Solidaridad y misericordia

HOY CUMPLO 44 AÑOS DE SER SACERDOTE EN HUARAZ POR MONSEÑOR FERNANDO VARGAS RUIZ DE SOMOCURCIO  QUE SIENDO ARZOBISPO DE AREQUIPA NOS VISITABA EN PAX CON SU AMOR EUCARISTICO.
DOY GRACIAS  AL PADRE DE LA GLORIA POR LA BENDICION DE JESUCRISTO Y EL ESPIRITU DE AMOR



MUCHAS GRACIAS POR TODA SU BONDAD Y AYUDA CORDIAL QUE PAX SEA OBRA Y  SANADORA Y VIDA DEL SEÑOR DE TODO CORAZON SEAN BENDITOS Y CURADOS EN CUERPO Y ALMA POR JESUS Y LA DULCE VIRGEN MARIA.          UNIDOS CON LA ORACION VIVA HAGAMOS EN LA TIERRA NUESTRO CIELO DE AMOR, PAZ Y SERVICIO EXTENDAMOS EL REINO DE CRISTO POR LA PALABRA DE DIOS Y LA EXTENSION DE SU REINO.

Migración: La única respuesta sensata es la de la “solidaridad” y la “misericordia”

Homilía del Papa Francisco

JULIO 06, 2018 17:15REDACCIÓNPAPA Y SANTA SEDE

(ZENIT – 6 julio 2018).- “Frente a los desafíos migratorios de hoy, la única respuesta sensata es la de la solidaridad y la misericordia; una respuesta que no hace demasiados cálculos, pero exige una división equitativa de las responsabilidades, un análisis honesto y sincero de las alternativas y una gestión sensata” ha puntualizado Francisco en la homilía de la Eucaristía.

Esta mañana, a las 11 horas en el Altar de la Cátedra de la basílica de San Pedro, el Santo Padre Francisco ha celebrado la Misa por los migrantes en el quinto aniversario de su visita a Lampedusa (Italia). Han participado alrededor de 200 personas, entre las cuales refugiados y personal que los atiende.

Sigue la homilía pronunciada por el Papa durante la celebración eucarística:

***

Homilía del Papa Francisco

«Escuchad esto, los que pisoteáis al pobre y elimináis a los humildes […]. Vienen días en que enviaré hambre al país: […] hambre de escuchar las palabras del Señor» (Am8,4.11).

La advertencia del profeta Amós resulta aún hoy de candente actualidad. Cuántos pobres hoy son pisoteados. Cuántos pequeños son exterminados. Todos son víctimas de esa cultura del descarte que ha sido denunciada tantas veces. Y entre ellos, no puedo dejar de mencionar a los emigrantes y refugiados, que continúan llamando a las puertas de las naciones que gozan de mayor bienestar.

Hace cinco años, durante mi visita a Lampedusa, recordando a las víctimas de los naufragios, me hice eco de ese perenne llamamiento a la responsabilidad humana: «“¿Dónde está tu hermano?, la voz de su sangre grita hasta mí”», dice Dios. Ésta no es una pregunta dirigida a otros, es una pregunta dirigida a mí, a ti, a cada uno de nosotros» (Homilía, Visita a Lampedusa, 8 julio 2013). Lamentablemente, las respuestas a este llamamiento ―aun siendo generosas― no han sido suficientes, y hoy nos encontramos llorando a millares de muertos.

El Evangelio que hoy ha sido proclamado incluye la invitación de Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré». El Señor promete alivio y liberación a todos los oprimidos del mundo, pero tiene necesidad de nosotros para que su promesa sea eficaz. Necesita nuestros ojos para ver las necesidades de los hermanos y las hermanas. Necesita nuestras manos para prestar ayuda. Necesita nuestra voz para denunciar las injusticias cometidas en el silencio ―a veces cómplice― de muchos. En efecto, tendría que hablar de muchos silencios: el silencio del sentido común, el silencio del «siempre se ha hecho así», el silencio del «nosotros» contrapuesto al «vosotros». El Señor necesita sobre todo nuestro corazón para manifestar el amor misericordioso de Dios hacia los últimos, los rechazados, los abandonados, los marginados.

En el Evangelio de hoy, Mateo narra el día más importante de su vida, en el que fue llamado por el Señor. El evangelista recuerda claramente el reproche de Jesús a los fariseos, que se dan con facilidad a retorcidas murmuraciones: «Andad, aprended lo que significa “Misericordia quiero y no sacrificio”» (9,13). Es una acusación directa contra la hipocresía estéril de quien no quiere «ensuciarse las manos», como el sacerdote y el levita de la parábola del Buen Samaritano. Se trata de una tentación muy frecuente también en nuestros días, que se traduce en una cerrazón respecto a quienes tienen derecho, como nosotros, a la seguridad y a una condición de vida digna, y que construye muros ―reales o imaginarios― en vez de puentes.

