No te acuerdes más de nuestras viejas iniquidades

El Papa Francisco, esta mañana en Santa Marta

Asegura que "el orgullo y la suficiencia no sirven"

Francisco dice que "la Iglesia se construye con ladrillos débiles"

"Sólo sobre el diseño de la esperanza podemos ir adelante en la unidad de la Iglesia"

Redacción, 24 de octubre de 2014 a las 16:18

Humildad, dulzura, magnanimidad: son cosas débiles, porque el humilde parece que no sirve para nada

(RV).-Todo cristiano está llamado a trabajar por la unidad de la Iglesia. Es la exhortación que el Papa Francisco hizo en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. De este modo, el Pontífice subrayó que debemos dejarnos guiar por el Espíritu Santo que hace la unidad de la Iglesia en la diversidad de las personas. "Yo, prisionero, los exhorto a construir la unidad en la Iglesia".

Francisco desarrolló su reflexión partiendo de esta exhortación de San Pablo, contenida en la Carta a los Filipenses."Hacer la unidad de la Iglesia - observó el Papa - es trabajo de la Iglesia y de cada cristiano durante la historia". Y añadió que el Apóstol Pedro "cuando habla de la Iglesia, habla de un templo hecho de las piedras vivas, que somos nosotros". Y, además hizo una advertencia acerca de "aquel otro templo, el de la soberbia que era la Torre de Babel". Mientras el primer templo "trae la unidad" - dijo - ese otro "es el símbolo de la desunión, de no comprenderse, de la diversidad de las lenguas": "Hacer la unidad de la Iglesia, construir la Iglesia, este templo, esta unidad de la Iglesia: éste es el deber de todo cristiano, de cada uno de nosotros. Cuando se debe construir un templo, un palacio, se busca un área edificable, preparada para esto. La prima cosa que se hace es buscar la piedra de base, la piedra angular dice la Biblia. Y la piedra angular de la unidad de la Iglesia, o mejor dicho, la piedra angular de la Iglesia es Jesús, y la piedra angular de la unidad de la Iglesia es la oración de Jesús en la Última Cena: ‘¡Padre, que sean uno!'. ¡Y esta es la fuerza!" El Papa reafirmó que Jesús es "la piedra sobre la cual nosotros edificamos la unidad de la Iglesia" y dijo que "sin esta piedra no se puede. No hay unidad sin Jesucristo en la base: es nuestra seguridad". ¿Pero quién, entonces - se preguntó Francisco - "construye esta unidad?". Éste - fue su respuesta - "es el trabajo del Espíritu Santo. Es el único capaz de hacer la unidad de la Iglesia. Razón por la cual Jesús lo ha enviado: para hacer crecer a la Iglesia, para hacerla fuerte, para hacerla una". Es el Espíritu - prosiguió - quien hace "la unidad de la Iglesia" en la "diversidad de los pueblos, de las culturas, de las personas". "¿Cómo se construye, entonces, este templo?", preguntó una vez más el Santo Padre. Si el Apóstol Pedro - dijo - cuando hablaba de esto, "decía que nosotros ladrillos débiles". Los consejos del Apóstol para "construir esta unidad son consejos de debilidad, según el pensamiento humano": "Humildad, dulzura, magnanimidad: son cosas débiles, porque el humilde parece que no sirve para nada; la dulzura, la mansedumbre, parecen no servir; la magnanimidad, el estar abierto a todos, tener un corazón grande... Y después dice además: ‘Soportándose mutuamente con amor'. Soportándose unos a otros en el amor, teniendo como interés ¿qué cosa? Conservar la unidad. Y nosotros nos transformamos cada vez más en piedras fuertes, en este templo, cuanto más débiles nos hacemos con estas virtudes de la humildad, de la magnanimidad, de la dulzura, de la mansedumbre".

El Papa reafirmó que este es "el mismo camino que ha recorrido Jesús" que "se ha hecho débil" hasta la Cruz, "¡y se volvió fuerte!" Y así debemos hacer nosotros: "El orgullo, la suficiencia, no sirven".

