Desgarren su corazón y no sus vestiduras, y vuelvan al Señor, su Dios

San León Magno (¿-c. 461), papa y doctor de la Iglesia 
10ª homilía para la Cuaresma

Los ejercicios cuaresmales “Desgarren su corazón y no sus vestiduras, y vuelvan al Señor, su Dios” (Jl 2,13)

El Señor ha dicho: “No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores” (Mt 9,13). Así pues, no está permitido a ningún cristiano odiar a quienquiera que sea, porque nadie se salva de ninguna otra manera sino por el perdón de los pecados... Que el pueblo de Dios sea santo, y que sea bueno: Santo para alejarse de lo que está prohibido, bueno para cumplir lo que está mandado. Ciertamente es una gran cosa tener una fe recta y una doctrina santa; es muy digno de alabanza reprimir la glotonería, tener una dulzura y una castidad irreprochables, pero todas estas virtudes, sin  la caridad, no son nada...

Amados míos, todos los tiempos son buenos para realizar esta caridad, pero la cuaresma nos invita a ello de manera especial. Los que desean acoger la Pascua del Señor con santidad de espíritu y de cuerpo, ante todo deben esforzarse para adquirir ese don que contiene lo esencial de todas las virtudes y que “cubre la multitud de los pecados” (1P 4,8). Es por eso que, en el momento de celebrar el misterio que sobrepasa a todos los demás, el misterio por el cual la sangre de Jesucristo ha borrado todas nuestras faltas,  preparamos en primer lugar los sacrificios de la misericordia. Eso que la bondad de Dios nos ha concedido, concedámoslo a los que han pecado contra nosotros. Que sean olvidadas las injusticias, que las faltas no se castiguen, y que todos los que nos han ofendido no teman ya ser pagados con la misma moneda...

Cada uno debe saber bien que él mismo es un pecador, y que para recibir el perdón, debe alegrarse de haber encontrado alguien a quien perdonar. Así, cuando según el mandamiento del Señor, diremos: “Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido” (Mt 6,12), podremos estar seguros de obtener la misericordia de Dios.

Evangelio según San Mateo 6,1-6.16-18. 

Jesús dijo a sus discípulos: 

Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo. 

Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. 

Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, 
para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. 

Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. 
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa. 

Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. 

Cirilo y Metodio, Santos

Memoria litúrgica, 14 de febrero

Apóstoles de los eslavos

Martirologio Romano: Memoria de los santos Cirilo, monje, y Metodio, obispo, hermanos nacidos en Tesalónica, que fueron enviados a Moravia por el obispo Focio de Constantinopla para predicar la fe cristiana, y allí inventaron signos propios para traducir del griego a la lengua eslava los libros sagrados. En un viaje que hicieron a Roma, Cirilo, que antes se llamaba Constantino, enfermó y, habiendo profesado como monje, descansó en el Señor en este día ( 869). Metodio, constituido obispo de Sirmium por el papa Adriano II, evangelizó toda la región de Panonia, y en todas las dificultades que tuvo que soportar fue siempre ayudado por los Pontífices Romanos, recibiendo finalmente el premio por sus trabajos en la ciudad de Velherad, en Moravia, el día 6 de abril ( 885).

Breve Biografía

Los dos hermanos Miguel y Constantino, que como monjes tomaron el nombre de Metodio y Cirilo respectivamente, realizaron su obra misionera en el siglo IX en Europa central, y con toda razón se los llama los “apóstoles de los eslavos”. Tienen el mérito de haberse adaptado a los pueblos que iban a evangelizar y usaron métodos misioneros que, aunque tenían toda la aprobación del Papa, suscitaron oposición entre griegos y latinos.

Tienen también el mérito de haber creado un nuevo alfabeto que se llama “cirílico”, precisamente por San Cirilo, ofreciendo al mundo eslavo, con la traducción de la Biblia, del Misal y del Ritual litúrgico, unidad lingüística y cultural. Este gran regalo que los hermanos Cirilo y Metodio hicieron a los pueblos eslavos fue recompensado con el amor y la devoción populares. Pero durante su vida, no todo fue fácil los dos santos misioneros, sino que tuvieron que luchar mucho contra los que siempre se oponen a los grandes innovadores.