Frente a los desafíos migratorios de hoy, la única respuesta sensata es la de la solidaridad y la misericordia; una respuesta que no hace demasiados cálculos, pero exige una división equitativa de las responsabilidades, un análisis honesto y sincero de las alternativas y una gestión sensata. Una política justa es la que se pone al servicio de la persona, de todas las personas afectadas; que prevé soluciones adecuadas para garantizar la seguridad, el respeto de los derechos y de la dignidad de todos; que sabe mirar al bien del propio país teniendo en cuenta el de los demás países, en un mundo cada vez más interconectado. Es este mundo al que miran los jóvenes.

El salmista nos ha indicado cuál es la actitud apropiada que en conciencia se ha de asumir delante de Dios: «Escogí el camino verdadero, deseé tus mandamientos» (v. 30). Un compromiso de fidelidad y de recto juicio que deseamos llevar adelante junto a los gobernantes de la tierra y a las personas de buena voluntad. Por eso seguimos con atención el trabajo de la comunidad internacional para responder a los desafíos que plantean las migraciones contemporáneas, armonizando con sabiduría la solidaridad y  la subsidiaridad e identificando responsabilidades y recursos.

Deseo concluir con algunas palabras en español, dirigidas particularmente a los fieles que han venido de España.

Quise celebrar el quinto aniversario de mi visita a Lampedusa con ustedes, quienes representan a los socorristas y a los rescatados en el Mar Mediterráneo. A los primeros quiero expresar mi agradecimiento por encarnar hoy la parábola del Buen Samaritano, quien se detuvo a salvar la vida del pobre hombre golpeado por los bandidos, sin preguntarle cuál era su procedencia, sus razones de viaje o sus documentos…: simplemente decidió hacerse cargo y salvar su vida. A los rescatados quiero reiterar mi solidaridad y aliento, ya que conozco bien las tragedias de las que se están escapando. Les pido que sigan siendo testigos de la esperanza en un mundo cada día más preocupado de su presente, con muy poca visión de futuro y reacio a compartir, y que con su respeto por la cultura y las leyes del país que los acoge, elaboren conjuntamente el camino de la integración.

Pido al Espíritu Santo que ilumine nuestra mente y encienda nuestro corazón para superar todos los miedos y las inquietudes y nos transforme en instrumentos dóciles del amor misericordioso del Padre, dispuestos a dar la propia vida por los hermanos y las hermanas, como lo hizo Nuestro Señor Jesucristo por cada uno de nosotros.

Evangelio según San Mateo 9,14-17. 


Se acercaron a Jesús los discípulos de Juan y le dijeron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?". 
Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. 
Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido y la rotura se hace más grande. 
Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, el vino se derrama y los odres se pierden. ¡No, el vino nuevo se pone en odres nuevos, y así ambos se conservan!". 


San Panteno de Alejandría, laico

Conmemoración de san Panteno de Alejandría, varón lleno de celo apostólico, enriquecido con toda clase de sabiduría, conocedor en alto grado de la Palabra de Dios y amante apasionado de la misma, acerca del cual la tradición cuenta que su fe y ardiente caridad le impulsaron a ir a predicar el Evangelio a pueblos desconocidos de lejanas regiones de Oriente, y que al volver finalmente a Alejandría, en Egipto, allí descansó en paz, en tiempo del emperador Antonino Caracalla.

«Cuando di con el último de mis maestros, el primero en realidad por su valor, a quien descubrí en Egipto, encontré reposo. Verdadera abeja de Sicilia, recogía el néctar de las flores que esmaltan el campo de los profetas y los apóstoles, engendrando en el alma de sus oyentes una ciencia inmortal» (Stromata 1,1,11).

Así se refiere Clemente de Alejandría a su maestro Panteno. Esto y lo poco que nos cuenta Eusebio de Cesarea en el libro V de su Historia Eclesiástica (V,10) es todo lo que tenemos sobre él, ya que no hay escritos suyos, y no se sabe a ciencia cierta si puso por escrito su doctrina (Eusebio lo afirma, pero Clemente lo niega), exceptuando la hipótesis de H. Marrou (1951), que opina que Panteno es el autor de la famosa «Carta a Diogneto». De las palabras de Clemente sale la deducción de que era siciliano (aunque no es el único sentido posible de la frase).

Panteno dirigía la escuela catequética de Alejandría, que en sus tiempos era aun una escuela de iniciación cristiana, antes de que Orígenes, el sucesor de Clemente al frente de la Escuela, la elevara a los altísimos niveles a los que llegó, siendo la escuela de Sagradas Escrituras y Teología más famosa e influyente de la antigüedad. Panteno llegó a Alejandría hacia el año 180; había sido filósofo estoico; se desconocen las circunstancias de su conversión, pero no es un hecho raro, ya que muchos pasaban del estoicismo al cristianismo, viendo en éste una perfección del ideal de sabiduría que la filosofía buscaba.

