El pasa la noche orando a Dios
- 12 Septiembre 2017
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- 12 Septiembre 2017
Evangelio según San Lucas 6,12-19.
Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles:
Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote, Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón,
para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
San Ambrosio (c. 340-397), obispo de Milán y doctor de la Iglesia Comentario sobre San Lucas 5,42s
“El pasa la noche orando a Dios”
El Señor ora, no afín de implorar por él, sino de obtener por mí. Bien que el Padre ha puesto todas las cosas a disposición del Hijo, el Hijo por tanto, para realizar, plenamente su condición de hombre, juez a propósito para implorar al Padre por nosotros; pues él es nuestro abogado. No agudicéis oídos insidiosos, imaginando vosotros que es debilidad lo que Cristo pide, para obtener lo que no puede cumplir, al que es el autor de todo poder. Maestro en obediencia. Cristo nos forma por su ejemplo en los preceptos de la virtud: “Nosotros tenemos-él ha dicho-un abogado ante el Padre”(1Jn 2, 1). Si él es abogado, debe interponerse por mis pecados. No tanto como punto de debilidad sino por la bondad con que implora. ¿Queréis saber hasta qué punto él quiere eso, y puede? El es a la vez abogado y juez; en lo uno reside el oficio de compasión, en lo otro la insignia del poder. “El pasa la noche orando a Dios”. El os ha dado un ejemplo, una huella, un modelo a imitar.
¿Qué es necesario hacer por nuestra salvación cuando Cristo pasa la noche en oración?¿Qué hace cada cual cuando queréis emprender un deber de piedad, cuando Cristo, en el momento de enviar a sus Apóstoles, ha orado y ha orado sólo? En ninguna parte, si yo no me engaño, se encuentra que él ha orado con los Apóstoles; por tanto él reza solo. Es que el gran designio de Dios no puede ser apoderarse de los deseos humanos, y que ninguno pueda tener parte en el pensamiento íntimo de Cristo. ¿Vosotros queréis saber las partes en que él, ha orado bien por mí y no por él? “El llama a sus discípulos y escoge a doce” para enviarlos, sembradores de la fe, a propagar el auxilio y la salvación a los hombres en todo el universo.
El Papa saluda a niños a su llegada a Villavicencio
Agencias
Gumersindo Cantón, misionero en Colombia
"La visita ha demostrado que Francisco es el Papa de la gente"
El viaje "supone una revitalización de la vida espiritual del pueblo colombiano"
C.D./Ep, 11 de septiembre de 2017 a las 17:29
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El Papa siempre ha tenido en su mente a los más desfavorecidos y pide a la Iglesia que redirija su mirada hacia estas personas
(C.D./Ep).- Con su visita a Colombia, Francisco ha demostrado que es "el Papa de la gente, de las personas sencillas y de la gran masa necesitada que clama por una ayuda que dé alivio a sus muchas necesidades, materiales y espirituales". En estos términos ha enmarcado la trascendencia del viaje apostólico el misionero corazonista español Gumersindo Cantón Franco, quien además ha destacado que la mera presencia física y espiritual del pontífice "anima, fortalece y dignifica".
Cantón Franco lleva cuatro décadas en Colombia, y su congregación -Hermanos del Sagrado Corazón- gestiona un colegio en Medellín. En una entrevista concedida a Europa Press, con motivo del viaje del Papa al país sudamericano, el religioso ha explicado que el encuentro con el Papa Francisco en Colombia ha sido "un momento de gran alegría para el país en general y para las comunidades religiosas en particular".
En este sentido, ha hecho hincapié en que la visita del obispo de Roma se enmarca "en una coyuntura muy especial y particular" para Colombia. "Estamos inmersos en la dinámica de los procesos de paz y reconciliación social para ver si se pueden sanar tantas heridas y tan graves que nos ha dejado un conflicto bélico muy prolongado en el tiempo, aunque de no muy alta intensidad", ha remachado.
"Esta visita supone una revitalización de la vida espiritual del pueblo colombiano, de profundas raíces cristianas y católicas", ha destacado, para después añadir que basta con mirar el recibimiento que le ha deparado la sociedad colombiana, que "se ha mostrado entusiasta y alegre y ha acompañado la comitiva papal a lo largo de su recorrido".
