hablan de "tres características de este joven: primero, que estaba desnudo; segundo, que era violento y agresivo, no podían ni siquiera encadenarlo; y tercero, su mente estaba dividida", y de hecho "cuando Jesucristo le pregunta su nombre, responde que su nombre es Legión" (unidad formada por seis mil hombres).
"Soy yo, y no este psiquiatra", aclara Sheen, "quien relaciona esas tres manifestaciones de lo diabólico con el joven del Evangelio, pero es que no podía dejar de percibir estas semejanzas... Así que os dejo estas características de lo diabólico desde un punto de vista psiquiátrico: la ruptura de la unidad, la ruptura de las familias, la ruptura de las instituciones, la ruptura de las comunidades religiosas... la ruptura de la unidad de Cristo".
Medio siglo después...
"Tres características de lo diabólico", reitera en su artículo Charles Pope: "Gusto por la desnudez, violencia y división. ¿Qué pensáis? ¿Está el príncipe de este mundo llevando a cabo su agenda? Lo que es más importante: ¿estamos colaborando con él? El primer paso para derrotar la agenda del enemigo es reconocer sus tácticas, definirlas y luego rechazarlas en el nombre de Jesús. ¡Gracias, arzobispo Sheen! ¡Tu sabiduría, la sabiduría de Dios, nunca envejece!", exclama.
Monseñor Pope consagra su artículo a mostrar cómo las señales de lo diabólico que apuntaba el arzobispo Fulton J. Sheen a finales de los 60 y principios de los 70 (consagró más de un discurso al tema) han ido a más desde entonces.
Explosión de desnudez
Monseñor Pope recuerda que modestia proviene del latín modestus, que significa "moderado", y ambos de la palabra modus, que significa "medida": "Por tanto, al tiempo que quiero evitar ideas opresivamente puritanas sobre el vestido, que imponen pesadas cargas (especialmente sobre las mujeres) y miran el cuerpo como algo malo, también debemos criticar muchas formas modernas de vestirse que están en el otro extremo".
"Hay una tendencia al vestido inmodesto", modas que "dirigen la atención hacia aspectos del cuerpo que son privados y reservados para la unión sexual dentro del matrimonio", vestidos "que parecen dirigidos más a llamar la atención sobre esas partes privadas del cuerpo que a esconderlas": "Ese afán por desvelar y a excitar es seguramente un aspecto del gusto del Maligno por la desnudez".
Pope añade en este punto, obviamente, la pornografía, de "proporciones epidémicas gracias a internet": "Lo que antes obligaba a acudir a una apartada librería para adultos, hoy está a distancia de un clic", y "el hecho de que los hábitos de navegación puedan descubrirse fácilmente importa poco a los adictos de esta nueva forma de esclavitud".
También está vinculado "al gusto de Satanas por la desnudez" la "absoluta sexualización de nuestra cultura", incluso de la cultura infantil: "Las series de televisión muestran inacabables conversaciones sobre el sexo. Nos comportamos colectivamente como adolescentes hipersexualizados y obsesionados por algo que no comprendemos".
Y está también "la absoluta confusión que celebra la actividad homosexual": "Lo que las Escrituras consideran gravemente pecaminoso, desordenado y 'contrario a la naturaleza' (Rom 1, 26), lo celebran muchos en nuestra cultura. Quienes experimentan esos deseos se identifican abierta y orgullosamente con aquello que les tienta... En vez de ofrecerles amor, apoyo y la verdad de que deben vivir célibes (como están llamados a hacer todas las personas no casadas), nuestra cultura saturada de sexo, cegada y oscurecida por su propia lujuria, les reafirma e incluso anima a satisfacer lo que solo puede producir más daño a ellos y a otros".
"No es sorprendente", concluye, "que como resultado de esa celebración de la confusión y de la oscuridad, haya echado raíces la aún más profundamente confusa idea de 'transgenerismo'".
El gran siglo de la violencia
"Hemos convertido la violencia en una forma de entretenimiento", dice Pope apuntando desde el cine a los videojuegos. Pero hay cosas peores: la cultura de la muerte.
"La violencia comienza en el útero, donde los inocentes son atacados invocando 'elección [choice]' y 'derechos'", y continúa en formas diversas: "La anticoncepción, la actividad de las bandas criminales, el frecuente recurso a la guerra, la pena capital".
