Su corazón está lejos de mí
- 02 Septiembre 2018
- 02 Septiembre 2018
- 02 Septiembre 2018
Un grupo de fariseos de Galilea se acerca a Jesús en actitud crítica. No vienen solos. Les acompañan algunos escribas venidos de Jerusalén, preocupados sin duda por defender la ortodoxia de los sencillos campesinos de las aldeas. La actuación de Jesús es peligrosa. Conviene corregirla. Han observado que, en algunos aspectos, sus discípulos no siguen la tradición de los mayores. Aunque hablan del comportamiento de los discípulos, su pregunta se dirige a Jesús, pues saben que es él quien les ha enseñado a vivir con aquella libertad sorprendente. ¿Por qué?
Jesús les responde con unas palabras del profeta Isaías que iluminan muy bien su mensaje y su actuación. Estas palabras con las que Jesús se identifica totalmente hemos de escucharlas con atención, pues tocan algo muy fundamental de nuestra religión. Según el profeta de Israel, esta es la queja de Dios.
«Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí». Este es siempre el riesgo de toda religión: dar culto a Dios con los labios, repitiendo fórmulas, recitando salmos, pronunciando palabras hermosas, mientras nuestro corazón «está lejos de él». Sin embargo, el culto que agrada a Dios nace del corazón, de la adhesión interior, de ese centro íntimo de la persona de donde nacen nuestras decisiones y proyectos.
Cuando nuestro corazón está lejos de Dios, nuestro culto queda sin contenido. Le falta la vida, la escucha sincera de la Palabra de Dios, el amor al hermano. La religión se convierte en algo exterior que se practica por costumbre, pero en la que faltan los frutos de una vida fiel a Dios. La doctrina que enseñan los escribas son preceptos humanos. En toda religión hay tradiciones que son «humanas». Normas, costumbre, devociones que han nacido para vivir la religiosidad en una determinada cultura. Pueden hacer mucho bien. Pero hacen mucho daño cuando nos distraen y alejan de lo que Dios espera de nosotros. Nunca han de tener primacía. Al terminar la cita del profeta Isaías, Jesús resume su pensamiento con unas palabras muy graves: «Vosotros dejáis de lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres». Cuando nos aferramos ciegamente a tradiciones humanas, corremos el riesgo de olvidar el mandato del amor y desviarnos del seguimiento a Jesús, Palabra encarnada de Dios. En la religión cristiana, lo primero es siempre Jesús y su llamada al amor. Solo después vienen nuestras tradiciones humanas, por muy importantes que nos puedan parecer. No hemos de olvidar nunca lo esencial.
José Antonio Pagola - B (Marcos 7,1-8.14-15.21-23) ´2 de septiembre 2018
XXII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, “B”
(Dt 4,1-2.6-8; Sal 14; Sant 1, 16b-18.21b-22.27; Mc 7, 1-814-15.21-23)
COMENTARIO
Hemos comenzado el mes de septiembre. Para muchos es el retorno de las vacaciones, el momento de reiniciar las tareas acostumbradas con posible síndrome posvacacional.
Durante el tiempo libre, es posible que haya habido algún exceso en la comida y en la bebida y que ahora se desee hacer alguna dieta. Con cierta frecuencia nos llegan noticias de personas muy sensibles y espirituales que se imponen un régimen vegetariano, o se abstienen de ciertos productos alimenticios, sin que sea una prescripción médica, ni haya razón de salud física, pero con esa disciplina intentan lograr un estado de ánimo más sereno y una mente más clara.
La tradición monástica de muchas religiones, también de la cristiana, recomienda la alimentación saludable, y ante todo, la sobriedad. Es práctica religiosa el ayuno y en algunos momentos la abstinencia de carne.
No obstante el beneficio que puede hacer la continencia en la comida, el Evangelio no estigmatiza ningún alimento: “Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre”. Sin embargo, advierte sobre el daño que producen la maledicencia, los malos pensamientos y deseos, que son los que realmente perjudican a la persona.