Puesto que dejó la dirección de la escuela a Clemente, y éste, después de haberla dirigido un tiempo, huyó de Alejandría en la persecusión de Septimio Severo (inicios del 200), no se termina de comprender por qué el elogio del Martirologio Romano dice que Panteno murió en época de Caracalla (211-217), que fue posterior a Septimio Severo. El testimonio de Eusebio más bien deja abierto el final de Panteno: «Lo cierto es, al menos, que Panteno, por sus muchos merecimientos, terminaba rigiendo la escuela de Alejandría, comentando de viva voz y por escrito los tesoros de los dogmas divinos.» (HE V,10,4).

Eusebio nos cuenta una curiosa historia sobre Panteno; pero debe tenerse presente que él mismo la recibió de tradición oral, y la refiere más de un siglo después, con todo lo que puede tener de confuso un testimonio así: «Se cuenta, pues, que demostró un celo tan grande por la doctrina divina con su ardentísima disposición de ánimo, que incluso fue proclamado heraldo del Evangelio de Cristo para los paganos del Oriente y enviado hasta las tierras indias. [...] y se dice que fue a la India, donde es tradición que se encontró con que el Evangelio de Mateo se le había adelantado en su llegada entre algunos habitantes del país que conocían a Cristo: Bartolomé, uno de los apóstoles, les había predicado y les había dejado el escrito de Mateo en los propios caracteres hebreos5, escrito que conservaban hasta el tiempo mencionado.» (HE V,10,2-3) En la actualidad se tiende a identificar esta «India» que menciona aquí con el sur de la península arábiga, el actual Yemen, o quizás Etiopía. Eusebio, y luego san Jerónimo, y luego toda la tradición oral hasta hace unos pocos años, encontraba en este pasaje y algunos otros (todos vinculados a la escuela de Alejandría) la confirmación de que había existido un evangelio de san Mateo redactado en hebreo o arameo. Se tiende más bien a pensar que se trata del llamado «Evangelio de los hebreos», o del «Evangelio de los ebionitas», escritos apócrifos perdidos, de los que se conservan unos pocos fragmentos, pero que jugaron ese importante papel de ser precisamente la realidad que confirmaba el imaginario evangelio original en arameo o hebreo de san Mateo del que parece hablar Papías.

Puede leerse la noticia biográfica en el tomo I de la Patrología de Quasten (BAC), o en la entrada correspondiente del Butler-Guinea. Todos remiten a la misma fuente, la Historia Eclesiástica de Eusebio, Libro V, cap 10. que he citado prácticamente entero en este escrito. Sobre la cuestión del evangelio hebreo, cualquier tratado actual sobre los apócrifos del Nuevo Testamento dedicará especial atención a estos testimonios, por ejemplo el «Nuevo comentario bíblico San Jerónimo» (ed. española Verbo Divino, 2004). Sobre la hipótesis de Marrou, he leído la referencia en Quasten, pero ignoro los argumentos, o el nivel de aceptación del que goza en la actualidad.

Oremos 


Dios y Señor nuestro, que con tu amor hacia los hombres quisiste que San Panteno anunciara a los pueblos la riqueza insondable que es Cristo, concédenos, por su intercesión, crecer en el conocimiento del misterio de Cristo y vivir siempre segúnlas enseñanzas del Evangelio, fructificando con toda clase de buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Vino nuevo, odres nuevos

Santo Evangelio según San Mateo 9, 14-17. Sábado XIII de Tiempo Ordinario.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, gracias por este momento de intimidad que puedo tener contigo. Abre mi corazón. Toca mi alma y haz que experimente de tal manera tu amor, que sea capaz de abrirte mi corazón, y contarte, con la sencillez propia de un niño, todo lo que pasa en mi interior. Jesús, sáname el alma, consuela mi corazón herido y haz que llore de rodillas frente a Ti. A Ti, divino médico, a Ti, que sabes bien quién soy verdaderamente, te pido la gracia de mirarme como Tú me ves y de amar a los demás, como Tú los amas. Amén.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Jesús, hoy en el Evangelio, me dices que a vino nuevo, odres nuevos. Me invitas a cambiar de vida, a renacer en Ti. Sabes que soy un odre que ha pasado por muchas circunstancias; he intentado muchas veces contener un vino que no era el mío; vivir una vida que no es la mía, sea porque he buscado que parezca perfecta metiéndome una máscara delante de mis heridas, sea abandonándome a ellas como si nada ni nadie pudiera cambiarlas... he querido vivir vidas que no eran la mía, sueños pasajeros, placeres y amores con fecha de caducidad, que en lugar de añejarse y dejar su buen olor en mí, me han llenado de insatisfacción y del hedor propio de la hipocresía.

