La debilidad de la fe de Tomás, fuente de gracia para la Iglesia

Evangelio según San Juan 20,24-29. 

Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús. 

Los otros discípulos le dijeron: "¡Hemos visto al Señor!". El les respondió: "Si no veo la marca de los clavos en sus manos, si no pongo el dedo en el lugar de los clavos y la mano en su costado, no lo creeré". 

Ocho días más tarde, estaban de nuevo los discípulos reunidos en la casa, y estaba con ellos Tomás. Entonces apareció Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio de ellos y les dijo: "¡La paz esté con ustedes!". 

Luego dijo a Tomás: "Trae aquí tu dedo: aquí están mis manos. Acerca tu mano: Métela en mi costado. En adelante no seas incrédulo, sino hombre de fe". 
Tomas respondió: "¡Señor mío y Dios mío!". 

Jesús le dijo: "Ahora crees, porque me has visto. ¡Felices los que creen sin haber visto!". 

Fiesta de santo Tomás, apóstol

Santo Tomás, apóstol

Fiesta de santo Tomás, apóstol, quien, al anunciarle los otros discípulos que Jesús había resucitado, no lo creyó, pero cuando Jesús le mostró su costado traspasado por la lanza y le dijo que pusiera su mano en él, exclamó: «Señor mío y Dios mío». Y con esta fe que experimentó es tradición que llevó la palabra del Evangelio a los pueblos de la India.

Santo Tomás era judío. Probablemente había nacido en Galilea, en el seno de una familia modesta; pero no se dice de él que haya sido pescador, e ignoramos las circunstancias en las que el Señor le llamó al apostolado. Tomás es un nombre sirio, que significa «gemelo». «Dídimo», como se llamaba también al apóstol, es la traducción griega. Cuando el Señor se dirigía a los alrededores de Jerusalén a resucitar a Lázaro, los demás discípulos trataron de disuadirle, diciendo: «Maestro, hace poco los judíos querían apedrearte. ¿Cómo, pues, vuelves allá?» Pero Santo Tomás les dijo: «Vayamos y muramos con Él», lo cual prueba el ardiente amor que profesaba a Jesús. El Señor dijo en la última cena: «Vosotros sabéis a dónde voy y conocéis el camino». Tomás preguntó: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos conocer el camino?» Entonces, el Señor le respondió estas palabras que resumen toda la vida cristiana: «Yo soy el camino, la verdad y la vida, y ninguno va al Padre sino por mí». Pero Santo Tomás es sobre todo famoso por su incredulidad después de la muerte del Señor. Jesús se apareció a los discípulos el día de la resurrección para convencerlos de que había resucitado realmente. Tomás, que estaba ausente, se negó a creer en la resurrección de Jesús: «Si no veo en sus manos la huella de los clavos y pongo el dedo en los agujeros de los clavos y si no meto la mano en su costado, no creeré». Ocho días más tarde, hallándose los discípulos juntos y a puerta cerrada, Cristo apareció súbitamente en medio de ellos y los saludó: «La paz sea con vosotros». En seguida se volvió a Tomás y le dijo: «Pon aquí tu dedo y mira mis manos: dame tu mano y ponía en mi costado. Y no seas incrédulo sino creyente». Tomás cayó de rodillas y exclamó: «¡Señor mío y Dios mío!» Jesús replicó: «Has creído, Tomás, porque me has visto. Bienaventurados quienes han creído sin haber visto.»

A esto se reduce todo lo que el Nuevo Testamento dice sobre Tomás. Sin embargo, como sucede en el caso de los demás apóstoles, existen diversas tradiciones muy poco fidedignas acerca de las actividades apostólicas de Tomás después de la venida del Espíritu Santo. Eusebio (Hist. Ecl. II,13) afirma que Tomás envió a san Tadeo (no confundir con Juas Tadeo) a Edesa a bautizar al rey Abgar, y dice que el apóstol trabajó entre los partos y «los medas, persas, carmanios, hircanios, bactrianos y otros pueblos de esa región». Pero la tradición más persistente es la que afirma que santo Tomás predicó el Evangelio en la India. Dicha tradición se apoya en fuentes aparentemente independientes.

