Entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie
- 09 Julio 2018
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Evangelio según San Mateo 9,18-26.
Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se presentó un alto jefe y, postrándose ante él, le dijo: "Señor, mi hija acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá".
Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.
Entonces se le acercó por detrás una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto, pensando: "Con sólo tocar su manto, quedaré curada".
Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: "Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado". Y desde ese instante la mujer quedó curada.
Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo:
"Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme". Y se reían de él.
Cuando hicieron salir a la gente, él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó.
Y esta noticia se divulgó por aquella región.
San Nicolás Pieck
Santos Nicolás Pieck y dieciocho compañeros, mártires
En Brielle, a orillas del río Mosa, en Holanda, pasión de los santos mártires Nicolás Pieck, presbítero, y de sus diez compañeros religiosos de la Orden de los Hermanos Menores y ocho del clero diocesano o regular, todos los cuales, por defender la presencia real de Cristo en la Eucaristía y la autoridad de la Iglesia Romana, fueron sometidos por los calvinistas a toda clase de escarnios y tormentos, concluyendo al fin su combate al ser ahorcados. Son sus nombres: santos Jerónimo de Werta, Teodorico van der Eem, Nicasio de Heeze, Willechadus de Dania, Godefrido de Merguele Coart, Antonio de Hoornaert, Antonio de Werta y Francisco de Rauga, presbíteros de la Orden de Hermanos Menores, y Pedro de Asco van der Slagmolen y Cornelio de Dorestado, religiosos de la misma Orden; Juan Lenaerts, canónigo regular de San Agustín; Juan Coloniense, presbítero de la Orden de Predicadores; Adriano d'Hilvarenbeek, Santiago Lacops, presbítero de la Orden Premostratense; Leonardo Vechel, Nicolás Poppel, Godefrido van Duynen, Andrés Wouters, presbíteros.
Los calvinistas ahorcaron en Gorkum, cerca de Dordrecht, a diecinueve sacerdotes y religiosos, a causa de su fe. Once de los mártires eran Frailes Menores de la Observancia en el convento franciscano de Gorkum. Entre ellos se contaban san Nicolás Pieck, guardián del convento y san Jerónimo Weerden, su vicario. Junto con ellos fueron ejecutados el anciano Juan Van Oosterwyk, canónigo regular de San Agustín, los sacerdotes diocesanos Leonardo Vechel, Nicolás Janssen y Godofredo Van Füynen ; los premonstratenses Adrián Van Hilvarenbeek y Jacobo Lacops, el último de los cuales había sido muy negligente en la observancia religiosa, a pesar de las amonestaciones de sus superiores y, finalmente, el sacerdote diocesano Andrés Wouters, quien pasó directamente de una vida de pecado a la prisión y al martirio. En junio de 1572, el destacamento calvinista antiespañol conocido con el nombre de «Armada de los piratas» se apoderó de la ciudad de Gorkum. Desde el 26 de junio al 5 de julio, los franciscanos y otros cuatro sacerdotes estuvieron a merced de los soldados, los cuales los trataron con increíble crueldad, en parte por odio al catolicismo y, en parte, por el deseo de que revelasen dónde se hallaban escondidos los vasos sagrados. El 5 de julio, el almirante Lumaye, barón de La Marck, dio orden de que trasladasen a los prisioneros a Briel. En cnanto desembarcaron éstos en el puerto, el 7 de julio, fueron conducidos, medio desnudos, a la plaza central. Los esbirros los colocaron de manera que la comitiva simulase una procesión burlesca y los obligaron a cantar las letanías de la Virgen, cosa que los mártires hicieron con gran gozo. Esta tarde y la mañana siguiente, fueron interrogados por los ministros calvinistas en presencia del almirante.
