Búsqueda creativa

A pesar de su aparente inocencia, la parábola de los talentos encierra una carga explosiva. Es sorprendente ver que el tercer criado es condenado sin haber cometido ninguna acción mala. Su único error consiste en no hacer nada: no arriesga su talento, no lo hace fructificar, lo conserva intacto en un lugar seguro.

El mensaje de Jesús es claro. No al conservadurismo, sí a la creatividad. No a una vida estéril, sí a la respuesta activa a Dios. No a la obsesión por la seguridad, sí al esfuerzo arriesgado por transformar el mundo. No a la fe enterrada bajo el conformismo, sí al trabajo comprometido en abrir caminos al reino de Dios.

El gran pecado de los seguidores de Jesús puede ser siempre el no arriesgarnos a seguirlo de manera creativa. Es significativo observar el lenguaje que se ha empleado entre los cristianos a lo largo de los años para ver en qué hemos centrado con frecuencia la atención: conservar el depósito de la fe; conservar la tradición; conservar las buenas costumbres; conservar la gracia; conservar la vocación...

Esta tentación de conservadurismo es más fuerte en tiempos de crisis religiosa. Es fácil entonces invocar la necesidad de controlar la ortodoxia, reforzar la disciplina y la normativa, asegurar la pertenencia a la Iglesia... Todo puede ser explicable, pero, ¿no es con frecuencia una manera de desvirtuar el Evangelio y congelar la creatividad del Espíritu?

Para los dirigentes religiosos y los responsables de las comunidades cristianas puede ser más cómodo "repetir" de manera monótona los caminos heredados del pasado, ignorando los interrogantes, las contradicciones y los planteamientos del hombre moderno, pero ¿de qué sirve todo ello si no somos capaces de transmitir luz y esperanza a los problemas y sufrimientos que sacuden a los hombres y mujeres de nuestros días?

Las actitudes que hemos de cuidar hoy en el interior de la Iglesia no se llaman "prudencia", "fidelidad al pasado", "resignación"... Llevan más bien otro nombre: "búsqueda creativa", "audacia", "capacidad de riesgo", "escucha del Espíritu", que todo lo hace nuevo.

Lo más grave puede ser que, lo mismo que el tercer criado de la parábola, también nosotros creamos que estamos respondiendo fielmente a Dios con nuestra actitud conservadora, cuando en realidad estamos defraudando sus expectativas. El principal quehacer de la Iglesia hoy no puede ser conservar el pasado, sino aprender a comunicar la Buena Noticia de Jesús en una sociedad sacudida por cambios socioculturales sin precedentes. 33 Tiempo ordinario - A
(Mateo 25,14-30) 19 de noviembre 2017

XXXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
(Prov 31, 10-13.19-20.30-31; Sal 127; 1Tes 5, 1-6; Mt 25, 14-30)

RENDICIÓN DE CUENTAS

TEXTO EVANGÉLICO
-“Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos. Su señor le dijo: -Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor”.

TEXTO SAPIENCIAL
“Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas”.

TEXTO SÁLMICO
“¡Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos! Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien”.

TEXTO PATRÍSTICO
“La ociosidad es enemiga del alma; por eso han de ocuparse los hermanos a unas horas en el trabajo manual, y a otras, en la lectura divina” (San Benito, Regla XLVIII, 1).

TEXTOS PONTIFICIO
“Jesús trabajaba con sus manos, tomando contacto cotidiano con la materia creada por Dios para darle forma con su habilidad de artesano. Llama la atención que la mayor parte de su vida fue consagrada a esa tarea, en una existencia sencilla que no despertaba admiración alguna: «¿No es éste el carpintero, el hijo de María?» (Mc 6,3) Así santificó el trabajo y le otorgó un peculiar valor para nuestra maduración” (Franciscos, Laudato Si 98).