La principal de ellas es un documento titulado «Acta Thomae» (Actas de Tomás), que data, según parece, de principios del siglo III, y dice que cuando los Apóstoles se repartieron en Jerusalén el mundo para ir a predicar, la India tocó en suerte a Judas Tomás (como se le llama frecuentemente en las leyendas sirias). Tomás, que no quería ir allá, alegó que su salud no era muy robusta y que un hebreo no podía enseñar a los indios. Ni siquiera una aparición del Señor logró hacer cambiar de parecer a Tomás.

Entonces, el Señor se apareció a un mercader llamado Aban, embajador del rey parto Gundafor, quien reinaba en una parte de la India. Cristo vendió a Tomás como esclavo al representante de Gundafor. Cuando Tomás comprendió lo que había sucedido, exclamó: «Hágase, Señor, tu voluntad» y se embarcó con Aban, llevando únicamente consigo las veinte monedas de plata por las que había sido vendido, pues Cristo se las había dado. En el curso del viaje, se detuvieron en un puerto en el que se celebraba el matrimonio de la hija del gobernador local. Oyendo tocar la flauta a una joven hebrea, Tomás se sintió movido a cantar la belleza de la Iglesia, representándola bajo la metáfora de una novia. Pero, como cantaba en su lengua propia, sólo la flautista hebrea le entendió. La joven se enamoró de él; pero Tomás no levantó los ojos del suelo para mirarla. Esa misma noche, Jesucristo, tomando la apariencia de Tomás, se apareció a la pareja que había contraído matrimonio y persuadió a ambos cónyuges de que observasen continencia perfecta. Cuando el gobernador se enteró de ello, se indignó mucho y mandó llamar al forastero; pero Aban y Tomás habían partido ya, y sólo quedaba la joven flautista, que estaba llorando amargamente porque no la habían llevado consigo.

Cuando la flautista supo lo que había sucedido a la pareja que había contraído matrimonio, se enjugó las lágrimas y se puso a su servicio. Entre tanto, Aban y Tomás proseguían su viaje y llegaron a la corte de Gundafor en la India. Cuando el rey preguntó al Apóstol cuál era su oficio, éste respondió: «Soy carpintero y albañil. Sé hacer yugos y arados y remos y mástiles; sé también trabajar la piedra y construir tumbas y monumentos y palacios para los reyes». Gundafor le encargó que le construyese un palacio. Tomás trazó los planos: «Las puertas daban al oriente para recibir la luz; las ventanas hacia el occidente para recibir el aire; al sur estaba el horno de la panadería, y en la parte norte había caños de agua para el servicio de la casa». Gundafor partió de viaje. Durante su ausencia, Tomás no trabajó en la construcción, y gastó todo el dinero que el rey le había dado en socorrer a los pobres, diciendo: «Lo que es del rey hay que darlo a los reyes». El Apóstol recorrió el reino, predicando y curando y arrojando a los malos espíritus. A su vuelta, el rey le pidió que le mostrase el palacio. Tomás replicó: «No podrás verlo sino hasta que salgas de este mundo». Entonces el rey le encarceló y decidió despellejarle vivo. Pero precisamente entonces, murió un hermano de Gundafor. Los ángeles le mostraron en el cielo el palacio que las buenas obras de Tomás habían construido para Gundafor, y le permitieron volver a la tierra y comprar el palacio a su hermano. Pero Gundafor no quiso vendérselo. En seguida, lleno de admiración, puso en libertad a Tomás, y recibió el bautismo con su hermano y muchos de sus subditos. «Y al amanecer, (Tomás) partió el pan eucarístico y les permitió acercarse a la mesa del Mesías. Ellos se alegraron y regocijaron mucho».