Aunque se les ofreció la libertad a condición de que abjurasen de la doctrina católica de la Eucaristía, ninguno de los mártires cedió. Ese mismo día, el almirante recibió una carta de las autoridades de Gorkum, en la que éstas se quejaban del arresto de los padres, y otra carta del príncipe de Orange, en la que se le ordenaba poner en libertad a los prisioneros. Por otra parte, dos de los hermanos del P. Nicolás Pieck se presentaron a interceder por él. El almirante respondió que pondría en libertad a todos los sacerdotes con tal de que renunciasen a sostener la supremacía pontificia. Los prisioneros se negaron a ello, y los hermanos del P. Pieck no lograron inducir a éste a abjurar de la fe y abandonar a sus hermanos en religión. Poco después de la medianoche, se ordenó a un sacerdote apóstata de Lieja que condujese a los prisioneros a un monasterio abandonado, situado en Ruggen, en las proximidades de Briel.
Ahí se los reunió en un granero, donde había dos argollas que podían servir para ahorcarles. Cuando vieron la ejecución del P. Pieck, quien los había exhortado hasta el último instante a perseverar en la fe, flaqueó por un instante el valor de algunos. Pero es de notarse que éstos no fueron los dos sacerdotes que habían llevado una vida escandalosa, lo cual confirma una vez más que es un grave error juzgar al prójimo y creerse capaz de leer en su corazón. Los diecinueve sacerdotes fueron ahorcados: san Jacobo Lacops fue colgado de una escalera, y los demás de las dos argollas arriba mencionadas. san Antonio Van Willehad tenía noventa años de edad. La ejecución fue una verdadera carnicería. Todos los mártires tardaron largo tiempo en morir, y san Nicasio Van Heeze no expiró sino hasta el amanecer. Los verdugos mutilaron los cuerpos, aun antes de que desapareciese todo signo de vida.
Como los mártires de Inglaterra y Gales, estos sacerdotes dieron la vida por la fe católica en general y, en particular, por defender la doctrina católica de la Eucaristía y de la supremacía del Romano Pontífice. Los cadáveres fueron ignominiosamente arrojados dentro de dos zanjas. En 1616, durante una tregua de la guerra entre España y las Provincias Unidas, los restos fueron desenterrados y trasladados a la iglesia de los franciscanos en Bruselas. Los diecinueve fueron canonizados por Pío IX el 29 de junio de 1867.
Guillermo Estius, el comentarista de la Biblia, que era originario de Gorkum y sobrino del P. Pieck, nos dejó un detallado relato de este martirio; puede verse en Acta Sanctorum julio, vol. II, con otros documentos. Véanse también los relatos modernos de Kronenburg, Spilbeek y Hubert Meuffels. La obra de este último autor, escrita en francés y publicada en la colección «Les Saints» contiene una bibliografía abundantísima.
San Atanasio (295-373), obispo de Alejandría, doctor de la Iglesia Sobre la Encarnación del Verbo, 8-9
«Entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie»
El Verbo, la Palabra de Dios, incorpóreo, incorruptible e inmaterial, vino al mundo aunque tampoco antes se hallaba lejos. En efecto, no había dejado ninguna parte de la creación privada de su presencia porque él, que mora junto a su Padre, lo llenaba todo. Pero se hizo presente abajándose a causa de su gran amor por nosotros, y se nos manifestó... Tuvo piedad de nuestra raza, compasión de nuestra debilidad, y condescendió a compartir nuestra condición corruptible. No aceptó que la muerte dominara sobre nosotros; no quiso ver perecer lo que había comenzado, ni ver fracasar la obra que su Padre había llevado a cabo al crear a los hombres. Tomó, pues, un cuerpo, y un cuerpo que no es diferente del nuestro. Porque no quiso solamente estar en un cuerpo o solamente manifestarse. Si hubiera querido sólo manifestarse, hubiera podido llevar a cabo esta teofanía de manera más poderosa. Pero no: tomó nuestro cuerpo...