Cuando se hace una construcción - añadió Francisco - "es necesario que el arquitecto haga el diseño. ¿Y cuál es el diseño de la unidad de la Iglesia?": "La esperanza a la que hemos sido llamados: la esperanza de ir hacia el Señor, la esperanza de vivir en una Iglesia viva, hecha con piedras vivas, con la fuerza del Espíritu Santo. Sólo sobre el diseño de la esperanza podemos ir adelante en la unidad de la Iglesia.

Estamos llamados a una esperanza grande. ¡Vamos allí! Pero con la fuerza que nos da la oración de Jesús por la unidad; con la docilidad al Espíritu Santo, que es capaz de hacer de ladrillos piedras vivas; y con la esperanza de encontrar al Señor que nos ha llamado, encontrarlo cuando se produzca la plenitud de los tiempos".

"Reza por mí; la derecha eclesial me está despellejando. Me acusan de desacralizar el papado"

25 de octubre 2014 Sábado XXIX Ef 4, 7-16

Cuando Pablo recuerda quién es Dios: «quien ha hecho a unos el don de ser apóstoles, a otros el ser profetas, a otros el ser evangelistas, pastores o maestros», es para preparar los que formamos «el su pueblo santo para una obra de servicio ». Mira cuál es tu servicio; ¿Edifica el cuerpo de Cristo lo que estás haciendo? Señor, que mi servicio para tu causa sea siempre hecho con amor, uniendo los corazones y viviendo con la alegría de saber que mi, nuestra vida, es tuya.

Evangelio según San Lucas 13,1-9. 

En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios. El les respondió: "¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera". Les dijo también esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: 'Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?'. Pero él respondió: 'Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. 
Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás'".

San Agustín (354-430), obispo de Hipona (África del Norte), doctor de la Iglesia 
Las Confesiones, libro 8

Responder, al fin, a la llamada de Dios a convertirse

Me retenían mis viejas ideas amigas, ¡esas bagatelas de bagatelas, esas vanidades de vanidades! Con suaves golpes me tiraban de mi ropa de carne y me murmuraban en voz suave: “¿Nos dejas? ¡Acabas para siempre! A partir de este momento ya cercano, ya no estaremos más contigo, no te será permitido hacer esto, hacer lo otro” Oh, Dios mío, qué de cosas me sugerían!... Dudaba yo de deshacerme de ellas, de saltar hacia donde me sentía llamado; la costumbre, de manera tiránica, me decía: “¿Crees que podrás vivir sin ellas?” Pero ya su voz era más dulce, porque del lado hacia donde giraba mi rostro y donde me daba miedo pasar, la casta dignidad de la continencia me invitaba noble y graciosamente a venir sin dudar, enseñándome un multitud de buenos ejemplos:… “Es el Señor, su Dios, quien te los ha dado. ¿Por qué te apoyas sobre ti mismo siendo así que tú mismo no te mantienes en pie? Lánzate a él, no tengas miedo. Él no va a ocultarse para que caigas.

Échate sin temor; él te recibirá y te curará”…

Esta lucha en mi corazón no era más que una lucha de yo mismo contra yo mismo… Cuando mi mirada había, por fin, sacado del fondo de mi corazón todas mis miserias, me sobrevino una gran tempestad de lágrimas. Para dejar que la tempestad rompiera, me levanté y salí… Sin saber demasiado cómo, me eché bajo una higuera, dejé que mis lágrimas corrieran completamente, brotaron a oleadas, sacrificio digno de ti, Dios mío. Y te dije sin mesurar: “Y tú, Señor, ¿hasta cuando? ¿Hasta cuando estarás enojado? No te acuerdes más de nuestras viejas iniquidades” (Sl 6,4; 78,5)… Yo lanzaba gritos lastimeros: “¿Para cuánto tiempo? ¿Hasta cuándo? Mañana, siempre mañana. ¿Por qué no ahora mismo?”…