Según ha relatado el misionero, los colombianos han prodigado a Francisco "innumerables muestras de afecto y cariño, bañadas en una gran dosis de agradecimiento por haber tenido en cuenta y puesto delante del Señor a un pueblo tan sufrido como lo es el colombiano".
El religioso ha puesto en valor el discurso que, el miércoles 6 de septiembre, dio Francisco ante los jóvenes frente a la puerta de la Nunciatura Apostólica. "No se dejen engañar, no pierdan la alegría y el entusiasmo y sigan siempre para adelante", les dijo, como rememora Cantón Franco, que considera "de suma importancia el mensaje de justicia, perdón y reconciliación" que ha trasladado al pueblo colombiano, "más necesitado que nunca de estas virtudes escasas y ajenas en el fragor de un conflicto".
"Con su presencia parece que se alivian un poco las cargas"
El misionero, que no había tenido ocasión de conocer al Pontífice con anterioridad, ha asegurado que "con su presencia parece que se alivian un poco las cargas". "A pesar de lo multitudinario del encuentro con Francisco, su sola presencia revitaliza y dinamiza nuestra fe", ha afirmado, al tiempo que ha asegurado que se dan "por satisfechos" con verle, "aunque sea de pasada".
El religioso pone de relieve la "alegría" del Santo Padre y de los jóvenes presentes en la Nunciatura Apostólica. Como ha relatado el misionero, allí el Pontífice habló con los jóvenes que le ofrecieron sus presentes, como la ruana (prenda de vestir típica de los lugares fríos de Colombia), "tejida por jóvenes en proceso de volver a la sociedad por pertenecer a grupos vulnerables".
Para el corazonista, es de destacar "la cercanía que manifiesta" el Papa Francisco y "la alegría que lo invade cuando la gente está próxima a él". "Durante el recorrido de la comitiva papal desde el aeropuerto a la Nunciatura Apostólica, la gente se encontraba a cada lado de la calle, cerrando en ocasiones el paso al vehículo que lo trasladaba. Algunas personas, buscando más cercanía, llegaron a estar muy cerca del vehículo y él seguía repartiendo la misma sonrisa. Incluso lo hizo detener varias veces para saludar afablemente a la gente que lo aclamaba", ha explicado.
Gumersindo Cantón Franco no olvida el "vínculo especial" que el obispo de Roma tiene con Latinoamérica, donde los problemas "son comunes: la desigualdad, la pobreza, el olvido sistemático de los gobiernos para solucionar las necesidades, la corrupción".
"Todo esto ha marcado al Papa Francisco, que no olvidemos que, siendo sacerdote y, posteriormente obispo y arzobispo de Buenos Aires, siempre ha tenido en su mente a los más desfavorecidos y pide a la Iglesia que redirija su mirada hacia estas personas. Esta comunión hace que no se olvide de su Latinoamérica en general y de su patria chica en particular, aunque tampoco lo lleva a descuidar otros grupos sociales y de otras latitudes", ha concluido.
Memoria Litúrgica, 12 de septiembre
Origen de la fiesta: Victoria en la batalla de Viena, 1683
En 1682 el Sultán Mehmet IV declaró la guerra y escribió al emperador Leopoldo I: "Primero nosotros le ordenamos a que nos espere en su ciudad de residencia, Viena, para que le podamos decapitar... (...) Nosotros lo exterminaremos a usted y a todos sus seguidores... (...) Los niños y los adultos serán expuestos a las mas atroces torturas antes de ultimarlos en la manera mas ignominiosa imaginable..."
Kara Mustafa Pasha, frente al ejército Otomano del Sultán, llegó a las puertas de Viena y la sitió el 14 de julio de 1683. El emperador Leopoldo y la mayoría de las tropas y ciudadanos huyeron de la ciudad, quedando en ella solo 5000 civiles y 11,000 soldados al mando de Ernst Rüdiger von Starhemberg. El número de invasores era superior a los defensores, 20:1. Se propusieron destruir sus murallas socavándolas y dinamitándolas. En Septiembre, los defensores estaban sin comida y extenuados. Los turcos lograron abrir boquetes en la muralla y la ciudad estaba al borde de la derrota cuando providencialmente les llegó auxilio.