Los dos hermanos nacieron en Tesalónica. Eran hijos de un empleado imperial y conocían el eslavo que se hablaba en Macedonia. Constantino, el más joven, nació hacia el año 827, completó sus estudios en Constantinopla bajo Focio, y después de su ordenación sacerdotal se dedicó a la enseñanza. Miguel, en cambio, siguió la carrera política, pero cuando lo nombraron gobernador de una provincia bizantina de lengua eslava, renunció al deseado puesto y se hizo monje con el nombre de Metodio. En el año 860 el emperador encargó a los dos hermanos la evangelización de los Kazarios, y tres años después llegaron a Moravia por invitación del príncipe Ratislao. Fue aquí en donde elaboraron el alfabeto “cirílico” y en donde tradujeron la Biblia y el Misal en lengua eslava. Cirilo y Metodio fueron acusados de cisma y herejía, y por eso tuvieron que viajar a Roma, en donde los recibió con gusto el Papa Adriano II, que les permitió celebrar los santos misterios en lengua eslava, estando, incluso, él presente con una comunidad cristiana muy numerosa.

San Cirilo murió en Roma el 14 de febrero del 869 y fue enterrado en la basílica de San Clemente, el mártir cuyas reliquias él mismo había llevado a Roma. Metodio, ordenado sacerdote por el Papa y nombrado obispo de Panonia, regresó entre sus eslavos. Murió el 6 de abril del año 885 en la ciudad de Velahrad (Checoslovaquia), y en su funeral se usó el eslavo junta con el griego y el latín.
Estos dos figuras, gigantes de la evangelización, fueron nombrados co-patronos de Europa por el Santo Padre Juan Pablo II que así ofreció a los fieles del mundo el ejemplo de dos predicadores infatigables del mensaje evangélico.

San Valentín: Una verdadera historia de amor
San Valentín antepuso su misión a su vida y la ofreció por la validación del sacramento del amor.


El Día de San Valentín es una tradición que se ha ido implantando en casi todo el mundo, de manera muy particular en América  pero más lamentable aún es su creciente  comercialización durante el siglo XX y XXI. La costumbre dicta que los enamorados, novios o esposos expresen su amor y cariño mutuamente. Mientras más grande sea el detalle más grande el amor. El comercio compite grandemente por vender, al punto de que la fiesta es tan competitiva como la Navidad.

Muchos piensan que este día se celebra desde hace poco y que surgió por los centros comerciales. Pero, como católicos nos compete clarificar varios detalles. Antes de hacerlo debo admitir que no fue hasta ahora que me interesé en buscar información sobre el particular. Ha sido tan sorprendente y significativo  para mí, que sería egoísta sino lo comparto con ustedes. El origen de esta fiesta proviene de una hermosa e increíble historia que data de  la época del Imperio Romano; señalando como protagonista a Valentín de Terni, un sacerdote católico. La celebración  es de origen anglosajón y comenzó a cobrar notoriedad a partir del siglo XIV,  tomando como nombre de Día de los Enamorados o Día del Amor y la Amistad.

San Valentín nació en Interamna Terni, unos 100km al norte de Roma, cerca del año 175. Fue ordenado por San Felicio de Foligno y consagrado obispo de Interamna por el Papa Víctor I c. 197. Famoso por su  evangelización, milagros y curaciones, este sacerdote  ejerció en Roma durante el siglo III bajo el gobierno del Emperador Claudio II quien prohibía la celebración de matrimonios entre los jóvenes. El gobernante decía que: “Los solteros sin familia son mejores soldados, ya que no tienen ataduras.”