Y he aquí que sentí una voz que venía de una casa vecina, una voz de niño o niña, que cantaba y repetía: “¡Toma y lee! ¡Toma y lee!”. Al momento me rehice y quería recordar si era el estribillo habitual de un juego infantil; ninguno me venía a la memoria. Reprimiendo mis lágrimas, me levanté con la certeza de que el cielo me ordenaba abrir el libro del apóstol Pablo y leer el primer pasaje que me saliera… Volví a casa apresuradamente y cogí el libro y leí lo primero que me salió: “Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujuria y desenfreno, nada de riñas ni pendencias. Vestíos del Señor Jesucristo, y que el cuidado de vuestro cuerpo no fomente los malos deseos” (Rm 13,13s). No hacía falta seguir leyendo, no tenía necesidad de más. Justo al acabar estas líneas, una luz de seguridad se derramó en mi corazón y todas las tinieblas de mi incertidumbre se disiparon.

Santos Crispin y Crispiniano

Santos Crispín y Crispiniano, mártires

Estos dos mártires fueron muy famosos en el norte de Europa durante la Edad Media. Shakespeare exalta el día de estos santos en el famoso monólogo en el que Enrique V llama al combate la víspera de la batalla de Agincourt. Desgraciadamente el relato del martirio, que es muy posterior a los hechos, no merece crédito alguno.

Según dicho relato, Crispín y Crispiniano fueron de Roma a la Galia a predicar el Evangelio a mediados del siglo III, junto con san Quintín y otros misioneros. Se establecieron en Soissons, donde instruyeron a muchos en la fe de Cristo. Predicaban durante el día, pero en la noche, de acuerdo con el ejemplo de san Pablo, se ganaban la vida remendando zapatos, a pesar de que eran de noble cuna. Los dos hermanos vivieron así varios años y más tarde, cuando cl emperador Maximiano fue a la Galia, fueron acusados ante él. Maximiano, probablemente más por complacer a los acusadores que por satisfacer su propia crueldad y susperstición, mandó que Crispín y Crispiniano compareciesen ante Ricciovaro, que era un enemigo irreconciliable del cristianismo (si es que existió en realidad). Ricciovaro los sometió a diversas torturas y trató en vano de ahogarlos y cocerlos vivos. Ese fracaso le encolerizó tanto, que se arrojó en la hoguera preparada para los mártires, a fin de quitarse la vida.

Entonces, Maximiano mandó decapitar a los dos hermanos. Se cuenta que Crispín y Crispiniano sólo aceptaban por su trabajo lo que sus clientes les ofrecían buenamente, cosa que predispuso a los paganos en favor del cristianismo. Más tarde se construyó una iglesia sobre el sepulcro de los mártires, y san Eligio el Orfebre se encargó de embellecerla.

En realidad, no sabemos nada acerca de estos mártires y es muy posible que hayan muerto en Roma y que sus reliquias hayan sido posteriormente transladadas a Soissons, donde empezó a tributárseles culto. Hay una tradición local, de Kent, en Inglaterra, que relaciona a estos mártires con el pequeño puerto de Faversham.

Debía ser muy conocida en su tiempo, puesto que todavía existe: cuenta que los dos hermanos se refugiaron en dicho puerto para huir de la persecución y que abrieron una zapatería en el extremo de la calle Preston, «cerca del Pozo de la Cruz». Un tal Mr. Southouse, que escribió alrededor del año 1670, dice que, en su época, «muchas personas extranjeras que practicaban el noble oficio de zapateros solían visitar el lugar», de suerte que la tradición debía ser conocida fuera de Inglaterra. En la parroquia de Santa María de la Caridad había un altar dedicado a san Crispín y san Crispiniano.

El ejemplo de estos santos muestra que se equivocan por completo los cristianos que se consideran dispensados de aspirar a la perfección a causa de la atención que exige el cuidado de la familia y del oficio.