Juan Sobieski n.1629, coronado rey de Polonia en 1674, bien llamado el "León del Norte" vino al rescate. Partió de Cracovia el 15 de Agosto. En camino las tropas visitaron el santuario de la Virgen de Cñestochowa, patrona de Polonia, se consagraron a ella y Sobieski puso a Polonia bajo su protección.
El 6 de Septiembre, los polacos cruñaron el Danubio 30km, N.O. de Viena y se unieron con las fuerñas imperiales y otras que habían respondido a la llamada de formar una Liga Santa de defensa con el respaldo del Papa Inocencio XI. (Luis XIV de Francia no respondió y mas bien aprovechó la oportunidad para atacar ciudades alemanas).
El 11 de Septiembre las tropas de Sobieski llegaron a Viena. Aunque los turcos les superaban en número (según cálculos de Sobieski, 76,000 vs 300,000), sabían que el futuro de Europa y de la cristiandad estaban en juego. El 12 de Septiembre, temprano en la mañana, Sobieski fue a Misa y se puso en manos de Dios.
La victoria salvó a Europa y frustró el plan de conquista islámica de Europa. Sobieski dio todo el crédito por la victoria a Dios. Dijo: "Veni, vidi, Deus vicit". En agradecimiento a Nuestra Señora por la victoria obtenida, el Papa Inocencio XI extendió la fiesta del Dulce Nombre de María a la Iglesia Universal, el 12 de Septiembre.
El Nombre
Ha sido Lucas en su evangelio quien nos ha dicho el nombre de la doncella que va a ser la Madre de Dios: "Y su nombre era María". El nombre de María, traducido del hebreo "Miriam", significa, Doncella, Señora, Princesa.
Estrella del Mar, feliz Puerta del cielo, como canta el himno Ave maris stella. El nombre de María está relacionado con el mar pues las tres letras de mar guardan semejanza fonética con María. También tiene relación con "mirra", que proviene de un idioma semita. La mirra es una hierba de África que produce incienso y perfume.
En el Cantar de los Cantares, el esposo visita a la esposa, que le espera con las manos humedecidas por la mirra. "Yo vengo a mi jardín, hermana y novia mía, a recoger el bálsamo y la mirra". "He mezclado la mirra con mis aromas. Me levanté para abrir a mi amado: mis manos gotean perfume de mirra, y mis dedos mirra que fluye por la manilla de la cerradura". Los Magos regalan mirra a María como ofrenda de adoración. "Y entrando a la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron y abriendo sus cofres, le ofrecieron oro, incienso y mirra". La mirra, como María, es el símbolo de la unión de los hombres con Dios, que se hace en el seno de María. Maria es pues, el centro de unión de Dios con los hombres. Los lingüistas y los biblistas desentrañan las raíces de un nombre tan hermoso como María, que ya llevaba la hermana de Moisés, y muy común en Israel. Y que para los filólogos significa hermosa, señora, princesa, excelsa, calificativos todos bellos y sugerentes.
La Misión
En la Historia de la Salvación es Dios quien impone o cambia el nombre a los personajes a quienes destina a una misión importante. A Simón, Jesús le dice: "Tú te llamas Simón. En adelante te llamarás Kefá, Pedro, piedra, roca, porque sobre esta roca edificaré mi Iglesia". María venía al mundo con la misión más alta, ser Madre de Dios, y, sin embargo, no le cambia el nombre. Se llamará, simplemente, MARIA, el nombre que tenía, y cumple todos esos significados, pues como Reina y Señora la llamarán todas las generaciones. María, joven, mujer, virgen, ciudadana de su pueblo, esposa y madre, esclava del Señor. Dulce mujer que recibe a su niño en las condiciones más pobres, pero que con su calor lo envuelve en pañales y lo acuna. María valiente que no teme huir a Egipto para salvar a su hijo. Compañera del camino, firme en interceder ante su hijo cuando ve el apuro de los novios en Caná, mujer fuerte con el corazón traspasado por la espada del dolor de la Cruz de su Hijo y recibiendo en sus brazos su Cuerpo muerto. Sostén de la Iglesia en sus primeros pasos con su maternidad abierta a toda la humanidad. María, humana. María, decidida y generosa. María, fiel y amiga. María fuerte y confiada. María, Inmaculada, Madre, Estrella de la Evangelización.