TEXTO POÉTICO
Regresa, desde el sueño, el hombre a su memoria,
acude a su trabajo, madruga a sus dolores;
le confías la tierra, y a la tarde la encuentras
rica de pan y amarga de sudores.

Y Tú te regocijas, oh Dios, y Tú prolongas
en sus pequeñas manos tus manos poderosas;
y estáis de cuerpo entero los dos así creando,
los dos así velando por las cosas.

CONSIDERACIÓN
Estamos terminando el Año Litúrgico. Las lecturas nos invitan a reflexionar sobre nuestro compromiso social, vocacional, laboral. A cada uno se nos han entregado unas capacidades, para servicio y ayuda de los demás. Hoy se comprende el trabajo como algo noble; por él se realiza el ser humano cuando se hace con dignidad. La ociosidad y la irresponsabilidad son destructivas para la persona y para la comunidad.
¿Cómo te sientes ante la posibilidad de rendir cuentas de los dones que has recibido?

No esconder el talento; XXXIII Domingo Ordinario
Reflexión del evangelio de la misa del Domingo 19 de noviembre 2017

Los dones, las cualidades y el tiempo que Dios me ha dado, ¿qué he hecho con ellos? Se acerca el final y es hora de entregar cuentas claras

Lecturas:

Proverbios 31, 10-13. 19-20. 30-31: “Trabaja con sus hábiles manos”

Salmo 127: “Dichoso el que teme al Señor”

I Tesalonicenses 5, 1-6: “Que el día del Señor no los sorprenda como un ladrón”

San Mateo 25, 14-30: “Porque has sido fiel en cosas de poco valor, entra a tomar parte en la alegría de tu Señor” 

Lo quería todo para él. Pocas veces había tenido la oportunidad de tener esas apetitosas manzanas y un poco de pan extra. “Un sueño de niño”. El internado, aunque daba suficiente comida, no podía darse lujos extras. Así que ahora que una familia le había regalado esa fruta y esos panes, quería disfrutarlos al máximo. Los escondió, en el último cajón de su pequeño buró y esperó el momento oportuno para comerlos a escondidas. Pero fueron pasando los días y esa oportunidad no llegaba hasta que, saturado de ocupaciones, terminó olvidando su tesoro. Pasado un tiempo, recordó su “guardadito” y en secreto fue a buscarlo. Cuál no sería su sorpresa, en lugar de fruta y pan encontró gusanos y pestilente podredumbre. Los bienes que no se comparten acaban pudriéndose. 

¿Cuánto valía un talento en tiempos de Jesús? Mucho se ha discutido sobre la famosa moneda o medida económica llamada talento y su valor real. Es la moneda que ahora nos presenta el evangelio, y que algunos traducen como millones,  pero en la parábola no importa tanto su valor ni es lo que pretende Jesús. Busca enseñarnos cosas mucho más importantes que el dinero. Es una invitación a una profunda revisión interior y una llamada a la vigilancia mientras se espera la venida del Señor. Con frecuencia se ha interpretado esta parábola solamente en el plano personal e individualista: los dones, las cualidades y el tiempo que Dios me ha dado, ¿qué he hecho con ellos? Y claro que es muy válida esta interpretación porque es una fuerte llamada de atención para cada uno de nosotros sobre  todos estos “talentos” que el Señor nos ha confiado.Conocemos personas con enormes capacidades, con increíbles aptitudes que sin embargo no aportan nada a la comunidad, ni siquiera a su propia persona. No digamos ya que “han enterrado sus talentos”, sino que los han desperdiciado, los han utilizado para el mal, o bien de tanto guardarlos, acaban podridos.