El Verbo tomó un cuerpo capaz de morir para que este cuerpo, participando del Verbo que está por encima de todo..., fuera incorruptible gracias al Verbo que permanece en él, y a fin de liberar de la corrupción a todos los hombres por la gracia de la resurrección. El Verbo, pues, ofreció a la muerte el cuerpo que había tomado, como un sacrificio y una víctima sin mancha alguna; y seguidamente anonadó a la muerte librando de la misma a todos los hombres, sus semejantes, por la ofrenda de este cuerpo que los une.
Es justo que el Verbo de Dios, superior a todos, que ofrecía su propio templo, su cuerpo, en rescate por todos, pagara nuestra deuda con su muerte. Unido a todos los hombres a través de un cuerpo semejante al de ellos, es justo que el Hijo de Dios, incorruptible, revista a todos los hombres de incorruptibilidad, según la promesa traída con su resurrección. Porque la corrupción misma, implicada en la muerte, ya no tiene ningún poder sobre los hombres a causa del Verbo que se había hecho una misma cosa con ellos por su cuerpo semejante al de ellos.
Tocar al Señor y dejarnos tocar por Él
Santo Evangelio según San Mateo 9, 18-26. Lunes XIV de Tiempo Ordinario.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Permíteme, Señor, poder tocarte con fe y humildad en este tiempo de oración.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En el momento al que nos refiere el Evangelio de hoy, era extraño pensar que alguien no supiera quién era Jesús, porque al menos la gran mayoría habían escuchado alguna vez algo sobre Él.
Cuando Jesús pasaba, muchos se sentían atraídos hacia Él, algunos quizás por curiosidad, otros para conocerlo, otros para ponerlo a prueba; pero aunque muchos estaban cerca de Él, pocos lo tocaron con fe. Ésa es la verdadera experiencia de Jesús a la que nos invita el Evangelio, tocar al Señor y dejarnos tocar por Él para ser sanados.
Muchas veces vamos a misa, oramos, asistimos a actividades de la Iglesia por costumbre y, aunque estamos cerca de Jesús, no nos damos la oportunidad de tocarlo verdaderamente. Comentarios como: "voy a misa y no me llena, todo sigue igual..." provienen de un corazón que se acostumbró a Dios y quizás no se ha dejado tocar por Él.
La invitación de la Palabra que meditamos hoy es muy clara, dejar de ser de "la multitud" y empezar a tocar a Jesús con fe real y la certeza que sólo Él puede hacer posibles nuestros imposibles. A la hemorroísa le bastó tocarlo para sanar, mientras que en la casa de Jairo, a pesar de que todos se burlaban de Jesús, Él calló y actuó. ¿Por cuál enfermedad física o espiritual necesitamos tocar a Jesús para ser sanados? ¿Por cuántos seres queridos podemos interceder hoy para que sean resucitados a una nueva vida?
Pidamos al Señor la gracia de que la alegría no nos impida creer, la gracia de tocar a Jesús resucitado: tocarlo en el encuentro mediante la oración; en el encuentro mediante los sacramentos; en el encuentro con su perdón que es la renovada juventud de la Iglesia; en el encuentro con los enfermos, cuando vamos a visitarles, con los presos, con los que están más necesitados, con los niños, con los ancianos. Si nosotros sentimos las ganas de hacer algo bueno, es Jesús resucitado quien nos empuja a esto. Y siempre la alegría, la alegría que nos hace jóvenes.
(Homilía de S.S. Francisco, 15 de abril de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy intentaré tener un verdadero rato de oración para hacer mi relación con Jesús más cercana.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino! Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Una muchacha en la flor de la edad
El Señor de la Vida y de la Muerte
El suceso fue muy llamativo. Ocurrió en Cafarnaún, una ciudad grande, y con la hija de un personaje muy conocido, llamado Jairo y que era jefe de una de las sinagogas de la ciudad. Jesús acababa de regresar de la otra orilla del lago y la fama de la curación del endemoniado de Gerasa había corrido más que él. En Cafarnaún le esperaban impacientes, pero más que nadie Jairo, cuya hija de doce años estaba agonizante. Doce años eran la flor de la edad para una muchacha de aquel tiempo. Era entonces cuando se prometían, y muy poco después se casaban. Tal vez los padres tenían ya buscado partido a la pequeña. Y ahora llegaba a desposarla la muerte.