Valentín consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador celebrando  en secreto matrimonios para jóvenes enamorados. El emperador Claudio se enteró y como el sacerdote gozaba de un gran prestigio en Roma, lo llamó al Palacio. Valentín aprovechó la ocasión para hacer proselitismo del cristianismo y aunque en un principio Claudio II mostró interés, el Gobernador de Roma llamado Calpurnio lo persuadió y el emperador optó por su encarcelación. Ocurrió que el oficial Asterius, encargado de encarcelarle lo quiso ridiculizar y lo puso a prueba. “Te reto a que devuelvas la vista a mi hija Julia que nació ciega”. Valentín aceptó e impuso sus manos sobre los ojos de la joven. ”En el nombre del Señor y de su infinito amor, te devuelvo la vista”. En el nombre de Jesús, se obró el milagro.

Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo. Valentín siguió preso, no pudieron liberar al sacerdote pues el débil emperador lo mandó a arrestar por temor a un levantamiento de los paganos y del ejército romano. De todas formas fue torturado y decapitado el 14 de febrero del año 270. Lo mataron de noche y en secreto para evitar la reacción del pueblo de Terni donde era muy amado. Como agradecimiento, Julia plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba y partir de entonces el almendro ha pasado a ser símbolo de amor y amistad duraderos.

En el año 496 DC el Papa Gelasio escogió la fecha del 14 de febrero para honrar a  Valentín. Sus restos mortales se conservan en la Basílica de su mismo nombre, que está situada en la ciudad italiana de Terni (Italia). Cada 14 de febrero  dicho templo celebra  una hermosa ceremonia donde las parejas presentes realizan un acto de compromiso un año antes de contraer matrimonio.

Cabe preguntarnos ¿Cuántos de nosotros estamos dispuestos a ver nuestro matrimonio como una vocación, como una oportunidad de poner ese llamado al servicio del Señor?  San Valentín antepuso su misión a su vida y la ofreció por la validación del sacramento del amor. Hagamos un alto este día para elevar una oración por nuestros matrimonios y pidamos a Dios por el renacer de este sacramento en el mundo.

Amor con amor se paga

Santo Evangelio según San Mateo 6,1-6.16-18. Miércoles de Ceniza.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, hoy iniciamos un nuevo camino. Digo "nuevo" porque no quiero que sea una cuaresma más en mi vida. Quiero que este tiempo me ayude a conocerte y amarte un poco más y mejor. Dame tu gracia para prepararme de la manera que Tú quieras y acompañarte en los misterios de mi salvación. Te ofrezco esta cuaresma como tiempo de amor, de entrega, de servicio, de donación.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.

Más allá del ayuno, la oración, la abstinencia, tal vez la invitación de este pasaje es que todo lo que haga en esta cuaresma lo haga siempre de cara a Ti. A veces actúo sólo de acuerdo a lo que los demás piensan y creen de mí. Inconscientemente, voy permitiendo que los actos de mi día a día vayan colaborando a construir esa imagen que quiero tengan de mí los demás.

Hoy me llamas a liberarme de ello. Liberarme porque ello es una cadena que me esclaviza y roba los méritos de todas las buenas acciones que diariamente cumplo. En efecto, reclamas a los fariseos esas actitudes de actuar sólo para que la gente los vea. Hoy me invitas a actuar de cara a Ti, que ves y valoras lo secreto.

Pero me invitas también a no cumplir actos y hacer cosas sólo por hacer. Esta cuaresma puede ser el tiempo propicio para aprender que mis obras y actos buenos son correspondencia a tu amor primero. Tú ya me amas antes de que yo lo sepa o lo descubra. No es por mis obras que me amas. Es por lo que soy. ¡Cuánto faltaba esto a los fariseos de tu época! A veces creían que sus obras les justificaban y les hacían merecedores de tu amor. Sin embargo no es así.

Tú me has amado hasta el extremo. Ya puedo contar con todo tu amor. Mis obras son la forma de corresponder a este amor desinteresado. No es con mis obras que "gano" o "merezco" tu amor… es con el amor como se paga el amor.