Después, santo Tomás predicó e hizo muchos milagros en la India, hasta que tuvo dificultades con el rey Mazdai por haber convertido («embrujado») a su esposa, a su hijo y a otros personajes. Tomás fue conducido a la cumbre de una colina; siguiendo las órdenes del rey, «los soldados fueron y le golpearon, y él cayó y murió». Fue sepultado en un sepulcro real; pero más tarde algunos cristianos trasladaron sus reliquias al Occidente. Actualmente, la mayoría de los historiadores afirman que la leyenda que acabamos de resumir carece de fundamento histórico. Sin embargo, está fuera de duda que, hacia el año 46 de nuestra era, había un rey llamado Gondofernes o Gudufar, cuyos dominios incluían el territorio de Peshawar. Y no han faltado quienes hayan tratado de identificar al rey Mazdai (cuyo nombre es de origen indio) con el rey Vasudeva de Matura. Desgraciadamente, las leyendas relacionadas con santo Tomás no se reducen a esto, ya que en el otro extremo de la India, en el territorio que va de Punjab a lo largo de la costa malabar, particularmente en las regiones de Cochín y Travancore, hay muchos pueblos cristianos que se dan a sí mismos el nombre de «cristianos de santo Tomás». Su historia es perfectamente conocida desde el siglo XVI; pero, a pesar de que abundan las teorías sobre sus orígenes, no se ha logrado todavía dilucidar el punto.

Está fuera de duda que desde muy antiguo hubo cristianos en esa región. Por otra parte, las formas y el idioma de la liturgia, que es el sirio, indican claramente que el cristianismo de la región proviene de Mesopotamia y de Persia.* Los cristianos pretenden, según lo indica el nombre que se dan, que santo Tomás evangelizó personalmente la región. Una tradición oral muy antigua afirma que el Apóstol desembarcó en Cranganore, en la costa occidental, y que estableció siete iglesias en Malabar. En seguida, se dirigió hacia el este, a la costa de Coromandel, donde murió por la espada. El martirio tuvo lugar en la «Colina Grande», a unos doce kilómetros de Madras. Santo Tomás fue sepultado en Mylapore, que es actualmente un suburbio de la ciudad del mismo nombre. Como quiera que sea, las principales reliquias estaban en Edesa, en el siglo IV. Las Acta Thomae cuentan que fueron trasladadas de la India a Mesopotomia. Más tarde, fueron transladadas de Edesa a la isla de Kíos en el Mar Egeo, y de ahí a Ortona de los Abruzos, donde reposan en la actualidad. La fecha del 3 de julio es precisamente la de la traslación de las reliquias a Edesa, aunque en el rito malabar se afirma que el martirio tuvo lugar el 3 de julio «del año 72».

El martirologio actual confina todas estas leyendas en torno a la evangelización de la India al papel de imprecisas tradiciones, que sin embargo conviene al menos conocer, ya que gran parte de la iconografía sobre el santo está ligada a ellas. En la actualidad no está catalogado como mártir.

Aunque se ha exagerado el gnosticismo de las Acta Thomae (cf. Harnack, Die Chronologie der altchristlichen Litteratur, vol. I, pp. 545-549), no por ello se puede negar que exista realmente. El P. Peeters insiste con razón en que todos los maestros ortodoxos de los primeros siglos debieron caer en la cuenta de que las actas eran apócrifas, como lo hacen notar San Epifanio, San Agustín, Santo Toribio de Astorga, San Inocencio I y el Decreto del Pseudo-Gelasio. El autor de las actas, que era probablemente un sirio-griego, pudo fácilmente tomar de los relatos de los viajeros y mercaderes el nombre de Gondofernes y otros datos de color local, de suerte que no puede considerárselos como una prueba del fundamento histórico de la leyenda. No debe confundirse las Acta Thomae quie se mencionan en este escrito, con el papiro de Nag Hammadi llamado «Evangelio según Tomás», un escrito gnóstico del siglo II que se conocía por referencias antiguas, pero cuyo texto se encontró en 1945.