Pope recuerda que el siglo XX fue el más sangriento de la historia, con sus guerras mundiales y regionales y sus genocidios: "Con cada muerte, Satanás hace su 'baile de Snoopy'. A Satanás le encanta la violencia. Le encanta prender fuegos y luego ver cómo nos culpamos unos a otros mientras todos ardemos".
Unos contra otros
"Vemos divididas nuestras familias, la Iglesia, nuestro país...", afirma don Charles al pasar al tercer punto citado por el obispo Sheen. Y eso "en casi todas las facetas de nuestra vida: raza, sexo, religión, política, economía".
Lo peor: "Nuestras familias se rompen. El divorcio se dispara. Se rechazan los compromisos de cualquier clase como algo demasiado difícil o incluso imposible. La Iglesia está rota, dividida en facciones. Allí donde en tiempos coincidíamos en lo esencial, ahora se considera intolerante apelar a una verdad compartida".
Y remata: "Es una esquizofrenia, tanto en sentido figurado como literal... Sabemos lo que está bien, pero deseamos lo que está mal. Buscamos el amor, pero caemos en el odio y la venganza. Admiramos la inocencia, pero gozamos destruyéndola o sustituyéndola por el cinismo".
Una beatificación "atascada"
Fulton John Sheen, auxiliar de Nueva York (1951-1966) y luego titular de Rochester (1966-1969, año en el que se retiró) es sin duda el obispo estadounidense más célebre del siglo XX. Doctor en Filosofía y en Sagradas Escrituras, además de autor de libros apostólicos de gran venta fue un auténtico fenómeno de la comunicación radiofónica y televisiva y responsable de numerosas e importantes conversiones entre políticos del país (entre otras muchas). Podría estar ya fijada su fecha de beatificación, porqueBenedicto XVI reconoció en 2012 sus virtudes heroicas, y en 2014 una comisión de siete expertos médicos de su diócesis natal de Peoria informó favorablemente a la Santa Sede, de forma unánime, sobre el carácter naturalmente inexplicable de la resucitación en 2010 de un neonato que estuvo 61 minutos sin respirar tras nacer ahorcado por el cordón umbilical.
¿Qué ha sucedido, entonces? Que dos diócesis, aquella donde nació (Peoria) y aquella donde murió (Nueva York), mantienen una disputa legal por sus restos mortales. La diócesis de Peoria inició el proceso de beatificación en 2002, con el visto bueno del cardenal Edward Egan, a la sazón arzobispo de Nueva York, en el sobreentendido de que su cuerpo, enterrado por voluntad del difunto en Nueva York, sería llevado a Illinois al finalizar la causa. En 2014 el obispo de Peoria, Daniel Jenky, reclamó el cuerpo para ser examinado, tomar reliquias y estar presente en la ceremonia de beatificación en la catedral de Peoria. Pero en ese momento el cardenal Timothy Dolan, sucesor del cardenal Egan, decidió que debía primar la voluntad de Sheen, y que la ceremonia debía hacerse en la catedral neoyorquina de San Patricio. Tras lo cual monseñor Jenky suspendió la causa de beatificación, lamentando que, tras doce años de trabajos, los esfuerzos resultasen baldíos.
En el verano de 2016, una sobrina-nieta de Fulton J. Sheen acudió a los tribunales de Nueva York en defensa de la posición de Peoria, y los jueces le dieron la razón, pero la diócesis de Nueva York ha apelado y el caso continúa pendiente de una resolución definitiva. Peoria no puede concluir el proceso sin el cuerpo, y Nueva York tampoco puede concluirlo sin que Peoria le pase el proceso.
Una situación en la que, más allá de las razones jurídicas canónicas y civiles que unos y otros puedan aportar, está retardando algo que todos los católicos norteamericanos desean: el reconocimiento público de la santidad de uno de sus obispos más queridos. Como diría monseñor Pope, "alguien" está haciendo el baile de Snoopy..
A continuación podrá ver el vídeo -en lengua inglesa- con el discurso de Mons. Fulton Sheen sobre el demonio. El corte al que hace referencia el artículo de monseñor Pope va entre los minutos 5:40 y 11:35.