Si tales cristianos no alcanzan la perfección, se debe a su negligencia y debilidad. Muchas personas se han santificado trabajando en una finca o regenteando un comercio. San Pablo fabricaba tiendas, Crispín y Crispiniano eran zapateros, la Santísima Virgen se ocupaba del cuidado de su casa, el propio Jesús trabajaba con su padre adoptivo, y aun los monjes que se apartaban totalmente del mundo para dedicarse a la contemplación de las cosas divinas, tejían esteras y cestos, labraban la tierra o copiaban y empastaban libros. Todos los estados de vida ofrecen numerosas ocasiones de ejercitar las buenas obras y de santificarse.

Este día es el de la fiesta de San Crispin;
el que sobreviva a este día volverá sano y salvo a sus lares,
se izará sobre las puntas de los pies cuando se mencione esta fecha,
y se crecerá por encima de sí mismo ante el nombre de San Crispin.
El que sobreviva a este día y llegue a la vejez, cada año, en la víspera de esta fiesta, invitará a sus amigos y les dirá: «Mañana es San Crispin».
Entonces se subirá las mangas, y al mostrar sus cicatrices, dirá:
«He recibido estas heridas el día de San Crispin.»
Los ancianos olvidan; empero el que lo haya olvidado todo,
se acordará todavía con satisfacción de las proezas que llevó a cabo en aquel día.
Y entonces nuestros nombres serán tan familiares en sus bocas como los nombres de sus parientes:
el rey Henry, Bedford, Exeter, Warwick y Talbot, Salisbury y Glóucester
serán resucitados con copas rebosantes por su saludable y viviente recuerdo.
Esta historia la enseñará el buen hombre a su hijo, y desde este día hasta el fin del mundo
la fiesta de San Crispín y Crispiniano nunca llegará sin que a ella vaya asociado nuestro recuerdo,
el recuerdo de nuestro pequeño ejército, de nuestro feliz pequeño ejército,
de nuestro bando de hermanos; porque el que vierte hoy su sangre conmigo
será mi hermano; por muy vil que sea, esta jornada ennoblecerá su condición,
y los caballeros que permanecen ahora en el lecho en Inglaterra
se considerarán como malditos por no haberse hallado aquí,
y tendrán su nobleza en bajo precio cuando escuchen hablar a uno
de los que han combatido con nosotros el día de San Crispín.
(Shakespeare, «Enrique V», acto IV, esc. 3)

En Acta Sanctorum, oct., vol. XI, puede verse el relato del martirio de estos santos, con un comentario muy completo. La historicidad del martirio está garantizada por la mención del Hieronymianum en este día: «In Galiis civitate Sessionis Crispini et Crispiniani». Cf. Delehaye, Etude sur le légendier romain, pp. 126-129, 132-135; y CMH., pp. 337-338, 570-571; Duchesne, Fastes Episcopaux, vol. ut, pp. 141-152.fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, S
 
El alma que quiere darse por  entero a  Dios, no ha de buscar nada para  sí mismo sino que  pensar, hablar y actuar tienen  como meta Dios. Y esto no es ninguna beatería, sino  un impulso fuerte e intenso a desvivirse por los demás.
Los  jóvenes de hoy, que murieron en el año 285, quedan  lejos de nuestra historia del tercer milenio.


Sin embargo, sus obras  y sus nombres han quedado grabados en las páginas de  la historia de la Iglesia para siempre.


Se  establecieron en Roma y aprendieron el oficio de zapateros. Y  desde cualquier trabajo se puede hacer un anuncio u proclamación  del Evangelio y de las riquezas que aporta al alma  humana.


Este servicio lo concretó en hacer zapatos para los pobres.  A estos, por supuesto, no les cobraban absolutamente nada.


A los  ricos, que conocían el buen trabajo que hacían y la  calidad del calzado, sí que les cobraban.


Lo bonito de estos  dos creyentes es que aprovechaban los momentos de venta o  de dar gratis para hablar con entusiasmo de Jesucristo. 
Y  con la mayor naturalidad del mundo.
Debían vivir lo que decían  porque la gente los escuchaba con agrado.
Los franceses dicen que  vivieron en la región de Soissons.