En cuanto la barca de Jesús atracó, el padre angustiado corrió a él. Y esta vez él no se resistió y se puso en camino. Fue entonces cuando ocurrió la escena de la hemorroísa. Para Jairo esta detención fue, al mismo tiempo, una angustia —¡la muchacha podía morirse de un momento a otro!— y una gran esperanza: si Jesús curaba a aquella mujer con sólo tocar la orla de su manto, mucho más podría detener la enfermedad de su hija.
Pero, apenas su corazón se había embarcado en esta esperanza, llegó la amarga noticia: «No molestes más al Maestro: tu hija ha muerto». Jesús oyó la noticia y miró a Jairo. ¿Cómo hablar? ¿Qué decir? Había pasado tan rápido del entusiasmo a la más cruel amargura, que ni las lágrimas llegaban a sus ojos. Fue Jesús quien habló: «No temas. Cree solamente y será salva».
Jairo no entendía nada. Sabía que la enfermedad podía curarse. Pero estimaba imposible que alguien pudiera regresar desde el otro lado de la muerte. ¿O quizá...? Recordó las lecturas de Elías y Elíseo, que más de una vez habían glosado en su sinagoga. Y se agarró a aquel clavo ardiendo.
Cuando llegaron a la casa, oyeron esa algarabía oriental que tanto contrasta con el silencio con que nosotros rodeamos hoy a los muertos. Las plañideras mercenarias —que estaban como cuervos esperando la muerte de la muchacha para ganar unos denarios— habían acudido y mesaban sus cabellos entre gritos, como si tuvieran el corazón realmente desgarrado. Entonaban letanías de elogios a la pequeña. Todos los textos bíblicos parecían haberse escrito para ella. Los tañedores de flauta hacían oír sus aires estridentes y lúgubres.
Apenas se hizo un momento de silencio al ver aparecer en la puerta al apenado padre. Jesús aprovechó este silencio para hablar. «¡Retiraos!», dijo a plañideras y flautistas, que vieron, por un momento, en peligro sus esperadas ganancias. «La niña, añadió, no está muerta, sino dormida». Ahora saltaron las carcajadas de burla. Aquella frase les pareció a todos una broma de mal gusto. El famoso taumaturgo debería tomarse, al menos, la molestia de ver a la muchacha antes de hablar. Lo sabrían ellos, que la habían amortajado con su blanco vestido de novia.
Pero Jesús no se inmutó ante las risas. Con sereno ademán de autoridad, hizo salir a todos de la casa y se quedó solo con los padres de la pequeña y con tres de los suyos. Se acercó entonces al lecho donde la niña «dormía». La tomó de la mano. Jairo pensó que tal vez se tendería, como Elíseo, sobre ella. Pero Jesús nada de eso hizo. No prorrumpió en largas oraciones y conjuros. Simplemente se dirigió a la muchacha en arameo, la lengua familiar de todos ellos, y le dijo: «¡Talitha qumi». Los evangelistas nos han conservado el sonido original de las palabras. Era una llamada en lenguaje cariñoso: Chiquilla, levántate (muñeca, levántate, traducen algunas versiones).
Todo fue así de sencillo. No hubo aspavientos ni gestos dramáticos. Fue como despertar a una persona dormida. La niña se incorporó, y se puso a andar. También esta vez los padres vacilaron un momento. Pero, luego, los abrazos parecían no concluir. Jesús debió de sonreír al ver la escena. Y, entre sonrisas, interrumpió los abrazos. ¡La muchacha estaba tan débil y pálida! «¡Dadle de comer!», dijo. Sólo ahora se dio cuenta de ello la madre. ¿Quién pensaba en eso cuando acababa de recobrarla de la muerte? Pero corrió a preparar algo. Y la muchacha miraba a todos, asombrada, mientras volvía a hacer esa cosa desacostumbrada que era el comer.