Un riesgo que siempre se corre cuando se pone énfasis en la ascesis es creerse más perfecto si se la practica. Cabe que se llegue a convertir las dietas en preceptos religiosos para darse uno a sí mismo conciencia de cumplidor. Esta costumbre es engañosa y un tanto pelagiana, como advierten hoy las lecturas: “El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos”.
Si el autocontrol en las comidas es una reacción oportuna y beneficiosa para la salud y significa cierta sensatez, la verdadera sabiduría para un creyente proviene del conocimiento y de la práctica de las enseñanzas reveladas. “No añadáis nada a lo que os mando ni suprimáis nada; así cumpliréis los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy. Ponedlos por obra, que ellos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos”.
Que no nos acontezca la paradoja de ser muy fieles a normas de higiene alimenticia y descuidemos lo más importante: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”.
Dios ve el corazón, no las apariencias
Santo Evangelio según San Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23. Domingo XXII. Ciclo B.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Gracias, Señor, por el don del bautismo, por llamarme a ser santo, por amarme incondicionalmente. Muchas veces no tengo la fuerza para corresponder a la grandeza de tu amor pero, con tu ayuda, confío que lograré vivir aquello que Tú me pides.
Evangelio del día (para orientar tu meditación
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Los fariseos se preocupaban sólo por guardar las normas externas sin detenerse a pensar que los pensamientos y deseos del corazón son los que dan realmente el valor a nuestras acciones. Dios ve el corazón del hombre sin detenerse en las apariencias. No es fácil desapegarse de las opiniones de los demás; es más, muchas veces actuamos por temor a lo que los demás piensan de nosotros y no hacemos aquello que es correcto.
El ser cristiano es una llamada a la santidad, a amar a Dios con todo el corazón. Por eso debo preguntarme cada día, ¿he hecho algo simplemente para complacer a los demás y por eso me he olvidado de hacer el bien?
Si algún día encuentro que la respuesta es sí, debo aceptar que actué hipócritamente. Aun así, Jesús nos ofrece su perdón y su amor, y nos llama a ser valientes y a tomar responsabilidad por nuestras acciones y nuestras intenciones. ¿Estoy dispuesto a seguirlo?
Respondiendo a aquellos fariseos que le habían preguntado, Jesús intenta también ayudarles a poner orden en su religiosidad, a reestablecer aquello que verdaderamente cuenta y aquello que es menos importante. […] El amor da impulso y fecundidad a la vida y al camino de fe: sin amor, tanto la vida como la fe permanecen estériles.
Aquello que Jesús propone en esta página evangélica es un ideal estupendo, que corresponde al deseo más auténtico de nuestro corazón.
De hecho, hemos sido creados para amar y ser amados. Dios, que es amor, nos ha creado para hacernos partícipes de su vida, para ser amados por Él y para amarlo y para amar con Él a todas las demás personas.
(Homilía de S.S. Francisco, 29 de octubre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Antes de dormir, pediré perdón al Señor por todas las veces que no he actuado como Él me pedía.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
EL PAPA VUELVE A PEDIR LA MEDIACIÓN INTERNACIONAL PARA FRENAR LA "CATÁSTROFE HUMANITARIA EN LA AMADA SIRIA"
Francisco, contra los nuevos escribas y fariseos, rigoristas y legalistas: "Hipócritas"
El Pontífice recuerda que "la verdadera religión es visitar a los huérfanos y a las viudas en el sufrimiento"
Jesús Bastante, 02 de septiembre de 2018 a las 12:25
El Papa vuelve a pedir la mediación internacional para frenar la "catástrofe humanitaria en la amada Siria"RD
El Señor nos llama a reconocer lo que es el centro de la experiencia de la fe: el amor a Dios y al prójimo, purificándola de la hipocresía del legalismo y del ritualismo
(Jesús Bastante).- Había mucha expectación en Roma por ver al Papa Francisco. La Ciudad Eterna apareció medio nublada, pero ello no fue óbice para que miles de fieles recibieran con una ovación, y varios "¡Viva el Papa Francisco!", a Bergoglio en un Angelus en el que denunció a los "hipócritas" que, en tiempos de Jesús, y también hoy, "querían desacreditar la autoridad de Jesús como maestro".