Los ingleses, a su  vez, afirman que vivieron en el condado de Kent, al  sur de Inglaterra.

Shakespeare los elogia en su obra “Enrique V”  y en “Julio César”.
En lo que todos están de acuerdo  es en que murieron mártires.

Oremos

Dios todopoderoso y eterno, que diste a los santos mártires Crispin y Crispiniano, la valentía de aceptar la muerte por el nombre de Cristo: concede también tu fuerza a nuestra debilidad para que, a ejemplo de aquellos que no dudaron en morir por ti, nosotros sepamos también ser fuertes, confesando tu nombre con nuestras vidas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Con motivo de la festividad de Todos los Santos

El Papa dará misa en el cementerio monumental de Roma

El cementerio del Verano está considerado un "museo al aire libre"

En este cementerio se hallan las tumbas de varias personalidades italianas, así como una necrópolis romana y las catacumbas de Santa Ciriaca

Cementerio del Verano, Roma

El Papa Francisco oficiará una misa el primero de noviembre en el cementerio del Verano de Roma con motivo de la festividad de Todos los Santos, informó hoy la Santa Sede mediante un comunicado.

La ceremonia de Todos los Santos comenzará a las 16.00 hora local (15.00 GMT), agregó la nota.

El cementerio del Verano está considerado un "museo al aire libre" por el gran número de obras y esculturas de siglo XIX y XX que integran los panteones de las grandes familias romanas.

Fue instituido a principios del XIX, en la época napoleónica, gracias al Edicto de Saint-Cloud que imponía que las sepulturas se ubicasen fuera de las murallas de la ciudad y no cerca de las iglesias o en su interior, aunque la edificación fue llevada a cabo entre el 1852 y el 1871, según el proyecto de Virginio Vespignani.

Sin embargo este camposanto ha sido empleado como lugar de sepultura durante los últimos dos milenios, tal y como testimonia la presencia en su interior de una necrópolis romana y las catacumbas de Santa Ciriaca.

Debe su nombre al antiguo campo de los Verano, una familia de senadores en los tiempos de la República romana.

En este cementerio se hallan las tumbas depersonalidades italianas como Goffredo Mameli, Vittorio De Sica, Alberto Sordi o Alberto Moravia, entre otros.

De acuerdo a la agenda del papa para el mes de noviembre, esta visita al camposanto será seguida, al día siguiente, por otra misa con la que conmemorará a todos los fieles y papas difuntos, que tendrá lugar en la Gruta Vaticana. (RD/Agencias)

La higuera estéril 
Parábolas

Lucas 13, 1-9. Tiempo Ordinario. Dirijamos hacia Dios nuestra vida y preocupémonos por nuestra propia conversión. 




Oración introductoria


Padre, nuestra esperanza es siempre y esencialmente también esperanza para los otros; sólo así es realmente esperanza también para nosotros.


Petición


Jesús, gracias por darme la oportunidad de mejorar, de servirte, de amarte. Dame tu gracia para luchar cada día por dar fruto.

Meditación del Papa Francisco


No es fácil entender este comportamiento de la misericordia, porque estamos acostumbrados a juzgar: no somos personas que dan espontáneamente un poco de espacio a la comprensión y también a la misericordia. Para ser misericordiosos son necesarias dos actitudes.

La primera es el conocimiento de sí mismos: saber que hemos hecho muchas cosas malas: ¡somos pecadores! Y frente al arrepentimiento, la justicia de Dios... se transforma en misericordia y perdón. Pero es necesario avergonzarse de los pecados.
Es verdad, ninguno de nosotros ha matado a nadie, pero hay muchas cosas pequeñas, muchos pecados cotidianos, de todos los días… Y cuando uno piensa: "¡Pero qué corazón tan pequeño: ¡He hecho esto contra el Señor!" ¡Y se avergüenza! Avergonzarse ante Dios y esta vergüenza es una gracia: es la gracia de ser pecadores. "Soy pecador y me avergüenzo ante Ti y te pido perdón". Es sencillo, pero es tan difícil decir: "He pecado". (Cf. S.S. Francisco, 17 de marzo de 2014, homilía en Santa Marta).