«¡Guardad silencio sobre esto!», pidió a los padres. Sabía que no le harían caso. Pero quería que, al menos, le dejaran salir tranquilo de la casa. Pero la multitud que, mientras tanto, se había acumulado a la puerta, entendió, sólo con ver su rostro al salir, que algo enorme había ocurrido allí dentro.
Aquella noche en Cafarnaún la gente tardó mucho tiempo en dormirse. No entendían. Desde hacía meses estaban ocurriendo en su alrededor tales cosas que empezaban a no saber qué era la vida y qué la muerte. Sabían, sí, que aquel extraño predicador era más que lo que parecía. Recordaban a Elías y Elíseo y comparaban. Éste hacía los prodigios con una naturalidad sorprendente. Y no explicaba nada. Les plantaba ante los hechos y se iba. Empezaban a sospechar que por sus calles caminaba alguien que era el Señor de la vida y de la muerte. Y esto les parecía tan hermoso que no se atrevían a creerlo.
Por José Luis Martín Descalzo
Madre de la Iglesia Perseguida
Nuestra Señora de Aradin
Una advocación nueva e icono nuevo, para los cristianos perseguidos
El pasado 12 de junio se inauguró en Nueva York el primer santuario dedicado a los “cristianos perseguidos”, precisamente en un momento de la historia en la que millones de cristianos han tenido que abandonar sus hogares, han muerto, o son discriminados por su religión.
Este pequeño santuario, situado en la parroquia de San Miguel de la ciudad que sufrió los atentados del 11-S, está presidido por un icono de Nuestra Señora de Aradin, definida por el cardenal Dolan, arzobispo de Nueva York, como “Madre de la Iglesia Perseguida”, icono que ya se venera y ante el cual miles de cristianos ya han rezado por sus hermanos en la fe.
Un icono “actual y relevante”
El icono mariano representa a la Virgen María sosteniendo al Niño Jesús vestidos ambos con atuendos tradicionales utilizados en las bodas en Irak. Y para el cardenal estadounidense esta imagen de María es “actual y relevante”.
Precisamente, la imagen de Nuestra Señora de Aradin que preside el santuario fue encargado a un artista que se siente muy identificado con el sentido del santuario. Se trata de Mouthana Butres, un católico siriaco natural de Qaraqosh, en Irak, que tuvo que huir con lo puesto por la llegada de Estado Islámico.
La Virgen, protectora de los cristianos
Ahora el vive exiliado en el Líbano con la esperanza de volver algún día a su casa. “La inspiración que tenía cuando estaba trabajando en Nuestra Señor de Aradin era que la Virgen María era la que estaba protegiendo a los cristianos”, cuenta Butres en Catholic News Service.
El artista católico iraquí afirma que decidió presentar a la Virgen con traje de novia tradicional del área de Aradin, en el norte del país, “para representar que la Virgen María siempre será parte de los cristianos de Irak y que ella es la protectora de los cristianos del país y de todo Oriente Medio”.
Como cristiano perseguido, Butres ha realizado este icono como una misión, no como un encargo más. Él considera que sus iconos, como este de la Virgen, pueden ser un instrumento de oración y de intercesión. Este iraquí está convencido de que las oraciones de las personas que acuden a este santuario en Nueva York y rezan ante el icono de Nuestra Señora de Aradin se unen a las de los cristianos perseguidos. “Me baso en lo que Jesús dijo sobre que donde dos o más se reúnen en mi nombre ahí estará él”, agrega.
El Ave María en siriaco
En sus iconos, Butres a menudo incorpora textos escritos a mano relacionados con la imagen. Lo hace con el objetivo de contribuir a preservar el idioma, el patrimonio y la espiritualidad siriaca. En el caso de este icono mariano, el artista ha incorporado el Ave María en siriaco.