Ayúdame a que este tiempo cuaresmal sea el tiempo del amor: del amor a Ti, del amor a los demás, del amor correcto a mí mismo. Cuaresma es tiempo para amar, y amar de verdad.

El amor a Dios y al prójimo es el mandamiento más grande del Evangelio. El Señor hoy nos llama a corresponder generosamente a la llamada evangélica, al amor, poniendo a Dios en el centro de nuestra vida y dedicándonos al servicio de los hermanos, especialmente a los más necesitados de apoyo y consuelo. Si existe una actitud que nunca es fácil, no se da por descontado tampoco para una comunidad cristiana, es precisamente la de saberse amar, de quererse en el ejemplo del Señor y con su gracia.

(Homilía de S.S. Francisco, 21 de mayo de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Le diré a mis seres queridos lo mucho que los estimo y quiero. (Incluido Dios)

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre d

El comienzo de la Cuaresma
Cuaresma. Miércoles de ceniza. Si busco a Dios, es el momento para caminar, para buscarlo, para encontrarlo y purificar mi corazón.

Miércoles de Ceniza
Hoy empezamos la Cuaresma a través de la imposición de las cenizas, un símbolo que es muy conocido para todos. La ceniza no es un símbolo de muerte que indica que ya no hay vida ni posibilidad de que la haya. Nosotros la vamos a imponer sobre nuestras cabezas pero no con un sentido negativo u oscuro de la vida, pues el cristiano debe ver su vida positivamente. La ceniza se convierte para nosotros al mismo tiempo en un motivo de esperanza y superación. La Cuaresma es un camino, y las cenizas sobre nuestras cabezas son el inicio de ese camino. El momento en el cual cada uno de nosotros empieza a entrar en su corazón y comienza a caminar hacia la Pascua, el encuentro pleno con Cristo.

Jesucristo nos habla en el Evangelio de algunas actitudes que podemos tener ante la vida y ante las cosas que hacemos. Cristo nos habla de cómo, cuando oramos, hacemos limosna, hacemos el bien o ayudamos a los demás, podríamos estar buscándonos a nosotros mismos, cuando lo que tendríamos que hacer es no buscarnos a nosotros mismos ni buscar lo que los hombres digan, sino entrar en nuestro interior: “Y allá tu Padre que ve en lo secreto te recompensará.”

Es Dios en nuestro corazón quien nos va a recompensar; no son los hombres, ni sus juicios, ni sus opiniones, ni lo que puedan o dejen de pensar respecto a nosotros; es Nuestro Padre que ve en lo secreto quien nos va a recompensar. Que difícil es esto para nosotros que vivimos en una sociedad en la cual la apariencia es lo que cuenta y la fama es lo que vale.

Cristo, cuando nosotros nos imponemos la ceniza en la cabeza nos dice: “Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres; de lo contrario no tendrán recompensa con su Padre Celestial”. ¿Qué recompensa busco yo en la vida?

La Cuaresma es una pregunta que entra en nuestro corazón para cuestionarnos precisamente esto: ¿Estoy buscando a Dios, buscando la gloria humana, estoy buscando la comprensión de los demás? ¿A quién estoy buscando?

La señal de penitencia que es la ceniza en la cabeza, se convierte para nosotros en una pregunta: ¿A quién estamos buscando? Una pregunta que tenemos que atrevernos a hacer en este camino que son los días de preparación para la Pascua; la ceniza cae sobre nuestras cabezas, pero ¿cae sobre nuestro corazón?

Esta pregunta se convierte en un impulso, en un dinamismo, en un empuje para que nuestra vida se atreva a encontrarse a sí misma y empiece a dar valor a lo que vale, dar peso a lo que tiene.

