Para que ellos sean uno como lo somos nosotros
- 16 Mayo 2018
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Evangelio según San Juan 17,11b-19.
Jesús levantó los ojos al cielo, y oró diciendo:
"Padre santo, cuida en tu Nombre a aquellos que me diste, para que sean uno, como nosotros.
Mientras estaba con ellos, cuidaba en tu Nombre a los que me diste; yo los protegía y no se perdió ninguno de ellos, excepto el que debía perderse, para que se cumpliera la Escritura.
Pero ahora voy a ti, y digo esto estando en el mundo, para que mi gozo sea el de ellos y su gozo sea perfecto.
Yo les comuniqué tu palabra, y el mundo los odió porque ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
No te pido que los saques del mundo, sino que los preserves del Maligno.
Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Conságralos en la verdad: tu palabra es verdad.
Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo.
Por ellos me consagro, para que también ellos sean consagrados en la verdad."
San Nimatullah Al – Hardini
El «santo» de Kfifan, sacerdote y monje maronita Nimatullah Al-Hardini («Gracia de Dios «), un hombre de Dios, pastor de almas y profesor de teología, querido también por musulmanes y drusos.
Muy atento al mosaico de la comunidad libanesa, no hacía distinción entre musulmanes, drusos o cristianos en su misión, nació en Hardine (al norte de Líbano) en 1808 en una familia de cristianos maronitas con seis hijos. De 1816 a 1822 frecuentó en Houb la escuela del monasterio de San Antonio de la Orden maronita libanesa. A los 20 años entró como seminarista en el Monasterio de San Antonio en Qozhaya y eligió llamarse Nimatullah.
Pronunció los votos solemnes el 14 de noviembre de 1830.- Tras concluir sus estudios teológicos, fue ordenado sacerdote en Kfifane el 25 de diciembre de 1833. Nimatullah Al-Hardini fundó en Kifkan y más tarde en Bhersaf la escuela llamada, según la tradición, «Escuela bajo la encina» para instruir gratuitamente a la juventud.
Sufrió con su pueblo las dos guerras civiles de 1840 y 1845, que prepararon los sangrientos acontecimientos de 1860, cuanto muchos monasterios fueron incendiadas, muchas iglesias fueron devastadas y numerosos cristianos maronitas masacrados. Aquella etapa fue decisiva en su espiritualidad; la situación civil en Líbano, en general, bajo el régimen Otomano fue tan difícil como la de la Iglesia maronita y la de su Orden.
Su lema: «El más inteligente es el que puede salvar su alma», que no cesó de repetir a sus hermanos de comunidad. Pasaba días y noches en adoración eucarística; gran amante de la Virgen, rezaba incesantemente el Rosario.
Tenía especial devoción al misterio de la Inmaculada Concepción –dogma que la Iglesia confirmó en 1854--; fundó 16 altares consagrados a la Madre de Dios, uno de los cuales, en el monasterio de Kfifan, fue llamado tras su muerte «Nuestra Señora de Hardini». A los 43 años de edad, fue nombrado por la Santa Sede Asistente General de la Orden durante tres años, por su celo en la observancia irreprensible de las reglas monásticas. Dos veces más se le confió esta tarea.
Sin embargo, por su humildad rechazó ser nombrado Abad General. En el ejercicio de su cargo en la Orden se mantuvo suave en las palabras y en el modo de actuar. Residía con otros asistentes del Padre General en el monasterio de Nuestra Señora de Tamich, la Casa General de la Orden, pero no dejó de acercarse al monasterio de Kfifan para la enseñanza, para su trabajo de encuadernación, realizado en espíritu de pobreza, con especial atención a los manuscritos litúrgicos.
Tras diez días de agonía, murió el 14 de diciembre de 1858 a los 50 años de edad con un icono de la Virgen entre sus manos e invocándola: «Oh, María, os confío el alma mía». Sus hermanos de comunidad percibieron una luz resplandeciente en su celda y el perfume que la inundó durante varios días. Su causa de beatificación se presentó en Roma en 1926 junto a la del monje Charbel (canonizado en 1977) y la de Santa Rafqa, monja libanesa maronita canonizada en 2001.-Nimatullah Al-Hardini fue beatificado el 10 de mayo de 1998.