No fue una respuesta a nada, el Papa ya ha dicho que no va a dar pábulo a las acusaciones infundadas, pero lo cierto es que el Evangelio de este domingo hizo un nuevo favor al Pontífice que trata de seguirlo con los ojos de Jesús.
Ante los rigoristas, el Papa invocó "la autenticidad de nuestra obediencia a la Palabra de Dios contra toda contaminación mundana o legalista". En el relato evangélico, "escribas y fariseos de dirigen a Jesús, acusando a sus discípulos". La historia, con frecuencia, tiende a repetirse. ¿Cuál era el pecado? "No seguir los preceptos según las tradiciones". Jesús, explicó el Papa, replió con fuerza: "Bien ha profetizado Isaías de ustedes, hipócritas (...). El pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
En vano me rinden culto enseñando doctrinas que son preceptos de hombres¿Cómo acogemos la Palabra de Dios los domingos? Si la escuchamos con la mente y el corazón abierto dará fruto. La Palabra purifica el corazón y nos libra de la hipocresía.#Audiencia#PapaFrancisco @COPE
5:07 - 2 sept. 2018
"Jesús dice palabras claras y fuertes -añadió Bergoglio-: hipócritas es una de las palabras más fuertes, y la pronuncia dirigiéndose a los maestros de las religiones. Hipócritas, dice Jesús". Y es que el Maestro, señaló el Papa, "quieresacudir a los escribas y fariseos del error en que han caído", el de "cambiar la voluntad de Dios dejando de lado sus mandamientos para observar las tradiciones humanas". Aquí, la reacción de Jesús es severa.
"También hoy -añadió Francisco-, el Señor nos invita a huir del peligro de dar más importancia a la forma que a la sustancia, y nos llama a reconocer nuevamente lo que es el centro de la experiencia de la fe: el amor a Dios y al prójimo, purificándola de la hipocresía del legalismo y del ritualismo".
Como también señala en otra lectura de este domingo el Apóstol Santiago, "que nos dice cómo debe ser la verdadera religión: la verdadera religión es visitar a los huérfanos y a las viudas en el sufrimiento, y no dejarse contaminar por este mundo". Una visita que supone "poner en práctica la caridad a partir de las personas más necesitadas, más frágiles y más marginadas, las personas de las que Dios se ocupa. Y nos pide que hagamos lo mismo".
No dejarse contaminar por el mundo "no quiere decir aislarse de la realidad, no", matizó el Papa. "Significa vigilar para que nuestro modo de pensar y actuar no esté contaminado por la mentalidad mundana, la avaricia, la soberbia... Un hombre o una mujer que vive en la mundanidad, en la avaricia, en la soberbia, y cree y se hace ver como religioso, es un hipócrita".
Tras el Angelus, Francisco lamentó, "con dolor", cómo "aún soplan vientos de guerra, y llegan noticias inquietantes de una nueva catástrofe humanitaria en la amada Siria". Frente a ello, renovó el llamamiento a la comunidad internacional, "y a todos los actores implicados, a servirse de los instrumentos de la diplomacia, el diálogo y las negociaciones, en el respeto del derecho internacional, y salvar las vidas de los civiles".
¿Existe la posibilidad de que los Papas sean personas corruptas? ¿La Iglesia registra estos hechos?
Estimado Oscar:
El tema que trata su carta es muy importante. Usted menciona la posibilidad de que los Papas sean personas corruptas, y se pregunta si la Iglesia registra estos hechos.