* Además de otros indios cristianos, hay más de un millón y medio de "Cristianos de Santo Tomás", de los cuales más de la mitad son católicos del "rito sirio-malabar". Desde 1930, existe también un reducido grupo del rito sirio-malankar. Los demás son en su gran mayoría jacobitas; pero hay también un grupo considerable de "sirios reformados" (quienes se atribuyen particularmente el nombre de cristianos de Santo Tomás), así como algunos protestantes y un pequeño grupo de nestorianos. Tales divisiones datan de 1653. (nota del Butler de la década del 50, desde el punto de vista numérico, seguramente el panorama ha experimentado muchos cambios...).

fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI 

Dios todopoderoso, concédenos celebrar con alegría la fiesta de tu apóstol santo Tomás; que él nos ayude con su protección, para que tengamos en nosotros vida abundante por la fe en Jesucristo, tu Hijo, a quien tu apóstol reconoció como su Señor y su Dios. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén

Beato John Henry Newman (1801-1890), teólogo, fundador del Oratorio en Inglaterra 
PPS, vol. 2, n° 2, «Faith without Sight»

«La debilidad de la fe de Tomás, fuente de gracia para la Iglesia» (Trad. ©Evangelizo.org)

No hay que creer que Tomás era muy distinto de los demás apóstoles. Todos, más o menos, perdieron la confianza en las promesas de Cristo cuando lo vieron siendo llevado para ser crucificado. Cuando lo pusieron en la tumba, su esperanza fue enterrada con él, y cuando les llevaron la noticia de que había resucitado, nadie creyó. Cuando se les apareció, «les reprochó su incredulidad y endurecimiento » (Mc 16:14). Tomás fue el último en ser convencido, porque fue el último en ver a Cristo. Sin embargo, es seguro que no era un discípulo reservado y frio: anteriormente, había expresado su deseo de compartir el peligro de su Maestro y de sufrir con él: «Vamos también, para morir con él» (Jn 11:16). Es a causa de Tomás que los apóstoles arriesgaron sus vidas por su Maestro. 

Entonces santo Tomás amaba  a su Maestro, como un verdadero apóstol, y se puso a su servicio. Pero cuando lo vio crucificado,  por un tiempo se debilitó en su fe, como los otros, y más que los otros. Se había apartado, rehusando los testimonios no solamente de una sola persona, sino de dix otras, de María Magdalena y de otras mujeres. Al parecer le hacía falta, una prueba visible de lo que es invisible, un signo infalible venido del cielo, como la escalera de los ángeles de Jacob (Gn 28:12), para calmar su angustia mostrándole el objetivo del camino al momento de ponerse en marcha. Lo habitaba un secreto deseo de certeza y ese deseo se despertó al escuchar la noticia de la resurrección. 

Nuestro Salvador consintió a su debilidad, respondió a su deseo, pero le dijo: «Porque me ve has visto, crees. Felices los que creen si haber visto». Es así que todos sus discípulos le sirven, incluso en sus debilidades, para que él las trasforme en palabras de enseñanza y de consuelo para su Iglesia. 

Creer sin ver

Santo Evangelio según San Juan 20, 24-29. Fiesta de Santo Tomás Apóstol.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, aumenta mi fe.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

El día de hoy el Evangelio invita a cada uno a que valore su fe, a crecer en la relación personal con Cristo, superando actitudes que pueden llevar a ver la Iglesia y la fe en Dios como una oportunidad para hacer vida social, para ser aceptado, para ser visto o porque el sacerdote (diácono, presbítero, obispo) me cae bien, me parece simpático; vale preguntarse, ¿cómo está mi fe en Dios? ¿Creo realmente o necesito pruebas?, ¿de qué tipo de pruebas?

Y esto gracias a las palabras de Tomás, quien dijo: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo." Lo primero que viene a la cabeza es decir "es un incrédulo", sin embargo, hay que ver la valentía en reconocer la debilidad de su fe y la necesidad de ver los signos sensibles que destruyen esquemas que dan como verdadero todo lo que viene de la razón y la ciencia.

Jesús, cuando se presenta, termina el breve coloquio, y dice a Tomás: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto." Tomás recibió las pruebas que destruyeron sus esquemas, pues vio cuanto es imposible para la razón y la ciencia.