El pueblo de Nimatullah es un pueblo que ha vivido siempre en su historia una Semana Santa continua. Y para vencer la desesperación, ha seguido el camino de la esperanza. La canonización de Nimatullah (hoy 16 mayo 2004) es una carta abierta dirigida al Líbano, que ha sufrido mucho, y a los libaneses, que tienen necesidad de paz, y a la martirizada tierra de Oriente Medio
Oremos
Tú, Señor, que concediste a san Nimatullah Al – Hardini el don de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de este santo, la gracia de que, viviendo fielmente nuestra vocación, tendamos hacia la perfección que nos propones en la persona de tu Hijo. Que vive y reina contigo.
San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia
Sermón sobre el evangelio de san Juan, n°104-105
«Padre, glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique»
Hay gente que piensa que el Hijo ha sido glorificado por el Padre en aquello que no le ahorró, ya que lo entregó por todos nosotros (Rm 8,32). ¡Pero si ha sido glorificado en su Pasión, cuánto más en su resurrección! En su Pasión, su humildad aparece más que su esplendor...
Con el fin de que "el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús " (1Tm 2,5) sea glorificado en su resurrección, primero ha sido humillado en su Pasión... Ningún cristiano duda de eso: es evidente que el Hijo ha sido glorificado según la forma de esclavo, que el Padre lo resucitó e hizo sentar a su derecha (Fl. 2,7; Hch. 2,34).
Pero el Señor no dice solo: "Padre, glorifica a tu Hijo", añade: "para que tu Hijo te glorifique". Preguntamos, y con razón, cómo el Hijo glorificó al Padre... En efecto, la gloria del Padre, en sí misma, no puede crecer ni disminuir. Era menor, sin embargo, cerca de los hombres cuando Dios se manifestó "en Judea" y "sus siervos alababan el nombre del Señor de la salida del sol hasta su ocaso" (Sal. 75,2; 112,1-3). Esto se produjo por el Evangelio de Cristo que hizo conocer a las naciones al Padre por el Hijo: así el Hijo glorificó al Padre.
Si el Hijo sólo hubiera muerto y no hubiera resucitado, no habría sido glorificado ni por el Padre ni el Padre por él. Ahora, glorificado por el Padre en su resurrección, él glorifica al Padre por la predicación de su resurrección. Esto aparece en el mismo orden de las palabras: "Padre, glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique", como si dijera: "Resucítame, para que por mí, tú seas conocido en todo el universo"... Desde entonces, Dios es glorificado cuando la predicación hace que lo conozcan los hombres y cuando aceptado por la fe de los que creen en él.
Libres del mal, santificados en la verdad
Santo Evangelio según San Juan 17, 11-19. Miércoles VII de Pascua.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, sabes que soy débil, guárdame del mal.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En el santo Evangelio de hoy Jesús intercede al Padre diciendo: "No ruego que los retires del mundo, sino que los apartes del mal". Esta intercesión es la recomendación de un Padre que te da libertad de vivir y experimentar el mundo, pero que advierte de los peligros.
Asimismo, es una confirmación de lo bueno de la creación y de la existencia del demonio, el maligno. El mundo fue creado para que lo administres y disfrutes, no para que lo idolatres. Piensa en las ocasiones que fuiste a un sitio y tu mamá y/o papá te recomendaba: "Hija (o) ve con cuidado, evita aquella cosa que te hace mal, elige bien tus amistades…"; después de las recomendaciones que a veces te desesperaban, ella o él se quedaba implorando al cielo para que te cuidase; pues eso mismo es esta oración de Cristo, oración pura de quien sabe amar.
Aprende a ser responsable, Jesús confía en ti por eso no ha pedido que te retiren del mundo, sino que te salven del maligno. Ánimo, Dios te ama y te lo hace saber a través de tus papás familiares o amigos.
El Señor pide nuestra santificación, nuestra consagración en la verdad. Y nos envía para continuar su misma misión.
(S.S. Benedicto XVI, 09 de abril 2009)
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré un examen de conciencia para revisar qué tengo que dejar de hacer para no caer en tentación.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Los dones del Espíritu Santo y la oración. El Espíritu Santo da fuerza y energía.