Cuando Jesucristo estableció su Iglesia, la quiso construir sobre los Apóstoles, aunque se sobreentiende que es el mismo Jesucristo el fundamento último, y que nadie puede poner otro fundamento, como dice la misma Biblia en 1Cor 3,11; pero la misma Biblia nos habla de los Apóstoles como de “columnas” o “fundamentos” o “piedras”, de modo que debemos entender que Jesús ha hecho participar a otros de su oficio – se puede ver como ejemplo Efesios 2,20.
Pero Jesús no hizo que los Apóstoles fuesen “impecables” como lo era él, es decir, que fuesen necesariamente santos.
Le doy un ejemplo útil: el mismo San Pedro, elegido por el Señor para “confirmar a sus hermanos” y pastorear “a sus ovejas”, etc, y habiendo recibido ya la plenitud del Espíritu Santo en Pentecostés, fue reprochado por San Pablo (ver Gálatas 2) porque “fingía”, y fingir en cuestiones importantes como lo que se narra en Gálatas, es un pecado grave; ¡y atención que estamos hablando del Pedro que recibió el Espíritu Santo en Pentecostés! Pues bien, ese mismo Pedro, sin errar en su doctrina, ciertamente cayó en la “corrupción” por su modo de obrar. En el ejemplo que le di, se trataba de que no quería comer con los gentiles, por miedo a los judíos: evidentemente una acción corrupta, que llevaba a gran escándalo a los cristianos; San Pablo se enojó mucho con él y lo corrigió en público; no sabemos la respuesta de Pedro, pero se puede suponer que se arrepintió y cambió su modo de obrar.
Pues bien, si San Pedro cayó en esa corrupción -no de doctrina, como sabemos, pues predicaba el evangelio correctamente; se trataba de una mala acción de él- ¿debemos pensar que Jesús renegó de él? ¿o que el evangelio de Pedro estaba equivocado? ¿o que la oración de Jesús falló cuando, según Lucas 22, 31-32, oró para que la fe de Pedro no caiga? ¿o que la Iglesia de Pedro no era la verdadera? O bien, usando las palabras que usted me pone en su carta, que le dicen los evangélicos, ¿acaso Jesús “ampararía estos hechos”? ¿Amparó el fingir de Pedro? Ciertamente que no; pero entonces, la acción corrupta de Pedro ¿indica que el cristianismo –del cual Pedro era sin duda un exponente principal- estaba equivocado? Es lo que de hecho dicen los evangelistas: como los papas (al menos a veces o muchas veces) se corrompen, luego la Iglesia católica no puede estar avalada por Cristo.
La solución a estas cosas es más sencillo de lo que a primera vista parece, y es esta: Jesús no prometió a ninguno de sus apóstoles, ni siquiera a Pedro, que habrían de ser IMPECABLES. Y la historia nos dice (ahí tiene el ejemplo de Pedro, ¡y habrá tantos otros!) que de hecho los pastores de la Iglesia han cometido pecados, quién más, quién menos. Todos eran (y son) pecadores.
Lo que Jesús le prometió a Pedro, y en comunión con él a todos los pastores de su pueblo, es la INFALIBILIDAD, que es algo totalmente distinto: se trata del don del Espíritu Santo que hace que la Iglesia predique sin error, hasta el último día de la historia, el evangelio trasmitido por el Hijo de Dios, Nuestro Señor Jesucristo; y hay que tener muy en cuenta que la promesa de la infalibilidad (“las puertas del infierno no podrán” contra la Iglesia, etc) se refieren SOLAMENTE a las cuestiones de fe y de moral, y a nada más.
En otras palabras, usted y yo podemos estar tranquilos en cuanto sabemos que el Espíritu Santo no permitirá (lo ha prometido Jesús) que la Iglesia, en cuestiones de fe y de moral, equivoque su enseñanza. Ahora bien, que tal Papa sea un santo, y tal otro un corrupto, no cambia nada. Claro está que el ejemplo de santidad es un testimonio vivo del evangelio, y la “corrupción” no lo es. Dios hubiese podido hacer de su Iglesia una sociedad de ángeles... pero no lo hizo. Es más, “quién dice que no tiene pecado hace a Dios mentiroso”, dice San Juan.