No más Señor, te lo ruego. No quiero seguir intentando llenarme de los estereotipos que imagino, de esa supuesta felicidad de comercial que pretende que todo sea perfecto… Basta.

Quiero amarte como soy, servirte con todas mis heridas, con todas mis ganas de amar y ser feliz. Crea en mí, Jesús, un corazón puro, un odre nuevo, capaz de recibir tu amor, madurarlo en lo interior, para luego llegar a gozar con los demás del vino propio de la alegría del Evangelio.

¿Qué significa esto: que cambia la ley? ¡No!. Significa que la ley está al servicio del hombre, que está al servicio de Dios, y para esto el hombre tiene que tener el corazón abierto. La actitud de los que dicen: "Siempre se ha hecho así..." nace de un corazón cerrado. Jesús nos dijo: "Voy a enviar al Espíritu Santo y él os conducirá a la verdad plena". Por lo tanto, si tú tienes el corazón cerrado a la novedad del Espíritu, nunca llegarás a la verdad plena. Y tu vida cristiana será una vida a medias, parcheada, remendada de cosas nuevas, pero sobre una estructura que no está abierta a la voz del Señor: un corazón cerrado, porque no eres capaz de cambiar los odres.
(Homilía de S.S. Francisco,18 de enero de 2016, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy buscaré vivir la caridad en mi vida cotidiana ayudando a alguien de manera oculta.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.


Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.


Amén.

Tiempo de alegría espiritual

El verdadero cristiano es incapaz de vivir al margen de la alegría.


Marcos 2, 18-22. El novio está con ellos


En una ocasión, en que los discípulos de Juan el Bautista y los fariseos ayunaban, fueron a decir a Jesús: «¿Por qué los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan y en cambio los tuyos no?» Jesús les contestó: «¿Pueden acaso ayunar los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Mientras el novio está con ellos no tiene sentido que ayunen. Llegará el día en que el novio les será quitado. Entonces ayunarán. Nadie cose un remiendo de tela nueva a un vestido viejo, porque lo añadido hará encoger el vestido, lo nuevo hará encoger lo viejo, y el desgarrón se hará mayor. Y nadie guarda vino nuevo en odres viejos, porque el vino hará reventar los odres, y se perderán vino y odres. A vino nuevo, odres nuevos».



Reflexión


1.En el Evangelio de hoy, Jesús se enfrenta con los judíos respecto al ayuno. Él no rechaza el ayuno en general, sólo manifiesta su inoportunidad. “¿Pueden ayunar los invitados a bodas, mientras el novio está con ellos? Mientras tienen consigo al novio, no pueden ayunar”.
Los discípulos de Jesús no ayunan, porque Él está con ellos. Deben vivir la felicidad del tiempo mesiánico y festejar al novio. No pueden comportarse como en un día de duelo.


2. Así el Evangelio de hoy es una invitación a la alegría profunda, también para todos nosotros. Y la fuente de tal alegría es la realidad del “Dios con nosotros”.
El verdadero cristiano es incapaz de vivir al margen de la alegría. Por Cristo fue introducido e instalado en la alegría, entregado a la alegría. Por eso, nuestra alegría es la medida de nuestro apego a Dios. Y nuestra negativa al gozo es nuestra negativa a Dios.


3. Pero, ¿nuestra vida diaria está saturada realmente de esta alegría cristiana? ¿Vivimos verdaderamente como hombres, para los que lo más esencial de su vida es el ser redimido por Cristo, el ser amado por el Padre?


Me parece que no cabe duda: estamos lejos de pensar así. Es un idioma que a los propios cristianos nos resulta raro.


Desgraciadamente vivimos en una sociedad que aprecia cosas y personas no por lo que son, sino por lo que producen y cuestan. Cada vez más estamos siendo dominados por una sociedad que se basa en tener más y no en ser más.


Nuestras lamentaciones e insatisfacciones van en torno de las cosas que nos faltan, de las cosas que cada día cuestan más, de las muchas cosas que quisiéramos tener y no podemos lograr.


Nuestra vida se desarrolla en el juego del dolor y de la alegría, del optimismo y del pesimismo, del éxito y del fracaso. Pero seamos sinceros: el dolor, el pesimismo, el fracaso - así como sus contrarios - los clasificamos así según las cosas que alcanzamos o no alcanzamos.


4. Pocas veces pensamos en nuestras riquezas espirituales: que es maravilloso existir, tener la suerte de vivir: que es maravilloso ser cristiano, ser salvado por Cristo; que es maravilloso tenerle a Él como hermano que nunca nos abandona; que es maravilloso tener a la Virgen María que nos acompaña y protege en cada momento; que es maravilloso ser invitado al banquete en la Casa del Padre por toda la eternidad.