Este católico iraquí nunca olvidará el verano de 2014 cuando los terroristas de Estado Islámico invadieron Qaraqosh. Solamente pudo rescatar un volumen de los miles de la colección de manuscritos de su padre.
El libro, escrito a mano hace 600 años, contiene himnos siriacos y ahora inspira gran parte de la obra de Butres como pintor de iconos. Mientras trabaja, este iraquí canta los himnos que contiene este único ejemplar que pudo salvar.
Orgulloso de su fe y de su pueblo
Se siente orgulloso de su pueblo y de su fe. Cuando los miembros de Estado Islámico les dieron un ultimátum, los cristianos de Irak renunciaron a sus tierras pero no a su fe. “La sangre de las personas que fueron perseguidas es un mensaje más fuerte que cualquier cosa que se pueda transmitir”, afirma.
La introducción de Butres en la iconografía comenzó cuando tenía tan sólo 12 años. Un diacono de la iglesia en Qaraqosh le enseñó el arte antiguo así como fórmulas para producir colores y barnices con productos naturales. Así, por ejemplo, usaba huevos y vino para conseguir tonos de rojo, o cera de abejas para barnizar.
Presume orgulloso como la oración y la formación religiosa eran parte importante de su familia, siriaca católica y muy numerosa. “Vivíamos muy cerca de la iglesia, todos los días al anochecer íbamos a rezar, y el que no participara no cenaba”.
Este amor a la Iglesia ha propiciado también vocaciones en su familia. Una de sus hermanas en monja dominica y uno de sus hermanos varones es sacerdote que sirve actualmente en la diócesis siriaca en Estados Unidos.
Su casa fue totalmente destruida por Estado Islámico. Y actualmente está reconstruyéndose. Y para presidir esta nueva casa, Butres pintó el icono de Nuestra Señora de Qaraqosh, para que la Virgen sea “protectora” de su familia.
María, Reina de las familias, ruega por nosotros
Significado de la Santa Misa
Curso La Eucaristía 6a parte
Significado de la Santa Misa
« Como sea tu Misa, así será tu fe.
Como sea tu fe, así será tu moral.
Como sea tu moral, así será tu vida.
Y como haya sido tu vida, así será tu eternidad»
Mons.Tihamer Toth
La Santa Misa es la celebración dentro de la cual se lleva a cabo el sacramento de la Eucaristía. Su origen se remonta a los primeros tiempos de la Iglesia, en donde los apóstoles y los primeros discípulos se reunían el primer día de la semana, recordando la Resurrección de Cristo, para estudiar las Escrituras y compartir el pan de la Eucaristía.
La Santa Misa es una reunión del Pueblo de Dios y es el medio de santificación más perfecto, pues en él conocemos a Dios y nos unimos a Jesucristo y a toda la Iglesia en su labor santificadora.
Durante la misa nosotros participamos estrechamente en la vida y misterio de Jesucristo, por Él, con Él y en Él, ofreciendo nuestras obras, ofreciéndonos nosotros mismos, pidiendo perdón por nuestros pecados y, con esto, alcanzamos gracias para toda la Iglesia, reparamos las ofensas de otros y rendimos una alabanza de valor infinito porque lo hacemos por medio de Jesucristo.
El hombre con frecuencia tiene poco tiempo para dedicarse a las cosas de Dios. Tiene poco tiempo para conocerlo y entenderlo.
La Iglesia, consciente de este problema y sabiendo que si sus miembros no conocen a Dios no podrá cumplir con la misión que le ha sido encomendada, ha querido asegurar que se le dedique un tiempo a la semana a este conocimiento de las cosas de Dios y ha dado un mandamiento: Oír misa entera los domingos y días de precepto.
Con este mandamiento, la Iglesia asegura que sus miembros conozcan los lineamientos del Fundador y de esta manera "no perderán el estilo", no olvidarán su fin último y se esforzarán por cumplir su labor personal dentro de la Iglesia.