Hoy en día, puede ser que alguno vea a Jesús tal cual lo vio Tomás, pero el resto no tiene esa dicha, y cada vez que Cristo se hace presente en la Eucaristía y el fiel se postra, Dios mismo le da el premio de los Bienaventurados porque cree, sin ver sensiblemente, que Cristo está presente, pues sus sentidos le dicen que ante lo que se postra es ante un trozo de pan y un poco de vino. No es fácil creer en Dios en un mundo obstinado en hacer creer que Dios no existe, pero si en medio de todo esto te postras ante Cristo Eucaristía, eres bienaventurada(o) porque es el Espíritu Santo que te mueve, a través de hábitos adquiridos, a reconocer la presencia de Dios en especies tan simples e insignificantes. Ánimo, no desfallezcas en las dificultades porque un día, como Tomás, verás a Dios cara a cara y te maravillarás al comprobar lo dichosa(o) que fuiste al creer sin haber visto.

Que san José y la Virgen María te guíen en el camino de fe que Dios te invita a recorrer.

El divino Maestro había anunciado varias veces que iba a resucitar de entre los muertos y ya había dado también pruebas de ser el Señor de la vida. Sin embargo, la experiencia de su muerte había sido tan fuerte que todos tenían necesidad de un encuentro directo con Él para creer en su resurrección: los Apóstoles en el Cenáculo, los discípulos en el camino a Emaús, las piadosas mujeres junto al sepulcro... También Tomás lo necesitaba. Cuando su incredulidad se encontró con la experiencia directa de la presencia de Cristo, el Apóstol que había dudado pronunció esas palabras con las que se expresa el núcleo más íntimo de la fe: Si es así, si Tú verdaderamente estás vivo aunque te mataron, quiere decir que eres "mi Señor y mi Dios"

(San Juan Pablo II, Discurso, 19 de agosto del 2000).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy haré una visita a Jesús en Sagrario, le agradeceré el don de la fe que me ha dado desde mi bautizo y le pediré que me ayude a conservarla hasta el último día de mi vida.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

La fe de Santo Tomás

¿Qué pensamos de Santo Tomás? ¿Nos sentimos identificados con él?

Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío». Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos». Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré». Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros». Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído». Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.

Reflexión
“Tomás, ¿porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto”. Estas palabras del Señor resucitado quieren insinuarnos a reflexionar, un poco, sobre nuestra fe cristiana. Además, el hombre pascual, el hombre nuevo que debe nacer en nosotros es, particularmente, un hombre de fe.

El tema de la fe es muy actual, hoy en día, porque el mundo está pasando por una evidente crisis de fe. Existe el proceso lento de la des-cristianización, de una paralización y aún de una extinción de la fe en el hombre moderno, y hasta en nuestras propias filas.

El tiempo de hoy huye de Dios, lo reconoce en el mejor de los casos, solamente como idea. No tiene ya un claro concepto de la persona de Dios ni de su influencia personal frente al mundo y frente a los acontecimientos de nuestra época.

Quizás también a nosotros nos pase un día, que debamos constatar: En el fondo ya no creo más en lo que he creído antes. Se perdió mi entusiasmo, mi fervor religioso. Y no nos sentimos por eso demasiado tristes; lo constatamos simplemente.

Nuestra vida de fe, nuestra propia vida espiritual, tiene sus altos y bajos. Tenemos épocas, en que todo nos anda mal, en que nos cuesta rezar, confesarnos, buscar a Dios. Pero, ¿qué pasará si estos estados se reiteran y llegan a ser duraderos?

En todo caso no podemos mantener viva nuestra fe en el ambiente frío del mundo moderno sin llevar una vida auténticamente espiritual y sin tener orden en esa vida espiritual, sin tener tiempo para meditar y rezar, sin tener tiempo para los que piensan y luchan como nosotros.

En esta situación la Iglesia nos muestra hoy la actitud de Santo Tomás. Tomás es un verdadero hombre moderno, un realista y existencialista, que no cree en más que en lo que toca, que no quiere vivir de ilusiones, que tiene miedo que lo engañen: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo”.