Este es el tiempo, el momento de la salvación, nos decía San Pablo. Hoy empieza un período que termina en la Pascua: La Cuaresma, el día de salvación, el día en el cual nosotros vamos a buscar dentro de nuestro corazón y a preguntarnos ¿a quién estamos buscando? Y la ceniza nos dice: quita todo y quédate con lo que vale, con lo fundamental; quédate con lo único que llena la vida de sentido. Tu Padre que ve en lo secreto, sólo Él te va a recompensar.

La Cuaresma es un camino que todo hombre y toda mujer tenemos que recorrer, no lo podemos eludir y de una forma u otra lo tenemos que caminar. Tenemos que aprender a entrar en nuestro corazón, purificarlo y cuestionarnos sobre a quién estamos buscando.

Este es le sentido de la ceniza en la cabeza; no es un rito mágico, una costumbre o una tradición. ¿De qué nos serviría manchar nuestra frente de negro si nuestro corazón no se preguntara si realmente a quien estamos buscando es a Dios? Si busco a Dios, esta Cuaresma es el momento para caminar, para buscarlo, para encontrarlo y purificar nuestro corazón.

El camino de Cuaresma va a ser purificar el corazón, quitar de él todo lo que nos aparta de Dios, todo aquello que nos hace más incomprensivos con los demás, quitar todos nuestros miedos y todas las raíces que nos impiden apegarnos a Dios y que nos hacen apegarnos a nosotros mismos. ¿Estamos dispuestos a purificar y cuestionar nuestro corazón? ¿Estamos dispuestos a encontrarnos con Nuestro Padre en nuestro interior?

Este es el significado del rito que vamos hacer dentro de unos momentos: purificar el corazón, dar valor a lo que vale y entrar dentro de nosotros mismos. Si así lo hacemos, entonces la Cuaresma que empezaremos hoy de una forma solemne, tan solemne como es el hecho de que hoy guardamos ayuno y abstinencia (para que el hambre física nos recuerde la importancia del hambre de Dios), se convertirá verdaderamente en un camino hacia Dios.

Este ha de ser el dinamismo que nos haga caminar durante la Cuaresma: hacer de las mortificaciones propias de la Cuaresma como son lo ayunos, las vigilias y demás sacrificios que podamos hacer, un recuerdo de lo que tiene que tener la persona humana, no es simplemente un hambre física sino el hambre de Dios en nuestros corazones, la sed de la vida de Dios que tiene que haber en nuestra alma, la búsqueda de Dios que tiene haber en cada instante de nuestra alma.

Que éste sea el fin de nuestro camino: tener hambre de Dios, buscarlo en lo profundo de nosotros mismos con gran sencillez. Y que al mismo tiempo, esa búsqueda y esa interiorización, se conviertan en una purificación de nuestra vida, de nuestro criterio y de nuestros comportamientos así como en un sano cuestionamiento de nuestra existencia. Permitamos que la Cuaresma entre en nuestra vida, que la ceniza llegue a nuestro corazón y que la penitencia transforme nuestras almas en almas auténticamente dispuestas a encontrarse con el Señor

El ayuno y la abstinencia

Son días de abstinencia y ayuno el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.

El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día. La abstinencia consiste en no comer carne. Son días de abstinencia y ayuno el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.

La abstinencia obliga a partir de los catorce años y el ayuno de los dieciocho hasta los cincuenta y nueve años de edad.

Con estos sacrificios, se trata de que todo nuestro ser (espíritu, alma y cuerpo) participe en un acto donde reconozca la necesidad de hacer obras con las que reparemos el daño ocasionado con nuestros pecados y para el bien de la Iglesia.

El ayuno y la abstinencia se pueden cambiar por otro sacrificio, dependiendo de lo que dicten las Conferencias Episcopales de cada país, pues ellas son las que tienen autoridad para determinar las diversas formas de penitencia cristiana.

¿Por qué el Ayuno?

Es necesario dar una respuesta profunda a esta pregunta, para que quede clara la relación entre el ayuno y la conversión, esto es, la transformación espiritual que acerca del hombre a Dios.