ENCUENTRO DE LA RED INTERNACIONAL POR LA REFORMA ECLESIAL EN ESLOVAQUIA
Católicos de todo el mundo reclaman una Iglesia "más inclusiva, ecuménica y buscadora de justicia"
"Continuaremos apoyando al Papa Francisco en su óptica de reforma, y al mismo tiempo alentaremos nuevos caminos"
Néstor Raúl Juárez, 09 de julio de 2018 a las 12:50
Participantes en el encuentro de la ICRN en BratislavaICRN
Apoyamos firmemente las reformas substanciales que el Papa Francisco está implementando contra la fuerte resistencia entre la jerarquía eclesiástica
(Néstor Raúl Juárez).- Bajo el lema "Reforma de la Iglesia bajo el Papa Francisco: ¿Y adónde vamos desde aquí?", se reunieron 50 miembros de la Iglesia católica en la ciudad de Pezinok, aledaña a Bratislava, capital de Eslovaquia convocados por la Red Internacional por la Reforma Eclesial (ICRN en sus siglas en inglés). Provenientes de 4 continentes y de 18 países, los dos primeros días de debates de esta Conferencia se centraron en la experiencia de la llamada "Iglesia Subterránea", que tras la llamada Cortina de Hierro resistió corajosamente los embates del régimen establecido que unió por la fuerza Chequia y Eslovaquia bajo el régimen comunista. Estas iglesias locales resistieron aisladas de Roma, a pesar de la persecución del sistema gobernante. Así es que estas comunidades para sobrevivir fueron haciendo ciertos cambios como por ejemplo la ordenación de sacerdotes casados, obispos casados y al menos una (o más) mujeres sacerdotisas católicas. Esto le valió una dura reacción de parte de los sectores más conservadores cuando la caída del Muro de Berlín y la restitución del normal diálogo con la Santa Sede. Esta capacidad de resistencia, de firmeza en la fe y de amor a la iglesiaactuó como inspiración para los conferencistas. El ardor por querer no dejar ninguna comunidad sin los sacramentos les hizo, en la práctica el tener que tomar decisiones importantísimas y que iluminan en la actualidad el rumbo de la iglesia pensando en la situación hacia la cual estamos yendo.
"Inspirados por el movimiento de la Iglesia Subterránea nosotros procuramos realizar una Iglesia más inclusiva, ecuménica y buscadora de justicia" dijo al respecto Markus Heil, coordinador nacional del movimiento "Iniciativa de los Párrocos" en Suiza (Pfarrei-Initiative- Switzerland), quien también moderó los trabajos de la conferencia.
Sesión de trabajo en el encuentro de la ICRN
Luego de los días siguientes de debates, los miembros de la conferencia concluyeron que "los movimientos reformistas bajo una estrategia doble, (por un lado) continuaremos apoyando al Papa Francisco en su óptica de reforma, y al mismo tiempo alentaremos nuevos caminos por las cuales los cristianos laicos lideren parroquias como iguales al nivel de las bases", dijo Christian Weisner, miembro de la comisión ejecutiva nacional de Nosotros somos Iglesia Alemania. "Apoyamos firmemente las reformas substanciales que el Papa Francisco está implementando contra la fuerte resistencia entre la jerarquía eclesiástica", agregó.
Como conclusión práctica, los conferencistas escogieron algunos puntos álgidos dentro de las diversas necesidades del pueblo de Dios, a partir de las cuales se formaron comisiones de trabajo. Las temáticas sobre las cuales los miembros del ICRN constituyeron comisiones de trabajo son: Igualdad de las Mujeres en la Iglesia, derechos e inclusión de LGBTIQ, empoderamiento de católicos a reclamar sus derechos fundamentales y responsabilidades, apoyar la creación de nuevos modelos de parroquias y sobre todo comunidades cristianas de vida.
Momento de reflexión en el encuentro de la ICRN