Al hablar Jesús del Reino de los Cielos, del “producir y multiplicar”, me hace pensar en valores y riquezas mucho más grandes. ¿Qué es lo que Jesús nos confía y que le preocupa que multipliquemos una y otra vez? ¿Cuál es esa riqueza que al acumularla no produce pobreza ni injusticia en los hermanos? Ciertamente Jesús está hablando de los valores del Reino: paz, amor, servicio, justicia, verdad, su gran sueño de que todos seamos hermanos y vivamos unidos. Estos son verdaderos valores por los que Jesús vivió y murió. Él vino a nosotros para decirnos que tenemos un solo Padre del cual todos somos hijos, y que nos da la posibilidad de participar en su vida divina construyendo desde aquí su mundo de amor. Cuando contemplo la vida que llevamos los cristianos me quedo con frecuencia pensando: ¿qué hemos hecho del Evangelio de Jesús? ¿Esto es lo que Jesús espera de nosotros? ¿Hemos trabajado y multiplicado lo que Jesús vino a traernos y ha confiado en nuestras manos? Su ejemplo y su doctrina deberían producir en nuestros pueblos riquezas incalculables de armonía, de justicia, de paz y de concordia. Jesús no tolera la apatía y la indiferencia, no  nos pide solamente conservar, sino multiplicar.

Al leer esta parábola, a alguno se le ha ocurrido legitimar las actividades bancarias basado en ese pequeño párrafo que nos habla de poner el dinero en el banco para ganar los intereses. Aunque no es el propósito de la parábola, indudablemente que también nos podemos cuestionar sobre la economía del mercado que se ha transformado en una especie de ídolo y se considera intocable. Y así, como “ídolo que tiene ojos y no ve, oídos y no oye”, se ha adueñado de conciencias, de países y de toda la naturaleza, produciendo graves desequilibrios y masas inmensas de desposeídos

¿Nos hará reflexionar esta parábola  sobre la injusticia que es dar la primacía al dinero sobre las personas? ¿Seguirá adelante esta maquinaria que destroza pueblos, comunidades y familias? Precisamente, los valores que nos ha dejado Jesús son los que hemos estado descuidando. Como cristianos tenemos una grave responsabilidad en procurar la justicia y la equidad en la distribución de los bienes.

Indudablemente, la parábola también tiene un fuerte sentido escatológico, reforzado por la lectura de la carta de San Pablo que anuncia: “El día del Señor llegará como un ladrón en la noche”. Se acerca el final y es hora de entregar cuentas claras. Nada de lo que tenemos es nuestro, solamente lo estamos administrando y las grandes riquezas que nos ha dejado el Señor, debemos entregarlas multiplicadas, no en maldades sino en obras buenas. A veces vivimos como si nunca fuéramos a morir y hoy nos recuerdan estas lecturas que solamente estamos de paso y que debemos vivir prevenidos. Por eso San Pablo afirma: “Ese día, a ustedes no los tomará por sorpresa, como un ladrón… No vivamos dormidos como los malos; antes bien, mantengámonos despiertos y vivamos sobriamente”

¿Cómo hemos hecho “producir” los bienes y las cualidades que Dios nos ha dado? ¿Cómo cuidamos y multiplicamos los valores del Reino? ¿Estamos preparados para entregar cuentas de todo lo que hemos recibido?

Concédenos, Señor, tu ayuda para entregarnos fielmente a tu servicio, porque sólo en el cumplimiento de tu voluntad podremos encontrar la felicidad verdadera, por Cristo, nuestro Señor. Amén.

"LOS POBRES SON NUESTRA RIQUEZA Y NUESTRO PASAPORTE PARA EL PARAÍSO"
El Papa clama "manos abiertas hacia el pobre, la carne herida del Señor"
"La omisión es el gran pecado con los pobres y asume un nombre preciso: indiferencia"

José Manuel Vidal, 19 de noviembre de 2017 a las 10:41


I Jornada mundial de los PobresAgustín de la Torre

¿Qué cuenta, para mí, en la vida? ¿Dónde invierto? Vivir para haber en tierra o dar para ganar en el cielo

(José M. Vidal).- En la I Jornada mundial de los Pobres, el Papa Francisco convirtió la Basílica de San Pedro en la casa de los desheredados. Y ante ellos, clamó "manos abiertas hacia la carne herida del Señor", mientras denunciaba el pecado de "la omisión, que tiene el nombre de indiferencia". Porque "los pobres son nuestra riqueza y nuestro pasaporte para el paraíso".