Algo que suelen repetir los evangélicos es que Jesús dijo que “el árbol bueno no puede producir frutos malos”, queriendo decir que los frutos malos de los católicos son una prueba clara de que el catolicismo es un “árbol malo”. Parece muy lógico e irrebatible, pero según ellos lo interpretan es un grosero error. El mejor modo de destruir este sofisma es preguntarle, a cualquier evangélico, si él (o ella) NO TIENEN NINGÚN PECADO. Pues si lo tienen, entonces también el evangelismo es un árbol malo, y si dicen que no lo tienen..., pues bueno, yo diría que con semejante respuesta está todo dicho. 1 Juan 1,10 lo dice de un modo clarísimo: “Si dijéremos que no hemos pecado, lo hacemos á él mentiroso, y su palabra no está en nosotros”. También los versículos siguientes ayudan a entender el contexto (se refiere a los pecados de los cristianos).
Otro ejemplo breve pero eficaz: en las primeras comunidades cristianas se cometían también muchos pecados (ver las dos cartas de Pablo a los Corintios, por poner un ejemplo). Ahora bien, ¿podemos concluir entonces que esas comunidades no estaban avaladas por Jesús, siendo que fueron fundadas por los mismos apóstoles? Ciertamente Jesús no avala el pecado, pero el hecho de que alguien cometa un pecado no quiere decir que la comunidad a la que pertenece sea desaprobada por Jesús.
Lo que Jesús estaba diciendo con eso de los frutos y el árbol era que todo lo bueno viene de Dios, lo malo no viene de Dios. De allí a concluir que la religión cristiana querida por Dios es aquella donde NADIE comete NINGÚN pecado, es un abuso, ¿no le parece? En todo caso, tal religión no existió nunca, ni existe hoy.
La historia de la Iglesia ciertamente tiene numerosos ejemplos de Papas, cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos corruptos; también de Papas, cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos y laicos santos; y más que en cualquier otra religión. Esos no nos espanta NI SE OCULTA en la Iglesia; la Iglesia nunca enseñó que sus pastores eran todos santos (aunque algunos cristianos que no conocen demasiado su fe puede que lo piensen así). Al contrario, sabemos que somos todos grandes pecadores, y que el deseo de santidad y la santidad misma son un regalo de la misericordia de Dios. Ojalá tengamos siempre papas santos (como el actual, que creo yo es un gran santo), pero no necesariamente va a ser así. La potencia de Dios se muestra “en la debilidad”, como misteriosamente lo dejaba claro San Pablo (2Cor 12, 9-10); no confiamos en nuestra santidad, sino en la de Dios. Y si Jesús no quiso que los pastores sean necesariamente santos, pienso que tampoco lo debemos esperar nosotros. ¿Cómo puede ser que un Papa o un obispo sean grandes pecadores? Pues pregúntese primero: ¿cómo puede ser que usted y yo, bautizados, rescatados, nueva creación, nacidos de lo alto y de nuevo "por el agua y el Espíritu", creyentes en Jesús, experimentemos sin embargo todos los días los efectos del pecado? La respuesta es la misma para usted, para mí y para los papas.
Finalmente me pregunta usted si la Iglesia tiene registrados estos hechos (de Papas corruptos): pues bien, nada se oculta. Los hechos están ahí, registrados por la historia. Hay grandes enciclopedias con las vidas de los Papas, que se pueden consultar en las buenas bibliotecas. Todos los documentos pontificios y eclesiásticos en general se guardan en los archivos, abiertos a los historiadores sin restricción por motivos religiosos. La fábula de una Iglesia que "oculta" estos hechos es creación de mentes ofuscadas por el fanatismo. Me gustaría saber de alguna institución que se haga más responsable de su gente y de su historia que nuestra Iglesia.
Dios lo bendiga