Reflexión


Hoy Cristo desenmascara una preocupación presente en muchos hombres de nuestro tiempo. Y es la preocupación de pensar que los sufrimientos de la vida tienen que ver con la amistad o enemistad con Dios. Cuando todo va bien y no hay grandes angustias o desconsuelos creemos que estamos en paz y amistad con Dios. Y puede ser que realmente no suframos grandes ahogos y a la vez estemos con Dios pero Cristo nos muestra que no es así la forma de verlo.
¿Acaso los miles de personas que mueren en los atentados padecieron de esa forma porque eran más pecadores que nosotros? Por supuesto que no, pues Dios no es un legislador injusto que castiga a quienes pecan. Mejor es preocuparnos por nuestra propia conversión y dejar de juzgar a los demás por lo que les pasa en la vida. Que si este vecino se fue a la banca rota su negocio porque no daba limosna o el otro se le dividió la familia porque no iba a misa o el de más allá se le murió un hijo porque decía blasfemias.
Dejemos de calcular cómo están los demás ante Dios e interesémonos más por nuestra propia conversión. Los acontecimientos dolorosos de la vida no son la clave para ver la relación de Dios con nuestro prójimo. Dios puede permitir una gran cantidad de sufrimientos en una familia para hacerles crecer en la fe y confianza con Él, pero no por eso quiere decir que Dios está contra ellos.


Propósito


Dirijamos hacia Dios nuestra vida y preocupémonos más por nuestra propia conversión.


Diálogo con Cristo


No hay excusas, la lección de la parábola es clara. Cuando el Creador viene a buscar frutos, es porque es tiempo de que haya frutos. No se trata de aparentar o verse bien, sino haber producido los frutos de acuerdo al plan de Dios. Gracias, Jesús, por interceder por mí y darme otra oportunidad para que, con la gracia de la Eucaristía, pueda rectificar lo que deba cambiar en mi vida y aspirar a la eficacia apostólica, donde es necesario morir a mi propia comodidad para dar fruto.


Las letanías son alabanzas, piropos de amor, de ternura


Las Letanías del Rosario. ¿Te aburres rezándolas? No amas, no comprendes. Sólo quien ama a María las entiende. 



Las letanías son alabanzas, piropos de amor, de ternura. ¿Te aburres rezándolas? No amas, no comprendes. ¿Te gustan? Sí amas, sí comprendes. El que las inventó sí amaba, sí comprendía. Son, en definitiva, un poema de amor; sólo quien ama a María lo entiende. Dile a los enamorados que son aburridos porque repiten con frecuencia frases de amor.
Santa María
Es el nombre de la mujer más maravillosa... ¡Cuantas iglesias dedicadas a su nombre!¡Cuantas mujeres llevan este nombre de María! Por algo será. Yo me llamo Mariano y me alegro de llevar ese nombre. Cuanta gente canta, reza, dice ese nombre que a los mismos ángeles impresiona y enternece el corazón de Dios. Los ángeles obedecen a Dios y luego a su Reina, a una mujer, una criatura humana, a María.
Nosotros le hemos puesto un sobrenombre llamándola Santa María de Guadalupe. Cuanto significa este nombre para los mexicanos.
María es amor, toda amor; es el lado misericordioso y tierno del amor de Dios para nosotros.
Santa Madre de Dios
Esta es su grandeza incomparable, Nos merece un respeto tremendo. Pero su amor y humildad la convierten en una Madre incomparable, única. Podía el Hijo de Dios habérsela quedado. Era suya, solo suya y toda suya. Pero el amor es donación y entrega.