Nunca había estados tantos pobres juntos en San Pedro. 4.000 personas necesitadas, entre ellas refugiados llegados desde distintos países, participaron en la eucaristía. Los pobres, "vicarios de Cristo".

La eucaristía comienza con la procesión de entrada, mientras el coro y el pueblo entona el 'Cántico de las criaturas'. La basílica, llena a rebosar, presenta el aspecto de las grndes ocasiones. Se nota que, de la mano de Francisco, los pobres ocupan el centro de su pontificado y del Vaticano.

El Papa concelebra rodeado de numerosos cardenales y obispos, entre ellos el titular de Solsona, Xavier Novell. Algunos interpretan que la presencia en Roma del prelado catalán está relacionada con sus recientes tomas de postura públicas a favor de la independencia de Cataluña. Pronunciamientos que no habrían agradado en la Curia vaticana.

La primera lectura, leída en inglés. La segunda lectura de San Pablo a los Tesaloncenses, en francés, leída por un sintecho. El evangelio de Mateo, en la parábola de los talentos.

Algunas frases de la homilía del Papa

"Todos necesitamos el pan de la palabra y el pan de la vida"

"Todos somos mendicantes de lo esencial: del amor de Dios"

"Somos destinatarios de los talentos de Dios"

"Tenemos talentos. Somos talentosos a los ojos de Dios"

"Nadie puede considerarse inútil"

"Nadie es tan pobre como para no poder dar algo a los demás"

"Dios confía a cada uno de sus hijos una misión"

"Padre amoroso y exigente que es"

"A Dios no le gustó la omisión del siervo inútil"

"No hacer nada de mal, pero no basta"

"Dios no es un controlador en busca de billetes, sino un padre a la búsquesa de sus hijos"

"No basta respetar las reglas"

"Poner en juego la vida por los demás"

"La omisión es el gran pecado en relación con los pobres, que asume un nombre preciso: indiferencia"

"No es asunto mío, es culpa de la sociedad. Es mirar hacia otra parte, es cambiar de canal...es indignarse ante el mal, sin hacer nada"

"Dios no nos preguntará por nuestra indignación, sino si hemos hecho el bien"

"Encontramos los gustos de Dios en el Evangelio"

"Los hermanos más pequeños, sus preferidos"

"Su rostro está en sus rostros"

"En el pobre Jesús llama a nuestro corazón"

"No puños cerrados...manos abiertas hacia el pobre, la carne herida del Señor"

"Los pobres son nuestro pasaporte para el paraíso"

"Son nuestra auténtica riqueza"

"No sólo darles pan,sino compartirlo con ellos"

"Amar al pobre significa luchar contra todas las pobrezas espirituales y materiales"

"El pobres nos recordará lo que realmente cuenta: amar a Dios y al prójimo"

"Lo que invirtamos en amor, permanece; lo demás, se desvanece"

"¿Qué cuenta, para mí, en la vida? ¿Dónde invierto?"

"Vivir para haber en tierra o dar para ganar en el cielo"

"Para el cielo, no basta lo que se tiene, sino lo que se da"

"Buscar lo que cuenta y la valentía de amar no con palabras, sino con hechos"

Almuerzo con 1.500 pobres

Después de la misa y del ángelus, Francisco almorzará en el Vaticano con 1.500 personas en condiciones de pobreza como gesto de adhesión a la Jornada Mundial de los Pobres, en la primera edición de esta convocatoria instituida el año pasado tras el Jubileo Extraordinario de la Misericordia.

El pontífice invitará a necesitados al Aula Pablo VI del Vaticano a un almuerzo en base a ñoquis con tomate, aceitunas y queso rallado; bocados de ternera con verduras, y polenta y brócoli, con tiramisú de postre, informó el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.