Lo que nos impresiona en el caso de Tomas, primero, que nos lo hace tan simpático y a la vez contemporáneo, es la violencia de su resistencia. Son muy duras las condiciones que pone para su rendición. Una dureza tan terrible no puede provenir más que de un terrible sufrimiento. Él no quiere arriesgarse de nuevo, porque ya ha sufrido demasiado, porque - probablemente - ha sufrido más que los otros por la Pasión y Muerte de Jesús.

La respuesta de Jesús a las exigencias de Tomás es inaudita: Jesús las acepta y se somete a ellas: “Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado” y agrega Jesús: “No seas incrédulo, sino creyente”.

Y entonces. Santo Tomás, vencido por tanto amor y tanta indulgencia de Jesús. se siente transportado a una altura, a la que nadie ha llegado y exclama: “¡Señor mío y Dios mío!” Es el primero que llega con su fe hasta este extremo. Hasta ahora, ningún apóstol ha dicho a Jesús: tú eres mi Dios. De ese pobre Tomás, escéptico y exigente, obtiene Jesús uno de los actos de fe más hermosos de todo el Evangelio.

¿Y nosotros? Nosotros no vemos ni tocamos al Señor como Tomás. Sin embargo, nos pasa lo mismo que a él: Jesús está con nosotros, aún y sobre todo en medio de nuestra duda e incredulidad. para apoyamos y fortalecemos.

Nuestras crisis de fe son crisis de crecimiento y nos sirven para ser más adultos en nuestra fe, para acercarnos más y más a Dios. Los obstáculos son ocasiones de ascensión tal como la presa que obliga al agua a elevarse para darle una potencia nueva.

Porque la fe es una aventura permanente, un desafío continuo, un largo camino que tenemos que andar. Y cuándo adelantamos en este camino, tanto más debemos hacer saltos de fe. Es lo que dice San Pedro en una de sus cartas. “Tenemos que sufrir pruebas, para que sea purificada nuestra fe, como el oro por el fuego”.

Queridos hermanos, pidamos por eso en esta Eucaristía pascual, que Dios nos haga madurar y crecer en nuestra fe. Y que nuestras crisis de fe sean sólo crisis de crecimiento en nuestro caminar hacia la Casa del Padre.

Y pidámosle también a María, Madre de la fe, que nos regale la gracia de una fe firme y profunda en su Hijo Jesús, el Señor resucitado.

¡Qué así sea!
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

El Mundial que debe ganar Argentina

Sacerdote explica cuál es el Mundial que Argentina no puede perder

NdE: El texto del artículo hace referencia a una realidad actual en la República Argentina, pero también otros países están viviendo situaciones similares y la reflexión que aquí se hace es válida en toda nación.

El sacerdote Christian Viña hizo una interesante reflexión sobre el “Mundial” que Argentina debe ganar luego de la eliminación de la selección argentina de fútbol de Rusia 2018.

En un artículo titulado “El Mundial que debe ganar Argentina”, el sacerdote se refirió a la importancia de defender la vida en el país sudamericano, luego que su selección perdiera el sábado 30 de junio por 4 goles a 3 en los octavos de final del torneo que se juega en Rusia.

“¿Se imaginan cómo hubieran buscado capitalizar los políticos abortistas un eventual Campeonato del Mundo? ¡A puro codazo hubiesen pujado por estar cerca de los campeones, en el balcón de la Casa de Gobierno, para pretender quedarse con esa imagen ganadora; y seguir hostigando al pueblo con sus acciones antivida, antifamilia y antipobres!”, escribió el P. Viña.

“¡Bienvenida, entonces, la derrota si nos sirve para tomar conciencia de que en los asuntos realmente importantes venimos perdiendo, por goleada, desde hace décadas!

¿Podemos, en verdad, exigirles arrojo, desprendimiento y egoísmo a once jugadores cuando, como sociedad, durante décadas, no hemos tenido el suficiente coraje para defender nuestra fe, la vida, la familia, y a los más débiles de nuestro pueblo?”, cuestionó.