Y por amor -¡qué grande amor!- nos la regaló. Cristo nos dio el derecho de ser sus hijos.
La sangre que Cristo derramó en el Calvario esa la sangre de una mártir,, era su propia sangre. Dios lleva en sus venas la sangre de María.
Santa Virgen de las vírgenes. 
Es la inmaculada, la llena de gracia, La hicieron las manos del tres veces santo para ser digna morada del Hijo de Dios.
Está a la cabeza de todas las vírgenes, es reina de todas ejemplo para cada una de ellas.
Madre de Cristo
La sangre que derramó en el Calvario era la sangre de una mártir, María, la Corredentora. Madre del Niño Jesús que nació de Ella en Belén. Madre del Cristo que predicó en Palestina. Madre del Cristo del Calvario: Madre mártir.
Madre de la Iglesia
Pablo VI le otorgó ese título durante el Concilio Vaticano II. Madre de Cristo Cabeza, Madre de su cuerpo, la Iglesia. Madre de todos nosotros: madre tuya, madre mía. Una prueba de que Jesús nos ha tomado en serio como hermanos es que nos ha dado a su Madre, y para siempre.
Te cuida y te ama como si fueras el único. Pero María no puede besar al hijo que la rechaza, no puede curar al hijo que no la quiere, no puede ayudar al hijo que la rehuye. No puede ser Madre de quien no quiere ser su hijo. Y es más madre de quien desea con toda su alma ser hijo suyo.
Madre que cuida de una manera especial a sus hijos enfermos, pecadores, tristes... Madre de las almas consagradas. Para Jesús son sagrados, para María también.
Mexicano, si alguna vez has sentido en tu corazón un algo de ternura por la Morenita del Tepeyac, ten cuidado, te la quieren arrebatar. Te habrán quitado mucho. Ya solo nos falta que nos quiten la fe en Dios y en la Virgen de Guadalupe. Y a ver qué nos queda de mexicanos.
Madre de la divina gracia
No en el sentido de productora de la gracia, sino distribuidora, medianera de la misma. Todas las gracias que recibes pasan por las manos de una Madre, por voluntad de Dios. Al ser la Madre de Cristo m de alguna manera es la madre de esa gracia que Cristo nos dio. Porque el sí de María pondría en marcha la Redención de los hombres, la redención que nos otorgaría la gracia.
Madre purísima. Castísima, virginal, inmaculada
Un abismo de pureza. La Mujer con mayúscula fue una mujer purísima. Cualquier mujer que quiera conservar su grandeza, no puede menospreciar esta virtud. La impureza te hace menos mujer y te acerca al reino inferior de la naturaleza.

Las mujeres, las muchachas que hoy aman la pureza y la tratan de vivir tienen el beneplácito de Dios y la sonrisa de la Mujer ideal.
Con ello no quiero decir que las caídas en este campo no se puedan reparar. Como nadie dice que un vestido manchado no se puede lavar.
Los gustos del cielo tan distintos a los del mundo. ¿Qué han hecho de la mujer? Hoy la mujer ideal es totalmente distinta. Si eres mujer, escoge el perfil del cielo o el de la tierra.
La pureza no roba belleza a una persona, al contrario, la realza. El rostro más bellos y los ojos más hermosos son aquellos en los que se refleja Dios. La mujer pura tiene un encanto adicional, un toque de cielo azul, aunque hoy no se le quiera tener en cuanta. Si se quiere rescatar al mundo debe ser desde la mujer, Y gran parte del recate de la mujer se llama castidad.
Madre amable
Digna de todo nuestro amor. Por lo buena que es. Por lo santa. Por ser mi Madre. Por todo lo que le debo. Porque, después de Dios, nadie me quiere tanto. Por su encantadora sencillez. María es digna de todo nuestro amor. Totus tuus. Todo tuyo y para siempre.
Te quiero, madre dela cielo, como quiero al mismo cielo, como quiero los bellos paisajes, los mares, los ríos, las montañas... Te quiero en los amaneceres y puestas de sol, en las flores de la pradera. Lo mismo que siento a Dios, te siento a Ti en cada rosa, en el canto del jilguero, en las estrellas de la noche. Algo de tu hermosura ha quedado en la naturaleza. Y por eso te veo en todas partes.      

              

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