Santo Evangelio según San Lucas 6, 12-19. Santísimo Nombre de María.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Tú me llamas por mi nombre, Señor, y me escoges para colaborar en tu misión. Tú me llamas amigo y me haces partícipe de tu propia vida. Habla a mi corazón, te pido; permíteme escuchar tus enseñanzas y comprender tu mensaje. Así, con tu ayuda y la fuerza del Espíritu Santo, podré ser un apóstol de tu Reino en este día. Así sea.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Cristo transformó a doce hombres. Cuando lo conocieron, eran unos simples "discípulos", personas que escuchaban la doctrina de Jesús y aprendían cosas nuevas sobre el Reino de los cielos. Poco tiempo después, Cristo los miró a los ojos, los escogió de entre el grupo y los nombró "apóstoles". Y esto es más que un simple cambio de palabras.
Apóstol significa caminar por el mundo en nombre de Jesús. Las doce personas que Cristo seleccionó estaban marcadas por una misión especial. Sabían que en cualquier momento les tocaría su parte en el proyecto, y tenían que prepararse bien para arrimar el hombro cuando hiciera falta. Lo que vieron hacer a Cristo ese día tenía ya un tono de luz distinto: ahora era un campo de acción, consistía en abrir los ojos anta situaciones y problemas reales para colaborar en afrontarlos. Como discípulos eran sólo un "club de fans"; pero como apóstoles se convertían en aprendices de una tarea crucial en la sociedad: anunciar el Evangelio con obras. Pedro, Santiago y los otros diez debieron sentirse honrados de ser parte de algo tan grande pero, al mismo tiempo, habrán sentido el peso de lo que se les venía encima. Tarde o temprano ellos mismos enseñarán a las gentes, expulsarán demonios, curarán enfermedades y consolarán a tanta gente en necesidad.
Yo también soy cristiano. Yo también llevo en la sangre una porción de discípulo, pero también una porción grande de apóstol. Cristo hoy me mira y me escoge, llamándome por nombre y apellido; me llama a ayudarle en medio de mi comunidad, parroquia, equipo de trabajo y grupo de amigos.
Mi fe no es teoría de libro o curiosidad de revista; debe ser fuego que me empuja a una misión muy concreta. Ser cristiano significa aprender de Cristo a abrir los ojos ante las necesidades del mundo, para poder colaborar en la misión que Jesús me comparte: dar gloria al Padre y extender su Reino, sirviendo a los hombres y mujeres que encuentro en mi camino.
Instituyó, pues, a los Doce, y los nombra uno tras otro. Jesús, entre tanta gente que lo seguía -nos dice el evangelio- "llamó a sí a los que quería". Hay una elección: Jesús eligió a los que él quería, instituyó a Doce. Que llamó apóstoles. Había otros: estaban los discípulos, y el evangelio habla de setenta y dos, en una ocasión. Pero estos eran otra cosa. Los Doce son instituidos para que estén con él y para mandarlos a predicar con el poder de expulsar los demonios. Es el grupo más importante que Jesús eligió, para que estuvieran con él, más cercanos, y para mandarlos a predicar el Evangelio. Y con el poder de expulsar los demonios, también añade Marcos. Los Doce son los primeros obispos, el primer grupo de obispos.
(Homilía de S.S. Francisco. 29 de enero de 2016, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy me informaré de la situación de mi parroquia o diócesis, para poder rezar por ella o colaborar en lo que haga falta.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Jesús se dirige al Padre en la oración.
Catequesis de SS Juan Pablo II. Julio 22 de 1987.