En medio de una sociedad que se deja llevar por la pasión de tener más, nosotros debemos esforzarnos por ser más. Pero esto no significa la negación de las cosas, sino verlas a la luz de Cristo, verlas desde su valor relativo y no absoluto. Porque las cosas nos son dadas para su uso, no para su abuso: sólo son medios, nunca fin.


Desde Cristo sabemos que ni las cosas ni la vida terrena son definitivas. Sabemos que estamos de paso, que somos peregrinos en esta tierra. Y el peregrino es aquel que no se instala, que no busca su seguridad en poseer, sino en ser. Es aquel que no busca su alegría en las riquezas materiales, sino en las promesas espirituales de Dios.


5. Queridos hermanos, aprovechemos esta Eucaristía, este banquete de bodas en que el novio divino está con nosotros, para penetrar más en el espíritu cristiano de alegría, de gozo, de fiesta.


Y llevemos esta alegría cristiana también afuera, en nuestra vida diaria, como testimonio de nuestra vocación a la felicidad eterna.


Ofrezcamos especialmente alegrías, no sólo sacrificios y cruces.


¡Qué así sea!

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.


Misa con migrantes y refugiados

El Papa clama contra la cultura del descarte que aplasta a pobres y migrantes


“¡Cuántos pobres son hoy aplastados! ¡Cuántos pequeños resultan exterminados! Son todos víctimas de esa cultura del descarte que en cada vez se denuncia más”, clamó el Papa Francisco durante la Misa por los migrantes celebrada en la Basílica de San Pedro del Vaticano este viernes 6 de julio con motivo del quinto aniversario de la visita del Santo Padre a la isla de Lampedusa.

Ante cerca de las 200 personas, entre los que había numerosos refugiados, migrantes y otros desfavorecidos, el Pontífice quiso recordar de forma especial“a los migrantes y a los refugiados, que continúan llamando a las puertas de las naciones que gozan de un mayor bienestar”.

“Hace cinco años, recordando a las víctimas de los naufragios, durante mi visita a Lampedusa, me hice eco de este permanente llamado a la responsabilidad humana: ‘¿Dónde está tu hermano? La voz de su sangre llega hasta mí’, dice el Señor Dios”.

Francisco explicó que “no se trata de una pregunta que se les plantee a otros: es una pregunta que se me hace a mí, a cada uno de nosotros. Lamentablemente, a pesar de las generosas respuestas, no ha sido suficiente y hoy lloramos a miles de muertos”.

“La aclamación del Evangelio de hoy –continuó– contiene esta invitación de Jesús: ‘Venid a mí todos los que estáis cansados y oprimidos, que yo os aliviaré’. El Señor promete descanso y liberación a todos los oprimidos del mundo, pero nos necesita a nosotros para que su promesa sea eficaz. Necesita nuestros ojos para ver las necesidades de los hermanos y hermanas. Necesita nuestras manos para socorrerlos. Necesita nuestra voz para denunciar las injusticias cometidas ante el silencio de muchos”.

En realidad, matizó el Papa, “debería hablar de muchos silencios: el silencio del sentido común, el silencio del ‘siempre se ha hecho así’, el silencio del ‘nosotros’ siempre contrapuesto al ‘vosotros’. Sobre todo, el Señor necesita de nuestros corazones para manifestar el amor misericordioso de Dios por los últimos, los rechazados, los abandonados, los marginados”.

Por último, señaló que “ante los desafíos migratorios de la actualidad, la única respuesta sensata es la solidaridad y la misericordia; una respuesta que no hace demasiados cálculos, pero que exige una decisión equitativa de las responsabilidades, una evaluación honesta y sincera de las alternativas y una gestión prudente”.

“Política justa es aquella que se coloca al servicio de la persona, de todas las personas interesadas, que prevé soluciones idóneas para garantizar la seguridad, el respeto por los derechos y la dignidad de todos; que sabe mirar al bien de su país teniendo en cuenta el de los otros países en un mundo cada vez más interrelacionado”, concluyó.

Novena a la Virgen del Carmen

Oraciones para cada día de la novena, la puedes hacer tantas veces desees, de manera especial los días previos a la festividad (7 al 15 de julio)

Por la señal, etc.



ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS DÍAS


Dios mío y Señor mío, postrado delante de vuestra Majestad Soberana, con todo mi ser, con toda mi alma y todo mi corazón te adoro, confieso, bendigo, alabo y glorifico. A ti te reconozco por mi Dios y mi Señor; en Ti creo, en Ti espero y en Ti confío. Me has de perdonar mis culpas y dar tu gracia y perseverancia en ella, y la gloria que tienes ofrecida a los que perseveran en tu amor. A Ti te amo sobre todas las cosas. A Ti confieso mi suma ingratitud y todas mis culpas y pecados, de todo lo cual me arrepiento y te pido me concedas benignamente el perdón. Pésame, Dios mío, de haberos ofendido, por ser Vos quien sois. Propongo firmemente, ayudado con vuestra divina gracia, nunca más pecar, apartarme de las ocasiones de ofenderos, confesarme, satisfacer por mis culpas y procurar en todo serviros y agradaros. Perdóname, Señor, para que con alma limpia y pura alabe a la santísima Virgen, Madre vuestra y Señora mía, y alcance por su poderosa intercesión la gracia especial que en este Novena pido, si ha de ser para mayor honra y gloria vuestra, y provecho de mi alma. Amén.


ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS


Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten tu sagrado Escapulario; por lo que su divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre suya, te suplico me alcances de tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para su mayor honra y gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los ángeles, santos y justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo una y mil veces, diciendo: (rezar tres avemarías)


ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS


Virgen santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de tu santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta tu querida Insignia. ¡Oh hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante tu sagrada imagen, y concédenos benigna tu amorosa protección. Te recomiendo las necesidades de nuestro Santísimo Padre, el Papa, y las de la Iglesia Católica, nuestra Madre, así como las de mi nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos.

Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos, cómo ofenden a tu divino Hijo y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.


DÍA PRIMERO


Comenzar con el acto de contrición y la oración.


ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que fuiste figurada en aquella nubecilla que el gran Profeta de Dios, Elías, vio levantarse del Mar, y con su lluvia fecundó copiosamente la tierra, significando la purísima fecundidad con que diste al mundo a tu querido Hijo Jesús, para remedio universal de nuestras almas: te ruego, Señora, me alcances de su majestad copiosas lluvias de auxilios, para que mi alma lleve abundantes frutos de virtudes y buenas obras, a fin de que sirviéndole con perfección en esta, vida, merezca gozarle en la eterna. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


DÍA SEGUNDO


Comenzar con el acto de contrición y la oración.


ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que por tu singular amor a los Carmelitas los favoreciste con tu familiar trato y dulces coloquios, alumbrándolos con las luces de tu enseñanza y ejemplo de que dichosamente gozaron. Te ruego, Señora, me asistas con especial protección, alcanzándome de tu bendito Hijo Jesús luz para conocer su infinita bondad y amarle con toda mi alma; para conocer mis culpas y llorarlas para saber como debo comportarme a fin de servirle con toda perfección; y para que mi trato y conversación sean siempre para su mayor honra y gloria y edificación de mis prójimos. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


DÍA TERCERO


Comenzar con el acto de contrición y la oración.


ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que te dignaste admitir con singular amor el obsequio filial de los Carmelitas, que entre todos los mortales fueron los primeros que en tu honor edificaron un templo en el Monte Carmelo, donde concurrían fervorosos a darte culto y alabanza. Te ruego, Señora, me alcances sea mi alma templo vivo de la Majestad de Dios, adornado de todas las virtudes, donde El habite siempre amado, adorado y alabado por mi, sin que jamás le ocupen los afectos desordenados de lo temporal y terreno. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


DÍA CUARTO


Comenzar con el acto de contrición y la oración.


ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para mostrar tu especialísimo amor a los Carmelitas les honraste con el dulce nombre de hijos y hermanos tuyos, alentando con tan singular favor su confianza, para buscar en ti, como en amorosa Madre, el remedio, el consuelo y el amparo en todas sus necesidades y aflicciones, moviéndoles a la imitación de tus excelsas virtudes. Te ruego, Señora, me mires, como amorosa Madre y me alcances la gracia de imitarte, de modo que dignamente pueda yo ser llamado también hijo tuyo, y que mi nombre sea inscrito en el libro de la predestinación de los hijos de Dios y hermanos de mi Señor Jesucristo. Así Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


DÍA QUINTO


Comenzar con el acto de contrición y la oración.


ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para defender a los Carmelitas, tus hijos, cuando se intentaba extinguir la sagrada Religión del Carmen, mostrando siempre el amor y singular predilección con que los amparas, mandaste al Sumo Pontífice, Honorio III, los recibiese benignamente y confirmase su instituto, dándole por señal de que esta era tu voluntad y la de tu divino Hijo, la repentina muerte de dos que especialmente la contradecían. Te ruego, Señora, me defiendas de todos mis enemigos de alma y cuerpo, para que con quietud y paz viva siempre en el santo servicio de Dios y tuyo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


SEXTO DÍA


Comenzar con el acto de contrición y la oración.


ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que para señalar a los Carmelitas por especiales hijos tuyos, los enriqueciste con la singular prenda del santo escapulario, vinculando en él tantas gracias y favores para con los que devotamente lo visten y cumpliendo con sus obligaciones, procuran vivir de manera que imitando tus virtudes, muestran que son tus hijos. Te ruego, Señora, me alcances la gracia de vivir siempre como verdadero cristiano y cofrade amante del santo escapulario, a fin de que merezca lograr los frutos de esta hermosa devoción. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


DÍA SÉPTIMO


Comenzar con el acto de contrición y la oración.


ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que en tu santo Escapulario diste a los que devotamente lo visten, un firmísimo escudo para defenderse de todos los peligros de este mundo y de las asechanzas del demonio, acreditando esta verdad con tantos y tan singulares milagros. Te ruego, Señora, que seas mi defensa poderosa en esta vida mortal, para que en todas las tribulaciones y peligros encuentre la seguridad, y en las tentaciones salga con victoria, logrando siempre tu especial asistencia para conseguirlo. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


DÍA OCTAVO


Comenzar con el acto de contrición y la oración.


ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que ejerces tu especial protección en la hora de la muerte para con los que devotamente visten tu santo escapulario, a fin de que logren por medio de la verdadera penitencia salir de esta vida en gracia de Dios y librarse de las penas del infierno. Te ruego, Señora, me asistas, ampares y consueles en la hora de mi muerte, y me alcances verdadera penitencia, perfecta contrición de todos mis pecados, encendido amor de Dios y ardiente deseo de verle y gozarle, para que mi alma no se pierda ni condene, sino que vaya segura a la felicidad eterna de la gloria. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.


DÍA NOVENO

Comenzar con el acto de contrición y la oración.


ORACIÓN. ¡Oh! Virgen del Carmen, María Santísima, que extendiendo tu amor hacia los Carmelitas, aún después de la muerte, como piadosísima Madre de los que visten tu santo escapulario consuelas sus almas, cuando están en el Purgatorio, y con tus ruegos consigues salgan cuanto antes de aquellas penas, para ir a gozar de Dios, nuestro Señor, en la gloria. Te ruego, Señora, me alcances de su divina Majestad cumpla yo con las obligaciones de cristiano y la devoción del santo escapulario, de modo que logre este singularísimo favor. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo: Dios te Salve, Reina y Madre de misericordia, etc.
Pedir la gracia particular que se desee conseguir en esta Novena. Terminar con la oración final.
Para saber qué es el Escapulario de la Virgen del Carmen, su historia, el objetivo, las promesas de la Virgen a quien lo lleve, puedes leer Nuestra Señora del Carmen Fiesta y significado del Escapulario.
 
12 consejos que debes tener en cuenta en tu proceso de conversión

Consejos para que afrontes con realismo este lindo proceso de acercarte a Jesús



Quizá fuiste a un cursillo, a un retiro, a un taller; tuviste un momento de oración fuerte o un diálogo que han generado en ti un deseo profundo de conversión y de seguir a Cristo en la Iglesia que Él fundó (católica). Quizá estés emocionado y esperanzado por construir un mundo mejor, y es que regresar (o por primera vez acercarte a los brazos misericordiosos del Padre) ¡es increíble! Sin embargo, hay algunas cosas que debes saber para que no te des contra la pared a la primera y para que no te desanimes en el largo caminar de la fe.

Es por eso que te quiero dar algunos consejos desde mi propia experiencia de fepara que afrontes con realismo este lindo proceso de acercarte a Jesús y dejarte convertir por Él. ¿Te animas a averiguar de qué se trata?

1. Quien cambió fuiste tú, no los demás
Quizá puedas haber decidido comenzar a cambiar muchas cosas en tu vida. Sin embargo, recuerda que tu familia, amigos, conocidos y el mundo en general son los mismos. La ventaja que ahora tienes es que caminas con la certeza de estaracompañado por Dios y ahora ves el mundo entero con otros ojos. Aprovecha eso para no desanimarte.

2. A veces es bueno un cambio de círculos sociales
Por lo mismo que quien ha cambiado eres tú y no los demás, a veces es conveniente cambiar de círculo de amigos cuando estos no te llevan a ser mejor persona y a alcanzar los ideales que ahora persigues. No se trata de cortar tajantemente tus amistades sino de saber tomar distancia ante aquellas que no te llevan a crecer en la meta que ahora sigues.

3. No es obligatorio ser perfecto de la noche a la mañana, es un camino
De hecho es casi imposible (digo casi porque realmente Dios lo puede hacer todo, pero solo unos pocos reciben esa gracia) pero sí es obligatorio luchar todos los días por tratar de ser lo más coherente que puedas con tu fe. El sentimiento de encontrarnos con Dios nos mueve a buscar la conversión, eso es muy bueno, pero recuerda que ésta no se da de la noche a la mañana, es un proceso que te tomará toda la vida. Así que no te desanimes cuando veas que surge en ti el viejo tú con sus defectos, manías, problemas de actitud, etc. No te preocupes, levántate y sigue trabajando en ser mejor.