El abstenerse de la comida y la bebida tienen como fin introducir en la existencia del hombre no sólo el equilibrio necesario, sino también el desprendimiento de lo que se podría definir como "actitud consumística".

Tal actitud ha venido a ser en nuestro tiempo una de las características de Ia civilización occidental. El hombre, orientado hacia los bienes materiales, muy frecuentemente abusa de ellos. La civilización se mide entonces según Ia cantidad y Ia calidad de las cosas que están en condiciones de proveer al hombre y no se mide con el metro adecuado al hombre.

Esta civilización de consumo suministra los bienes materiales no sólo para que sirvan al hombre en orden a desarrollar las actividades creativas y útiles, sino cada vez más para satisfacer los sentidos, Ia excitación que se deriva de ellos, el placer, una multiplicación de sensaciones cada vez mayor.

El hombre de hoy debe abstenerse de muchos medios de consumo, de estímulos, de satisfacción de los sentidos: ayunar significa abstenerse de algo. El hombre es él mismo sólo cuando logra decirse a sí mismo: No.
No es la renuncia por la renuncia: sino para el mejor y más equilibrado desarrollo de sí mismo, para vivir mejor los valores superiores, para el dominio de sí mismo
 

"LA PALABRA BIEN DICHA, BIEN LEÍDA Y, DESPUÉS, BIEN EXPLICADA EN LA HOMILÍA"
Papa: "Pedir al Señor lo que necesitamos, lo que queremos y se nos concederá. Todo es posible al que cree"

"Las peticiones de lógicas mundanas y autorreferenciales no llegan al Cielo"

José Manuel Vidal, 14 de febrero de 2018 a las 11:00

El Papa, con niños, en el papamóvil

Cuando la Palabra no es bien leída y no es predicada con fervor se atenta contra el derecho de los fieles

(José M. Vidal).- Audiencia de los miércoles en Plaza San Pedro. El Papa Francisco sigue su catequesis sobre la misa, pide que se lea bien la Palabra y que, en la oración de los fieles, no se hagan pticiones "autorreferenciales y de lógica munada". También recuerda que "todo es posible al que cree".

Nada más comenzar su recorrido por entre la gente, el Papa manda detener el papamóvil, para invitar a subir con él a unos cuantos niños. Llueve y hace frío en Roma. Francisco lleva su dulleta de invierno y se le ve sumamente contento y animado.

Lectura del Evangelio de Juan: "Dijo Jesús. Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y se realizará. En esto se manifiesta la gloria de mi padre en que déis mucho fruto y os comportéis como discípulos míos".

Al final de la audiencia se detiene especialmente y salida efusivamente al arzobispo electo de Rabat, el salesiano español, Cristóbal López, que tomará posesión de su archidiócesis el próximo día 10 de marzo.

Algunas frases de la catequesis del Papa

"Buen día, aunque no está muy bueno, pero, si el alma está alegre, siempre es un buen día"

"Saludemos a los enfermos del aula con un aplauso"

"Seguimos con la catequesis sobre la misa"

"El derecho espiritual del pueblo de Dios a recibir con abundancia el tesoro de la Palabra de Dios"

"Palabra bien dicha, bien leída y, después, bien explicada en la homilía"

"Cuando La Palabra no es bien leída y no es predicada con fervor se atenta contra el derecho de los fieles"

"Su palabra llama al corazón y lo cambia"

"El silencio, tras la homilía, sedimenta lo sembrado"

"Bello silencio tras la homilía, para pensar lo que se ha escuchado"

"Tras el silencio, la profesión de fe de la Iglesia. Recitamos el Credo"

"La común respuesta a lo escuchado"

"Hay un nexo vital entre escucha y fe"

"La fe no nace de la fantasía de la mente humana, sino de la escucha de la Palabra de Dios"

"El símbolo de la fe vincula la eucaristía al bautismo"

"Nos recuerda que los sacramentos son comprensibles a la luz de la fe de la Iglesia"

"La oración universal abraza las necesidades de la Iglesia y del mundo"