La actividad contará con el apoyo de la Comunidad católica San Egidio, Cáritas y la Orden de Malta, entre otras instituciones.

Además, desde hace unos días, el dicasterio encargado de la actividad ofrece con carpas instaladas en la entrada de la Plaza San Pedro diversos servicios gratuitos de asistencia médica, incluidos análisis clínicos y especialistas de cardiología, dermatología y ginecología entre otras especialidades.

El texto completo de la homilía del Papa

Tenemos la alegría de partir el pan de la Palabra, y dentro de poco de partir y recibir el Pan Eucarístico, que son alimento para el camino de la vida. Todos lo necesitamos, ninguno está excluido, porque todos somos mendigos de lo esencial, del amor de Dios, que nos da el sentido de la vida y una vida sin fin. Por eso hoy también tendemos la mano hacia Él para recibir sus dones. La parábola del Evangelio nos habla precisamente de dones. Nos dice que somos destinatarios de los talentos de Dios, "cada cual según su capacidad" (Mt 25,15). En primer lugar, debemos reconocer que tenemos talentos, somos "talentosos" a los ojos de Dios. Por eso nadie puede considerarse inútil, ninguno puede creerse tan pobre que no pueda dar algo a los demás. Hemos sido elegidos y bendecidos por Dios, que desea colmarnos de sus dones, mucho más de lo que un papá o una mamá quieren para sus hijos. Y Dios, para el que ningún hijo puede ser descartado, confía a cada uno una misión. En efecto, como Padre amoroso y exigente que es, nos hace ser responsables. En la parábola vemos que cada siervo recibe unos talentos para que los multiplique. Pero, mientras los dos primeros realizan la misión, el tercero no hace fructificar los talentos; restituye sólo lo que había recibido: "Tuve miedo -dice-, y fui y escondí tu talento en la tierra; mira, aquí tienes lo que es tuyo" (v. 25). Este siervo recibe como respuesta palabras duras: "Siervo malo y perezoso" (v. 26).

¿Qué es lo que no le ha gustado al Señor de él? Para decirlo con una palabra que tal vez ya no se usa mucho y, sin embargo, es muy actual, diría: la omisión. Lo que hizo mal fue no haber hecho el bien. Muchas veces nosotros estamos también convencidos de no haber hecho nada malo y así nos contentamos, presumiendo de ser buenos y justos. Pero, de esa manera corremos el riesgo de comportarnos como el siervo malvado: tampoco él hizo nada malo, no destruyó el talento, sino que lo guardó bien bajo tierra. Pero no hacer nada malo no es suficiente, porque Dios no es un revisor que busca billetes sin timbrar, es un Padre que sale a buscar hijos para confiarles sus bienes y sus proyectos (cf. v. 14). Y es triste cuando el Padre del amor no recibe una respuesta de amor generosa de parte de sus hijos, que se limitan a respetar las reglas, a cumplir los mandamientos, como si fueran asalariados en la casa del Padre (cf. Lc 15,17). El siervo malvado, a pesar del talento recibido del Señor, el cual ama compartir y multiplicar los dones, lo ha custodiado celosamente, se ha conformado con preservarlo. Pero quien se preocupa sólo de conservar, de mantener los tesoros del pasado, no es fiel a Dios. En cambio, la parábola dice que quien añade nuevos talentos, ese es verdaderamente "fiel" (vv. 21.23), porque tiene la misma mentalidad de Dios y no permanece inmóvil: arriesga por amor, se juega la vida por los demás, no acepta el dejarlo todo como está. Sólo una cosa deja de lado: su propio beneficio. Esta es la única omisión justa. La omisión es también el mayor pecado contra los pobres. Aquí adopta un nombre preciso: indiferencia. Es decir: "No es algo que me concierne, no es mi problema, es culpa de la sociedad". Es mirar a otro lado cuando el hermano pasa necesidad, es cambiar de canal cuando una cuestión seria nos molesta, es también indignarse ante el mal, pero no hacer nada. Dios, sin embargo, no nos preguntará si nos hemos indignado con razón, sino si hicimos el bien.