4. Podrás sentirte tentado a dejar la Iglesia
Claro, estás cambiando de estilo de vida, quizá muchas cosas que antes hacías hoy te das cuenta de que ofenden gravemente a Dios. Muchos, al ver esto, prefieren alejarse de la Iglesia para “callar a su conciencia” y siguen con su estilo de vida de antes. También, dentro de la Iglesia hay personas que no viven de forma coherente con su fe: que eso no te desanime. Cristo nunca prometió que su Iglesia sería perfecta e irreprochable, al contrario, prometió que el trigo y la cizaña estarían mezclados hasta el fin de los tiempos (cf. Mt. 13, 24-52).

5. Recuerda que la fe no es un sentimiento
Habrá momentos en los que te sientas muy bien y que todo sea muy bonito, ¡disfrútalos! Pero también ten en cuenta que habrá otros en los que no sientas nada o peor aún, te sientas desolado. Recuerda que el amor a Dios no se mide por lo mucho o lo poco que sientes. No permitas que la flojera o el desánimo te priven de ir a misa, de orar o de leer un poco la Biblia. Sabrás que tu fe ha madurado cuando los sentimientos no sean tu motivación sino la convicción de amar a Dios simplemente por amarle, aunque no sientas bonito.

6. Crece en la oración
En los retiros se te enseña un método para orar que es muy bueno, pero no te quedes ahí: crece en la oración, aprende formas nuevas. Recuerda ir poco a poco, no establezcas metas pesadas que después te puedan aburrir (esto en todo). Recuerdo que en mi proceso de conversión me propuse hacer 30 minutos de oración y rezar el rosario todos los días, lo cual fue imposible hacer. El espíritu también se debe entrenar, comienza con 10 o 15 minutos al día, en la mañana y en la noche o rezando unos misterios del Rosario, después vas aumentando. Te recomiendo orar con la app deRezando Voy.

7. Quizá tu forma de pensar era distinta a la que la Iglesia te propone ahora
Como sabrás, la Iglesia se opone a temas muy polémicos de hoy en día. Si ello no te agrada, investiga, pregunta. La Iglesia no toma decisiones arbitrarias y tampoco pretende sustituir tu cerebro. Decía uno de mis escritores favoritos, G.K. Chesterton:«Para entrar en la Iglesia hay que quitarse el sombrero, no la cabeza». Sin embargo, ten siempre la certeza de que la Iglesia vela por el bien del ser humano en su totalidad, no solo de sus sentimientos.

8. No hagas del grupo al que te integras un grupo social
Si no te estás integrando a uno, búscalo, pues vivir la fe en comunidad es más sencillo. Pero recuerda que no es un grupo social al cual asistes solamente para hacer amigos o para después irte a cenar, a pasear o a buscar novio/a. Que tu grupo parroquial o movimiento eclesial sea un lugar de encuentro con Dios y una oportunidad de crecer en la fe y de madurar espiritualmente. Haz amistades allí que realmente te lleven a Cristo.

9. Fórmate
El primer mandamiento es amar al Señor con todo el corazón… ¡pero también con toda la inteligencia! Comienza a estudiar la Biblia (poco a poco), a leer el Catecismo de la Iglesia Católica (ahí está todo lo que creemos), busca vídeos en Youtube de predicadores católicos o toma un curso de apologética. Lo que sea que hagas para crecer en tu conocimiento de la fe que comienzas a practicar es bueno. Mucha gente te va a cuestionar. Es bueno poder dar razones de lo que crees. Como te decía en el punto 6, proponte metas sencillas y reales.

10. Persevera, sé constante
No te desanimes: el proceso de conversión es lento. Cae cuantas veces quieras, pero siempre levántate. Para una tarea como la que has empezado, no dejes los sacramentos. Por lo menos la confesión y la comunión. Reza mucho y haz que poco a poco,  Cristo comience a ser el centro de tu vida para que Él camine contigo.

11. Habla de Cristo…
Pero vívelo más de lo que lo predicas. Que en lo que haces, dices, compartes en tus redes sociales, ¡incluso en lo que compras! se note que sigues a Jesús de Nazareth. Hay una frase buenísima que le atribuyen a Francisco de Asís: «Prediquen el evangelio en todo tiempo y de ser necesario usen palabras». Te reto a hacer vida esa frase.

12. Y recuerda… eres católico en todas partes
La fe permea tu vida entera (o debería). A ti que estás comenzando a vivir la fe te exhorto, te ruego, te suplico… no seas católico solamente en tu parroquia, el mundo necesita de ti y de tu ejemplo para saberse amado por Dios.
Espero estas líneas no te desanimen. Si acabas de comenzar tu proceso de conversión y no sabes ni por dónde empezar, sería bueno buscar un director espiritual. Por ejemplo, un sacerdote que te ayude.

PAXTV.ORG