Frutos del don de la fortaleza
Antes de la Ascensión, Jesús dice a los apóstoles: «Permanezcan en la ciudad hasta que sean revestidos de poder desde lo alto. Recibirán la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre ustedes» (Lc 24, 49; Hech 1, 3-4). El día de Pentecostes, impulsados por "las ráfagas" del Espíritu y el "fuego" que hacía arder sus palabras, los apóstoles se llenaron de valentía para predicar a Cristo (Hech 2, 2-4. 14-40). A través de su audacia, se cumplió la promesa de Cristo: "Cuando venga el Espíritu de la verdad, dará testimonio de mí. Y también ustedes darán testimonio de mí" (Jn 15, 26-27). Un testimonio que los apóstoles consumirán con el martirio cruento.
Esta es la fortaleza, don del Espírtu Santo. Hay una fortaleza humana, propia de los hombres valerosos. Corona las demás virtudes – a la caridad, celo, humildad, etc. – dándoles consistencia y fuerza. Sin embargo, tiene un límite inevitable: la debilidad humana. El don del Espíritu Santo perfecciona esta virtud dando fuerza y energía para hacer o padecer intrépidamente cosas grandes, a pesar de todas las dificultades. Nos es necesaria para resistir las tentaciones fuertes o persistentes, para emprender grandes obras, para superar la persecución, para practicar con perfección y perseverancia las virtudes.
La fortaleza y la oración
El don de la fortaleza también contribuye a nuestra oración. Conocemos bien su dificultad múltiple, la lucha contra el cansancio, el sueño, las distracciones, la aridez. Quien se propone llevar con seriedad una vida de oración, a dedicar un espacio diario a la oración mental, descubre que ni siquiera el paso de los años le permite afrontar sin dificultad la consigna del Señor a "orar sin desfallecer" (Lc 18, 1). Allí está Getsemaní. Cristo ha dicho a los apóstoles: "Velad y orad", pero no resisten. No es sólo cansancio físico, es también pesadumbre anímica. San Lucas nos dice que el Señor les encontró"dormidos por la tristeza" (Lc 22, 45) y Él mismo los excusa: "El espíritu está pronto, pero la carne es débil" (Mc 14, 38). El espíritu humano no es suficiente, necesitarán el "poder que viene de lo alto". Jesús, al contrario, quien bajo el impulso del Espíritu ya había afrontado los 40 días del desierto (Lc 4, 1-2), ahora "sumido en agonía, insistía más en su oración" (Lc 22, 44).
Pidamos la fuerza del Espíritu Santo para perseverar en la oración como más tarde los apóstoles supieron hacerlo, junto con María (Hech 1, 14; 2, 42. 46). El Señor quizás sólo quiere ver la sinceridad de nuestro empeño y la humildad de nuestra súplica para darnos este don.
El don de la fortaleza en los momentos difíciles
El don también es necesario para la oración bajo otra luz. Dentro de la dinámica propia de la oración no es raro que la voluntad se retrae frente a alguna moción del mismo Espíritu. Cuando nos pide el Señor un sacrificio especial, acoger su voluntad en una enfermedad, en alguna noticia familiar triste, en una situación personal dolorosa. O quizás lo que nos pide el Señor no parece tan dramático, pero no encontramos en nosotros la fuerza para aceptarlo, para decidirnos a cambiar o a trabajar. Pidamos al Espíritu Santo que venga con su fortaleza en ayuda de nuestra debilidad.
Finalmente, está la oración, que bajo el impulso del Espíritu se abre no sólo a acoger la voluntad de Dios sino a pedir una mayor identidad con Cristo, víctima por nuestros pecados. Jesucristo después "de ofrecer ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarle de la muerte", acogió con obediencia voluntaria el designio de su Padre y "por el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios" (Heb 5, 7-8; 9, 14).
No nos es fácil rezar así con sinceridad. Sin embargo, el Espíritu Santo nos puede llevar a penetrar el Corazón de Cristo, a ver todo como él lo ve, a tener "el pensamiento de Cristo" según una frase de San Pablo (1Co 2, 16). Entonces con el don de su fortaleza hace posible que pidamos de verdad sufrir con Cristo por la expiación de los pecados y la redención de los hombres.