Entonces, ¿cómo podemos complacer al Señor de forma concreta? Cuando se quiere agradar a una persona querida, haciéndole un regalo, por ejemplo, es necesario antes de nada conocer sus gustos, para evitar que el don agrade más al que lo hace que al que lo recibe. Cuando queremos ofrecer algo al Señor, encontramos sus gustos en el Evangelio. Justo después del pasaje que hemos escuchado hoy, Él nos dice: "Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis" (Mt 25,40).

Estos hermanos más pequeños, sus predilectos, son el hambriento y el enfermo, el forastero y el encarcelado, el pobre y el abandonado, el que sufre sin ayuda y el necesitado descartado. Sobre sus rostros podemos imaginar impreso su rostro; sobre sus labios, incluso si están cerrados por el dolor, sus palabras: "Esto es mi cuerpo" (Mt 26,26).

En el pobre, Jesús llama a la puerta de nuestro corazón y, sediento, nos pide amor. Cuando vencemos la indiferencia y en el nombre de Jesús nos prodigamos por sus hermanos más pequeños, somos sus amigos buenos y fieles, con los que él ama estar. Dios lo aprecia mucho, aprecia la actitud que hemos escuchado en la primera Lectura, la de la "mujer fuerte" que "abre sus manos al necesitado y tiende sus brazos al pobre" (Pr 31,10.20). Esta es la verdadera fortaleza: no los puños cerrados y los brazos cruzados, sino las manos laboriosas y tendidas hacia los pobres, hacia la carne herida del Señor.

Ahí, en los pobres, se manifiesta la presencia de Jesús, que siendo rico se hizo pobre (cf. 2 Co 8,9). Por eso en ellos, en su debilidad, hay una "fuerza salvadora". Y si a los ojos del mundo tienen poco valor, son ellos los que nos abren el camino hacia el cielo, son "nuestro pasaporte para el paraíso". Es para nosotros un deber evangélico cuidar de ellos, que son nuestra verdadera riqueza, y hacerlo no sólo dando pan, sino también partiendo con ellos el pan de la Palabra, pues son sus destinatarios más naturales. Amar al pobre significa luchar contra todas las pobrezas, espirituales y materiales.

Y nos hará bien acercarnos a quien es más pobre que nosotros, tocará nuestra vida. Nos hará bien, nos recordará lo que verdaderamente cuenta: amar a Dios y al prójimo. Sólo esto dura para siempre, todo el resto pasa; por eso, lo que invertimos en amor es lo que permanece, el resto desaparece. Hoy podemos preguntarnos: "¿Qué cuenta para mí en la vida? ¿En qué invierto? ¿En la riqueza que pasa, de la que el mundo nunca está satisfecho, o en la riqueza de Dios, que da la vida eterna?".

Esta es la elección que tenemos delante: vivir para tener en esta tierra o dar para ganar el cielo. Porque para el cielo no vale lo que se tiene, sino lo que se da, y "el que acumula tesoro para sí" no se hace "rico para con Dios" (Lc 12,21). No busquemos lo superfluo para nosotros, sino el bien para los demás, y nada de lo que vale nos faltará. Que el Señor, que tiene compasión de nuestra pobreza y nos reviste de sus talentos, nos dé la sabiduría de buscar lo que cuenta y el valor de amar, no con palabras sino con hechos.

Santísima Virgen de la Divina Providencia

Advocación Mariana, 19 de noviembre  

Patrona de Puerto Rico

La devoción a la Virgen de la Divina Providencia se origina en el siglo XIII en Italia, de donde llegó poco tiempo después a España, en donde se construyó un santuario en Tarragona, Cataluña.