El presbítero recordó luego que “Argentina tendrá, en pocos días, la oportunidad de empezar a ganar el único mundial importante: el de la Vida. Si el 8 de agosto, los senadores –aunque a esta altura pueda parecer casi un milagro- rechazan de plano el aborto, podremos reanudar lentamente el camino de los sueños”.

“El aborto es, aunque macabra, una etapa más en la embestida de la tiránica ideología de género, y del mundialismo humanicida. Se vendrán tras él –como ya está ocurriendo en algunos países de Europa- la legalización de la droga y de la pedofilia; la eutanasia y la eliminación de todos aquellos que el poder onusiano considere descartables”.

El sacerdote resaltó asimismo que “nuestro país no se acostó provida, y se despertó abortista. Hace décadas que venimos desterrando a Dios, a la Biblia, a la Iglesia, y al orden natural de nuestras vidas”.

“Con el cómodo y mentiroso argumento de modernizarse, y comprender que los tiempos cambiaron, hemos permitido que todo lo antinatural, todo lo perverso, todo lo más escandalosamente antihumano, infectara hasta nuestras fibras más íntimas”, continuó.

El sacerdote subrayó también que “ningún poder humano podrá derogar el quinto mandamiento, que ordena No matar. Ningún parlamento, ninguna asamblea, y ninguna masa manipulada podrán lograr jamás que el aborto deje de ser un asesinato. Porque, más allá de forzar el cambio del lenguaje, las cosas son lo que son, por encima de cómo se las nombre. Podrán llamarlo interrupción del embarazo; seguida siendo un crimen”.

“¿Y si hubiésemos salido Campeones del Mundo? ¡Mejor ni pensarlo! Mientras vivíamos el delirio de los festejos, nos hubiesen impuesto, en trasnochadas votaciones –como es la costumbre de este sistema- las más horrendas e inhumanas leyes”.

El sacerdote dijo además que “Argentina puede ser Campeona del Mundo, en vida, familia y soberanía, si logra desprenderse de las mafias, de afuera y de adentro, que la tienen absolutamente sometida como colonia. Para ello deberá volver a tomar conciencia de que, solo sabiéndonos hijos del Padre, podremos jugar como verdadero equipo. Y, lejos de creernos los dueños de todo, demostrar que solo somos hijos del Dueño”.

“Quiera Dios que esta derrota sea el comienzo de una nueva y definitiva victoria. En nosotros está jugarnos el todo por el todo”, concluyó.

ENCUENTRO MUNDIAL CON MOTIVO DEL TERCER ANIVERSARIO DE LA LAUDATO SI
El Vaticano impulsa un "movimiento masivo" para cuidar el planeta

La Santa Sede, preocupada por "el estado de precariedad de la casa común"

Redacción, 03 de julio de 2018 a las 12:40

Naturaleza y Laudato si

Toni Santamaría: "la encíclica nos aporta una perspectiva global e integral a nuestro compromiso cristiano: salvar la creación, es decir, salvar la tierra y salvar a los que la habitamos"

(Abraham Canales).- El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral presidido por el cardenal Turkson, con ocasión del tercer aniversario de la encíclica Laudato si' y preocupado "por el estado de precariedad" de la casa común, convoca un diálogo que pueda atender esta urgencia escuchando "tanto el grito de la tierra como el grito de los pobres", para "distanciarse del paradigma tecnocrático" y de su cultura del descarte e impulsar un gran "movimiento masivo" a favor del cuidado del planeta, según se relata en la convocatoria.

Todo ello con un enfoque ecológico integral que ofrezca respuestas, "líneas de acción concretas y participativas", tanto para implicarnos a nivel personal como colectivamente desde lo local a lo internacional y teniendo en cuenta criterios éticos, económicos, financieros o políticos. El Dicasterio que atiende la "humanidad sufriente" vuelve a priorizar la atención a las víctimas para avanzar en líneas de acción que implique "a todas las personas de buena voluntad".