"Tras las intenciones, la asamblea une su voz, invocando al Señor"

"Las peticiones de lógicas mundanas y autorreferenciales no llegan al Cielo"

"No creemos esto, porque tenemos poca fe. Si la tuviésemos como un grano de mostaza, recibiríamos todo lo que pidiésemos"

"Pedir al Señor lo que necesitamos, lo que queremos...y se nos concederá. Todo es posible al que cree"

"Señor, yo creo, pero aumenta mi fe"

Texto completo del saludo del Papa en español Queridos hermanos: En la Misa, tras la proclamación de las lecturas bíblicas y de la homilía, guardamos un tiempo de silencio para que se pueda sedimentar en el corazón todo lo que se ha escuchado y se concreten propósitos de adhesión a lo que el Espíritu sugiere a cada uno. Después se recita el Credo, con el que toda la Asamblea litúrgica da su asentimiento y su respuesta a la Palabra de Dios que se ha proclamado, y vuelve a meditar y profesar los grandes misterios de la fe antes de celebrarlos en la Eucaristía. El Símbolo pone de manifiesto la unión entre el Bautismo y la Eucaristía. La fe de todo bautizado se inserta en la fe recibida de los apóstoles y su unión a Cristo se actualiza en la celebración de la Eucaristía.

A continuación, la oración universal expresa la respuesta a la Palabra de Dios, que ha sido acogida con fe. En esta oración, los fieles se dirigen a Dios con la confianza de ser escuchados en sus peticiones, y hacen suya la mirada de Dios, que se preocupa de todos sus hijos.
***
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española provenientes de España y América Latina, y de modo particular al grupo de peregrinos de Caravaca de la Cruz, con su Obispo Mons. José Manuel Lorca. Hoy, miércoles de Ceniza, al comenzar el tiempo de cuaresma, tiempo de gracia y de misericordia, le pedimos a la Virgen María que nos ayude a prepararnos para celebrar la pascua de Cristo con un corazón purificado. Que el Señor los bendiga. Muchas gracias.

"AQUELLO QUE QUEDA CUANDO EL FUEGO LO HA CONSUMIDO TODO"
¿Por qué un Miércoles? ¿Por qué la ceniza?

"La ceniza es fuerza, espíritu, vida, proyecto, síntesis y realidad de futuro. Es esperanza. Y resurrección"

Antonio Aradillas, 14 de febrero de 2018 a las 08:13

El Papa impone la ceniza a una señora

Con cenizas, como otros tantos signos de destrucción y de muerte, no se construye la Iglesia, y menos a tan solo seis semanas de la Pascua

(Antonio Aradillas).- La reflexión sobre los signos, símbolos, sacramentos y sacramentales "religiosos", además de imprescindible para la educación- reeducación de la fe, facilita caminar por sus "misteriosos" senderos con el pleno y audaz convencimiento de que todas las creencias tienen su manadero en idénticas o parecidas fuentes. Todos -y todos- el mundo es religioso, aunque con la sana, sabia y santa alegría de haber bebido, y beber, de las mismas aguas. En vísperas litúrgicas del "Miércoles de Ceniza", referencia cultural realmente universal, a título de ejemplo, le dedico aquí y ahora, tiempo y atención que puedan avalar, en cierto sentido y ponderación, el citado aserto. Es consoladoramente posible que a no pocos lectores les resulten extrañas estas consideraciones, sempiternamente deformadas sus conciencias con los miedos, temores y sensaciones angustiosas, frutos absurdos e interesados de "enseñanzas" supuestamente cristianas, con el marchamo seudo dogmático de una imagen divinal policíaca, castigadora y represora, es decir, radicalmente "desdiosada".

¿Por qué precisamente un MIÉRCOLES?. Se trata del tercer día de la semana, denominación precedente del "dies Mercurii", del idioma del Lacio -región central italiana-, con literarios recuerdos y agradecimientos piadosos al "dios Mercurio -"Hermes" en griego- , figura simbólica de la prosperidad, del "buen viaje" de los difuntos hacia el " más allá" y personificación del bíblico pastor bueno, cuidadoso y amable.