1. Jesucristo es el Hijo íntimamente unido al Padre; el Hijo que “vive totalmente para el Padre”(cf. Jn 6, 57); el Hijo, cuya existencia terrena total se da al Padre sin reservas. A estos temas desarrollados en las últimas catequesis, se une estrechamente el de la oración de Jesús: tema de la catequesis de hoy. Es, pues, en la oración donde encuentra su particular expresión el hecho de que el Hijo esté íntimamente unido al Padre, esté dedicado a Él, se dirija a Él con toda su existencia humana. Esto significa que el tema de la oración de Jesús ya está contenido implícitamente en los temas precedentes, de modo que podemos decir perfectamente que Jesús de Nazaret “oraba en todo tiempo sin desfallecer” (cf. Lc 18, 1 ). La oración era la vida de su alma, y toda su vida era oración. La historia de la humanidad no conoce ningún otro personaje que con esa plenitud -de ese modo- se relacionara con Dios en la oración como Jesús de Nazaret, Hijo del hombre, y al mismo tiempo Hijo de Dios, “de la misma naturaleza que el Padre”.
2. Sin embargo, hay pasajes en los Evangelios que ponen de relieve la oración de Jesús, declarando explícitamente que “Jesús rezaba”. Esto sucede en diversos momentos del día y de la noche y en varias circunstancias. He aquí algunas: “A la mañana, mucho antes de amanecer, se levantó, salió y se fue aun lugar desierto, y allí oraba” (Mc 1, 35). No sólo lo hacía al comenzar el día (la “oración de la mañana”), sino también durante el día y por la tarde, y especialmente de noche. En efecto, leemos:“Concurrían numerosas muchedumbres para oírle y ser curados de sus enfermedades, pero Él se retiraba a lugares solitarios y se daba a la oración” (Lc 5, 15-16). Y en otra ocasión: “Una vez que despidió a la muchedumbre, subió a un monte apartado para orar, y llegada la noche, estaba allí solo” (Mt 14, 23).
3. Los evangelistas subrayan el hecho de que la oración acompañe los acontecimientos de particular importancia en la vida de Cristo: “Aconteció, pues, que, bautizado Jesús y orando, se abrió el cielo...” (Lc 3, 21), y continúa la descripción de la teofanía que tuvo lugar durante el bautismo de Jesús en el Jordán. De forma análoga, la oración hizo de introducción en la teofanía del monte de la transfiguración:“...tomando a Pedro, a Juan y a Santiago, subió a un monte para orar. Mientras oraba, el aspecto de su rostro se transformó...” (Lc 9, 28-29).
4. La oración también constituía la preparación para decisiones importantes y para momentos de gran relevancia de cara a la misión mesiánica de Cristo. Así, en el momento de comenzar su ministerio público, se retira al desierto a ayunar y rezar (cf. Mt 4, 1-11 y paral.); y también, antes de la elección de los Apóstoles, “Jesús salió hacia la montaña para orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sí a los discípulos y escogió a doce de ellos, a quienes dio el nombre de apóstoles” (Lc 6, 12)13). Así también, antes de la confesión de Pedro, cerca de Cesarea de Filipo:“...aconteció que orando Jesús a solas, estaban con Él los discípulos, a los cuales preguntó: ¿Quién dicen las muchedumbres que soy yo? Respondiendo ellos, le dijeron: ´Juan Bautista; otros Elías; otros, que uno de los antiguos Profetas ha resucitado´. Díjoles Él: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” Respondiendo Pedro, dijo: “El Ungido de Dios” (Lc 9, 18-20).
5. Profundamente conmovedora es la oración de antes de la resurrección de Lázaro: “Y Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: !Padre: te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que siempre me escuchas, pero por la muchedumbre que me rodea lo digo, para que crean que tú me has enviados!” (Jn 11, 41-42).
6. La oración en la última Cena (la llamada oración sacerdotal), habría que citarla toda entera. Intentaremos al menos tomar en consideración los pasajes que no hemos citado en las anteriores catequesis. Son éstos: “...Levantando sus ojos al cielo, añadió (Jesús): ´Padre, llegó la hora; glorifica a tu Hijo para que tu hijo te glorifique, según el poder que le diste sobre toda carne, para que a todos los que tú le diste les dé Él la vida eterna´" (Jn 17, 1-2). Jesús reza por la finalidad esencial de su misión: la gloria de Dios y la salvación de los hombres. Y añade: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios Verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. Ahora, tú, Padre glorifícame cerca de ti mismo con la gloria que tuve cerca de ti antes que el mundo existiese” (Jn 17, 3-5).