El don de la amistad de Jesús
Incluso al que se aleja o traiciona, Dios le sigue llamando “amigo”, dice el Papa Francisco
En la Casa Santa Marta, el Papa Francisco recordó que la amistad de Dios hacia los hombres es verdadera, e incluso cuando alguno se aleja o apostata, Él permanece esperando y llamándonos “amigo”.
En la homilía que ofreció en la Misa matutina, dijo que no por “casualidad” Dios ha elegido a cada persona. “No hemos recibido este don como destino, la amistad del Señor, esta es nuestra vocación: vivir siendo amigos del Señor, amigos del Señor. Y lo mismo habían recibido los apóstoles, más fuerte todavía, pero lo mismo”.
“Todos los cristianos –continuó– hemos recibido este don: la apertura, el acceso al corazón de Jesús, la amistad de Jesús. Hemos recibido en suerte el don de su amistad. ‘Nuestro destino es ser amigos tuyos’. Nuestro destino es ser amigos tuyos. Es un don que el Señor conserva siempre y Él es fiel a este don”.
El Papa también habló de la amistad de aquellos que traicionan de alguna manera a Dios, “con nuestros pecados, con nuestros caprichos”, pero “Él es fiel en la amistad”.
Por ello, no llama más “siervos” sino “amigos” e incluso a Judas antes de que lo traicione le llama “amigo”.
“Jesús es nuestro amigo. Y Judas, como dice aquí, fue por su nuevo destino, por el destino que él eligió libremente. Se alejó de Jesús. Y la apostasía es eso: alejarse de Jesús. Un amigo que se convierte en enemigo o un amigo que se hace indiferente o un amigo que se transforma es traidor”.
Sin embargo, el amigo “es el que comparte los propios secretos” con el otro. Es una amistad “que hemos recibido en suerte, es decir, como destino”.
“Él no reniega de este don, no reniega de nosotros, nos espera hasta el final. Y cuando nosotros por nuestra debilidad nos alejamos de Él, Él espera, Él espera, y continúa diciendo: ‘amigo, te espero'. 'Amigo, ¿qué quieres? Amigo, ¿por qué con un beso me traicionas?’”.
“Él es fiel en la amistad, y nosotros debemos pedirle esta gracia de permanecer en su amor, permanecer en su amistad, esa amistad que hemos recibido como don en suerte de Él”
EL PAPA, "MUY PREOCUPADO POR LA ESCALADA DE TENSIONES" EN GAZA Y JERUSALÉN
Francisco: "La guerra llama a la guerra, la violencia llama a la violencia"
Invita a Israel, Palestina y la comunidad internacional a seguir "el camino de la paz, el diálogo y las negociaciones"
Cameron Doody, 16 de mayo de 2018 a las 10:41
El Papa, "muy preocupado por la escalada de tensiones" en Gaza y JerusalénOsservatore Romano
Es el deber de los padres, junto con los padrinos, tener cuidado para alimentar la llama de la gracia bautismal en sus hijos (...) La educación cristiana es un derecho de los niños
(Cameron Doody).- El Papa se ha mostrado "muy preocupado por la escalada de tensiones en Tierra Santa y Medio Oriente" en la audiencia general de este miércoles. "La guerra llama a la guerra, la violencia llama a la violencia", clamó el Pontífice.
Expresando su "gran pesar" por los muertos y heridos en las protestas por el traslado de la embajada de los Estados Unidos, Francisco ha instado a Israel, Palestina y a la comunidad internacional a que renueven su compromiso "para que prevalezcan el diálogo, la justicia y la paz".
Algunas frases de la catequesis del Papa:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy concluimos el ciclo de catequesis sobre el Bautismo
Los efectos espirituales de este sacramento... se hacen explícitos mediante la entrega de una vestidura blanca y una vela encendida
La vestidura blanca expresa simbólicamente lo que sucedió en la Santa Cena y anuncia la condición del transfigurado en la gloria divina Lo que significa ser revestidos de Cristo lo explica San Pablo recordando las virtudes que deben cultivar los bautizados: "Escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros... Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto" (Col 3, 12-14) La entrega ritual de la llama sacada del cirio pascual también recuerda el efecto del Bautismo: "Recibe la luz de Cristo" Estas palabras nos recuerdan que no somos la luz, sino lo es Jesucristo (Jn 1, 9, 12, 46), quien, habiendo resucitado de entre los muertos, ha vencido la oscuridad del mal¡Estamos llamados a recibir su esplendor!