Las ideas de tan decisiva influencia en las relaciones humanas, sobre fundamentos de la convivencia y la ciudadanía, les fueron encomendadas culturalmente al dios Mercurio, atribuyéndosele elocuencia, versatilidad, expresividad, destreza y amistad. El aditamento, tan valioso como decisivo, de representarlo con alas en sus pies, hacerlo inventor de la lira, promotor del comercio y de la comunicación, colocan a su día predilecto -el "miércoles"- en centro y eje de creencias y actividades francamente humanas y, por tanto, sacralizables de por sí, ante Dios y ante el prójimo.

El misterio -la fe- del dio Mercurio lo acrecienta el dato de que el planeta que porta su nombre es difícil de ser observado en Europa - de doce a dieciocho horas al año- , su atrevida cercanía del sol, su fugacidad y la condición ambigua de su color azul-celeste.

Respecto a la CENIZA que apoda y apodera nuestro "Miércoles" cuaresmal, y que en la actualidad se coloca en la cabeza de los hombres y en la frente de las mujeres, se hacen indispensables algunas correcciones ascéticas acerca de la interpretación catequística de signo tan sagrado. Es imprescindible y urgente advertir que, además de signo perecedero de toda forma terrestre, la ceniza -"aquello que queda cuando el fuego lo ha consumido todo"-, según muchas culturas venerables antiguas, es y contiene en forma concentrada todas las fuerzas de cuanto fuera quemado.

Por tanto, en cristiano, la ceniza es fuerza, espíritu, vida, proyecto, síntesis y realidad de futuro. Es esperanza. Y resurrección. Renovación y conversión propia y ajena. De todo lo nuestro y de lo de los demás. Es comunión. Renacimiento. La ceniza es purificación. Posee virtudes detergentes y purificadoras. Sentarse sobre la ceniza y revolcarse en ella, también fue, y es, expresión de duelo, en no pocas culturas.

Por tanto, quede meridianamente claro que a los ojos de la Iglesia, la ceniza no es un símbolo de humildad - -"andar en saco y ceniza"- duelo y arrepentimiento, sino también, y sobre todo, la ceniza es, por la conversión que entraña, esperanza de una vida nueva. El Fénix -"Ave del Paraíso"-, que recolecta hierbas y muere encima del altar de Helióñpolis, resucita tres días después, de sus propias cenizas, con plumaje dorado o m multicolor, por lo que con razón los mismos santos Padres de la Iglesia consideraron esta ave como símbolo del alma inmortal y de la resurrección de Cristo.. Algo similar pensó la piedad popular acerca de las golondrinas, elaboradoras de sus nidos precisamente con los elementos procedentes de las cenizas... La sagrada Cuaresma, a la que se entra por las puertas del misterio del Miércoles de Ceniza, no habrá de definirse litúrgicamente, ni en exclusiva ni fundamentalmente, por las ideas de la aflicción y de la penitencia, que ya entre los judíos y los paganos se expresan cubriéndose la cabeza de ceniza y el áspero paño llamado cilicio, en conformidad con la fórmula "in cínere et cilicio"

Urge trabar por la renovación de la liturgia y por la correspondiente reeducación de sus símbolos, obra pendiente en la tarea que afronta el papa Francisco. Con cenizas, como otros tantos signos de destrucción y de muerte, no se construye la Iglesia, y menos a tan solo seis semanas de la Pascua.

Si ellas -las cenizas- fueran comprendidas. y administradas como fuerzas y gérmenes de resurrección y de vida, el futuro de la Iglesia estaría evangélicamente asegurado. Será cuestión de estudio, de atención y respeto a las exigencias de los tiempos nuevos, sin enervante ritualismos ni hábitos rudimentarios, contando siempre y activamente, con la gracia de Dios.

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