Se dice que el nombre de Divina Providencia, le fue asignado a la Virgen por San Felipe Benicio, quinto superior de los Siervos de María, quien en una ocación en la que él y sus frailes no tenían nada que comer, invocó la protección de su Patrona, al poco tiempo se oyó toques en la puerta del convento, encontrando al abrila dos canastas llenas de alimentos.

La imagen original venerada por los Siervos de María y otras órdenes religiosas italianas, es un hermoso óleo en el que aparece la Virgen con el Divino Niño dormido plácidamente en sus brazos. Se cuenta que el título "de la Divina Providencia", se debe a San Felipe Benicio, quinto superior de los Siervos de María, quien al invocar la protección de la Virgen un día en que sus frailes no tenían nada que comer, encontró a la puerta del convento dos cestas repletas de alimentos sin que se pudiese conocer su procedencia.

La imagen mandada a hacer por Don Gil Esteve fue tallada en Barcelona según el gusto de la época. Es una hermosa imagen sentada, "de ropaje, (es decir, hecha para ser vestida), y estuvo expuesta al culto en la catedral durante 67 años, hasta que en 1920 fue sustituida por otra magnífica talla, toda de madera, que es la imagen de Nuestra Señora de la Divina Providencia más familiar y conocida por las comunidades puertorriqueñas.

María se inclina sobre el Niño, que en total actitud de confianza duerme plácidamente en su regazo. Las manos de la Virgen se unen en oración mientras sostiene suavemente la mano izquierda del Divino Infante. El conjunto sugiere ternura, abandono, devoción y paz.

El Papa Pablo VI declaró a Nuestra Señora Madre de la Divina Providencia, como patrona principal de la isla de Puerto Rico mediante un decreto firmado el 19 de noviembre de 1969. En ese documento se decretó también que la solemnidad de la Virgen debía trasladarse del dos de enero, aniversario de su llegada a la isla, al 19 de noviembre, día en que fue descubierta la isla de Borinquen. Se quiso unir así los dos grandes afectos de los puertorriqueños; el amor por su preciosa isla y el amor por la Madre de Dios.

La talla más antigua, que data del 1853, fue la elegida para ser coronada solemnemente durante la reunión del Consejo Episcopal Latino Americano celebrada en San Juan de Puerto Rico el 5 de noviembre de 1976. La víspera del acontecimiento esta imagen fue vilmente quemada en la Parroquia de Santa Teresita de Santurce. Pero eso no detuvo la solemne coronación, que ocurrió en medio de la emoción y las lágrimas de millares de sus hijos y la presencia de cardenales, arzobispos y obispos venidos de toda Latinoamérica.

La imagen quemada fue enviada a España para ser restaurada. Actualmente espera la construcción del proyectado gran santuario nacional para ser allí colocada

NUEVOS REZOS POR LA PAZ EN ORIENTE MEDIO Y POR EL SUBMARINO ARGENTINO
Francisco exige que la Iglesia sea "signo concreto del amor de Cristo por los más necesitados"
"No debemos pensar que Dios es un mal amo, duro y severo, que quiere castigarnos", recuerda

Cameron Doody, 19 de noviembre de 2017 a las 12:57

Ángelus del PapaAgencias

La palabra, los gestos y la acogida de Jesús revelan su inter hacia los pecadores, pequeños y pobres revelan su interés por que nosotros no desperdiciemos inútilmente nuestra vida

(C. Doody).- "Jesús siempre nos ha mostrado que Dios no es un maestro severo e intolerante, sino un Padre lleno de amor, ternura y bondad". Es el sentimiento que el Papa Francisco ha expresado en el rezo del ángelus en la I Jornada Mundial de los Pobres, en el que el pontífice también ha denunciado las consecuencias de tener una "imagen equivocada de Dios". Si la tenemos, ha alertado Francisco, "viviremos con miedo y esto no nos llevará a nada constructivo".