A medida que la llama del cirio pascual ilumina las velas individuales, el amor del Señor resucitado inflama los corazones de los bautizados
Por esta razón, desde la antigüedad, el sacramento del Bautismo también se llama "iluminación" y los neófitos se llaman "iluminados"
Esta es ciertamente la vocación cristiana: "Andar siempre como hijos de luz, perseverantes en la fe" (Jn 12, 36)
Si se trata de niños, es el deber de los padres, junto con los padrinos, tener cuidado para alimentar la llama de la gracia bautismal en sus hijos
La educación cristiana es un derecho de los niños La presencia viva de Cristo, para proteger, defender y expandir en nosotros, es la lámpara que ilumina nuestro camino, la luz que guía nuestras decisiones, la llama que calienta el corazón La celebración del bautismo termina con la oración del Padre Nuestro, propia de la comunidad de los hijos de Dios Después de estas catequesis sobre el Bautismo, repito a cada uno de vosotros la invitación que expresé en la exhortación apostólica Gaudete et Exsultate: "Deja que la gracia de tu Bautismo fructifique en un camino de santidad. Deja que todo esté abierto a Dios y para ello opta por él, elige a Dios una y otra vez. No te desalientes, porque tienes la fuerza del Espíritu Santo para que sea posible, y la santidad, en el fondo, es el fruto del Espíritu Santo en tu vida" (15)
Resumen y saludo en lengua española:
Queridos hermanos y hermanas:
La última catequesis sobre el bautismo está dedicada a la vestidura blanca y a la vela encendida, que simbolizan la dignidad del bautizado y su vocación cristiana. Desde los primeros siglos, los recién bautizados se revisten de una nueva vestidura blanca, para expresar su condición, recibida en el sacramento, de criaturas transfiguradas en la gloria divina.
Estamos llamados a preservar esta vestidura «sin mancha hasta la vida eterna», recorriendo el camino de la vida cristiana, cultivando las virtudes y, sobre todo, viviendo la caridad.
El otro símbolo es la vela encendida en el cirio pascual, que indica que la luz procede de Cristo resucitado, de quien recibimos su esplendor y su calor. La vocación cristiana nos impulsa a caminar en la luz de Cristo y a perseverar en la fe.
Los padres, como también los padrinos y las madrinas, tienen la responsabilidad de alimentar esta llama bautismal para que los más pequeños vayan creciendo en la fe.
La celebración del bautismo se concluye con el Padre Nuestro, que es la oración de los hijos de Dios. Los niños recién bautizados aprenderán esta oración y lo que significa llamar a Dios Padre dentro de la Iglesia. Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española venidos de España y Latinoamérica. Los invito a poner los medios necesarios para que la gracia del bautismo crezca y fructifique en sus vidas. No se desalienten ante las dificultades y busquen a Dios una y otra vez, porque el Espíritu Santo da la fuerza necesaria para alcanzar la santidad en medio de las circunstancias que les toca vivir cada día. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.
Palabras pronunciadas por el Papa al término de la audiencia general:
Estoy muy preocupado por la escalada de tensiones en Tierra Santa y Medio Oriente, y por la espiral de violencia que se aleja cada vez más del camino de la paz, el diálogo y las negociaciones.
Expreso mi gran pesar por los muertos y los heridos y estoy cerca con la oración y el afecto a todos los que sufren. Repito que nunca es el uso de la violencia lo que conduce a la paz. La guerra llama a la guerra, la violencia llama a la violencia.
Invito a todas las partes involucradas y a la comunidad internacional a renovar su compromiso para que prevalezcan el diálogo, la justicia y la paz. Invocamos a María, Reina de la Paz. "Ave María ...". Dios, ¡ten piedad de nosotros! Extiendo mis cordiales saludos para el mes de Ramadán, que comenzará mañana. Que este tiempo privilegiado de oración y ayuno ayude a caminar en el camino de Dios, que es el camino de la paz.