7. Continuando la oración, el Hijo casi rinde cuentas al Padre por su misión en la tierra: “He manifestado tu nombre a los hombres que de este mundo me has dado. Tuyos eran, y tú me los diste, y han guardado tu palabra. Ahora saben que todo cuanto me diste viene de ti” (Jn 17, 6-7) Después añade: “Yo ruego por ellos, no ruego por el mundo, sino por los que tú me diste, porque son tuyos...” (Jn 17, 9). Ellos son los que“acogieron” la palabra de Cristo, los que “creyeron” que el Padre lo envió. Jesús ruega sobre todo por ellos, porque “ellos están en el mundo, mientras yo voy a ti” (Jn 17, 11). Ruega para que “sean uno”, para que “no perezca ninguno de ellos” (y aquí el Maestro recuerda “al hijo de la perdición”), para que “tengan mi gozo cumplido en sí mismos”(Jn 17, 13): En la perspectiva de su partida, mientras los discípulos han de permanecer en el mundo y estarán expuestos al odio porque “ellos no son del mundo”, igual que su Maestro, Jesús ruega: “No pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal”(Jn 17, 15).
8. También en la oración del cenáculo. Jesús pide por sus discípulos: “Santifícalos en la verdad, pues tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los envié al mundo, y yo por ellos me santifico, para que ellos sean santificados en la verdad” (Jn 17, 17-19). A continuación Jesús abraza con la misma oración a las futuras generaciones de sus discípulos. Sobre todo ruega por la unidad, para que “conozca el mundo que tú me enviaste y amaste a éstos como tú me amaste a mí” (Jn 17, 25). Al final de su invocación, Jesús vuelve a los pensamientos principales dichos antes, poniendo todavía más de relieve su importancia. En ese contexto pide por todos los que el Padre le “ha dado” para que “estén ellos también conmigo, para que vean mi gloria, que tú me has dado; porque me amaste antes de la creación del mundo” (Jn 17, 24).
9. Verdaderamente la “oración sacerdotal” de Jesús es la síntesis de esa autorrevelación de Dios en el Hijo, que se encuentra en el centro de los Evangelios. El Hijo haba al Padre en el nombre de esa unidad que forma con Él (“Tú, Padre, estás en mí y yo en ti” Jn 17, 21). Y al mismo tiempo ruega para que se propaguen entre los hombres los frutos de la misión salvífica por la que vino al mundo. De este modo revela el mysterium Ecclesiae, que nace de su misión salvífica, y reza por su futuro desarrollo en medio del “mundo”. Abre la perspectiva de la gloria, a la que están llamados con Él todos los que “acogen” su palabra.
10. Si en la oración de la última Cena se oye a Jesús hablar al Padre como Hijo suyo “consubstancial”, en la oración del Huerto, que viene a continuación, resalta sobre todo su verdad de Hijo del Hombre. “Triste está mi alma hasta la muerte. Permaneced aquí y velad” (Mc 14, 34), dice a sus amigos al llegar al huerto de los olivos. Una vez solo, se postra en tierra y las palabras de su oración manifiestan la profundidad del sufrimiento. Pues dice: “Abbá, Padre, todo te es posible; aleja de mí este cáliz, mas no se haga lo que yo quiero sino lo que tú quieres” (Mt 14, 36).
11. Parece que se refieren a esta oración de Getsemaní las palabras de la Carta a los Hebreos. “Él ofreció en los días de su vida mortal oraciones y súplicas con poderosos clamores y lágrimas al que era poderoso para salvarle de la muerte”. Y aquí el Autor de la Carta añade que “fue escuchado por su reverencial temor” (Heb 5, 7). Sí. También la oración de Getsemaní fue escuchada, porque también en ella -con toda la verdad de su actitud humana de cara al sufrimiento- se hace sentir sobre todo la unión de Jesús con el Padre en la voluntad de redimir al mundo, que constituye el origen de su misión salvífica.