Algunas frases de la catequesis del Papa

El miedo siempre inmoviliza y a menudo hace tomar decisiones equivocadas

El miedo desanima a tomar iniciativas. Alienta a refugiarse en soluciones seguras y garantizadas, y así termina no haciendo nada bueno

Para seguir y crecer en el camino de la vida, tienes que confiar

Gracias a esta parábola [de los talentos] entendemos lo importante que es tener una verdadera idea de Dios

No debemos pensar que Dios un mal amo, duro y severo, que quiere castigarnos

Si dentro de nosotros hay una imagen equivocada de Dios, entonces nuestra vida no puede ser fructífera, porque viviremos con miedo y esto no nos llevará a nada constructivo

Estamos llamados a reflexionar para descubrir qué es realmente nuestra idea de Dios

En el Antiguo Testamento Dios se ha revelado como "compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en amor y fidelidad"

Jesús siempre nos ha mostrado que Dios no es un maestro severo e intolerante, sino un  Padre lleno de amor, ternura y bondad Por lo tanto, podemos y debemos tener mucha confianza en él Jesús nos muestra la generosidad y el cuidado premuroso del Padre de tantas formas

Con su palabra, con sus gestos, con su acogida hacia todos, en especial hacia los pecadores, los pequeños y los pobres -como hoy nos recuerda la I Jornada Mundial de los Pobres- pero también con sus advertencias, que revelan su interés por que nosotros no desperdiciemos inútilmente nuestra vida

Es una señal de que Dios nos tiene en gran estima: esta conciencia nos ayuda a ser personas responsables en toda acción nuestra

La parábola de los talentos llama a una responsabilidad personal y una fidelidad que se vuelve también capacidad de volvernos a poner en camino por sendas nuevas, sin "enterrar el talento", es decir, los dones que Dios nos ha confiado y sobre los cuales nos pedirá cuentas

Que en todo el mundo las comunidades cristianas se conviertan cada vez más y mejor en signo concreto del amor de Cristo por los últimos y los más necesitados

Que permanezcamos fieles a la voluntad de Dios haciendo fructificar los talentos con los que nos ha dotado

 

Algunas frases del saludo de Francisco

Ayer, en Detroit, Estados Unidos de América, ha sido proclamado Beato Francisco Solanus Casey, sacerdote de los Frailes Menores Capuchinos

Humilde y fiel discípulo de Cristo, se distinguió por un incansable servicio a los pobres. Que su testimonio ayude a sacerdotes, religiosos y laicos a vivir con alegría el lazo entre anuncio del Evangelio y amor a los pobres

Es lo que hemos querido recordar con la Jornada Mundial de los Pobres de hoy

Auspicio que los pobres estén en el centro de nuestras comunidades no solo en momentos como este, sino siempre

(Los pobres) están en el corazón del Evangelio, en ellos encontramos a Jesús que nos habla nos interpela a través de sus sufrimientos y sus necesidades

Quiero hoy recordar de manera particular a las poblaciones que viven una dolorosa pobreza a causa de la guerra y de los conflictos

Renuevo a la comunidad internacional un apremiante llamamiento a comprometer todo esfuerzo posible para favorecer la paz, en particular en Oriente Medio

Dirijo un pensamiento especial al querido pueblo libanés y rezo por la estabilidad del país

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Rezo también por la tripulación del submarino militar argentino (el San Juan) con el que se ha perdido contacto

Hoy recurre también el Día Mundial en recuerdo de las víctimas de accidentes de tráfico, instituida por la ONU

Aliento a las instituciones públicas en el compromiso de la prevención, y exhorto a los automovilistas a la prudencia y al respeto de las reglas

Saludo a todos ustedes, familias, parroquias, asociaciones y fieles individuales, que han venido de Italia y de tantas partes del mundo

Deseo a todos un buen domingo. Y por favor, no se olviden de rezar por mí. Buen almuerzo y ¡hasta la vista!

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