En opinión de Toni Santamaría, esta convocatoria es especialmente importante para el MMTC, entre otras razones, porque "los miembros de nuestros movimientos viven en países y continentes que sufren directamente el desprecio y la falta de cuidado de la casa común y cargan con sus negativas consecuencias". Junto a esto, "la encíclica nos aporta una perspectiva global e integral a nuestro compromiso cristiano: salvar la creación, es decir, salvar la tierra y salvar a los que la habitamos", añade. El MMTC quiere contribuir al respeto y cuidado del medioambiente, sustrato imprescindible para la vida, consciente de que "las convicciones de la fe ofrecen (...) grandes motivaciones para el cuidado de la naturaleza y de los hermanos y hermanas más frágiles", como ha dicho Francisco.

Encuentro con vistas a una agenda de eventos y cumbres mundiales

La conferencia internacional tiene la voluntad de incidir en próximos eventos mundiales. El plan de acción que se prevé consensuar para el cuidado de nuestra casa común tendrá especial vinculación con seis próximas citas.

La primera de ellas arranca el 1 de septiembre y finaliza el 4 de octubre, como una época privilegiada para orar y comprometerse por el cuidado de la casa común, en lo que se denomina Tiempo para la Creación, un encuentro de movilización ecuménica.

El segundo evento es la Cumbre Global de Acción Climática, en San Francisco, del 12 a 14 septiembre que reunirá a la sociedad civil. La tercera y cuarta, son los Sínodos sobre la juventud y sobre la Amazonía, previstos para el mes de octubre de 2108 y 2019, respectivamente.

En la siguiente escala se sitúa el Encuentro anual del FMI y el Banco Mundial, el mundo de las finanzas tiene previsto reunirse en Bali, del 12 al 14 de octubre. Y por último, la reunión clave del COP 24 de las Naciones Unidassobre el calentamiento global que tendrá lugar en Katowice, Polonia, del 3 al 14 de diciembre.

Salvar nuestra casa común y el futuro de la vida sobre la tierra

Con este título la conferencia internacional seguirá el método "Ver-Juzgar-Actuar", utilizado en la encíclica y que, además, es una seña de identidad de los movimientos de Acción Católica. En la ceremonia de apertura está prevista la intervención del cardenal Peter Turkson; un panel de jóvenes de cinco continentes que expondrán el impacto y los desafíos de Laudato si'. Seguirá un panel de alto nivel con líderes en representación de la sociedad civil. Finalizará esta primera parte con un mensaje de Francisco.

La segunda sesión, partirá del análisis de la crisis socioambiental de nuestra casa común, desde una perspectiva integral a fin de escuchar "el grito de la Tierra y de los pobres" mediante dos sesiones, una en común y otra mediante cuatro grupos de trabajo: uno sobre Cambio climático: ¿Estamos escuchando este grito?; un segundo de Oiko-nomia (economía) para responder si está al servicio de la casa común; un tercero de Iglesias y religiones: ¿En camino de conversión ecológica? Y un cuarto de Comunidades indígenas y Jóvenes: ¿Son escuchadas sus voces? Preguntas que construirán un diagnóstico compartido.

El tercer espacio de trabajo está destinado a "inspirar un movimiento masivo para el cuidado de la Tierra y para actuar juntos". Un actuar con idéntica dinámica de trabajo: sesión común y grupos que den respuestas para aumentar las expectativas hacia la COP 24; en avanzar hacia una nueva economía y con un mensaje explícito para los responsables de las finanzas del mundo que se reunirán en Bali. En implicar a las iglesias y a las religiones a preservar un tiempo para la Creación y para aportar a los próximos sínodos de obispos sobre la juventud y la Amazonía. Junto a las líneas de acción se presentarán una batería de buenas prácticas en diversos ámbitos. Finalizará el encuentro con una audiencia con el papa Francisco. El Pueblo de Dios, que está tomando conciencia de los grandes retos que ante sí tiene la humanidad y de su responsabilidad en las respuestas que el mundo necesita hoy, quiere contribuir al respeto y cuidado del medio ambiente, sustrato imprescindible para la vida, consciente de que "las convicciones de la fe ofrecen [...] grandes motivaciones para el cuidado de la naturaleza y de los hermanos y hermanas más frágiles, como ha dicho Francisco.

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