12. Ciertamente Jesús oraba en las distintas circunstancias que surgían de la tradición y de la ley religiosa y de Israel, como cuando, al tener doce años, subió con los padres al templo de Jerusalén (cf. Lc 2, 41 ss.), o cuando, como refieren los evangelistas, entraba “los sábados en la sinagoga, según la costumbre” (cf. Lc 4, 16). Sin embargo, merece una atención especial lo que dicen los Evangelios de la oración personal de Cristo. La Iglesia nunca lo ha olvidado y vuelve a encontrar en el diálogo personal de Cristo con Dios la fuente, la inspiración, la fuerza de su misma oración. En Jesús orante, pues, se expresa del modo más personal el misterio del Hijo, que “vive totalmente para el Padre”, en íntima unión con Él.
¿Hay una manera correcta de interpretar la Biblia?
Los fieles deben lanzarse a la aventura de buscar su propio significado en los textos bíblico
Católicos y protestantes coincidimos en una cosa: la Verdad está en la Biblia. Entonces ¿por qué si todos tenemos la misma Biblia vemos en ella cosas tan diferentes? Incluso los protestantes no se ponen de acuerdo entre sí sobre cuál es esa verdad que está allí escrita. Esta situación de confusión ha empujado a más de uno al ateísmo al convencerse de que si los propios cristianos no son capaces de ponerse de acuerdo en cuál es la verdad, entonces la Biblia no sirve para nada. Copio aquí un fragmento que un ateo ha escrito en su blog, recordando la búsqueda de la verdad que realizó en la adolescencia y que tan patética le resultó:
… Así que para aclarar todo esto nos dirigimos a varias de las organizaciones religiosas cerca de nuestra zona. Visitamos la iglesia de la parroquia, templos evangélicos y adventistas, hablamos con amigos testigos de Jehová e inclusive hasta con Mormones. Pero parecía que ninguno de ellos se ponía de acuerdo sobre lo que decía la Biblia y que normas debíamos acatar y cómo. Allí surgió la mágica palabrita que enredaba todo y hacía que hubiesen tantas visiones e iglesias diferentes: “Interpretación Bíblica”. A cada persona de una corriente eclesiástica que le preguntábamos invariablemente nos respondían: “¡No!… ese versículo hay que interpretarlo”.
Y me di cuenta que mientras más loco y absurdo pareciese el versículo, mas “interpretación” necesitaba. Claro, también pasaba lo contrario, algunos nos decían que tal o cual versículo era “literal” y que simplemente había que obedecerlo sin objetar. ¿Cuál era la verdad?, ¿Debíamos tomar los versículos Bíblicos literalmente? O ¿Debíamos interpretarlos?… y en el segundo caso: ¿Cuál de todas era la interpretación correcta?
Pero no se trata aquí de que los cristianos ofrecen miles de interpretaciones y la católica es una más entre esas miles. En realidad hay dos bloques, los católicos y todas las demás iglesias apostólicas (ortodoxos y orientales) por un lado, y los protestantes por otro. En el bloque católico-ortodoxo hay una sola interpretación (con raras excepciones), en el bloque protestante hay miles. De eso trataremos en este artículo. Veremos por qué hay tantas interpretaciones diferentes y razonaremos cómo hallar la interpretación correcta.
Los protestantes afirman que toda la Verdad necesaria para la salvación está en la Biblia y solo en la Biblia (doctrina de la Sola Scriptura). Ellos creen que un cristiano ferviente y devoto que pida sinceramente la ayuda del Espíritu Santo, es capaz de interpretar la Biblia sin error y encontrar en ella la Verdad. Consideran que los católicos seguimos “tradiciones humanas” porque no interpretamos la Biblia por nuestra cuenta sino que aceptamos la interpretación que nos da nuestra Iglesia. Conociendo las herramientas que se utilizan para interpretar un texto bíblico podremos entender mejor por qué hay tanta diversidad de resultados y por qué cuando un protestante le intenta convencer a usted de tal o cual interpretación, puede resultar convincente y al mismo tiempo estar totalmente equivocado.
Para ello vamos a definir seis maneras de razonar que se usan constantemente en las interpretaciones bíblicas. No son maneras erróneas por sí mismas, pero tampoco son en sí mismas garantías de verdad, así que a partir de un texto bíblico y utilizando estas seis herramientas lo mismo podemos encontrarnos con la verdad que caer en un disparate. La solución no sería el no aplicar estas herramientas, porque entonces no podemos interpretar, sino aplicarlas de manera que evitemos conclusiones erróneas. Eso lo veremos al final.